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Letonia

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EN LA calle Brīvības (Libertad), que se encuentra en el centro de Riga —capital de Letonia—, se alza desde 1935 el monumento a la libertad, un símbolo de la libertad política que mide 42 metros [138 pies] de altura. Sin embargo, desde los años veinte se ha estado ofreciendo a los habitantes de este país otra libertad muy superior: la que se obtiene al conocer la verdad de la Biblia. Con respecto a esta libertad espiritual, un informe mencionó: “La gente común, [...] tanto hombres como mujeres, llora de alegría al escuchar el mensaje”. No obstante, durante décadas, los enemigos de este maravilloso mensaje trataron de silenciarlo, y hasta cierto punto lo lograron. Pero como mostrará este relato, no existe fuerza en este planeta capaz de detener al Altísimo ni a su Hijo, cuya autoridad trasciende toda barrera política (Rev. 11:15).

Desde la época de los caballeros teutónicos que fundaron Riga en 1201 hasta la era del comunismo soviético, Letonia fue invadida y dominada por diversas potencias, como Alemania, Polonia, Rusia y Suecia. En 1918, Letonia proclamó su independencia por primera vez, pero en 1940 se convirtió en una república soviética. En 1991 recuperó su independencia y se constituyó en la República de Letonia.

Sin embargo, la independencia política no trae verdadera libertad, pues Jehová es el único que puede liberar completamente a la humanidad. De hecho, la promesa de libertad es uno de los aspectos más atractivos de las buenas nuevas del Reino de Dios (Luc. 4:18; Heb. 2:15). Ahora bien, ¿cómo llegaron a Letonia esas buenas nuevas? Nuestro relato comienza con la oración de un marinero letón llamado Ans Insberg.

“Cierta noche en el mar, bajo un cielo estrellado —escribió Ans—, le abrí mi corazón al Señor y le pedí que me ayudara a encontrar al pueblo que lo adoraba con espíritu y con verdad (Juan 4:24). Había visto mucha hipocresía entre la gente que iba a la iglesia en mi país, y no quería tener nada que ver con todo aquello. Pero en 1914, en Cleveland (Ohio, EE.UU.), vi el ‘Foto-Drama de la Creación’, una producción de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, como se conocía entonces a los testigos de Jehová. Mi oración se había contestado: ¡había encontrado la verdad! Me bauticé el 9 de enero de 1916 y me puse a predicar. Cuando se me acababan los fondos, regresaba al mar.”

Poco después del fin de la primera guerra mundial, Ans se ocupó en proclamar el mensaje del Reino por toda Letonia. Con dinero de su propio bolsillo, insertó en los periódicos del país anuncios que proclamaban el Reino de Dios. Un maestro jubilado de nombre Krastin̗š conoció la verdad gracias a tales anuncios, y posiblemente fue el primer Estudiante de la Biblia de Letonia que se dedicó a Jehová. En 1922, Ans pasó a formar parte del personal de la sede mundial de los Estudiantes de la Biblia, en Brooklyn (Nueva York). A menudo iba a los muelles para enseñar la verdad bíblica a otros marineros. Él decía que este lugar era un “púlpito fascinante” para él. El 30 de noviembre de 1962 terminó su vida en la Tierra.

En 1925 se abrió en Copenhague (Dinamarca) una oficina para supervisar la obra en Europa del norte. Esta atendía los tres estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), además de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia. En julio de 1926, Rees Taylor, de Gran Bretaña, recibió la asignación de supervisar la obra en Letonia. Estableció una oficina en Riga y organizó una pequeña asamblea. Al evento acudieron veinte personas, catorce de las cuales participaron en la primera campaña de servicio del campo del país. Posteriormente, los hermanos consiguieron el permiso de la policía para celebrar reuniones públicas, y un total de 975 personas asistieron a varias conferencias bíblicas en Riga, Liepāja y Jelgava. Los discursos se presentaron en alemán, idioma que también hablaban muchos letones. Un buen número de personas pidió que se organizaran más reuniones.

“LIBERTAD PARA LAS GENTES”

En septiembre de 1927 acudieron a Copenhague 650 representantes de Estonia, Letonia y Escandinavia para escuchar el discurso “Libertad para las gentes”, que pronunció Joseph F. Rutherford, de la sede mundial. Al año siguiente se tradujo al letón un folleto con el mismo título, y los repartidores (precursores) encabezaron su distribución.

Entre aquellos precursores había al menos diez hermanos alemanes que fueron a Letonia para colaborar en la obra. Uno de ellos, Johannes Berger, que en ese tiempo contaba con 22 años, escribió: “Lo primero que hacíamos los precursores al llegar a nuestra asignación era pronunciar discursos públicos. Como resultado, se presentaron discursos en casi todas las ciudades del país. En Sloka alquilamos un cine, y durante el invierno dábamos un discurso cada lunes. Había gente que recorría largas distancias en sus pequeños caballos para asistir”. Rememorando aquella época, añadió: “Pese a no tener muchos años de estudio, disfruté de maravillosos privilegios de servicio”.

En 1928 había unos cuarenta publicadores del Reino, quince de los cuales estaban bautizados. En 1929 —año en que se trasladó la oficina a la calle Šarlotes, en Riga— se bautizaron otros nueve publicadores y se distribuyeron más de noventa mil libros y folletos.

En 1931, Ferdinand Fruck (un joven que se había bautizado cuatro años antes junto con su madre, Emilie) le predicó al que llegaría a ser su compañero de precursorado. Todo sucedió en una panadería de su ciudad natal, Liepāja. Cuando Ferdinand le predicó al panadero, este salió corriendo hacia la barbería de su hermano, que estaba justo al lado, y le dijo: “¡Heinrich, ven, deprisa! Hay alguien en mi tienda que está diciendo cosas increíbles”. Para el barbero, Heinrich Zech, no fue difícil creer la verdad de la Biblia y al poco tiempo se bautizó. Luego, él y Ferdinand visitaron en bicicleta los pueblos letones para difundir la verdad del Reino.

SURGE OPOSICIÓN

Aunque los Testigos eran pocos en número, su celo enfureció al clero. De hecho, un sacerdote prominente de Riga amenazó con excomulgar a quien asistiera a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Los sacerdotes de Liepāja repartieron panfletos en los que acusaban a los hermanos de no creer en Jesucristo y en los que pedían a la gente que rechazara sus publicaciones. Además, utilizaron el principal periódico de la Iglesia para difamar a los Estudiantes de la Biblia.

En 1929, el gobierno cedió a la presión de la Iglesia y expulsó del país a los repartidores alemanes. Para 1931, la mayoría de nuestras publicaciones estaban proscritas. Ahora bien, ¿detuvieron aquellos ataques a los hermanos? La oficina de Letonia escribió: “Lo único que logra la oposición del Diablo es incitarnos a ser más fieles. Es un verdadero gozo participar en la obra [...], y estamos decididos a seguir adelante”.

En 1931, varios hermanos de Gran Bretaña aceptaron la invitación de ir a los países bálticos para servir de precursores. Algunos de ellos ayudaron a introducir alimento espiritual a Letonia desde los países vecinos de Estonia y Lituania. Edwin Ridgewell tenía 18 años cuando fue asignado a Lituania. Ahora que cuenta con más de 90 años, recuerda: “Mis dos compañeros —Andrew Jack y John Sempey— y yo recibimos una asignación especial: introducir publicaciones en Letonia. Tomábamos el tren nocturno a Riga y ocultábamos las publicaciones en paquetes hechos para que cupieran debajo de los asientos, donde se guardaban las camas durante el día. Antes de bajar del tren, metíamos los paquetes y alguna ropa en unas maletas que habían sido diseñadas para agrandarse. Estas asignaciones nos ponían los nervios de punta, así que después de cada entrega nos íbamos a celebrar. Percy Dunham, quien supervisaba la obra, nos llevaba a cenar a un restaurante de Riga”.

Ferdinand Fruck solía encontrarse con los hermanos en la frontera con Lituania para recoger las publicaciones. Luego las escondía bajo montones de paja en el piso superior de su granero. Sin embargo, las autoridades se dieron cuenta de sus movimientos, y a partir de entonces, periódicamente se presentaban en su propiedad para registrarla en busca de publicaciones proscritas. En cierta ocasión, el agente asignado no quiso subir al pajar, de modo que mandó al propio Ferdinand. Para contentarlo, Ferdinand bajó con unos cuantos ejemplares viejos de La Atalaya y se los entregó al agente, que se fue satisfecho.

