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Ghana

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EL PAÍS de Ghana se encuentra en la enorme protuberancia del continente de África hacia el oeste. Está precisamente sobre el ecuador, colindando con Costa de Marfil al oeste y Togo al este. Teniendo un área de 230.000 kilómetros cuadrados, es casi del tamaño de la Gran Bretaña. La población actual es de ocho millones y medio de personas, de las cuales 16.093 son testigos de Jehová. Este es el país que, hasta el 6 de marzo de 1957, fue conocido como Costa de Oro.

Debe hacerse notar que la religión indígena de la gente de Ghana se basa en el animismo. Debido a esto la cuestión del alma y lo que sucede después de la muerte es de tan grande importancia aquí que toda otra enseñanza religiosa queda como cosa pequeña en comparación.

La creencia en que los objetos inanimados tienen alma o están habitados por espíritus que merecen reverencia ha llevado a la adoración de ríos, lagos y lagunas, entre los cuales se destacan los ríos Prah, Tano y Densu, el lago Bosomtwi y las lagunas Korle y Sakumo. Se cree que ciertos animales son la encarnación sagrada del alma de ciertos clanes y se les da apropiada reverencia. Montañas, rocas, valles, árboles y vides han sido adorados o considerados con reverencia supersticiosa.

En 1642, cuando los portugueses fueron obligados a salir de Costa de Oro, los sacerdotes católicos partieron junto con ellos. Pero antes de irse habían dado a conocer a la gente el culto de San Antonio.

Hoy la gente pagana de Elmina ha construido un lugar sagrado para la estatua de San Antonio. Lo han llamado Nana Ntuna (Abuelo Antonio). Recientemente la vieja Biblia que afirman que vino con la estatua ha desaparecido de la choza, pero el rosario y el crucifijo todavía están allí. También han creado un dios auxiliar, Brafu Kweku, para San Antonio. Isa (Jesús) está representado en la Ntuna Burn (la Choza de Antonio) por “lo que aparentemente es el residuo en polvo de hostias o pan de comunión muy antiguo dejado en un receptáculo.”

Así “Nana Ntuna, Isa y Brafu Kweku constituyen la trinidad de la adoración de la Antoni-Bum, durante la celebración de la cual se colocan cirios o velas prendidas alrededor de la estatua y se quema incienso.” El culto de Ntuna de Elmina se asocia con el fruto del primer intento de la cristiandad por cristianizar a un pueblo que adoraba del modo animista.

Pasaron dos siglos desde el tiempo en que los portugueses fueron echados antes que la cristiandad hiciera otro intento por evangelizar a Costa de Oro, esta vez por medio de las misiones protestantes. Tan pronto como los misioneros vencieron el problema de aclimatarse, que causó la pérdida de un buen número de vidas, se entregaron a un estudio de los idiomas nativos. En corto tiempo los misioneros de Basilea y Brema habían puesto por escrito los tres principales, twi, eve y ga. Después de eso vinieron traducciones de partes de la Biblia a los idiomas vernáculos, y para 1871 la Biblia entera podía conseguirse impresa en twi, eve y ga.

Estas traducciones fueron tan exactas, en lo que se refiere a los idiomas, que las de eve y ga todavía son las únicas traducciones que se usan, con muy poca revisión.

Otro rasgo digno de encomio de sus traducciones es que usan el Nombre Divino. Este, vertido lehowa y Yehowa, aparece en las Escrituras Hebreas en casi todos sus lugares debidos en las tres traducciones. Los traductores al eve y ga hasta hicieron algo mejor que eso. Usaron el Nombre Divino en las Escrituras Griegas, en ga en 2 Corintios 6:17 y 18 y en eve en Hebreos 7:21; 13:6; 1 Pedro 3:12 y en el libro de Revelación en cada caso que aparece la expresión “Aleluya.”

Así, los primeros misioneros le enseñaron a la gente que el nombre del Dios Principal es Iehowa o Yehowa. Establecieron escuelas y enseñaron a la gente a leer. También produjeron libros y folletos que daban narraciones históricas simplificadas de la Biblia y estimulaban la lectura de éstas. Todo esto ayudó a dar a los nativos alguna información básica acerca de la Biblia y a familiarizarlos con el Nombre Divino.

Después de la I Guerra Mundial se dio mayor ímpetu a la educación en Costa de Oro. Para este tiempo la influencia de las iglesias había crecido por todo el país, con pocas excepciones, a saber, las zonas musulmanas en el norte. Habían establecido más escuelas y hasta se habían extendido al campo comercial y otros. La educación y las iglesias estaban tan enlazadas en la mente de los nativos que a las iglesias se les llamaba Sukuu o Escuela.

Por esta razón se consideraba marca de prestigio el haberse bautizado formalmente en una de las iglesias de la cristiandad. Los educados se identificaban con una iglesia u otra, y llamaban a aquellos cuyos nombres no estaban escritos en ningún registro eclesiástico atrasados, de la maleza, ineducados e infieles o paganos.

No obstante, a pesar de esta exhibición externa de piedad, el nativo que iba a la iglesia era el mismo internamente. El bautismo era barato, disponible a cualquiera que hiciera una solicitud verbal, aun en su lecho de muerte. No se daba importancia a los cambios que eran necesarios para poner la vida de la persona en armonía con la voluntad de Dios.

Muchos “esclarecidos” que asistían con regularidad a las iglesias continuaban prestando homenaje a los dioses ancestrales. De muchas maneras participaban en fiestas paganas que honraban a los muertos. Los jefes, que hacían ofrendas de alimento y bebida a los dioses ancestrales, eran aceptados en las iglesias con sentido de prestigio. Para coronar festividades paganas, estos jefes, acompañados por un séquito grande, asistían a los servicios eclesiásticos con tambores y muchos atavíos paganos para “dar gracias a Dios” con enormes donaciones pecuniarias, siempre bien recibidas por las iglesias.

La poligamia no impedía el que se fuera miembro de las iglesias, aunque se decía que los polígamos y algunos jefes no podían participar del pan y el vino de la comunión. La posición de uno con la iglesia realmente se determinaba por lo que uno pudiera contribuir al fondo eclesiástico, tal como un entierro eclesiástico y otros servicios se decidían en gran medida por si uno pagaba sus cuotas de miembro o no.

Ante todo esto, no era de maravillarse que unos cuantos de los africanos en los años veinte pensaran que las iglesias habían sido un gran fraude. En aquel tiempo en Costa de Oro había hombres a quienes horrorizaban estas cosas, que miraban el establecimiento confuso de la cristiandad y sus enseñanzas y se preguntaban si Dios no podía hacer algo mejor que aquello.

Por ejemplo, estaba Eddy Addo, delgado, cobrizo, agresivo y franco. Estaba activo en la iglesia, sí, pero no vaciló en enfrentarse al clero para tratar lo que llamó “un pensamiento que me agita en cuanto a la frecuencia con que se solicitan fondos.” Estaba J. B. Commey, serio y meditativo, buscando la verdad. Le vino su sacudida cuando el sacerdote anglicano le dijo que la iglesia era una sociedad y tenía sus reglas que no tenían que conformarse a la Biblia.

Considere también a C. T. Asare, un estudiante algo manso y tímido, que sincera y honradamente buscaba adorar a Dios. Véalo al otro lado de la mesa enfrentándose al sacerdote en una entrevista antes de la comunión. Escuche al sacerdote exigir el pago de sus cuotas eclesiásticas como condición para que se le sirva la comunión. El tímido Asare cambia la vista. Con dificultad explica que es estudiante y por lo tanto está abarcado por la dispensación especial que absuelve a los estudiantes del pago de impuestos de iglesia. Ahora oiga al sacerdote ordenarle que salga, a voz en cuello, añadiendo: “¿No cree usted que yo como mientras trabajo?”

Había otros hombres en Costa de Oro que solícitamente buscaban las verdades de la Palabra de Dios, como I. K. Norman. Él era joven, ingenioso, de buena educación y con un excelente futuro material en el servicio civil. Pero el joven Norman estaba lejos de sentirse complacido con la religión que aceptó por habérsele criado en ella. A pesar de su sentido humorístico natural, tomaba en serio la religión; tanto, que arriesgando su empleo le escribió al arzobispo de Cantorbery y al obispo de Liverpool, desafiando la doctrina de la Trinidad en términos precisos. ¡Imagínese su desilusión cuando un capellán le escribió que el arzobispo estaba demasiado ocupado para atender su carta! ¡Imagínese su disgusto cuando la carta pasa a instarlo a bautizarse inmediatamente y dice que después de eso todo se le haría entendible!

Estos eran hombres que querían conocer la manera correcta de adorar a Dios. El animismo pagano no los había satisfecho, y la cristiandad les había fallado.

JEHOVÁ ENVÍA LA LUZ

“Con certeza . . . Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.

Eso, exactamente, es lo que pensó un grupito de personas que tenían hambre de la verdad en Costa de Oro en el año 1924. Habían estado buscando a ciegas en la oscuridad, suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que sabían que se estaban haciendo en la cristiandad y en el paganismo.

En aquel tiempo uno de los siervos ungidos de Jehová llegó para ayudarles a aprender la verdad de la Palabra de Dios. Fue Claude Brown, un nativo de las Antillas que había emigrado al Canadá. Fue estudiante internacional de la Biblia durante la primera guerra mundial y pasó algún tiempo en la cárcel en el Canadá por no violar su neutralidad. Para fines de 1923 salió de la ciudad de Winnipeg en el Canadá y se embarcó hacia Sierra Leona. Allí unió sus esfuerzos a los de W. R. Brown, quien había llegado de las Antillas seis meses antes para declarar las buenas nuevas del reino de Dios a la gente del África Occidental.

Claude Brown pasó unos tres meses en Sierra Leona pronunciando conferencias bíblicas y acostumbrándose al clima del África Occidental. Fue a principios de 1924 que W. R. Brown lo envió en una gira de conferencias por Costa de Oro y Nigeria.

Antes de partir de Sierra Leona, Claude Brown obtuvo información acerca de una familia de Sierra Leona que vivía en Costa de Oro. Aunque en aquel tiempo Accra, la capital de Costa de Oro, era una ciudad bulliciosa de 43.000 personas, Claude Brown pudo encontrar a aquella familia. Los Coles, como se les llamaba, resultaron ser muy hospitalarios y alojaron al embajador del reino de Dios en su hogar.

