Ir al contenido

Ir al índice

Predicamos y enseñamos en toda la Tierra

Predicamos y enseñamos en toda la Tierra

Predicamos y enseñamos en toda la Tierra

África

PAÍSES Y TERRITORIOS 57

HABITANTES 848.582.269

PUBLICADORES 1.122.493

ESTUDIOS BÍBLICOS 2.202.217

Ruanda

Cuando volvía a casa de la escuela, una niña de nueve años se encontró en la carretera una pequeña bolsa con una gran suma de dinero. Su familia, que estudiaba la Biblia con los testigos de Jehová, decidió aplicar lo que había aprendido y devolver el dinero a su dueño. Este le preguntó a la niña: “Si te diera un dinero como premio por tu honradez, ¿qué harías con él?”.

“Compraría una Biblia”, respondió ella.

Sorprendido, el hombre dijo: “Creí que comprarías ropa o zapatos, porque los que llevas están muy gastados”. Sin embargo, la niña insistió en que prefería una Biblia. Cuando el dueño del dinero supo que la familia se lo había devuelto porque estudiaba la Biblia con los testigos de Jehová, compró dos biblias: una para la niña y otra para su propia familia; además, pidió a los Testigos un estudio bíblico en su hogar. Ambas familias siguen progresando espiritualmente.

República Centroafricana

Con la ayuda de Jehová, Theodora pudo vencer su extrema timidez. Pese a haber sido criada en un hogar cristiano, era tan tímida que rara vez asistía a las reuniones en el Salón del Reino. Cuando por fin comenzó a asistir con frecuencia, se sentaba sola, nunca hablaba con nadie y se marchaba inmediatamente después del cántico y la oración finales. Aunque poco después ya se la veía siempre en el salón, no se atrevía siquiera a dar la mano a quienes se acercaban a saludarla. Con el tiempo, empezó a comentar en las reuniones y a saludar a algunos. La participación en el ministerio del campo representó un gran paso para ella. Cuando las vecinitas le hacían burla, sentía ganas de dejar de predicar, pero le pedía a Jehová que le diera fuerzas. Ahora es una hermana bautizada, es precursora auxiliar y hace muy buenos comentarios en las reuniones; también dirige cuatro estudios bíblicos, uno de ellos a un vecino que se mofaba de ella.

Madagascar

Un superintendente de circuito y su esposa se dirigían a una congregación en el campo cuando se encontraron con una banda de ladrones de ganado que iban armados de hachas y lanzas. Tras orar a Dios en silencio para que le diera valor, ella les ofreció el tratado La vida en un pacífico nuevo mundo y les dijo: “Hoy vivimos en temor, pero dentro de poco, Dios destruirá a los malos y establecerá un nuevo mundo donde reinará la paz”. Un hombre del grupo la escuchó atento y aceptó el tratado.

Un año después, en una asamblea, un hombre se acercó a la hermana y le preguntó si se acordaba de él. Le dijo que él estaba con los hombres que ella se había encontrado en el camino lodoso y que era el que había aceptado el tratado. “Cuando nos encontramos con ustedes volvíamos de un atraco —explicó—. Sus palabras me dejaron pensativo. Me dije: ‘No les tememos a los policías ni a los soldados porque podemos escapar de ellos, pero ¿cómo puedo escapar de Dios si va a destruir a los malos?’. Así que me propuse investigar más. Al llegar a casa, fui a ver a un vecino que estudiaba la Biblia con un precursor especial y me puse a estudiar también. Voy a bautizarme en esta asamblea.”

Mozambique

En 1992, Madalena, que apenas tenía poco más de 30 años, sufrió un accidente automovilístico que la dejó parapléjica; desde entonces, casi nunca salía de la casa. Tres años más tarde, los Testigos hablaron con su padre, que era el pastor de un grupo religioso tradicional que se reunía allí mismo, en el patio de su casa. Madalena escuchó la conversación y oyó que los hermanos preguntaban por ella; entonces los invitó a pasar. Encantada con el sincero interés que mostraron en ella, aceptó un estudio bíblico y se aplicó con entusiasmo. Al ver su celo, los Testigos la ayudaron en muchos aspectos, como, por ejemplo, a ir a las reuniones. Con su ayuda pudo simbolizar su dedicación a Jehová en 2002.

