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Estonia

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¡BIENVENIDO a Estonia! La belleza de “la joya del Báltico” lo dejará asombrado, pues sus paisajes están adornados con bosques, praderas, pintorescos pueblos costeros, más de mil cuatrocientos lagos y unas mil quinientas islas. Casi la mitad del país está cubierta de frondosos árboles y vegetación espesa: restos del bosque que una vez arropara casi toda Europa. Estonia, un poco más grande que Suiza o Dinamarca, es uno de los países más pequeños del continente europeo.

Los habitantes de este encantador lugar poseen excelentes cualidades. Son personas amigables, aunque un tanto reservadas. El nivel de alfabetización del país es muy alto, razón por la cual la mayoría de los estonios son cultos y aman la lectura. El 30% de la población habla ruso, pero el idioma oficial es el estonio, que por cierto es muy difícil de aprender. Por ejemplo, existen varios términos para la palabra isla, todo depende de la apariencia, el tamaño y la edad de esta.

UN PASADO TORMENTOSO

Los estonios han sido gobernados por una serie de poderosas naciones vecinas. A principios del siglo XIII, caballeros alemanes y tropas danesas invadieron el país, tras lo cual Dinamarca, Lituania, Noruega, Polonia, Rusia y Suecia lucharon durante siglos por el control de Estonia.

Después de más de un siglo de dominación sueca, en 1721 Rusia tomó el poder del país. Tras un corto período de independencia entre 1918 y 1940, la Unión Soviética invadió Estonia y se la anexionó. En 1941, la Alemania nazi ocupó el país, pero en 1944 perdió su control ante la Unión Soviética. Estonia formó parte de esta última durante casi cincuenta años, hasta que en 1991 se convirtió en la primera república soviética en declarar su independencia.

¿Cómo afectaron estos acontecimientos a los siervos del Dios verdadero, Jehová? ¿Qué les sucedió durante la opresiva ocupación alemana y la difícil era soviética? Leamos la impresionante historia de nuestros hermanos de Estonia, quienes enfrentaron la cruel persecución con fe, valor e ingenio.

HUELLAS DE LA RELIGIÓN FALSA

Los cruzados que invadieron Estonia en el siglo XIII obligaron a la gente a aceptar el “cristianismo” a fuerza de espada. Pero las conversiones fueron solo superficiales, pues los habitantes de aldeas enteras se “limpiaban” el bautismo que les habían obligado a aceptar salpicando agua sobre sí mismos y sus casas. Entonces volvían a sus prácticas paganas. La gente siguió adorando la naturaleza y realizando ritos paganos hasta que estos acabaron fusionándose con el catolicismo.

En el siglo XVII, los estonios se convirtieron al luteranismo. Más tarde, la Iglesia Ortodoxa Rusa llegó a ser la Iglesia estatal de Estonia. En 1925, la Iglesia y el Estado se separaron. Según un estudio, solo el 14% de los estonios considera que la religión es parte fundamental de su vida.

No obstante, en los últimos años, muchos estonios de corazón sincero han encontrado alivio en la Biblia, la cual contiene “la enseñanza saludable” de “las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz” (1 Tim. 1:10, 11). En consecuencia, desde 1991, el número de proclamadores del Reino ha aumentado de poco menos de mil a más de cuatro mil. Ahora bien, ¿cómo llegaron las buenas nuevas al pequeño país de Estonia?

“TIENES BOCA, ¿VERDAD?”

En los albores del siglo XX, Martin Kose y su hermano Hugo obtuvieron en Estados Unidos varias publicaciones de los Estudiantes de la Biblia (como se conocía entonces a los testigos de Jehová). Martin se emocionó mucho con lo que aprendió. Pero le preocupaba que en su país de origen no había Estudiantes de la Biblia, así que buscó en un folleto la dirección de las oficinas centrales, localizadas en Nueva York, y fue a exponer su inquietud a J. F. Rutherford, quien en aquella época supervisaba la obra teocrática.

—¿Qué debo hacer? —le preguntó Martin.

—Tienes boca, ¿verdad? —respondió el hermano Rutherford—. Pues regresa a tu país y úsala.

Y eso fue lo que Martin hizo. En 1923 volvió a Estonia y comenzó a predicar, convirtiéndose así en el primer Estudiante de la Biblia del país. Le enseñó las verdades bíblicas a sus familiares, y su hijo, Adolf, llegó a ser un fiel siervo de Dios y una fuente de estabilidad durante los días difíciles que se dieron más adelante. Hugo, el hermano de Martin, también se hizo Estudiante de la Biblia, pero nunca fijó su residencia en Estonia.

“NO ESTARÁS SOLO”

En una asamblea de los Estudiantes de la Biblia celebrada en Londres en 1926, el hermano Rutherford pidió voluntarios para servir en los países bálticos. Se ofrecieron Albert West, Percy Dunham y James Williams. Al poco tiempo se les comisionó para organizar la predicación de las buenas nuevas en Estonia, Letonia y Lituania. William Dey, quien entonces supervisaba la Oficina de Europa del Norte —ubicada en Dinamarca—, viajó con Albert West a Tallin, capital de Estonia. Después de hallar alojamiento para Albert, el hermano Dey le dio una palmadita en el hombro y le dijo: “Bueno, Albert, nos vemos. No estarás solo. Pronto te van a llegar Atalayas”.

Desde Inglaterra, Alemania y otros lugares llegaron decenas de colportores, como se llamaba en aquel entonces a los precursores. Los finlandeses se adaptaron enseguida, pues su idioma es muy parecido al estonio. Las personas de este país, que consideraban una novedad a quienes procedían de otras partes del mundo, los recibían amablemente y a menudo les ponían nombres según su lugar de origen, como Soome Miina —que significa Miina la Finlandesa—, o el Londinense, si se trataba de alguien que venía de Gran Bretaña. Por desgracia, estos hermanos extranjeros que plantaron diligentemente la semilla del Reino por doquier no pudieron quedarse mucho tiempo porque tuvieron problemas para renovar sus visados.

LA PRIMERA SUCURSAL

Se necesitaba una sucursal en el país, pero había muy pocos lugares disponibles para oficinas y a los extranjeros les pedían alquileres altos porque pensaban que eran ricos. En 1926, sin embargo, se consiguió un pequeño apartamento en la calle Kreutzwaldi número 17 en la ciudad de Tallin, y Albert West fue nombrado siervo de sucursal. Ese mismo año se publicaron los primeros folletos en estonio, entre los cuales se encontraba Millones que ahora viven no morirán jamás.

Hilda Ang, una joven estonia, conoció la verdad gracias a unas amigas. Cuando fue a la sucursal para conseguir publicaciones, un hermano alemán le pidió que lo ayudara a traducir un discurso público. Ella accedió, y en 1928 se le invitó a Betel para trabajar como traductora. Posteriormente se casó con Alexander Brydson, un hermano británico que se había mudado a Estonia para predicar de tiempo completo. Hilda era una traductora eficaz y diligente, pero tuvo que abandonar el país con su esposo porque la obra se proscribió. No obstante, siguió traduciendo en secreto durante varias décadas. En conjunto, los Brydson llegaron a sumar más de cien años de servicio de tiempo completo.

En 1928, los Estudiantes de la Biblia publicaron el primer libro en estonio: El Arpa de Dios. Además, antes de la II Guerra Mundial ya habían impreso siete libros más, la revista La Atalaya y muchos folletos.

PRIMEROS EVANGELIZADORES

Los colportores predicaban el extenso territorio en bicicleta y pasaban la noche donde podían: algunas veces en casas, y otras en pajares. Como a la gente —que era pobre— le encantaba escucharlos hablar sobre el mensaje del Reino, estos dedicaban gustosamente entre ciento cincuenta y doscientas horas mensuales a la predicación. De hecho, una hermana informó doscientas treinta y nueve horas en un solo mes. El servicio de dichos cristianos se caracterizaba por la diligencia, el valor y la perseverancia. A continuación se narra lo que le ocurrió a una publicadora la primera vez que salió a predicar:

—¿Sabes montar en bicicleta? —le preguntó una entusiasta hermana finlandesa.

—Sí —respondió la publicadora.

—Pues vámonos a Saaremaa —dijo emocionada la hermana, refiriéndose a la isla más grande de Estonia, localizada a unos 200 kilómetros (125 millas) de donde ellas estaban.

Cuando llegaron al primer pueblo en Saaremaa, la hermana finlandesa sugirió: “¿Qué tal si empiezas en este extremo, y yo empiezo en el otro? Por la tarde nos encontramos en el centro del pueblo”. Aunque la nueva hermana nunca había predicado, sintió la ayuda de Jehová al llamar a la primera puerta. Esto le infundió confianza y pudo disfrutar del resto del viaje.

Hellin Aaltonen (de casada Grönlund) se encontró con algunas personas de la isla de Vormsi y se dio cuenta de que hablaban otro idioma.

—¿Saben estonio? —les preguntó.

—No, hablamos sueco —respondieron.

—¿Tienen libros en sueco? —prosiguió.

—Hace siglos que no vemos un libro en sueco —contestaron exagerando un poco.

Consciente de que los pobladores de Vormsi necesitaban publicaciones en sueco, Hellin decidió visitar la isla con Fanny Hietala, quien hablaba el idioma.

Hellin recuerda: “Nos llevamos todos los libros en sueco que había en la sucursal y nos fuimos en transbordador. Predicamos por toda la isla en tres días y dejamos casi todas las publicaciones. Décadas más tarde me enteré de que un hermano en Suecia había aprendido la verdad gracias a unos libros que obtuvo en Vormsi”. Una y otra vez los predicadores del Reino experimentaban la veracidad de las palabras de Eclesiastés 11:6: “Por la mañana siembra tu semilla, y hasta el atardecer no dejes descansar la mano; pues no sabes dónde tendrá éxito esto”.

ENFRENTAN DESAFÍOS

La labor de los colportores distaba de ser fácil. Durante el invierno recorrían diariamente entre 20 y 40 kilómetros (12 y 24 millas), fuera esquiando o caminando. El frío era intenso, y había pocos lugares adecuados donde alojarse. Llevaban algunos alimentos básicos y otros artículos indispensables, aparte de las cajas de publicaciones. A menudo las carreteras quedaban intransitables debido a las fuertes lluvias. Muchas noches, los hermanos tuvieron que dormir a la intemperie. Sin duda, este sacrificado servicio exigía resistencia y una buena condición física. Pero ¿cómo lo consideraban estos devotos proclamadores?

Considere el caso de Vilho Eloranta, un diligente hermano finlandés que predicó de tiempo completo en territorios aislados durante meses. Él recuerda: “Nunca me faltó nada que fuera indispensable. Casi siempre conseguía alimento y hospedaje a cambio de publicaciones. Raras veces necesitaba dinero. Cuando llegaba la noche, les pedía alojamiento a las personas. Pocas me lo negaban, especialmente si ya era tarde o la próxima granja estaba muy lejos.

”Lo que más me interesaba era transmitir el mensaje del Reino a las personas —continúa Vilho—. Por eso, llevar una vida sencilla jamás me robó la felicidad y satisfacción que sentía al predicar.”

Aquellos laboriosos hermanos prepararon el camino para el crecimiento futuro al distribuir grandes cantidades de publicaciones. Por ejemplo, en 1929, el pequeño grupo de evangelizadores repartió un total de 53.704 libros y folletos.

“Los aproximadamente treinta colportores que había en Estonia —dijo Adolf Kose— lograron predicar en todo el país antes de la II Guerra Mundial.”

La huella que dejaron estos diligentes predicadores aún perdura. Por ejemplo, a principios de la década de 1990, los testigos de Jehová visitaron a una ancianita llamada Ruth. El mensaje de los hermanos le sonó familiar, y recordó que hacía más de sesenta años lo había escuchado de boca de una Estudiante de la Biblia alemana que visitó un par de veces a su vecina. Ahora, pese a su edad avanzada y sus problemas de audición, Ruth reconoció la verdad, aceptó un estudio bíblico y con el tiempo se bautizó. ¡Y pensar que pasaron casi setenta años desde que conoció a los Testigos!

LOS INICIOS DE LA SUCURSAL

Por aquel entonces, la pequeña sucursal se usaba para celebrar asambleas. La primera se llevó a cabo en junio de 1928 y tuvo una asistencia de veinticinco personas, cuatro de las cuales se bautizaron. Al año siguiente, 80 hermanos finlandeses llegaron para ayudar en la asamblea y en la predicación.

Albert West, siervo de sucursal de Estonia, fue asignado a ayudar a William Dey, siervo de sucursal de Dinamarca. Posteriormente, el hermano West tuvo que sustituir al hermano Dey. ¿Quién ocupó su lugar en Estonia? Wallace Baxter, un cariñoso hermano escocés con buen sentido del humor que había servido en el ejército británico. Lo que vio y experimentó mientras luchaba en territorio francés durante la I Guerra Mundial contradecía las enseñanzas de Jesucristo.

“Estaba confundido —recuerda el hermano Baxter—, y empecé a darme cuenta de que, sin importar quién sea el enemigo, la guerra no es buena. Siempre creí que todos somos hermanos y que cualquiera que busque a Dios, tarde o temprano lo encontrará. Mientras reflexionaba en estas cosas, me puse de rodillas en mi refugio subterráneo y le prometí a Dios que si me salvaba y me dejaba regresar a casa, le serviría toda la vida.”

Y cumplió su palabra. Después que aprendió la verdad, en 1926 emprendió con celo el ministerio de tiempo completo. Dos años después aceptó la invitación de servir en Estonia, donde trabajó con el mismo empeño. Fue nombrado siervo de sucursal en 1930, año en que el hermano West se marchó. En 1932, la sucursal se trasladó a la calle Suur Tartu número 72, en Tallin, y al año siguiente la Watch Tower Bible and Tract Society quedó registrada oficialmente en Estonia.

TRANSMISIONES EN DISTINTOS IDIOMAS

En 1927, una estación de radio comercial de Tallin le permitió al hermano West transmitir el discurso “Bendiciones del Milenio”, que se interpretó al estonio. La información despertó el interés del público, pero también causó controversia. De modo que los hermanos no volvieron a conseguir permiso para otra transmisión sino hasta 1929. A partir de ese año, todos los domingos transmitían discursos en estonio, finlandés, inglés y ruso. A veces los daban en alemán y en sueco, y por lo menos presentaron uno en danés. Aquellos discursos también suscitaron mucho interés, y pudieron escucharse incluso en Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Leningrado (actual San Petersburgo, Rusia). Durante el año de servicio 1932, los 200 discursos que se transmitieron fueron una herramienta eficaz para dar a conocer el nombre de Jehová. No es de extrañar que provocaran la oposición del clero.

Como la Iglesia sabía que las autoridades estonias le temían a todo lo que tuviera que ver con el comunismo, acusó falsamente a los Testigos de tener vínculos con dicho movimiento político. Por eso, en 1934 el gobierno prohibió la transmisión de discursos por considerarlos una amenaza para la estabilidad del país. Pero no todo el mundo estuvo de acuerdo con dicha medida. Un joven en edad escolar escribió la siguiente carta en inglés:

Estimados Watch Tower y juez Rutherford:

Lamento mucho que nuestro gobierno haya prohibido sus discursos en la radio. Estoy en la escuela, soy un estudiante. Mis padres no son ricos, ganan con mucho esfuerzo lo necesario para cuidarnos. Pero el amor y la confianza que tienen en el Señor son como un rayo de sol que ilumina sus rostros. Durante el invierno estuve muy enfermo, y lo único que me hacía sentir mejor eran los discursos que ustedes transmitían por la radio. He derramado lágrimas, pero de alegría. [...] Y ahora, ¿dónde están aquellos discursos? [...] He comenzado a aprender inglés y esta es la primera carta que escribo en ese idioma sin la ayuda de un diccionario. [...] Mis más cordiales saludos al juez Rutherford.

El hermano Rutherford contestó la carta de este joven y le envió algunas grabaciones de sus discursos.

