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Informe mundial

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OCEANÍA

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Publicadores: 92.691

Estudios bíblicos: 44.999

En una remota estación de ferrocarril de la zona rural de Nueva Gales del Sur (Australia), dos Testigos colocan un puesto de publicaciones cuando llega uno de los dos trenes interestatales, el Indian Pacific o el The Ghan. Como estos se detienen allí hasta dos horas, los hermanos han tenido muchas y buenas conversaciones con los pasajeros y les han dejado numerosas publicaciones. De hecho, en su viaje de regreso, algunos viajeros incluso han hecho la “revisita” a los publicadores.

El encargado de revisar los boletos del The Ghan normalmente anuncia las atracciones que pueden visitar los pasajeros mientras el tren se detiene en las diversas poblaciones. Con la aprobación de los publicadores del Reino, ahora incluye en sus anuncios el puesto de publicaciones. Gracias al ingenio de estos Testigos aislados, se está dando un buen testimonio a viajeros de toda Australia y del extranjero.

A una misionera de las islas Marshall le pidieron que estudiara la Palabra de Dios con una hermana inactiva. Sin embargo, esta mujer no efectuaba cambios, hasta que la misionera le preguntó: “¿Cómo te sientes cuando te dicen que te quieren?”. Extrañada, respondió: “No me lo han dicho nunca”. La misionera se le acercó, la abrazó y le dijo: “Pues yo te quiero, y Jehová te quiere aún más”. La hermana inactiva se puso a llorar, y a partir de ese momento, su actitud con respecto a Jehová cambió, y comenzó a progresar espiritualmente. Preparó un programa de lectura diaria de la Biblia, empezó a asistir a todas las reuniones e incluso sirvió de precursora auxiliar. En enero de 2002 presentó su solicitud de precursora regular. Desde entonces ha iniciado muchos estudios bíblicos y hasta ha pasado un mes predicando en una de las islas periféricas donde hay más necesidad.

Debido a la violencia étnica de las islas Salomón, muchos hermanos han perdido sus propiedades y tienen problemas económicos. Una pareja cuya casa había sido destruida decidió ir a predicar a un territorio no asignado, aunque esto significaba que consumirían sus escasos fondos. Decidieron usar su propia canoa para el viaje y disfrutaron de lo que posteriormente describieron como la mejor experiencia que habían tenido en la predicación. Ya están haciendo planes para atender el interés que han encontrado. Pero ¿cómo van a arreglárselas económicamente? Pues bien, una semana después de regresar de aquel territorio, un señor con suficientes recursos económicos les ofreció comprar la propiedad que habían dejado durante el conflicto.

Un matrimonio de misioneros de Kosrae (Micronesia) dejó el libro Conocimiento a un ministro bautista de más de 80 años. El libro estaba en kosraeano, lengua que hablan menos de diez mil personas. El ministro les dio las gracias por el libro, y cuando la pareja volvió a visitarlo, les dijo que había dicho a los miembros de su iglesia que aceptaran nuestras publicaciones. Como es natural, los misioneros le preguntaron por qué. “Porque nuestra religión no nos ofrece libros en nuestra lengua”, contestó. Actualmente, los misioneros visitan con regularidad a este anciano clérigo.

Mientras estaba en la playa con unos amigos, una misionera de Nueva Caledonia dio testimonio informalmente a una joven de Francia que estaba en las islas visitando a unos parientes. La mujer era militar y había estado en Sarajevo. La misionera le preguntó si le gustaría vivir entre personas que se amaran de verdad. La joven dijo que sí, pero que esa paz solo podría conseguirla un gobierno poderoso con un ejército eficiente.

La misionera le explicó que sus amigos Testigos, aun siendo de distintas nacionalidades, estaban unidos por su fe en Dios y su amor por él. Después de una agradable conversación, quedaron para seguir hablando al día siguiente. La joven soldado acudió a la cita y disfrutó de su primer estudio bíblico. A partir de ese momento comenzó a asistir a todas las reuniones. Su apetito espiritual creció, y al ir acercándose el final de sus vacaciones, estudiaba todos los días. Después de asistir a una asamblea y visitar la sucursal, regresó a Francia, donde sigue progresando espiritualmente.