A los padres de Madalena les impresionó mucho que los Testigos tuvieran tantas atenciones con su hija. La madre empezó a asistir a las reuniones y abandonó la religión de su esposo. Al principio, este dijo que nunca dejaría su religión, pero con el tiempo también comenzó a ir a las reuniones. Los miembros de su iglesia lo presionaron para que cambiara de opinión: ¡al fin y al cabo era su pastor! Pero, siguiendo adelante con su resolución, quemó todos sus objetos religiosos. En 2007 se bautizó junto con su esposa, y toda la familia está adelantando espiritualmente.

Zimbabue

Decibel, de nueve años, les predica a sus compañeros y a los maestros. Cierto día notó que su maestra estaba muy afligida. Cuando le preguntó qué le pasaba, ella le contó que a su hermana se le había muerto un hijo. Decibel prometió llevarle algo que la consolaría. Pidió a sus padres el folleto Cuando muere un ser querido y se lo llevó al día siguiente. La maestra leyó varios párrafos y se echó a llorar de alegría. Después les envió una nota a los padres en la que les agradecía la educación que le habían dado a su hija y el consuelo que esta le había brindado en esos momentos tan tristes.

Ghana

A Abigail, que vivía en el sur de Ghana con sus abuelos presbiterianos, le habían enseñado que los testigos de Jehová eran falsos profetas. Cuando se enteró de que sus padres, que vivían en otra parte del país, estaban estudiando con los Testigos, les escribió muy preocupada a fin de persuadirlos para que dejaran de hacerlo. Como la carta no surtió efecto, viajó más de 1.000 kilómetros (600 millas) para verlos. Abigail se quedó pasmada cuando vio en su propia Biblia que el infierno no es un lugar donde se atormenta a los malos. Empezó a estudiar la Biblia y a asistir al Salón del Reino con sus padres; más adelante se hizo publicadora no bautizada y hace poco se bautizó en una asamblea de circuito.

América

PAÍSES Y TERRITORIOS 55

HABITANTES 898.130.531

PUBLICADORES 3.449.038

ESTUDIOS BÍBLICOS 3.548.101

Dominica

En esta isla, las mujeres suelen lavar la ropa en las orillas de los ríos y secarla en grandes piedras. Pues bien, mientras lavaba, una mujer vio flotando cerca un objeto que le resultó familiar: era el libro que estudiaba todas las semanas con una testigo de Jehová. Lo sacó del agua, lo puso a secar sobre una roca y prosiguió con su labor.

Cuando llegó la hora de recoger la ropa seca, ella se olvidó del libro; pero unos pescadores que volvían del mar vieron el libro de color de oro, y uno de ellos lo rescató. Atraído por el título, ¿Qué enseña realmente la Biblia?, empezó a leerlo. Posteriormente, dos precursoras lo encontraron mientras predicaban a la gente de su pueblo. Él les dijo que solo 144.000 personas irán al cielo, que el Reino de Dios nació en 1914 y que, dentro de poco, la Tierra será un paraíso. Cuando le preguntaron dónde había aprendido esas cosas, les contó del libro que había hallado y les dijo que lo leía todos los días; hasta se lo mostró: seco, pero abombado.

Una de las precursoras se dio cuenta de que era el libro que su estudiante de la Biblia había sacado del río. Se comenzó un estudio con el pescador, quien espera con anhelo las clases semanales y sigue haciendo progresos.

Bolivia

Predicar en la región amazónica es difícil y gratificante al mismo tiempo. Un grupo mixto de diez precursores —apretujados en una pequeña lancha con motor fuera de borda que iba atestada de tiendas de campaña, ollas y montones de cajas de publicaciones bíblicas— viajaron unos 800 kilómetros (500 millas) por el río Beni desde Rurrenabaque hasta Riberalta. En su recorrido visitaron más de setenta comunidades aisladas y dejaron más de ochocientos libros, además de folletos y tratados. Demostraron unas setecientas veces cómo se lleva a cabo un estudio bíblico a personas interesadas y regresaron para dirigir estudios a más de doscientas. Al momento de partir, era común oír a la gente preguntar: “¿Por qué no se quedan un poquito más para que nos enseñen?”. En un pueblo pequeño, un hombre insistió muchísimo en que se quedaran. Molesto porque tenían que irse, pues quería seguir estudiando con ellos, les dijo: “Ustedes cortaron el árbol; ahora tienen que tallarlo y pulirlo”.