Eran dueños de un complejo palacio de diversiones llamado Merry Villas. El teatro principal estaba construido al estilo de un cinematógrafo y tenía asientos para unas 400 personas. Se usaba principalmente para un tiovivo operado manualmente, el cual podía ser desmontado y removido para llevar a cabo otras funciones en el salón. Ya Merry Villas era un sitio famoso por ser el lugar ideal de la ciudad para la celebración de discursos públicos y reuniones. Claude Brown pudo usar el salón para sus conferencias bíblicas, las primeras que pronunció en el país un representante de los siervos ungidos de Jehová.

Él había traído consigo carteles grandes que anunciaban las conferencias. Llenó a mano los detalles del lugar y la hora y se mantuvo ocupado pegándolos en edificios públicos, casas particulares y tableros de anuncios públicos.

El leer los anuncios públicos en aquellos días, señal de que se podía leer y escribir, aumentaba el prestigio de la persona. Por eso muy pronto los carteles de Claude Brown comenzaron a atraer la atención de una gran parte de la población de Accra. Los alfabetos y los semialfabetos se acumulaban alrededor de ellos en todas partes. Lo que decían los carteles les sorprendió. Pronto algunas de las personas que habían leído sus carteles repetían la pregunta: “¿Dónde están los muertos?” “Si realmente los buenos están en el cielo y los malos están en el fuego del infierno, ¿por qué vivimos en temor de los muertos?”

Debe registrarse aquí que algunos de los hombres que habían meditado en los puntos que hicieron surgir los carteles de Claude Brown, como J. B. Commey y Eddy Addo, rehusaron ir a la iglesia aquel día, para asegurarse de que nada evitara que ellos fueran a Merry Villas a tiempo para oír al extraño expositor internacional de la Biblia.

Para las 2:30 de la tarde más de la mitad del salón estaba lleno, y cuando el discurso comenzó, no había menos de 500 personas presentes. Era un auditorio distinguido, compuesto de clérigos prominentes, entre los cuales estuvo J. T. Roberts, fundador de la Escuela Secundaria de Accra. También estuvieron presentes el señor E. Ayeh, principal de la Escuela de Muchachos Bishop, el abogado T. Hutton Mills, que más tarde llegó a ser ministro de estado, y el señor John Buckman, más tarde secretario del Consejo Provincial de Jefes.

No había una bien trabajada plataforma de orador o púlpito, como lo que acostumbraban ver estas personas en las capillas de la cristiandad. Había solo una mesa de escribir, sobre la cual se había extendido un mantel blanco y limpio. Sobre éste estaban la Biblia y los libros de consulta del orador.

Claude Brown examinó brevemente a su auditorio y entonces pronunció la introducción de su discurso. Señaló al hecho de que la muerte es un problema universal y por lo tanto es apropiada la pregunta: “¿Dónde están los muertos?” Dio énfasis al hecho de que la muerte no es una bendición, sino una maldición, el resultado de la desobediencia, y por lo tanto no le es agradable a la raza humana. El auditorio no pudo hacer nada sino indicar con la cabeza que concordaba en ello.

El orador entonces señaló al concepto pagano de dónde están los muertos. También declaró el punto de vista protestante de cielo e infierno, y la añadidura católica del purgatorio. Entonces, apelando al razonamiento más bien que a las facultades emocionales de su auditorio, mostró que todos estos puntos de vista eran inconsistentes los unos con otros y, peor todavía, estaban en conflicto directo así con la doctrina bíblica de una resurrección. Puesto que se oponían así a las enseñanzas de la Biblia y eran inconsistentes con el amor de Dios, tenían que estar en oposición al Autor de la Biblia, Jehová Dios. Si estaban en oposición a Jehová, el Dios de la verdad, entonces eran falsedades.

Ahora el orador pasó a dar énfasis a la necesidad de ir a la Palabra de verdad de Dios para obtener una respuesta confiable. Un testigo ocular escribe: “Puedo recordar claramente el murmullo de aprobación que vino desde todo el salón cuando el conferenciante citó Hechos 2:29-34 para refutar la enseñanza de que los ‘dignos de la antigüedad’ fueron derecho al cielo al morir.”

Paso por paso el orador explicó con las Escrituras la condición de los muertos. Después de usar muchos textos bíblicos para probar sus puntos, concluyó su discurso.

Un testigo ocular informa: “Felizmente, todas sus preguntas y las preguntas de otros fueron contestadas con aptitud y bíblicamente.” Otro testigo ocular dijo: “Si alguna vez las primeras impresiones fueron indicaciones de lo que vendría en el futuro, entonces desde aquella primera vigorosa conferencia era patente que la verdad se había presentado para quedarse permanentemente en Costa de Oro.”

Después de una segunda conferencia, sobre el tema “¿Pueden los vivos hablar con los muertos?” el joven Eddy Addo se interesó mucho en lo que se había dicho. Desde entonces en adelante trabajó en estrecha cooperación con Claude Brown, ayudándolo a completar y colocar carteles de anuncio para otras conferencias de la serie. En los días entre conferencias Claude Brown se ocupaba en distribuir libros en las calles. Muchedumbres de personas lo rodeaban en la plaza de la Oficina de Correos, en la carretera Bannerman, cerca de Merry Villas, donde vivía, y dondequiera que iba, y le tomaban literatura y le hacían preguntas bíblicas.

Algunas de las personas que asistieron a sus conferencias en Accra formaron un grupo para considerar aquellos asuntos. Le suplicaron que permaneciera en Accra y les ayudara conduciendo clases de la Biblia. Aunque Claude Brown hubiera deseado mucho hacer aquello, tenía la misión de visitar a Nigeria con la misma serie de conferencias. Por eso, en pocos días partió, asegurándoles que le solicitaría al hermano W. R. Brown, que estaba en Sierra Leona, que enviara a alguien que pudiera establecerse permanentemente en Costa de Oro para ayudarlos.

Así fue que en 1924, el año en que se instalaron las luces eléctricas en Accra, también se instaló una clase diferente de luz, luz espiritual, en Costa de Oro.

LA VERDAD VIAJA POR TODO EL PAÍS

Las conferencias de Claude Brown y su distribución de literatura puso en movimiento una cadena de reacción que impulsó la verdad a través del país con velocidad tremenda. Unas cuantas experiencias de los hermanos de aquellos tiempos ilustrará esto.

J. O. Blankson, estudiante de farmacia, había dicho primero que Claude Brown tenía que ser un tonto para desafiar la doctrina de la inmortalidad del alma. Asistió a una conferencia de Brown y descubrió que los que carecían de conocimiento eran los de su propio bando. Por supuesto, cambió de bando. En un discurso subsiguiente obtuvo el libro The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón) y devoró su contenido con verdadero gusto. En la hoja de guarda final escribió: “Doy gracias a Dios por este gran mensaje que he podido recibir. Que Él me estimule a entender. John Ottoe Blankson, 5 de noviembre de 1924.”

“La verdad me animaba,” escribe, “y hablaba de ella con toda libertad en nuestra escuela de farmacia.” Cierto día decidió acompañar a un amigo estudiante a la Catedral Anglicana de la Trinidad, donde se impartían lecciones sobre la confirmación. Al fin de las lecciones hizo una pregunta sobre la Trinidad. El instructor no le dio respuesta. Fue a aquel lugar por segunda vez e hizo otra pregunta, con el mismo resultado. En la tercera ocasión se encontró con el sacerdote mismo, quien más tarde llegó a ser el obispo anglicano de Accra. De nuevo el animoso Blankson presentó su pregunta sobre la Trinidad. Esta vez hubo respuesta, y vino con humaradas de cólera. “¡Sálgase de aquí!” exigió el sacerdote. “Usted no es cristiano; usted pertenece al Diablo. ¡Sálgase de aquí ahora mismo!”

De regreso a casa él le escribió al sacerdote y lo invitó a presentar una conferencia en el teatro Palladium Cinema Hall y allí, si estaba seguro de que la doctrina de la Trinidad era correcta, que la explicara. No tuvo que esperar mucho tiempo para descubrir la reacción del clérigo. Cierta mañana lo llamaron a la oficina del conferenciante principal de la escuela de farmacia. Aquel hombre parecía perturbado, y Blankson percibió que algo andaba mal.

“Blankson,” exclamó, “¿le escribió usted una carta al reverendo Martinson?”

El corazón de Blankson dio un salto. Entrelazando las manos a sus espaldas se las arregló para responder: “Sí, señor,” y entonces se sintió fortalecido para mantenerse firme.

“Bueno,” dijo el instructor. “No quiero que hable. Siéntese ahí. Aquí tiene... papel, pluma y tinta. Escriba una disculpa ahora y entréguemela. Me encargaré de que el reverendo Martinson la reciba y que el asunto termine con eso.”

Blankson se sentó, tomó el papel y la pluma y escribió: “Señor: Mi maestro me ha pedido que le escriba pidiendo excusas y estoy dispuesto a escribir la disculpa si usted admite que enseña doctrinas falsas.”

Al leer esto, el maestro dijo: “Mire Blankson, ¿es esto lo que usted quiere escribir?”

“Sí, señor. Eso es todo lo que puedo escribir.”

“Bien. En ese caso va a ser expulsado. ¿Cómo puede usted hablar contra el sacerdote de la iglesia del gobierno y esperar seguir siendo empleado del gobierno?”

“Pero, señor,” respondió Blankson, “usted es nuestro maestro. Cuando usted nos enseña las lecciones y hay puntos que no entendemos, ¿no le hacemos nosotros preguntas?”

“Bueno, sí.”

“Pues, señor, eso fue todo lo que pasó. Aquel caballero estaba enseñándonos la Biblia y yo le hice una pregunta. Si él no puede contestar la pregunta, ¿por qué debe hacerse que yo le escriba pidiendo disculpas?”

Blankson no fue expulsado. La disculpa no fue enviada. Continuó teniendo el respeto de los maestros y, por supuesto, continuó predicando la verdad en la escuela con toda franqueza de expresión. Se graduó en 1926 y fue enviado a Salaga en los Territorios del Norte, donde dominaban el islam y el animismo. Y, por supuesto, la verdad fue con él, hasta Navrongo mismo, cerca de la frontera septentrional.

