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Finlandia

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Finlandia, tierra de lagos plateados y bosques frondosos, tiene uno de los niveles de vida más elevados del mundo. Sin embargo, miles de finlandeses sinceros han buscado y hallado una vida más satisfaciente, algunos aun a riesgo de morir ante un pelotón de fusilamiento.

LA ARMADA del rey de Suecia se acerca a su destino. Tras navegar con rumbo este y cruzar un archipiélago impresionante, los marineros divisan Finlandia, una tierra de bosques interminables, salpicada de lagos cristalinos y con las costas ribeteadas por miles de islas. Este país es todavía un rincón pagano en la Europa del siglo XII, pero los cruzados que van a bordo de la flota pretenden cambiar la situación. El Papa de Roma ansía extender la influencia de su Iglesia, así que ha presionado al rey de Suecia para que invada Finlandia y convierta a toda costa al catolicismo romano a los habitantes de este territorio septentrional que se extiende más allá del círculo polar ártico. La Iglesia ortodoxa oriental (el catolicismo griego), que mediante la influencia de Rusia ha estado imponiendo su control en esta tierra del sol de medianoche, amenaza el poder papal.

Cuenta la tradición que los cruzados no dieron muchas opciones a los habitantes del país: o se bautizaban como católicos o los decapitaban. Así que, después de varias cruzadas, toda Finlandia se convirtió al catolicismo romano, a excepción de algunos territorios del este que permanecieron bajo el control de la Iglesia ortodoxa oriental. Esta situación de predominio de la religión católica continuó hasta el siglo XVI, cuando el rey sueco Gustavo I Vasa cambió la religión de su reino al luteranismo. En 1809 Finlandia se convirtió en un gran ducado autónomo bajo la autoridad del zar de Rusia. Casi cien años más tarde, la luz brillante de la verdad bíblica empezó a penetrar en esta tierra de lagos hermosos y bosques densos.

Finlandia es una de las regiones habitadas más septentrionales. Limita al este y sudeste con la Unión Soviética; al oeste, con Suecia, y al norte, con Noruega.

Aunque se halla más o menos a la misma latitud que Alaska, la influencia moderadora de la Corriente del Golfo en el sudoeste produce veranos bastante agradables, que, sin embargo, no duran mucho. Los lagos permanecen helados gran parte del año, y el suelo está cubierto con un manto de nieve durante muchos meses. Mientras que en verano la temperatura es de unos 20 °C y la luz del día dura casi veinticuatro horas, en invierno puede descender hasta 40 °C bajo cero, y durante algunos meses apenas se ve el Sol. Los rompehielos con casco reforzado tienen que abrir camino a través del agua congelada para mantener el tráfico marítimo fluido todo el año. Los bosques de pinos, abetos rojos y abedules que cubren la mayor parte del país proveen materia prima para una floreciente industria papelera. El país es bastante llano, pues hasta los picos más altos de las montañas de Laponia apenas sobrepasan los 1.300 metros.

La mayoría de los cinco millones de habitantes de Finlandia hablan finlandés, aunque los que viven a lo largo de la costa cercana a Suecia hablan sueco. En el norte habita un pequeño grupo de lapones, cuya lengua, el lapón, está emparentada con el finlandés. El índice de alfabetización de la población figura entre los más elevados del mundo.

Las buenas nuevas llegan a Finlandia

El primer registro de predicación de la verdad bíblica en Finlandia se remonta a 1906, cuando visitó este país la esposa de August Lundborg, el hermano que estaba encargado de la obra de los Estudiantes de la Biblia en Suecia. Él informó: “Si Dios quiere, ella volverá pronto a Finlandia para continuar la obra”.

Ebba Lundborg y otros repartidores (predicadores de tiempo completo) de Suecia colocaron publicaciones en sueco en las regiones costeras del sudoeste de Finlandia, donde en aquellos días la población hablaba principalmente ese idioma. Algunos de los libros escritos por el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, Charles T. Russell, con el tiempo cayeron en manos de la madre de Emil Österman.

Un hombre de negocios encuentra propósito en la vida

Emil Österman, un dinámico empresario de cuarenta y un años que vivía en Turku, planeaba hacer un viaje alrededor del mundo en busca de un propósito en la vida. Cuando leyó los libros que su madre le había dado, su búsqueda empezó a cambiar. En la segunda mitad de 1909, hizo su primera parada en Suecia, donde August Lundborg le entregó más publicaciones bíblicas. Sin embargo, no dio por terminada su vuelta al mundo sino hasta llegar a Londres, donde por fin leyó las publicaciones que había obtenido en Suecia. En seguida se dio cuenta de que había hallado aquello que había estado buscando, así que su sueño de viajar por todo el mundo se desvaneció repentinamente y regresó a casa. A finales de aquel mismo año, 1909, volvió a Suecia y se bautizó. Más tarde, lo dispuso todo para que August Lundborg viniera a Finlandia a predicar.

En el informe de la sucursal de Suecia se alude a Emil con la expresión “un querido hermano”. Allí se decía: “Unos diez repartidores han trabajado con regularidad durante el año. [...] Seis o siete nuevos se han unido a la obra, uno de los cuales es un querido hermano de Finlandia a quien, sin duda, el Señor ha escogido como un instrumento para servir a Su pueblo en ese país. [...] En este momento hay otro hermano finlandés que parece tener la intención de vender su granja y empezar a servir de repartidor”.

¿Quién era el “otro hermano”?

El hermano que quería vender su granja era Kaarlo Harteva. Había nacido en 1882 en el seno de una familia luterana, así que su madre, hija de un ministro de esta religión, le dio una estricta formación religiosa. Kaarlo era enérgico y sincero, y dominaba varios idiomas. Estudió Ingeniería, pero poco después de graduarse, su interés por la religión le llevó a ingresar en la Asociación Cristiana de Jóvenes, donde llegó a ocupar el puesto de secretario. Además, dirigió el Hotel Hospitz, un establecimiento que la Asociación tenía en Helsinki.

En el verano de 1909, mientras estaba en Helsinki por cuestión de negocios, Österman conoció a Kaarlo Harteva y le dio un ejemplar en sueco del libro El plan divino de las edades. Harteva lo leyó con gran interés y entendió que él también tenía que predicar “estas buenas nuevas del reino”. (Mat. 24:14.) Así que en abril de 1910 viajó con Österman a la asamblea de Örebro (Suecia), donde se bautizó. Puesto que había necesidad de oradores, estos dos nuevos hermanos dieron discursos en esa misma asamblea. No se demoraron en hacerse disponibles para la organización de Dios.

‘Únete a nosotros y seremos tres’

Por aquel entonces Harteva se encontró en un tren a un antiguo compañero de estudios, Lauri Kristian Relander, y le testificó con celo sobre las verdades que acababa de hallar. “¿Y cuántos sois?”, le preguntó su amigo, a lo que Harteva contestó: “Por el momento somos dos, un tal Österman y yo; pero si te unes a nosotros, seremos tres”. Sin embargo, en vez de unirse a ellos, se dedicó a la política y llegó a ser presidente de Finlandia entre 1925 y 1931.

Ante los hermanos Harteva y Österman se extendía un vasto campo: tres millones de personas esparcidas por un país con una escasa densidad de población. Su primer objetivo era traducir las publicaciones de la Sociedad al finlandés. Harteva trabajó con diligencia en la traducción del sueco al finlandés del libro El plan divino de las edades y de varios tratados. Österman, por su parte, sufragó su impresión en el otoño de 1910. ¡Qué alborozados estaban de contar con instrumentos más eficaces en la obra del Reino! Con valor y plena confianza en la ayuda del espíritu de Jehová, emprendieron la obra con sus publicaciones recién traducidas.

“Un billete al infierno”

El hermano Österman utilizaba la zapatería que poseía en Turku como depósito de literatura, y además exponía libros en el escaparate. También tenía su propio puesto de libros en un mercado, donde en seguida llamaba la atención de la gente gritando eslóganes.

Para ofrecer el folleto Hell (Infierno) por dos marcos finlandeses, gritaba: “¡Un billete al infierno: un marco para entrar y otro para salir!”.

Los discursos públicos reúnen a multitudes

A continuación, estos dos amigos fieles decidieron emprender una gira para pronunciar discursos públicos. Con ese propósito viajaron al centro industrial de Finlandia, Tampere, y alquilaron el mejor auditorio disponible. Después encargaron prospectos para el discurso, titulado “El magnífico galardón”, y lo anunciaron en el diario. Presentó el discurso el hermano Harteva, mientras que Österman le sirvió de ayudante. Este último explica los resultados en una de sus cartas:

“Una hermana finlandesa se consagró de toda alma y lo simbolizó en el lago Pyhäjärvi. Después se marchó a Vyborg, donde ahora esparce las buenas nuevas como repartidora. Se organizó una clase bíblica en Tampere con cinco o seis personas muy interesadas, que después dejamos al cuidado de Dios. Ahora estamos en Turku. Aquí celebramos nuestra primera reunión pública en finlandés en el auditorio del edificio del Cuerpo de Bomberos, que tiene capacidad para 1.800 asistentes. Al igual que en otros lugares, aquí también tuvo que quedarse fuera casi la misma cantidad de personas.”

Animados por unos resultados tan buenos, los dos repartidores viajaron a Helsinki, la capital, e hicieron los preparativos necesarios para pronunciar un discurso público en el auditorio de la Casa del Pueblo (ahora Casa de los Trabajadores) el 22 de noviembre de 1910. El hermano Harteva era bien conocido en los círculos religiosos de Helsinki, así que muchos ministros y creyentes de varias organizaciones religiosas fueron a oírle hablar movidos por la curiosidad. En su discurso, Harteva desafió a cualquiera del auditorio que fuese capaz de mostrar en público un versículo de la Biblia donde se afirmara que el alma es inmortal. Todas las miradas se clavaron en las primeras filas de la sala, donde estaban sentados los ministros religiosos. Se hizo un silencio absoluto. Entonces leyó Ezequiel 18:4, dio un puñetazo en el atril y exclamó: “¡Así pues, el alma muere!”. Se estaban delimitando con claridad las líneas de batalla entre los líderes religiosos de Finlandia y los defensores de la verdad bíblica. De esta manera se sembró la verdad en la capital, así como en otras dos ciudades principales del país.

Se abre una oficina en Helsinki

Cuando el hermano Russell visitó Estocolmo (Suecia) a finales de marzo de 1911, un grupo de finlandeses acudió a reunirse con él. Luego prosiguieron su viaje a la asamblea celebrada en Örebro (Suecia), donde Kaarlo Harteva tuvo el placer de ver bautizarse a su madre y su tía. También se bautizó un joven llamado Johannes Hollmerus, que más tarde llegaría a ser un valioso colaborador de la Teocracia.

El hermano Harteva regresó a Helsinki y abrió una oficina para dirigir las actividades teocráticas. Él escribe: “Logré alquilar cinco habitaciones en Mikonkatu, 27. Conseguí unos cuantos tablones y trípodes de serrar para que sirvieran de asientos. Desde Mäntyharju me enviaron algunos catres de campaña y ropa de cama. En la habitación principal había una máquina de escribir, un escritorio y algunas sillas y bancos. Se pusieron tres catres de campaña en un cuarto; uno, en otra habitación, y las dos estancias restantes quedaron vacías”. De esta manera empezó a funcionar la oficina en junio de 1911.