PROGRESO PESE A LA OPOSICIÓN

A Percy Dunham (mencionado antes) se le encargó la supervisión de la obra en Letonia en 1931. La vasta experiencia de este hermano escocés, quien era Estudiante de la Biblia desde antes de 1914, resultó valiosísima. A finales de 1931, la oficina de Letonia envió este informe: “A pesar de las dificultades, hermanos que tienen pocos bienes, pero muchísima fe en Dios, están llevando a cabo la obra. [...] Cada vez hay más interés en nuestro mensaje. [...] Todas las semanas llama gente solicitando libros o preguntando cuándo llegarán más publicaciones”. El informe también se hizo eco de un importantísimo hito teocrático: “En una reciente reunión celebrada en Riga aprobamos unánimemente una resolución en la que aceptamos con gran alegría el nuevo nombre [testigos de Jehová] que el Señor ha dado a su pueblo”.

En 1932 se trasladó la oficina a otro lugar de Riga: la calle Cēsu. En ese año, Margaret (Madge) Brown, una precursora escocesa bautizada en 1923, se mudó de Irlanda a Letonia y se casó con Percy Dunham. La oposición a la obra se estaba intensificando. Madge escribe: “El 9 de febrero de 1933, un periódico de Riga nos tildó de comunistas. A la mañana siguiente, alguien tocó el timbre de mi casa, y cuando abrí, se metieron varios policías con pistolas en mano y gritando: ‘¡Manos arriba!’. Pasaron siete horas buscando libros proscritos. Yo les ofrecí una taza de té al mediodía, y la aceptaron.

”El suministro principal de publicaciones para los hermanos estaba oculto en el desván. Pues bien, cuando el oficial al mando le registró los bolsillos a mi esposo, encontró unas llaves y le preguntó: ‘¿De dónde son?’. ‘Del desván’, respondió Percy. Pero no subieron a registrarlo. De hecho, justo antes de irse, el oficial le devolvió las llaves a mi marido. Aunque examinaron algunas publicaciones, dijeron que no hallaban razones para confiscarlas.

”Pero aun así las confiscaron, junto con varias cartas, dinero, una multicopista y una máquina de escribir. La policía también registró seis casas de Testigos letones, pero no encontró pruebas de ningún delito y no presentó cargos.”

Aunque había menos de cincuenta publicadores del Reino en el país, los hermanos solicitaron la inscripción oficial para conseguir respaldo legal. Podemos imaginar la emoción que sintieron el 14 de marzo de 1933, cuando la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia quedó inscrita en el registro oficial. Aunque no se les concedió permiso para importar publicaciones bíblicas, los hermanos aprovecharon su situación legal para imprimir varios folletos. La traducción al letón se le encargó a Aleksandrs Grīns, famoso escritor y redactor jefe del periódico Rīts.

INSCRITOS POR POCO TIEMPO

En mayo de 1934 se produjo un golpe de estado y se decretó la ley marcial. Aprovechándose de la inestable situación política, los enemigos de la verdad acusaron al pueblo de Dios de ser comunistas. El 30 de junio, el ministro del Interior clausuró la oficina de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia y confiscó más de cuarenta mil libros y folletos, además de una pequeña cantidad de dinero en efectivo. Por si fuera poco, se nombró a un grupo de sacerdotes para que liquidaran los bienes de la asociación. Las solicitudes que presentaron los hermanos para volver a inscribirse fueron denegadas.

En 1939 estalló la segunda guerra mundial, y en junio de 1940, el ejército ruso entró en Letonia. En agosto, Letonia se convirtió en la decimoquinta república de la URSS y adoptó el nombre de República Socialista Soviética de Letonia. El 27 de octubre, los Dunham tuvieron que abandonar el país y despedirse de sus queridos hermanos letones. Su nuevo destino fue la sucursal de Australia, donde sirvieron hasta el fin de su carrera terrestre, Percy en 1951 y Madge en 1998.

La clausura de la oficina, la deportación de los hermanos que dirigían la obra, las penurias de la guerra y las décadas bajo el duro gobierno comunista tuvieron un efecto demoledor en la obra. De hecho, no fue sino hasta principios de los noventa que por fin desaparecieron los crueles grilletes de la intolerancia.

JEHOVÁ CONSUELA A SUS LEALES

Durante la segunda guerra mundial, el pequeño grupo de Testigos del país no pudo ponerse en contacto con la sede mundial. Pese a todo, mantuvieron viva su esperanza “mediante el consuelo de las Escrituras” (Rom. 15:4). Después de la guerra, a finales de los cuarenta, la sucursal alemana por fin logró comunicarse por carta con los pocos hermanos que había en Jelgava, Kuldīga, Riga y Ventspils.

En Kuldīga, a 160 kilómetros [100 millas] al oeste de Riga, Ernests Grundmanis, que llevaba veinte años en la verdad, recibió varias cartas de Alemania que verdaderamente contenían alimento espiritual al tiempo apropiado. Una de ellas decía: “Confíen siempre en Jehová Dios, nuestro buen Padre, quien los apoyará y fortalecerá cuando lo necesiten”. Luego citaba de 2 Crónicas 16:9: “En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. ¡Qué cartas tan oportunas y animadoras!

Los hermanos aprovechaban toda ocasión para predicar informalmente. Por ejemplo, Marta Baldone, que trabajaba de masajista en un centro de salud de Ventspils, daba testimonio a sus clientes. Alexandra Preklonskaya (ahora Rezevskis), quien fue una de sus clientas, recuerda: “Marta me enseñó que el nombre de Dios es Jehová, un nombre que llegué a amar profundamente”.

El padre de Alexandra, Peter, nacido en 1880, también aprendió la verdad de la Biblia. Su hija escribe: “Mi padre se había afiliado al Partido Comunista antes de la revolución de 1917 y vivía en San Petersburgo [llamada Petrogrado de 1914 a 1924 y Leningrado de 1924 a 1991], pero como la revolución no dio los resultados que esperaba, devolvió la tarjeta de afiliación al partido y lo obligaron a abandonar la ciudad. Cuando vino a Letonia, le presenté a Marta. Mi padre, un hombre honrado y amable, abrazó enseguida la verdad. En 1951 regresó a Rusia, esta vez condenado por motivo de su fe. Murió en Siberia en 1953”.

DEPORTACIONES A SIBERIA

En Letonia, tal como sucedió en otros territorios de la Unión Soviética, el nuevo gobierno empezó a organizar las instituciones culturales y políticas según el modelo soviético. Los comunistas colectivizaron las granjas privadas y las pusieron en manos del Estado. También se produjeron varias oleadas de deportaciones, situación que alcanzó su clímax en 1949, cuando 100.000 letones fueron llevados a regiones del norte de Rusia, incluida Siberia. Dos años más tarde, los comunistas se concentraron en los testigos de Jehová y deportaron a miles de hermanos que vivían en los países de la Unión. Entre ellos figuraban al menos veinte de los cerca de treinta publicadores que quedaban en Letonia.

Valija Lange, una mujer de Ventspils que ni siquiera estaba bautizada, fue detenida por el Comité de Seguridad del Estado soviético (KGB) durante las redadas de septiembre de 1950. En Riga, la sometieron a un interrogatorio a altas horas de la noche. Le preguntaron: “¿Por qué una ciudadana soviética como tú obra en contra del Estado?”. Valija respondió calmada y respetuosamente: “Lo único que deseo es servir a Jehová Dios, comprender sus enseñanzas y llevárselas a otras personas”.

El nombre de Valija aparecía junto al de otros diecinueve Testigos en un documento con fecha del 31 de octubre de 1950. A todos ellos se les habían confiscado sus propiedades y habían sido sentenciados a diez años de trabajos forzados en Siberia. A algunos les permitieron regresar a casa, pero pronto se volvieron a presentar cargos contra ellos. Por ejemplo, Paulīne Serova de nuevo fue condenada a Siberia, esta vez por cuatro años, cuando las autoridades descubrieron que recibía publicaciones bíblicas por correo.

Los hermanos siguieron predicando y haciendo discípulos en los campos de trabajo. Uno de estos discípulos, Jānis Garšk̗is, que se bautizó en 1956 y ahora vive en Ventspils, afirma: “Me alegro de que Dios permitiera que me enviaran a un campo de trabajo, de lo contrario no habría conocido la verdad”. ¡Qué actitud tan digna de encomio!