Jeannie, una joven publicadora de Papua Nueva Guinea, suele llevar a la escuela el libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas. Cierto día, su profesor de Lengua pidió a los alumnos que prepararan una breve exposición sobre el tema que ellos quisieran. Jeannie decidió hablar sobre las drogas y el alcohol, y basó su bosquejo en la sección 8 del libro Los jóvenes preguntan. El profesor quedó tan impresionado con su discurso, que le dio permiso para “hablar durante el resto de la clase” si quería, invitación que aceptó gustosa. Después, el profesor le preguntó si le gustaría presentar su exposición ante los alumnos de décimo grado al día siguiente, a lo que Jeannie accedió. Después de su exposición, el profesor de Lengua le dijo que en caso de que la escuela dedicara una noche a conferencias de los estudiantes, trataría de incluirla en el programa. Como resultado de sus dos discursos, le pidieron 64 ejemplares de Los jóvenes preguntan. Además, dos muchachas le han solicitado el folleto Exige, y Jeannie ha empezado a estudiar la Biblia con ellas.

En la isla de Santo (Vanuatu) se usaba el Salón del Reino local para celebrar las asambleas de distrito. No obstante, para el año 2001, la cantidad de publicadores había crecido tanto que ya no cabían en el salón. De modo que los hermanos alquilaron un pequeño estadio que hasta entonces solo se había usado para eventos deportivos. Preocupado por que los concurrentes destrozaran el lugar, el gerente puso un precio muy alto a los hermanos, aunque estos le aseguraron que limpiarían el estadio antes y después de la asamblea, además de hacer reparaciones.

Como el gerente es dueño de una tienda local, vio que los Testigos compraban material para limpiar y reparar el estadio. Lleno de curiosidad, se fue a ver lo que estaban haciendo. Cuando llegó al lugar, se quedó boquiabierto al ver a más de cien voluntarios limpiando, barriendo, pintando y reparando los baños. Al poco tiempo, la gente no hacía más que hablar del estadio, que había quedado impecable y en buenas condiciones. Cuando los hermanos fueron a pagar después de la asamblea, la actitud del gerente había cambiado totalmente. Les hizo un 80% de descuento y les dijo que en el futuro, los testigos de Jehová podían usar el estadio gratis. A los 300 publicadores les entusiasmó tener una asistencia de 832 personas y ver a trece de ellas bautizarse.

ASIA Y ORIENTE MEDIO

Países: 47

Población: 3.869.881.970

Publicadores: 561.276

Estudios bíblicos: 390.151

La sucursal de la India informa que, gracias a la emisión de una videocinta por televisión, gran parte del país ha recibido un buen testimonio. Un canal de televisión supo de la existencia del vídeo La Biblia: el poder que ejerce en su vida (editado por los testigos de Jehová), por lo que escribió a la sede mundial, situada en Nueva York, solicitando autorización para proyectarlo junto con el programa Home Shanti (Paz en el hogar). Se les concedió el permiso, y a principios del año 2002, la videocinta se “retransmitió a hogares de todo el país”.

En Israel, una hermana que sabía lenguaje de señas se cruzó por la calle con un matrimonio de sordos llamados Benny y Sharon. En lugar de tomar el autobús de vuelta a casa, se detuvo a predicar a la pareja, y estos la invitaron a su hogar. La curiosidad inicial de Benny se transformó en verdadero interés por el mensaje del Reino, y en poco tiempo ya asistía a las reuniones de congregación. Además de estar completamente sordo, su visión es muy limitada, debido a lo cual le costaba mucho desplazarse a las reuniones y comprender al intérprete de lenguaje de señas. Aun así, hizo el esfuerzo y, al mismo tiempo, siguió amoldando su vida y personalidad a los principios bíblicos.

A pesar de sus discapacidades, el adelantamiento de Benny ha sido notable: comenta en las reuniones, da vívidos discursos estudiantiles en la Escuela del Ministerio Teocrático con la ayuda de un intérprete y recientemente ha llegado a ser publicador no bautizado. Su esposa, Sharon, quien también tiene limitaciones auditivas y visuales, comenzó a estudiar más tarde y sigue progresando bien. Como era de esperar, Benny y Sharon han estado compartiendo su fe recién adquirida con sus conocidos sordos.

Para Fukue, una hermana de Japón, las personas que conoce a través de sus tres hijos son su territorio particular. Este campo de predicación incluye a sus vecinos más cercanos y a las personas con quienes coincide en el jardín de infancia, en la escuela y en las reuniones de padres de alumnos. Siempre que se presenta, comenta con sencillez pero con sinceridad que la Biblia la ayuda enormemente a criar a sus hijos. Luego cambia de tema con discreción. Una vez roto el hielo, le resulta mucho más fácil mencionar la Biblia en conversaciones posteriores. ¿Ha sido eficaz el método de Fukue? Claro que sí. Por ahora ha ayudado a doce personas a progresar hasta el bautismo, cinco de las cuales participan en el ministerio de precursor. Fukue se esfuerza tanto en la predicación informal porque así conoció ella la verdad.