“EL CARRO DEL REINO CELESTIAL”

Un diligente colportor inglés llamado John North y su familia vivían en una casa remolque, la cual utilizaban para predicar por Estonia. Esto atrajo la atención de toda la zona sur del país. De hecho, un periódico local publicó lo siguiente sobre dicha casa: “La Sociedad [Watch Tower] está montando en la ciudad de Tartu un vehículo que parece una casa, cuyo propósito es que sus ocupantes viajen en él por todo el país para celebrar servicios religiosos. Ellos utilizan ‘el carro del Reino celestial’ para predicar a las personas y distribuir libros que explican la Biblia. En este vehículo van cinco personas: el misionero principal, su esposa, su hijo y dos jóvenes entusiastas. Veloces (como Jehú), estos últimos usan sus bicicletas para repartir publicaciones por la zona donde se encuentre ‘el carro’”.

Durante los disturbios políticos de mediados de los años treinta, Nikolai Tuiman, quien había sido piloto del ejército, fue encarcelado por apoyar un movimiento fascista estonio. En la biblioteca de la prisión encontró algunos libros de J. F. Rutherford que lo ayudaron a entender que estaba en el camino equivocado. Tras ser liberado, viajó a Tallin para ir a la dirección que vio en un libro de los Testigos que su esposa había obtenido. Con la ayuda del hermano Baxter, Nikolai hizo cambios radicales en su vida, abandonó sus actividades políticas y se convirtió en un testigo de Jehová trabajador y pacífico. Más tarde, cuando se proscribió la obra, fue uno de los pilares de la congregación y colaboró con la impresión clandestina. Se mantuvo fiel durante los quince años que estuvo exiliado en Siberia.

Otra persona que estaba involucrada en la política y que se decepcionó de esta fue el médico Artur Indus. Su interés por la verdad surgió a raíz de una visita que hizo a la casa de Martin Kose para prestar sus servicios. El hermano Kose lo animó a estudiar la Biblia, y como Artur sabía alemán, Martin le consiguió todas las publicaciones disponibles en dicho idioma. Artur aceptó la verdad, se dedicó a Jehová y se bautizó. Este reconocido médico llegó a ser un hermano fiel y respetado.

NUBARRONES EN EL HORIZONTE

A mediados de los años treinta, la situación era crítica. En enero de 1935, por instigación de la Alemania nazi y la Iglesia Católica, se confiscó el folleto Justo Gobernante.

Ese mismo año, el ministro del Interior clausuró la Sociedad Watch Tower en Estonia y embargó su propiedad. Aunque ya se habían escondido muchas publicaciones, unas 76.000 fueron confiscadas. Sin embargo, este revés no detuvo la obra. Para sorpresa y alegría de los hermanos, la información de dos folletos confiscados se publicó en dos de los principales periódicos, cuya tirada combinada era de 100.000 ejemplares. Es cierto que se perdieron muchas publicaciones, pero con los periódicos se logró difundir más el nombre de Jehová que si solo se hubieran distribuido los folletos.

Entretanto, la predicación continuó y la sucursal reanudó sus actividades. Durante los siguientes años, un sinnúmero de libros fueron confiscados. La hermana Hellin Aaltonen presenció un registro policial mientras trabajaba en la sucursal.

Ella recuerda: “Llegaron tres policías jóvenes para incautar ejemplares del folleto Millones que ahora viven no morirán jamás, pero no teníamos ni uno solo. Sacaron todos los libros de los estantes y los amontonaron en el suelo. El hermano Baxter no podía hacer nada porque lo estaban vigilando. Yo me puse a recoger lo que tiraban y discretamente me dirigí al escritorio del hermano Baxter para ver si allí había algún documento que los policías no debían ver. Me di cuenta de que había una carta con los nombres y las direcciones de todos los publicadores. Así que la arrojé dentro de una papelera que estaba en la esquina. Cuando los policías comenzaron a poner los libros dentro de cajas, el arrogante oficial al mando levantó de forma tan violenta una de estas que se rompió el brazo. Como sus compañeros se lo llevaron a toda prisa al hospital, tuvimos tiempo para revisar las cajas antes de que regresaran”.

“Los policías volvieron —cuenta el hermano Baxter—, y mientras se llevaban las publicaciones, vi a uno de ellos guardando un ejemplar del libro Liberación en el bolsillo de su abrigo. A menudo me pregunto cuántos libros más se habrán llevado aquellos hombres para leer.”

El año 1939 fue incierto y aterrador, pues una gran cantidad de tropas soviéticas entraron en Estonia. “En la radio se bombardeaba diariamente a la gente con propaganda comunista —escribió el hermano Baxter—. Había mucha especulación, agitación y miedo. Los numerosos aviones soviéticos que transportaban soldados paracaidistas zumbaban por el cielo.” ¿Se detendría la obra por esta preocupante situación?

A pesar de los disturbios, en 1940 los siervos leales de Jehová distribuyeron 59.776 libros y folletos: un notable logro tomando en cuenta que solo había 27 publicadores y 15 precursores. Aprovecharon el poco tiempo de paz que les quedaba para hacer el máximo posible en la predicación.

ÚLTIMA ASAMBLEA EN LIBERTAD

Poco antes de que el régimen soviético se estableciera en el país, los hermanos pudieron organizar una asamblea en Tallin, la última que celebrarían en libertad en las próximas cinco décadas. Allí analizaron los artículos de La Atalaya titulados “La teocracia”, “Neutralidad”, “Trampas” y “Ruina de la religión”. Estos resultaron ser alimento espiritual oportuno, pues los prepararon para afrontar las pruebas que les sobrevendrían.

Estonia estaba a punto de sumirse en la II Guerra Mundial, y nuestros hermanos no se librarían de sus efectos. El 16 de junio de 1940, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dio un ultimátum al gobierno estonio para que estableciera un nuevo régimen y permitiera la entrada de más tropas soviéticas al país. El partido comunista estonio se legalizó con menos de 150 miembros, y la nación llegó a ser parte de la Unión Soviética. En cuestión de meses, miles de estonios fueron deportados a Siberia, y sus casas y granjas quedaron abandonadas, fueron quemadas o tomadas por los rusos. Miles más trataron de escapar —principalmente a Suecia— en pequeños botes pesqueros. Aunque muchos lo lograron, otros murieron en las agitadas aguas.

PARTEN LOS ÚLTIMOS EXTRANJEROS

Con la llegada del régimen comunista, la sucursal nuevamente cerró sus puertas. Con todo, el hermano Baxter y Alexander e Hilda Brydson decidieron permanecer en su asignación. Pero como se había hecho muy peligroso para los extranjeros vivir en Estonia, el hermano Rutherford les aconsejó que salieran del país. El hermano Baxter y los Dunham, que servían en Letonia, salieron en tren a través de Siberia y acabaron en Australia. Aproximadamente un año después, los Brydson viajaron a Suecia. El hermano Baxter sirvió en Australia como miembro del Comité de Sucursal hasta que terminó su servicio en la Tierra el 21 de junio de 1994. *

¿Qué le esperaría al grupito de Testigos estonios ahora que los extranjeros se habían ido? Como eran prácticamente nuevos en la verdad y estaban en medio de un cruel conflicto bélico, se desanimaron y su predicación menguó. Después de su último informe, recibido en 1941, no se supo más de ellos por unos veinte años.

INTENSAS PRUEBAS DE FE

A medida que la II Guerra Mundial avanzaba, las tropas alemanas sacaron a los soviéticos de Estonia y ocuparon el país de 1941 a 1944. No obstante, la situación de nuestros hermanos no mejoró. En 1942, los alemanes arrestaron a un hermano sordo llamado Jaan Pärrat mientras predicaba en Tartu. Lo acusaron de participar en actividades subversivas y lo encarcelaron. Según los documentos de la prisión, al director de la cárcel se le ordenó que lo “extraditaran para que dispusieran de manera especial” de él. En realidad, se trataba de una orden de ejecución. Unos hombres vieron que lo llevaron fuera, y entonces oyeron unos disparos. Nadie más lo volvió a ver.

Este fue sin duda un período difícil para los hermanos. El ejército —primero el soviético, luego el alemán— reclutaba a los jóvenes. Adolf Kose declaró: “Nos escondíamos para que no nos llamaran a filas. Si te atrapaban, o te unías al ejército o te mataban. La obra del Reino, desde luego, se vio afectada porque prácticamente no podíamos hacer nada”.

Ahora bien, la guerra dio otro giro: para finales de 1944 los soviéticos echaron a los alemanes de Estonia. Una vez más, el país se vio sometido al implacable dominio soviético. Tanto la guerra como los años de opresión que le siguieron tuvieron un devastador efecto en los estonios. Por lo menos una cuarta parte de los habitantes fueron asesinados, deportados a zonas remotas de la Unión Soviética o huyeron del país. Con el pasar de los años, cientos de miles de rusos se mudaron a Estonia, por lo que el perfil de la población cambió notablemente. Como veremos a continuación, el régimen soviético sometió a prueba la fe de nuestros hermanos.

DE HERMANO DEL BOSQUE A HERMANO ESPIRITUAL

Uno de los movimientos partisanos antisoviéticos de aquel entonces se llamaba Hermanos del Bosque, pues sus miembros se ocultaban en la espesura de los bosques. Junto con ellos también se escondían muchos que, aunque no pertenecían al grupo nacionalista, eran perseguidos por el Comité de Seguridad del Estado soviético (KGB). Se estima que en ocasiones llegaron a esconderse entre 15.000 y 20.000 hombres, algunos de los cuales desaparecieron por años sin que las autoridades pudieran encontrarlos. De hecho, el último de ellos fue hallado en 1978. ¿Sería posible que alguno de los hermanos del bosque conociera la verdad y se convirtiera en un hermano espiritual?

Debido a que había trabajado para el estado estonio, Erik Heinloo sabía que estaba en peligro. Cuando la Unión Soviética ocupó Estonia, él y su esposa, Magda, trataron de escapar en bote a Suecia en varias ocasiones. La última vez que lo intentaron, el motor del bote se averió, y tuvieron que regresar. Durante siete años, Erik eludió a las autoridades escondiéndose en el bosque hasta que lo arrestaron. Él y su esposa fueron enviados por separado a campos de prisioneros en la Unión Soviética.

Dos testigos de Jehová le hablaron a Magda de la esperanza del Reino mientras estaba presa. De inmediato se dio cuenta de que había hallado la verdad, y estaba tan contenta que literalmente bailaba de alegría. En 1956 salió de prisión, y en 1960 se bautizó. Erik también fue liberado, y siete años después aceptó la verdad. Por fin, un hermano del bosque se convertía en un hermano espiritual.

PERSEGUIDOS Y ARRESTADOS

Después de que los hermanos extranjeros salieron del país, Martin Kose, un hermano valeroso y entusiasta, recibió la asignación de supervisar la obra en el norte de Estonia. En el sur, el encargado era Friedrich Altpere, un estonio que había sido profesor de inglés de enseñanza secundaria y que se caracterizaba por su altura y buenos modales. Allá en la década de los treinta se le había pedido que interpretara el discurso de uno de los precursores extranjeros que llegó a Võru. Después de hacerlo, supo que había hallado la verdad. Progresó a tal grado que ahora estaba capacitado para dirigir la predicación en el sur de Estonia.

A ambos hermanos se les hizo difícil atender la obra clandestina, pues no podían comunicarse con la organización ni tenían mucha experiencia. Pese a todo, sirvieron fielmente desde 1940 hasta que los arrestaron a finales de 1948.

Para sustituir a Martin Kose y Friedrich Altpere, se creó un Comité de Servicio compuesto por Albert Kruus, Karl Talberg, Artur Indus y Lembit Toom, quien servía de asistente. Mientras el resto del comité permanecía oculto, el hermano Toom podía viajar con libertad y visitar los grupos. ¿Por qué razón? Él era molinero, y en los días tranquilos cuando el molino de viento no funcionaba, no tenía que ir a trabajar.

Los hermanos encargados de dirigir la obra en Estonia arriesgaron su vida para ayudar a otros Testigos. Como si de criminales se tratara, en las estaciones de tren se colocaban las fotografías de quienes se creía que eran los líderes. La KGB designó hasta cuatro agentes de seguridad a fin de vigilar a cada uno de nuestros pacíficos hermanos. El período entre 1948 y 1951 fue muy difícil, pero Jehová bendijo los esfuerzos de sus siervos devotos en la predicación. Por consiguiente, el número de publicadores ascendió a más de cien.

CAUTELOSOS COMO SERPIENTES, INOCENTES COMO PALOMAS

Cada vez más, los cristianos en Estonia confirmaban la veracidad de la siguiente advertencia de Jesús: “Demuestren ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas. Guárdense de los hombres; porque los entregarán a los tribunales locales, y los azotarán en sus sinagogas. ¡Si hasta los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa, para un testimonio a ellos y a las naciones!” (Mat. 10:16-18). No obstante, algunos hermanos fieles olvidaron que Jehová no siempre nos protege de forma milagrosa de la opresión satánica (Job 1:9-12; 2:3-6). Algunos Testigos no fueron suficientemente “cautelosos como serpientes” y se convirtieron en presa fácil de crueles perseguidores.

“Había un hombre interesado en la verdad que parecía muy devoto y valiente —señaló Adolf Kose—. Recibió responsabilidades en la congregación, y las hermanas lo querían mucho. Los hermanos comenzaron a sospechar de él y les advirtieron a ellas que no lo llevaran a todos los lugares de reunión.” Lamentablemente, algunas no hicieron caso, y el hombre pudo pasar bastante información a la KGB.

“En 1950 —dice Lembit Toom— recibimos de Alemania algunos ejemplares de La Atalaya, y queríamos analizarlos con todos nuestros hermanos de Estonia.”

Así pues, se organizó una asamblea en un pajar localizado en un lugar aislado del país. Sin embargo, la KGB se enteró de los planes y preparó una emboscada para arrestar a todos los Testigos: apostó dos camiones llenos de soldados en la estación de tren adonde llegarían los hermanos. Por su parte, tres Testigos habían acordado esperar a los asambleístas en un lugar determinado del camino para indicarles por dónde ir. Uno de ellos escuchó un ruido extraño en el bosque y fue a investigar. En un abrir y cerrar de ojos tenía un arma apuntando hacia él. Los soldados lo llevaron adonde estaban los otros dos hermanos y los arrestaron.

Cuando Lembit Toom y Ella Kikas (más tarde Toom) se dieron cuenta de que habían arrestado a los tres hermanos, actuaron con prontitud. Se subieron a la motocicleta de Lembit y fueron lo más rápido posible para alcanzar a los asambleístas en una estación previa a la que debían bajarse y así poder prevenirlos. Una vez allí, Lembit y Ella corrieron hacia el tren y los hicieron salir. Cuando el tren llegó a la estación donde estaban los agentes de la KGB, no había un solo Testigo a bordo. ¡Qué decepción se llevaron!

Unos hermanos consiguieron de inmediato otra granja para llevar a cabo la asamblea. Los asistentes tuvieron que caminar unos 10 kilómetros (6 millas) por una tranquila carretera secundaria para llegar al nuevo lugar de asamblea. Mientras tanto, los soldados iban y venían por las carreteras principales buscando a los Testigos que misteriosamente habían desaparecido. La asamblea se celebró sin inconvenientes y la asistencia fue de 111 personas. Se ofrecieron informes de hermanos de otros países, incluso experiencias fortalecedoras de los testigos de Jehová en los campos de concentración nazis. Claro, el ambiente en la asamblea era sombrío, pues todos sabían que los podían arrestar en cualquier momento, pero el programa les dio la fuerza y la dirección necesarias para soportar las pruebas que se avecinaban. Por el momento se habían librado de un arresto en masa, aunque no por mucho tiempo.

INTERROGATORIOS Y SENTENCIAS

Durante los siguientes meses se fue arrestando uno por uno a los encargados de dirigir la obra y a más de setenta publicadores y personas que habían mantenido algún contacto con los Testigos. Aquellos pacíficos siervos de Jehová ahora tendrían que enfrentarse a interrogatorios que parecían interminables, y quienes aún estaban en libertad sabían que podrían ser los próximos.

