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Predicamos y enseñamos en toda la Tierra

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HACE siglos, al apóstol Juan se le reveló en una visión profética que una vasta y numerosa muchedumbre “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” sobreviviría a “la gran tribulación” para entrar al nuevo mundo de Dios (Rev. 7:9, 14). Las cifras y los relatos de las siguientes páginas demuestran que esa gran muchedumbre está siendo reunida hoy y es cada vez mayor. ¿Verdad que esto fortalece nuestra fe en las promesas divinas?

África

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HALLA CONSUELO EN UNA CARTA. Iris, que vive en Sudáfrica, escribe cartas de condolencia a quienes han perdido a un ser amado en la muerte. Junto con ellas envía los tratados Pronto acabará el sufrimiento y ¿Qué esperanza hay para los seres queridos que han muerto? Hace poco, un hombre llamado Sidney, quien perdió a su esposa después de treinta y ocho felices años, le respondió: “Aunque los médicos ya me habían dicho que mi amada esposa moriría, su pérdida me ha hecho sentir confundido, inseguro, desconsolado y frustrado. Le agradezco al Señor que haya personas como usted. Es muy noble de su parte que dedique tiempo y energías a explicar las promesas de Dios a perfectos desconocidos. Sus expresiones llenas de fe me acompañarán durante este período tan difícil. Gracias a su carta y a la información que me envió, he conseguido un poco de calma y entendimiento”.

SE EVITA UN ABORTO. Gloria, una joven cristiana de Benín, le estaba dando testimonio a un universitario llamado Arnaud cuando el teléfono de este interrumpió la conversación. Arnaud le dijo a Gloria que tenía que irse para ayudar a un amigo. Sin pensarlo mucho, ella buscó en su bolso y le dio la primera revista que encontró. Él la tomó y se fue.

El amigo de Arnaud lo había llamado para contarle que su novia estaba embarazada y que quería obligarla a abortar. Por el camino, Arnaud le echó un vistazo a la revista. “Cuando vi la palabra aborto en la portada no podía creerlo”, recuerda. Gloria le había dado la revista ¡Despertad! de junio de 2009, cuya serie de portada se tituló “¿Por qué genera tanta controversia el aborto?”. Arnaud se la dio a su amigo, quien comprendió tras leerla que el aborto no era una buena opción. Posteriormente, su novia dio a luz una hermosa niña.

NO HABÍA QUE TEMER A LA HECHICERA. King es un precursor que se mudó a una zona de Zimbabue donde hay necesidad de publicadores. Cierto día estaba predicando de casa en casa con unas hermanas y se acercó al hogar de una conocida hechicera. Aunque las hermanas no se atrevían a hablar con la mujer, King decidió ofrecerle un estudio de la Biblia. Cuando la mujer vio a los publicadores acercarse a su casa, pensó que eran clientes y les preguntó si querían algo. King le mostró el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, le ofreció un estudio, y ella aceptó. “Nos sorprendió que tuviera tantas preguntas —recuerda King⁠—. Así que quedamos en visitarla de nuevo para comenzar a estudiar la Biblia.” Tres semanas después la invitaron a una reunión de congregación, y ella asistió. Se deshizo de todos sus objetos espiritistas y progresó rápidamente. En unos cuantos meses ya se había bautizado.

“OREN PARA QUE ME VISITEN.” Hace diez años, Patrick se mudó de Angola a Estados Unidos, y desde entonces se mantiene en contacto con su madre por teléfono. Sin embargo, recientemente pudieron hablar cara a cara a través de una videollamada por Internet. Mientras Patrick conversaba con su madre, quien se llama Felicidade y es testigo de Jehová, se dio cuenta de que había otra persona con ella y le preguntó quién era. Felicidade le dijo: “Es una hermana de la congregación que vino a visitarme”.

Patrick respondió: “¿Y por qué los Testigos no vienen a visitarme a mí? Ya llevo diez años aquí, y nunca han venido a verme. Por favor, oren para que me visiten”.

Un poco sorprendidas, Felicidade y la hermana que la acompañaba le prometieron que orarían por él.

Tan solo tres días después, un testigo de Jehová llamó a la puerta de Patrick, quien quedó tan sorprendido que le preguntó a su madre si le había pedido a alguien en Estados Unidos que lo visitara. Cuando ella le dijo que no, él concluyó que aquella visita había sido una respuesta de parte de Dios y aceptó un estudio bíblico. Enseguida comenzó a ir a las reuniones, y en la próxima videollamada que le hizo a su madre, le mostró con orgullo el capítulo del libro Enseña que estaba estudiando. También le dijo que se había comprado un traje para usar en las reuniones.

 UNA INESPERADA SOLICITUD DE BAUTISMO. A la asamblea de distrito de 2010 de Brazzaville (República del Congo), llegó un joven llamado Edvard diciendo que quería bautizarse. Cuando los hermanos le preguntaron a qué congregación pertenecía, él les dijo que a la de Mossaka. No obstante, en esta apartada aldea no hay testigos de Jehová, lo que llevó a los hermanos a preguntarse cómo era posible que este joven quisiera bautizarse.

Edvard les contó a los ancianos que en 2007, cuando vivía en Brazzaville, había estudiado con su abuelo el folleto ¿Qué exige Dios de nosotros? y los primeros catorce capítulos del libro Enseña. Pero como se fue a vivir con sus padres a Mossaka y allí no había testigos de Jehová, le pidió a su padre que lo ayudara a completar el libro. Este le hacía las preguntas, y Edvard las respondía. Más tarde, Edvard vio necesario enseñar a otros lo que había aprendido. Así que en octubre de 2009 comenzó a predicar en Mossaka con el folleto Exige. Anotaba el tiempo que pasaba en el ministerio y regularmente enviaba sus informes a su abuelo en Brazzaville. No obstante, el abuelo nunca los entregó a la congregación.