En una pequeña localidad de Kazajstán, el hijo de una mujer enfermó y murió. Más tarde, ella perdió a un segundo hijo al poco tiempo de nacer, tras lo cual ingresó en un hospital a causa del sufrimiento físico y emocional. Una noche, desde la cama, oyó susurrar a una enfermera y, al prestar atención, se dio cuenta de que estaba orando por ella y que incluso la mencionaba por nombre. A la mañana siguiente, la enfermera, que era testigo de Jehová, la consoló hablándole de la esperanza de la resurrección. Poco después, la mujer fue dada de alta en el hospital.

Cierto día, cinco años más tarde, esta mujer escuchó por casualidad a sus parientes conversar con alguien acerca de lo mismo que la enfermera le había mencionado en el hospital. Convencida de que el extraño debía de ser testigo de Jehová, se presentó y acordaron comenzar un estudio de la Biblia. Resuelta a no desperdiciar otros cinco años, estudió con diligencia e hizo un excelente progreso espiritual. Al poco tiempo dedicó su vida a Jehová y se bautizó. Imagínese la alegría que sintió cuando en su primera asamblea se encontró con la misma enfermera que la había animado cinco años atrás. Entre lágrimas le confesó: “No habría aceptado la verdad de no ser por aquella silenciosa oración en el hospital. Me llegó a lo más hondo del corazón”.

En Tailandia, un hombre llamado Arun se interesó por los testigos de Jehová gracias a un amigo del trabajo. “Noté que desde que mi compañero había empezado a relacionarse con los Testigos, había hecho cambios positivos en su vida, y yo quería hacer lo mismo”, dice. Arun consumía drogas y jugaba por dinero, y aunque había intentado abandonar estos vicios, no lo había logrado. Al estar casado, pensó que tener un hijo lo volvería más responsable. Pero tras el nacimiento de la niña, todo siguió igual. “Finalmente —cuenta Arun—, como mi esposa ya no podía soportar la situación, me abandonó y dejó a nuestra hija al cuidado de una tía.”

En medio de esta crisis, su compañero de trabajo lo invitó al Salón del Reino, y Arun fue. Aunque entendió poco de lo que se dijo desde la plataforma, le gustó el ambiente amigable y afectuoso. De modo que decidió acudir con regularidad a las reuniones, aceptó un estudio de la Biblia y comenzó a poner en práctica lo que aprendía. Deseoso de arreglar su matrimonio, planteó a su esposa la reconciliación, pero ella no creía que él hubiera cambiado de verdad. “Le di testimonio y la animé a que conociera a mis nuevos amigos —relata Arun—, pero ella rechazó la propuesta, alegando que me estaban engañando. Sin embargo, seguí visitándola y dándole ánimos. Unos cinco meses más tarde, su corazón se ablandó y me acompañó a una reunión. Poco después, también aceptó un estudio bíblico.”

En la actualidad, Arun, su esposa y su hija conviven como una familia feliz y unida. Ambos cónyuges se bautizaron en la asamblea de distrito de 2001 celebrada en Bangkok. Asimismo, el hermano menor de Arun, que también llevaba un estilo de vida inmoral, ha respondido favorablemente a las buenas nuevas y ya es publicador no bautizado.

Una hermana que trabaja en un banco de Taiwan puso en práctica un original método para que sus veinte compañeras de trabajo se interesaran por la Palabra de Dios. Un día, en la pausa del mediodía preparó una invitación para unas charlas bíblicas gratuitas de treinta a cuarenta y cinco minutos que tendrían lugar una vez por semana a la hora del almuerzo. “[La charla] le ayudará a obtener un conocimiento básico de la Biblia”, decía la nota. La firmó y dejó una copia en cada escritorio. Esa misma tarde, cuatro mujeres aceptaron la oferta.

EUROPA

Países: 45

Población: 727.550.200

Publicadores: 1.456.309

Estudios bíblicos: 647.279

Debido a una enfermedad congénita, Eva, de 25 años y residente en la ciudad de Tirana (Albania), mide 1,13 metros de estatura. A pesar de las dificultades, disfruta mucho con el precursorado auxiliar, aunque hay quienes se burlan de ella por su talla. No obstante, en vez de enojarse, Eva trata con respeto a todo el mundo y siempre tiene una sonrisa en los labios, lo que no pasa inadvertido a las personas observadoras. Tal fue el caso de una mujer cuya hija de 26 años padecía depresión y a quien había llevado al hospital y a diversas organizaciones religiosas con la esperanza de hallar una cura. Cierto día, habiendo observado el carácter alegre de Eva, la mujer decidió hacerle una visita. Cuando Eva abrió la puerta, la señora le preguntó si le gustaría darle clases de la Biblia a su hija, a lo que, por supuesto, ella contestó que sí. En poco tiempo, la joven empezó a recobrar la salud, hasta el punto que la madre pidió participar en el estudio bíblico. Ahora Eva lleva regularmente tanto a la madre como a la hija a las reuniones, y ambas están adelantando muy bien en sentido espiritual.