A una mujer letona de nombre Tekla Onckule la enviaron a Siberia acusada de ser una agitadora. En la remota ciudad de Omsk, los Testigos deportados le hablaron de la verdad. “Jamás olvidaré mi bautismo —cuenta Tekla—. Era muy de noche, y el agua del río estaba helada. Salí tiritando, pero muy feliz.” En 1954, Tekla se casó con otro deportado, Aleksei Tkach, que se había bautizado en Moldavia en 1948. Ellos y unos pocos Testigos más regresaron a Letonia en 1969. Lamentablemente, la mayoría de los hermanos letones deportados murieron en los campos.

CÓMO HUÍAN DE LA KGB EN LETONIA

Unos cuantos Testigos lograron que no los detuvieran. Alexandra Rezevskis escribe: “Para no ser deportada me mudaba constantemente, trabajaba en diferentes granjas y evitaba a la KGB. Mientras tanto, le predicaba a todo el mundo. Las personas me escuchaban, y algunas aceptaron la verdad”. Los agentes de la KGB pusieron todo su empeño en encontrar a los pocos Testigos que quedaban en Letonia, a quienes tachaban de antisoviéticos. El gobierno incluso distribuyó un panfleto en el que acusaba falsamente a los hermanos de ser espías estadounidenses. Los publicadores, vigilados de cerca por informantes comunistas, tenían que predicar con mucho cuidado y celebraban las reuniones en secreto en lugares diferentes.

Tras su boda, Alexandra y su esposo, Kārlis Rezevskis, se mudaron a una cabaña que los padres de Kārlis poseían en medio de un bosque cerca de la ciudad de Tukums, a 68 kilómetros [42 millas] de Riga. La cabaña era el lugar ideal para celebrar reuniones en invierno. Dita Grasberga (antes Andrišaka) recuerda: “De niña, mi familia asistía a las reuniones en casa de los Rezevskis. El viaje en autobús a Tukums y la caminata sobre la nieve en el bosque eran para mí una verdadera aventura. Recuerdo que al entrar a la casa nos envolvía un delicioso olor a sopa procedente de la cocina”.

Kārlis escondía las publicaciones en el bosque. En cierta ocasión enterró dos maletas llenas de libros y marcó cuidadosamente el lugar. Pero durante la noche se desató una terrible tormenta y la marca desapareció. Cuando Kārlis fue a buscar los libros, no logró hallarlos, de modo que allí seguirán, enterrados en algún lugar del bosque.

En el verano, los hermanos celebraban las reuniones en los bosques, en los lagos o en las playas. Como en otros lugares de la URSS, en las bodas y en los funerales se pronunciaban discursos bíblicos. Durante las décadas de 1960 y 1970, hermanos de Estonia, como Viljard Kaarna, Silver Silliksaar y Lembit Toom, venían para pronunciar discursos, traer publicaciones y recoger los informes de los cerca de veinticinco publicadores bautizados del país. A los hermanos les entusiasmaba sobre todo recibir La Atalaya, que llegaba en ruso. Pauls y Valija Bergmanis la traducían al letón y la copiaban a mano en cuadernos escolares.

“SOLO HABÍA UNA ATALAYA PARA TODOS”

Durante los años setenta y ochenta, los hermanos de Estonia conseguían en Rusia La Atalaya en microfilme y la introducían clandestinamente en Letonia. Como en aquel entonces había muchos aficionados a la fotografía, los hermanos contaban con los medios para revelar en sus propias casas los negativos, hacer copias y distribuirlas. De vez en cuando obtenían otras publicaciones, sobre todo en Lituania y Ucrania, y las introducían en el país de la misma manera.

“Solo había una Atalaya para todos —recuerda Vida Sakalauskiene, que entonces tenía 10 años—. Durante algún tiempo, a los grupos les llegaba la revista en papel fotográfico, revelado a partir de los negativos. Cada familia la leía, tomaba notas y la pasaba a otra familia. Nadie se la podía quedar por más de veinticuatro horas. En la reunión, el único que tenía la revista era el conductor; los demás respondíamos las preguntas de memoria o usando las notas.” Esta provisión espiritual ayudó a Vida a permanecer firme a favor de la verdad durante sus años escolares. También ayudó a su hermano, Romualdas, a mantenerse íntegro cuando fue encarcelado a causa de su neutralidad cristiana.

ACEPTAN LA VERDAD TODA CLASE DE PERSONAS

Vera Petrova fue miembro activo del Partido Comunista durante veintisiete años. “Una de mis tareas —relata— era asistir a servicios religiosos para ver si había miembros del Partido Comunista y notificarlo al secretario local del partido. Por aquel entonces, una de mis dos hermanas aceptó la verdad y empezó a darme testimonio. Como despertó mi interés, le pedí una biblia a un sacerdote ortodoxo ruso.

—¿Para qué la quieres? —me dijo.

—Quiero saber si sus enseñanzas concuerdan con la Biblia —respondí.

”Como el sacerdote no me dio la biblia, conseguí una por mi cuenta y empecé a leerla. Enseguida descubrí que las enseñanzas de la Iglesia carecen de base bíblica. Progresé espiritualmente, abandoné el Partido Comunista y me bauticé en 1985.”

Antes de la segunda guerra mundial, una enfermera llamada Teofīlija Kalvīte se casó con el alcalde de Daugavpils. Lamentablemente, nada más empezar la guerra, lo declararon desaparecido en combate. Teofīlija, que pasó numerosas dificultades, vio a mucha gente sufrir y morir. Después de la guerra llegó a ser la presidenta de la Cruz Roja de Letonia. Durante sus sesenta y un años como profesional de la salud recibió al menos veinte reconocimientos del Estado. Cuando Teofīlija tenía unos 65 años, conoció a Paulīne Serova, quien le mostró con la Biblia por qué Dios permite la maldad. Aceptó la verdad y empezó a ayudar a la gente a obtener salud espiritual, un privilegio mucho mayor. Fue fiel hasta su muerte, en 1982.

“AH, ES UN DICCIONARIO”

En 1981, a Yurii Kaptola, de 18 años, lo condenaron a tres años de cárcel por su neutralidad cristiana. “Cumplí dos años de mi condena en Siberia —relata—, donde vivíamos en tiendas de campaña y trabajábamos en el bosque a temperaturas que podían bajar a 30 oC bajo cero [-22°F]. * Jehová siempre me cuidó espiritualmente. Por ejemplo, en cierta ocasión, mi madre me envió un ejemplar de las Escrituras Griegas dentro de un paquete de comida, pero el guarda que lo revisó vio el libro.

‘¿Qué es esto?’, preguntó.

Antes de que yo pudiera responder, un inspector que estaba cerca dijo: ‘Ah, es un diccionario’, y dejó que me lo quedara.

”Me pusieron en libertad en 1984. Pero en vez de volver a mi país, Ucrania, viví dos años en Riga, donde había un pequeño grupo de Testigos. No obstante, como Letonia todavía formaba parte de la Unión Soviética, me volvieron a llamar a filas. ¿Qué ocurrió? El 26 de agosto de 1986 me sentenciaron de nuevo a cuatro años de trabajos forzados; esta vez en Letonia. Tras cumplir parte de la condena en Riga, me enviaron a un campo cerca de la ciudad de Valmiera. En una vista que se celebró a principios de 1990, el juez me dijo: ‘Yurii, su condena a cuatro años de prisión era ilegal. No debían haberle encerrado’. Aunque no me lo esperaba, me dejó libre.”

En 1991, Yurii llegó a ser uno de los dos ancianos de la única congregación que había en Letonia. Él escribe: “El campo en verdad estaba listo para la siega”.

Cuando Yurii llegó a Letonia, habló con una mujer que limpiaba una tumba. Él recuerda: “Cuando le pregunté por qué la vida parece ser tan corta, la señora se me acercó y entablamos una conversación. Minutos después, se desprendió una gran rama de un árbol y cayó justo en el sitio donde ella había estado trabajando. Si hubiera estado allí todavía, la habría aplastado. Obtuve su dirección y encargué a una hermana que la visitara. En 1987 se bautizaron ella, su hijo y su nuera.”

AMAN A LA GENTE, NO LA COMODIDAD

Muchos otros jóvenes de diferentes lugares de la Unión Soviética también se mudaron a Letonia para colaborar en la obra. Su vida no era cómoda, pero estaban dispuestos a hacer sacrificios. Por ejemplo, Anna Batnya, que ahora es precursora especial, encontró trabajo en un taller de costura y alojamiento en un albergue. “Las condiciones dejaban mucho que desear —explica—. Predicábamos informalmente en trenes, estaciones, parques, cementerios y cerca de las iglesias.