Así de grande era el celo y el entusiasmo con que los que abrazaban la palabra en aquellos días iban por todas partes predicando y distribuyendo literatura. El resultado fue que para 1935 la literatura de la I.B.S.A. (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia) había penetrado en muchos pueblos y hasta invadido remotas aldeas rústicas del país.

ORGANIZANDO PARA SERVICIO EFICAZ

Tal como había prometido, Claude Brown le avisó a W. E. Brown en Sierra Leona acerca de los maravillosos resultados de sus conferencias en Costa de Oro. También expresó el deseo de varias personas interesadas de comenzar clases de estudio de la Biblia en Accra y Koforidua. Inmediatamente el hermano W. R. Brown hizo arreglos para que el hermano Obadiah Jamieson Benjamin viajara a Accra. Llegó en mayo de 1925.

El hermano Benjamin era un hombre joven de veintiséis años, nativo de Sierra Leona. Era alto y delgado, un poco inclinado hacia delante y de caminar elegante. Era un orador elocuente, educado en griego, latín, francés e inglés. Fue uno de los primeros en entrar en la verdad en Sierra Leona como resultado de las conferencias del hermano W. R. Brown en 1923, y había progresado tanto para 1925 que cuando se hizo una llamada estuvo dispuesto a abandonar su trabajo de funcionario aduanero y venir a ayudar a las personas que mostraban interés en la verdad en Costa de Oro.

En Accra, el hermano Benjamin fue dirigido al señor E. Ayeh, cuyo hogar había llegado a ser el centro de las personas que esperaban la ayuda que se había prometido. Inmediatamente el señor Ayeh les dio aviso. Las clases entonces comenzaron en el apartamento del señor Ayeh en la carretera Kofi Oku.

En algún tiempo en agosto de 1925 Claude Brown se detuvo en Costa de Oro mientras regresaba a Sierra Leona. ¡Cuánto se alegró de ver lo bien que les iba en cuanto a estudios bíblicos a las personas que se interesaban en la verdad! Pasó unas semanas con ellos, pronunciándoles conferencias tanto en Merry Villas como en el Palladium Cinema Hall. En uno de estos discursos invitó a los que quisieran a tomar un surtido del tratado Ecclesiastics Indicted (Eclesiásticos denunciados) y distribuirlo gratis a todo el que quisiera tener un ejemplar. Casi todos los del auditorio se apresuraron a conseguir ejemplares. Comenzando desde las puertas del salón, los distribuyeron por toda la ciudad, algunos yendo de hecho de casa en casa con los tratados. Así, en 1925, por primera vez, los nativos de Costa de Oro recibieron ayuda para participar en la distribución de casa en casa del mensaje en forma impresa. Debe notarse que éste era el tratado que contenía la resolución que tenía que ver con el tercer toque de trompeta de mensajes de juicio contra la religión falsa, hecho público en la asamblea de Columbus, Ohio, E.U.A., del 20 al 27 de julio de 1924.

Durante una visita de W. R. Brown a Costa de Oro en 1927, él pasó algún tiempo en Accra edificando a los amigables interesados. Entonces continuó a Koforidua con el mismo propósito. Allí celebró el Memorial con los amigables interesados, entrevistó a los que se interesaban en bautizarse y llevó a los que satisfacían los requisitos a un río cercano y los bautizó. Eso fue el 27 de abril de 1927. Estos fueron los primeros que fueron bautizados en Costa de Oro.

En 1932 el hermano W. R. Brown viajó por el país de nuevo, visitando a Kumasi en Ashanti y las ciudades costaneras de Sekondi—Takoradi. Regresó en 1935 con la máquina reproductora de grabaciones y equipo para exhibir las transparencias del “Foto-Drama de la Creación.” La prensa de Costa de Oro dio excelente información sobre esta visita, y por eso los salones estuvieron siempre llenos a capacidad. En cierta ocasión 2.000 personas se presentaron para escuchar. Al fin de esta gira, se habían establecido congregaciones firmes en cuatro centros del país.

ALGO MALO SE DESARROLLA

La distribución celosa de la literatura por todo el país significó que muchos individuos que no podrían asociarse con ninguna congregación del pueblo de Jehová recibirían literatura. El resultado fue que cierta cantidad de personas que leyeron los libros y reconocieron que el mensaje era la verdad trataron de practicar una religión basada en lo que habían leído. Esto sucedió particularmente a principios de los años treinta. Hasta entonces el mensaje había ido solo a personas que tenían alguna educación académica y podían leer inglés. Ahora personas humildes de las zonas rurales que habían estado sufriendo irritación como bestias de carga bajo el yugo de la cristiandad abrazaron este mensaje con aprecio profundo.

Muchas de estas personas habían llegado a estar tan frustradas en la cristiandad que habían dejado de ir a la iglesia. Las cuotas que debían a las iglesias se habían acumulado hasta llegar a ser cantidades que ellos sabían que no podrían pagar en toda su vida. Eran pobres y vivían vidas sencillas en las cuales se trataba muy poco con dinero. Pero ahora estaban en deuda, y sabían que, si morían, sus parientes tendrían que pagar todo centavo de la deuda antes que la iglesia les otorgara un entierro. Por eso uno puede imaginarse la buena disposición, y solicitud, con la cual estas personas aceptaron y quisieron adorar según el camino de la verdad.

Sampson Nyame y sus amigos organizaron a estas personas en cierta clase de iglesia, con su central en Osino, en Akim Abuakwa, cerca de la casa de Sampson Nyame. Creían que estaban trabajando con la I.B.S.A. y por lo tanto se llamaron “Estudiantes de la Biblia” y “Expositores de la Biblia.” Las personas interesadas que se sorprendían por la habilidad con que manejaban los textos de las Escrituras les dieron en twi el nombre de “Bible Nkyerasefo,” literalmente “Intérpretes de la Biblia.” El nombre les pareció bueno a los líderes, puesto que más o menos era una traducción del inglés “Bible Expositors” (Expositores de la Biblia). Más tarde, aquella organización llegó a ser llamada “Gyidi” o “Fe.”

No teniendo ningún conocimiento de la estructura de la organización de los testigos de Jehová, Sampson Nyame, M. K. Twum y W. Otehere incorporaron en su iglesia muchos rasgos adventistas y pentecosteses que no eran bíblicos. Durante oraciones en grupo algunos afirmaban que habían recibido el espíritu santo y hablaban en lenguas. En Nkwatia los miembros sospecharon de aquel espíritu y le oraron a Jehová diciendo que, si de veras era Su espíritu santo, entonces querían que viniera sobre todo miembro del grupo y no solamente sobre unos cuantos. Después de eso ninguno de ellos recibió aquella clase de espíritu.

Esta clase de “cizaña” se extendió rápidamente y obtuvo muchos seguidores en las zonas de Akim, Krobo, Kwahu y Ashanti. Lo raro era, sin embargo, que los líderes de esta organización estaban en contacto constante con el grupo de estudio bíblico y el almacén de literatura de Koforidua. El hermano A. W. Osei, repartidor a cargo del grupo y del almacén de literatura de Koforidua, con regularidad visitó a varios de estos grupos con Sampson Nyame y les colocó publicaciones de la I.B.S.A. para usarlos como congregación. No obstante, no hubo ningún intento de organizarlos en clases de estudio de la Biblia o congregaciones propias según el modelo de organización de la I.B.S.A. hasta fines de los años treinta.

LA CRISTIANDAD SIENTE EL AGUIJÓN

No era de esperarse que el clero de la cristiandad tomara el ataque sobre la religión falsa sin idear alguna clase de represalia malvada. La mayoría de la gente que entraba en la verdad en aquel tiempo venía del rebaño de la cristiandad y lo hacía porque la verdad exponía al clero como perpetradores de engaño. Estos hombres entendían que se les había engañado durante toda la vida y les pesaba haber pagado dinero para apoyar al clero. En estas circunstancias, fue solo natural el que tomaran las verdades duras y las arrojaran contra el clero vengativamente, y en una manera que los que entran en la verdad hoy llamarían algo falta de prudencia.

En diciembre de 1930 un hermano Norman envió un artículo de la revista Golden Age (ahora en español ¡Despertad!) acerca de las Navidades al editor del Gold Coast Weekly Spectator. Este hombre reprodujo el artículo en su totalidad en su periódico. En enero de 1931 el hermano Norman envió otro artículo, intitulado “Los días de fiesta y sus orígenes.” Este también fue reproducido. Pocas semanas más tarde un lector de Peki escribió en el periódico desafiando al clero a expresarse refutando o apoyando las declaraciones que se habían hecho en los artículos. Por supuesto, no hubo respuesta, mientras la cólera de los sacerdotes ardía contra los hermanos.

En junio de 1931 un abogado que publicaba un periódico llamado Vox Populi instó a Eddy Addo a escribir un artículo sobre la brujería. Sucedía que la cristiandad estaba dividida en cuanto a este tema y había establecido un comité de clérigos para investigarlo y expresarse en cuanto a si existían brujas o no. El artículo se intitulaba “Al Comité Sobre la Brujería.” Contenía un buen número de desenmascaramientos de lo falso que deben haber sido razón para que los clérigos se encolerizaran. No obstante, desde la lejana Sekyedomase, en Ashanti septentrional, Eddy Addo recibió una carta con fecha de 27 de julio de 1931. Decía: “Señor: He leído con el más profundo interés su artículo del 27 de junio bajo el tema ‘Al Comité Sobre la Brujería’ y desde el fondo de mi corazón digo que le felicito, Sr. Addo. . . . Yo opino lo mismo al oponerme a la brujería y muchas veces he citado los mismísimos asuntos a que usted se refiere en su artículo a esos santísimos de los santos que niegan la existencia de las brujas y lo que hacen.”

No fue solo el golpear doloroso de las verdades lo que encolerizó a los sacerdotes. Estaban perdiendo miembros. Por esta razón comenzaron a odiar a los hermanos e hicieron todo lo que pudieron para oponérseles. En Jamase, a unos cuarenta kilómetros al norte de Jumasi, un sacerdote católico blanco atacó violentamente al hermano Noah Adjei al entrarle un arrebato irrefrenable de cólera. En otros lugares instigaron chusmas o buscaron la ayuda de las autoridades locales para echar a los hermanos de las poblaciones. En Obuasi en 1932 un sacerdote católico trató de hacer eso y los resultados fueron muy interesantes.