Puesto que los interrogatorios solían hacerse de noche y se extendían por meses, los detenidos pasaban largos períodos sin dormir adecuadamente. La tensión mental provocada por la falta de sueño los debilitaba cada vez más. A muchos les dieron sentencias de cinco a doce años —fuera en prisión o en campos de trabajos forzados— sin haberles celebrado un juicio. La mayoría recibió sentencias de diez años. ¿Por qué? Según documentos oficiales, por “distribuir información en contra del Estado y participar en actividades subversivas”. Al poco tiempo, la ley cambió, y las condenas de los Testigos ascendieron a veinticinco años de prisión. Tras ser sentenciado, August Pressraud, quien tenía 63 años, declaró con ironía: “Estoy agradecido con el honorable Tribunal por su larga sentencia. Yo había calculado que me quedaban unos doce años de vida, pero según su sentencia me queda un cuarto de siglo”.

Algunos hermanos fueron enviados a prisiones de mala reputación o a campos de trabajos forzados ubicados por toda la Unión Soviética, sobre todo en Siberia y los extremos oriente y norte de Rusia, donde las condiciones eran hostiles. Las posibilidades de salir de allí parecían remotas; de hecho, un buen número de prisioneros llegaron a pensar que era mejor morir.

Ni siquiera los falsos hermanos que colaboraron con las autoridades pudieron escapar de la opresión de los perseguidores. Un ejemplo de esto fue lo que les sucedió a dos hermanos que se hicieron espías de la KGB. Una vez cumplieron su misión, la misma KGB comenzó a perseguirlos y los exilió a campos de prisioneros. No tuvo ninguna consideración con aquellos cobardes informantes. *

DEPORTADOS A SIBERIA

Puesto que la KGB ya había encarcelado a quienes consideraba los Testigos más prominentes, se propuso erradicar a todos los que quedaban en el país. En una operación perfectamente coordinada que se realizó en la madrugada del 1 de abril de 1951, se llevaron a cabo arrestos simultáneos en todas las regiones del país, así como en Letonia, Lituania y el occidente de Ucrania.

Casi todos los testigos de Jehová, muchos de sus familiares e incluso algunos interesados fueron desalojados a toda prisa de sus hogares. Los llevaron a varias estaciones de tren y los metieron en vagones. Apenas les permitieron llevar un poco de comida y unas cuantas pertenencias, pero el resto de sus cosas fueron confiscadas. En aquel día —sin que se les celebrara un juicio o se les diera explicación alguna—, cerca de trescientos estonios fueron deportados a Siberia, principalmente a la región de Tomsk, a unos 5.000 kilómetros (3.000 millas) de distancia.

JÓVENES VALIENTES

Corinna y Ene Ennika, de 17 y 13 años respectivamente, habían ido a visitar a unos familiares. Cuando regresaron a su casa, la hallaron cerrada, y su madre no estaba por ningún lado. ¡Imagine su desesperación! No obstante, al enterarse de que la habían arrestado, en cierta forma se tranquilizaron. ¿Por qué razón?

“Por lo menos estaba viva —dice Corinna—. Nos imaginamos que habían arrestado a otros Testigos, y nos alivió pensar que mamá podía estar con ellos. Jehová nos dio fuerzas y paz. No lloré, y Ene, que es más sensible, tampoco lloró. El lunes fuimos a la escuela, pero no le dijimos a nadie que habían arrestado a mamá.”

Corinna y Ene mantuvieron la calma incluso cuando las arrestaron a ellas. “En el vagón todos estaban tranquilos —continúa Corinna—. Una hermana nos consoló diciendo que Jehová no permitiría que nos causaran más dolor del que podíamos soportar y que debíamos confiar en la promesa de que nos ayudaría.” Estas dos muchachas estuvieron separadas de su madre por más de seis años.

Un ejemplo del odio irracional de los perseguidores fue la orden de deportación de un bebé de seis meses. ¿Por qué delito se le expulsó del país? Por ser “enemigo del Estado”.

El proceso de deportación fue muy traumático, pues a los exiliados se les humillaba de diversas maneras. Dos veces al día —por la mañana y por la tarde— los dejaban salir del tren para hacer sus necesidades, aunque no hubiera baños. Una hermana declara: “No había normas de decencia y humanidad. Era imposible hacer una división entre hombres y mujeres. La gente pasaba a nuestro lado, y todos los guardias nos rodeaban para vigilarnos”.

VIDA Y MUERTE EN SIBERIA

Tras el agotador viaje de dos semanas en tren, los exiliados, con sus pocas pertenencias, salieron de los vagones para enfrentarse a la nieve. Los llevaron a una granja colectiva que había cerca, adonde llegaban capataces para seleccionar a los mejores trabajadores, como si fueran terratenientes comprando obreros en un mercado de esclavos.

Puesto que muchos de los que vivían en Siberia también eran exiliados, se compadecieron de los recién llegados. Así que, con la ayuda de otros Testigos y algunos lugareños amables, los hermanos deportados enseguida se establecieron. Hubo quienes pudieron llevar una vida bastante normal. Incluso la salud de unos cuantos mejoró sin esperarlo, como el caso de dos hermanas estonias que se recuperaron de la tuberculosis gracias al clima seco de Siberia.

Pero no a todos les fue tan bien. Se sabe que al menos un niño falleció en uno de los trenes y que un Testigo de edad avanzada murió debido al trauma emocional o a las circunstancias tan adversas. Algunos hermanos quedaron discapacitados por el exceso de trabajo o la falta de medicamentos adecuados. Otros se vieron afectados por las duras condiciones de vida, la desnutrición, las enfermedades, los accidentes y el frío intenso. Además, muchos tuvieron que soportar el dolor emocional de estar separados de sus familias durante años sin recibir sus cartas.

“En nuestra familia solo había niños y jovencitas —explica Tiina Kruuse—, así que nos llevaron a una granja colectiva muy pobre. Apenas había comida para los que ya vivían allí, y los nuevos teníamos que conformarnos con masticar corteza de pino y comer raíces. A menudo tomábamos sopa de ortiga.”

Los inviernos en Siberia son largos y extremadamente fríos, clima al que los estonios exiliados no estaban acostumbrados. Ni siquiera lograban cosechar papas, algo tan común para ellos. Para la mayoría, el primer año de exilio fue un período muy duro y de hambre muy intensa.

Hiisi Lember recuerda: “Como la temperatura exterior era de unos 50 °C bajo cero (-60 °F), metíamos debajo de la cama a nuestra gallina en su jaula para que no se congelara. Si un becerro nacía durante el invierno, algunos hasta lo guardaban dentro de la casa”.

UN NUEVO TERRITORIO POR CORTESÍA DEL ESTADO

William Dey había dicho años atrás que si la Unión Soviética asumía alguna vez el control de los países bálticos, los hermanos tendrían un enorme territorio para predicar. ¡Cuán ciertas resultaron ser sus palabras! Al deportar a los Testigos, el gobierno soviético en realidad los ayudó a expandir su predicación hasta Siberia y otros lugares lejanos. Aunque Jehová permitió que sus siervos sufrieran pruebas, muchas personas que nunca habían escuchado el nombre divino tuvieron la oportunidad de aprender la verdad.

Lembit Trell, quien fue arrestado por participar en actividades contra el gobierno, escuchó acerca de la verdad en 1948 de una manera poco común. Dentro de una celda en Tartu, un oficial del ejército ruso que también había sido detenido le habló de los Testigos que conoció en otra prisión. El hombre hizo un resumen de nuestras enseñanzas; le explicó que el gobierno de Dios es la única salida y que pronto Dios gobernará la Tierra. Esto despertó el interés de Lembit.

Posteriormente, Lembit fue enviado a un campo de prisioneros en Vorkutá, en el extremo norte de Siberia, cerca del océano Ártico. Allí escuchó a un grupo de Testigos hablando de la Biblia. Al acercarse, se dio cuenta de que decían las mismas cosas que el oficial le había explicado; así que empezó a conversar con ellos.

—¿Por qué estás preso? —preguntaron los hermanos.

—Por luchar a favor de la justicia —respondió.

—¿Y tuviste éxito? —dijo uno de los Testigos.

La respuesta era obvia, pero Lembit contestó: “No, no lo tuve”.

“Mira, has estado peleando en el lado equivocado —afirmó un hermano—. ¿No preferirías estar en el lado correcto?” Entonces le explicaron lo que la Biblia dice sobre la guerra espiritual. Mientras más escuchaba, más se convencía de que había hallado la verdad y de que debía ponerse del lado de Jehová.

Tras su liberación, Lembit regresó a Estonia, comenzó su lucha espiritual, y ahora es precursor regular. Su esposa, Maimu, aprendió la verdad de manera muy similar: su interés comenzó cuando alguien que no era Testigo le predicó en prisión.

La predicación era difícil para los hermanos que no sabían ruso. Pero incluso con su limitado vocabulario, se les hacía fácil empezar conversaciones explicando la razón de su deportación a Siberia. Esto los ayudó a hacerse hábiles en la predicación informal. Además, tuvieron la oportunidad de predicar en su lengua materna a los estonios exiliados. Una sobreviviente calcula que entre quince y veinte estonios, así como varios rusos y lituanos, aprendieron la verdad en los campos.

CÓMO OBTENÍAN ALIMENTO ESPIRITUAL

Se utilizaron muchos métodos para pasar secretamente biblias y otra información espiritual a los Testigos exiliados en zonas remotas o encerrados en prisiones. “Recibíamos páginas de publicaciones en recipientes de manteca animal —explica un hermano—. Como esta se pone blanca con el frío, el papel no se veía. Aunque los soldados metieran cuchillos en la manteca, era difícil hallar el fino papel que estaba presionado contra las paredes del recipiente.” Raras veces encontraban el valioso alimento espiritual que iba escondido en recipientes de alimento material.

También cosían pedacitos de publicaciones en carteras y prendas de vestir o los introducían en barras de jabón ahuecadas y en las cajas donde venían. Ella Toom comenta: “Lograba meter cuatro revistas La Atalaya en el jabón que venía dentro de una pequeña caja”.

Como la correspondencia era sometida a censura, los hermanos aprendieron a disfrazar las verdades bíblicas y el vocabulario teocrático con palabras cotidianas. Por ejemplo, una hermana escribió en cierta ocasión: “El Padre nos está cuidando muy bien. Además, tenemos una cuerda que llega hasta el pozo”. Lo que quería decir era que Jehová, “el Padre”, les estaba dando lo necesario en sentido espiritual; que estaban en contacto con “el pozo”, es decir, la organización, y que tenían acceso a las vivificantes aguas de la verdad, las publicaciones bíblicas.

Algunas publicaciones se producían usando métodos básicos de impresión, pero la mayor parte se copiaban a mano. Para hacerlas a mano, a los hermanos les convenía que su castigo por predicar fuera el aislamiento. ¿Por qué? “Era bueno que me aislaran —comenta una hermana—, pues así podía traducir La Atalaya sin tantas interrupciones.” Es obvio que las estrategias de los perseguidores no funcionaban y a menudo resultaban en el adelanto de los intereses del Reino (Isa. 54:17).

LA IMPORTANCIA DE LAS REUNIONES

Las oportunidades de reunirse con otros Testigos eran pocas y muy apreciadas. Corinna Ennika describe la ocasión en que ella y otra hermana se armaron de valor para ausentarse un par de días de su trabajo sin permiso a fin de asistir a una reunión. “Nos fuimos por la tarde —explica— y caminamos hacia la estación de tren que estaba a 25 kilómetros [15 millas] de distancia. El tren salió a las dos de la mañana, y el viaje duró seis horas. Cuando nos bajamos, tuvimos que caminar 10 kilómetros [6 millas] hasta el lugar de reunión. Encontramos la casa, y mientras decidíamos quién diría la contraseña para entrar, salió un hermano, reconoció que éramos Testigos y nos dijo con alegría: ‘Están en el lugar correcto. Entren’. Estudiamos La Atalaya y entonamos cánticos del Reino. Fue una experiencia muy animadora que fortaleció nuestra fe.” Cuando estas hermanas regresaron a trabajar tres días después, les alivió saber que el capataz de la granja ni se había dado cuenta de que ellas no estaban. Asistir a las reuniones secretas fortalecía la fe y el valor de los fieles siervos de Jehová.

En otra ocasión, un grupo de hermanos estaba reunido en una prisión cuando de repente llegaron los guardias para buscar publicaciones. Uno de los Testigos, que tenía unas cuantas páginas en sus manos, enseguida agarró una escoba y comenzó a barrer. Los guardias registraron todo el lugar, pero como no encontraron nada, se fueron. Claro, las páginas estaban bien enrolladas en el mango de la escoba que el hermano sujetaba mientras barría el piso con diligencia.

EL PODER DEL AUTÉNTICO AMOR CRISTIANO

“Estuve trabajando bajo tierra en las minas de carbón durante cinco años —explicó Adolf Kose—. Vivíamos al norte del círculo polar ártico, donde no hay luz solar durante el invierno. Así que ya estaba oscuro cuando terminábamos de trabajar. No veíamos la luz del sol por meses. Tampoco recibíamos suficiente comida. De modo que mi memoria y mi sentido del tiempo comenzaron a perjudicarse. El trabajo agotador, la mala alimentación y el cansancio apenas nos dejaban con ánimo para conversar unos minutos sobre temas triviales. Eso sí, podíamos pasar horas hablando sobre las verdades del Reino sin cansarnos.”

Al atravesar tantas dificultades, el pueblo de Jehová aprendió a manifestar amor abnegado por sus hermanos. Adolf Kose añadió: “Acostumbrábamos distribuir entre los hermanos las cosas que teníamos o recibíamos. Todos nos hallábamos en necesidad, así que aprendimos a compartir lo que tuviéramos” (1 Juan 4:21).

Hasta los guardias sabían que los Testigos siempre se ayudaban unos a otros. Sirva de botón de muestra el caso de Aino Ehtmaa. Cuando la transfirieron de un campo de prisioneros a otro, no tenía siquiera una cuchara ni un plato, artículos esenciales para vivir allí.

“No importa —le dijo el supervisor del campo—. Tus hermanas te van a dar lo que necesites.” Y así fue. Una y otra vez, las expresiones de amor cristiano honraban el nombre de Jehová.

Con todo, las pruebas de lealtad no cesaron. Por ejemplo, aunque la hermana Ehtmaa había estado en un campo de prisioneros por algún tiempo, los guardias no dejaban de preguntarle: “¿Sigues negándote a cooperar con nosotros?”. Claro está, lo que querían era recibir información confidencial de los testigos de Jehová.

“Ustedes me encierran en campos de prisioneros, y mis padres murieron por su culpa —solía responderles—. ¿Cómo podría cooperar con ustedes?”

Aunque estaban en “cadenas de prisión”, los Testigos deportados continuaron manifestando un amor como el de Cristo al predicar las buenas nuevas siempre que podían. Pero ¿a quién le predicaban? Pues bien, la política soviética de trasladar a ciudadanos de élite que no eran comunistas “abr[ió] una puerta de expresión”. Muchos hermanos conversaron con estas personas cultas, quienes tal vez en otras circunstancias no habrían escuchado o aceptado el mensaje del Reino (Col. 4:2-4).

“Con el tiempo nos enviaron a diferentes campos —recordó el hermano Kose—. Había mucha gente a quien enseñar la verdad en cada celda. Fue la época en la que más he predicado.”

Durante los años de exilio, la persecución contra los testigos de Jehová no tuvo tregua. Fueron despojados de sus propiedades y de su libertad. Y aunque los humillaron de todas las formas posibles, sus perseguidores no lograron corromper sus normas morales ni su espiritualidad.

DE REGRESO A ESTONIA

Cuando Josif Stalin murió en 1953, muchos de sus devotos seguidores estaban desconsolados. Para aquel tiempo, Ella Toom se encontraba en una celda junto con otras seis hermanas. El guardia se acercó a ellas llorando y les ordenó que se pusieran de pie e hicieran el saludo a Stalin. Todas se negaron valerosamente.

Tras la muerte de Stalin, la situación política comenzó a cambiar. Entre 1956 y 1957, los testigos de Jehová de todo el mundo enviaron cientos de peticiones al gobierno soviético en favor de los hermanos deportados. Poco a poco se les fue concediendo amnistía. Los que estaban en prisión fueron liberados, y los exiliados pudieron regresar a su lugar de origen. Algunos recibieron la libertad poco después de la muerte de Stalin, pero otros tuvieron que esperar algún tiempo. Por ejemplo, la familia Tuiman fue deportada en 1951; sin embargo, no se le permitió regresar a su país sino hasta 1965. Ahora bien, aunque nuestros hermanos pudieron volver a Estonia, tuvieron que buscar dónde vivir, pues sus propiedades habían sido confiscadas durante el exilio.