Con el tiempo, la sucursal, que no sabía de la existencia de Edvard, envió precursores especiales temporales a predicar tres meses en Mossaka. Solo dos días antes de terminar con su asignación, uno de ellos, Daniel, vio a Edvard dirigiendo un estudio bíblico con el folleto Exige y lo abordó. Edvard le dijo: “Estoy predicando. Soy publicador. Pregúntele a mi padre”. Daniel fue a buscar al padre de Edvard, quien le confirmó lo que este le había dicho. Los precursores decidieron aprovechar el poco tiempo que les quedaba para ayudar al joven a realizar mejor su ministerio. Tras la partida de los precursores, Edvard continuó predicando con renovado entusiasmo y llegó a dirigir más de diez estudios bíblicos. También dedicó su vida a Jehová.

El viernes de la asamblea mencionada anteriormente, después de escuchar la historia de Edvard, dos ancianos se reunieron con él y analizaron las preguntas para quienes desean ser publicadores no bautizados. Sus respuestas los dejaron boquiabiertos. Los precursores especiales que habían estado en Mossaka les dijeron a los ancianos que la conducta de Edvard era ejemplar y que había estado predicando extraoficialmente durante nueve meses. En consecuencia, fue nombrado publicador no bautizado. Como el siguiente fin de semana habría en la misma ciudad una asamblea en lingala, los ancianos hicieron todo lo posible para que Edvard pudiera repasar con ellos las preguntas de bautismo durante los próximos días. Puesto que demostró tener un conocimiento sólido de la verdad, pudo bautizarse en dicha asamblea, celebrada en julio de 2010, tan solo una semana después de haberse hecho publicador no bautizado.

Después de su bautismo, Edvard sirvió como precursor auxiliar en Brazzaville durante dos meses. Los ancianos se encargaron de que estudiara el libro “Manténganse en el amor de Dios”, tras lo cual regresó a Mossaka. Recientemente, un precursor especial fue asignado a la zona. En abril, este hermano y Edvard, quien fue precursor auxiliar durante ese mes, dieron la bienvenida a 182 personas a la Conmemoración. Las reuniones están a cargo de ellos dos, y suelen asistir siete de los dieciséis estudios bíblicos de Edvard. Cabe mencionar que para 2011, Edvard tenía 15 años de edad.

América

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“NO FUE CASUALIDAD QUE MARCARA SU NÚMERO.” Sundie, una Testigo de Estados Unidos, estaba en casa cuando sonó el teléfono. Era una mujer que había marcado su número por error. Cuando Sundie le dijo que se había equivocado, la señora se disculpó y le comentó que era prácticamente ciega. La conversación siguió su curso, y la señora le explicó que estaba tratando de comunicarse con su hijo para darle la mala noticia de que estaba enferma de cáncer. La mujer se escuchaba desconsolada y sentía que Dios la había defraudado. A Sundie le pareció que aquella señora necesitaba escuchar el mensaje de la Biblia. Tras pedirle valor a Jehová en una breve oración, Sundie le citó algunos versículos para darle ánimo, consuelo y esperanza. Le explicó que Dios tiene un nombre y le dijo que lo usara en sus oraciones y que fuera específica al orar. La señora le dio las gracias por haberla escuchado y animado, y le dijo: “Creo que no fue casualidad que marcara su número”.

Sundie obtuvo los datos de la mujer y le envió la grabación en audio del libro Enseña. También hizo lo necesario para que una precursora de la zona la visitara. Sundie comenta: “Estoy muy agradecida a Jehová que con tanto amor nos ha preparado para dar consuelo a personas con distintas circunstancias”.

UN TRATADO RESPONDE SUS PREGUNTAS. En Puerto Rico hay hermanas que predican en los alrededores de un gran centro médico. Una de ellas se acercó a dos hombres que caminaban rápidamente hacia uno de los hospitales. Como vio que tenían prisa, decidió darles un tratado. Pero resulta que el único que le quedaba era ¿Tenemos un espíritu inmortal?, el cual no suele ofrecer al predicar en las calles. Más tarde, los hombres abordaron a otra hermana para decirle que el tratado les había ayudado mucho. Cuando lo recibieron, iban de camino a visitar a un familiar enfermo de gravedad y habían estado preguntándose si hay vida después de la muerte. El tratado les dio la respuesta.

UNA CARTA PARA JEHOVÁ. Joshua, de siete años, vive en Estados Unidos. En diciembre, una de sus maestras pidió a la clase que escribieran cartas a Santa Claus. Cuando Joshua muy cortésmente se negó a hacerlo, ella le dijo: “Escríbele a quien tú quieras”. De modo que él decidió escribirle a Jehová. Su carta decía: “Gracias por prometernos un paraíso. Gracias por dejar que tu Hijo, que se llama Jesús, muriera por nosotros. Gracias por crear tantas cosas bonitas. Jehová Dios, te quiero mucho”. Esta carta, junto con las de otros estudiantes, fue publicada en el periódico local.

SU FAMILIA ACEPTÓ LA VERDAD. En Colombia, un testigo de Jehová llamado Alejandro quería hablarles de la verdad a sus familiares. Pero como vivían muy lejos, decidió escribirles y enviarles algunos ejemplares de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Cuando Pablo, uno de sus parientes, leyó las revistas y buscó los textos bíblicos, se dio cuenta de que las enseñanzas de la Iglesia Católica son falsas. Muy emocionado, les mostró la información a otros miembros de la familia, quienes también abrazaron la verdad y abandonaron el catolicismo.