Obuasi era un floreciente pueblo de minería de oro en Ashanti. Michael Firempong, un agente de policía que conoció la verdad de parte de I. D. Anaman, había sido ascendido al rango de cabo y transferido a aquel hogar para estar a cargo de la estación del ferrocarril. No estuvo mucho tiempo en Obuasi cuando el pueblo llegó a estar saturado de literatura, alguna de la cual penetró en los hogares misionales de las iglesias de la cristiandad.

Cierta mañana Firempong estaba testificándole al jefe de la estación ferroviaria, miembro de la Iglesia Católica, cuando un cura católico romano se presentó. “¿Es usted el que está distribuyendo esas publicaciones comunistas?” preguntó. “Hace unos días encontré algunos de esos libros en la Casa Misional, y tuve el placer de hacer una hoguera con ellos. Usted está esparciendo propaganda comunista en este pueblo. Me voy a encargar de que el administrador de las minas sepa de sus actividades.”

Tal como dijo, el cura escribió un informe largo advirtiendo de que el comunismo estaba trabajando en el pueblo, diciendo que era necesario “cortarlo desde las raíces” y que el alto cabo de la policía que estaba a cargo de la estación ferroviaria era el agente. El administrador de las minas inmediatamente envió el informe al comisionado principal de la policía a cargo de Ashanti. Éste, a su vez, lo envió al comisionado de policía encargado del distrito de Obuasi.

Cierta mañana Firempong fue llamado a la oficina del comisionado de la policía. El comisionado exigió ejemplares de los libros que Firempong había estado leyendo y distribuyendo en el pueblo. El cabo se complació en entregarle un paquete que contenía Liberación, El Arpa de Dios, Luz, Gobierno y varios folletos. Oró y continuó efectuando su ministerio.

Tres meses más tarde, cuando había sido transferido a Tarkwa, los libros le fueron enviados con una nota del comisionado diciendo que no se encontró nada comunista en ninguno de ellos. Las páginas de las publicaciones habían sido marcadas, puntuadas y subrayadas en muchos lugares. Aparentemente el comisionado las hizo circular entre funcionarios encumbrados del gobierno para que estos las leyeran y ofrecieran sus observaciones. Por supuesto, el cabo Firempong se regocijó muchísimo al ver que las maquinaciones del sacerdote católico habían resultado en que las publicaciones fueran leídas en encumbrados círculos gubernamentales.

Por todo el país hubo muchos incidentes de este tipo en los cuales los esfuerzos del clero por amordazar la verdad fracasaron. El que le dijeran a su rebaño que no escuchara a los hermanos no les valió de nada; solo generó curiosidad y preguntas. Un sacerdote anglicano frustrado fue a ver al hermano J. B. Commey en Accra y protestó: “¿Por qué no detiene esta insensatez? Usted hace que las mujeres me hagan preguntas tontas.”

Pasado algún tiempo el clero vio que no podía hacer frente a las langostas simbólicas que estaban causando calamidad en su pasto religioso. (Joel 1:4) Tampoco podían restringir a los caballos simbólicos que los aguijoneaban desde la izquierda, la derecha, desde atrás y desde el frente. (Rev. 9:7-10) Por lo tanto, dando un paso desesperado, la organización protestante llamada el Concilio Cristiano buscó la ayuda del gobierno colonial para pronunciar “persona non grata” al hermano W. R. Brown, que dirigía la obra desde Nigeria.

Después de eso, se impuso una proscripción no declarada a nueva importación y distribución de las publicaciones de la Sociedad. Hicieron esto invocando la Sección 27(1) (a) (ii) del Reglamento de Aduana de 1923, que daba a las autoridades aduaneras el poder de confiscar y detener cualesquier “libros, periódicos y materia impresa que en opinión del interventor (sujeto a la dirección que de el gobernador) sean sediciosos y difamatorios, escandalosos o desmoralizadores.” Todas las publicaciones de la Sociedad Watch Tower y de la I.B.S.A. fueron puestas en esta categoría. Eso fue en 1936. El clero de la cristiandad se regocijo. Creían que habían matado la obra de los testigos de Jehová.

PROSCRIPCIÓN Y RESTRICCIONES

La prohibición que evitaba que W. R. Brown entrara de nuevo en Costa de Oro no fue comunicada a los hermanos al tomarse esa decisión. ¿Cómo llegaron a saber ellos lo que había sucedido? El mismo hermano Brown lo explica:

“En el informe del año pasado [año de servicio de 1936] declaramos que nos habíamos resuelto a dedicar más horas este año y, si era posible, a triplicar la distribución de libros y folletos del año pasado. Por lo tanto hicimos planes para hacer una campaña sin precedente en Costa de Oro con el automóvil equipado con altavoz, comenzando con el período de ‘Grito de batalla’ del 3 al 11 de octubre de 1936.

“Enviamos a Brooklyn un pedido de 20.000 folletos ¿Quién gobernará al mundo? y 20.000 folletos Gobierno, que habían de llegar a Costa de Oro. El primero de octubre salimos de Lagos por embarcación con el automóvil equipado con altavoz y 40 cajas de libros y folletos para llegar a Accra un día antes del período. Al llegar el vapor a Accra el automóvil con altavoz y las 40 cajas bajaron a tierra antes que el funcionario de inmigración subiera al barco. Cuando el funcionario llegó, todos los pasajeros extranjeros se presentaron delante de él con sus pasaportes. Yo entregué el mío, y se me dijo que esperara hasta que él terminara con todos los pasajeros, después de lo cual me llamó y me informó que no se me permitiría desembarcar en Costa de Oro. Cuando los hermanos que estaban esperándome en tierra supieron esto, visitaron al funcionario de inmigración con sesenta libras en efectivo como depósito que me permitiera desembarcar, pero aquello fue rehusado. Al día siguiente fue colocado en otro barco con el automóvil y el equipaje y me enviaron de vuelta a Lagos y se me obligó a pagar el viaje de regreso.

“Más tarde se nos informó que el llamado ‘Concilio Cristiano’ de allí había decidido que debía evitarse que el representante de la Sociedad siguiera activo en Costa de Oro debido a la respuesta que había recibido un año antes de parte de la gente y los diarios cuando los discursos del juez Rutherford se presentaron a una sala llena a capacidad con aproximadamente 2.000 almas.”

El 17 de febrero de 1937 los hermanos enviaron una petición al gobernador, sir Arnold Hodson, pidiendo que se soltara un embarque de libros que fueron enviados a Costa de Oro un mes después que se le negó la entrada al hermano Brown, pero que estaban proscritos por las autoridades aduaneras. Estaban bajo la custodia del interventor aduanero. La respuesta del gobernador vino, con fecha de 18 de marzo, y decía que las publicaciones habían sido confiscadas bajo las leyes de Costa de Oro y que él no tenía intención alguna de anular la decisión del interventor aduanero en aquel asunto. Más tarde, en junio de 1937, las 69 cajas que contenían 22.245 piezas de literatura fueron quemadas.

La oficina de sucursal en Lagos inmediatamente dio a los hermanos de Costa de Oro la instrucción de ponerse en comunicación con un abogado para ver lo que se podía hacer para obtener compensación según la ley.

Lo equivocado no era el Reglamento de Aduana como tal, sino, más bien, el prejuicio y la malevolencia con que se estaba aplicando. Según parecían las cosas el interventor aduanero y sus funcionarios estaban bien protegidos contra ser sometidos a juicio por la manera de aplicar el reglamento, y eso estaba a la discreción del gobernador.

El 24 de agosto de 1937 el abogado le escribió al hermano Brown en Lagos enviándole copias de la correspondencia que se había cruzado entre él y el gobierno. Dijo:

“Es obvio que debido a ciertas consecuencias que podrían producirse, lo esencial del asunto sometido a la consideración del gobernador no fue considerado francamente en la carta del secretario colonial. Por lo tanto tenemos la posibilidad de dar pasos que induzcan al gobierno a darnos una respuesta satisfactoria. Además, aunque no he abandonado la idea de dirigir una petición formal al gobernador en cuanto al asunto en su totalidad, es muy improbable que, a menos que se ejerza presión externa en el gobierno de Costa de Oro, se tome paso voluntario alguno en Accra para satisfacer y compensar a la sucursal de Costa de Oro de su Sociedad.”

Entonces mencionó una encuesta que estaba efectuando para determinar la opinión pública en relación con las publicaciones y las actividades de los hermanos en el país. Esperaba incorporar esto en su petición. Redactó la petición e hizo que los hermanos la examinaran. Cuando estuvo aprobada, la puso en forma final y la presentó al gobernador. La respuesta vino el 26 de enero de 1938, y decía: “Su Excelencia ha considerado cuidadosamente la petición de sus clientes, la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, sucursal de Costa de Oro, y no está dispuesto a hacer ninguna declaración general como la que se solicita en el párrafo 18 de la petición.”

AUTO CON ALTAVOZ PERTURBA AL ENEMIGO

Más tarde W. R. Brown envió a S. Ogunde a Costa de Oro con un automóvil equipado con altavoz para que lo usara para esparcir el mensaje del Reino. La novedad misma del auto con altavoz en el país, junto con la tradicional curiosidad africana, inmediatamente aseguró el buen éxito de la campaña. La gente vivía una vida sencilla en aquellos días y disponía de mucho tiempo, mientras que las comodidades recreativas eran muy pocas, particularmente en las zonas rurales. El africano se apresuraba a la calle al sonido de cualquier cosa que fuera poco usual. Entre estas personas de vida no agitada el automóvil con altavoz con su extraña música y sermones con “la voz de los europeos” sencillamente atraía a las muchedumbres. Aunque muchos entre ellos solo tenían curiosidad más bien que estar verdaderamente interesados, la cantidad de ellos daba buen anuncio a la actividad del automóvil con altavoz. ¿Cuál fue la reacción del clero a esto? El hermano Ogunde informa:

“La inscripción ‘Mensaje del Reino’ sobre los altavoces, lo primero de su clase visto en Costa de Oro, encolerizó al clero, y se aterrorizaron cuando oyeron la transmisión de los discursos del juez Rutherford. Hicieron que las autoridades nos persiguieran en el sentido de que varias veces nos llamaron los superintendentes de la policía tanto en la Provincia del Centro como en la Occidental y nos advirtieron que no utilizáramos el automóvil con altavoz. Puesto que no había ninguna ley que evitara que lo usáramos, seguimos testificando en otros lugares, dejando los pueblos capitales. En cierto caso el funcionario encargado de licencias de Takoradi, en la Provincia Occidental, amenazó con cancelar nuestra licencia de automóvil sí veía de nuevo el altavoz sobre nuestro auto, e hicimos todo lo que pudimos para evitar que lo viera.”