El Parque Kaisaniemi se hallaba en el centro de Helsinki, cerca de la oficina. Sobre un montículo de ese parque el hermano Harteva pronunció todos los domingos de aquel verano un discurso público, “los sermones del monte”, como solía llamarlos en tono humorístico y con un brillo en los ojos. Al concluir los discursos, invitaba a la oficina a cualquiera que quisiera mantener una conversación más profunda sobre temas bíblicos. Algunos empezaron a asistir todas las semanas, de modo que se formó un grupo de Estudiantes de la Biblia en Helsinki.

Los primeros tratados y la primera asamblea

Desde el mismo principio el hermano Harteva se dio cuenta de la eficacia de la página impresa. El primer tratado que se publicó llevaba como título Saarnoja kansalle (El púlpito del pueblo), aunque al año siguiente se le cambió el nombre a Puheita kansalle (Discursos al pueblo). Aquellos tratados contenían artículos de la edición en inglés de La Torre del Vigía, así como transcripciones de discursos del hermano Russell traducidos al finlandés. También anunciaban las reuniones y las publicaciones que había disponibles.

En enero de 1912 Puheita kansalle informó: “Cuando se comenzó a publicar el libro El plan divino de las edades en finlandés, alcanzó una gran distribución gracias a los repartidores, los artículos periodísticos y las librerías. Sin embargo, poco después de las navidades de 1910, la situación cambió de modo radical, pues al entusiasmo inicial le siguió una oposición tan fuerte que casi asfixió la obra. Por fortuna, esta situación no duró más de seis meses. Una vez que la ayuda de la prensa y los libreros pareció cesar por completo, Dios empezó a invitar a más obreros a la siega”. A continuación el informe relató que en Helsinki se reunían con regularidad dos o tres veces por semana unos treinta hermanos de habla finlandesa y diez de habla sueca para estudiar la Palabra de Dios.

La primera asamblea de Finlandia se celebró en un auditorio de Helsinki del 29 de marzo al 1 de abril de 1912. Asistieron alrededor de sesenta personas, algunas procedentes de Turku, Tampere, Pori, Vasa, Iisalmi, Kuopio y Parikkala, una muestra de que la verdad ya se había extendido por zonas muy dispersas del sur del país.

El hermano Russell visita Finlandia

Cuando Kaarlo Harteva se enteró de que el hermano Russell planeaba hacer un viaje alrededor del mundo, le escribió pidiéndole que, por favor, incluyera una visita a Finlandia. El hermano Russell aceptó la invitación e informó a Harteva que llegaría a finales de agosto de 1912.

La visita del hermano Russell fue una ocasión emocionante para aquel grupito de hermanos. Se hicieron muchos preparativos a fin de anunciar el discurso público, presentado en la mejor sala de Helsinki, el auditorio del parque de bomberos. Elis Salminen, un fiel siervo de Jehová hasta su muerte, en 1981, era por aquel entonces un jovencito de diez años. Cuenta que los hermanos expusieron unos dibujos del hermano Russell de una altura de más de un piso. “Después de aquello, oía a mis compañeros de escuela decir que se trataba de ese americano que anunciaba religión”, dijo Salminen.

El propio hermano Russell relató su visita en el número del 1 de octubre de 1912 de The Watch Tower: “Durante un par de años dos hermanos finlandeses han estado muy activos en ofrecer la verdad a los que la anhelan. Han traducido tres volúmenes de Estudios de las Escrituras y también el Everybody’s Paper (El periódico de todos), para distribuirlo gratis a sus expensas. Ahora hay unos quince repartidores que llevan la verdad hasta el último rincón del país. Durante la reunión pública, la sala (con capacidad para 1.000 personas) estuvo totalmente abarrotada. Muchos tuvieron que permanecer de pie y otros casi lloraban por no poder entrar en el local. [...] Los hechos muestran que Dios tiene algunos hijos verdaderos en Finlandia, a quienes ahora corresponde el mensaje divino de la cosecha”.

Durante su visita, el hermano Russell autorizó al hermano Harteva a publicar en finlandés la revista La Torre del Vigía a partir del número de noviembre de 1912. Se recomendó ofrecer la nueva revista como regalo de Navidad a parientes y conocidos.

Se esparce el testimonio

Los hermanos Österman y Harteva se encaraban a la dificultad que planteaba llegar a una población dispersa por un vasto territorio de más de 1.000 kilómetros de largo y unos 500 de ancho. ¿Cómo lograrían dar un testimonio eficaz? Con miras a solucionar este problema, el hermano Österman corrió con los gastos de anunciar las publicaciones de la Sociedad en varios periódicos. Por otra parte, Harteva decidió concentrar su atención en pronunciar discursos públicos, que produjeron muy buenos resultados. Ahora bien, ¿cómo organizaría la presentación de esos discursos? Dejemos que él mismo nos lo explique:

“Después de haberme decidido por una ciudad, escribía al editor del periódico más conocido y le preguntaba cuál sería el mejor auditorio de la zona para presentar un discurso público y con quién debería ponerme en contacto para alquilarlo. Una vez obtenida esta información, hacía una solicitud por escrito, y si recibía una respuesta favorable, redactaba y enviaba al periódico un anuncio y le pedía que imprimiera prospectos similares y los colocara entre sus páginas con el fin de que el discurso llegara a ser de conocimiento público. Hecho todo esto, me ponía en camino con algunos libros. Por lo general, los lugares de reunión estaban completamente llenos. [...] En cierta ocasión, cuando intenté entrar en un auditorio, me dijeron que era inútil, así que para que me dejaran pasar, tuve que explicar que yo era el orador. En otra ocasión, eran tantas las personas que deseaban entrar, que la sala se llenó tres veces aquella misma noche, y los interesados se quedaron esperando su turno pacientemente.”

El éxito de estos discursos demuestra el hambre de la verdad que había en Finlandia por aquel entonces. Después de la celebración de la Conmemoración de 1913, se informó que la asistencia por todo el país había sido de 235 personas.

La visita del hermano Rutherford

Durante el verano de 1913 hubo una gran actividad en Finlandia debido a la visita de dos hermanos de la central mundial, A. N. Pierson y Joseph F. Rutherford, más tarde el segundo presidente de la Sociedad. El hermano Rutherford habló sobre el tema “¿Dónde están los muertos? (El punto de vista de un jurista)”. Algunos pensaron que el jurista era el propio Rutherford, pues él era juez, pero en realidad se refería al apóstol Pablo. La conferencia fue un éxito: la asistencia se calculó en más de 2.500 personas, y se bautizaron 33 nuevos discípulos.

A este le siguió otro discurso público en el Parque Kaisaniemi, que el hermano Harteva había usado tiempo atrás. El hermano Rutherford dijo que era su primer discurso al aire libre y que le había parecido una experiencia interesante.

Encuentra la melodía de la verdad

Por fin llegó 1914, el año más esperado. Se percibía una gran excitación en el ambiente, pues durante un lustro se había enfocado la atención en ese año. La eficacia del testimonio se intensificó significativamente en aquel tiempo, pues seis periódicos publicaban con regularidad los sermones del hermano Russell.

Ese año se celebró una asamblea, y los hermanos se preguntaban si sería su última asamblea. Fue motivo de gran alegría el bautismo de 39 nuevos, entre quienes se hallaba Eero Nironen, un joven estudiante de Música de gran talento. Este joven pianista, poeta y lingüista llegó a la sucursal dos años más tarde para trabajar de traductor, y allí continuó su servicio fiel hasta su muerte, el 7 de mayo de 1982.

El Foto-Drama de la Creación

A principios de 1914, Kaarlo Harteva viajó a Londres para asistir a una asamblea en la que el principal orador iba a ser el hermano Russell. Estaba impaciente por solicitar información sobre el Foto-Drama de la Creación, una combinación de diapositivas y películas cinematográficas sincronizadas con discos gramofónicos preparada por la Sociedad. Encargó una copia para Finlandia y entonces viajó con gran entusiasmo a Berlín (Alemania) para producir el Foto-Drama en discos en finlandés.

Los hermanos esperaron ansiosos hasta que por fin se recibió el Foto-Drama en el mismísimo último barco mercante que llegó de Alemania antes de que se interrumpiera todo el tráfico marítimo por causa del estallido de la primera guerra mundial. Cuando se presentó la primera proyección el 9 de agosto de 1914 en el Teatro Apollo de Helsinki, los corazones de este grupito de hermanos rebosaban de alegría. Antes de acabar el año, unos 80.500 finlandeses habían visto el Foto-Drama. ¡Qué tremendo impulso dio a la verdad bíblica!

La revista Ararat

Después de 1914 empezaron a surgir dificultades económicas. La perspectiva de conseguir gloria celestial inmediata parecía desvanecerse y la falta de conocimiento en cuanto a cómo continuar en la fe repercutió negativamente en el espíritu entusiástico de los hermanos. Como consecuencia de esta situación, el hermano Harteva escribió al hermano Russell para preguntarle qué labor tendría que realizar la congregación una vez terminada la cosecha. El consejo que recibió fue mantenerse a la espera y alerta a la dirección divina.

Por aquel tiempo, Harteva y otros hermanos fundaron una asociación cooperativa llamada Ararat, y se esforzaron por aplicar en los negocios los principios del reino de mil años, de manera que no tuviesen que trabajar para firmas mundanas. Harteva animó a los lectores de la edición en finlandés de La Torre del Vigía a unirse a esta asociación, ya que le parecía que los problemas económicos del momento obligarían a dejar de publicar La Torre del Vigía, a la que sustituiría la revista Ararat.

El hermano Harteva en aquel entonces mantenía contactos con el hermano Lindkvist, de Noruega, pues allí se estaban realizando proyectos similares. Aunque los hermanos eran sinceros, pronto se vio con claridad que la publicación de Ararat no se efectuaba bajo dirección divina.

Ahora bien, como el hermano Harteva dedicaba toda su atención a la nueva asociación, Martti Liesi pasó a ser el representante de la Sociedad en Finlandia. La Torre del Vigía continuó publicándose gracias a las contribuciones voluntarias de muchos hermanos.

La reprensión del hermano Russell

En el número de abril de la edición en finlandés de La Torre del Vigía, se publicó una carta pastoral de dos páginas que decía:

“CARTA DEL HERMANO RUSSELL A LOS HERMANOS ESCANDINAVOS. Hermanos Lindkvist y Harteva. Acabo de enterarme de la apostasía de estos dos queridos hermanos y de su relación con un nuevo movimiento llamado ‘Ararat’. [...] ¡Qué triste me siento cuando los veo, según creo, volver la espalda a todo el plan del evangelio! No obstante, me doy cuenta de que no lo han hecho intencionadamente. Creo que ha sucedido lo que tan a menudo ocurría durante la era evangélica, a saber, que sin percibirlo, hombres buenos eran engañados por el Gran Adversario y apartados de la importante obra del evangelio.”

Entonces hizo un llamamiento a los hermanos: “Queridos hermanos, creemos que estos pensamientos son bíblicos y os los exponemos porque demuestran que los pensamientos y planes que ahora tenéis son completamente erróneos, antibíblicos. Vuestra asociación ‘Ararat’ no tiene nada que ver con el rebaño pequeño ni con la obra que ha de realizarse durante la era evangélica de escoger al rebaño pequeño, sino que afirma ser una obra de restauración. Ya os daréis cuenta de que ese tiempo no ha llegado todavía. [...] Os animamos a todos, queridos hermanos en la fe, a volver a la verdad y a la obra que corresponde a esta era”.