Enseguida, quince de los parientes de Alejandro comenzaron a reunirse todas las noches para estudiar la Biblia usando las revistas. Como querían aprender más, se dieron a la tarea de buscar a los Testigos en los pueblos cercanos, pero no los encontraron. En el ínterin, empezaron a enseñar a sus vecinos las verdades que habían aprendido. Posteriormente se enteraron de que a una hora de distancia en automóvil había un Salón del Reino. De inmediato viajaron hasta allá para que alguien los ayudara.

En la actualidad, un precursor los visita todas las semanas para dirigirles un estudio bíblico. A este asisten veintiséis personas: los familiares de Alejandro y otros once vecinos. Para que la mayoría de ellos puedan ir al discurso público y al estudio de La Atalaya, alquilan un vehículo.

¿DE VERAS SE EQUIVOCARON DE CASA? Una Testigo da clases bíblicas a una familia que vive en una zona rural de Ecuador donde se habla quichua. Cierto día que se sentía mal, les pidió a unos hermanos que fueran en su lugar. Como ellos no estaban seguros de dónde vivía la familia, se detuvieron en una casa para preguntar si allí estudiaban la Biblia. Las personas que los recibieron fueron muy hospitalarios con ellos y los trataron como si hubieran estado esperándolos. Pero no fue sino hasta que el estudio terminó que los Testigos se enteraron de que habían entrado en la casa equivocada. Resulta que estas personas nunca habían recibido un curso bíblico, pero les atrajo tanto la idea que les siguieron la corriente a los hermanos. Así fue como esta familia comenzó a estudiar. ¿Y qué sucedió con la otra familia? Pues también siguen estudiando.

TODO POR UN PASTELITO. Caleb tiene seis años y vive en Canadá. El primer día de clases, Natalie, la madre de uno de sus compañeros de escuela, llevó pastelitos para todo el grupo porque su hijo cumplía años. Caleb rechazó cortésmente el suyo, y Natalie le preguntó si era alérgico a algún alimento. “No —respondió el niño⁠—. Es que yo le sirvo a Jehová.”

Por la tarde, Natalie abordó a la madre de Caleb y le preguntó: “¿Es usted testigo de Jehová?”. Cuando ella le respondió que sí, Natalie se alegró mucho, pues de adolescente había estudiado la Biblia con los Testigos. Sin embargo, debido a la fuerte oposición de su familia, tuvo que suspender el estudio. Entonces, la hermana le preguntó si quería reanudarlo, y ella le dijo que sí.

NO FUE POR VOLUNTAD DE DIOS. Laly, una sorda que vive en Perú, le preguntó a su madre por qué había nacido así. Cuando ella le respondió que esa había sido la voluntad divina, Laly se entristeció mucho y comenzó a guardarle rencor a Dios. Solía preguntarse por qué Dios le había hecho daño.

Con el pasar de los años, Laly se casó con un joven que también era sordo. El primer hijo que tuvieron nació con síndrome de Down. Perturbada, Laly acudió nuevamente a su madre para preguntarle por qué su hijo había nacido así. Ella le sugirió que hablara con un sacerdote, pero este le dijo lo mismo que su madre le había dicho años atrás: “Es la voluntad de Dios”.

“¿Por qué Dios es tan cruel? —respondió Laly angustiada⁠—. Entiendo que me castigara a mí haciéndome sorda, pero ¿por qué castiga a mi hijo? Él acaba de nacer; no ha hecho nada malo.” A partir de ese momento, Laly dejó de ir a la iglesia y no quiso saber nada más acerca de Dios.

Unos cuantos años después, una testigo de Jehová que sabe lenguaje de señas fue a la casa de Laly y le ofreció un estudio bíblico. Ella lo rechazó y dijo que no creía en Dios. Con mucha paciencia, la hermana le explicó que el nombre del Dios a quien ella no quería conocer es Jehová y que él le estaba brindando la oportunidad de poder escuchar y hablar en el futuro. Laly no le creyó a la Testigo y le pidió que le probara lo que estaba diciendo. La hermana abrió la Biblia en Isaías 35:5 y leyó: “Los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados”. Este pasaje sorprendió a Laly, quien aceptó un estudio de la Biblia, progresó en sentido espiritual y se bautizó. En la actualidad, Laly valora muchísimo las promesas de Jehová y sirve de precursora. Además, su hijo la acompaña a todas las reuniones y ha aprendido lenguaje de señas.

Asia y Oriente Medio

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DOS PREGUNTAS QUE NO PUDIERON RESPONDER. En un país asiático donde la obra está restringida, un joven de 24 años aceptó un estudio bíblico con la intención de probar que las creencias de los Testigos eran falsas y que el catolicismo era la religión verdadera. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que los Testigos enseñaban la verdad.

Cuando su familia inmediata se enteró de que él estaba estudiando la Biblia, hicieron que se presentara en una reunión familiar. En esta lo presionaron para que volviera a la Iglesia Católica. Como el joven se negó, congregaron a todos los parientes del pueblo para obligarlo a abandonar su nueva fe. Lo golpearon, pero no cedió. Entonces lo acusaron con el sacerdote, quien lo llevó ante la junta parroquial. Allí, el muchacho dijo que volvería a ser católico si el sacerdote le decía cuál es el nombre de Dios y por qué la Iglesia permite a los feligreses comer sangre cuando la Biblia lo prohíbe. Incapaz de responder, el sacerdote le dio una bofetada a fin de expulsar al demonio que supuestamente llevaba dentro. Así se dio por terminada la reunión.