Al considerar los resultados completos, el informe del hermano Ogunde pasa a decir: “Los de buena voluntad mostraron gran interés y aprecio por el mensaje del Reino que daba el automóvil con altavoz, y en tres meses colocamos más de 100 libros encuadernados y más de 20.000 folletos. Bajo la instigación de Satanás por sus agentes religiosos visibles, el gobierno de Costa de Oro ahora ha tramado perjuicio por medio de hacer una ley bajo la cual no se puede equipar a ningún vehículo de motor en Costa de Oro con altavoz alguno sin que se consiga primero un permiso de la autoridad.” Eso terminó la campaña con el automóvil equipado con altavoz.

REPRODUCTORAS DE GRABACIONES Y TROMPETAS AMPLIFICADORAS

Antes que el hermano Brown fuera echado del país cuando hizo su breve visita en 1938, pudo dejar tres máquinas reproductoras de grabaciones y juegos de sermones de fonógrafo a los hermanos A. W. Osei y J. B. Commey. Con este nuevo equipo los hermanos pudieron llegar a muchos pueblos y hablar a grandes multitudes a una misma vez.

En Konongo, en 1944, el inspector de Policía Doe recogió a varios hermanos y los detuvo en la oficina de cargos sin que se hubiera levantado acusación alguna contra ellos. Esto casi se convirtió en un asunto semanal, precisamente cuando los hermanos se preparaban para salir a efectuar su servicio ministerial en el campo. Cierto día los hermanos fueron a ver al inspector en su hogar. El sacó de su biblioteca el libro Gobierno y el folleto Se aproxima la guerra universal. Dijo que le gustó la lectura de ellos, que nunca quería perderlos porque eran muy buenos, hablaban la verdad, y así por el estilo. Los hermanos le dijeron que ellos predicaban el mismo mensaje que estaba en aquellos libros.

“Lo sé,” dijo él.

“¿Por qué nos causa dificultad, entonces?”

“El cura católico es el que les causa dificultades.”

“¿Por qué?”

“Dice que dos de los miembros de su iglesia se han unido a ustedes y que a menos que a ustedes se les moleste hasta que se vayan del pueblo, su iglesia se desplomará.”

“¿Está usted de acuerdo con él?”

“Lo que él dice es verdad, pero yo sé que no debo cooperar con él. De hecho, no voy a hacerlo más.”

El hermano Eric Adu Kumi informa que desde aquel día en adelante el inspector Doe no les causó más dificultad. De hecho, permitió a los hermanos recibir su correo a través del buzón de la policía en la oficina de correos para que el enemigo no destruyera ninguna publicación que les viniera.

Al fin de los años treinta había solo tres máquinas reproductoras de grabaciones en el país. Por eso los hermanos idearon algo ellos mismos. Cortaron y soldaron láminas de hojalata o cualquier metal de aquel tipo dándoles la forma de embudos grandes y estos les sirvieron de trompetas amplificadoras del sonido al hablar ellos. Los hermanos las llamaron “bocinas” o megáfonos y las usaron para hablar a grandes muchedumbres en las aldeas y pueblos. Acerca de este aparato, el hermano K. Gyasi, que tuvo mucha experiencia utilizándolo, dice: “Era muy eficaz para que lo oyeran a uno desde lejos y llegó a ser el altavoz más poderoso para nosotros en aquellos días.”

Dondequiera que iban las trompetas parlantes, la gente se apresuraba a salir de sus casas, hasta dejando la comida a mitad de comer, para escuchar la Palabra de Dios desde la “rara bocina.” Con aquello los hermanos pudieron comenzar la obra y dar principio a congregaciones y grupos en mucho del territorio que entonces estaba sin asignar. Aquello ayudó a los hermanos, también, pues las muchas experiencias interesantes y a veces violentas fortalecieron su celo y fe. El hermano Anaman recuerda lo siguiente:

En cierta ocasión en 1943, cuando su padre se había retirado del servicio de la Iglesia Presbiteriana y estaba en Kwanyaku, su pueblo, él decidió visitarlo. Envió mensajes a J. O. Blankson y E. K. Paning para que se encontraran con el allá para trabajar aquel territorio.

Cierta mañana como a las 5, estos tres hermanos tomaron el megáfono y fueron a la frontera que dividía la llamada zona cristiana o “Salem” del resto del pueblo y comenzaron a vocear un discurso. “Salem” se agitó. Opanin Birikuran, presbítero de la Iglesia Presbiteriana, y el maestro de la escuela presbiteriana salieron de sus hogares. El presbítero se abalanzó sobre el hermano Anaman y se apoderó del megáfono.

“No se les permite predicar aquí,” dijo.

“¿Por qué?” exigió Anaman.

“Este territorio me pertenece a mí. Ustedes vayan a los paganos.”

Anaman se volvió al maestro de escuela y le preguntó, en inglés: “¿Qué había de malo en lo que yo estaba diciendo?”

“En verdad era una explicación inteligente de la Biblia,” respondió aquel hombre.

“¿Entonces, por qué quieren evitar que prediquemos?”

El presbítero, que no sabía inglés, interrumpió y dijo: “¡Les digo que se salgan de aquí! ¡Ustedes no tienen derecho a hablar aquí! ¡Este territorio es mío!”

“¿Y la gente que está en él es suya también?”

“Sí, son mis ovejas. ¡Ustedes vayan a otro lugar!”

El hermano Blankson vino y explicó que en esas circunstancias la instrucción de Jesús de ‘sacudirse el polvo’ de sus pies era apropiada. “Bueno, pues, estamos sacudiéndonos el polvo de nuestros pies. Vamos a los paganos. Pero, ¡sepan hoy que en el día de juicio les será peor a ustedes que a Sodoma y Gomorra!” Con eso, se fueron al lado pagano del pueblo.

Esta experiencia dejó al presbítero en las garras de un temor morboso. Al amanecer fue a ver el padre del hermano Anaman y le presentó una protesta, diciendo que el hijo de Anaman y sus compañeros lo habían puesto bajo maldición y que se debería hacer que removieran la maldición. El clérigo retirado reprendió al presbítero por estorbar la predicación de la Palabra de Dios. Por alguna extraña coincidencia, el presbítero murió, súbitamente, la mañana siguiente. El hermano Anaman informa que “cayó gran temor sobre la gente y las puertas empezaron a abrírsenos sin estorbo.”

Por lo general, los paganos de las aldeas estuvieron favorablemente dispuestos a escuchar el mensaje. No obstante, a veces les presentaron dificultades a los hermanos. En Akoti, una aldea cerca de Asesewa, en territorio krobo, el hermano E. T. Quaye y otros fueron golpeados y arrojados en una celda sucia en el palacio del jefe por predicar el juicio de Dios contra los dioses paganos.

INTÉRPRETES DE LA BIBLIA CAMBIAN A LA ADORACIÓN PURA

Una actividad que hizo que la bendición de Jehová le viniera a la organización fue el corregir a los llamados Intérpretes de la Biblia. Esto comenzó a acontecer en los últimos tres o cuatro años de los años treinta. Anteriormente había habido esfuerzos aislados, pero ahora se hizo norma de la organización el ayudar a los Intérpretes a añadir conocimiento a su celo y dirigir su predicación al propósito correcto. Por lo tanto, se organizó una campaña concertada con ese objetivo.

No fue fácil, pero por medio del amor y la paciencia la verdad salió vencedora. Hicieron el cambio necesario como grupo, con la excepción de unos cuantos individuos que se descarriaron. Ninguno de los pocos que rehusaron hacer el cambio pudieron perpetuar su organización. Por lo tanto, la “iglesia” de los Intérpretes de la Biblia cesó de existir desde 1940 en adelante.

Todos sus líderes, Sampson Nyame, W. Otchere y M. K. Twum, emprendieron el servicio de precursor. Con esta bendición vinieron responsabilidades adicionales de pastoreo. Aquello quiso decir que súbitamente la organización se encontró inundada de personas de las zonas rurales que no sabían leer ni escribir. Para alcanzar la madurez necesitaban estudiar la Palabra de Dios. Pero ¿cómo, a menos que pudieran leer por sí mismos?

Había muchos hermanos educados que les tenían verdadero amor a estos individuos de las zonas rurales. Organizaron clases de leer y escribir en las congregaciones y en hogares privados, empezando, notablemente, desde el año 1937. El progreso fue sencillamente maravilloso. Algunos progresaron dentro de dos meses hasta poder leer la Biblia. Algunos hasta adelantaron a aprender a hablar, leer y escribir inglés, y con distinción.

Éstos llegaron a ser muy útiles en la organización, y sirvieron en varios puestos en las congregaciones además de encargarse de reuniones de congregación, que, en aquellos días, estaban basadas principalmente en publicaciones en inglés.

Ahora que a los asociados se les dijo que abandonaran la práctica de la cristiandad de tocar campanas para señalar la hora de reunirse para adoración como congregación, otro problema surgió. ¿Cómo habrían de saber estos aldeanos, la mayoría de los cuales no sabían leer ni escribir, que era hora de las reuniones?

Bueno, la respuesta más sencilla fue pedir a uno de los pocos que tenían reloj en una sociedad rural como aquélla que estuviera en el Salón del Reino a tiempo, de modo que otros pudieran saber la hora al verlo llegar. Otra manera de tratar con el asunto era regresar al rudimentario reloj de sol. Los asociados habían de escuchar el toque de la campana de la escuela de la aldea, que daba las horas entre las 7 de la mañana y las 4 de la tarde. Entonces marcaban los puntos de la sombra de su casa, un árbol enfrente de la casa o cualquier objeto estacionario de ese tipo a las varias horas de manera que conocieran el “progreso” de las sombras con relación al paso del tiempo.