Un joven llamado Benjamin se crió en el seno de un hogar cristiano en Bélgica. Sin embargo, en sus primeros años de adolescencia comenzó a llevar una doble vida. Por un lado fingía regirse por los principios bíblicos, pero por otro formaba parte de un grupo de jóvenes que bebían en exceso, se drogaban y fumaban tabaco; además, escuchaba música degradante. Poco después empezó a sufrir hostigamiento demoníaco y entró varias veces en coma alcohólico, o etílico, pese a lo cual seguía consumiendo drogas duras. Desatendió por completo su higiene personal y enfermó de gravedad. Hallándose en aquel extremo de degradación, descubrió que sus supuestos amigos no se interesaban por él en lo más mínimo. Fue entonces cuando se puso a pensar con detenimiento en su vida y en el camino que llevaba, y tomó la sabia decisión de volver con aquellos que lo amaban de verdad, a saber, su familia y Jehová.

No obstante, la determinación de Benjamin fue puesta a prueba desde el principio. Fue víctima de fuertes ataques de los demonios. Su novia le rogaba que no se relacionara con los Testigos, y hasta le envió sacerdotes católicos y apóstatas para que intentaran disuadirlo. Pero con la ayuda bondadosa y paciente de sus padres y de los ancianos de congregación, Benjamin empezó a cultivar una fe viva en Jehová, reconociendo que la ley de Dios realmente “es perfecta, hace volver el alma” (Salmo 19:7). Por fin dio la espalda a su vida anterior. Su salud mejoró y ha encontrado la felicidad verdadera.

De joven, un cirujano ortopédico de España había estudiado para sacerdote en un seminario. Confundido, abandonó su vocación al cabo de tres años convertido en ateo. A pesar de que se había formado una opinión negativa de los testigos de Jehová, le intrigaba que gente tan “simple” pudiera tener una comprensión tan sólida de las Escrituras, cuando él, que había pasado años en un seminario, sabía tan poco. Su interés por los Testigos aumentó cuando, cierta vez, el personal de un hospital lo trató con prejuicio, lo que le recordó el trato que a veces reciben los Testigos. Tras esta experiencia, aceptó un estudio bíblico gratuito en su hogar. Impresionado por lo que estaba aprendiendo, no tardó en estudiar hasta tres veces por semana. Además, empezó a ir a todas las reuniones y se matriculó en la Escuela del Ministerio Teocrático. Hace poco se bautizó.

Mientras predicaba por la calle, un matrimonio de Testigos de una congregación francófona de Gran Bretaña abordó a dos mujeres de Zimbabue. Los Testigos les dijeron que estaban ofreciendo clases bíblicas gratuitas a domicilio y les preguntaron si hablaban francés. Ellas respondieron que no, pero expresaron su deseo de estudiar la Palabra de Dios. Las dos mujeres pronto empezaron a asistir al Estudio del Libro de Congregación. Cuando acabó la primera reunión a la que acudieron, un hermano les enseñó la experiencia de Nathan Muchinguri, de Zimbabue, que se narra en la página 20 del Anuario 2002. Al ver la fotografía del hermano y la hermana Muchinguri, en la página 21, se quedaron boquiabiertas: era la de sus abuelos. Explicaron que en Zimbabue habían vivido lejos del resto de la familia y habían perdido todo contacto con sus parientes. Como es natural, preguntaron si podían quedarse con el Anuario. Actualmente, las dos estudian con regularidad, fortalecidas por el fiel ejemplo de sus abuelos.

Cierta hermana de Reykiavik (Islandia) trabaja en un instituto de investigación marina donde se imparte un curso de pesca de seis meses de duración. Hace poco llegaron catorce estudiantes procedentes de diversos países en vías de desarrollo. La hermana les ofreció a todos el libro ¿Existe un Creador que se interese por nosotros?, el cual había obtenido en chino, español, inglés, portugués y vietnamita. Los catorce lo aceptaron. A un hombre y una mujer vietnamitas se les iluminó el rostro al ver una publicación en su propio idioma. “¡No puedo creerlo! —dijo él—. ¡Estoy muy sorprendido! ¿Cómo lo consiguió?” Un ugandés que ya conocía el libro se lo recomendó a los demás. Una señora cubana dijo que quería un ejemplar porque su hija de 13 años ya comenzaba a hacer preguntas difíciles acerca de la vida.