Cuando Kaarlo Harteva recibió la carta del hermano Russell, al principio se defendió en su revista, afirmando que tan solo había querido promover la obra del evangelio; pero sus siguientes palabras reflejan una actitud humilde: “Quizás, debido a mi impaciencia e imperfección, he causado sufrimiento a aquellos a los que el Señor tanto ama. Quiero hacer cuanto esté en mi mano por corregir la situación. Creo que todas estas dificultades han tenido un efecto muy positivo en mí”. La asociación ‘Ararat’ se disolvió poco después, y Harteva de nuevo empezó a colaborar en la edición de La Torre del Vigía y a presentar discursos públicos.

Revolución y guerra civil

Finlandia todavía era parte de Rusia y por lo tanto súbdita del gobierno zarista cuando una revolución forzó la abdicación del zar en 1917. Finlandia aprovechó esa oportunidad para declarar su independencia el 6 de diciembre de 1917. En el invierno de 1918 estalló una sangrienta guerra civil en Finlandia entre los “rojos” y los “blancos”, los socialistas y los que no lo eran.

Eero Nironen, que por aquel entonces trabajaba de traductor en la sucursal, nos relata: “La situación en Finlandia era crítica. Debía traducirse El Misterio Terminado con toda rapidez, y por eso me enviaron a mi hogar, en Mäntyharju, un lugar más tranquilo. Al poco de mi llegada, volaron un puente ferroviario cercano. [...] Los “blancos” decidieron efectuar reclutamiento para servicio militar, pero a mí se me eximió por ser corto de vista. Pronuncié discursos públicos y continué con mi trabajo de traducción. [...] Cuando se cortó la comunicación con el sur, me preguntaba si todos mis hermanos habrían ascendido a la gloria y yo sería el único que quedaba”.

No pasó mucho tiempo antes de que el hermano Nironen tuviera que encararse de nuevo a la cuestión militar. Él explica: “Se llevó a cabo un reclutamiento general, y en esta ocasión los requisitos no eran tan exigentes, así que mis problemas de visión no me sirvieron de ayuda. El 25 de septiembre de 1918 me enviaron a la infantería de marina, al cuartel del puerto Katajanokka, en Helsinki. Planeé mi estrategia en armonía con lo que había aprendido en la Biblia y en el volumen sexto de Estudios de las Escrituras. Durante un año estuve realmente en ‘guerra’ debido a mis convicciones. Obtuve el permiso del comandante del batallón para hablar en público a los soldados cuatro domingos”. Con el tiempo se le puso en libertad y pudo reanudar su trabajo de traducción.

Nace una nueva esperanza

A principios de 1919 los hermanos tenían una buena actitud espiritual. Algunos deseaban servir de repartidores, como en el caso de Mikael Aura, un próspero granjero que hacía algún tiempo había dado a la sucursal una considerable ayuda económica. “Si el Señor me considera digno de su obra —decía el hermano Aura⁠—, estoy dispuesto a hacer todo lo que me sea posible. Tengo suficiente fuerza para llevar muchos libros.” Sirvió con lealtad en la sucursal durante muchos años.

Una vez que Kaarlo Harteva recuperó su salud espiritual, volvió a aceptar gustoso mayores responsabilidades. Pronunció los discursos principales en la asamblea que se celebró en Tampere en el mes de agosto y de nuevo se le asignó a llevar la delantera en la obra, así que a principios del año siguiente reemplazó a Martti Liesi, que se separó de la organización de Dios. En el plazo de un año, el número de suscriptores a La Torre del Vigía había aumentado a 2.763 y se habían distribuido más de 61.000 publicaciones. Huelga decir que las congregaciones estaban radiantes de alegría.

‘Millones no morirán jamás’

Cuando el representante de la central mundial Alexander H. Macmillan visitó Finlandia en noviembre de 1920, pronunció el discurso “Millones que ahora viven no morirán jamás” en ocho localidades. Aquel tema inolvidable dio título a muchos de los discursos que se presentaron en aquel tiempo.

Eero Nironen relata: “A veces en un mismo día daba cuatro discursos sobre este tema. Al principio nos parecía que el mensaje era un tanto aventurado, pero como lo había asignado la organización de Jehová, lo publicamos con gran confianza, y ahora podemos ver que se está cumpliendo a una velocidad cada vez mayor”. El tema generó tanto interés, que cuando aquel mismo año se tradujo el folleto Millones que ahora viven no morirán jamás, se imprimieron 50.000 ejemplares con gran optimismo.

Entre tanto, se interesó en la verdad un hombre de negocios muy conocido en Pori, Kaarlo Vesanto. Tiempo después mandó que le construyeran una casa y contrató a un grupo de pintores para que rotularan con letras grandes en una de las paredes exteriores el tema ‘Millones jamás morirán’. Uno de los pintores que hizo el trabajo fue Antti Salonen. Él recuerda: “Fue el encargo más peculiar que jamás había tenido. Me preguntaba qué querría decir aquello”. Llegó a descubrirlo, y, como consecuencia, se bautizó. Posteriormente sirvió durante varios años en la obra de circuito. Ahora es precursor especial en Pori, y mantiene la misma disposición excelente de siempre.

Amenaza de cisma interior

A comienzos de la década de los veinte empezó a manifestarse un espíritu de inquietud y surgieron preguntas sobre qué conducto utilizaba Jehová para transmitir la verdad bíblica. Algunos hermanos de la congregación de Helsinki fundaron un “círculo de hermanos”, al que solo podían pertenecer los varones, con el objetivo de estudiar la verdad en profundidad. Ese noble propósito, sin embargo, se tornó pronto en una suspicaz búsqueda de errores en las enseñanzas de la Sociedad. Criticaban sus sugerencias sobre participar en el servicio del campo, pues pensaban que la obra de predicar ya había concluido. Algunos hermanos peregrinos prominentes llegaron a dar discursos en los que apoyaban la idea de que el conducto de la verdad bíblica había cesado con la muerte del hermano Russell.

Esta situación llegó a ser particularmente grave en Helsinki, donde un grupo se separó de la Sociedad y comenzó a publicar su propia revista y a celebrar sus reuniones. No obstante, con el paso del tiempo, este grupo se fue extinguiendo. Estaba claro que no contaba con el apoyo de Jehová.

Los informes indican que tan solo en Helsinki dejaron la verdad 164 personas. El número de abril de 1922 de The Watch Tower hizo un llamamiento a la reconciliación: “Tendemos la mano de la fraternidad a los queridos amigos que nos han dejado y que, como consecuencia, se han sentido turbados. Por favor, ¡vuelvan con nosotros!”. Muchos de los desasociados estaban confusos, pero cuando al fin entendieron que se necesitaba una organización progresiva, la mayoría de ellos regresaron.

Un atleta cambia de carrera

En 1919 un joven finlandés llamado Otto Mäkelä estableció un nuevo récord nacional de atletismo en la distancia de 3.000 metros. Ese mismo año escuchó un discurso que el peregrino Viljo Taavitsainen pronunció en su ciudad natal. Cuánto atrajo la verdad a este pequeño pero infatigable corredor, tanto que decidió cambiar de carrera. Se bautizó, y en marzo de 1921 emprendió la obra de peregrino. Sirvió de superintendente de circuito durante décadas, y tuvo la reputación de ser un excelente maestro hasta el mismo fin de su carrera terrestre, en 1985. *

Sus experiencias llenarían muchos libros. Acompañémosle en un viaje de unos cien kilómetros desde Iisalmi hasta Kärsämäki: “Partí hacia las siete de la mañana con la intención de llegar a mi destino a tiempo para el discurso público programado para las siete de la tarde. Aunque estuve viajando todo el tiempo, no llegué hasta las nueve de la noche. Había varias posadas en el camino, y cada cochero solo me llevaba hasta la siguiente posada. Cuando les pedía que me llevaran en su coche hasta el próximo lugar lo antes posible, se dirigían con toda la calma al bosque a atrapar un caballo, luego tenían que darle de comer y beber y finalmente ellos mismos también debían comer. No se daban ninguna prisa, pues yo no les parecía un viajero importante o de mucha categoría”.

Se extingue el fuego del infierno en Laponia

Jalmari Niemelä nos habla de su obra como peregrino más allá del círculo polar ártico: “Llovía mucho cuando salí de Rovaniemi. Comencé el viaje en bicicleta, y aquel día solo recorrí 70 kilómetros. Pasé esa noche en una posada, y al día siguiente pedaleé alrededor de 20 kilómetros hasta llegar a un pueblo, donde decidí parar para predicar las buenas nuevas del Reino. Abarqué todo el pueblo durante el día y al anochecer di un discurso público. [...] Como llevaba algunos folletos Hell (Infierno), pensé en explicar en cada reunión qué era el infierno”.

En el camino de Sodankylä a Ivalo, pudo hablar con algunos lapones. “Cuando coloqué los folletos Hell y Distress, un anciano preguntó: ‘¿Es que se han vuelto tan sabios los del sur que han extinguido el fuego del infierno?’.”

La revista Golden Age infundió mucho ánimo en los hermanos en aquellos primeros días de actividad creciente. Sin embargo, no estaba disponible en finlandés, por lo que un hermano tuvo la bondad de donar fondos para su impresión. Empezó a publicarse a partir de 1922 y para finales de ese año ya tenía 6.233 suscriptores, un reflejo de la popularidad que alcanzó. Por esas fechas a La Torre del Vigía estaban suscritas 2.244 personas.

Testificación en esperanto

El que el hermano Harteva dominara varios idiomas fue de gran utilidad para la obra de predicar en Finlandia desde su mismo comienzo. Él había aprendido esperanto, un idioma creado a finales del siglo XIX con el propósito de promover la comunicación internacional y hablado por más de un millón de personas de diferentes lugares de la Tierra. El hermano Rutherford le dio autorización para traducir al esperanto el libro Millones, que se publicó en 1922 en Helsinki, justo antes de un congreso de esperantistas en el que el hermano Harteva pronunció un discurso con ese mismo tema. A partir de entonces ya se podía ofrecer la verdad a las personas que hablaban este idioma, algunas de las cuales habían venido de Estados Unidos, China, Japón, Argelia, Australia, Argentina, Brasil y otros países.

Kaarlo Harteva pronunció discursos en esperanto en doce ciudades europeas. El que dio en Budapest se tradujo al húngaro con el permiso del comandante de la policía. Más tarde, Rutherford envió a Moscú a un hermano de la central mundial para que junto con Harteva averiguara qué posibilidades había de predicar las buenas nuevas del Reino allí. La respuesta de los moscovitas fue escasa, pero el hermano Harteva contactó con los esperantistas de la ciudad y les dejó una buena cantidad de publicaciones teocráticas.