Se hicieron arreglos similares para ayudarles a conocer la manera de llevar un registro de sus actividades de servicio ministerial en el campo e informarlas a la congregación. Por supuesto, a medida que más y más de aquellas personas aprendieron a leer y escribir y compraron relojes, el problema comenzó a desaparecer.

Todo el arreglo recibió la bendición de Jehová de modo que para 1946 el número de los que informaban el servicio ministerial en el campo había aumentado de menos de 50 en 1936 a 500 que trabajaban en 33 congregaciones.

AUMENTAN DIFICULTADES CON II GUERRA MUNDIAL

Cuando estalló la guerra en 1939 las autoridades hicieron más insoportables todavía las medidas que tomaban en contra de los hermanos, las cuales ya eran restrictivas. En medio de estas circunstancias, algunos de los hermanos, especialmente los de Kumasi a quienes ya se llamaba “agitadores de avispones,” decidieron llevar la batalla al enemigo más bien que esperar y pelear de espaldas a la pared.

Por eso, en 1939 cuando la revista Consolación comenzó una serie de artículos intitulados “El papa y la guerra,” los hermanos Anaman, Blankson y Quansah decidieron enviar los cuarenta ejemplares de repartidores que recibían a clérigos prominentes y funcionarios gubernamentales del país, incluso el gobernador. Hicieron esto comenzando con el número que llevaba la Primera Parte de la serie.

Pocas semanas después de esta distribución especial un miembro de la policía visitó la oficina del hermano Anaman. Se le dijo a Anaman que el comisionado de la policía, miembro de la Iglesia Católica Romana, deseaba verlo.

Poco después de esto, J. G. Quansah también estuvo en la oficina del hermano Anaman. Cuando se le dijo lo que había sucedido, corrió a la delegación de policía, llegando allí antes que Anaman y el agente. Los siguió a la oficina del comisionado, donde se encararon al jefe de la policía, que, sentado a su escritorio, los miró con semblante hostil y sombrío.

“¿Me envió usted esto?” preguntó, levantando la revista Consolación. En su rostro ciertamente se leía la amenaza. La pregunta fue dirigida a Anaman, y Quansah se mantuvo allí de pie impacientemente mientras éste pronunció las palabras: “Yo soy uno de los que lo envió.” Mientras la última palabra todavía salía de los labios de Anaman, Quansah gritó desde atrás:

“¡Yo también soy uno de ellos, y aquí está la Segunda Parte!” Mientras hablaba dejó caer la nueva revista de plano sobre el escritorio del comisionado.

El jefe de la policía quedó sorprendido, completamente desconcertado. Obviamente había planeado imponerse con amenazas con la esperanza de amedrentar al hermano y obtener su sumisión. Jamás se imaginó de antemano tal audacia de parte de los testigos de Jehová. Balbuceó en lo que dijo como si se le hubiera olvidado la línea en el drama. Solo tomó las direcciones de los hermanos y los dejó ir, para gran sorpresa de los agentes inferiores.

En aquel tiempo la prensa de Costa de Oro era muy liberal y mostraba disposición favorable a la causa de los hermanos. En su informe del año de servicio de 1939 el superintendente de la sucursal de aquella zona dijo lo siguiente:

“Otra manera en que se está efectuando la testificación aquí, una manera que sin duda ha sido hecha disponible por el Señor mismo, es por medio de la prensa. Diariamente se reserva una columna regular para nuestros artículos con el encabezamiento de “Enfréntense a los hechos.” Se hacen reproducciones de los escritos del hermano Rutherford, y éstos, no solo hacen que se enfurezca la Jerarquía, sino que hacen que aúlle como dicen las Escrituras que haría. Muchas son las personas que por medio de la prensa han aprendido la verdad.”

Los opositores usaron la Catholic Voice para repetir como loro la mentira de que los hermanos eran comunistas que propagaban falta de respeto para el gobierno británico. Esto hizo que vinieran detectives al Salón del Reino de Kumasi durante una de las reuniones. Los hermanos reconocieron quiénes eran los extranjeros y presentaron un programa extemporáneo para su provecho. En forma de preguntas y respuestas, la reunión se desarrolló de este modo:

P. “Hay informes de que ustedes muestran falta de respeto y pasan por alto el gobierno británico y están tratando de establecer su propio reino. ¿Es verdad eso?”

R. “¡No! El gobierno británico es un gobierno hecho por el hombre, como cualquier otro gobierno en la Tierra hoy día. Lo que nosotros queremos es el propio reino de Dios desde el cielo.”

P. “¿No constituye un acto sedicioso el declararse a favor del reino de Dios?”

R. “¿Cómo puede ser eso? Los mismos reyes y reinas de Inglaterra oran pidiendo que venga el reino de Dios, ¿no es así? ‘Venga tu reino,’ recitan ellos en el padrenuestro. ¿Se les puede acusar de sedición?”

(Los policías menearon la cabeza con discernimiento. El programa continuó.)

P. “Pero, ¿por qué deberían ustedes atacar a la Iglesia Católica en particular?”

R. “Mire a la introducción de la propia Biblia del rey, la Authorized King James Version. Ahí leemos: ‘De modo que si, por una parte, nos difaman papistas en el país o en el exterior, quienes por lo tanto nos calumniarán, porque somos pobres instrumentos para dar a conocer más y más la santa Verdad de Dios al pueblo, al cual ellos desean todavía mantener en ignorancia y oscuridad. . . .’ Así que, como usted ve, el rey de Inglaterra mismo y sus doctos concuerdan en lo que decimos, que los ‘papistas’ de la Iglesia Católica desean mantener a la gente alejada de la ‘santa Verdad de Dios’ y en oscuridad mental. Y entonces calumniarnos porque nos atrevemos a deshacer el daño que ellos han hecho y continúan haciendo, es cosa injusta. De seguro ésta es la única razón por la cual la Jerarquía envía policías contra nosotros.”

De nuevo los agentes de la policía asintieron con la cabeza. Después de una hora de una consideración animada por el estilo, sucedió con los policías lo mismo que con los agentes que fueron a arrestar a Jesús... regresaron sin arrestar a nadie.—Juan 7:32, 45, 46.

El día siguiente el hermano Quansah se encontró con el cabo en la calle. Dijo él: “Hemos entregado un buen informe para ustedes. Solo su enemigo es la Iglesia Católica.” No se vieron más detectives en las reuniones.

EL ESFUERZO DE GUERRA

El 16 de junio de 1941 el gobernador de Costa de Oro, sir Arnold Hodson hizo que en Gazette se publicara un reglamento conocido como ‘El reglamento de servicio obligatorio, 1941.” Bajo éste “todo súbdito británico varón e individuo protegido por la Gran Bretaña e individuo tratado como si fuera individuo protegido por la Gran Bretaña que haya alcanzado la edad de dieciocho años y no haya alcanzado la edad de cuarenta y cinco años y que ordinariamente resida en Costa de Oro,” podía ser reclutado para servicio militar obligatorio.

En 1940 los hermanos de Kumasi tradujeron el artículo de The Watchtower (La Atalaya en inglés) del 1 de noviembre de 1939 sobre “Neutralidad” al twi. Copias mimeografiadas fueron a muchas de las congregaciones de habla twi del país. Después de esto en 1941 hicieron una traducción del artículo de Consolación intitulado “¿A quién teme usted?” que también fue distribuido a las congregaciones de habla twi.

En 1941 los hermanos de Kumasi hicieron arreglos para pasar varios fines de semana estudiando estos artículos con los hermanos de Safo y Asonomaso. Fortalecidos así con conocimiento, pudieron decidir por sí mismos qué hacer en armonía con su posición de neutralidad en cuanto a la guerra y la declaración del gobernador. Rehusaron contribuir al fondo que se recogía para comprar aviones Spitfire para usarlos en la guerra. Esto hizo que el resentimiento contra ellos estallara en forma de persecución.

El enemigo procuró incitar a los jefes de Kwahu a perseguir a los Testigos. Clérigos, miembros prominentes de las iglesias y otros hombres de influencia de aquella zona presentaron un cuadro falso de los hermanos ante el jefe principal. Se dijo que eran personas que se habían rebelado contra el rey de Ashanti y habían tenido que huir de su ira. Se dijo que estas personas habían recibido la bienvenida de los testigos de Jehová entre ellos para subvertir la autoridad en aquella zona.

El jefe principal convocó un concilio de sus subjefes para considerar el asunto. Ya casi habían decidido expulsar a los refugiados y proscribir las actividades de los Testigos nativos cuando el jefe de Obo se puso de pie y dijo, sustancialmente: “Estas personas son predicadores de la Palabra de Dios. No obligan a nadie a escucharlos, ni a unirse a su iglesia. Son diferentes de todas las iglesias que conocemos y bien puede ser que sean los verdaderos adoradores de Dios y que Dios los esté apoyando. Por eso ustedes deben tener cuidado en cuanto a lo que les hacen. En cuanto a mí, yo no voy a unirme a nada que pudiera significar estar luchando contra la voluntad de Dios.”

Esto atemorizó a los jefes y puso fin a la reunión. No obstante, viendo que colectivamente habían sido derrotados, algunos de ellos comenzaron a tramar contra los hermanos en sus propios pueblos. El jefe de Nkwatia estuvo particularmente activo en esto. Hizo que dos hermanos fueran echados en la cárcel por dos meses y por instigación de él la policía buscó al hermano Anaman y lo interrogó varias veces.

Aquí también se pintó un cuadro falso en cuanto a los hermanos delante del comisionado del distrito. Él los llamó a su oficina en Mpraeso y los interrogó. Cuando le explicaron su neutralidad él desilusionó en gran medida a los perseguidores. Dijo a los hermanos:

“Yo sé que esa es la posición de los testigos de Jehová en Inglaterra. Váyanse, pero asegúrense de no desanimar a otros de apoyar los esfuerzos de guerra.”

Los enemigos continuaron causando agitación hasta que hicieron que el jefe principal convocara a los hermanos ante él de nuevo. Esta vez se acusó a los hermanos de no pagar impuestos. Imagínese la situación cuando allí mismo todos los hermanos mostraron sus recibos de la tarifa básica corriente (impuesto para el desarrollo de la comunidad). Eso impuso silencio a varios opositores, porque ellos mismos no habían pagado este impuesto básico.