Después, la familia convocó a todas sus amistades para obligar al muchacho a arrodillarse frente a una imagen de María. Aunque lo volvieron a golpear, se negó a transigir. Ante aquello, los familiares le mandaron a una atractiva chica para que le propusiera casarse con él si regresaba a la iglesia. Él le dijo que lo haría con la condición de que ella respondiera las dos preguntas que el sacerdote no contestó. La chica se fue y jamás regresó. Luego de siete meses sin poder escapar del pueblo, el joven huyó y volvió a la ciudad, donde buscó a los hermanos. Al mes siguiente se le nombró publicador no bautizado, y en marzo de 2011 se bautizó en una asamblea de circuito.

SE DEFIENDE A LOS TESTIGOS EN UNA PRISIÓN. En Corea del Sur, una precursora regular fue a visitar a un hijo suyo que estaba en prisión debido a su neutralidad cristiana. Mientras aguardaba en la sala de espera, le dio un tratado al señor que estaba sentado a su lado. “¿Cómo es posible que hasta en este lugar vengan a predicar los de esta religión falsa?”, vociferó el hombre, quien atrajo la atención de los treinta o cuarenta visitantes que había allí. Entonces, un funcionario de la prisión lo reprendió diciendo: “La religión de ellos es la verdadera; todas las demás son falsas. En todos los años que llevo trabajando en esta prisión los he estado observando y estoy convencido de que son los únicos que de veras practican lo que enseñan”. Aquel bravucón se quedó callado.

UN TAPIZ DE LETRAS Y PALABRAS. Cuando Harindra aceptó un estudio bíblico, llevaba diez años viviendo solo, pues se había ido a trabajar a una ciudad grande de Nepal a fin de mantener a su familia. Puesto que no sabía leer ni escribir, su maestro de la Biblia utilizaba el folleto ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra! Y en vista de que esa publicación todavía no existía en nepalés, usaban la edición en inglés. Un día, Harindra recibió la visita de su esposa, quien se sorprendió de que él estuviera estudiando un folleto en inglés. Además, ya no se emborrachaba ni la golpeaba. Él le dijo que estos cambios se debían al estudio bíblico. Por consiguiente, al regresar a su pueblo, la mujer empezó a estudiar la Biblia y a asistir a las reuniones. Harindra, por su parte, deseaba aumentar su conocimiento acerca de Jehová. Así que decidió aprender a leer y escribir. Para ello, le pedía a su maestro de la Biblia que le escribiera letras y palabras nepalesas en letreritos, con los que terminó tapizando las paredes de su habitación. Practicando la lectura de todas aquellas letras y palabras, por fin aprendió a leer. Posteriormente trajo a su familia a vivir con él en la ciudad para que todos juntos sirvieran a Jehová. Al cabo de dos años, Harindra se bautizó. Hoy asiste a las reuniones con su familia y participa en la lectura de la Biblia en la Escuela del Ministerio Teocrático. “Gracias a la educación que Jehová nos ha dado —reconoce⁠—, nuestra vida ha mejorado muchísimo.”

NO QUISO 200.000 DÓLARES. Zarkhanum, quien vive en Azerbaiyán, estaba totalmente inmersa en el espiritismo. Durante quince años se dijo que tenía poderes de percepción extrasensorial y la facultad de predecir el futuro. También se creía que poseía la capacidad de deshacer maleficios y realizar sanaciones. Zarkhanum era famosa y llegó a hacerse muy rica. Muchos de sus clientes —funcionarios de alto rango y sus esposas⁠— le pagaban de 2.000 a 4.000 dólares por una sesión. No obstante, aun con el poder del mundo de los espíritus, ella se sentía espiritualmente vacía: sus dudas la inquietaban, su matrimonio fracasó y su vida carecía de sentido. Un día, mientras se desahogaba en una oración a Dios, escuchó que alguien llamó a su puerta. Eran dos hermanas que habían ido a predicarle. En cierto punto, las Testigos le dijeron que Dios desea que le sirvamos de palabra y obra, y eso la hizo pensar. Zarkhanum conocía a una gran cantidad de gente religiosa cuya conducta dejaba mucho que desear. Pero además sabía que lo que ella practicaba era un pecado. Aceptó un estudio bíblico, empezó a orar a Dios usando el nombre Jehová y vio cómo él contestaba sus oraciones. Con todo, se le hizo muy difícil dejar el espiritismo, pues los demonios la acosaban constantemente y hasta la golpeaban. Más tarde, con la ayuda de Jehová logró liberarse de la influencia demoníaca y destruir todos los objetos relacionados con el espiritismo y la religión falsa.

Al poco tiempo, Zarkhanum llegó a ser publicadora de las buenas nuevas, y en mayo de 2011 se bautizó. Inmediatamente después de su bautismo, llenó la solicitud para el precursorado auxiliar. Y no le cuesta mucho alcanzar la cuota de horas, pues aun cuando todavía no era bautizada predicaba más de setenta horas al mes a pesar de su mala salud. Cabe señalar que dos meses antes de su bautismo, la esposa de un funcionario del gobierno le ofreció 200.000 dólares con tal de que le rompiera un maleficio que, según ella, le había causado cierta enfermedad por la que perdió una pierna. En vez de aceptar, Zarkhanum se encargó de que dos hermanas fueran al hospital a predicarle a la mujer. Esta valerosa hermana ha estado dando el mensaje a sus antiguos clientes, y les dice que Dios desaprueba lo que ella hacía. De ahí que una de esas personas —justo la que le presentó a la esposa del funcionario⁠— llegara a estudiar la Biblia y a asistir a las reuniones.