Nueva sucursal de propiedad

Por más de diez años la sucursal había estado situada en instalaciones inadecuadas debido a la falta de espacio. El número de mayo de 1923 de The Watch Tower comunicaba esta buena noticia: “El Señor ha bendecido el celo de algunos hermanos que han ofrecido en Su altar todo lo que tienen, de manera que en este tiempo en que escasea el alojamiento, ha sido posible conseguir un nuevo apartamento para la sucursal. Había tan poco espacio en el anterior que casi todos los trabajadores tenían que vivir repartidos por la ciudad”. La nueva dirección era Temppelikatu, 14. En la planta baja había una librería, donde podían celebrarse las reuniones, y arriba estaban las viviendas. Se creó un fondo que permitió que se comprara la propiedad.

Cuando el hermano Rutherford visitó la asamblea de Örebro (Suecia) en mayo de 1925, anunció que se iba a abrir una oficina en Copenhague (Dinamarca) para el norte de Europa, que supervisaría la obra en Dinamarca, Suecia, Noruega, Letonia, Lituania, Estonia y Finlandia. No obstante, la sucursal de Finlandia continuaría como hasta entonces. La Torre del Vigía informó: “Se ha pedido a un hermano de Londres, el hermano Dey, que acepte el cargo de representante de la Sociedad y director general de la oficina del norte de Europa. [...] El hermano Dey renuncia a un importante puesto en el gobierno de Londres para entrar al servicio del Rey de Reyes”. Las visitas regulares de este hermano fortalecieron la actividad en Finlandia, de la misma manera que lo han hecho en años recientes las visitas de los superintendentes de zona.

La apertura de la oficina del norte de Europa supuso que hubiera una mejor comunicación a nivel internacional entre los Testigos. Por ejemplo, la asamblea de Helsinki de junio de 1927 marcó un hito, pues fue la primera asamblea general nórdica. Asistieron los directores de los siete países que supervisaba la oficina del norte de Europa, y los discursos se pronunciaron en inglés, sueco y finlandés.

Se radia la verdad en Estonia

En la asamblea de Helsinki de 1927, el hermano Dey habló de la necesidad de que se trasladaran a Estonia misioneros finlandeses. Como el idioma estonio tiene muchos lazos comunes con el finlandés, los hermanos de Finlandia lo aprendieron en seguida y así pudieron ayudar a los estonios interesados. Dos jóvenes repartidoras, Irja Mäkelä y Jenny Felt, respondieron al llamamiento y viajaron a Tallin. Al poco tiempo se reunieron con ellas varios finlandeses más, entre ellos la hermana Kerttu Ahokas, que se había bautizado en 1919 y que más tarde trabajó fielmente en la sucursal hasta su muerte, acaecida en 1989.

Por aquel entonces los discursos públicos del hermano Rutherford se transmitían por radio en todo el mundo. ¿Podría tener la Sociedad una emisora de su propiedad en Finlandia? El permiso fue denegado. Sin embargo, la emisora de Tallin (Estonia) radió hasta Finlandia la conferencia pública que presentó el hermano Dey en la asamblea celebrada en esa ciudad en 1929.

Aquello marcó el comienzo. A partir de entonces la emisora de Tallin accedió a emitir todos los domingos discursos en finlandés y, de vez en cuando, en inglés, estonio, ruso y sueco. A partir del otoño de 1930, fue posible transmitir los discursos directamente desde la sucursal finlandesa, gracias a una conexión telefónica entre la emisora de Tallin y la sucursal. Esta situación continuó hasta septiembre de 1934, cuando apareció la siguiente noticia: “A causa de la intolerancia del clero y del ataque violento y calumniador que ha lanzado desde los periódicos de Tallin, el gobierno estonio ha expropiado la emisora de la ciudad a la empresa privada que la administraba y ha prohibido nuevas emisiones de las conferencias del juez Rutherford”.

Aunque a principios de la década de los treinta no era fácil obtener visados permanentes en Estonia, algunos Testigos pudieron permanecer en ese país hasta la segunda guerra mundial, como en el caso de Miina Holopainen, que fue a Estonia en 1931 y sirvió allí durante trece años. Cuando se estaban trazando las líneas de batalla entre la Unión Soviética y Alemania, la deportaron en tren a Siberia. Durante el viaje una bomba hizo impacto en su vagón, y la explosión la lanzó a gran distancia de las vías. En seguida volvieron a meter a los supervivientes en el tren, pero Miina pasó inadvertida tumbada detrás de un montón de leña hasta que el tren reanudó la marcha. Entonces la llevaron al Hospital de Tartu (Estonia), ya que había sufrido lesiones graves en las piernas. Durante su estancia allí pidió en oración a Jehová que la ayudara a recuperarse lo suficiente como para poder volver a participar en el servicio del campo. Y, en efecto, se recuperó, regresó a Finlandia y continuó sirviendo de precursora por muchos años.

Nuevo nombre, nueva prensa y nueva sucursal

Durante años se nos había apodado erróneamente “Hartevitas” y “Russelistas”, pero tampoco éramos solo “Estudiantes de la Biblia”. ¿Cómo se nos debería llamar? Mikael Ollus lo descubrió de modo sorprendente. “Fue muy emocionante —nos cuenta⁠— cuando cierto día de 1931 Eero Nironen y yo nos pusimos a estudiar la revista The Messenger que contenía las últimas noticias de la asamblea de Columbus (Ohio). Vaya sorpresa nos llevamos al percatarnos de un artículo que enumeraba las razones que habían impulsado a nuestros hermanos a adoptar un nuevo nombre: ‘testigos de Jehová’. Jamás olvidaré aquel momento.” Por fin teníamos un nombre que nos identificaba con claridad. En Finlandia se aceptó con entusiasmo.

Aquel mismo año, Finlandia también recibió su primera prensa, que se instaló en el sótano de la sucursal. El hermano Harteva escribió lo siguiente al respecto: “El sonido de la prensa parece música a nuestros oídos, pero ha causado terribles heridas en los del adversario, y de buena gana nos habría echado de la casa a nosotros y a nuestra maquinaria”. En 1932 la pequeña imprenta produjo a todo ritmo setecientos mil artículos de material impreso, aproximadamente un millar por publicador.

Ahora se necesitaban instalaciones más amplias. Los hermanos encontraron un terreno adecuado junto a un parque encantador, y allí empezaron a construir la nueva sucursal en la primavera de 1933. En el primer piso se encontraban la imprenta, el departamento de composición, el Salón del Reino y el almacén de literatura. Las oficinas, la cocina y el comedor estaban situados en el segundo piso, mientras que las viviendas se hallaban en el tercero. La dirección de esta nueva sucursal —Väinämöisenkatu, 27⁠— llegó a ser muy conocida entre los hermanos durante las siguientes tres décadas.

“Las piedras claman”

Hacia finales de la década de los treinta, el hermano Harteva grabó en discos los sermones de Rutherford en finlandés. ¿Por qué en discos? Porque así se podía aprovechar una invención muy reciente: el gramófono portátil. Este aparato tenía que usarse en la actividad de casa en casa y en las revisitas. En la sucursal se instalaban las piezas del gramófono en maletines fabricados por los hermanos. “Las piedras claman” era el lema que utilizaban los Testigos al salir al servicio del campo con sus aparatos “parlantes”.

Se recibió un suministro de altavoces nuevos tan potentes que los hermanos los llamaban “unidad de artillería sonora”. Leo Kallio relata: “El mismo día que había planeado ir a la playa con mi esposa y mi hijito, llegó en el correo una carta en la que se me recordaban los planes de utilizar los grandes altavoces para tocar discos en la playa, donde se esperaba que más de doscientas personas presenciaran la hoguera del solsticio de verano, un legado del paganismo. No fue fácil tomar esta decisión, pues mi carne se oponía tenazmente. Expuse la cuestión a Jehová en oración, prometiéndole que si conseguía introducir los altavoces en el autobús atestado de gente, algo que me parecía imposible, lo tomaría como prueba de que se bendecirían mis esfuerzos. Y lo conseguí, aunque algunos pasajeros se quejaron.

”Cuando empezó a llegar la gente, escondimos los altavoces detrás de un montón de maderas que había en el cruce de carreteras. Cerca de allí había una sala de baile, pero todos dejaron de bailar y fueron a la playa en cuanto encendieron la hoguera. Una vez que todo el mundo se había aproximado al fuego, puse un disco de música. Fue tan inesperado, que todos se olvidaron de la hoguera y se volvieron hacia el montón de maderas para ver de dónde procedía el sonido. Expliqué lo que pretendía hacer a un policía que había llegado para vigilar el baile y que se acercó a mí. Asintió con la cabeza, así que pude poner los discos del discurso. Contenían golpes muy duros contra la religión falsa, por lo que causaron bastante alboroto entre los oyentes.

”Cuando se oyó el nombre Jehová, un grupo de jóvenes se agruparon en torno a mí y mascullaron: ‘Vamos a tirar esos altavoces al lago’, pero el policía les lanzó una mirada severa. Para entonces alguien había llamado al jefe de la guardia rural, así que rápidamente puse un disco de música. El jefe de la guardia quería saber quién le había molestado en plenas fiestas estivales, y después de ver al risueño policía, se marchó enfadado. Con la ayuda del policía conseguimos meter los altavoces en el autobús sin sufrir daño alguno.”

La obra con el gramófono alcanzó su apogeo en 1938, cuando había 309 aparatos en funcionamiento y, según los informes, se presentaron 72.626 discursos a una audiencia de 151.879 personas. ¡‘Las piedras clamaron’ de verdad!

Se disuelve la sociedad

El 30 de noviembre de 1939 las tropas de la Unión Soviética invadieron Finlandia y así estalló la llamada “guerra de invierno”. Los enfrentamientos duraron más de tres meses. En junio de 1941 Finlandia se vio abocada a la “guerra de continuación” como aliada no oficial de Alemania. La guerra fue la causa de que hubiera más dificultades en la producción y distribución de alimento espiritual y de que se interrumpiera la comunicación con las oficinas centrales. A pesar de esto, fue posible conseguir algo de alimento espiritual durante los cinco años de conflicto a través de la neutral Suecia. Pues bien, ¿qué efecto tuvo esta situación en la actitud de las autoridades hacia nuestra pacífica obra?

Al amparo del histerismo bélico y el creciente espíritu nacionalista, opositores del Reino instigados por el clero presionaron al gobierno para que aplastara la actividad de los Testigos. El 18 de enero de 1940, el Ministerio de Justicia decretó la confiscación de los folletos Government and Peace y Freedom for the Peoples. Cuatro meses más tarde, el 28 de mayo de 1940, un tribunal decretó la disolución de la Sociedad Watch Tower finlandesa después de una prolongada batalla legal.

Publicadores de la Teocracia

Los hermanos presentían que el fallo iba a ser desfavorable, por lo que el 13 de abril de 1940 tomaron la precaución de vender todos los bienes de la Sociedad a una compañía editora recién formada, que recibió el nombre de Kustannusosakeyhtiö Vartiotorni (Compañía Editora Watchtower). De modo que cuando las autoridades se decidieron a confiscar las propiedades de la Sociedad, descubrieron, para su consternación, que ya no había ninguna propiedad que confiscar.

El 15 de febrero de 1940, antes de este ataque contra la Sociedad, ataque ya esperado, los hermanos también habían fundado una asociación no registrada llamada Publicadores de la Teocracia, que se ocupó de todas las actividades después de que el tribunal disolvió la Sociedad Watch Tower de Finlandia.