RECUERDOS DE SIBERIA

¿De qué manera afectaron a los Testigos la intimidación, la crueldad, el duro trabajo y las terribles condiciones en la cárcel? La gran mayoría de ellos mantuvieron fuerte su espiritualidad y fueron fieles incluso ante la amenaza de muerte. Se sabe que por lo menos veintisiete Testigos estonios murieron en prisión o mientras estuvieron exiliados. Uno de ellos fue Artur Indus, quien antes de ser deportado había sido miembro del Comité de Servicio de Estonia. Friedrich Altpere murió poco después de su liberación, al parecer por el trabajo extenuante. Los siervos de Jehová enfrentaron severas pruebas de fe en Siberia; pero aprendieron muchas lecciones y se mantuvieron íntegros. De hecho, tales pruebas fortalecieron su fe y aguante (Sant. 1:2-4).

“Todos los hermanos encargados de dirigir la obra estaban en campos de prisioneros —explica el hermano Viljard Kaarna—, pero nos manteníamos en contacto con ellos. Gracias a esto, en Siberia nunca nos faltaron publicaciones y nos mantuvimos espiritualmente fuertes; en Estonia era más difícil conseguirlas de manera regular. Quedarnos en nuestro país no habría beneficiado tanto nuestra espiritualidad.”

Muchos de los exiliados que no eran Testigos se amargaron debido a lo que sufrieron. Pero nuestros hermanos vieron el exilio como una experiencia que fortaleció su fe.

“Los sufrimientos nos enseñaron a ser obedientes —comenta Corinna Ennika—. Ciframos nuestra esperanza en Jehová y no nos arrepentimos. Aprendimos que no necesitábamos muchas cosas para sobrevivir. Mi hermana, Ene, y yo solo teníamos una pequeña maleta y una caja que poníamos debajo de la cama. En la actualidad, cuando creemos que necesitamos algo, reflexionamos en aquella época. Los mejores años de nuestra juventud —en mi caso desde los 17 hasta los 23— los pasamos en Siberia. A menudo me pregunto si habríamos estado tan fuertes en sentido espiritual si no nos hubieran deportado. Creo que en aquel tiempo Siberia fue el mejor lugar para nosotras.”

“Pronto olvidé los cinco años que pasé en Siberia —explica otra hermana—. Fue como haber visto una película durante un par de horas.”

Aino Ehtmaa declara: “Nunca olvidaré el alegre baile de las auroras boreales, los helados días en los que la colorida neblina emergía del mar o de los ríos, los días polares en los que el Sol no se ocultaba por dos semanas y las noches polares en las que no había amaneceres durante dos semanas. Recuerdo las fresas que crecían durante el corto verano y las aves que se alimentaban de las ramitas de los esbeltos árboles. Pese a las dificultades, fue como si me hubiera ido de paseo a Siberia. Estando con Jehová, incluso allí se puede ser feliz”.

NUEVOS TIEMPOS, LAS MISMAS ESTRATEGIAS

Ahora bien, la persecución no cesó cuando los hermanos volvieron a Estonia. La policía secreta utilizó estrategias directas e indirectas para obtener información de la organización y difamar a los Testigos.

A Jüri Schönberg, quien había sido arrestado por negarse a prestar servicio militar, lo sacaron del campo de trabajos forzados para someterlo a un intenso interrogatorio. Un agente especial de la KGB viajó desde Kiev (Ucrania) hasta Estonia para convencerlo de que trabajara con ellos. El agente intentó mostrarle a Jüri que nuestras publicaciones estaban en contra del gobierno y que tenían muchos errores. Le ofreció algunos ejemplares de La Atalaya para que los leyera, pero Jüri no los aceptó. ¿Por qué? Porque aunque se veían legítimos, temía que fueran copias falsas que la KGB solía hacer para confundir a los hermanos. El agente pasó una semana presionando a Jüri de sol a sol para que colaborara con la KGB, pero nuestro hermano se mantuvo firme, no cedió.

SE REANUDA EL CONTACTO CON LA ORGANIZACIÓN

Aunque la cortina de hierro (telón de acero) se había cerrado por completo, la luz de la verdad bíblica logró traspasarla. Por mucho tiempo, los hermanos estonios estuvieron analizando publicaciones de años anteriores. Ahora bien, durante su exilio en Siberia pudieron conocer a Testigos de otros lugares de la Unión Soviética. Una vez en Estonia, valerosamente mantuvieron la comunicación con dichos hermanos, y de este modo pudieron obtener alimento espiritual nuevo de vez en cuando. Por ejemplo, a partir de 1956 se pusieron en contacto con Ivan Dziabko y otros hermanos de Ucrania, mediante los cuales pudieron obtener publicaciones. Pero hallar contactos como estos era muy difícil, y la cantidad de publicaciones que obtenían era limitada. Necesitaban algo más, y enseguida Jehová bendijo sus valerosos esfuerzos.

Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante, la sucursal de Finlandia hizo planes para ayudar a los hermanos estonios de manera más sistemática. Vilho Eloranta, quien había sido precursor en Estonia en los años treinta, fue asignado a ponerse en contacto con ellos. Cuando a principios de los años sesenta viajó al país, pudo comunicarse con Fanny Hietala. Tiempo después, un sinnúmero de hermanos finlandeses, haciéndose pasar por turistas, sirvieron de mensajeros y contribuyeron a mantener una vía de comunicación constante. Por fin, los hermanos de Estonia tenían contacto con la organización de Jehová, a la que ellos llamaban “madre”. Podían enviar informes de servicio y correspondencia, así como recibir publicaciones en microfilme. Sin embargo, puesto que todo debía hacerse en total secreto y con mucha discreción, los contactos estaban limitados a dos o tres veces al año.

Un primo de Adolf Kose que vive en Estados Unidos —Hugo Kose, hijo— viajó quince veces a Estonia en calidad de mensajero. En una de esas ocasiones, los guardias fronterizos lo registraron, pero no hallaron nada. Ahora bien, la situación se puso tensa cuando le preguntaron a qué religión pertenecía. Como se dio cuenta de que los guardias no hablaban inglés con fluidez, empezó a hablarles rápidamente en ese idioma. Para no parecer ignorantes, los oficiales no le pidieron que hablara más despacio. En eso sonó un teléfono, así que le dijeron que se diera prisa porque el barco ya iba a partir. Desde luego, Hugo siguió la orden sin pensarlo dos veces.

Los hermanos que servían de mensajeros estaban al tanto de que su trabajo era importante, y se lo tomaban en serio. Conscientes de los peligros de ser demasiado confiados, eran muy cuidadosos. Escribían los informes de servicio en códigos por si caían en manos equivocadas. Sabían que si se descuidaban, pondrían en riesgo su vida y la de los demás. Hubo ocasiones en las que se percataron de que agentes de la KGB los seguían. Por ejemplo, mientras Viljard Kaarna esperaba que dos hermanos le llevaran un paquete, vio que un agente los fotografió y luego los siguió. Sin duda, el hombre estaba reuniendo evidencia para usarla en contra de los Testigos. No obstante, en todos esos años, los hermanos nunca perdieron ni un solo envío de publicaciones, ni una sola carta, ni un solo informe.

MEJOR ORGANIZACIÓN

La predicación en la Unión Soviética estuvo por algún tiempo bajo la supervisión del Comité de País de Ucrania. Además, varios hermanos sirvieron como superintendentes de distrito por aquel extenso territorio. No obstante, debido al crecimiento de la obra en Estonia se necesitaba a alguien que la supervisara dentro del país. Adolf Kose, de naturaleza tranquila y curtido por las pruebas de fe, fue asignado en 1967 a cumplir esta labor. Más tarde también se encargó de procesar la correspondencia y los informes de Letonia, Lituania, Carelia, Murmansk y Leningrado (actual San Petersburgo). Asimismo ayudó a organizar la impresión en varios lugares.

Además de atender estas responsabilidades, el hermano Kose trabajaba a tiempo completo con Koidula, su esposa, en una granja de cerdos cerca del pueblo de Tapa. ¿Cómo podía cumplir con todo? Inventó un tipo de maquinaria que le facilitaba hacer su trabajo seglar. De este modo pudo dedicar más tiempo a las actividades teocráticas.

Posteriormente, Viljard Kaarna, Lembit Toom y Silver Silliksaar, entre otros, visitaron las congregaciones de Estonia y de las repúblicas vecinas de la Unión Soviética. El hermano Alexandr Yevdokimov se les unió conforme aumentó la obra en el campo de habla rusa en Estonia. Con el tiempo se dividió el trabajo de impresión, y las publicaciones en ruso comenzaron a imprimirse aparte. Cuando estas llegaban en microfilme, ya estaban traducidas, así que se copiaban directamente en papel fotográfico. A medida que las congregaciones fueron creciendo, este laborioso sistema de fotoduplicación tuvo que reemplazarse, pues ya no daba abasto y requería que un sinnúmero de hermanos ayudaran con la impresión en varios lugares. A pesar de los recursos limitados, cientos de ejemplares de más de veinte libros fueron impresos de forma clandestina. Entre 1966 y 1989 se produjeron a mano más de cinco millones de páginas de publicaciones en estonio y ruso.

PRUDENTES EN TODO MOMENTO

En cierta ocasión, agentes de la policía llegaron a registrar la casa de un hermano con el pretexto de buscar una motocicleta robada. Sin embargo, fueron directo hacia un librero, el lugar menos indicado para esconder un vehículo. Como es obvio, lo que en realidad buscaban eran publicaciones proscritas. ¡Qué chasco se llevaron al no encontrar ninguna!

¿Cómo disfrazaban los hermanos las publicaciones y las mantenían ocultas? Al prepararlas, a menudo les ponían portadas de antiguos libros o revistas seglares. Entonces, cuando de repente se registraban las casas, aquellas supuestas publicaciones viejas generalmente pasaban desapercibidas.

Por otra parte, los Testigos aprovechaban las ocasiones especiales —como las bodas— para realizar reuniones y asambleas encubiertas. Por ejemplo, la boda de Heimar y Elvi Tuiman duró dos días, y en otros casos duraron tres o cuatro días. Los ancianos estonios les pedían a las parejas que no invitaran a demasiados asistentes. Si los grupos eran pequeños, llamaban menos la atención y se evitaban problemas.

LLEGAN HERMANOS DE RUSIA

En 1970, Testigos de muchos años en la verdad procedentes de Ucrania, Bielorrusia y otras partes de la Unión Soviética comenzaron a emigrar a Estonia. Para una buena cantidad de ellos, la vida allí era mucho más fácil que en su país, donde habían aguantado cruel persecución.

Gracias al apoyo de hermanos como Nikolai Dubovinski —un anciano ucraniano de mucha experiencia—, en 1972 se formó con unos cincuenta publicadores la primera congregación de habla rusa en Tartu. Para el año 2010, más de la mitad de los publicadores de Estonia servían en las veintisiete congregaciones y los cuatro grupos del productivo campo ruso.

DIVERSAS FORMAS DE PREDICACIÓN INFORMAL

Los Testigos de habla rusa, valientes y entusiastas, no vacilaban en dar testimonio informal a las personas. Por ejemplo, abordaban a los turistas que visitaban las iglesias de Tallin y les predicaban. A menudo, cuando los turistas veían a alguien hablando de la Biblia creían que era un guía, así que ponían mucha atención a lo que decían los publicadores.

Algunas hermanas daban el mensaje en los trenes. Compraban un pasaje de ida y vuelta entre Tartu y Tallin, de modo que las ocho horas que duraba el viaje les alcanzaban perfectamente para iniciar conversaciones con los pasajeros y predicarles las buenas nuevas.

“Le pedí a Jehová que me ayudara a conseguir un estudio bíblico”, comenta Maria Pasechnick, una hermana que se había mudado de Kazajistán a Estonia. Después de pensarlo un poco, se animó a predicar en las tiendas a los clientes que, como ella, esperaban horas en las largas filas para comprar alimentos.

“Un día, mientras estaba en la fila —cuenta Maria—, me puse a hablar con una señora y poco a poco fui dirigiendo la conversación hacia temas bíblicos. Aunque el mensaje no le interesó mucho a la mujer, me llevó adonde estaban sus conocidas y, después de presentármelas, me dejó con ellas para que les siguiera predicando. Al final pude establecer cuatro estudios bíblicos. Una de esas mujeres llegó a bautizarse y hasta la fecha es una fiel Testigo.”

Al igual que en todo el mundo, muchos de nuestros hermanos estonios han sobresalido en sus lugares de empleo como trabajadores ejemplares. Por citar un caso, la representante del partido comunista en una central eléctrica insinuó que la empresa podía prescindir de Leonhard Nilsk por ser un hombre religioso. No obstante, el encargado del laboratorio eléctrico salió en su defensa y dijo: “¿Acaso los comunistas bebedores e irresponsables nos hacen más falta que un hombre religioso conocido por su honradez?”. Como otros de los compañeros de Leonhard también lo defendieron por su buena reputación, la cuestión se zanjó. Al parecer, aquella mujer deseaba quedar bien con los oficiales superiores del partido. Sin embargo, tras la caída del régimen comunista en Estonia, fue ella quien perdió el empleo.

SE PREDICA BAJO PROSCRIPCIÓN

Lembit Reile, miembro del Comité de Sucursal de Estonia, recuerda: “Cuando iba a la escuela, les hablaba discretamente a muchos de mis compañeros. Había un muchacho al que solía invitar a mi casa, y le predicaba con cautela. Pero cuando terminé mis estudios, perdimos el contacto. Hace poco fui a dar una conferencia en la congregación de mi pueblo natal y me llevé la sorpresa de verlo después de veinte años. Resulta que había estado estudiando con los Testigos. Para mi alegría, llegó a bautizarse al poco tiempo de aquella visita”.

Como nuestra obra estaba proscrita, los hermanos debían estar muy alertas al predicar. Un anciano explica lo que hacían: “Teníamos que observar con detenimiento a la gente que estaba a nuestro alrededor y elegir a alguien con quien pudiéramos conversar de manera segura. Debíamos ser muy discretos al hablar con los extranjeros. Muchas veces lográbamos distinguir después de un rato si cierta persona era un informante de la KGB. Desconfiábamos de aquellos que hablaban demasiado o alzaban la voz. En cambio, nos sentíamos más seguros con los que eran reservados. A menudo abordábamos a quienes no apoyaban el gobierno comunista —los llamados disidentes—, que por lo regular eran de mente más abierta”.

ANIMADOR ENCUENTRO EN UN PARQUE

El Cuerpo Gobernante designó a Lloyd Barry, uno de sus miembros, y a un hermano de la sucursal de Finlandia llamado Viv Mouritz para que se reunieran con Adolf Kose, quien coordinaba la obra en Estonia. Así pues, los tres se encontraron en un parque de Leningrado (actual San Petersburgo).

Respecto a aquel encuentro clandestino, Viv Mouritz comenta: “Al principio, el hermano Kose dudaba en hablar y, muy precavido, se mantuvo oculto tras un periódico. Pero lo fue bajando según avanzaba la conversación, y comenzó a expresarse abiertamente”.

El hermano Barry dijo: “Rechazó una invitación a comer con nosotros, indicando que mejor nos concretáramos a hablar de los asuntos importantes”.

Cuando el hermano Kose manifestó su inquietud por el pesado yugo de la persecución y las restricciones a los Testigos de la Unión Soviética, los hermanos Mouritz y Barry le dieron mucho ánimo. “En otros países también tenemos pruebas —le dijeron—. Aparentemente no son tan duras, pero son más peligrosas, pues estamos expuestos a muchas tentaciones que ustedes no tienen. De hecho, en Occidente perdemos a más siervos de Jehová que aquí.”

Esta fue la visita más oportuna y fortalecedora en sentido espiritual que Adolf Kose pudo haber recibido. Más tarde se enteró de que uno de los hermanos con los que había conversado era miembro del Cuerpo Gobernante, y con mucho gusto transmitió las animadoras palabras de parte de la organización a todos los que se estaban manteniendo íntegros bajo aquella tiránica opresión.