Canadá

Normand lleva muchos años trabajando en una refinería de metales en Montreal. A la hora del descanso leía el folleto Examinando las Escrituras diariamente en la cafetería, donde sus compañeros podían verlo. A veces, algunos se le unían al análisis del texto diario. Durante estas breves conversaciones, Normand procuraba aplicar la información especialmente a la vida familiar y las relaciones humanas. En cierta ocasión, uno de los ejecutivos también participó y luego llamó a Normand a su oficina para felicitarlo. Le dijo que las conversaciones tendrían un efecto positivo en la vida de los empleados y fomentarían las buenas relaciones.

Cuando el número de asistentes pasó de treinta, la gerencia le pidió a Normand que organizara grupos más pequeños en diferentes sitios de la refinería. “Ahora mismo dirijo tres grupos todos los días —cuenta—. A mis compañeros les gustan tanto estos ‘recordatorios diarios’, como ellos los llaman, que cuando me ausento, uno de ellos me sustituye, y cuando regreso, me preguntan lo que no han entendido.” Normand ha ayudado a sus compañeros a reflexionar sobre un versículo de la Biblia todos los días por los pasados cinco años. Como consecuencia, entre compañeros de trabajo y familiares de estos, más de cuarenta personas han aceptado la verdad.

Barbados

La hermana Barker, de 89 años, deseaba empezar un estudio bíblico. Como su estado físico le impide predicar de puerta en puerta, lo intentó por teléfono, pero no tuvo éxito. Siguiendo el consejo sobre la oración que oyó en una reunión, suplicó a Jehová que la ayudara. Días más tarde, armada de la Biblia y las revistas, se paró frente a su casa, resuelta a predicar a todo el que pasara, aunque la casa no queda en una calle comercial. Le ofreció las revistas a un hombre que volvía del trabajo. Una semana después, estando nuevamente frente a la casa, volvió a verlo. Como el hombre se había interesado en las revistas, le ofreció el libro Enseña y un estudio bíblico. Para gran alegría suya, él aceptó. El primer estudio tuvo lugar a finales de marzo de 2008. Más tarde, ella supo que el hombre no vivía muy lejos de su casa. A las pocas semanas, este comenzó a ir a las reuniones. “Sé que Jehová contesta las oraciones —dijo la hermana—, pero no pensé que fuera tan rápido.”

Chile

Una precursora de Santiago dejó olvidada su carpeta de revistas en el asiento trasero del taxi que la llevó al centro del territorio donde predica. Esta contenía bastantes revistas y el Ministerio del Reino marcado con su nombre. Gracias a ello, el taxista pudo encontrarla dos días después con la ayuda de otros Testigos que vio predicando en la zona. Cuando le devolvió la carpeta, solo estaba el Ministerio del Reino: las revistas habían desaparecido. El taxista se disculpó y le explicó que diferentes pasajeros las habían hojeado y le habían preguntado si podían quedarse con ellas. Así pues, en un solo día ¡las revistas se habían distribuido solitas!

Nicaragua

Ernesto había sido capitán de las tropas especiales del ejército y vivía en una pequeña ciudad de la costa caribeña. Jairo, un precursor especial que había venido de otra parte del país para predicar allí, lo conoció cuando predicaba de casa en casa y le ofreció un estudio bíblico. Al principio, el ex militar no aceptó, pero Jairo siguió insistiendo hasta convencerlo. Entre las conversaciones, Jairo le reveló que su padre había sido comandante del ejército contrarrevolucionario que luchaba contra el gobierno en una zona cercana y que había muerto en batalla. Ernesto siguió progresando; sin embargo, le ocultó un secreto a su maestro, hasta que con el tiempo tuvo que contárselo. Con profunda tristeza, le confesó que él había comandado el pelotón que había capturado vivo a su padre y había ordenado personalmente su muerte. Por supuesto, Jairo se quedó de una sola pieza. Sabía que lo que Ernesto le decía era cierto porque los espantosos detalles que le dio coincidían con lo que le habían contado los soldados que acompañaban a su padre. Ernesto pensó que la amistad se acabaría allí mismo, mas en lugar de abrigarle odio a su estudiante, Jairo siguió enseñándole. Ernesto adelantó hasta bautizarse junto con su esposa. Hasta el día de hoy, él y Jairo siguen siendo amigos.