Con todo, los hermanos no se amedrentaron en modo alguno. Pese a todos los obstáculos, alquilaron el Estadio Olímpico de Helsinki, donde, según se programó, el hermano Harteva presentaría el 23 de agosto de 1940 un discurso titulado “El Reino que no se puede mover”, para el que se distribuyeron unas 78.000 invitaciones. Sin embargo, esta actividad no pasó inadvertida a los opositores, y las autoridades prohibieron el discurso justo antes del comienzo. No obstante, se entregó el manuscrito a los principales diarios del país, y así pudieron leerlo más de un millón de personas (casi un tercio de la población).

Aunque la mayoría de las autoridades finlandesas no se oponían activamente a nosotros, debe recordarse que Finlandia era aliada de Alemania, y algunos funcionarios habían adoptado tendencias nazis. Los elementos extremistas lanzaban repetidas veces acusaciones falsas contra la organización, y, como consecuencia, la asociación Publicadores de la Teocracia también fue disuelta por orden judicial el 17 de abril de 1941.

Se utilizan publicaciones a pesar de la proscripción

Cuando quedó claro que la policía iba a confiscar las publicaciones almacenadas en la sucursal, se envió la mayor parte a los hogares de varios hermanos. Como la policía no intentó incautar las publicaciones que estaban en posesión de los hermanos, tuvimos bastantes escondidas para utilizar en el campo.

Otto Mäkelä nos narra un incidente ocurrido en Kotka en el que se vio implicada la hermana Hilma Sinkkonen: “Esta hermana mayor colocaba los libros de Rutherford aunque estaban prohibidos. En una ocasión, visitó por casualidad la casa del capitán de la guardia nacional, cuyo trabajo era asegurarse de que se respetaba la prohibición. El capitán se puso agresivo porque le parecía que eso era el colmo de la insolencia. Agarró un fusil y apuntó a la hermana, ante lo que ella respondió con calma: ‘Espere un momento a que me ponga enfrente de la estufa, no sea que haga un agujero en la pared’. El capitán bajó el fusil y exclamó asombrado: ‘Ninguno de mis soldados es tan valiente como usted, señora. Siéntese y explíqueme sus creencias’. El testimonio que recibió acerca de la verdad le causó una impresión tan profunda, que a partir de entonces no se volvió a molestar a los publicadores en aquel lugar”.

Harteva detenido

Como Kaarlo Harteva tenía una papel muy activo en la obra, las autoridades dirigieron sus acusaciones directamente contra él. Debido a esto, le pareció conveniente pasar más inadvertido, de manera que Toivo Nervo fue nombrado editor de la revista Jumalan Valtakunta (El Reino de Dios), sucesora de La Atalaya, por entonces proscrita. A este hermano le sucedió en 1941 Pentti Reikko, mientras que Mikael Ollus pasó a ser el editor de Consolación.

A pesar de esto, las autoridades seguían viendo en Kaarlo Harteva el hombre clave de los Testigos. Fue detenido el 12 de junio de 1942 mientras se preparaba para ir a pronunciar el discurso de funeral de su tía, Aunes Salmela. Le retuvieron durante tres semanas y después le pusieron bajo arresto domiciliario.

Todavía se distribuye “alimento sólido”

A finales de 1942 se tuvo que interrumpir la impresión de las revistas, y entonces los hermanos empezaron a hacer copias mimeografiadas de los artículos principales de La Atalaya, a los que llamaban “alimento sólido”. Como no se podían enviar por correo, varios mensajeros se encargaron de distribuirlas a las congregaciones de todo el país. Este sistema funcionó bien durante el resto de la guerra.

Muchas hermanas contribuyeron de manera notable a realizar este trabajo. Meri Weckström, que sirvió de precursora hasta su muerte, en 1981, relató lo siguiente acerca de su asignación: “Durante la guerra vivía en el Instituto Sueco de Economía, donde en cierta ocasión escondimos un cargamento de publicaciones de la Sociedad. Cuando también se prohibió La Atalaya, los hermanos sugirieron que yo empezara a mimeografiarla. Hacía el trabajo por las tardes y por las noches en mi apartamento”.

Por causa de los ataques aéreos, no se permitía que saliera luz alguna a través de las ventanas de los edificios. Meri explicó: “Una noche tenía el suelo de la sala de estar cubierto de montones de papel mimeografiado. Estaba trabajando con la máquina en la cocina cuando, poco después de las tres de la madrugada, sonó el timbre. Cerré con cuidado la puerta antes de ir a ver quién era. Me sorprendí al encontrarme un policía. Le pedí a Jehová ayuda y sabiduría para tratar la situación, pues en un principio pensé que habían descubierto mi trabajo, pero tan solo me dijo que había una pequeña rendija en la persiana por la que pasaba la luz. Con un suspiro de alivio, prometí repararla de inmediato, y el policía se fue”.

Meri también comentó sobre el valor de los artículos mimeografiados: “He observado que Jehová siempre suministra a su pueblo la guía apropiada en el momento oportuno. Un buen ejemplo de esto es el artículo sobre la neutralidad que mimeografié durante la guerra, el cual ayudó a los hermanos a entender con mayor claridad las instrucciones de Jehová y cuál es la actitud correcta para un cristiano”.

Un teniente se vuelve soldado de Cristo

En 1942, Kalle Salavaara, un joven teniente de veintitrés años, resultó herido debido a la explosión de una granada, y fue enviado a un hospital para que le operaran. “Después de la intervención quirúrgica —relata⁠—, me hallé en el hospital militar que se había habilitado en la misma escuela de la que había sido alumno. Junto a mi cama estaba el hermano Sakari Kanerva, quien me había hablado de la verdad muchas veces con anterioridad. Ya había tomado mi decisión y solo me faltaba resolver algunos detalles prácticos. Me dije: ‘Mañana en el lago Möysänjärvi pondré punto final a mi carrera militar’.

”Al día siguiente el hermano Kanerva me bautizó. Puesto que todavía tenía todo el cuerpo escayolado, el vendaje, como es lógico, se mojó y se ablandó durante la ceremonia. A la mañana siguiente, el coronel médico Heinonen miró con reproche la escayola y me preguntó: ‘¿Se puede saber dónde se ha metido? ¡La escayola está completamente deformada!’.

”‘Me he bautizado, señor’, le contesté. Se quedó tan callado que me pareció que guardaba un minuto de silencio en memoria de mi muerte. ‘¿Cómo ha dicho?’, preguntó por fin el coronel. Entonces pude dar mi primer testimonio público.”

Una vez recuperado, Kalle Salavaara usó su libertad, así como su pasaporte militar, para ir y venir distribuyendo “alimento sólido” a los hermanos. Cuando partió hacia las congregaciones del sudoeste de Finlandia con información mimeografiada, Väinö Pallari, que trabajaba en Betel, le puso sobre aviso en cuanto a la policía de Matku. A él lo habían llevado varias veces a la comisaría para interrogarle y parecían saber con exactitud cuándo iba a llegar un mensajero. Kalle relata:

“Cuando llegué a Matku en tren desde Urjala, en seguida se me acercó un corpulento policía y en tono oficial me pidió mi documentación. Se sorprendió cuando le mostré mi pasaporte militar. Con un tono de voz bastante diferente, me pidió mi certificado de trabajo. Precisamente por eso me había matriculado en la universidad de Helsinki, así que le entregué un certificado firmado por el rector de la universidad en el que se decía que yo trabajaba allí, aunque no especificaba qué clase de trabajo desempeñaba. Eso doblegó su resistencia. Cuando empecé a arrastrar mis maletas hasta el autobús, se ofreció cortésmente a llevarlas. No pude resistir la tentación de darle la maleta grande y pesada que contenía los artículos mimeografiados prohibidos. Por alguna razón me parecía que estaban más seguros en sus manos.”

En muchas ocasiones, los hermanos y hermanas llegaban a las estaciones a última hora de la noche en trineos de empuje, de caballos o a pie para conseguir unos pocos artículos prohibidos. La temperatura a veces bajaba en invierno a 30 °C bajo cero. “Nadie se quejaba —recuerda el hermano Salavaara⁠—. Solo encontré hermanos y hermanas felices y apreciativos que me recordaban las palabras del Sermón del Monte: ‘Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual’. Para ellos era como maná venido del cielo.”

Se somete a prueba su neutralidad

El estado de guerra ciertamente sometió a prueba la neutralidad de los Testigos. La conciencia educada en los principios bíblicos de Kosti Huhtakivi, Vieno Linte e Yrjö Laine no les permitía servir en el ejército, así que fueron encarcelados. ¿Resistiría su fe la difícil experiencia que estaban a punto de sufrir?

El hermano Huhtakivi recuerda: “Nos mandaron reunirnos en la escuela Humppila y nos asignaron un lugar donde dormir bajo el armero de los fusiles. Cierto día el cabo nos dio la orden de acercarnos al asta de la bandera que había en el patio. Estaba puliendo su bayoneta y alardeando de lo afilada que estaba, cuando ordenó de un bufido: ‘¡Vamos!’. Nos sacaron de la escuela que servía de cuartel a través de la puerta lateral, caminamos una corta distancia hasta los aledaños de un bosque y nos hicieron parar en una loma. Entonces divisamos un grupo de soldados que marchaban hacia nosotros fusil en mano”.

Los soldados armados formaron frente a los hermanos, confirmaron su identidad y les informaron que se les había sentenciado a morir fusilados. La sentencia habría de ejecutarse de inmediato.

Al hermano Linte se le saltan las lágrimas mientras continúa el relato: “Cuando se dio la orden de ‘¡preparados!’, el camillero nos vendó los ojos. La siguiente orden fue: ‘¡Carguen!’, y al instante oímos el chasquido de los fusiles. En el momento en que se oyó: ‘¡Apunten!’, pensé en lo maravilloso que es tener la esperanza de la resurrección. De repente oímos a alguien gritar: ‘¡Sargento! ¡Mensaje telefónico!’, a lo que siguió la orden: ‘¡Alto!’. Después se leyó en voz alta el mensaje telefónico firmado por el coronel: ‘Se suspende la sentencia por el momento’. Nos quitaron las vendas y nos escoltaron de vuelta a nuestro alojamiento”.

Se había representado bien la función. La misma estrategia diabólica se utilizó con otros hermanos. El actual coordinador del comité de la sucursal, Erkki Kankaanpää, pasó por la misma experiencia. “Para empezar —explica⁠—, nos aseguraron que se nos iba a sentenciar a muerte, y como el trato era tan duro, en ningún momento dudamos que ocurriría, aunque después descubrimos que lo hacían para intimidarnos. Se simuló un juicio, y un par de horas más tarde comparecimos de nuevo ante el juez, esta vez para ser sentenciados a pasar tres años y medio en una penitenciaría.”

Una cooperativa para la salud espiritual

En 1932 se había creado una cooperativa llamada Al Sano. Se dedicaba a la importación y venta de productos dietéticos, y también publicaba una revista con el mismo nombre, así como otras publicaciones sobre temas de salud. Algunos hermanos estaban empleados en esta empresa, y llegó a estar estrechamente relacionada con la Sociedad.

Poco antes de su muerte, acaecida en 1942, el hermano Rutherford autorizó a la cooperativa para imprimir la verdad por medio de otras publicaciones si se proscribían las de la Sociedad. Por lo tanto, Al Sano publicó libros que hablaban de la salud, y en su revista Terveyttä Kaikille (Salud para todos) aparecieron algunos artículos de La Atalaya.