“Nuestros corazones están con nuestros hermanos de la Unión Soviética —escribió después Lloyd Barry—. Fue un verdadero placer conocer al hermano Kose. El apretón de manos y el sentido abrazo que nos dio al momento de despedirnos cerraron con broche de oro aquella grata reunión.”

LA VALIENTE POSTURA DE LOS JÓVENES ESCOLARES

En particular, los cristianos jóvenes fueron presionados para apoyar organizaciones políticas y participar en otras actividades que iban en contra de su conciencia educada por la Biblia.

Ester Tamm recuerda: “Un día, cuando era pequeña y estaba en la escuela, nos dijeron en la clase que nos pusiéramos de pie, pasáramos al frente y firmáramos una carta que felicitaba al dictador Josif Stalin por su cumpleaños”.

Aunque Ester se levantó, permaneció en su sitio. Con mucho respeto dijo que no firmaría la carta. La maestra se enojó, pero sorprendentemente otros alumnos apoyaron a Ester y tuvieron el valor de negarse a firmar. Por consiguiente, el asunto terminó allí.

También estaba la cuestión de llevar una pañoleta roja en muestra de apoyo al comunismo. A quienes rehusaban hacerlo se les amenazaba con bajar sus calificaciones o con otros castigos. Nuestros jóvenes se negaron a transigir, manifestando así la misma lealtad que demostraron Daniel y sus tres compañeros hebreos en la antigua Babilonia (Dan. 1:8).

COMIENZA UNA NUEVA ÉPOCA

El hecho de que solo el 7% de la población perteneciera al partido comunista indica que los estonios en general no apoyaban el sistema soviético. Los funcionarios de Estonia no siempre deseaban seguir instrucciones de Moscú, y algunos de ellos hasta ayudaron a los Testigos. Por ejemplo, en 1985 un funcionario local fue adonde Lembit Toom y le dio una sugerencia. “Sé que usted es algo así como un líder entre los Testigos —afirmó—. Cuando tengan que reunirse, eviten hacerlo en los días festivos oficiales.”

“Está bien, se lo diré a los demás”, respondió Lembit. Evidentemente, para la KGB era una ofensa que los Testigos celebraran sus reuniones en días festivos. Al parecer, los hermanos se habían estado reuniendo demasiado abiertamente, así que hicieron algunos ajustes en conformidad con aquella amable sugerencia.

En 1986 comenzó una nueva época, cuando la Unión Soviética implantó su política de perestroika, o reestructuración. El Cuerpo Gobernante instó a los hermanos a aprovechar el nuevo clima de libertad y transparencia a fin de organizar asambleas en Europa oriental. No obstante, para nuestros hermanos era casi inconcebible pensar que volverían a disfrutar de libertad antes del Armagedón. Todo lo que habían sufrido aún estaba fresco en su memoria. Además, las autoridades continuaban registrando sus hogares.

SE LES INVITA A HABLAR EN PÚBLICO

Gracias a que había mayor libertad, cada vez más personas se interesaban por la religión y la Biblia. La gente en general sentía curiosidad por la postura de los testigos de Jehová, y diversas instituciones invitaron a hermanos a dar conferencias sobre nuestras creencias.

Una de esas invitaciones fue motivo de gran sorpresa. Resulta que Lembit Reile iba a dar una charla ante un grupo de oyentes. Ainar Ojarand había servido de contacto. El día de la conferencia, Ainar estaba oyendo la radio mientras se afeitaba y de pronto escuchó un anuncio que decía: “Hoy se presentará en el Centro Sakala un discurso titulado ‘¿Qué enseña realmente la Biblia?’”. Aquel lugar era nada menos que el principal centro de conferencias de Tallin, donde el partido comunista solía celebrar sus reuniones. Tal fue la sorpresa que se llevó Ainar que casi dejó caer la máquina de afeitar. Ahora bien, no tenía manera de comunicarle a Lembit que tendría que presentarse ante un público mucho mayor de lo que pensaban. De hecho, no fue sino hasta que se encontraron en la parada del autobús que se lo pudo decir.

“El salón estaba abarrotado —recuerda Lembit—. Jamás me había dirigido a un auditorio tan grande. Tampoco sabía lo que era usar un micrófono ni hablar desde un estrado. Tras una breve oración, recordé a Pablo discursando en el Areópago y pensé en una introducción. Como la mayoría de los presentes eran vegetarianos, comencé explicando que a los primeros seres humanos Dios les había dado solo frutas y verduras como alimento, pero que después del Diluvio les permitió comer carne.”

Parece que aquella introducción dio resultado, pues al final mucha gente hizo fila para dar su nombre y dirección a fin de recibir publicaciones en cuanto estuvieran disponibles. En años posteriores, muchos hermanos presentaron discursos ante concurridas audiencias en centros culturales, bibliotecas y escuelas. Por consiguiente, un buen número de personas sinceras reconocieron y aceptaron la verdad.

SE MANTIENEN ESPIRITUALMENTE DESPIERTOS

En 1989, los siervos de Jehová de la Unión Soviética empezaron a disfrutar de mayor libertad religiosa, lo cual permitió que algunos pudieran asistir a una asamblea en Polonia. ¿Cómo se sintieron aquellos hermanos al reunirse en libertad después de tantos años de represión tiránica?

La hermana Ella Toom recuerda: “¡Estábamos tan felices que nos deshicimos en lágrimas! La asamblea fue para nosotros un verdadero paraíso espiritual”.

Otra Testigo comenta: “Como llegamos a Polonia unos días antes de la asamblea, fuimos a una reunión en un Salón del Reino. Cuando vi entrar a los hermanos, me puse a llorar. Era la primera vez que yo estaba en un Salón del Reino”.

Aquel año, Theodore Jaracz y Milton Henschel, miembros del Cuerpo Gobernante, viajaron por la Unión Soviética junto con Willi Pohl, de la sucursal de Alemania. Deseaban reunirse con los hermanos para animarlos y ponerse al tanto de la situación en el país. La escena del mundo estaba cambiando rápidamente, y había que aprovechar sin demora la política de la perestroika. Era tiempo de reorganizar la obra del Reino, empezando por atender la traducción de las publicaciones.

Desde 1983, Toomas (Tom) Edur, un dinámico ex jugador de hockey de ascendencia estonia, había estado traduciendo algunas publicaciones al estonio en la sucursal de Canadá. * Para aquel tiempo, estas les llegaban principalmente a los estonios que vivían en el extranjero. Pero en 1990, cuando la obra comenzaba a reanudarse en Estonia, Toomas y Elizabeth, su esposa, fueron asignados a la sucursal de Finlandia para continuar con el trabajo de traducción. No obstante, poco después se les envió a Estonia.

Antes de eso, había hermanos que traducían individualmente en lugares distintos. Pero ahora estaba claro que un equipo de traducción funcionaría mejor si sus integrantes trabajaban juntos en un mismo sitio, y para ello escogieron la casa de Lembit Toom, ubicada en Tartu. No obstante, carecían de las herramientas necesarias, pues era casi imposible conseguir computadoras en la Unión Soviética. Las cosas mejoraron cuando un hermano del país visitó la sucursal de Estados Unidos y consiguió dos computadoras, lo cual supuso un buen inicio para formar un Departamento de Traducción eficiente. Con todo, la tarea no fue fácil, pues solo unos pocos traductores tenían experiencia en el uso de computadoras y del programa diseñado por la organización conocido como MEPS (acrónimo en inglés para Sistema Electrónico de Fotocomposición Plurilingüe). Gracias a sus ganas de aprender, pronto se volvieron diestros en su labor.

OTRA EMOCIONANTE ASAMBLEA EN EL EXTRANJERO

Al ir disminuyendo la dominación soviética en Europa oriental, la gente fue ganando más libertad. De hecho, unos doscientos hermanos estonios obtuvieron la visa para viajar a Helsinki (Finlandia) y asistir a la Asamblea de Distrito “Lenguaje Puro”, celebrada en junio de 1990.

Cuando los asambleístas de Estonia salieron de las embarcaciones que los llevaron a Finlandia, los hermanos finlandeses reunidos en el puerto prorrumpieron en aplausos durante media hora más o menos. Esto despertó la curiosidad de la gente, la cual quería saber qué celebridades habían llegado. ¡Qué cambio tan drástico! Nuestros humildes hermanos, que por décadas habían sufrido maltratos a manos de las autoridades soviéticas, eran recibidos como campeones olímpicos.

Los hermanos estonios estaban muy emocionados. Tanto parte del programa como algunas publicaciones nuevas se presentaron en su lengua materna. “Recibir por primera vez un folleto en estonio —comenta un hermano con muchos años en la verdad— fue como haber tenido una valiosa joya en nuestras manos.”

Todos ellos se alegraron todavía más cuando se dio una emocionante noticia en el discurso final. El orador anunció que el Cuerpo Gobernante había aprobado que a partir de enero de 1991 se publicara simultáneamente con el inglés una edición quincenal a todo color de La Atalaya en estonio. La emoción se apoderó de los asistentes, quienes se levantaron y estallaron en un largo aplauso. Entonces, cuando dejaron de aplaudir, uno de ellos preguntó: “¿Nos darán una sola revista por grupo de estudio como antes, o cada uno recibirá su propio ejemplar?”. Como la respuesta fue que todos tendrían su propia revista, el agradecido auditorio prodigó otra ola de aplausos.

La sucursal de Finlandia se encargó de imprimir las publicaciones en estonio, entre ellas reimpresiones de las revistas de 1990. Además de obtener ayuda espiritual, los Testigos estonios recibieron y enseguida distribuyeron muchos cargamentos de ayuda humanitaria procedentes de hermanos de diversos países, algo que hacía tanta falta debido a la situación económica.

LA PRIMERA ASAMBLEA EN LIBERTAD

La organización de Jehová no tardó en aprovechar la creciente libertad religiosa para celebrar grandes asambleas de distrito por toda la Unión Soviética. Sin duda, a los hermanos estonios les entusiasmó saber que la serie de asambleas “Amadores de la libertad [piadosa]” comenzaría en Estonia y se llevaría a cabo el 13 y 14 de julio de 1991 en la ciudad de Tallin.

Este acontecimiento fue motivo de gozo en particular para algunos Testigos de edad avanzada. ¿Por qué? Porque la última asamblea de Estonia celebrada en libertad había sido en 1940. ¡Qué felicidad poder reunirse libremente después de más de cincuenta años!

Los hermanos de habla rusa procedentes del noroeste de la Unión Soviética, los países bálticos y Kaliningrado se reunieron en la sala de conciertos Linnahall, en Tallin. Las sesiones en estonio se llevaron a cabo en un auditorio adyacente —el Jäähall—, y asistieron casi mil personas. La concurrencia combinada sumó la cantidad de 4.808, y hubo un total de 447 bautizados. ¡Qué feliz ocasión!

Este tipo de asambleas contribuyeron mucho a que los nuevos aprendieran la verdad. Por poner un caso, Amalie, la abuela de Leonhard Nilsk, asistía a la Iglesia Adventista pero tenía dudas sobre sus enseñanzas. Aunque Leonhard la instaba a comprobar la verdad mediante la Biblia, lo que la ayudó fue haber asistido a la asamblea de 1991 en Tallin. Después del primer día, Amalie aseguró que jamás volvería a su iglesia. En efecto, escuchar a su nieto no había sido suficiente: tuvo que ver por sí misma al pueblo de Jehová. Aceptó un estudio bíblico y más tarde se bautizó.

SUEÑOS HECHOS REALIDAD

El nubarrón de hostigamiento y opresión contra los siervos de Jehová por fin se había disipado. Sin embargo, a algunos les costaba creérselo. Por ejemplo, un anciano que lleva mucho tiempo en la verdad soñaba con el día en que el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra estuviera disponible en estonio. En 1991 su sueño se hizo realidad, pues este fue el primer libro que se publicó tras años de restricciones. ¿Cómo reaccionó nuestro hermano?

“Tenía el libro en mis manos —explica—, pero no lo podía creer. Me costó contener el llanto el día que lo presenté en una reunión. Los hermanos enmudecieron de asombro, y de pronto todos se echaron a llorar de alegría. Había risas y llanto al mismo tiempo. Fue una ocasión inolvidable. De hecho, cada vez que la recuerdo se me salen las lágrimas.”

Los hermanos constantemente sentían que “estaban soñando” (Sal. 126:1-6). Tras décadas de padecer penurias, muchos ahora experimentaban los felices resultados que la Palabra de Dios promete: “Al debido tiempo segaremos si no nos cansamos” (Gál. 6:9).

UN HITO EN LA HISTORIA TEOCRÁTICA

El 31 de octubre de 1991 es una fecha que los Testigos de Estonia recordarán por mucho tiempo: ese día se registró oficialmente la primera congregación de los testigos de Jehová en el país.

Era tiempo de cumplir con la enorme tarea de reorganizar la obra teocrática. Las buenas nuevas llamaban la atención de muchos, y la gente declaraba abiertamente su interés por la Biblia y la religión. Había que dirigir estudios bíblicos, así como organizar reuniones de congregación y asambleas de circuito y distrito. Además, los traductores necesitaban instalaciones apropiadas para cumplir con su creciente carga de trabajo.

Mientras tanto, como fueron llegando graduados de Galaad, había que prepararles hogares misionales adecuados, así como ayudarles a resolver problemas de visado y conseguirles permisos de residencia. Por otra parte, el asunto de la neutralidad tenía que atenderse con las autoridades gubernamentales, y debían tramitarse las licencias de construcción de Salones del Reino.

Reino Kesk, quien para entonces era superintendente de circuito, señala: “Se estaban colocando de nuevo los cimientos para la obra teocrática, así que los años se pasaron volando, como si fueran unos cuantos meses. También fue un período muy emocionante. La gente disfrutaba de las verdades que le enseñábamos y enseguida las aceptaba. En todas las congregaciones, un buen número de nuevos querían bautizarse. Hubo una asamblea a la que asistieron personas que no estaban muy familiarizadas con los Testigos, pero quedaron tan cautivadas por los discursos que enseguida dijeron que querían bautizarse. Había mucho que hacer a fin de ayudarlas”.

Bajo el régimen soviético, la obra en Estonia era supervisada por la sucursal de Alemania. Uno de los canales secretos de comunicación entre ambos países era la sucursal de Finlandia. Pero en 1992, una vez abiertas las fronteras y eliminadas las barreras de comunicación, Finlandia comenzó a supervisar la obra teocrática en Estonia.

LLENOS DE CELO Y ENTUSIASMO

En vista del acelerado progreso de muchos nuevos, era un reto conocer bien a todos los que deseaban ser publicadores no bautizados. Veamos lo que le pasó a Tom Edur un día que iba a celebrarse la Conmemoración de la muerte de Cristo. Por la mañana visitó un grupito recién formado y se sorprendió al ver la gran cantidad de personas que llegaron para salir a predicar.

—¿Conoce a todos los presentes? —le preguntó a un hermano del lugar.

—Bueno, algunos no son publicadores —respondió.

Tom prosiguió con la reunión para el servicio del campo y luego anunció: “Al terminar, me gustaría hablar individualmente con los que todavía no son publicadores”.

Unos diez estudiantes de la Biblia lo abordaron para decirle que querían salir a predicar. Tom les expuso los requisitos básicos para ser publicadores, y resultó que tres mujeres jóvenes no habían renunciado a su iglesia. Les explicó que si deseaban que se les relacionara con los testigos de Jehová, debían romper su vínculo con la otra religión. Y así lo hicieron. Fueron de inmediato a su anterior iglesia para que las borraran del registro, y luego se unieron al grupo de predicadores.

Entre quienes deseaban salir al ministerio estaba un hombre que todavía fumaba. Como le llevaría algún tiempo dejar el vicio, regresó a su casa con la perspectiva de hacerse publicador más adelante.

En vista de que nuestra obra había quedado libre de restricciones gubernamentales, los hermanos anhelaban aprovechar toda oportunidad para predicar al mayor número posible de personas. Tanto entusiasmo tenían que algunos necesitaron ayuda para mantener el equilibrio espiritual. Por ejemplo, al repasar las preguntas de bautismo con un joven, Tom Edur le preguntó si los ancianos le habían dado algún consejo.

—Sí, me sugirieron que administrara un poco mejor mi tiempo —respondió.