Venezuela

En el oeste del país, los hermanos de la ciudad de Machiques fueron a predicar a un territorio indígena en los límites con Colombia que se trabaja muy de vez en cuando. ¡Todo el mundo los escuchó! El líder de la comunidad Yukpa les dio permiso para celebrar por primera vez la Conmemoración en esa zona. Los vecinos y la escuela prestaron sus sillas, y acudieron más de doscientas personas. Después de la reunión, el líder habló respetuosamente en nombre de la comunidad: “Queremos agradecer a los testigos de Jehová. Esperamos que esta no sea su última visita. Ustedes nos enseñan la verdad, y son muy bienvenidos”. Ya hay más de cincuenta personas estudiando la Biblia semanalmente.

Asia y Oriente Medio

PAÍSES Y TERRITORIOS 47

HABITANTES 4.026.656.360

PUBLICADORES 618.088

ESTUDIOS BÍBLICOS 538.957

Taiwán

Una hermana escribe: “Esperaba con ilusión conocer a mi medio hermano. Nunca lo había visto porque vive con su familia en una zona muy apartada, adonde es casi imposible viajar. Como es natural, mi padre y todos los demás también estaban muy felices por el esfuerzo que haría para visitarnos con su familia. Puesto que donde ellos viven no hay Testigos, albergaba la esperanza de que aceptaran las buenas nuevas durante su visita. ¡Qué alegría me dio cuando la esposa y la hija se interesaron en la Biblia! Ahora la cuestión era cómo haría para seguir enseñándoles los propósitos de Jehová cuando volvieran a su remoto hogar. Me enteré de que en casa tenían computadora y acceso a Internet, así que mi esposo y yo nos compramos una cámara web y continuamos el estudio bíblico por este medio. Para sorpresa mía, el método funciona de maravilla. Observar su reacción cuando leen en su propia Biblia y en el libro que estudiamos me permite entender mejor cómo ayudarlos. Estamos muy agradecidos con este adelanto de la tecnología que nos permite enseñarles la verdad a estos familiares, a quienes de otra forma no podríamos llegar”.

Nepal

Purnamaya, que tiene 16 años y vive en un pequeño pueblo, comenzó a tomar clases bíblicas con su tío. Pese a que la congregación le queda a dos horas y media de su casa en autobús, asiste fielmente a las reuniones una vez por semana. Esto no le resulta fácil, pues ambos padres son leprosos y la familia es muy pobre. Aparte de realizar los quehaceres domésticos, como cocinar y lavar, Purnamaya trabaja temprano en la mañana machacando piedras para hacer grava, con lo que contribuye al sostén de la familia; además, va a la escuela. El pasaje en autobús para ir a las reuniones equivale a un día del salario de un trabajador. A veces, sus padres le dicen que es mejor que vaya a una de las iglesias del pueblo, pero ella sabe que solo en el Salón del Reino aprenderá la verdad acerca de Jehová; así que hace cuanto puede por asistir. Recientemente tuvo que vender su reloj, que era un regalo de su abuela. Esta joven comenta muy bien en las reuniones y también predica a la gente del pueblo. Es una fuente de aliento para cuantos la conocen.