Durante la proscripción, el servicio del campo se efectuaba de un modo poco corriente. Kalle Salavaara explica: “En aquel entonces nuestro objetivo era el mismo que ahora: mostrar a las personas que el Reino de Dios es la única solución verdadera a todos sus problemas, así que se requería estrategia teocrática y paciencia. La gente nos preguntaba: ‘¿Es usted de la tienda de ese grupo religioso?’, y pasaban a describirnos sus dolencias con todo lujo de detalles. Después de hacer algunas recomendaciones y ofrecer algunos folletos sobre el tema de la salud, dirigíamos la conversación hacia el mensaje del Reino. ‘Por supuesto, los productos dietéticos no pueden detener la edad y la muerte —decíamos⁠—, pero ¿no sería maravilloso disfrutar para siempre de salud y juventud?’. Algunas veces resultaba en una conversación muy productiva”.

Asambleas durante la proscripción

Gracias a unas buenas dosis de cautela e ingenio, nuestras reuniones y asambleas continuaron celebrándose durante la guerra. Por ejemplo, se organizó un “Festival de caza y pesca” en una granja de Haarajoki, y, por supuesto, el tema de los discursos no era precisamente la caza de animales, sino la pesca de hombres.

En el verano de 1943 se celebró en un club de estudiantes del centro de Helsinki una gran reunión, a la que se llamó “Fiesta de la familia de Pentti Reikko”. Solo se extendieron invitaciones a los que recomendaron dos hermanos de confianza, pero aun así hubo más de quinientos asistentes.

El hermano Reikko nos explica cómo reaccionaron las autoridades después de que se les enviase una carta oficial desde aquella misma reunión:

“Poco después fui requerido por la policía estatal para un interrogatorio. El policía que me interrogaba tenía nuestra carta en la mano y exigió que le informara sobre dónde se celebraban reuniones como aquella. ‘¿Cómo es posible que celebren una reunión así en el centro de Helsinki sin que nos enteremos, cuando casi sabemos todo lo que dos personas se dicen por la calle?’, preguntó. Y eso que nos habíamos reunido a tan solo dos calles de la comisaría.

”Organizamos varias asambleas grandes de la misma manera, y la protección de Jehová resultó evidente, ya que nunca tuvimos un incidente en nuestras reuniones. En la asamblea que se celebró en diciembre de 1943 hubo una asistencia máxima de 1.260 personas.”

Llegan instrucciones del nuevo presidente

Cuando la guerra se acercaba a su fin, Nathan H. Knorr, entonces el tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, finalmente recibió información sobre la proscripción en Finlandia. Envió una carta a los hermanos Harteva y Taavitsainen, dándoles las gracias por haber seguido activos a pesar de la proscripción y por conseguir que la Sociedad conservara sus propiedades para un uso futuro.

Ahora bien, ¿qué ocurriría con aquellas publicaciones sobre la salud que también contenían artículos acerca del Reino? Como los libros y revistas de la Sociedad todavía estaban prohibidos, el hermano Knorr permitió a los hermanos finlandeses que continuaran distribuyéndolas al público, pero al mismo tiempo advirtió: “El mensaje del Reino no se debe mezclar con nada más. Animen a los hermanos a seguir el ejemplo de los apóstoles, que en su tiempo iban de comunidad en comunidad sin Biblias ni libros. Si el Señor ve conveniente que no tengamos más que la Palabra de Dios en nuestra mente y boca, usémosla para la gloria y honra del nombre de Jehová. La verdad no necesita ningún reclamo aparte de la verdad en sí misma”.

El fin de la guerra

La guerra contra la Unión Soviética finalizó en septiembre de 1944. Finlandia mantuvo su independencia, pero perdió grandes extensiones de territorio. Las casi trescientas mil personas evacuadas de las regiones cedidas tuvieron que volver a instalarse en otras partes del país. El hermano Harteva fue puesto en libertad el 27 de septiembre, y gracias a una amnistía general, todos los hermanos que se hallaban en prisión fueron liberados poco después. Así se cimentó el período de mayor crecimiento jamás experimentado en Finlandia.

Parecía muy difícil, por no decir imposible, que se revocara la prohibición en contra de la Sociedad. No obstante, el siguiente ministro de Justicia, Urho Kekkonen, adoptó una actitud favorable hacia los Testigos. Nos recomendó que formáramos una nueva asociación religiosa, pues en ese caso tendríamos casi los mismos derechos que la Iglesia luterana. Los hermanos siguieron su recomendación, y el 31 de mayo de 1945 el Consejo de Estado dio reconocimiento legal a la Asociación Religiosa de los Testigos de Jehová.

Esta solución nos permitió celebrar casamientos, que se eximiera a nuestros hijos de instrucción religiosa en la escuela y tener la protección legal que se concedía a las asociaciones religiosas reconocidas. No obstante, hubo que esperar más tiempo, hasta el 2 de febrero de 1949, para registrar de nuevo la Watch Tower Bible and Tract Society.

Una marcha de información

Los hermanos empezaron el año 1945 con una enérgica actividad pública. El 6 de enero el hermano Harteva pronunció un discurso en la Sala de Exposiciones de Helsinki, con el tema “Hacia la luz”. Sin embargo, como se necesitaban locales más amplios, se alquiló el Estadio Olímpico para el discurso público, que se anunció extensamente no solo en los diarios, sino también por las calles.

Bajo la dirección del hermano Salavaara, se organizó una marcha de casi medio kilómetro de largo de Testigos con carteles. Imagínese el espectáculo y el testimonio que tuvo que ser ver a los Testigos por las calles de Helsinki gritando lemas por megáfonos de cartón, seguidos de una hilera de automóviles con altavoces que anunciaban el mensaje del Reino. A la cabeza, Elis Salminen, sobre un gran caballo de color pardo, hacía ondear una bandera con las palabras: “Testigos de Jehová”.

Salminen recuerda que a su caballo le asustaron los carteles anunciadores y que casi se desbocó. Entonces “uno de los numerosos fotógrafos se acercó a hacerme una fotografía y dijo: ‘Debería ir sobre un asno, como Jesús’”. Los Testigos siguieron su camino a través de las calles principales de la capital por unos cuantos kilómetros, hasta que finalmente se detuvieron en la estación del ferrocarril, donde se juntaron todos y gritaron al unísono la invitación al discurso público. En total 12.000 personas respondieron a la invitación y fueron al estadio.

Testificación por radio

Los millares que se reunieron en el estadio no fueron los únicos que escucharon el discurso. Aunque en el pasado la Compañía de Radiodifusión Finlandesa, controlada por el Estado, se había negado rotundamente a radiar nuestros programas, los hermanos todavía solicitaron con resolución que se emitiera por radio el discurso “Los mansos heredan la Tierra”. Hella Wuolijoki, una célebre escritora nacida en Estonia que por entonces era la directora general de la compañía, simpatizaba con nosotros porque también había estado encarcelada durante la guerra, y nos concedió permiso para efectuar la transmisión. Como consecuencia, se dio un gran testimonio a una vasta audiencia que llegaba hasta Suecia, cuya sucursal envió un telegrama que decía: “Emisión captada a la perfección”.

Se vuelve a publicar La Atalaya

A principios de 1945 se empezaron a publicar de nuevo las revistas Consolación y Jumalan Valtakunta, que a partir del número del 1 de julio volvió a llamarse La Atalaya. ¿Tuvieron buena acogida? Después de la guerra no había muchas publicaciones a las que suscribirse, así que los publicadores lograron un número récord de nuevas suscripciones: 40.038, casi treinta por publicador. Fue la mejor campaña que habían tenido hasta entonces. Aquel año, los cojinetes de la prensa no llegaron a enfriarse.

El presidente de la Sociedad Watch Tower estaba muy interesado en el bienestar de los hermanos de la Europa desgarrada por la guerra. Deseaba visitarlos y organizar la ayuda necesaria tan pronto como fuera posible viajar hasta aquí. De modo que el 18 de diciembre de 1945, coincidiendo con la época más fría y oscura del año, llegaron en barco desde Suecia el hermano Knorr y su secretario, Milton G. Henschel, junto con un representante de la oficina del norte de Europa, William Dey. Su diario del viaje relata: “Unas diecisiete horas después de dejar Estocolmo, el Bore V penetró en las aguas de la bahía finlandesa próxima a Turku, y casi parecía alegrarse de haber superado el viaje y surcar las aguas de su país de origen. Ya solo le restaba ir apartando los bloques de hielo de quince centímetros de espesor que cubrían la bahía”. Los recibieron un grupo de sonrientes hermanos de la familia Betel de Helsinki.

El hermano Knorr examinó los problemas derivados de la guerra. La Sociedad había enviado a Finlandia ropa donada desde Suecia, que se distribuyó a los precursores y otros necesitados. Aunque en aquel entonces Finlandia era uno de los principales productores de papel, el gobierno quería exportarlo todo para introducir divisas en el país. ¿Se paralizaría la impresión de nuestras revistas debido a las dificultades para obtener papel? A fin de economizar, el hermano Knorr decidió descontinuar temporalmente la impresión de la revista Consolación. La central compraría el papel para La Atalaya con dólares estadounidenses, que el gobierno finlandés aceptaba sin ningún impedimento. De esta manera continuó publicándose la principal vía de alimento espiritual, La Atalaya.

El hermano Knorr también les comunicó la emocionante noticia de la reciente inauguración de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower para instrucción misional. Su diario expresa la reacción de los hermanos finlandeses: “En ningún otro lugar visitado durante este viaje se había demostrado tanto entusiasmo por la Escuela de la Watchtower. [...] Veintidós trabajadores de tiempo completo rellenaron la solicitud”.

Primeros invitados a Galaad

Unos pocos meses más tarde, en 1946, llegaron a Finlandia las primeras invitaciones a Galaad. Cuatro hermanos asistieron a la clase octava: Eero Nironen, Kalle Salavaara, Elai Taavitsainen y Veikko Torvinen. “Cuando los cuatro regresamos a Finlandia a principios de 1947 —recuerda el hermano Nironen⁠—, éramos personas completamente nuevas. Fue en Galaad donde empecé a discernir el verdadero significado de la Teocracia. Aprendimos a mejorar nuestro servicio del campo y, sobre todo, se nos enfatizó la importancia de que nuestra vida diaria como cristianos estuviera llena del espíritu de Dios para no actuar como simples autómatas.”

Eero Muurainen asistió a Galaad en 1950, y fue superintendente de distrito hasta su muerte, en 1966. Hasta el día de hoy, el espíritu misional ha estimulado a cincuenta y nueve finlandeses a asistir a la Escuela de Galaad.

La obra de circuito después de la guerra

Cuando en 1939 estalló la segunda guerra mundial, había en Finlandia 865 publicadores, pero al finalizar esta en 1945, había casi el doble. Informaron un total de 1.632 publicadores en más de 200 congregaciones.

El número de congregaciones en 1945 era aproximadamente el mismo que hoy en día, más de cuarenta años después. ¿Por qué no ha aumentado? La mayoría de las congregaciones que había en la década de los cuarenta eran pequeñas y estaban muy dispersas. Entonces el promedio era de solo cinco publicadores por congregación, mientras que ahora está por encima de los sesenta.