”En los trenes, que siempre estaban abarrotados, íbamos en parejas de vagón en vagón. Mientras uno daba testimonio, el otro vigilaba. Otros pasajeros solían unirse a la conversación. De hecho, a veces nos bombardeaban con preguntas. Cuando el tren se detenía, pasábamos a otro vagón si era necesario. Era maravilloso ver cómo Jehová bendecía nuestro ministerio.”

Angelina Tsvetkova escuchó la verdad por primera vez un día que salía de rezar en su iglesia. Ella relata: “En 1984, una hermana llamada Aldona Dron̗uka se me acercó y me preguntó si había leído la Biblia. ‘Un poco —respondí—, pero no la entiendo y tengo muchas preguntas.’ Intercambiamos direcciones y empezamos a tener conversaciones sobre la Palabra de Dios regularmente. Unos meses más tarde, Aldona me invitó a ir a una boda en Lituania, y acepté. Había trescientas personas presentes. Durante la recepción se pronunciaron varios discursos bíblicos, uno tras otro, lo que me pareció un poco extraño.

”Fue entonces cuando me enteré de que había estado estudiando con los testigos de Jehová y de que aquella boda era, además, una asamblea. Aunque me llevé una gran sorpresa, el amor y la unidad que observé en aquella gente humilde me llegó al corazón. En 1985 me bauticé, y emprendí el precursorado en 1994. En la actualidad, cinco de mis seis hijos están bautizados, y el menor, aunque no lo está aún, es publicador.”

LIBERTAD PARA CELEBRAR GRANDES ASAMBLEAS

A mediados de los ochenta, en muchos países comunistas disminuyeron las restricciones, de modo que los testigos de Jehová pudieron reunirse con más libertad. En 1989, unos cincuenta representantes de Letonia viajaron a Polonia para asistir a la Asamblea de Distrito “Devoción Piadosa”. “Estar con todos aquellos hermanos y hermanas fue un punto de viraje en mi crecimiento espiritual”, afirma Marija Andrišaka, que ahora es precursora especial.

En 1990, más de cincuenta representantes de Letonia asistieron a la Asamblea de Distrito “Lenguaje Puro”, que también se celebró en Polonia. Una de las asambleístas, Anna Mančinska, no escatimó esfuerzos para estar presente. Ella relata: “De camino a la estación me di cuenta de que había olvidado unos documentos que me harían falta para cruzar la frontera. Así que tomé un taxi y me fui a casa a buscarlos. Los encontré, pero cuando llegué a la estación, el tren ya se había ido. Partí enseguida hacia la siguiente estación, pero también llegué tarde. Al final viajé en taxi hasta Lituania, a 250 kilómetros [155 millas] de Riga, donde por fin logré alcanzar el tren. El viaje en taxi me salió caro, pero valió la pena”. En la actualidad, Anna es miembro de la familia Betel de Letonia.

En 1991, por fin se permitió a los hermanos celebrar asambleas libremente en territorios que antes pertenecían a la Unión Soviética. Varios autobuses llenos de hermanos procedentes de Letonia viajaron a Tallinn (Estonia) para asistir a la Asamblea de Distrito “Amadores de la Libertad Piadosa”, un título muy apropiado para la ocasión.

Ruta Barakauska, de Vain̗ode, convenció a su esposo Ādolfs, que no era Testigo, para que la acompañara a Tallinn. “No pensaba ir a la asamblea —reconoce Ādolfs—. Mi intención era comprar unas piezas para mi automóvil. Pero al final de la primera sesión, estaba tan impresionado por los discursos, por lo amigables que eran los testigos de Jehová, porque no decían palabrotas y por el amor que se mostraban, que me quedé a escuchar todo el programa. Cuando regresé a casa, comencé a estudiar la Biblia y a esforzarme por dominar mi genio. En 1992 me bauticé y me uní a mi esposa en el servicio a Jehová.”

A principios de los noventa resultaba imposible alquilar en Letonia locales adecuados para celebrar las asambleas de distrito. Por eso, los hermanos solían viajar a Estonia y a Lituania. En 1998 tuvo lugar en un gran recinto deportivo de Riga la primera asamblea de distrito celebrada en Letonia, “Andemos en el camino de Dios”. El recinto se dividió en tres secciones, según el idioma: letón, ruso y lenguaje de señas letón. Tras la oración final, todos los presentes aplaudieron, y muchos lloraron de alegría, agradecidos a Jehová por ese evento histórico.

UN PERÍODO DE RÁPIDO CRECIMIENTO

Tras la era comunista, la obra en Letonia progresó a pasos agigantados. Sin embargo, como Nuestro Ministerio del Reino no estuvo disponible en letón antes de 1995, los hermanos necesitaban pulir un poco su forma de presentar las buenas nuevas. Pero los publicadores compensaban esa carencia con su celo. Dace Šk̗ipsna explica cómo conoció la verdad: “Cierto día de 1991 compré en un quiosco de carretera un libro sobre el infierno y el más allá. Solo había dado unos pasos, cuando escuché que alguien detrás de mí decía: ‘¡Acaba usted de comprar veneno!’.

”Al oír aquello me paré en seco. Dos testigos de Jehová —un hombre y su esposa— me saludaron, e iniciamos una conversación sobre la Biblia. De hecho, hablamos prácticamente de todo: del Hades, del Gehena, de la Navidad, de la cruz y, finalmente, de los últimos días. Debo admitir que algunas cosas me resultaron un poco confusas, pero me gustó lo que oí. Intercambiamos los números telefónicos, y durante las semanas siguientes, el matrimonio me contestó muchas de las preguntas bíblicas que yo tenía.”

“ME ALEGRO DE NO HABERME RETRAÍDO”

Jānis Folkmanis fue campeón de levantamiento de pesas de la URSS, y en su última competencia oficial, en marzo de 1993, ganó el campeonato de Letonia. Jānis relata: “En 1992, un compañero de trabajo llamado Jānis Cielavs me invitó a estar presente en el curso bíblico que él recibía. Fue una experiencia que cambió mi vida. Tres meses después de ganar el campeonato nacional me nombraron publicador, y en agosto de 1993 me bauticé. A mi entrenador le molestó que me pusiera a dar testimonio en el gimnasio, pero me alegro de no haberme retraído. Mis amigos Eduards Eihenbaums y Edgars Brancis explican por qué.

Eduards cuenta: “Jānis Folkmanis me ofreció un estudio de la Biblia gratuito. ‘Si es gratis, podemos empezar ahora mismo’, le dije. Y así lo hicimos. Lo que aprendí me pareció razonable, sobre todo la enseñanza de la resurrección, que me pareció mucho más lógica que la doctrina de la inmortalidad del alma. Mi esposa también comenzó a estudiar, y ambos nos bautizamos en 1995”.

Edgars relata: “Jānis predicaba con entusiasmo en el gimnasio. Me ofreció un curso bíblico cuatro veces, pero yo siempre rechazaba su oferta. No obstante, acepté las revistas La Atalaya y ¡Despertad! y el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. Por otra parte, me preguntaba por qué un deportista tan famoso se interesaba en la Biblia. Al final mi curiosidad pudo más, y acepté un estudio. ¿Cuál fue el resultado? Me bauticé en 1995, y ahora soy precursor especial”.

Hay quienes han tenido que abandonar diversos vicios para agradar a Dios. Aivars Jackevičs, por ejemplo, tenía problemas con la bebida. Él confiesa: “Empezaba mi borrachera de fin de semana tomándome una cerveza para desayunar, seguida de una botella de vodka. Cierta noche de enero de 1992 estaba en casa con el brazo en cabestrillo. El día anterior había sido víctima de un robo mientras estaba borracho. Me sentía deprimido y pensaba en suicidarme. Entonces, alguien llamó a la puerta. Era un vecino que me había hablado de la Biblia en varias ocasiones. Iniciamos una conversación, me ofreció un estudio de la Biblia y acepté.