Fue en este momento que el capitán del ejército del jefe, tradicionalmente llamado Osafohene, se puso de pie y dijo a la asamblea:

“Ustedes saben bien que nosotros también tenemos dioses y fetiches que nos imponen ciertos tabúes y restricciones. Como se dice: ‘Nadie obliga a otro a rechazar los tabúes de su fetiche.’ Por lo tanto, si estos adoradores de Jehová dicen que la guerra es tabú por decreto de su Dios, yo digo que debemos dejarlos quietos. Debemos tener cuidado para no obligarlos a violar las leyes de su Dios.”

EL RESULTADO DE LA PERSECUCIÓN

Pues bien, ¿cuál fue el resultado de la persecución? De muchas maneras las persecuciones resultaron ser una bendición para la obra en el país. En primer lugar, envió a muchos de los hermanos desplazados a territorio aislado para dar comienzo allí a la obra. Esto resultó en comenzar muchas nuevas congregaciones además de fortalecer a las viejas.

Por otra parte, de una vez por todas acabó con la oposición que venía de las aldeas gemelas de Safo y Asonomaso. Muchos de los individuos de estos pueblos habían esperado que cuando los hermanos regresaran de la prisión harían mucho alboroto en el pueblo y se pondrían a devolver mal por mal. Cuando no hicieron eso, sino que, en vez de eso, fueron de casa en casa saludando y charlando con todos, los aldeanos quedaron estupefactos. Muchos oídos comenzaron a abrirse a las buenas nuevas. Eso no fue todo.

Después de las persecuciones, serias adversidades empezaron a caer sobre algunos de los principales perseguidores, adversidades que la mente supersticiosa de los animistas conectaron inmediatamente con la persecución de los verdaderos cristianos. Uno de los principales responsables de las palizas de Asonomaso, Opanin Kuabena Saara, se cayó de un alto árbol de funtumia (caucho) y murió. Dos de los funcionarios de tribunal que sometieron a juicio a los hermanos y se burlaron de ellos murieron misteriosamente. El sargento de policía Fodwoo, quien dijo que él mismo echaría en prisión a J. F. Rutherford si éste estuviera en Costa de Oro, fue despedido de su trabajo tres días después de hacer esa declaración.

Los opositores paganos relacionaron estas cosas y muchas otras y dijeron: ‘¡En verdad, Dios está con esas personas!’ Algunos entraron en la verdad como resultado de esto, según lo muestra lo siguiente.

Dos mensajeros procedentes del Asantehene habían ido a ver al jefe de Asonomaso. Después de su negocio oficial se detuvieron ante un hombre de edad mediana y su esposa que disfrutaban de la brisa del anochecer fuera de su hogar. Los mensajeros dijeron: “Por favor, hombre de Más Edad, deseamos preguntarte algo, pero, primero, ¿eres tú, y perdona, por favor, nativo de este pueblo?”

Cuando el hombre contestó que lo era, pasaron a decir:

“Hace unos meses, Nana, el rey de Ashanti, arrestó a varios testigos de Jehová que rehusaron pagar el impuesto de guerra. Nana mismo abofeteó a algunos de ellos, pero, como tú bien sabes, nadie a quien ‘El Que Se Sienta Sobre Oro’ [el rey] siquiera señala con el dedo vive. Dinos, por favor. ¿Cuánto tiempo duraron aquellos hombres sin morirse al volver a casa?”

Se les aseguró que ninguno de los hombres había muerto. Respondieron: “Bueno, no nos parece de que tú sepas de que estamos hablando.”

El hombre les explicó que sabía, que era hijo del jefe de Asonomaso y que uno de los hombres que habían sido tratados de aquella manera por el Asantehene, Kwadwo Owusu, era su cuñado. Señalando a su esposa, dijo: “¡Miren, la hermana de él!”

Los hombres quedaron sorprendidos. “Ahora sabemos que esos hombres son verdaderamente siervos del Dios verdadero. Tenemos que informar esto al Poderoso y advertirle que se cuide por si alguna vez tiene que ver de nuevo con los testigos de Jehová.”

La esposa del hombre, Akua Kwatema, era entonces una pagana supersticiosa. Nunca había considerado aquel asunto desde aquel punto de vista. Ahora consideró muy seriamente la situación. “Si hay un Dios que puede rescatar a sus siervos de la ira de los dioses de Ashanti, entonces Él es el Dios a quien hay que adorar,” concluyó. Inmediatamente se asoció con los testigos de Jehová y ha servido fielmente hasta la fecha.

Pasando a otro asunto, quisiéramos relatar una experiencia que tiene que ver con una asamblea. El hermano B. A. Quaye, un hermano ciego de Koforidua, nos cuenta cómo se las arregló para estar en la asamblea de 1944 en Swedru. No tenía dinero para pagar el pasaje, pero tenía suficiente alimento para el viaje de ida solamente, a pie. Decidió estar allá, aunque era una distancia de ciento trece kilómetros.

Pudo convencer a otro hermano que había decidido no ir por la excusa de no tener dinero y éste concordó en ir caminando con él. Comenzaron una semana antes de la asamblea. Antes de llegar a Swedru la cantidad de los que iban a pie a la asamblea había aumentado a unas veinte personas. ¿Cómo sucedió esto?

Bueno, a medida que pasaban las noches con los hermanos de camino a la asamblea, el esfuerzo de este hermano ciego sorprendió y estimuló a unírseles en la caminata a muchos de los hermanos y hermanas físicamente capacitados que habían decidido quedarse en casa porque no tenían dinero. Lo hicieron y recibieron abundantes bendiciones en la asamblea. La hospitalidad de los hermanos que escucharon la experiencia en la asamblea hizo posible que estos hermanos regresaran por tren o camión después de la asamblea.

UN AÑO DE VICTORIAS Y SORPRESAS

A principios de 1947 los hermanos de Costa de Oro decidieron celebrar una asamblea en Accra. Se asegurarían de hacer todo esfuerzo posible por lograr que se removiera la proscripción que evitaba que el hermano Brown entrara en el país, para que pudiera asistir a la asamblea. Nombraron su secretario al hermano J. G. Quansah y le asignaron hacer una petición al gobernador de parte de ellos.

El 6 de marzo el hermano Quansah sometió la petición. Aunque nunca había tenido educación jurídica formal, su petición fue aclamada como una obra maestra. Fue un gran gozo para todos ellos el que el 25 de marzo de 1947 el Sr. G. Sinclair, actuando para el secretario colonial, le escribiera al hermano Quansah, en estos términos:

“Por dirección del gobernador le informo que las autoridades de Inmigración están dispuestas a permitir la entrada del Sr. Brown a este país.”

Esto le fue comunicado al hermano Brown en Lagos y dos semanas después estuvo en Accra. Dice: “¡Imagínese cuánto me alegré de ver a mis hijos en el Señor y asistir a la asamblea!”

En vez del grupito de Testigos que había visto en el país en 1935, hubo 800 publicadores y personas interesadas en la asamblea del Palladium Cinema Hall.

SOSTENIENDO LA NORMA CRISTIANA DEL MATRIMONIO

Un punto importante que se consideró en esta asamblea fue la norma cristiana del matrimonio monógamo. Antes de 1947 varios de los hermanos (de ninguna manera la mayoría de ellos) vivían en poligamia. La norma de moralidad cristiana dada en Gálatas 5:19-21 y en otras partes de la Biblia era respetada y se esforzaban por adherirse a ella. No obstante, no se asociaba claramente la poligamia con el adulterio. Esto se debía en gran parte al hecho de que en la sociedad africana la poligamia es tan honorable como la monogamia.

Finalmente, el número del 15 de enero de 1947 de The Watchtower presentó un excelente artículo sobre el matrimonio. La revista declaró claramente que la “pluralidad de esposas” no es para los cristianos.

El viernes 4 de abril de 1947, en la asamblea de Accra, el hermano W. R. Brown pronunció un discurso de noventa minutos acerca del matrimonio, basándose en el material de la Watchtower del 15 de enero. Inmediatamente aquello se hizo el punto más considerado de la asamblea. Por primera vez se rehusó bautismo a los polígamos y a los que ya estaban bautizados en aquella condición se les dijo que limpiaran su situación para poder ser aceptables en la organización de Jehová.

El aceptar la norma cristiana del matrimonio significaba grandes cambios y ajustes en la vida de los polígamos. No obstante, la buena disposición estaba allí, junto con el deseo de agradar a Dios. En armonía con la misericordia de Jehová la Sociedad trató muy paciente y bondadosamente con ellos. Bajo condiciones normales se les dio seis meses para enderezar sus asuntos. La mayoría de ellos mostró aprecio por esto, como lo muestra el siguiente comentario de quien entonces era superintendente de sucursal:

“Fue muy animador descubrir que, cuando todo fue enderezado, el número de personas que rehusaron ajustar su vida según el camino cristiano podía contarse en una sola mano. De modo que ahora, a medida que Jehová dio prosperidad a los hermanos al hacer nuevos discípulos, estos entraban en la organización de Jehová con un entendimiento claro de todos los requisitos bíblicos.”

LLEGAN GRADUADOS DE GALAAD

Al terminar la asamblea hubo buenas noticias cuando el hermano Brown anunció que dos graduados de la clase octava de Galaad habían sido asignados a Costa de Oro y llegarían a mediados de junio. El aplauso que hubo al oírse aquel anuncio fue sencillamente ensordecedor. Entonces, cuando el hermano Brown añadió que “la próxima vez que los visite, ustedes no serán 800, sino 8.000,” los hermanos no pudieron contener su gozo.

El barco en que viajaban los graduados de Galaad, George Baker y Sidney Wilkinson, llegó exactamente al tiempo fijo, entrando en la bahía de Takoradi el 17 de junio de 1947. Tuvieron su primer saboreo de lo que les esperaba en el país cuando, al desembarcar, la biblioteca particular del hermano Baker, compuesta de publicaciones de la Sociedad, le fue confiscada bajo el Reglamento de la Aduana. Los hermanos que habían ido a la bahía a recibirlos pronto los pusieron al día en cuanto a lo que estaba sucediendo en el país, lo cual hacía que el incidente en cuanto a los libros del hermano Baker pareciera muy insignificante. De todos modos, la cálida bienvenida de los hermanos les ayudó a sobreponerse a aquella sacudida inicial.