Malasia

Durante el régimen colonial británico, millares de trabajadores fueron llevados a las plantaciones de caucho de Malasia. Los trabajadores se alojaban en poblados dentro de las plantaciones, muchos de los cuales todavía existen; no obstante, hay un buen número de ellos a los que es difícil llegar porque no aparecen en los mapas. Una congregación que trabajaba territorios no asignados localizó uno. Dos adolescentes mayores que habían aceptado antes las revistas se interesaron tanto por la predicación de los hermanos que se ofrecieron a llevarlos a otros poblados. A diferencia de los hermanos, ellos sí conocían el terreno. Montados en sus motocicletas, guiaron a los automóviles a través de las plantaciones por senderos lodosos y caminos sin pavimentar, viajando hasta cuarenta y cinco minutos para llegar de una plantación a otra. Los Testigos nunca habían ido a esos lugares. Mientras los hermanos predicaban, los dos muchachos animaban a la gente a tomar las revistas y a leerlas. En total, los llevaron a tres poblados aislados. Debido en buena parte a estos jóvenes serviciales, se dio un gran testimonio a personas que jamás habían tenido la oportunidad de oír las buenas nuevas. Ese fin de semana, los 50 publicadores de la congregación distribuyeron más de cinco mil revistas.

Europa

PAÍSES Y TERRITORIOS 47

HABITANTES 733.775.190

PUBLICADORES 1.542.507

ESTUDIOS BÍBLICOS 789.219

Rusia

Tatyana sufre de cáncer cerebral. Hace años se sometió a una operación muy delicada, tras lo cual la llevaron a una sala para pacientes con pocas esperanzas de recuperación. Un sacerdote ortodoxo visitó aquel pabellón para que los pacientes se confesaran antes de morir. Tatyana vio que una mujer, haciendo acopio de fuerzas, le daba un dinero al sacerdote. Cuando este se marchó, le preguntó a la señora si se sentía mejor. “No —respondió con tono de abatimiento—. No entendí una palabra de lo que dijo.” Entonces, Tatyana aprovechó para hablarle de la maravillosa esperanza de la resurrección. “¡Ahora sí me siento mejor!”, exclamó agradecida. Cuando el administrador de la clínica se enteró de lo sucedido, le pidió al sacerdote que no volviera y llevó a Tatyana a una sala aparte donde pudiera hablar con otros pacientes; además, averiguó dónde se reunían los testigos de Jehová. Antes de su hospitalización, ella le había pedido a Jehová que le diera fuerzas para seguir predicando, y está convencida de que él oyó su ruego, pues ese mes informó más de cien horas. Aunque su estado se ha agravado y le es imposible salir de casa, sigue recibiendo la visita de personas a quienes dio testimonio durante sus frecuentes viajes al hospital.

Georgia

Dos precursoras especiales temporales que fueron enviadas a una zona donde no había Testigos se extraviaron mientras exploraban el nuevo territorio. Caminando con la nieve hasta la rodilla, intentaron orientarse, pero estaban muertas de cansancio y de frío. De pronto vieron unas huellas y las siguieron hasta llegar a una casa. Llamaron en voz alta, y una joven mujer de nombre Khatuna enseguida las hizo pasar a su cálido hogar, cosa que agradecieron mucho. Al enterarse de que eran testigos de Jehová, Khatuna les contó que mientras ellas andaban perdidas en la nieve, ella y su familia estaban rogándole a Dios que les mostrara la verdad. Unos minutos más tarde, las dos precursoras habían aparecido allí: eran, sin duda, la respuesta a su oración. Hoy, cuatro miembros de esta familia estudian la Biblia, dos de los cuales —Khatuna y su suegra— son publicadoras no bautizadas.

Gran Bretaña

Reston nunca había usado el método directo en el ministerio del campo, así que decidió intentarlo. Antes de tocar a la primera puerta, hizo una breve oración a Jehová para que lo ayudara a ser positivo. Entonces le ofreció directamente un estudio bíblico a su interlocutor, un hombre llamado Andy, quien accedió de inmediato. Reston quiso llevarle el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? ese mismo día. De camino en el autobús, se dio cuenta de que el conductor era un hombre que recibía siempre La Atalaya y ¡Despertad! Animado por la experiencia de la mañana, pensó ofrecerle un estudio cuando el bus llegara a su destino.