”El día del estudio no probaba el alcohol, y eso me ayudó a progresar. Cuando entendí el verdadero estado en que se encuentran los muertos, y que yo no ardería en el infierno (algo que me aterraba), comencé a estudiar tres veces por semana. En menos de cuatro meses me nombraron publicador no bautizado. Sin embargo, la Biblia advierte que ‘el que piensa que está en pie, cuídese de no caer’. Y yo cometí la insensatez de salir una noche con malas compañías. Bebí mucho y volví a tener pensamientos suicidas. Pero Jehová es misericordioso y paciente, y varios hermanos amorosos acudieron en mi ayuda. De aquella experiencia aprendí una buena lección. En 1992 me bauticé, y ahora soy miembro de la familia Betel de Letonia (1 Cor. 10:12; Sal. 130:3, 4).”

Māris Krūmin̗š, otro betelita, tuvo que hacer cambios importantes en su vida para dedicarse a Jehová. “Después de servir en el ejército —explica—, estaba desengañado de la vida. Posteriormente me expulsaron de la universidad por faltar a las clases. Andaba sin rumbo y cometí varios delitos. Una noche terminé arrestado tras una pelea de borrachos. Mientras estaba en la celda, pensé en las leyes que había infringido y me di cuenta de que muchas de ellas tenían su origen en las leyes divinas. Por primera vez en mi vida, pedí perdón a Dios y juré buscarlo.

”Cuando salí de la cárcel, asistí a los servicios de varias religiones, pero todas me decepcionaron. Por eso, empecé a leer la Biblia y otros libros religiosos. En 1990, mientras viajaba en tren, me encontré con un antiguo compañero de escuela que se había hecho testigo de Jehová. Durante el breve trayecto que hicimos juntos, Jehová me abrió el corazón mientras mi viejo amigo me explicaba cuál era el propósito de Dios para la humanidad y por qué hay sufrimiento en el mundo. Comencé a estudiar y llegué a ser publicador en 1991. Me bauticé en 1992, y un año después pasé a formar parte de la familia Betel de Letonia. En 1995 me casé con Simona, una precursora finlandesa.”

“A principios de los noventa —relata Edgars Endzelis— se respiraba en el ambiente un cambio político. Yo estudiaba derecho en Riga, y muchos compañeros de clase discutían sobre el sentido de la vida. Leía libros de filosofía y de religiones orientales, y también practicaba aikido, una de las artes marciales. Entonces, mi esposa, Elita, y yo conocimos a los testigos de Jehová.

”Cuando asistimos a nuestra primera reunión, tanto los hermanos rusos como los letones nos recibieron con los brazos abiertos. Su amor sincero nos impresionó profundamente. Por aquel entonces, me indigné con mi instructor de artes marciales, quien dijo que solo los practicantes del budismo zen podían ser maestros de aikido. Tras aquello abandoné el aikido. Poco después me corté el cabello largo que llevaba, y en marzo de 1993, Elita y yo nos bautizamos. A partir de entonces he tenido el privilegio de utilizar mis conocimientos de leyes para ‘defender y establecer legalmente las buenas nuevas’ en Letonia (Fili. 1:7).”

SE PONE A PRUEBA LA FE CRISTIANA

En 1993 se puso a prueba la fe de cuatro estudiantes de música de Jelgava cuando a su coro se le eligió para cantar durante las celebraciones del día de la Independencia. Aunque las jóvenes eran nuevas en la verdad, estaban decididas a agradar a Dios, por lo que escribieron al director del coro solicitándole respetuosamente que, teniendo en cuenta su conciencia cristiana, se las eximiera de participar en aquel acto. ¿Cómo reaccionó el director? Envió a los padres de las alumnas un ultimátum: si sus hijas no cantaban, serían expulsadas. Como los tres hebreos, las muchachas obedecieron a Jehová (Dan. 3:14, 15, 17; Hech. 5:29).

Dace Puncule, una de las jóvenes, explica: “La oración y el apoyo de los hermanos nos ayudaron a permanecer fieles. La escuela nos expulsó, pero jamás me he arrepentido de mi firme postura a favor de la verdad. Lo cierto es que Jehová me ha cuidado muy bien. Solo unos meses después me contrataron en un bufete de abogados, y la experiencia que adquirí me ayudó más tarde en Betel, donde sirvo desde el año 2001”.

La cuestión de la sangre también ha sometido a prueba la integridad de algunos hermanos. El 6 de septiembre de 1996, Yelena Godlevskaya, de 17 años, sufrió múltiples fracturas de pelvis al ser atropellada por un automóvil. La joven, espiritualmente madura, se había resuelto en su corazón a abstenerse de sangre (Hech. 15:29). En aquellos años, la mayoría de los médicos del país desconocían las técnicas alternativas, por lo que los doctores que la trataron se negaron a operarla. Cierta noche, al cabo de una semana, dos facultativos le administraron de forma despiadada y por la fuerza una transfusión de sangre, y Yelena murió.

La madre de Yelena, Marina, que entonces no era Testigo, dice: “Fue increíble ver la fe firme que tenía mi hija en Jehová y sus promesas. No transigió”. Marina ya está bautizada y, al igual que su familia, espera poder abrazar a Yelena en la resurrección (Hech. 24:15).

HOMBRES ESPIRITUALMENTE MADUROS SATISFACEN UNA NECESIDAD VITAL

Debido al rápido aumento en la cifra de publicadores surgió la necesidad de hombres espiritualmente maduros para dirigir las congregaciones. En 1992 se brindó la oportunidad de ir a Letonia en calidad de misioneros a dos hermanos casados y a un soltero que se habían criado en Estados Unidos y hablaban letón. Valdis y Linda Purin̗š, Alfreds y Doris Elksnis, e Ivars Elksnis, el hermano de Alfreds, llegaron a Riga en julio de 1992, y su apartamento de cuatro habitaciones se convirtió en hogar misional, depósito de publicaciones y centro de traducción.

Tener sentido del humor facilita el aprendizaje de un idioma. “En una sesión de estudio —relata Doris Elksnis— quise explicarles a dos mujeres jóvenes que Satanás habló con Eva mediante una serpiente. Sin embargo, en vez de usar la palabra letona para ‘serpiente’, utilicé otra muy parecida. ¿Qué les dije en realidad? Que el Diablo habló a través de un cerdo.”

En 1994 llegaron de Australia Peter y Jean Luters. Peter, bautizado en 1954, había nacido en Letonia pero se crió en Australia. Lamentablemente, Jean, que con su amabilidad y amor se había ganado en poco tiempo el cariño de todos, falleció en 1999. Peter decidió quedarse en Letonia y ahora sirve en el Comité de Sucursal. “Cuando llegamos —recuerda él—, los hermanos letones predicaban con celo. Sin embargo, las congregaciones aún no tenían asignado un territorio específico, e incluso había sectores de Riga en los que no se predicaba. Además, solo algunas congregaciones contaban con un programa regular de discursos públicos. Pero enseguida se atendieron ambos asuntos.”

LOS GRADUADOS DE GALAAD FUERON DE GRAN AYUDA

Los primeros misioneros de Galaad llegaron a principios de 1993. Dos matrimonios de Suecia, Anders y Agneta Berglund, y Torgny y Lena Fridlund, fueron asignados a Jelgava, una ciudad de más de 60.000 habitantes donde había veintiocho publicadores. “Cuando llegamos —explica Anders, quien sirve ahora en el Comité de Sucursal—, salimos a predicar con los hermanos. Lo cierto es que nos mantuvieron muy ocupados. Había días que literalmente pasábamos siete u ocho horas corriendo para acompañarlos de un estudio a otro sin parar para comer. Su entusiasmo era contagioso. Muchos de aquellos estudiantes son en la actualidad siervos de tiempo completo.”

Torgny Fridlund recuerda: “Tras un curso de letón de tres meses, nos sentíamos preparados para salir a predicar por nuestra cuenta. Elegimos territorios que no se habían trabajado desde la segunda guerra mundial, pero no conseguimos buenos resultados. ¿Estábamos haciendo algo mal? Después de analizar el asunto, decidimos probar otro método: leer un texto en cada puerta. A partir de entonces empezamos varios estudios bíblicos”.

En abril de 1995 llegaron más graduados de Galaad, entre ellos Basse y Heidi Bergman, de Finlandia, que actualmente visitan las congregaciones de un circuito de habla rusa. “Les pedí a los hermanos que me corrigieran cuando usara alguna palabra equivocada en la predicación —dice Basse—. Y se lo tomaron muy a pecho, pues no solo me corregían en la predicación, sino también durante las reuniones. Hoy día me conmuevo cuando los hermanos dicen: ‘Basse ya es uno de los nuestros’”

Carsten y Jannie Ejstrup, de Dinamarca, sirvieron juntos en Letonia hasta que Jannie, que tenía poco más de 30 años, perdió su batalla contra el cáncer. “La mejor forma de honrar a Jehová —afirma Carsten— es seguir fielmente en mi asignación misional.” ¡Qué magnífico ejemplo dan todos estos hermanos!