PREDICACIÓN EN LA CÁRCEL. En la India, dos hermanas fueron arrestadas por estar predicando, y recibieron una sentencia de cinco días de prisión. Una de ellas cuenta: “Cuando nos encarcelaron, unos policías nos preguntaron por qué estábamos allí, lo cual nos brindó la oportunidad de darles el mensaje. Como nos habían detenido mientras predicábamos, íbamos bien surtidas de revistas y tratados. Así que les dimos testimonio a todos y dejamos muchos ejemplares. Además, nos animábamos la una a la otra, orábamos juntas y leíamos las publicaciones con las que contábamos.

”Después nos transfirieron a otra cárcel en la ciudad, donde las demás presas nos preguntaron qué hacíamos allí. De modo que nos identificamos como testigos de Jehová y les predicamos. Una vigilante que nos alcanzó a oír exclamó: ‘¡Es increíble! Las encerraron por estar predicando allá afuera, y ahora predican también aquí adentro’.” Nuestras hermanas piensan seguir visitando a las presas que mostraron interés en la verdad.

IMPRESIONADO POR EL AMOR CRISTIANO. En la ciudad de Belén (Israel), dos hermanas se disponían a predicar en unos pequeños negocios. De pronto, dos mujeres llegaron corriendo adonde ellas y, muy emocionadas, les preguntaron en español si eran testigos de Jehová. Resulta que reconocieron las publicaciones que estas llevaban, pues ellas también eran Testigos. Habían venido de México junto con un grupo de turistas. Las cuatro se saludaron con un beso, se abrazaron, se tomaron fotos e intercambiaron direcciones. Luego, las hermanas de México volvieron con su grupo, y las dos publicadoras siguieron dando el mensaje en los negocios.

Un par de horas después, un policía se acercó a las publicadoras y les preguntó si eran hispanas. Ellas respondieron que no. El hombre les dijo que las había visto cuando se encontraron con las otras dos mujeres y que le dio la impresión de que eran familiares o viejas amigas. Las hermanas le explicaron que todas eran testigos de Jehová y que, por el amor que se tienen entre sí, los Testigos se consideran familia aun cuando sean de otro país o no se conozcan. El policía quedó tan impresionado que aceptó unas publicaciones y quiso saber dónde podía obtener más información sobre esa religión. Se pusieron de acuerdo con él para revisitarlo.

“TAL VEZ HAYA ALGUIEN QUE ME ESCUCHE.” Yusuke es un joven precursor que sirve en un grupo de habla inglesa en Japón. Cierto día se enteró de que a la mañana siguiente llegaría una embarcación turística con pasajeros de diversos países. Así que se levantó temprano y, a pesar de que estaba lloviendo a cántaros, condujo dos horas hasta el puerto de Nagasaki. Como era la única persona que estaba en el muelle bajo la lluvia, muchos de los que iban desembarcando lo abordaban pensando que era un guía turístico. Gracias a esta confusión, en tan solo media hora Yusuke distribuyó 70 revistas y 50 folletos en varios idiomas.

Fue a su auto para buscar más publicaciones y, al regresar, vio a un muchacho que estaba parado allí solo. Yusuke se le acercó, y el joven le preguntó en inglés que si era testigo de Jehová. Tras recibir una respuesta afirmativa, el muchacho se puso a llorar. El hermano entonces se lo llevó a un café para hablar con calma.

El joven, llamado Jason, tenía 21 años de edad y venía de Estados Unidos. Le contó a Yusuke que sus padres estaban en la verdad y que, hasta hace un par de años, él había sido publicador no bautizado. Llevaba unos seis meses sin asistir a las reuniones, y había decidido hacer un crucero por diversos países de Asia, pensando que en ese continente no encontraría testigos de Jehová. Como tenía un malestar estomacal, no había podido desembarcar en Tailandia, en Vietnam ni en Taiwán. Así que la primera parada en la que pudo salir del barco fue Japón, y la primera persona que allí lo abordó fue justamente un Testigo. En ese momento Jason pensó: “Es imposible escaparme de Jehová”, y entonces se puso a llorar.

En el café, analizaron juntos algunos párrafos del libro “Amor de Dios” para que Jason entendiera que Jehová lo seguía queriendo. Yusuke le suplicó que no dejara la verdad. Lamentablemente, no pudieron hablar por mucho tiempo, pues Jason debía partir esa noche hacia Inchon (Corea del Sur), donde ya tenía planes de pasar varios días haciendo recorridos.

Yusuke quería seguir ayudando a Jason, y recordó que en una asamblea internacional conoció a un hermano de Corea del Sur que hablaba inglés y vivía en Inchon. Esa misma noche Yusuke lo llamó por teléfono. Jason, que desde luego no sabía esto, salió del barco a la mañana siguiente y lo primero que vio fue un gran letrero que llevaban cinco Testigos muy sonrientes y que decía: “Jason, ¡bienvenido a Corea!”. El muchacho canceló los recorridos que había planeado y pasó todo el tiempo con los hermanos. Al escuchar de primera mano las experiencias de Testigos de su edad que habían estado presos por su fe, se sintió profundamente conmovido. Dicho sea de paso, allí mismo asistió a la Conmemoración.

Jason regresó a Estados Unidos, se reintegró a las filas de publicadores y pidió a los ancianos que se le diera estudio cuatro veces por semana. Terminó de estudiar los libros Enseña y “Amor de Dios” y se bautizó. Para la fecha de su bautismo, habían pasado ciento siete días de su conversación con Yusuke. Al mes siguiente emprendió el precursorado auxiliar.

Yusuke recuerda que en aquella fría y lluviosa mañana, tenía el intenso deseo de ir a Nagasaki, aun cuando tuviera que viajar solo. Él pensaba: “Tal vez haya alguien que me escuche”.