Hace cuatro décadas, en la posguerra, los únicos vehículos con los que contaban los hermanos eran las bicicletas, aunque en las zonas rurales los más acomodados tenían carros y trineos tirados por caballos. No obstante, la mayoría de los hermanos disponían de muy pocos medios y tenían que trabajar duro por muchas horas, así que era difícil viajar distancias largas para asistir a las reuniones. Por eso, en muchas localidades la congregación se componía de una sola familia, que se limitaba a testificar en los territorios cercanos a su hogar.

La obra del superintendente de circuito no era fácil en medio de estas circunstancias. “Muchas veces viajábamos a pie, con todo el equipaje a cuestas, los veinte kilómetros o más que separaban una congregación de otra —dice Erkki Kankaanpää⁠—. Recuerdo que en cierta ocasión durante el gélido mes de febrero, mi esposa y yo dormimos en una habitación sin calefacción. Nos acostamos con toda la ropa puesta. A veces teníamos que dormir con una familia numerosa en la misma habitación.” Al ir mejorando las condiciones de vida, la obra de los superintendentes de circuito se hizo más eficaz.

Crecimiento durante la posguerra

En 1947 los hermanos Knorr y Henschel volvieron a Finlandia. Aunque solo había pasado un año y medio desde su visita anterior, se dieron cuenta de que había habido un progreso extraordinario durante ese tiempo. En dos años el máximo de publicadores había pasado de 1.632 a 2.696. No había ninguna duda de que Finlandia estaba experimentando un magnífico período de crecimiento. En la asamblea celebrada del 13 al 15 de junio de 1947 en la Sala de Exposiciones de Helsinki, hubo una asistencia de 5.300 personas y 184 bautismos.

Es cierto que el número de congregaciones no aumentó, pero el crecimiento en la cantidad de publicadores después de la guerra fue asombroso, hasta tal punto que en 1950 ya sobrepasaban los cuatro millares. La Escuela del Ministerio Teocrático mejoró la habilidad de los hermanos para hablar en público y su eficacia en la predicación, de manera que presentaban los sermones con sus propias palabras en lugar de dejar que lo hicieran los gramófonos.

En febrero de 1950 llegaron dos graduados de Galaad procedentes de Estados Unidos, Wallace Endres y John Bruton. El hermano Endres fue nombrado superintendente de sucursal en lugar del anciano hermano Harteva, quien continuó fiel en el servicio de tiempo completo hasta que falleció en 1957.

Aumenta el trabajo de impresión

Pocos años después de la guerra, el papel volvió a estar disponible. Desde principios de 1951, de nuevo se publicó en Finlandia otra revista además de La Atalaya, esta vez con el nombre de ¡Despertad! Para 1955 la producción de revistas había aumentado a más de un millón al año.

Durante el período posbélico, Finlandia empezó a imprimir los libros de la Sociedad en sus propias prensas, pero como era difícil conseguir material de encuadernación y confeccionar cubiertas duras para los libros, a principios de la década de los cincuenta se utilizaba cartulina para las cubiertas, lo que resultaba en una encuadernación muy endeble. Por eso, cuando el hermano Knorr visitó el país en 1951 y también en 1955, asesoró a los hermanos en cuanto a cómo mejorar la calidad de los libros. Entre 1945 y 1955, Finlandia imprimió un promedio de 54.000 libros al año en unas instalaciones que se habían quedado muy pequeñas.

En 1955 se invitó a la sucursal a Erkki Kankaanpää para que supervisara la fábrica, donde tiempo atrás había trabajado como impresor. Él y su esposa habían asistido a la Escuela de Galaad en 1952 y después habían servido en la obra de circuito y distrito. Cuando el hermano Endres regresó a su país de origen en 1957 por motivos familiares, se nombró al hermano Kankaanpää superintendente de sucursal.

Se construyen Salones del Reino y llega más ayuda del exterior

El edificio para la sucursal adquirido en 1923 lindaba con un pequeño lugar de reunión al que se llamó el Tabernáculo de Helsinki. La sucursal de Väinämöisenkatu también contaba con su propia sala de reuniones. Sin embargo, el primer Salón del Reino no se construyó hasta 1956. ¿Dónde? En Käpylä, por entonces un barrio a las afueras de Helsinki. El siguiente Salón se construyó dos años más tarde en Lahti. Durante los pasados treinta años se han edificado más de 180 Salones del Reino en Finlandia, y ahora ya quedan muy pocas congregaciones que no se reúnan en su propio Salón.

Vivian y Ann Mouritz llegaron a Finlandia procedentes de la Escuela de Galaad en noviembre de 1959, a principios de un crudo invierno, y se dedicaron a estudiar intensivamente el idioma. Poco después sirvieron en la obra de circuito y distrito, hasta que los llamaron a la sucursal, donde permanecieron hasta 1981, cuando se les asignó a su país de origen, Australia, donde el hermano Mouritz sirve en la actualidad de coordinador del Comité de Sucursal.

Arne y Gudrun Nielsen fueron asignados a Finlandia en 1959. Trabajaron en la sucursal hasta 1965, cuando recibieron la asignación de volver a su país, Dinamarca, en cuya sucursal todavía sirven.

Se traslada la sucursal

A mediados de los años cincuenta, las instalaciones de la sucursal de Helsinki estaban completamente abarrotadas. Como no era posible ampliarlas, se buscó una ubicación adecuada en otra parte. A unos veinte kilómetros del centro de Helsinki, en Vantaa, se encontró un lugar que además admitía expansión futura, y se adquirió en 1957.

Hacia finales de 1960 empezaron las obras de la nueva sucursal, que tendría una superficie útil de 2.700 metros cuadrados. A principios de 1962 la familia Betel se trasladó a la nueva sede, donde, a partir de aquel mismo año, también se impartieron los cursos de cuatro semanas de la Escuela del Ministerio del Reino para precursores especiales y superintendentes de congregación. Parecía que había tanto espacio que se pensó que bastaría hasta el final de este sistema de cosas; pero no fue así.

A Copenhague

Solo doscientos sesenta y tres hermanos finlandeses pudieron asistir a la asamblea que se celebró en Nueva York en 1958, la mayor en la historia del pueblo de Jehová. Los comentarios de los delegados a su regreso y la proyección de la película de la Sociedad sobre aquella asamblea despertaron en los hermanos finlandeses el deseo de reunirse con hermanos extranjeros, así que acogieron con gran entusiasmo el anuncio de que en el verano de 1961 se celebraría una asamblea en la cercana Copenhague (Dinamarca) para todos los publicadores escandinavos. Hasta entonces, solo unos cuantos hermanos habían salido alguna vez del país. La sucursal organizó un departamento de viaje para supervisar el desplazamiento de los cuatro mil hermanos que asistieron.

El programa se presentó en el Campo Deportivo de Copenhague en inglés, danés, noruego, sueco y finlandés. La asamblea fue una experiencia inolvidable que ayudó a los finlandeses a ver y sentir lo que en realidad significa ser parte de una asociación internacional de hermanos.

El campo de trabajo especial de Karvia

Al igual que los cristianos del primer siglo, los testigos de Jehová siguen los dictados de su conciencia educada según la Biblia. La postura neutral que los Testigos varones adoptan en consecuencia causó bastantes problemas a las autoridades tras el fin de la segunda guerra mundial. A partir de 1947, algunos hermanos fueron encarcelados por períodos de doscientos cuarenta días en una isla del golfo de Finlandia cercana a Hanko, una base militar. Además, recibieron otras sentencias de entre tres y seis meses de prisión.

En 1959 se aprobó una ley que prolongaba considerablemente el “período de servicio” de estos objetores, con lo que la antigua cárcel provisional de Karvia se transformó en un infame “campo de trabajo especial”.

Uno de los objetores, Jukka Ropponen, describe cómo era Karvia: “Cuando llegué a aquel lugar rodeado de pantanos en un coche de la policía, pude ver detrás de las altas alambradas unos cuantos barracones de madera con barrotes en las ventanas construidos durante la guerra. Era un campamento de prisioneros diseñado al estilo nazi, y no ofrecía un panorama muy alentador, en particular para el que sabía que iba a pasar allí por lo menos los siguientes dos años; de todas formas, en el interior los hermanos estaban animados. En cada habitación vivían de ocho a diez personas, y el retrete era un barreño que había dentro de un armario situado en un rincón de la habitación.

”El programa diario incluía una hora en el exterior bajo la atenta mirada de un guardia. El resto del tiempo lo pasábamos tras las rejas. Teníamos tiempo de sobra, así que nos preparamos un excelente programa espiritual que nos ocupaba el día. Estudiábamos la Biblia cuidadosamente versículo a versículo, y poco a poco logramos reunir una buena biblioteca para facilitar nuestra investigación bíblica. También pronunciábamos discursos sobre muchos temas bíblicos. Además la asociación con nuestros hermanos en medio de estas condiciones sirvió para limar las asperezas de nuestras respectivas personalidades.

”El servicio del campo no suponía un gran problema. Como no podíamos hablar con nadie del exterior, buscábamos en la guía telefónica las direcciones de personas que vivían en territorio no asignado y les escribíamos cartas. A menudo servíamos de precursores de vacaciones (auxiliares). Algunos del grupo todavía no se habían dedicado a Jehová, pero al progresar espiritualmente, expresaron su deseo de bautizarse. Esto nos presentó un problema de difícil solución: dónde encontrar suficiente agua para bautizarlos.

”Le pedimos permiso al guarda para efectuar el bautismo en una charca, pero recibimos una rotunda negativa. Quizás fue mejor así, porque durante el invierno la charca está completamente helada, así que de todas maneras no hubiera sido posible celebrar el bautismo. Un día me fijé en un armario situado en un rincón de la habitación: ¡allí estaba la piscina para los bautismos! A los pocos días logramos introducir a escondidas un plástico grande en nuestro barracón, y sin que los guardias se dieran cuenta, arrastramos nuestra piscina bautismal forrada de plástico hasta los servicios, donde tuvo lugar el bautismo. Durante aquellos años de prisión, se bautizaron bastantes nuevos en aquella piscina.”

El presidente del país visita el campo de trabajo

Aunque en un principio la reacción del público a la objeción de conciencia de los Testigos era negativa, hacia mediados de los sesenta esa actitud comenzó a cambiar, pues la gente entendía que eran inhumanas las sentencias largas en las condiciones de los campos de concentración. Así que en agosto de 1968, el entonces presidente de Finlandia, Urho Kekkonen, decidió visitar en persona el establecimiento penitenciario.

“Fue una gran sorpresa —recuerda Reima Laine, en la actualidad un superintendente de distrito⁠—. El presidente Kekkonen pasó muchas horas en el campo y quiso entrevistarnos en privado. Prometió hacer cuanto le fuese posible para enmendar la ley.” No pasó mucho tiempo antes de que eso sucediera, y en 1969 se cerró la institución.

Exención del servicio militar

Durante los años que siguieron a 1969, los hermanos jóvenes recibían sentencias de nueve meses de prisión, y mientras las cumplían, se ganaron una reputación excelente por su buena conducta. Al percatarse de esta, muchos ciudadanos finlandeses expresaron la opinión de que sentenciar a prisión a jóvenes pacíficos totalmente inofensivos para la comunidad, era una mancha en la reputación de un país neutral amante de la paz. Por consiguiente, algunos humanistas destacados e influyentes propusieron algunas ideas para eximir del servicio militar a los Testigos.