LLEGAN LOS GRADUADOS DE LA ESCUELA DE ENTRENAMIENTO MINISTERIAL

A partir de 1994 llegaron a Letonia más de veinte graduados de la Escuela de Entrenamiento Ministerial, procedentes de Gran Bretaña, Alemania y Polonia. Los primeros fueron Michael Udsen y Jess Kjaer Nielsen, de Dinamarca. Se les asignó a la ciudad industrial de Daugavpils, la segunda más grande del país.

Jess cuenta: “Una fría tarde de enero salimos de Riga hacia Daugavpils, que está a 240 kilómetros [150 millas] al sureste. De hecho, estaba nevando cuando subimos a la vieja furgoneta llena de publicaciones. El hermano que la conducía no hablaba inglés, y nosotros no sabíamos ni letón ni ruso. Cada 50 kilómetros [30 millas], más o menos, se detenía y le hacía algún ajuste al motor. Era obvio que no estaba arreglando la calefacción, pues adentro hacía tanto frío como afuera. Con todo, sobrevivimos a aquel viaje agotador y llegamos a Daugavpils sobre la medianoche. En aquel entonces había dieciséis publicadores en la ciudad, pero para finales del año siguiente, esa cifra casi se había duplicado”.

SE TRADUCE AL LETÓN

Antes de 1992, a los hermanos les llegaban casi todas las publicaciones en ruso, idioma que hablaban la mayoría de los letones. Con todo, muchos preferían su lengua materna. “Es sorprendente —indica un informe— que entre los pocos centenares de publicadores nuevos hubiera algunos con conocimientos de traducción. Era patente que el espíritu santo dirigía la labor de estos hermanos jóvenes y dispuestos.”

Gracias al arduo trabajo de los traductores, en enero de 1995 empezó a publicarse la edición mensual de La Atalaya en letón, y en enero de 1996, la edición quincenal. En la actualidad también se publica la revista ¡Despertad! y hay disponibles varios libros y folletos.

A principios de 1993, el equipo de traducción se trasladó del pequeño hogar misional a un apartamento de la calle Brīvības de Riga. Y en agosto de 1994 se mudó a unas oficinas renovadas en el número 40 de la calle Miera. ¿Cómo consiguieron los hermanos la nueva propiedad?

GENEROSO REGALO

George Hakmanis y su esposa, Sigrid, salieron de Letonia como refugiados durante la segunda guerra mundial. Conocieron la verdad en Londres (Inglaterra) y se bautizaron en 1951. Al año siguiente emigraron a Estados Unidos y en 1992 regresaron a Letonia, donde pasaron cinco años.

Cuando Letonia se desvinculó de la Unión Soviética en 1991, a los ciudadanos se les permitió reclamar las propiedades incautadas por el Estado. Sigrid y su hermana, que también es Testigo, habían guardado por más de cincuenta años los documentos de la familia, de modo que pudieron recuperar la propiedad de la calle Miera, número 40. Una vez en su poder, generosamente la donaron a la organización de Jehová. Los hermanos la convirtieron en un centro de traducción de cinco plantas con alojamiento para veinte personas.

Milton G. Henschel, del Cuerpo Gobernante, asistió a la dedicación, celebrada el 20 de agosto de 1994. Durante su visita recomendó la compra del terreno adyacente, en el número 42, donde había un edificio de seis plantas. El propietario, que vivía en Estados Unidos, estuvo dispuesto a vender. El edificio también fue completamente renovado, y la familia Betel aumentó a treinta y cinco miembros. Tras varias ampliaciones adicionales, ahora se dispone de oficinas y habitaciones para cincuenta y cinco betelitas.

RECONOCIMIENTO LEGAL

Aún hay obstáculos para el reconocimiento legal de la obra. En 1996, las autoridades utilizaron la mala prensa que generó el caso de Yelena Godlevskaya como base para denegarnos el reconocimiento legal. Un miembro del parlamento incluso insinuó que nuestras actividades quizá se proscribirían. Con todo, los hermanos siguieron manteniendo reuniones con las autoridades para explicarles en qué consiste nuestra obra. Finalmente, el 12 de octubre de 1998, el director de la Oficina Nacional de Derechos Humanos anunció que habían quedado inscritas en el registro legal dos congregaciones (Riga Centro y Riga Torn̗akalns) por un período de prueba de un año. Un mes después, la congregación de Jelgava quedó inscrita de forma similar.

La ley de Letonia exige que las nuevas congregaciones vuelvan a inscribirse todos los años. Para conseguir la inscripción permanente, tiene que haber un mínimo de diez congregaciones que lleven inscritas diez años. Mientras tanto, las que aún no han conseguido inscribirse se están reuniendo sin que el Gobierno se lo impida.

SE BUSCAN LUGARES DE REUNIÓN

La rápida expansión que se produjo en la década de 1990 hizo necesario que se consiguieran locales más grandes para celebrar las reuniones. En 1997 se sacó a subasta pública en Daugavpils una propiedad adecuada, y los hermanos fueron los únicos interesados en adquirirla. En diciembre de 1998 se inició la renovación, y ocho meses después, los más de ciento cuarenta publicadores de la ciudad se reunieron emocionados en su propio Salón del Reino.

El primer Salón del Reino levantado desde los cimientos terminó de construirse en 1997 en Jūrmala. Un estudiante de la Biblia del lugar quedó tan impresionado con la calidad del trabajo que pidió a los Testigos que le construyeran una casa. Como es lógico, los hermanos le dijeron que no podían y le explicaron la naturaleza espiritual de nuestra obra. Por aquel tiempo, los publicadores de la zona de Torn̗akalns, en Riga, compraron a buen precio un cine que había quedado calcinado en un incendio. En agosto de 1998, el edificio había sido transformado en un precioso Salón del Reino doble.

LLEGAN REFUERZOS DE FINLANDIA

Los hermanos finlandeses han contribuido enormemente al adelanto de la obra en Letonia, y de hecho, la supervisaron desde 1992 hasta 2004. Además de imprimir las revistas para Letonia, Finlandia ha proporcionado hermanos capacitados para llevar la delantera, como Juha Huttunen, que llegó en 1995 junto con su esposa, Taina. Actualmente, Juha es miembro del Comité de Sucursal. Ruben y Ulla Lindh, que llevan entre los dos más de ochenta años en el servicio de tiempo completo, también contribuyeron mucho a la obra. El hermano Lindh sirvió en el Comité del País durante cuatro años antes de regresar a Finlandia.

Asimismo, más de ciento cincuenta hermanos de Finlandia han colaborado en diversas construcciones. Gracias a todas estas muestras de amor y a la abundante bendición de Jehová sobre la labor de los publicadores, precursores y misioneros de Letonia, el 1 de septiembre de 2004 se estableció una sucursal en el país.

CAMPAÑAS ESPECIALES DE PREDICACIÓN

La mayoría de los publicadores de Letonia viven en zonas urbanas. A principios de 2001 se envió a las congregaciones una carta invitando a los hermanos a dedicar parte de sus vacaciones a participar en una campaña especial de predicación en territorios aislados. Se ofrecieron 93 publicadores, que fueron distribuidos en nueve grupos y asignados a diversos pueblos y aldeas.

Un betelita llamado Vjačeslavs Zaicevs, que se tomó unos días de vacaciones para colaborar en la campaña, dice: “Fue una magnífica oportunidad para conocer mejor a otros hermanos. Cuando terminábamos de predicar, comíamos juntos, relatábamos las experiencias del día y planificábamos la siguiente jornada. Luego jugábamos al fútbol y nos refrescábamos nadando en un lago. Fue un anticipo del Paraíso”.

Los hermanos pasaron más de cuatro mil doscientas horas en el servicio del campo (un promedio de más de cuarenta y un horas por publicador), distribuyeron 9.800 publicaciones, hicieron 1.625 revisitas y condujeron 227 estudios bíblicos. Desde entonces se han organizado campañas similares todos los años.

MUCHOS ENCUENTRAN EL CAMINO A LA VERDADERA LIBERTAD

Nuestro relato empezaba hablando de Ans Insberg, un marinero de Letonia que le abrió su corazón a Dios mientras navegaba bajo un cielo estrellado. Ans quería encontrar al pueblo que adora a Dios “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24). Jehová escuchó su sincera petición. Desde entonces, más de dos mil cuatrocientas personas de buen corazón de Letonia han aprendido la verdad acerca de Dios y casi la misma cantidad están estudiando la Biblia. Así es, todavía queda mucho trabajo por hacer (Mat. 9:37, 38).