Mientras tanto, una anciana reconoció a Reston y le pidió que visitara a una amiga suya que estaba enferma y que orara por ella. Él le dijo que tendría mucho gusto en hablar con ella y consolarla con las Escrituras; luego sacó el único libro Enseña que llevaba y le mostró la ventaja de un estudio bíblico, a lo que la anciana respondió que quería uno. Frente a ellos iba sentado un joven, que escuchó la conversación y se sintió atraído por las láminas del libro; Reston se lo dio gustoso. Luego, cuando el autobús llegó a su destino, Reston le ofreció al conductor un estudio gratis a domicilio; para sorpresa suya, este aceptó encantado y dijo que tenía muchas preguntas sobre la Biblia. Reston corrió a casa de un hermano que vive cerca para conseguir otro ejemplar del libro. Cuando llegó a casa de Andy, era de noche. Andy aceptó el libro, comenzó a estudiarlo y en poco tiempo empezó a poner en práctica lo que aprendía. Tanto él como el conductor del autobús ya asisten a las reuniones, y Reston dirige quince estudios bíblicos, todos ellos como resultado de utilizar el método directo. Ahora se cerciora de tener siempre a la mano varios ejemplares del libro Enseña cuando va a predicar.

François y Monica iban hacia el auto con sus dos hijos después de una mañana de predicación; pero Shaé, su hijita de dos años y medio, no quería subir al auto sin antes entregar el último tratado que le quedaba. En ese momento, dos mujeres se bajaron de un automóvil que se detuvo al otro lado de la calle. Feliz, Shaé le dio a una de ellas el tratado La vida en un pacífico nuevo mundo, mientras Monica le explicaba de qué se trataba. La mujer, de nombre Sierra, manifestó interés e invitó a Monica a su casa para que les diera clases bíblicas a sus dos hermanas adolescentes. En el primer estudio, preguntó si sus dos hijos también podían participar, y posteriormente se les unió un sobrino suyo. Sierra se sentaba siempre a escuchar y hacía muchas preguntas. Finalmente, aceptó un estudio para ella; su esposo hizo lo mismo, al igual que su madre, seguida de otros miembros de la familia y amigos. La insistencia de Shaé en entregar hasta el último tratado produjo once estudios, y cuatro de los estudiantes asisten ya a las reuniones.

Italia

Jennifer, que asiste a la congregación rusa de Milán, había hablado varias veces por teléfono con una mujer ucraniana llamada Valentina, pero no la conocía personalmente. Cierto día quedaron en verse en la estación del metro. Valentina dijo que llevaría puesta una chaqueta roja. Cuando Jennifer llegó a la estación, vio a una mujer con chaqueta roja que parecía ucraniana y que, obviamente, buscaba a alguien. Acercándose, le preguntó: “Hola, ¿eres Valentina?”. “Sí”, contestó ella. “¡Qué bien! Yo soy Jennifer”. La mujer ni se inmutó. Algo confundida, Jennifer le preguntó: “¿Estabas esperándome, verdad?”.

“No”, replicó. Sucedió que era ucraniana, se llamaba Valentina y llevaba una chaqueta roja... ¡pero estaba esperando a otra persona! Riéndose, Jennifer le explicó lo que había pasado y le preguntó si le permitiría mostrarle un texto bíblico, el mismo que pensaba leerle a la otra Valentina. Ella dijo que sí y escuchó muy atenta; luego sacó un papel donde había copiado a mano el Salmo 91 y dijo que amaba mucho la Biblia. Jennifer comenzó un estudio bíblico con ella. ¿Y qué pasó con la otra Valentina? Más tarde conoció a Jennifer y también empezó a estudiar.

Rumania

Un hermano visitó a un conocido y su esposa para tratar temas bíblicos. Sobre todo, ellos querían saber lo que enseña la Biblia acerca de la relación entre los esposos, pero casi nunca encontraban tiempo. La pareja llevaba una vida saludable, y el esposo corría todos los días ocho kilómetros (cinco millas). Tras varios intentos de seguir las conversaciones bíblicas, el hermano le preguntó a este si podía acompañarlo a correr, a lo que accedió encantado. Pero al hermano no le resultó nada fácil, pues no estaba en forma por falta de entrenamiento. Predicar y correr al mismo tiempo lo dejaba extenuado. “Me las arreglé para predicar en ropa deportiva y sin la Biblia en la mano, citando los versículos de memoria”, relata. Tras correr juntos varias mañanas, el interés de la pareja aumentó y se comenzó un estudio en el hogar. Ahora, el esposo es un entusiasta publicador no bautizado y está matriculado, junto con su hijo y su hija, en la Escuela del Ministerio Teocrático.