Antes de que los estudiantes partieran hacia sus respectivos países, la hermana les dijo que había puesto algunas publicaciones (10 libros Conocimiento, 30 revistas y 10 folletos) sobre una mesa del aula para que se las llevaran y las leyeran en el avión de regreso a casa. Huelga decir que lo primero que ella hizo el lunes por la mañana después de que se hubieron marchado fue ir a la mesa. “Esperaba encontrar algunos libros Conocimiento y unas cuantas revistas —dijo—, pero la mesa estaba vacía.”

A un joven de Letonia, al que llamaremos Arthur, no le interesaba saber nada de Dios, aun cuando le costaba trabajo aceptar que los seres humanos provinieran de los simios. En 1996 se metió en graves problemas y fue a parar a prisión, donde empezó a reflexionar seriamente sobre la vida. Cuando sus padres lo visitaban, lo animaban para que leyera la Biblia, pensando que eso le ayudaría. Un día de 1998, mientras escribía una carta, un compañero de celda le pasó un libro para que apoyara el papel. El libro resultó ser Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. Movido por la curiosidad, Arthur lo abrió, y quedó tan cautivado que lo leyó de principio a fin en tres días. Otro recluso, al notar su interés por la Biblia, le dio el libro Conocimiento, que tenía en su celda, así como la dirección de un Testigo a quien conocía.

Arthur le escribió al Testigo e inició un estudio bíblico por correspondencia. Cuando fue puesto en libertad, en abril de 2000, enseguida comenzó a asistir a las reuniones de congregación. ¿Y qué hay de sus padres, que lo habían estimulado anteriormente a leer la Biblia? Como es de suponer, Arthur les habló de su nueva fe, de modo que ellos también se pusieron a estudiar la Palabra de Dios. Imagínese la alegría que sintieron cuando los tres se bautizaron en el mismo día especial de asamblea en marzo de 2002.

Dos hermanas que servían en un territorio aislado de la República Checa encontraron a una señora hospitalaria que las hizo pasar. Sin embargo, ella tenía opiniones muy tajantes sobre ciertos temas bíblicos, como lo que implica poseer los “dones del espíritu” (1 Cor. 14:12). Además, se negó a leer de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras y prefirió utilizar su propia versión, la Biblia ecuménica. Tras una hora de conversaciones aparentemente estériles, las hermanas tuvieron que irse corriendo para tomar el tren. Se sentían muy aliviadas de haber terminado aquella difícil visita. Entonces una de ellas se dio cuenta de que había dejado la Biblia y una libreta de notas en casa de la señora, lo que significaba que tendrían que regresar. ¡Qué grata sorpresa les esperaba! La señora les dijo que se había tomado la libertad de examinar la Biblia de la hermana y que admiraba la calidad de la traducción, las referencias y la concordancia. Preguntó si podría obtener un ejemplar de la Traducción del Nuevo Mundo y, lo que es más importante, aceptó un estudio bíblico. También su madre participa en el estudio desde entonces.

ÁFRICA

Países: 56

Población: 739.543.571

Publicadores: 915.262

Estudios bíblicos: 1.550.572

La construcción de Salones del Reino en Benín está generando mucho entusiasmo entre los hermanos, lo cual ha resultado en un magnífico testimonio. Durante la dedicación de un Salón del Reino, cierto miembro prominente de la comunidad dijo a un testigo de Jehová: “Su iglesia es el lugar más hermoso de la ciudad, y siempre lo será. ¿Por qué digo esto aunque soy católico practicante? Hace poco, nuestra comunidad católica recibió 17.000.000 de francos CFA [23.000 dólares] para terminar nuestra iglesia, la cual empezó a construirse en la década de 1950. Pero el clero malversó los fondos. Una comunidad católica de otro sector de la ciudad había ahorrado 3.000.000 de francos CFA [4.000 dólares] para construir una iglesia, pero ese dinero también ha ‘desaparecido’. Por eso puedo decir que este edificio es y siempre será el más hermoso de la ciudad”.