Los testigos de Jehová de Letonia están deseosos de ayudar a cuantos buscan con anhelo la verdadera libertad. Pero no dirigen su atención a lo que simboliza el monumento a la libertad de la calle Brīvības, sino que se centran en el Reino de Dios. Pronto, los que anhelan ese Reino y adoran a Jehová “con espíritu y con verdad” serán liberados de todo el dolor y el sufrimiento. Entonces disfrutarán de la libertad perfecta, “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:21).

[Nota]

^ párr. 53 La biografía de Yurii Kaptola apareció en La Atalaya del 1 de septiembre de 2005.

[Comentario de la página 190]

“Jamás olvidaré mi bautismo. Era muy de noche, y el agua del río estaba helada. Salí tiritando, pero muy feliz.”

[Comentario de la página 203]

“Escuché que alguien detrás de mí decía: ‘¡Acaba usted de comprar veneno!’.”

[Recuadro y mapas de las páginas 184 y 185]

Información general: Letonia

Territorio

Letonia tiene unos 450 kilómetros [280 millas] de este a oeste y 210 kilómetros [130 millas] de norte a sur. Un 45% del territorio está cubierto de bosques. La fauna autóctona incluye castores, ciervos, alces, linces, nutrias, focas, jabalíes y lobos, además de numerosas especies de aves, como la cigüeña negra, la garza, el ruiseñor y el pájaro carpintero.

Población

Más de un tercio de sus 2.300.000 habitantes viven en Riga, la capital. Las principales religiones son la luterana, la católica y la ortodoxa rusa. Sin embargo, la mayoría de los letones no se consideran religiosos.

Idioma

Los idiomas mayoritarios son: el letón, hablado por el 60% de los habitantes, y el ruso, por más del 30%. Mucha gente habla más de un idioma.

Recursos económicos

Casi el 60% de la población se dedica al sector servicios; el resto trabaja en las fábricas y en el campo.

Alimentación

En el país se cultivan cebada, papas y remolacha azucarera, así como otros vegetales y cereales. Además, se crían vacas, cabras, cerdos, ovejas y aves de corral.

Clima

Es muy húmedo, y el cielo suele estar nublado. Los veranos son relativamente frescos, y los inviernos no tan rigurosos.

[Mapa]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

ESTONIA

RUSIA

LETONIA

Valmiera

RIGA

Jūrmala

Sloka

Tukums

Ventspils

Kuldīga

Liepāja

Vain̗ode

Jelgava

Daugavpils

LITUANIA

MAR BÁLTICO

Golfo de Riga

[Ilustración]

Riga

[Ilustraciones, recuadro y mapa de la página 186]

Las cuatro regiones de Letonia

Letonia suele dividirse en cuatro regiones geográficas y culturales, con carácter y belleza distintivos. Al este del golfo de Riga se halla la más extensa, Vidzeme, donde, además de la capital, Riga, encontramos las ciudades históricas de Sigulda y Cēsis, cada una con su castillo. Más al este se hallan las tierras bajas y los azules lagos de Latgale, así como la segunda ciudad más grande del país, Daugavpils. La región de Zemgale, el “granero” de Letonia, está enclavada al sur del Daugava (Dvina Occidental), un río que viene de Bielorrusia y, tras cruzar el país, desemboca en el golfo de Riga. Esta región posee dos impresionantes palacios barrocos diseñados por Bartolomeo Francesco Rastrelli, arquitecto italiano que también construyó el Palacio de Invierno de San Petersburgo (Rusia). La cuarta región, Kurzeme, donde abundan granjas, bosques y playas, abarca la costa del Báltico, las ciudades de Ventspils y Liepāja, así como numerosos pueblos de pescadores.

[Ilustraciones y mapa]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

1 VIDZEME

2 LATGALE

3 ZEMGALE

4 KURZEME

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 192 y 193]

Le di testimonio a un sacerdote, y cambió su vida y la mía

ANNA BATNYA

AÑO DE NACIMIENTO 1958

AÑO DE BAUTISMO 1977

OTROS DATOS Se crió en Ucrania, en un hogar cristiano. Ha llevado a más de treinta personas al bautismo. En la actualidad es precursora especial.

EN 1986 me mudé a Letonia, pues sabía que allí se necesitaban más publicadores. Como no podíamos predicar abiertamente, ocultaba la Biblia en la bolsa de la compra y hablaba con la gente que había en los parques y en otros lugares públicos. Nuestro tema era la esperanza del Reino, y usábamos la Biblia solo si veíamos una reacción positiva. Las personas raramente nos invitaban a sus casas por temor a sus familiares y vecinos. Así que los estudios solían efectuarse en el lugar donde habíamos encontrado a la persona interesada.

Teníamos muy pocas publicaciones. De hecho, durante un par de años, en nuestra congregación solo hubo un ejemplar en ruso del libro La verdad que lleva a vida eterna. Le sacamos muy buen partido a esta publicación en el ministerio, pero nunca se lo dimos a nadie.

Cierto día, mientras predicábamos cerca de una iglesia, mi compañera y yo conocimos a un sacerdote llamado Pyotr Batnya. A modo de introducción, le preguntamos dónde se podía comprar una Biblia, y nos respondió: “A mí también me agrada la Biblia”, tras lo cual tuvimos una muy buena conversación. Al día siguiente nos encontramos con él en un parque cercano y le mostramos el índice del libro La verdad. Cuando le preguntamos de qué tema le gustaría hablar, escogió el capítulo “Costumbres populares que no agradan a Dios”. La conversación dio fruto, pues posteriormente un hermano comenzó a darle clases de la Biblia.

Tras adquirir conocimiento exacto de las Escrituras, Pyotr empezó a hacer preguntas a otros sacerdotes y descubrió que no eran capaces de explicarle ni siquiera las enseñanzas elementales de la Biblia. Poco después abandonó la iglesia y se dedicó a Jehová.

En 1991, Pyotr y yo nos casamos y emprendimos el precursorado. Pero pocos años después, él falleció en un accidente. ¿Cómo he sobrellevado esta pérdida? Principalmente, dedicándome de lleno al ministerio y ayudando al prójimo a conocer al “Dios de todo consuelo” (2 Cor. 1:3, 4). En 1997 tuve el privilegio de que me nombraran precursora especial.

[Ilustración]

Pyotr

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 200 y 201]

Soñaba con un gobierno justo

INDRA REITUPE

AÑO DE NACIMIENTO 1966

AÑO DE BAUTISMO 1989

OTROS DATOS Había sido comunista. Emprendió el precursorado en 1990 y ha llevado a más de treinta personas al bautismo.

DURANTE mi juventud no creía ni en Dios ni en la Biblia, pero siempre traté de defender las causas justas. Jamás logré entender por qué han fracasado repetidamente los intentos del hombre por establecer un gobierno justo.

Cuando conocí a los testigos de Jehová, me sorprendió lo que me enseñaron de la Biblia. Sus argumentos tenían sentido. Lo que aprendí sobre el Reino y el tipo de justicia que Jesús promovía me llegó al corazón. En 1989 me bauticé en un lago, y seis meses después emprendí el precursorado regular. En aquel entonces mi esposo, Ivan, y yo solo teníamos una hija, pero más tarde tuvimos gemelos, un niño y una niña. Gracias al apoyo de mi querido esposo, que también es testigo de Jehová, aún sigo en el servicio de tiempo completo.

Cuando los niños eran pequeños, yo predicaba informalmente en las calles y en los parques. De hecho, con los gemelos era más fácil, pues llamaban la atención y la gente se sentía más tranquila y dispuesta a charlar conmigo.

Cierto día, fui a predicar a un parque de Riga y hablé con una mujer llamada Anna. Ella había comprado la entrada para un concierto y se había sentado en un banco hasta que fuera la hora de acudir al espectáculo. Pero tenía tantas ganas de saber más de la esperanza que la Biblia ofrece a la humanidad, que optó por no ir al concierto. Leímos varios textos bíblicos y quedamos en encontrarnos otro día en el parque. Seis meses después, Anna (foto de la derecha) se convirtió en nuestra hermana, y ahora es miembro del equipo de traducción de la sucursal. Mi corazón rebosa de gozo cuando pienso en cómo Jehová ha bendecido mi ministerio.