Europa

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DESCUBREN ALGO MUY ESPECIAL. Una mujer llamada Ani viajó de Bulgaria a Holanda para trabajar unos cuantos meses. Cierto día en que andaba caminando por la calle y se sentía muy triste, se detuvo en plena acera para pedirle a Dios que le enviara a alguien de su iglesia. Mientras oraba, se le acercaron dos hermanas para predicarle. Como Ani concluyó que esa era la respuesta a su oración, no solo las escuchó, sino que empezó a asistir a las reuniones. Aunque Ani no entendía nada, pudo ver claramente el amor de los Testigos. Al pensar en lo divididos que estaban los de su iglesia en Bulgaria, se dio cuenta de que había descubierto algo diferente, algo muy especial. Cuando volvió a Bulgaria, la hermana que le daba clases bíblicas en Holanda viajó con ella para ayudarla a encontrar a los Testigos de la ciudad de Sofía. Esto impresionó aún más a Ani, quien se convenció de que había encontrado la religión verdadera.

Muy pronto, Ani y su esposo, Ivo, comenzaron a estudiar juntos la Biblia y a asistir a las reuniones. Conforme fueron progresando, algunas personas se sumaron a sus sesiones de estudio. Uno de ellos fue Assen, pastor de un grupo religioso. Él se había unido al estudio para demostrar que los Testigos estaban equivocados, pero no tardó en descubrir que era él quien estaba equivocado. Solía plantear preguntas complejas sobre la Biblia. Así que se comenzó un curso bíblico con él y su familia. Mientras tanto, Assen siguió dirigiendo sus reuniones religiosas, pero ahora enseñaba las verdades que él mismo iba aprendiendo con el libro Enseña. El diácono de su iglesia, llamado Dencho, pidió al poco tiempo un estudio bíblico, y pronto ya había tres familias más del grupo estudiando también. Como tantos integrantes de aquel grupo estudiaban con los Testigos, decidieron dejar su iglesia y asistir a las reuniones de congregación. Dencho se hizo publicador y empezó a impartir cursos bíblicos a sus amistades. Hasta ahora, gracias al testimonio que se le dio a aquella mujer en Holanda, unas treinta personas se han puesto a estudiar la Biblia y asisten a las reuniones.

SOLO LEYÓ ALGUNOS TEXTOS SOBRE EL MATRIMONIO. En la República Checa, un hermano y su esposa le impartían un curso bíblico a un matrimonio joven de Mongolia en un Salón del Reino. A pesar de que los hermanos estaban haciendo todo lo posible por aprender mongol, el idioma seguía siendo una gran barrera. Con todo, parecía que aquella pareja paciente y humilde estaba aceptando la verdad. Cierta noche en que iban a celebrar el estudio, la mujer llegó sola al salón. Dijo que quería dejar a su esposo porque ya no se comprendían el uno al otro. A los pocos minutos llegó el joven, pero ni siquiera miró a su esposa. La situación era muy tensa. Así que el hermano se llevó al joven a la biblioteca del salón para hablar con él. Sin embargo, como no sabía muy bien mongol, era incapaz de entender lo que había pasado entre ellos para darle un consejo específico. De modo que se limitó a leerle todos los textos bíblicos que recordaba sobre el matrimonio y la comunicación. Parecía que cada texto bíblico hacía reaccionar al joven. De pronto, salió corriendo de la biblioteca para ir adonde su esposa y le dio un beso. Mientras salían del salón, él insistió en llevar el bolso de ella porque había aprendido que tenía que ayudarla.

Al día siguiente parecían un par de tortolitos, y ambos estaban muy agradecidos con Jehová por los sabios consejos sobre el matrimonio que ofrece en su Palabra. Posteriormente, volvieron a Mongolia para cuidar a sus dos hijos. Ahora viven en un lugar donde no hay una sola congregación. Con todo, ella ya se bautizó, y él sigue progresando hacia el bautismo.

“¿POR QUÉ TUVO QUE HACERME ESO?” En Ucrania, una precursora llamada Olha le predicó a un chofer de una distribuidora de alimentos. “¿Cree usted que se pueda confiar en alguien?”, le preguntó la hermana.

A esto, él le contestó: “¡Qué va! Mi propia esposa me abandonó y se llevó a mi niño de dos años. Yo que me mataba trabajando para tenerla contenta. Me pedía anillos, collares, zapatos... y yo siempre se los compraba. ¡Todo lo hacía por ella y para ella! ¿Qué más quería? ¿Por qué tuvo que hacerme eso?”.

Con mucho tacto, la hermana le preguntó cuánto tiempo pasaba con su esposa y su niño. Él respondió: “¿Y a qué hora iba a estar con ellos si salgo a las cuatro de la mañana y llego del trabajo a la medianoche? ¡Hasta los fines de semana tengo que trabajar!”.

Olha le presentó el número especial de la revista ¡Despertad! que se tituló “Claves para una familia feliz”, de octubre de 2009, y le mostró la primera clave: “Fijar bien las prioridades”. Tras analizar brevemente el artículo, el hombre reconoció: “Pensaba que el dinero era lo más importante para tener una familia feliz. Pero ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Ahora comprendo lo que tengo que hacer y lo que necesita mi esposa”.

A la semana, la hermana volvió a ver al señor, quien le dijo que tras haber leído la revista, había pensado mucho en el asunto. Así que llamó a su esposa, y lograron reconciliarse. Olha le dio entonces el libro Felicidad familiar. Una semana después se encontró con que ya no estaba el mismo chofer. El nuevo conductor le explicó que el anterior había dejado el trabajo y se había mudado con su familia a otra parte. No obstante, le encargó que le diera el siguiente mensaje a Olha: “Estoy muy agradecido a usted y a su Dios, Jehová, porque me ayudaron a recuperar a mi familia. Si me vuelvo a encontrar con los testigos de Jehová, haré todo lo posible por mantenerme en contacto con ellos”.