—¿Y por qué? —inquirió Tom.

—Es que dedicaba ciento cincuenta horas mensuales al ministerio y estaba descuidando otras responsabilidades cristianas —explicó el muchacho—. Así que me dijeron que si predicaba cien horas, tendría tiempo para el estudio personal y la preparación de las reuniones.

FELIZ ASAMBLEA EN RUSIA

Otro importante hito en la historia teocrática fue la asamblea internacional celebrada en San Petersburgo (Rusia) en junio de 1992. Para muchos de los 1.000 asistentes de Estonia, fue un feliz reencuentro con hermanos que habían tenido como compañeros de prisión o conocido durante el exilio en Siberia.

Un hermano afirma: “Las fechas de la asamblea nos vinieron como anillo al dedo. Primero, conseguimos alquilar un tren especial por un precio en rublos bastante bajo. Luego, exactamente una semana antes de la asamblea, Estonia cambió su moneda de rublos a coronas estonias. Si no hubiéramos estado en Estonia esa semana, no habríamos podido cambiar nuestro dinero. Aun así, solo nos cambiaron una cantidad limitada. Los rublos que nos quedaron nos los llevamos a la asamblea y los depositamos en las cajas de contribuciones, pues seguían siendo la moneda en Rusia. Y por último, si la asamblea hubiera sido una semana más tarde —cuando se establecieron nuevas leyes de inmigración—, habríamos tenido que tramitar costosas visas para cruzar la frontera. Así que aquellas fechas resultaron perfectas para todos”.

Esta histórica asamblea dejó una profunda huella en muchos de los asistentes, entre ellos una mujer interesada que había hecho planes para ir con los hermanos estonios. “Por alguna razón entendí mal la hora de salida —explica—, así que no alcancé el tren cuando llegué a la estación. Y lo malo es que ya había pagado mi pasaje. Le rogué a Jehová que me ayudara y le prometí que haría lo que estuviera en mis manos para ir a la asamblea.

”El jefe de la estación me dijo que tenía que comprar otro pasaje, pero no me alcanzaba el dinero. De pronto vi llegar a un grupo de personas alegres y bien vestidas. Eran Testigos de la isla de Saaremaa que iban a esperar su tren. Afortunadamente, mi pasaje me sirvió para viajar con ellos. ¡Qué alivio!

”A lo largo del camino, los Testigos entonaron cánticos del Reino, lo cual causó en mí una profunda impresión. Sentí como si me hubieran adoptado en su familia espiritual. Permanecí con ellos durante toda la asamblea y vi de cerca su amor y sinceridad. Aquello disipó cualquier duda que pude haber tenido y me dejó claro que había encontrado la organización que Jehová dirige hoy en la Tierra.” Actualmente, dicha mujer es nuestra hermana y sirve de precursora regular junto con su esposo.

MÁS OBREROS DISPUESTOS A SERVIR

Tanto la organización de la obra como la predicación seguían progresando a paso veloz, por lo que se necesitaban más hermanos con experiencia teocrática. ¿Quién cubriría dicha necesidad? Tal como Isaías, muchos respondieron con las palabras: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí” (Isa. 6:8).

En 1992 llegaron los primeros cuatro misioneros graduados de Galaad: Vesa y Leena-Maria Edvik, junto con Esa y Jaael Nissinen. También fueron asignados al país Reino y Lesli Kesk, quienes habían servido en la obra de ministros viajantes en Canadá por diecisiete años. En la primavera de 1993 se mandó a cuatro misioneros más, así como a veinte hermanos de Finlandia, para apoyar los campos de habla rusa y estonia en calidad de precursores especiales.

Tiempo después se recibió a más graduados de varias clases consecutivas de Galaad, quienes transmitían alegría y entusiasmo. Aparte de ellos, se asignó a hermanos que no habían asistido a la Escuela de Galaad para que también sirvieran de misioneros. De este modo, el sólido fundamento que los leales hermanos estonios edificaron durante décadas siguió fortaleciéndose con el apoyo tenaz de precursores especiales y misioneros.

Además, unos doscientos hermanos de otros países llegaron para servir donde hubiera mayor necesidad. Su madurez espiritual aportó estabilidad y fortaleza a las congregaciones, incluso a las muchas que se iban formando. Los varones extranjeros eran los únicos ancianos en algunas congregaciones; mientras tanto, los hermanos nativos progresaban para asumir mayores responsabilidades en el futuro.

Alguien que se hizo disponible para brindar su apoyo fue Lembit Välja. Aunque nació en Estonia, después de sobrevivir a la II Guerra Mundial se mudó a Australia, donde se hizo Testigo. Cuando estaba por jubilarse, decidió que en 1990 volvería a Estonia para ayudar a saciar la sed espiritual de la gran cantidad de personas interesadas. Según recuerda, llegó a dirigir dieciocho grupos de estudio, los cuales estaban dispersos por la mitad del país y contaban con una asistencia aproximada de ochenta personas. Como viajaba en autobús para visitar a cada grupo, a menudo pasaba la noche en las estaciones dentro de un saco de dormir. Más de cincuenta de sus estudiantes se han bautizado, y a los 84 años todavía conduce cuatro estudios bíblicos. Su arduo trabajo y sus sacrificios rindieron fruto excelente, pues en la mayoría de los lugares que él visitaba existen ahora florecientes congregaciones.

Aquellos hermanos que llegaron a servir a Estonia han salido ganando. Muchos cuentan lo enriquecedora que ha sido la experiencia de conocer a la gente del país y su estilo de vida. “Nuestros horizontes se han ampliado —comenta Reino Kesk—, y hemos aprendido a ver las cosas como quizá las ve Jehová cuando observa el mundo entero.”

PRIMERAS VISITAS DE LOS SUPERINTENDENTES DE CIRCUITO

En aquella época de crecimiento veloz, las animadoras visitas de los ministros viajantes cumplieron un importante papel en fortalecer a las congregaciones. Los superintendentes de circuito se entregaban por completo a sus asignaciones, dedicando a menudo quince horas diarias a predicar, asistir a las reuniones y dirigirlas, así como a responder numerosas preguntas de los hermanos.

El primer circuito que se formó abarcaba Estonia, Letonia, Lituania y Kaliningrado. Dentro de ese territorio había, en cuatro idiomas, 46 congregaciones y 12 grupos. Además, el superintendente tenía otras asignaciones absorbentes, como encargarse del proceso de inscripción legal en Letonia y Lituania. Cabe mencionar que en la actualidad hay cuatro circuitos tan solo en Estonia.

“Los publicadores valoraban mucho las visitas de los superintendentes de circuito —recuerda Lauri Nordling, un hermano estonio que en 1995 ya servía de ministro viajante—. Era común que se llenara el lugar donde nos reuníamos para salir al servicio del campo. En cierta ocasión se juntaron unos setenta hermanos en un apartamento de una sola habitación. Estaba tan abarrotado que si alguien hubiera lanzado una manzana al aire, esta no habría tenido por dónde caer al suelo.”

DESAFÍOS DE APRENDER UN NUEVO IDIOMA

Para muchos es un reto aprender otro idioma, y el estonio es especialmente difícil de dominar. Sirva como botón de muestra lo que le ocurrió a un nuevo misionero llamado Markku Kettula mientras le predicaba a un señor. En vez de decirle que Jesucristo era el Rahuvürst, o Príncipe de Paz, le repitió un par de veces que era el rahuvorst, la salchicha de paz. Por fin, cuando Markku buscó Isaías 9:6 en la Biblia, aquel hombre confundido se dio cuenta de que la verdadera fuente de paz no era algo que pudiera comerse.

En otra ocasión, una precursora que se había mudado a Estonia y estaba aprendiendo ruso llegó inadvertidamente a la casa de un anciano de congregación para dar el mensaje allí. Sin reconocerlo, comenzó a predicarle con el diccionario en la mano. Cuando él trató de explicarle que servía de anciano, ella se apresuró a buscar el término que él había usado y encontró que significaba “viejo”.

“¡Pero si usted no está viejo! —contestó la precursora—. Además, en el Paraíso usted podrá ser joven otra vez.” Solo cuando el hermano le mostró las publicaciones bíblicas que tenía en su casa, ella entendió que él no estaba diciendo que era un viejo, sino que servía de anciano de congregación.

UN JUEZ ATEO APRENDE LA VERDAD

Durante la era soviética, Viktor Sen fue sentenciado a prisión por dos años debido a su negativa a realizar el servicio militar. Tras haber estado un año en la cárcel, pidió el exilio voluntario a Siberia en calidad de colono libre, lo cual le permitiría disfrutar de mayor libertad. En la audiencia de libertad condicional, los jueces se enfurecieron con Viktor, y hasta uno de ellos afirmó que gente como él merecía ser colgada o fusilada.

Pocos años después, Viktor asistió a una asamblea en la que un hermano le presentó a un grupo de personas interesadas y le preguntó: “¿Reconoces a alguno de ellos?”.

—No —contestó Viktor.

—¿De veras? ¿Qué hay de este caballero? —inquirió el hermano, señalando a uno de los hombres del grupo que se veía muy avergonzado.

Viktor, que seguía sin reconocerlo, se sorprendió cuando supo que era uno de los jueces asociados que participó en su audiencia de libertad condicional. Aquel hombre, llamado Yuri, empezó a estudiar la Biblia y ahora estaba con Viktor en la asamblea. ¿Por qué había cambiado su punto de vista sobre los testigos de Jehová?

“Me crié en una familia de ateos fervientes —explica Yuri—. De hecho, en mis años de estudiante exponía con frecuencia el tema de los peligros de la religión. Años más tarde, sin embargo, estuve presente en una de las sesiones de estudio que un amigo mío tenía con los testigos de Jehová. Descubrí que aunque yo estaba bien informado sobre las mentiras religiosas, no sabía nada de la Biblia. Así surgió mi interés por conocerla mejor.”

Después de su bautismo, Yuri le dijo a Viktor: “La última vez que estuvimos juntos en el tribunal, nos sentamos en bancas distintas. Pero ahora, si volviéramos a estar en un juicio como aquel, estaríamos en la misma banca. Jamás seré el juez que te condene”. Actualmente, Yuri y Viktor son ancianos de congregación en Tallin.

UNA CONMEMORACIÓN INOLVIDABLE

Cierto hermano que acababa de mudarse a Estonia se acercó a Pavel y Margarita, un matrimonio al que le dijo en el poco estonio que sabía: “Si quieren vivir para siempre, deben ir a la Conmemoración de la muerte de Cristo esta noche”. Llena de curiosidad, la pareja decidió asistir.

Pavel y Margarita recibieron una cálida bienvenida a la Conmemoración. No obstante, en el transcurso del programa se asustaron un poco al ver que un hombre caminaba de un lado al otro del pasillo mirando a las personas y tomando notas. Y es que no se percataron de que él estaba contando el número de asistentes. Entonces les entró la duda de si habían hecho bien en presentarse. Sin embargo, temían marcharse porque les parecía que los dos individuos altos que había en las puertas eran unos vigilantes. Claro, ellos no sabían que esos hombres eran solo dos acomodadores. Así pues, prefirieron quedarse.

Ahora bien, al final de la conferencia, Pavel y Margarita se interesaron en los cursos bíblicos gratuitos a domicilio que el orador ofreció a todos los que desearan. Sus temores desaparecieron cuando los hermanos se presentaron amablemente, de modo que solicitaron un estudio de la Biblia. Como tenían planes de mudarse en dos semanas, preguntaron si podían estudiar todos los días. Al llegar a su nuevo hogar, telefonearon entusiasmados a los hermanos del lugar y reanudaron su estudio bíblico.

TESTIGOS DE SUS OBRAS EXCELENTES

Los siervos de Jehová de Estonia se demuestran amor mutuo, tal como lo hace el resto de la hermandad mundial (Juan 13:35). Al darse cuenta de ello, la gente se siente atraída a la adoración verdadera (1 Ped. 2:12).

Toivo recibió el libro El hombre en busca de Dios de manos de una hermana que lo había atendido en una peluquería. Al terminar de leerlo, quiso asistir a una reunión en el Salón del Reino, pero estaba indeciso porque lo habían prevenido contra los Testigos. Así que, por su seguridad, decidió ir al salón y vigilarlos desde su automóvil. Quería observar la clase de personas que acudían allí antes de la reunión y qué aspecto tenían al salir.

Quedó muy impresionado cuando vio que las hermanas se abrazaban con cariño; enseguida se dio cuenta del interés mutuo que todos se demostraban. Muy entusiasmado, Toivo comenzó a ir a las reuniones y aceptó un estudio bíblico. No tardó en progresar y en predicar con celo a los demás. Hoy es un Testigo bautizado.

“¡JEHOVÁ RESPONDIÓ MI ORACIÓN!”

En 1997, Maria recibió el tratado Noticias del Reino número 35 en el pequeño pueblo de Tootsi. Tras haberlo leído, escribió a la sucursal para solicitar un curso bíblico. Poco después comenzó a estudiar con Markku y Sirpa Kettula, unos misioneros que vivían en Pjarnu. No pasó mucho tiempo para que empezara a hablar de la verdad a otros, y tanto su nuera, Ingrid, como la vecina de esta, Malle, se unieron al estudio. Cuando Maria expresó su deseo de ser publicadora, los ancianos sugirieron que primero asistiera regularmente a las reuniones. Sin embargo, la congregación más cercana estaba en Pjarnu, a unos 40 kilómetros (25 millas), y no le alcanzaba el dinero para viajar. Los misioneros la instaron a pedir ayuda en oración, y así lo hizo.

—¡Jehová respondió mi oración! —les dijo muy contenta a los misioneros cuando volvieron a visitarla.

—¿Y cómo te respondió? —preguntaron Markku y Sirpa.

—Reuniré a algunas personas en mi casa —afirmó entusiasmada—, y ustedes pueden organizar las reuniones para formar una congregación aquí. Entonces podré asistir a las reuniones y comenzaré a participar en el servicio del campo.

Los misioneros, sin querer desalentarla, le explicaron con tacto que formar una nueva congregación no era tan sencillo. Así que la animaron a que, al menos para empezar, procurara ir a las reuniones del domingo en Pjarnu.

Maria volvió a hacer este asunto objeto de oración. Además, decidió dejar de comprar el periódico a fin de ahorrar dinero. Al poco tiempo tenía los suficientes fondos como para viajar cuatro días al mes a las reuniones, y tuvo el gusto de empezar a predicar. Pero aún le aguardaban mayores bendiciones.

En vista de que cada vez había más gente interesada, los ancianos organizaron un estudio de libro en Tootsi, al cual podrían asistir Maria, Ingrid, Malle y otras personas que mostraban interés. Al cabo de un par de meses, Maria y Malle se bautizaron, e Ingrid lo hizo el verano siguiente. El esposo de Malle se bautizó poco después, y el invierno siguiente la hermana de ella dio el mismo paso. El floreciente grupito de Tootsi agradeció que la verdad llegara a su pequeño pueblo mediante el tratado Noticias del Reino número 35 y que Jehová los hubiera bendecido respondiéndoles sus innumerables oraciones.

Las dos pasadas décadas han estado llenas de fructífera actividad teocrática y de gran felicidad, pues mucha gente sincera se ha unido a la organización de Jehová. Ahora bien, ¿dónde se reunirían todas esas personas para adorar al Dios verdadero y recibir la enseñanza divina?

URGEN SALONES DEL REINO

El primer lugar de reunión se construyó en Räpina, en el sur de Estonia, y los hermanos lo usaron por muchos años. Pero estaba claro que el trabajo de construcción en el país no lograba mantenerse al paso con el rápido aumento de publicadores. Por eso, la Oficina de Ingeniería de la sucursal de Finlandia acudió al rescate y comenzó a diseñar Salones del Reino y oficinas para los países bálticos. Felizmente, en 1993 se terminó el primer salón, construido en Maardu, y en poco tiempo se hicieron muchos más.

En la actualidad hay 33 Salones del Reino para las 53 congregaciones de Estonia. Los hermanos están muy contentos de tener también dos Salones de Asambleas, uno en Tallin y otro en Tartu, los cuales se terminaron de construir en 1998.