[Ilustración]

Con mi familia

[Ilustración y recuadro de las página 204 y 205]

Deben haberme leído el pensamiento

ANDREY GEVLYA

AÑO DE NACIMIENTO 1963

AÑO DE BAUTISMO 1990

OTROS DATOS Es precursor, superintendente de ciudad y superintendente de circuito sustituto. En la fotografía aparece junto a su esposa, Yelena.

MIENTRAS viajaba en tren a Riga, en enero de 1990, dos mujeres me preguntaron si había leído alguna vez la Biblia. Deben haberme leído el pensamiento porque hacía tiempo que quería leerla, pero no tenía ninguna. Les di mi dirección y mi número de teléfono, y días después se presentaron en mi casa. Una de las mujeres era Indra Reitupe (véase el recuadro de las páginas 200 y 201). Yo las había estado esperando, y me impresionó la habilidad con la que usaron la Biblia para contestar mis preguntas. Poco después empecé a estudiar con Pyotr Batnya, un evangelizador de tiempo completo que había sido sacerdote antes de aprender la verdad (véase el recuadro de las páginas 192 y 193).

Cuatro meses más tarde asistí a mi primera reunión. Durante el verano nos congregábamos en el bosque un día al mes, de 10.00 de la mañana a 6.00 de la tarde, para celebrar nuestras reuniones. Los hermanos analizaban determinadas partes de la Escuela del Ministerio Teocrático y de la Reunión de Servicio. Como casi siempre se bautizaba alguien, el discurso de bautismo se pronunciaba antes del intermedio para almorzar.

El conocimiento que estaba adquiriendo y el amor fraternal que percibía en las reuniones me llenaban de gozo. Quería bautizarme lo antes posible, y lo logré a finales de agosto de ese año. Mi bautismo se efectuó en un lago.

A principios de la década de 1990 enseñaba la Biblia en mi taller de arte a varias personas, algunas de las cuales llegaron a ser mis hermanos espirituales. En 1992, Jehová me colmó de felicidad cuando mi querida esposa, Yelena, se convirtió también en mi hermana espiritual.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 208 y 209]

Volví a mi tierra cincuenta años después

ĀRIJA B. LEIVERS

AÑO DE NACIMIENTO 1926

AÑO DE BAUTISMO 1958

OTROS DATOS Vivió en varios países antes de regresar a Letonia, su tierra natal, para predicar donde había más necesidad.

DURANTE la segunda guerra mundial, mi padre decidió que nos mudáramos al extranjero. Con el tiempo me casé y me fui a Venezuela con mi esposo. Allí conocí a los testigos de Jehová y me puse a estudiar la Biblia en alemán con una misionera. Cuando empecé a asistir a las reuniones, aprendí español, el idioma oficial del país.

En 1958 nos mudamos a Estados Unidos, y al cabo de dos meses me bauticé. Tras la muerte de mi esposo, mi hija y yo nos fuimos a España, donde serví de precursora. En este país, que estaba bajo la dictadura del general Franco, había mucha gente humilde y temerosa de Dios que anhelaba conocer la verdad. Durante los dieciséis años que pasé allí tuve el privilegio de llevar al bautismo a treinta personas.

Tras la caída en 1991 del comunismo soviético visité Letonia y vi una gran necesidad de proclamadores del Reino. Entonces, en 1994 se hizo realidad mi sueño de volver a mi tierra natal para ser precursora, cincuenta años después de mi partida.

El campo letón estaba listo para la siega. Cierto día hablé con un señor que me pidió un libro para su hija, a quien le interesaban los temas espirituales. Conseguí su dirección, le di clases de la Biblia, y en menos de un año se bautizó. Agradezco a Jehová que me haya dado el privilegio y las fuerzas de ser precursora en mi tierra después de tanto tiempo.

[Ilustración]

Con 20 años de edad

[Ilustraciones y tabla de las páginas 216 y 217]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

DATOS HISTÓRICOS: Letonia

1916 Se bautiza el marinero Ans Insberg. Tras la primera guerra mundial, insertó en los periódicos del país anuncios que proclamaban el Reino de Dios.

1920

1926 Se abre una oficina en Riga.

1928 Se edita el folleto Libertad para las gentes, la primera publicación en letón. Llegan repartidores de Alemania.

1931 Percy Dunham se hace cargo de la oficina.

1933 Se registra la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia

1934 El gobierno clausura la oficina de la asociación.

No hay informes de 1939 a 1992.

1940

1940 Letonia pasa a formar parte de la Unión Soviética; los Dunham tienen que marcharse.

1951 Se deporta a los Testigos a Siberia.

1960

1980

1991 Letonia reclama su independencia política.

1993 Llegan los primeros misioneros de Galaad.

1995 Aparece la edición mensual de La Atalaya en letón.

1996 Se forma un Comité del País en Riga.

1997 Se construye el primer Salón del Reino, en la ciudad de Jūrmala.

1998 Quedan inscritas legalmente dos congregaciones de Riga.

2000

2001 Se organiza la primera campaña especial de predicación.

2004 Se establece la sucursal de Letonia el 1 de septiembre.

2006 Se termina de ampliar la sucursal; hay más de 2.400 publicadores activos en el país.

[Ilustración]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Publicadores

Precursores

2.000

1.000

1920 1940 1960 1980 2000

[Ilustraciones a toda plana de la página 176]

[Ilustración de la página 178]

En este edificio de Riga se abrió en 1926 la primera oficina de los Estudiantes de la Biblia

[Ilustración de la página 178]

El folleto en letón Libertad para las gentes contenía un mensaje gozoso (1928)

[Ilustración de la página 178]

Rees Taylor

[Ilustración de la página 180]

Ferdinand Fruck, bautizado en 1927

[Ilustración de la página 180]

Heinrich Zech y su esposa, Elsa, frente a su barbería en Liepāja

[Ilustraciones de la página 183]

Edwin Ridgewell (izquierda) y Andrew Jack introducían publicaciones en Letonia clandestinamente

[Ilustración de la página 183]

Percy y Madge Dunham

[Ilustración de la página 183]

Personal de la oficina y otros Testigos (años treinta)

[Ilustración de la página 191]

Lista de la KGB con los nombres de Testigos arrestados en 1950. Muchos fueron enviados a Siberia

[Ilustración de la página 191]

Hermanos en Siberia a principios de los cincuenta

[Ilustración de la página 194]

Cuando se reunía un grupo, como en este funeral, se pronunciaban discursos bíblicos

[Ilustración de la página 194]

Pauls y Valija Bergmanis traducían La Atalaya al letón y la copiaban a mano en cuadernos escolares

[Ilustración de la página 194]

Los hermanos revelaban microfilmes como estos (tamaño real) para hacer copias de La Atalaya, que luego distribuían

[Ilustraciones de la página 197]

Paulīne Serova le predicó a la enfermera Teofīlija Kalvīte

[Ilustración de la página 199]

Yurii Kaptola (1981)

[Ilustración de la página 199]

Yurii en la actualidad frente a la prisión donde estuvo confinado

[Ilustraciones de la página 202]

En la Asamblea de Distrito de 1998 “Andemos en el camino de Dios”, la primera celebrada en Letonia, hubo una sección para el grupo de lenguaje de señas

[Ilustraciones de la página 207]

Tres meses después de ganar el campeonato de levantamiento de pesas de Letonia, Jānis Folkmanis fue nombrado publicador

[Ilustraciones de la página 207]

Māris Krūmin̗š oró a Dios por primera vez estando en prisión

[Ilustración de la página 210]

Dace Puncule fue expulsada de la escuela por negarse a cantar himnos nacionalistas

[Ilustración de la página 210]

Yelena Godlevskaya falleció tras administrársele por la fuerza una transfusión de sangre

[Ilustración de la página 210]

Los superintendentes viajantes y sus esposas fortalecen a las congregaciones

[Ilustración de la página 215]

Familia Betel de Letonia

[Ilustraciones de la página 215]

Comité de Sucursal (2006)

Peter Luters

Anders Berglund

Hannu Kankaanpää

Juha Huttunen

[Ilustración de la página 215]

Los tres edificios de la sucursal (en la calle Miera, Riga)

[Ilustraciones de la página 218]

El pueblo de Jehová ahora puede predicar libremente en Letonia

[Ilustraciones de la página 218]

Este cine calcinado (izquierda) fue transformado en dos Salones del Reino (abajo)