En ciertos países, el apego a los fetiches les dificulta a los nuevos ponerse de parte de la verdad bíblica. Tomemos el ejemplo de una familia de Côte d’Ivoire que practicaba ritos frente a sus fetiches todos los días. Cuando una de las hijas se puso de parte de la verdad bíblica y se negó a participar en la adoración falsa, la familia pensó que a la joven le sobrevendría una maldición. A pesar de esto, ella permaneció firme, por lo que sus familiares se opusieron y le dijeron que se marchara del hogar. Sin embargo, no les guardó rencor y continuó visitándolos.

Como consecuencia, su abuela se interesó en la Biblia y hasta le pidió que volviera a casa, y así lo hizo. Esta señora siguió progresando espiritualmente y se bautizó a la edad de 62 años. Impresionada por lo que la abuela había aprendido, la madre de la joven empezó a estudiar la Palabra de Dios y ahora da testimonio a otras personas también. Sí, tres generaciones han sido liberadas de la adoración falsa, y todo debido a que una joven fue leal a Jehová y, al mismo tiempo, no dejó de mostrar amor a su familia.

Los hermanos de Mozambique visitan regularmente las prisiones para dirigir un programa de educación bíblica con los reclusos. En 2001, algunos presos se fugaron de una de esas prisiones; sin embargo, los que asistían a las clases bíblicas se negaron a escapar. Las autoridades observaron esto y encomiaron a los testigos de Jehová por su labor. Ahora las autoridades carcelarias animan a todos los reclusos a estudiar con los hermanos. A dos de los presos les han reducido la condena en vista de la notable mejora en la conducta. Uno de ellos espera bautizarse en la próxima asamblea de distrito.

Judith, de 27 años y residente en Namibia, sufrió un accidente automovilístico y quedó paralizada desde el cuello hacia abajo. Llegó a contemplar la idea de quitarse la vida, y se preguntaba: “¿Por qué me ocurrió esto a mí?”. Personas de diversas iglesias la visitaban y pedían en oración que algún día pudiera caminar de nuevo. Como no recibían respuesta a sus oraciones, le dijeron a Judith que Dios debía estar castigándola por alguna razón. Tales comentarios reforzaron su idea de suicidarse. Pero ella primero quería saber por qué la estaba castigando Dios. Así que un día pidió a su madre que invitara a su hogar al pastor de una iglesia de la localidad. Mientras aguardaba su llegada, los testigos de Jehová tocaron a la puerta. Judith aceptó estudiar las Escrituras con el libro Conocimiento, pues esperaba que la Biblia contestara sus inquietantes preguntas. Cuando analizaron el capítulo 8, titulado “¿Por qué permite Dios el sufrimiento?”, aprendió que Dios no causó su accidente. “¡Imagínese el alivio y gozo que sentí cuando me enteré de que Jehová no es el culpable de los males!”, expresa Judith. Ella continuó estudiando, dedicó su vida a Jehová y ahora espera con ansias el nuevo sistema, donde volverá a tener buena salud.

Durante el genocidio de Ruanda en 1994, una joven llamada Chantal huyó al país vecino de Burundi. Allí encontró el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra y lo leyó de principio a fin. Cuando regresó a Ruanda, no pudo hallar a los Testigos porque su familia vivía en una zona aislada. Cierto día, su madre encontró a dos publicadores del Reino que predicaban en el mercado. A fin de hablar con Chantal, escribieron en un papel los días que planeaban estar en el mercado y se lo entregaron a la madre de la joven. Durante uno de esos días, Chantal se sentó a la entrada del mercado y le mostraba la nota a todo el que pasaba por allí. ¡Cuánto se alegró cuando los hermanos la vieron y se presentaron! En vista de su interés sincero, la invitaron a la Conmemoración que se aproximaba, y ella aceptó, aunque tuvo que caminar dos días para llegar al lugar de reunión.

De allí en adelante, Chantal asistió con regularidad a las reuniones a pesar de la distancia. Lamentablemente, su familia se volvió en su contra. En cierta ocasión, uno de sus hermanos la echó de la casa amenazándola con un machete. Pese a todo, ella permaneció firme. Un año más tarde se empezaron a celebrar las reuniones más cerca de su hogar, aunque todavía tenía que caminar unas ocho horas. Pero ahora Chantal pudo recibir un estudio bíblico por primera vez. En poco tiempo dedicó su vida a Jehová y actualmente es precursora regular. ¿Y su familia? Su actitud cambió por completo: el hermano que la echó de la casa es ahora precursor regular, otro de sus hermanos se bautizó hace poco y su madre es publicadora no bautizada. Además, se formó un grupo aislado en su zona, por lo que la familia solo camina cinco minutos para llegar a las reuniones.