Alexandra Olesyuk, una Testigo de mucho tiempo en la verdad, recuerda: “Habíamos soñado con un Salón del Reino en Tartu. Así que cuando nos pidieron que ayudáramos con la limpieza del terreno donde se construiría uno, fui la primera en presentarme. Allí colaboré en limpiar y acarrear cosas, y eso que tenía 79 años. Cada vez que pasaba por la obra de construcción en el autobús, lloraba de alegría. No pude contener el llanto cuando el salón quedó listo”.

NUEVAS OFICINAS DE TRADUCCIÓN

Como la cantidad de publicadores seguía aumentando, se precisaba de mayores instalaciones a fin de satisfacer las necesidades del país, y en especial las del equipo de traducción. En la calle Herzeni (ahora Puhangu) número 77 de Tallin se encontró un edificio de apartamentos sin terminar que parecía bastante adecuado. Pero claro, tendría que remodelarse.

La sucursal de Finlandia proporcionó los planos, los materiales, el dinero y la mano de obra para realizar el trabajo. No habría podido hacerse prácticamente nada sin su ayuda. Por ejemplo, los materiales de construcción en el país eran de mala calidad o ni siquiera se conseguían. Además, al principio no había suficientes hermanos estonios que tuvieran experiencia en el campo de la construcción. Sin embargo, poco a poco se fue capacitando a más Testigos. Para febrero de 1994 quedó lista la primera parte del complejo de oficinas. A fin de atender los tres países bálticos que estaban bajo la supervisión de la sucursal de Finlandia, aquel año se nombró un Comité de País (formado por Toomas Edur, Reino Kesk y Lembit Reile). Como hacía falta más espacio, se realizaron ampliaciones en 1997 y 1999.

A la compañía de agua, ubicada entonces en el edificio de al lado, le gustó el jardín de Betel. Por consiguiente, a cambio de un descuento en las cuotas de agua, los hermanos le ayudaron con el diseño del jardín, la cerca y los sistemas de iluminación. Después de eso, aquel edificio terminó pareciéndose a Betel. La compañía se lo vendió más tarde a los hermanos a un precio muy asequible. El espacio adicional se ha aprovechado como estudio de grabación para producir los dramas de las asambleas y los programas en DVD, lo que incluye las publicaciones en lenguaje de señas. La Escuela de Entrenamiento Ministerial también se ha instalado en una parte remodelada del edificio.

ASAMBLEAS INTERNACIONALES EN TALLIN

A los hermanos estonios les embargó la emoción cuando se anunció que en agosto de 1996 su país sería una de las sedes de las asambleas internacionales “Mensajeros de la paz de Dios”. Las dos asambleas de tres días se celebraron en Tallin y contaron con la asistencia de Testigos de habla estonia y rusa, así como de hermanos de Letonia, Lituania y quince países más. Cinco miembros del Cuerpo Gobernante —los hermanos Barber, Henschel, Jaracz, Schroeder y Sydlik— estuvieron presentes para fortalecer a los asambleístas con sus animadores discursos. Se alcanzó un máximo de 11.311 asistentes, y 501 se bautizaron en símbolo de su dedicación.

Las asambleas dieron un magnífico testimonio y generaron mucha publicidad. Incluso se presentó una entrevista de diez minutos en un programa de televisión. El propietario de una estación de radio transmitió un programa en el que se elogiaba a los Testigos por ser “gente de bien”.

Cuando las asambleas terminaron y llegó el momento de despedirse, el cálido amor fraternal y las profundas emociones de los siervos del Dios verdadero se hicieron visibles. Todo el mundo comenzó a llorar de alegría y a hacer señales de adiós con las manos o con un pañuelo. El prolongado aplauso del auditorio tras la oración de conclusión manifestaba su sentida gratitud hacia nuestro tierno y generoso Padre celestial, Jehová. Aquellas asambleas dejaron huella en la historia de los Testigos estonios.

SE ABRE DE NUEVO UNA SUCURSAL

De 1926 a 1940 existió una sucursal en Tallin. Posteriormente, a principios de 1994, se estableció una oficina de país supervisada desde Finlandia. Debido al gran progreso alcanzado hasta ese entonces, muchos se preguntaban si Estonia volvería a tener su propia sucursal. La respuesta llegó el 1 de marzo de 1999, cuando el Cuerpo Gobernante designó como integrantes del Comité de Sucursal de Estonia a Toomas Edur, Reino Kesk (quien ahora sirve en la República Democrática del Congo), Lembit Reile y Tommi Kauko. En la actualidad hay unos cincuenta hermanos en Betel que atienden las necesidades de los 4.300 Testigos leales y trabajadores del país.

SEGUROS ANTE EL FUTURO

¿Qué futuro le aguarda al pueblo de Dios en Estonia? Jehová nunca deja sin guía y fortaleza a sus siervos fieles. De hecho, los hermanos que se mantuvieron íntegros durante la opresión nazi y soviética en el país han experimentado la fuerza de Jehová de formas únicas e inolvidables. Junto con toda su hermandad mundial, les llena de alegría que el gran nombre del Creador se haya difundido y santificado hasta los extremos más lejanos de las repúblicas de la antigua Unión Soviética (Mal. 1:11).

Al mismo tiempo, todavía hay mucha gente humilde y sincera en Estonia que anhela aprender acerca del Dios verdadero. El actual clima de libertad religiosa hace posible que, como nunca antes, los testigos de Jehová proclamen las buenas nuevas del Reino de Dios.

[Notas]

^ párr. 71 Su biografía se publicó en The Watchtower del 15 de junio de 1963, páginas 373 a 376.

^ párr. 97 En el Anuario de los testigos de Jehová 2002, página 157, se describen los tipos de sentencias y las condiciones de vida en las cárceles y los campos de prisioneros.

^ párr. 207 La revista ¡Despertad! del 22 de febrero de 1986 cuenta cómo y por qué dejó el hermano Edur su carrera deportiva.

[Comentario de la página 172]

“Nunca me faltó nada que fuera indispensable”

[Comentario de la página 204]

“Era bueno que me aislaran”

[Recuadro de la página 168]

Información general

Territorio

Estonia es un país escasamente poblado que conserva su belleza natural, la cual incluye frondosos bosques, pantanos, más de mil cuatrocientos lagos y unos siete mil arroyos y ríos. Sus llanuras —que componen la mayor parte de la nación— no superan los 50 metros (160 pies) sobre el nivel del mar, con excepción de la zona sureste, que presenta un hermoso paisaje ondulado. Más de mil quinientas islas conforman una décima parte del territorio.

Población

El 68% es estonia, el 26% rusa y el resto —en su mayoría— ucraniana, bielorrusa y finlandesa. Hay luteranos, ortodoxos y miembros de otras confesiones llamadas cristianas, así como musulmanes y judíos. Buena parte de los habitantes de Estonia no pertenecen a ninguna iglesia o no declaran su filiación religiosa.

Idioma

El estonio, de la misma familia que el finlandés y el húngaro, es la lengua oficial del país. Más de un cuarto de la población habla ruso.

Alimentación

A los estonios les fascina el leib (o pan negro), las papas, la calabaza en vinagre, la ensalada de remolacha y el chucrut. También comen sült (ternera en gelatina), rosolje (arenque con remolacha), sopa de setas silvestres, cerdo, pescado y carnes ahumadas. Entre los postres más conocidos se cuentan los panqueques y el kringel, una rosca trenzada con pasas y frutos secos.

Clima

Los veranos son frescos, y los inviernos son fríos. El día más largo del verano tiene unas diecinueve horas de sol, y el día más corto en invierno, apenas seis. En verano, la costa suroeste disfruta de un agradable clima mediterráneo, pero en invierno las temperaturas pueden disminuir a los 20 °C bajo cero (-4 °F).

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 183 y 184]

Éramos como una familia

ADOLF KOSE

AÑO DE NACIMIENTO 1920

AÑO DE BAUTISMO 1944

AÑO DE FALLECIMIENTO 2004

OTROS DATOS Estuvo en un campo de prisioneros de Siberia desde 1951 hasta 1956. Ayudó a organizar la predicación en los países bálticos y en el noroeste de la Unión Soviética.

▪ “ME ARRESTARON en 1950 y me enviaron al campo de trabajos forzados de Inta, en Siberia. Durante el primer año y medio no supe nada de mi esposa y mis dos hijitas, que fueron enviadas a otra parte de Siberia.

”A todos los hermanos nos unía un vínculo muy especial. Éramos como una familia. Compartíamos entre todos el alimento espiritual y el físico.

”Cuando volvimos a Estonia, se nos presentaron muchos desafíos. Por ejemplo, no sabíamos cómo restableceríamos el contacto con la organización —a la que nosotros llamábamos ‘madre’—, cómo lograríamos mantenernos unidos ni cómo seguiríamos predicando.

”A fin de comunicarme mejor con los hermanos que servían de mensajeros, me puse la meta de aprender finlandés. No me imaginaba lo difícil que se me haría, pues no se vendían libros de gramática ni diccionarios en ese idioma.

”Ahora bien, si tener una máquina de escribir sin el permiso del gobierno era un delito, poseer maquinaria de impresión era peor. Quien se atreviera a imprimir publicaciones prohibidas podía ir a la cárcel por siete años. Además, la labor se nos dificultaba porque escaseaba la materia prima. Tras varios intentos fallidos con los pocos materiales disponibles que había, logré desarrollar una técnica de impresión. Primero fabriqué un aparato para imprimir [véase abajo]. Entonces, en una tela encerada que nosotros mismos hacíamos, mecanografiaba el texto, con lo que se iba perforando la cera. Nuestras primeras publicaciones las imprimimos con una tinta hecha a base de hollín con alquitrán, la cual entraba por las perforaciones de la tela encerada y marcaba las letras en el papel que colocábamos debajo. Era una tarea muy laboriosa, tomaba mucho tiempo e incluso ponía en peligro nuestra salud, debido a los gases de la tinta y los demás químicos que utilizábamos. No teníamos ventilación adecuada, pues habíamos cubierto completamente las ventanas para que nadie supiera lo que hacíamos dentro.”

En medio de tantas dificultades, Adolf siempre obedeció sin temor las instrucciones de la organización, pues estaba seguro de que Jehová aclara cualquier duda al debido tiempo. Demostró esa misma fe y actitud decidida hasta su muerte en 2004.

[Ilustración y recuadro de la página 186]

Carta a Stalin

En junio de 1949, los hermanos encargados de supervisar la obra en Estonia se atrevieron a enviar unas cartas a las autoridades de Moscú. Una iba dirigida a Josif Stalin, y la otra a Nikolay Shvernik, presidente del Presídium del Sóviet Supremo.

Las cartas exigían que se liberara inmediatamente a los hermanos encarcelados y que cesara la persecución. Además, contenían una enérgica advertencia para las autoridades y comparaban la situación con lo que hizo el faraón en Egipto cuando se negó a dar libertad a los israelitas para que fueran a adorar a Jehová (Éxo. 5:1-4). Con valor, los hermanos declararon: “Debe permitirse a la organización de Jehová Dios [...] predicar sin estorbos las buenas nuevas del Reino de Jehová a todos los habitantes de la Unión Soviética; de lo contrario, Jehová destruirá completamente a la Unión Soviética y al Partido Comunista”.

“Sabíamos que nuestro mensaje era muy audaz —señaló Adolf Kose—. Si enviábamos las cartas desde Tallin, podrían encontrarnos. Así que viajamos a Leningrado [actual San Petersburgo] y las mandamos por correo desde allí.”

No se sabe si Stalin leyó personalmente la carta, pero sin duda atrajo la atención de algunos. Durante los interrogatorios se les mostraba a los hermanos una copia de dicha carta, en la que se había escrito: “Esta organización debe ser eliminada”. Enseguida más hermanos fueron arrestados y la persecución se intensificó. La misiva enviada a Shvernik fue encontrada en los archivos nacionales con un sello del gobierno.

[Ilustración y recuadro de la página 189]

La KGB y nuestra organización

A finales de la década de los cuarenta, la policía secreta realizó esfuerzos conjuntos para descubrir cómo estaba organizada nuestra obra. A fin de obtener información para la KGB, algunas personas fingieron interesarse en la verdad. El diagrama de abajo, encontrado en los archivos de gobierno en Tallin, demuestra que la KGB estaba muy bien informada. En este aparecen los nombres de los miembros del Comité de Servicio, así como de los hermanos que supervisaban la predicación en las principales ciudades de Estonia y los que imprimían las publicaciones.

[Ilustración y recuadro de la página 191]

Nunca fue acallada por sus adversarios

ELLA TOOM

AÑO DE NACIMIENTO 1926

AÑO DE BAUTISMO 1946

OTROS DATOS Condenada a un total de trece años en prisión, pero liberada al cumplir cinco años y seis meses.

▪ “LAS autoridades me aislaron por tres días para que renunciara a mi fe y así cesara de hablar a otros sobre el gobierno de Dios o dejara de creer en este —cuenta Ella—. Los agentes me dijeron a gritos: ‘¡Haremos que en Estonia no quede ni el recuerdo del nombre Jehová! Tú irás a un campo y otros irán a Siberia!’. Entonces agregaron en son de burla: ‘¿Dónde está tu Jehová?’. Me negué a ser una traidora, pues es preferible estar con Dios en un campo a estar en mi casa sin él. Aun dentro del campo de prisioneros, nunca me sentí privada de mi libertad. Siempre consideré que Jehová había permitido que me enviaran allá para predicar en mi nuevo territorio.

”En uno de los campos caminaba a diario con una persona interesada en la verdad. Pero cierto día decidimos no hacerlo. Luego me enteré de que, a causa de mi predicación, algunos fanáticos religiosos habían tramado arrojarme al río ese día.” Esta fiel hermana nunca fue acallada por sus adversarios. Hoy día continúa sirviendo fielmente a Jehová como precursora regular. *

[Nota]

^ párr. 353 La biografía de Ella Toom se publicó en ¡Despertad! de abril de 2006, páginas 20 a 24.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 193 y 194]

Jehová, que se haga tu voluntad

LEMBIT TOOM

AÑO DE NACIMIENTO 1924

AÑO DE BAUTISMO 1944

OTROS DATOS Vivió en Estonia durante la ocupación alemana, y en un campo de trabajo en Siberia de 1951 a 1956.

▪ LEMBIT fue uno de los tantos jóvenes Testigos que se negaron a ser reclutados por el ejército alemán y tuvieron que esconderse. Una noche, los agentes de la policía llegaron a la casa de una granja donde él se ocultaba. Habían recibido un informe de que allí se refugiaba cierto hombre de aspecto sospechoso. Lembit enseguida escondió su cama y, a medio vestir, se metió a gatas en la parte de abajo de la casa. Desde allí podía escuchar el sonido de las botas de los agentes retumbando sobre su cabeza.

Uno de ellos apuntó con su arma hacia la cabeza del granjero y gritó: “Alguien se esconde en esta casa. ¿Cómo podemos entrar allá abajo?”. El granjero se quedó callado.

“Si la persona que está escondida no sale, arrojaremos una granada ahí dentro”, dijo el agente a voz en cuello.

De repente, Lembit alcanzó a ver el rayo de luz de la linterna de los policías. Lo único que pudo hacer fue pedir en oración: “Jehová, que se haga tu voluntad”.

“La tensión mental era prácticamente insoportable —recuerda Lembit—. Me arrastré hacia otro lugar debajo del piso, y estuve a punto de salir.”

Luego se quedó tendido en el suelo, y, tras unos minutos de asfixiante tensión, los agentes se marcharon. Esperó más o menos una hora en el mismo lugar hasta asegurarse de que no regresaran. Antes del amanecer partió de aquella casa en busca de otra guarida.

Cuando el gobierno soviético tomó el control, Lembit se encaró a otras pruebas. Él cuenta: “Me condenaron a diez años en un campo ubicado en Norilsk, Siberia —a 8.000 kilómetros [5.000 millas] de Estonia—, donde trabajaba arduamente en un yacimiento de níquel a cielo abierto. Las condiciones de vida allí eran infrahumanas, y el trabajo era extenuante. En el norte de la Unión Soviética, por encima del círculo polar ártico, los inviernos son muy crudos. La temperatura puede disminuir a 30 °C bajo cero [-20 °F], y a veces mucho más. Durante dos meses de invierno, el Sol no despunta por el horizonte”.