En 1985 el gobierno creyó oportuno adoptar una nueva ley. Por lo tanto, desde 1987, a todos los testigos de Jehová bautizados y activos se les conceden prórrogas consecutivas de tres años de duración hasta que alcanzan los veintiocho años. De este modo, los testigos de Jehová de Finlandia quedan exentos del servicio militar en tiempo de paz.

Se pone a prueba la libertad de predicar

Aunque la Constitución de Finlandia garantiza la libertad de cultos, de vez en cuando se ha intentado promulgar leyes para poner trabas al ministerio de casa en casa. Hasta ahora todas las decisiones de los tribunales han sido a favor del derecho de predicar.

En la ciudad de Oulu se cambió la ordenanza para que leyera: “Se ha revocado la prohibición de la obra de los testigos de Jehová”. También se mencionaban las razones: “La obra de casa en casa de organizaciones ideológicas y religiosas no perturba la paz familiar. Al contrario, desde el punto de vista de la ciudad, se trata de una forma de comunicación provechosa y necesaria, que es imposible efectuar de otro modo”.

Las fronteras nacionales no impiden la unidad

Los hermanos suecos han contribuido a la propagación de la verdad en Finlandia, aunque también hay que decir que en años recientes los hermanos de este país han colaborado en la obra de evangelizar en Suecia, adonde se han mudado muchos finlandeses. A partir de 1972 empezaron a formarse en ese país congregaciones de habla finlandesa, que han tenido un aumento considerable. Hoy día Suecia cuenta con unos 1.800 publicadores finlandeses.

A los escandinavos no se les exige pasaporte para cruzar las fronteras entre estos países, lo que ha resultado muy útil a la hora de organizar asambleas. Debido a que a Finlandia la separan grandes distancias de los demás países escandinavos, no se programaron grandes asambleas internacionales en este país hasta 1965, cuando se celebró una asamblea conjunta para Suecia y Finlandia en el Estadio Olímpico de Helsinki. Esto se repitió en 1973, y en los años 1978 y 1983 se celebraron dos asambleas internacionales en el Centro de Exposiciones de Helsinki. Estas asambleas ayudaron a los hermanos finlandeses a ensanchar sus miras y demostraron que las fronteras nacionales no suponen ningún obstáculo para la unidad cristiana.

Las asambleas de circuito solían celebrarse en los salones de actos de diversas escuelas, pero en la década de los setenta se hizo cada vez más difícil contratar este tipo de instalaciones. Por consiguiente, en 1975 se tomó la decisión de construir un Salón de Asambleas de nuestra propiedad en la ciudad de Hämeenlinna, al sur de Finlandia. Se compró un edificio industrial a medio construir y se transformó en un cómodo Salón de Asambleas con capacidad para 1.200 personas, donde se han venido celebrando asambleas desde el mes de marzo de 1978. Diez años más tarde, en 1988, se adquirió otro Salón en el norte de Finlandia, y su primera asamblea se programó para noviembre de 1989.

La Traducción del Nuevo Mundo y el nombre divino

Los primeros documentos escritos en finlandés datan del siglo XVI, y una de las primeras obras impresas en esta lengua fue el “Nuevo Testamento”, que salió a la luz en 1542. Desde entonces, la tradición finlandesa ha sido que en cada hogar haya una Biblia. Después de un gran esfuerzo, en 1975 se publicó la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en finlandés.

La Traducción del Nuevo Mundo no fue la primera edición finlandesa de la Biblia en utilizar el nombre Jehová. La primera Biblia en finlandés ya incluía el nombre divino en sus notas marginales y también aparecía en el índice de la Biblia Antigua de la Iglesia, que data de 1776. Pese a ello, algunos clérigos habían manifestado sus prejuicios en contra del nombre divino al afirmar falsamente que la forma “Jehová” era invención de los Testigos.

Por lo tanto, imagínese qué conmoción produjo tanto a feligreses como a ministros que al quitar la pintura que cubría un altar de una iglesia de Kuhmoinen durante unas obras de restauración llevadas a cabo en 1985, se descubriera la palabra Jehova sobre dicho altar. La junta parroquial no pudo soportar ver el nombre divino, así que decidió cubrirlo de nuevo.

A principios del siglo XVII, se acuñaron monedas finlandesas con el nombre de Jehová. Algunos autores finlandeses de renombre también han usado el nombre divino en sus escritos. Es interesante el hecho de que el nombre de Dios aparece en caracteres hebreos en muchas de las principales iglesias de Finlandia. Sin embargo, quienes más se han distinguido por defender el nombre de Jehová han sido sus Testigos.

Ampliación de la sucursal

El aumento constante en el número de proclamadores del Reino ha obligado a ampliar las instalaciones de la sucursal muchas veces. Por ejemplo, diez años después de la construcción de la sucursal en 1962, había una necesidad urgente de más espacio. La impresión anual de revistas pasó de 2.300.000 a 3.700.000, y la publicación de libros, de 40.000 a más de 200.000 al año. Tan solo del libro La verdad que lleva a vida eterna se han impreso en Finlandia un total de 562.000 ejemplares, una proporción de más o menos un libro por cada tres hogares finlandeses. Como consecuencia de todo esto, en 1973 se hizo una ampliación de 2.200 metros cuadrados para el Departamento de Envíos y el almacén.

La familia Betel también ha crecido de año en año, de manera que en 1977 se construyeron veinte habitaciones. Entre 1984 y 1986 se volvieron a ampliar la fábrica y las viviendas. También se construyó un Salón del Reino con capacidad para 300 personas.

Hacemos uso de los avances tecnológicos

Además de ampliar la sucursal, también hemos mejorado los métodos de impresión. “Dimos un gran paso adelante cuando pasamos de la impresión tipográfica a dos colores a la impresión offset a cuatro colores —recuerda el superintendente de la fábrica Heikki Kankaanpää⁠—. Los hermanos finlandeses están agradecidos al Cuerpo Gobernante por habernos autorizado a comprar la prensa offset de cinco unidades alimentada por hojas. Imprimimos a cuatro colores desde principios de 1981, así que hemos sido una de las primeras sucursales en hacerlo. Esto ha aumentado considerablemente la distribución de las revistas.

”En la primavera de 1985 recibimos el ordenador y el sistema de fotocomposición MEPS, diseñado por la Watchtower. En 1988 se instaló la segunda prensa offset de cinco unidades, una Miller-Johannisberg de fabricación alemana, que duplicó nuestra capacidad de impresión.”

Expectativas en el país de los mil lagos

Durante todos estos años los testigos de Jehová se han dedicado a predicar las buenas nuevas del Reino en Finlandia, de manera que la luz de la verdad bíblica ha resplandecido brillantemente en la tierra de los mil lagos. La proporción de publicadores por habitantes es una de las más altas de Europa. Aunque en estos últimos años no ha habido un aumento espectacular, el número de publicadores ha seguido creciendo a un ritmo constante.

Mientras que el nivel de vida de Finlandia ha mejorado de manera ostensible, la condición espiritual de la población ha empeorado en muchos sentidos. Muchas personas han sustituido el amor al prójimo y el interés en los asuntos espirituales por un afán de obtener cosas materiales. Los valores morales se han desplomado. El ajetreo de la vida urbana y la gran variedad de entretenimiento mundano al alcance de la mayoría de la gente han socavado sus hábitos de lectura.

Aunque la gran mayoría del pueblo finlandés todavía pertenece a la Iglesia luterana, sucesivas crisis han sacudido recientemente esta organización religiosa. Después de una prolongada lucha interna, se aprobó la ordenación de mujeres sacerdotes en 1986. Muchos clérigos han manifestado en público su falta de fe verdadera en la Biblia, sus doctrinas y sus principios morales, lo que ha causado una enorme sorpresa en las personas sinceras. Por otra parte, el pueblo de Jehová se ha atenido con firmeza a los principios cristianos, de manera que sobresale entre las demás religiones, y muchas personas notan la diferencia. Si estudian la Palabra de Dios con los testigos de Jehová, recibirán la ayuda necesaria para reconocer la verdadera luz de la verdad.

Los antiguos cruzados que invadieron Finlandia hace ocho siglos no trajeron las buenas nuevas del Reino de Dios ni la luz de la verdad bíblica. Sin embargo, en este siglo XX el triunfo ha sido para Jehová al hacer que sus profecías se cumplan y que enérgicos y celosos Testigos declaren las buenas nuevas. Por medio de los más de 17.000 pacíficos publicadores del Reino, la verdad resplandece ahora en toda esta tierra bordeada por millares de islas y salpicada de lagos cristalinos y bosques frondosos.

[Nota a pie de página]

^ párr. 79 La biografía de Otto Mäkelä se publicó en La Atalaya del 1 de abril de 1968, páginas 214-218.

[Fotografía en la página 141]

Emil Österman, el primer Testigo finlandés

[Fotografía en la página 143]

Kaarlo Harteva dio a la obra un comienzo enérgico

[Fotografías en la página 147]

La primera sucursal, en Helsinki. “Saarnoja kansalle”, una de las primeras publicaciones en finlandés

[Fotografía en la página 150]

Joseph F. Rutherford en el Parque Kaisaniemi, donde presentó su primer discurso público al aire libre en 1913

[Fotografía en la página 154]

Eero Nironen sirvió de traductor por unos sesenta años

[Fotografía en la página 157]

Otto Mäkelä sirvió durante décadas de superintendente viajante y en la sucursal

[Fotografía en la página 161]

William Dey estuvo al cargo de la oficina del norte de Europa

[Fotografía en la página 164]

Hermanos testificando con gramófonos y megáfonos

[Fotografía en la página 170]

Kalle Salavaara conoció la verdad en un hospital militar

[Fotografía en la página 176]

Marcha de información en Helsinki para anunciar una conferencia pública (abril de 1945)

[Fotografía en la página 181]

N. H. Knorr y M. G. Henschel en 1955, durante una de las muchas visitas que realizaron para estimular a los hermanos

[Fotografías en la página 185]

La sucursal de Finlandia; una vista de la recepción

[Fotografía en la página 186]

El Comité de Sucursal; de izquierda a derecha: H. Kankaanpää, V. Leinonen, E. Kankaanpää, K. Kangas y J. Ropponen

[Mapa en la página 139]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

FINLANDIA

Capital: Helsinki

Idiomas oficiales: finlandés y sueco

Religión mayoritaria: evangélica luterana

Población: 4.954.000

Oficina sucursal: Vantaa

NORUEGA

SUECIA

Círculo polar ártico

Golfo de Botnia

FINLANDIA

Ivalo

Sodankylä

Rovaniemi

Oulu

Iisalmi

Vasa

Kuopio

Pori

Kuhmoinen

Tampere

Mäntyharju

Hämeenlinna

Lahti

Turku

Kotka

Vantaa

Helsinki

Hanko

UNIÓN SOVIÉTICA

[Tabla de la página 191]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Finlandia

Máximo de publicadores

20.000

17.303

 

13.426

10.620

8.290

4.354

 

 

 

1950 1960 1970 1980 1989

Promedio de precursores

3.000

2.037

 

 

952

671

 

285

207

 

1950 1960 1970 1980 1989