PIDIÓ UNA SEÑAL DE PARTE DE DIOS. Hace unos quince años, cierto hombre de Letonia mostró interés en el mensaje cuando los Testigos le predicaron. Aunque aceptó un estudio bíblico, era muy irregular y creía que la Biblia era un simple libro que no le ayudaría a encontrar a Dios. Esperaba que el Todopoderoso se le revelara personalmente, quizá de una forma mística o sobrenatural. Así que suspendió su estudio y perdió toda comunicación con los Testigos. Años después, mientras atravesaba una muy mala racha, le oró a Dios pidiéndole ayuda. No ocurrió ningún milagro, pero al asomarse por la ventana vio a dos hermanas predicando. Pocas semanas más tarde, se puso a orar de nuevo, se asomó por la ventana y volvió a ver a las mismas hermanas pasando frente a su casa. Cuando a la semana siguiente oró por tercera ocasión, otra vez las vio predicando. Llegó a la conclusión de que eso era una señal divina y salió corriendo a llamar a las hermanas, quienes quedaron sorprendidas cuando él les dijo que quería reanudar su estudio bíblico. Con el tiempo, obtuvo las fuerzas necesarias para superar sus problemas y aferrarse a Dios. ¿Y cómo lo logró? Gracias a la Biblia. En 2010 se bautizó en una asamblea de distrito.

HASTA LAS CAZUELAS PEQUEÑAS TIENEN OREJAS. En Dinamarca, este refrán transmite la idea de que los niños captan las conversaciones de los adultos mejor de lo que uno se imagina. Hace más de dieciséis años, una mujer iba a la casa de una publicadora para estudiar la Biblia con ella, y sus tres hijos solían acompañarla. Tiempo después, sin embargo, la mujer dejó el estudio. Para aquel entonces, Ronnie —el menor de sus hijos⁠— tenía ocho años de edad. Mientras crecía, el muchacho tuvo muchos problemas. En 2008, ya con 22 años, encontró unas revistas de los Testigos en la casa de su madre y sintió el impulso de ir a visitar a la hermana que les daba el estudio. A los quince minutos estaba allí, tocando el timbre de la casa, y cuando el esposo de la hermana abrió la puerta, Ronnie entró directamente. Aunque el hermano tardó en reconocerlo, fue un agradable encuentro. Ronnie aceptó un estudio bíblico y se quedó con el libro Enseña. Las cosas iban bien, pero él se hallaba inmerso en el mundo de los videojuegos —los cuales a veces implican espiritismo y violencia⁠— y solía relacionar lo que veía en ellos con lo que aprendía en el estudio. Sin embargo, los hermanos le dijeron que la comprensión de los asuntos espirituales no debía basarse en las fantasías de los videojuegos. Ronnie entendió y les dijo: “Cada vez que empiece a decir esas incoherencias, deténganme”. Desde entonces, ha progresado muy bien. Este joven, que de niño escuchaba las verdades bíblicas que le enseñaban a su madre, es hoy un publicador no bautizado.

RECIBE EL CONSUELO DE LAS ESCRITURAS. En un cementerio de Gran Bretaña, cierto hermano vio a un hombre que, arrodillado frente a una tumba, lloraba profusamente. El hermano le preguntó si le permitía hacerle compañía. El hombre, llamado Alf, accedió y le dijo: “Mi hija acaba de morir. Tenía solo 42 años. Ahora, ella y su madre están enterradas aquí”. Alf había solicitado la ayuda psicológica que presta el Estado, y le contestaron que tenía que esperar tres meses. “Soy un hombre de negocios y tengo mucho dinero —agregó⁠—, pero de qué me sirve eso si las he perdido a ellas. Lo daría todo con tal de tenerlas de nuevo conmigo.” Afirmó que tenía fe en Dios, respetaba la Biblia y asistía a la iglesia. Con todo, no había encontrado respuestas satisfactorias a sus preguntas. Por ejemplo, cuando pidió consuelo en la iglesia, le dijeron que encendiera una vela o que escribiera una notita y la colgara en un árbol. “Pero una nota no basta para expresar todo lo que llevo dentro”, replicó. El hermano procedió a darle el consuelo que ofrecen las Escrituras, y Alf recibe actualmente un estudio bíblico.

Oceanía

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INVITARON AL ESPOSO. Un hermano de Nueva Zelanda había ido a llevar a su esposa a la casa de una joven madre que estudiaba la Biblia con ella. Al llegar y ver que estaba el esposo, la pareja decidió invitarlo a unirse al estudio. El hombre accedió, y se hicieron planes para que las sesiones de estudio se llevaran a cabo cuando él estuviera en casa. El matrimonio aceptó también la invitación de ir a la reunión de los domingos. En el Salón del Reino, no solo disfrutaron de la información que se analizó ese día, sino también de la hospitalidad de los hermanos. Y en la próxima reunión, el esposo participó en el estudio de La Atalaya. El artículo animaba a todos a celebrar la adoración en familia, y él quiso saber cómo podía llevar a cabo un estudio con su esposa y su hijo de cuatro años. También expresó su deseo de aplicar en su vida otras cosas que había aprendido durante la reunión. Hoy, esta pareja continúa estudiando la Biblia, asiste a las reuniones y sigue progresando espiritualmente. “Estamos muy contentos —comenta el hermano⁠— por haber invitado a este hombre a unirse al estudio de su esposa.”