Thembisile es una celosa hermana que vive cerca de una aldea de la realeza de Suazilandia. Ella quería predicar a los residentes de allí, pero las rigurosas medidas de seguridad se lo dificultaban. De modo que oró sobre el asunto, se armó de valor y se dirigió a la aldea. Una vez allí dio testimonio a los guardias, y uno de ellos aceptó el folleto Podemos ser amigos de Dios. Después de interrogarla y registrarla, la dejaron entrar, lo cual la alegró mucho. Thembisile quedó aún más sorprendida al ver lo amigables que eran los residentes. Ahora predica en este territorio con regularidad y ha empezado tres estudios bíblicos. Además, la policía la recibe amablemente. De hecho, cierto día un guardia le dijo: “Siéntase libre de entrar, señora. Usted está haciendo una excelente labor aquí”.

AMÉRICA

Países: 56

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Publicadores: 3.023.062

Estudios bíblicos: 2.676.288

En una pequeña localidad de la Argentina, dos precursoras especiales vieron a un matrimonio que llevaba un perro herido en una carretilla. Las hermanas se brindaron a transportarlos en su auto para ir al veterinario, ofrecimiento que la pareja aceptó agradecida, especialmente en vista de que ninguno de sus vecinos se había ofrecido. Las precursoras se enteraron de que el hombre era catequista y que asistía con su esposa a todas las procesiones que se realizaban en honor de los santos. Con todo, su activa participación en la Iglesia Católica no les impidió aceptar las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Después de visitarlos por unos dos años, las precursoras los invitaron a la Conmemoración. Aunque aquella noche estaba lloviendo con fuerza, la pareja asistió y quedó impresionada por el afectuoso recibimiento que tuvieron. Es más, dijeron que por primera vez comprendían el significado de la Cena del Señor. Ahora estudian la Biblia con regularidad y asisten a todas las reuniones, sin preocuparse por lo que puedan decir sus vecinos católicos.

En Barbados, una precursora iba por la calle con otra hermana cuando pasaron al lado de una mujer que estaba de pie en la puerta de su casa, así que comenzaron a predicarle. Pero se quedaron muy sorprendidas cuando la señora, como si las estuviera esperando, les dijo: “Pasen, por favor. Voy a traer la Biblia”. Las hermanas entraron, se sentaron con ella y, valiéndose de la lección 1 del folleto Exige, le demostraron cómo se lleva a cabo el estudio. Después, la señora le preguntó a la precursora si era ella quien la había llamado por teléfono para ofrecerle un estudio bíblico gratuito en su domicilio esa mañana. “Le dije que no había sido yo —explica la precursora—. Quienquiera que haya sido, por lo visto no se presentó. Así que nos alegra haber llegado precisamente a las once y media de la mañana, que era la hora señalada para el estudio.” La señora está progresando y ya asiste a las reuniones.

Los mercados al aire libre pueden ser un territorio muy fructífero para predicar. Una misionera de Bolivia relata: “Mi esposo le dejó un tratado a una señora que vendía productos en su carreta en el mercado de los campesinos. Como la mujer fue muy amable, regresé y me ofrecí a estudiar la Biblia con ella usando el folleto Exige. ‘¿Vamos a estudiar aquí?’, me preguntó. ‘Por mí no hay problema —respondí—. Estoy acostumbrada.’ Así que cada vez que voy, me ofrece su banquito y estudiamos allí mismo junto a la carreta. Cuando llegan clientes, los atiende y luego seguimos con el estudio”.

Una mujer de Canadá recibió de un amigo la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Como disfrutó muchísimo de la lectura, quiso aprender más. De modo que, tras acudir al sitio oficial de los testigos de Jehová en Internet (www.watchtower.org), escribió una carta en la que solicitaba un estudio de la Biblia y un libro Conocimiento. Cuando dos hermanas le llevaron el libro, lo agarró con fuerza y dijo que para la mañana siguiente ya lo habría leído todo. Al otro día asistió a su primera reunión y enseguida se sintió a gusto entre los hermanos. Su progreso espiritual ha sido rápido, y ahora es publicadora con la meta de bautizarse pronto.

En Colombia, una mujer llamada Sol padecía una enfermedad que la tenía postrada en cama. No quería ver a nadie a excepción de su familia. Cierto día, una vecina Testigo le dio a la madre de Sol algunas revistas La Atalaya y ¡Despertad! para que se las entregara a su hija. Andando el tiempo, Sol accedió a ver a su vecina, quien le ofreció un estudio bíblico. Sol aceptó y un año después asistió a la Conmemoración. Aquella era la primera vez que salía de su casa en siete años. Dos días después asistió a su primera asamblea. Aunque no puede ni siquiera estar sentada, actualmente participa en el ministerio del campo. ¿Cómo? Los hermanos la llevan de puerta en puerta mediante una cama especial con ruedas, la cual hicieron para ella. Gracias al ejemplo y el ánimo de Sol, su madre se ha bautizado y dos de sus hermanos son precursores.