Después de cinco años de trabajos forzados, Lembit fue puesto en libertad, y en 1957 se casó con Ella Kikas. A través de los años, Lembit colaboró en la traducción e impresión de publicaciones. Se le conoce por ser un anciano comprensivo y cariñoso, alguien que siempre tiene un texto bíblico para infundir ánimo en sus hermanos. *

[Nota]

^ párr. 369 La biografía de Lembit Toom se publicó en ¡Despertad! del 22 de febrero de 1999, páginas 10 a 16.

[Ilustración]

Lembit y Ella Toom

[Ilustración y recuadro de la página 199]

“Ella es tu madre”

KARIN REILE

AÑO DE NACIMIENTO 1950

AÑO DE BAUTISMO 1965

OTROS DATOS Nació en prisión y fue entregada a su abuela materna para que la criara.

▪ “NACÍ mientras mi madre, llamada Maimu, estaba en prisión por razones políticas —cuenta Karin—. Como de bebé yo era muy débil y en la celda hacía mucho frío, me enfermé de neumonía doble. Pero sobreviví gracias a Laine Prööm, una prisionera que más tarde aprendió la verdad.

”En aquel tiempo, muchos de los bebés que nacían en prisión eran enviados a orfanatos por toda la Unión Soviética para que no recordaran a sus padres. Menos mal que permitieron que mi abuela me llevara con ella. Entretanto, mi madre fue transferida a un campo de prisioneros en Mordvinia. Allí conoció a la hermana Ella Toom —una mujer muy valiente—, y luego aceptó la verdad y se bautizó.

”Durante los siguientes cinco años, mi abuelita me crió. Pero un día llegó a nuestra casa una mujer desconocida. ‘Ella es tu madre —dijo mi abuela—. Me sentí muy confundida, y tardé varios años en asimilar aquella situación.” Felizmente, esta niña y su abuela también aceptaron la verdad.

Karin llegó a aprender inglés y con el tiempo empezó a ayudar en la traducción de nuestras publicaciones. Se casó con Lembit Reile, y ahora sirven juntos en la sucursal de Estonia.

[Ilustraciones y recuadro de la página 201]

El nombre divino en la Biblia en estonio

Las Escrituras Griegas se tradujeron a un dialecto del sur de Estonia en 1686, y al dialecto del norte en 1715. En el año 1739 se publicó la primera Biblia completa, la Piibli Ramat. Esta se puso al alcance de la gente común y se destacó por usar el nombre divino, Jehová, dondequiera que aparecía en las Escrituras Hebreas, y continuó utilizándose durante los siguientes siglos. De hecho, en una edición de 1988 aparece el nombre divino 6.867 veces en las Escrituras Hebreas. Por consiguiente, muchos estonios saben que el nombre de Dios es Jehová.

El 3 de julio de 2009 tuvo lugar un acontecimiento histórico en la asamblea de distrito de los testigos de Jehová celebrada en Tartu (Estonia). Aquel día, Guy Pierce —miembro del Cuerpo Gobernante— presentó la edición en estonio de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas.

[Ilustraciones y recuadro de la página 202]

Libros hechos a mano

HELMI LEEK

AÑO DE NACIMIENTO 1908

AÑO DE BAUTISMO 1945

AÑO DE FALLECIMIENTO 1998

OTROS DATOS Fue encarcelada y deportada a Siberia.

▪ POR ser testigo de Jehová, Helmi fue arrestada y deportada a Siberia. Estando allí hizo una carterita para guardar una libreta y le bordó el reconfortante texto de Romanos 8:35, que dice: “¿Quién nos separará del amor del Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada?”.

Además, Helmi encontró unos papeles y los utilizó para hacer un libro en el que escribió algunos pensamientos bíblicos fortalecedores. Puesto que tenían pocas publicaciones impresas, muchos hermanos las copiaban enteras a mano.

Cuando regresó de Siberia, Helmi dijo a los soldados: “Gracias por haberme enviado a ver las bellas montañas de Siberia. Jamás hubiera podido pagar mi pasaje hasta allá”.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 209 y 210]

Sirvió con espíritu de sacrificio

FANNY HIETALA

AÑO DE NACIMIENTO 1900

AÑO DE BAUTISMO 1925

AÑO DE FALLECIMIENTO 1995

OTROS DATOS En 1930 se mudó a Estonia, donde fue precursora y adoptó a la hija huérfana de un Testigo.

▪ FANNY se bautizó en Finlandia en 1925 y emprendió el servicio de tiempo completo dos años después. En una asamblea en Helsinki conoció a William Dey, superintendente de la Oficina de Europa del Norte. Aunque no hablaban el mismo idioma, el hermano Dey mencionó varias veces la palabra Estonia. Así que ella dedujo que la estaba animando a mudarse a un lugar donde hubiera más necesidad de predicadores. Por eso, al igual que otros precursores, se mudó a Estonia en 1930. Durante los años subsiguientes utilizó su bicicleta para predicar las buenas nuevas en varios condados del país, incluida la isla de Saaremaa.

Fanny nunca se casó. Sin embargo, adoptó a Ester, una niña que a los ocho años ya había perdido a su madre y a su padre, quien era Testigo. Ester contó con el cuidado amoroso de Fanny, y con el tiempo llegó a abrazar la verdad.

Cuando el régimen comunista asumió el control de Estonia y comenzó la persecución, Fanny pudo haber regresado a Finlandia. No obstante, demostró un espíritu de sacrificio al quedarse con un grupito de publicadores locales. Su decisión le acarreó dificultades y la sumió en la pobreza, pero como era ciudadana finlandesa, no fue deportada a Siberia.

Durante los años cincuenta, Fanny sirvió como mensajera llevando microfilmes y correspondencia de Finlandia a Estonia. Se caracterizaba por ser valiente y discreta. Y aunque se enfrentó a varias situaciones tensas, nunca la atraparon. En una ocasión viajó a Leningrado (actual San Petersburgo) para recoger en cierto parque un paquete de microfilmes que un hermano finlandés le llevaría. A su vez, ella debía entregar el paquete enseguida a dos Testigos de Estonia. No obstante, los hermanos estonios se dieron cuenta de que la policía secreta los estaba siguiendo y trataron de escabullirse para que Fanny no los viera. Pero Fanny y el hermano finlandés iban directo hacia ellos. Si ella los saludaba o trataba de darles el paquete, la policía secreta los descubriría. Por sorprendente que parezca, aunque Fanny los conocía muy bien, les pasó por el lado como si no supiera quiénes eran. En realidad, no los había visto. Como resultado, la policía secreta nunca se enteró de quiénes eran los mensajeros, y más tarde el paquete fue entregado sin problemas. Fanny contribuyó a que los hermanos de Estonia siempre tuvieran alimento espiritual. Cabe señalar que los envíos de microfilmes nunca fueron descubiertos.

Esta afectuosa hermana sirvió fielmente a Jehová durante setenta años hasta su muerte a la edad de 95 años, mientras aún vivía en Estonia.

[Ilustración]

En una misión como mensajera en Leningrado (1966)

[Ilustración y recuadro de la página 213]

Objeto de calumnias

Jesús, el Gran Maestro, dijo a sus discípulos: “Felices son ustedes cuando los vituperen y los persigan y mentirosamente digan toda suerte de cosa inicua contra ustedes por mi causa” (Mat. 5:11). En conformidad con estas palabras, los testigos de Jehová han sido con frecuencia objeto de calumnias. Por ejemplo, en Estonia fueron acusados de ser una organización política involucrada en actividades subversivas y de espionaje. Sobre todo a finales de los años cincuenta y a principios de los años sesenta, en los periódicos se alegaba que nuestra obra era dirigida por el gobierno de Estados Unidos y que acaudalados capitalistas estadounidenses se aprovechaban de nosotros.

Después de negarse a prestar servicio militar en 1964, Silver Silliksaar fue enviado a la cárcel bajo la acusación de traicionar a su patria. Además, un cortometraje de su juicio, que contenía exagerada propaganda comunista, se presentó en todos los teatros del país. La mayoría de los hermanos que se negaron a realizar servicio militar pasaron de dos a tres años en prisión. Jüri Schönberg, Taavi Kuusk y Artur Mikit estuvieron dos veces en la cárcel, este último por un total de cinco años y medio.

[Ilustración]

Silver Silliksaar fue sometido a juicio por su fe

[Recuadro de la página 226]

La Escuela del Ministerio Teocrático en la clandestinidad

Durante la proscripción era imposible que los hermanos supieran por cuánto tiempo dispondrían de publicaciones o incluso de la Biblia. Por eso, además de tener una variedad de lugares para esconder el alimento espiritual, trataban de memorizar cuantos versículos podían.

Aprovechaban la mayoría de las reuniones sociales para comentar versículos bíblicos y aprendérselos. Para esas ocasiones algunos preparaban tarjetitas que les ayudarían a recordarlos. De un lado ponían una referencia de la Biblia —como Mateo 24:14—, una pregunta o un nombre bíblico, y del otro escribían la cita completa o la respuesta a la pregunta.

Los hermanos se valían de cualquiera de nuestras publicaciones que tuvieran a la mano para dirigir las reuniones. En el caso de la Escuela del Ministerio Teocrático, se llevaba a cabo semanalmente e incluía tareas para hacer en casa, pruebas orales y hasta exámenes. Además, se hacían repasos cada tres meses y un examen final en primavera.

“Entre otras tareas semanales —cuenta uno de los estudiantes—, debíamos aprendernos cinco textos bíblicos para decirlos de memoria en la siguiente sesión. Recuerdo que en el examen final de 1988 había una tarjeta que indicaba: ‘Diga 100 textos de memoria’. Por extraño que parezca, todos querían que les tocara esa tarjeta. Aquellos ejercicios nos ayudaban mucho en el ministerio, pues casi nunca podíamos usar la Biblia.” En 1990, las congregaciones estonias se alegraron cuando por fin pudieron celebrar la Escuela del Ministerio Teocrático al igual que el resto de la hermandad mundial.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 236 y 237]

“El ministerio del campo era formidable”

A continuación aparecen los comentarios de algunos misioneros sobre su asignación en Estonia.

Markku y Sirpa Kettula: “El territorio al que fuimos asignados era prácticamente virgen. La predicación era asombrosa, pues la gente estaba muy interesada en la Biblia. Cuando llegamos a Pjarnu, había unos treinta publicadores. Ahora hay tres congregaciones”.

Vesa y Leena-Maria Edvik: “En las tiendas casi no había nada que comprar. Así que como la gente no iba de compras, tenía tiempo para hablar de la Biblia. Por increíble que parezca, cuando predicábamos en las calles, los transeúntes a menudo hacían fila para que les diéramos publicaciones”.

Esa y Jaael Nissinen: “Uno puede aprender mucho de los demás. Ha sido un privilegio llegar a conocer a tantos hermanos que han permanecido fieles bajo las pruebas más difíciles”.

Anne e Ilkka Leinonen: “Día tras día, semana tras semana, de un territorio a otro, hallábamos a personas que nunca habían escuchado el mensaje bíblico. Trabajábamos desde temprano por la mañana hasta entrada la noche, y la verdad es que era un deleite y un honor presenciar el rápido aumento. Era increíble que esto sucediera en plena conclusión del siglo XX. Jamás olvidaremos aquellos primeros años”.

Richard y Rachel Irgens: “Las personas eran muy hospitalarias, y el ministerio del campo era formidable. Predicábamos por los pueblos que bordeaban el lago Peipus. Nunca teníamos que llevar alimentos, pues la gente nos hacía pasar a su hogar y nos invitaba a comer. Vimos que las instrucciones de Jesús registradas en Mateo 10:9, 10 podían aplicarse aun en nuestra época. Al servir en Estonia aprendimos el valor de concentrarnos en las cosas más importantes, en vez de distraernos en asuntos secundarios”.

[Ilustraciones]

Markku y Sirpa Kettula

Vesa y Leena-Maria Edvik

Anne e Ilkka Leinonen

Esa y Jaael Nissinen

Richard y Rachel Irgens

[Ilustraciones y tabla de la páginas 244 y 245]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

DATOS HISTÓRICOS: Estonia

1920

1923 Martin Kose regresa a predicar a Estonia.

1926 Se abre una sucursal en Tallin.

Llegan colportores del extranjero.

1928 Se celebra en la sucursal la primera asamblea.

1930

1933 Se registra la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.

1940

1940 Última asamblea que se celebraría en libertad en las siguientes cinco décadas.

1948 Algunos Testigos son enviados a cárceles y a campos de prisioneros en la Unión Soviética.

1949 Testigos escriben cartas de protesta a Stalin.

1950

1951 Cerca de trescientos Testigos y muchos de sus parientes son exiliados a Siberia.

1953 Stalin muere; los Testigos comienzan a recuperar la libertad.

1960

1970

1972 Se forma la primera congregación de habla rusa.

1980

1990

1991 Inauguración de una oficina de traducción en Tartu.

Los testigos de Jehová obtienen libertad religiosa.

Se celebra en Tallin la primera asamblea de la Unión Soviética.

1992 Llegan los primeros misioneros graduados de Galaad.

1993 Construcción del primer Salón del Reino en Estonia.

1994 La oficina de traducción se muda a Tallin.

1998 Se construyen Salones de Asambleas en Tallin y Tartu.

1999 Estonia vuelve a abrir una sucursal.

2000

2000 Primera clase de la Escuela de Entrenamiento Ministerial.

2009 Se publica la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en estonio.

2010

[Ilustraciones y tabla de la página 246]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Publicadores

Precursores

4.000

2.000

1990 2000 2010

[Mapas de la página 169]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

FINLANDIA

HELSINKI

Golfo de Finlandia

RUSIA

San Petersburgo

LETONIA

RIGA

ESTONIA

TALLIN

Narva

Maardu

Tapa

Vormsi

Pjarnu

Lago Vörts

Tartu

Räpina

Võru

Hiiumaa

Saaremaa

Golfo de Riga

Lago Peipus

Lago Pskovskoje

[Ilustraciones a toda plana de la página 162]

[Ilustración de la página 165]

Hugo y Martin Kose

[Ilustración de la página 166]

Albert West

[Ilustración de la página 167]

Alexander e Hilda Brydson en los años treinta

[Ilustración de la página 167]

La primera sucursal estaba localizada en este edificio de apartamentos

[Ilustración de la página 170]

Jenny Felt e Irja Mäkelä, las primeras precursoras que llegaron de Finlandia

[Ilustración de la página 174]

En 1932, la sucursal se mudó a la calle Suur Tartu número 72, en Tallin

[Ilustración de la página 175]

Kaarlo Harteva dando un discurso por radio

[Ilustraciones de la página 177]

John North y su “carro del Reino celestial”

[Ilustración de la página 178]

Nikolai Tuiman

[Ilustración de la página 179]

La policía confiscó una gran cantidad de publicaciones

[Ilustración de la página 181]

En 1940, antes del régimen soviético, se celebró la última asamblea en libertad

[Ilustraciones de la página 188]

Los hermanos Kruus, Talberg, Indus y Toom constituían el Comité de Servicio

[Ilustración de la página 200]

Maimu y Lembit Trell (1957)

[Ilustración de la página 212]

Ene y Corinna, su hermana

[Ilustración de la página 218]

La boda de Heimar y Elvi Tuiman sirvió para celebrar una asamblea de dos días

[Ilustración de la página 227]

Toomas y Elizabeth Edur

[Ilustraciones de las páginas 228 y 229]

Asambleas memorables

Recibiendo a los extranjeros invitados a la Asamblea de Distrito “Lenguaje Puro” (Helsinki, Finlandia, 1990)

Asamblea de Distrito “Amadores de la libertad” (Tallin, Estonia, 1991)

[Ilustración de la página 238]

Asamblea internacional de 1992 en San Petersburgo (Rusia)

[Ilustración de la página 241]

Lauri y Jelena Nordling

[Ilustración de la página 243]

Reino y Lesli Kesk

[Ilustración de la página 247]

Yuri y Viktor

[Ilustraciones de la página 251]

Salón del Reino en Maardu y Salón de Asambleas en Tartu

[Ilustraciones de la página 254]

Sucursal de Estonia

Comité de Sucursal (de izquierda a derecha): Tommi Kauko, Toomas Edur y Lembit Reile