Oceanía

PAÍSES Y TERRITORIOS 30

HABITANTES 37.545.115

PUBLICADORES 97.329

ESTUDIOS BÍBLICOS 55.266

Australia

Un precursor escribe: “Una doctora llamada Pam me pidió que le llevara siempre los nuevos números de las revistas. Puesto que su agenda es muy apretada —de hecho, solo logré hallarla en casa una vez en seis meses—, le dejaba las revistas por debajo de la puerta con una nota amistosa. Al cabo de siete meses de intentos vanos, le dejé las revistas junto con una invitación a la asamblea de distrito y mi número de teléfono. Nunca me llamó. En noviembre, después de la asamblea, volví y encontré una nota suya en la puerta.

”En ella me decía que le encantaban las revistas y que se las pasaba a sus colegas, quienes, a su vez, se las pasaban a los pacientes del hospital. También decía que había disfrutado mucho de la ‘reunión’. Resulta que cuando leyó la invitación a la asamblea, se tomó los tres días libres para asistir; además, fotocopió la invitación y la puso en los casilleros de sus compañeros junto con una nota en la que les pedía que la llamaran si estaban interesados en ir. Ese fin de semana, dieciséis colegas suyos —todos médicos— también se tomaron los tres días libres para ir a la asamblea. Estas diecisiete personas asistieron al programa completo, y todo por una invitación dejada por debajo de la puerta. Actualmente, Pam recibe clases regulares con el libro Enseña y ha organizado tertulias para hablar de la Biblia con todos los que asistieron a la asamblea.”

Otro hermano relata: “Al pasar por una casa donde habían pedido que no los visitaran los Testigos, vi en el porche a una pareja que lloraba angustiada. No podía seguir de largo cuando era obvio que aquellas personas necesitaban ayuda, así que me acerqué y les pregunté si podía hacer algo por ellos. Me invitaron a entrar y empezaron a contarme sus penas. A la esposa la iban a operar de cáncer, y temía morir en la operación y no volver a ver más a su hija, a quien no habían visto desde hacía tres años. Unos días antes le habían pedido ayuda al pastor de su iglesia carismática, pero este le había restado importancia a la situación y no había hecho nada. Yo les mostré algunos versículos de la Biblia que indican que Jehová está cerca de los quebrantados de corazón.

”Al cabo de una hora, más o menos, tocaron a la puerta. Lo primero que pensé fue que era el pastor; pero cuando abrieron, allí parada estaba una joven bien vestida. ¡Era la hija que llevaba tanto tiempo perdida! Fue un momento sumamente emotivo, por lo que les dije que sería mejor que me fuera. Para mi sorpresa, la muchacha me pidió que me quedara, pues tenía algo que decir a sus padres. Les contó que había estado metida en la bebida y la droga y que estaba arruinando su vida, pero que el estudio de la Biblia la había motivado a volver a casa y buscar a sus padres. Hacía poco se había bautizado como testigo de Jehová.”

Unos días después, el pastor fue a hacerles una visita. Al enterarse de que la hija había regresado porque se había hecho testigo de Jehová, salió sin decir una palabra. Entonces el esposo lo llamó y le pidió que recogiera un sobre que había sobre la mesa: su carta de renuncia a la iglesia.

Papúa Nueva Guinea

Un grupo de veintitrés hermanos y hermanas fueron a predicar a un territorio poco trabajado. La travesía fue difícil, pues viajaban a pie y tenían que ascender montañas y atravesar ríos. En un pueblo, una hermana encontró a un ministro anglicano que escuchó complacido la explicación de Daniel 2:44. “Aquí estamos como ovejas perdidas”, le dijo a la hermana. Aceptó las revistas y tratados, y también pidió una Biblia.