En Costa Rica, un matrimonio de precursores especiales recién nombrados visitaron a una señora en el territorio. Cuando llegaron, le dijeron que la sucursal de los testigos de Jehová había recibido una llamada de su nuera, una Testigo que vivía en Estados Unidos, en la que pedía que alguien visitara a su suegra. “Para sorpresa nuestra —relató la pareja—, esta señora de 65 años se echó a llorar. Nos dijo que no podía creer que ya estuviéramos allí, puesto que hacía poco que había hablado con su nuera, quien la había animado a escuchar a los Testigos. Nunca se imaginó que nos presentaríamos tan pronto.”

Según los precursores, esta era la primera vez que la señora aceptaba hablar con los Testigos. Era católica practicante, e incluso llevaba doce años estudiando en profundidad las creencias de su religión a fin de enseñarlas. Los precursores aclararon gustosamente muchas preguntas que tenía sobre la Biblia y los testigos de Jehová, después de lo cual la mujer aceptó un estudio bíblico. Su esposo y su hija también quieren aprender más de la Palabra de Dios.

Un miembro de la familia Betel de Puerto Rico relata: “Decidí llevar al capitán del cuartel general de la policía la revista ¡Despertad! del 8 de julio de 2002, titulada ‘¿Por qué necesitamos policías?’. Muy impresionado por los artículos, recomendó llevársela también al alcalde y a los demás cuarteles municipales, y para que pudiera hacerlo, otro de los capitanes pidió que me llevaran en una patrulla. Además, este oficial me autorizó para llevar periódicamente las revistas a su comandancia, ya que, según él, ‘estas proveen lo que los policías necesitan: ayuda espiritual y psicológica’”. En un mes, este betelita visitó ocho comandancias, y algunas solicitaron más revistas. En total colocó 164 ejemplares y añadió a cinco personas a su ruta de revistas.

En las islas de Trinidad y Tobago, una mujer que había sido una integrante prominente de la Iglesia del Nazareno durante veinticinco años aceptó la invitación de una compañera de trabajo para asistir al discurso de un superintendente de circuito. Al concluir la reunión, este se le acercó y se puso a hablar con ella amigablemente, lo cual la sorprendió, pues en su iglesia la gente solía relacionarse solo con los de su misma raza o clase social. De hecho, dado que su origen racial era distinto del de su esposo, sus correligionarios la trataban con frialdad. Así que su experiencia en el Salón del Reino y el ánimo personal que recibió del superintendente de circuito la impulsaron a aceptar un estudio bíblico. En seis meses ya era publicadora no bautizada y dedicaba todos los meses entre setenta y cien horas al ministerio. Se bautizó en la Asamblea de Distrito “Celosos proclamadores del Reino”, celebrada en 2002, y quiere ser precursora regular. También está ayudando a su hija de siete años, que ya presenta asignaciones en la Escuela del Ministerio Teocrático.

En Uruguay, un señor que iba por las casas vendiendo collares con crucifijos llegó al hogar de una Testigo. La hermana aprovechó la ocasión para explicarle con la Biblia por qué no compraba sus productos. El vendedor no solo la escuchó con respeto, sino que expresó su interés por los temas espirituales. De hecho, dijo que había buscado en diversas religiones respuestas a sus preguntas, pero que todo había sido inútil. Al final, había llegado a la conclusión de que a las iglesias les interesaba más el dinero que ayudar espiritualmente a la gente. Antes de que el señor se marchara, la hermana lo invitó a ir al Salón del Reino.

No volvió a verlo hasta un año después, cuando se presentó a su puerta nuevamente. Para su enorme sorpresa le dijo: “Esta vez no estoy aquí para venderle nada, sino para decirle que ya voy por el capítulo 15 del libro Conocimiento”. Le contó que toda su familia estaba estudiando y asistiendo a las reuniones. Al despedirse, le dijo: “Nos veremos en la asamblea el próximo fin de semana”.

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Nueva Zelanda

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Tahití

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Papua Nueva Guinea

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Tailandia

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India

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Japón

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Gran Bretaña

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Albania

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España

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Namibia

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Benín

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Rep. Dem. del Congo

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Canadá

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Tobago

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Bolivia