SE CELEBRA LA CONMEMORACIÓN EN UNA ISLA REMOTA. La isla de Reao está asignada a la Congregación Vaiete, una de las dieciocho que hay en Tahití. Esta isla se encuentra a unos 1.350 kilómetros (840 millas) al este de Tahití y tiene 362 habitantes. Nunca se había celebrado la Conmemoración en esta remota isla, y los Testigos no la habían visitado en treinta años. Manoah, superintendente de servicio de la Congregación Vaiete, quería organizar un pequeño grupo para predicar en la isla durante la semana de la Conmemoración, y además quería celebrarla allí. No obstante, los boletos aéreos para él y su esposa costaban unos 65.000 francos (740 dólares), mucho más de lo que podía pagar. Pero poco después, a Manoah le dieron un bono en el trabajo: justamente 65.000 francos. De inmediato, él y su esposa llegaron a la conclusión de que Jehová estaba bendiciendo sus planes. Al final, 7 publicadores viajaron hasta Reao, y 47 personas asistieron a la Conmemoración. En la actualidad, algunos publicadores de Tahití dirigen por teléfono estudios bíblicos a las personas interesadas de Reao.

NO TIENE TIEMPO NI PARA DESAYUNAR. En Vanuatu se dio un caso parecido al de Tahití. Una congregación ayuda a un grupo de once publicadores que sirve en la remota isla de Ambrym. Los ancianos les pidieron a publicadores de experiencia que pensaran en la posibilidad de ir a Ambrym por unos cuantos días para predicar con el grupo durante la temporada de la Conmemoración. A Marinette, precursora y maestra retirada, le atrajo la idea, y decidió ir junto con otros hermanos. La meta era comenzar estudios bíblicos. Después de pasar un par de días en el ministerio, a Marinette se le hizo difícil salir de la casa donde se estaba alojando. ¿Por qué? “No tenía tiempo ni para arreglarme o desayunar —recuerda ella⁠—, pues temprano en la mañana ya había personas esperando afuera para recibir un estudio de la Biblia. Me pasaba el día entero predicando... ¡y sin salir de la casa! Durante la semana que estuvimos allí, llegué a dirigir 31 estudios bíblicos.” Tras haber trabajado arduamente en la predicación, el grupo recibió a 158 personas en la Conmemoración. A los hermanos les dio mucha lástima irse. “¿Cómo puede uno despedirse de un lugar como este, donde hay tanta gente sedienta de la verdad?”, comentó Marinette. La sucursal ya ha enviado precursores especiales temporales para atender a las personas interesadas de la zona.

DIRECTORA DE UNA ESCUELA RESPONDE AL MENSAJE. Los estudiantes de una escuela en las islas Salomón tienen que ponerse de pie para entonar canciones religiosas de la Iglesia Evangélica de los Mares del Sur. Dos muchachas Testigos le pidieron a la directora que las eximiera de cantar, pues sentían que estaban traicionando su conciencia. Tras agradecerles que la hubieran abordado con tanto respeto, la directora les dijo que no tenían que entonar las canciones y que ellas y sus otros compañeros Testigos podían quedarse sentados.

También les dijo que le pidieran a alguien de la congregación que la visitara para que le hablara de los testigos de Jehová y su punto de vista sobre la educación. Una misionera la visitó, y durante una hora y media hablaron de nuestras creencias, así como de los problemas que enfrentan los jóvenes. La directora dijo que le gustaba leer la revista ¡Despertad! y que solía dejar ejemplares en la sala de profesores. Cuando la misionera le ofreció el libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2), ella le pidió 16 para los maestros y 367 para los estudiantes. Al final, se distribuyeron 400 libros.

Gracias al valor que demostraron estas dos jóvenes al hablar con su directora, pudo darse un excelente testimonio. Además, han recibido muchos comentarios favorables acerca del libro. Una joven cuyos padres se habían separado recientemente comentó que el libro era justo lo que necesitaba para poder enfrentar su situación. Estas dos jóvenes participan en el precursorado auxiliar de continuo y suelen llevarle las revistas a la directora.

SE MANTUVO ÍNTEGRA PESE A LA OPOSICIÓN. En otro lugar de las islas Salomón, una mujer —a quien llamaremos Lisa⁠— estudiaba la Biblia con una misionera. Progresó con rapidez pese a que para llegar al Salón del Reino tenía que caminar dos horas cargando a sus gemelitos y llevando tras de sí a sus dos niñas. También tenía que soportar la severa oposición de su esposo, quien la golpeaba, le había quemado la Biblia, las publicaciones y la ropa para las reuniones y tenía otra mujer. Con todo, Lisa se bautizó y continuó sirviendo fielmente a Jehová.

Al esposo de Lisa le conmovió la manera en la que ella lo trataba a pesar de lo que él le había hecho. Por eso, el año pasado dejó a su amante y solicitó un estudio de la Biblia. ¡Imagínese la alegría que sintió nuestra hermana! Pero además se estableció un grupo más cerca de su casa, al que puede llegar caminando en menos de una hora. Con el apoyo de su esposo, Lisa ahora participa en el precursorado auxiliar.

[Comentario de la página 66]

“¿Por qué Dios es tan cruel? [...] ¿Por qué castiga a mi hijo? Él acaba de nacer; no ha hecho nada malo”

[Comentario de la página 68]

El muchacho dijo que regresaría a la iglesia si el sacerdote respondía dos preguntas

[Comentario de la página 72]

“¡Es increíble! Las encerraron por estar predicando allá afuera, y ahora predican también aquí adentro”

[Mapa de la página 84]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Tahití → → → 1.350 kilómetros (840 millas) → → → Reao

[Ilustración de la página 56]

Arriba: Dirigiendo un estudio bíblico en la República del Congo (véase la  página 59)

[Ilustración de la página 61]

Edvard (a la derecha) con Daniel en el mercado

[Ilustración de la página 64]

Samaniego, en Nariño (COLOMBIA)

[Ilustración de la página 67]

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