Tres días después, en otra localidad, dos hermanas hablaron con dos mujeres jóvenes que oyeron el mensaje del Reino con mucha complacencia. Esa tarde, cuando su padre regresó del jardín, ellas le contaron lo que habían aprendido de la Biblia. Queriendo oír por sí mismo ese mensaje tan maravilloso, él salió hacia la cabaña donde el grupo de hermanos se alojaba. Como era el jefe del pueblo, ordenó que les cocinaran y les llevaran comida. Por la noche, llegó con su lámpara en la mano acompañado de otras personas. “Nos sorprendió mucho verlos —dijeron—, pues es la primera vez que los testigos de Jehová vienen a nuestro pueblo.” Los hermanos les mostraron Mateo 24:14 y les explicaron que esas palabras eran el motivo de la visita. Les hablaron de las bendiciones que traerá el Reino y les dejaron publicaciones.

Al quinto día de la caminata, los hermanos llegaron a un pueblo alrededor de la una de la tarde. Creyendo que pasarían la noche allí, la gente empezó a prepararles un refugio abierto para que durmieran, pero los hermanos dijeron que querían hablar con todos y partir ese mismo día. Todos los habitantes, incluido el jefe, recibieron un magnífico testimonio, y les dieron a los hermanos cocos, bananas y papayas a cambio de publicaciones.

Fiyi

En una zona rural, los precursores realizan su ministerio a pie, recorriendo caminos polvorientos o fangosos. Nagamma y su hija, Reshma, ambas precursoras regulares, invitaron a Ushla, una hermana ciega, a acompañarlas como precursora por un mes. Esto implicaría caminar varios kilómetros al día tomándola de un brazo cada una. Cierto día húmedo, las tres hermanas iban por un camino fangoso tratando de esquivar los charcos mientras una familia las observaba desde el porche de su casa. La hermana ciega metió el pie en un charco y se embarró la pierna; sus compañeras se detuvieran para limpiarla. Picado por la curiosidad, el padre de la familia las llamó y les dijo: “Todos los días las veo caminar. ¿Adónde van?”. Ellas le contestaron que iban a dirigir un estudio bíblico. Entonces él les dijo que si el mensaje que llevaban era tan importante que caminaban tanto para enseñarlo, él también quería oírlo. Se comenzó un estudio con esta familia.

Guam

Liza, una joven mujer de Filipinas, trabajaba como empleada doméstica en la isla de Tinian. Cuando los testigos de Jehová tocaban a la puerta, ella les pedía La Atalaya y ¡Despertad! Aunque decía que le gustaba leer las revistas, en realidad las utilizaba para encender el fuego.

A principios de 2007 perdió el empleo, y como no tenía dónde vivir, dormía en la playa. Un día que pasó por el Salón del Reino, dos hermanas que estaban sentadas fuera a la sombra la invitaron a comer mangos y entablaron una amigable conversación. Al otro día, cuando Liza pasó por el Salón, las hermanas volvieron a hablar con ella. En el curso de la conversación, esta dijo: “Espero poder venir un día a su iglesia”. Aunque las hermanas se sintieron un poco avergonzadas por no haberla invitado antes, la animaron a asistir esa noche. Ella aceptó, con la esperanza de que los Testigos la ayudaran a encontrar empleo.

Durante la reunión, quedó impresionada al ver la sinceridad de los hermanos y su interés por la gente. Recordando el motivo egoísta por el que había ido a la reunión, se le saltaron las lágrimas. También se acordó de todas las revistas que había quemado. Conmovida por el amor de los hermanos, después de eso no faltó a ninguna reunión y estudió la Biblia regularmente. Encontró trabajo, alcanzó los requisitos para ser publicadora y se bautizó en febrero de 2008.

[Ilustración de la página 45]

Madalena

[Ilustración de la página 48]

Disfrutando del Estudio de La Atalaya en una lancha

[Ilustración de la página 50]

La hermana Barker esperando pacientemente a que pase alguien para predicarle

[Ilustración de la página 53]

Purnamaya machacando piedras para ayudar al sostén de la familia

[Ilustración de la página 54]

Predicando a una mujer india en una plantación de caucho

[Ilustración de la página 57]

Reston enseñando a Andy

[Ilustración de la página 58]

Shaé

[Ilustración de la página 63]

Nagamma y Reshma ayudando a Ushla