ESFUERZOS POR MAYOR LIBERTAD

Fue el 11 de septiembre de 1917 que se le informó a la Sociedad en Lagos que el Consejo Legislativo de Costa de Oro habría de reunirse el martes 16 de septiembre. Esto significaba que los hermanos tenían solo cinco días para poner delante del gobernador y también delante de todos los miembros elegidos del consejo la primera petición en que habían estado trabajando.

Se esforzaron vigorosamente y, por telegrama, correo aéreo y otros medios de comunicación rápida, lograron colocar ejemplares de la petición según se había planeado. Mientras tanto, ejemplares de la petición y cartas acompañantes habían sido enviadas al rey de Inglaterra, el primer ministro británico y el secretario de estado para las Colonias. Al mismo tiempo la sucursal de Londres había hecho arreglos para que cada una de las congregaciones de las Islas Británicas enviara una carta de súplica como congregación al gobierno de Costa de Oro. Además de eso, a los individuos se les instó a escribir como ciudadanos particulares y amadores de la libertad, expresando disgusto ante la actitud del gobierno de Costa de Oro para con los testigos de Jehová. Los hermanos de Inglaterra hicieron según esto e inundaron la Casa del Gobierno en Accra con unas 1.500 piezas de correspondencia protestando contra el que no se permitiera entrar en el país la literatura de la Sociedad.

Para mediados de noviembre, 10.496 personas habían firmado sus nombres a una tercera petición, diciendo: “No tenemos motivo para quejarnos de las actividades de los testigos de Jehová, ni del contenido de sus publicaciones, que no son subversivas, sino que están encaminadas hacia el más elevado bien para la gente.” Entre los firmantes había muchos prominentes educadores, jefes, abogados, clérigos, periodistas, hombres de negocio, y así por el estilo. La presentación formal se efectuó el 17 de noviembre de 1917.

Para ahora el mes de diciembre había venido, y el viernes 19 los hermanos Knorr y Henschel aterrizaron en el aeropuerto de Accra. Estos oficiales visitantes de la Sociedad estaban interesados en los problemas que habían surgido de la actitud del gobierno colonial en cuanto a nuestra obra. Por eso, además de asistir a la asamblea, dedicaron tiempo a visitar a funcionarios gubernamentales como el interventor aduanero, miembros del Consejo Legislativo y el director de educación, que examinaron los libros antes de la prohibición. No obstante, ninguno pudo señalar específicamente qué había en nuestras publicaciones que fuera objetable.

Durante la visita de los hermanos Knorr y Henschel se celebró una asamblea en un teatro llamado Palladium. La asamblea estado bien organizada y los dos graduados de Galaad que ahora estaban en Accra ayudaron mucho en este sentido.

En la mañana del domingo el hermano Henschel pronunció el discurso sobre el bautismo. Después de eso los que iban a bautizarse fueron llevados en autobuses alquilados a la playa. En el pequeño retiro suministrado por los cocotales de la costa se cambiaron de ropa y se bautizaron en las fuertes rompientes del Atlántico. Por cuenta efectiva, 171 personas se bautizaron así.

En la asamblea hubo una concurrencia de 950 hermanos y más de 800 de ellos participaron en el servicio ministerial en el campo, anunciando la reunión pública y también yendo de casa en casa con el libro Hijos, que fue admitido en Costa de Oro. Los que participaban en las caminatas de información estaban bien organizados y la distribución de hojas sueltas continuó hasta la misma hora de la reunión pública. Las multitudes de personas que diariamente transitan las calles de Accra sabían que “El Gobernador permanente de todas las naciones” era el título del discurso público que pronunciaría el hermano Knorr.

Una muchedumbre sin precedente de 1.353 personas concurrió para escuchar la conferencia, y centenares escucharon desde fuera del salón. El hermano Knorr habló en inglés y el discurso fue traducido a twi y ga.

En sus declaraciones de conclusión el presidente de la Sociedad dio a los hermanos buen consejo en cuanto a la manera de efectuar el trabajo a pesar de la desventaja de la censura. Los estimuló con la Palabra de Dios y entonces los sorprendió a todos diciendo: ‘Comenzando con el 1 de enero de 1948, para lo cual faltan pocos días, el campo de Costa de Oro funcionará como Sucursal. El hermano A. G. Baker sería el superintendente de Sucursal, con el hermano S. Wilkinson como auxiliar.

¡Qué buenas noticias! Los hermanos siguieron aplaudiendo durante el resto de la sesión. Así terminó la asamblea, todos anhelando intensamente las bendiciones de una organización de sucursal.

Antes que el hermano Knorr partiera de África Occidental dejó bosquejado por escrito el procedimiento que habían de seguir los hermanos en la batalla por conseguir que se removieran las injustas restricciones impuestas a las publicaciones de la Sociedad. Entre otras cosas, mencionó que durante su entrevista con el Dr. Danquah, un abogado, se le hizo la sugerencia de que la Sociedad hiciera arreglos para hacer que el asunto surgiera para consideración en la Cámara de los Comunes en la Gran Bretaña. El Dr. Danquah citó el ejemplo de un libro llamado How Russia Transformed Her Colonial Empire (Cómo Rusia transformó su imperio colonial), escrito por el socialista George Padmore. La Aduana de Su Majestad se apoderó de un embarque de esta publicación dirigido al abogado Ako Adjei, de Accra, bajo el mismo Reglamento de Aduana. Todo lo que se necesitó fue hacer que este asunto se presentara para consideración en la Cámara de los Comunes en julio de 1947 para que el secretario de estado, el Sr. Creech Jones, investigara el asunto. El resultado fue que el libro estaba circulando libremente en Costa de Oro.

Por consiguiente, el hermano Knorr escribió a las Islas Británicas y dio instrucciones a la oficina sucursal de la Sociedad de hacer todo lo posible por poner el asunto ante el Parlamento.

El 14 de enero de 1948 el hermano Atwood de la sucursal de Nigeria le escribió a sir Gerald Creasy, quien había asumido entonces deberes como gobernador de Costa de Oro, y mencionó el punto de la petición que habría de ser para él pero que fue presentada antes que él entrara en su puesto. El gobernador envió una respuesta bondadosa en que dijo que la solicitud estaba recibiendo su consideración cuidadosa.

Con la misma fecha de 14 de enero de 1948 el hermano Atwood también envió una carta y un ejemplar del libro “Sea Dios Veraz” a cada uno de los miembros electos del Consejo Legislativo de Costa de Oro. Después de considerar la historia de la batalla con alguna prolijidad, la carta decía:

“Es difícil entender cómo podría haber persona razonable alguna que proclamara que esta publicación es ‘sediciosa, difamadora, escandalosa o desmoralizadora.’ Sin embargo esa es aparentemente la opinión del interventor, y a pesar de la solicitud de más de 10.000 ciudadanos, el libro está proscrito. Aprovecho esta oportunidad para presentarle un ejemplar de este libro para su cuidadosa atención.”

No fue sino hasta el 7 de diciembre de 1918, después de muchos meses de gran esfuerzo, que el hermano Baker escribió: “Ahora se otorga entrada a diecisiete diferentes publicaciones”

Esto necesariamente produciría resultados en el campo, y así fue. Para fines del año de servicio de 1949 las colocaciones de literatura habían aumentado de 23.724 el año anterior a 124.462. Los estudios bíblicos habían aumentado de 168 a 569 y había 2.053 publicadores en contraste con los 1.134 de antes. Ahora había sesenta y cinco congregaciones y cuatro circuitos en vez de cuarenta y dos y dos respectivamente. Verdaderamente la victoria era de Jehová.

LOS TERRITORIOS SEPTENTRIONALES DE COSTA DE ORO

En muchos respectos el Norte difiere mucho del Sur; tanto, que bien pudiera haber sido un país completamente diferente. Este territorio abarca más de una tercera parte del área total de tierra del país, pero está mucho menos poblado. Los administradores coloniales mostraron muy poco interés en esta parte del país, en parte debido a su clima menos hospitalario y también debido a que el territorio está casi desprovisto de recursos minerales o madera. El resultado es que el Norte sigue siendo la región donde las costumbres están afectadas, a gran grado, por las supersticiones de las religiones paganas y el islamismo.

Los hermanos J. O. Blankson y C. S. T. Caesar habían efectuado alguna predicación en este territorio a fines de los años veinte y a principios de los treinta, en lugares como Navrongo, Wa, Cambaga, Tamale y Salaga... un famoso mercado de esclavos en los días de los portugueses. Pero esto fue principalmente a funcionarios gubernamentales educados procedentes del Sur.

En agosto de 1949, después de la asamblea de Kumasi, los hermanos Baker y Wilkinson viajaron por esta región para examinar el territorio, pero no fue sino hasta el año de servicio de 1951 que la Sociedad logró hacer que un precursor regular, E. K. Konu, se mudara a Tamale, la capital administrativa del Norte. El hermano Konu fue nombrado precursor especial. Dos meses más tarde E. A. S. Anson fue asignado como precursor especial en Yendi, a cien kilómetros al este de Tamale.

En la asamblea “Adelante a la Madurez,” de 1952, los hermanos se emocionaron con las experiencias que relataron los precursores especiales que trabajaban en el Norte. Muy poca de la gente del Sur ha visitado el Norte y las vastas diferencias en cultura y paisaje hacen que el Norte sea un país fascinador, hasta intrigante, para la mayoría de los sureños. Según los informes se estaba logrando buen progreso, pero todavía había gran necesidad de ayuda. Por eso, la Sociedad hizo arreglos para enviar más precursores especiales a aquel territorio.

Éstos trabajaron afanosamente a pesar de que las condiciones en el Norte eran menos favorables. Algunos de ellos se compraron bicicletas para poder abarcar el vasto territorio que les había sido asignado. A veces tenían que cubrir ochenta kilómetros y más en bicicleta para visitar y fortalecer a publicadores aislados. Aprendieron los idiomas nativos y enseñaron a leer y a escribir a algunos de los interesados que encontraron, algunos de los cuales también aprendieron inglés.

Uno de esos nativos celosos que abrazó la verdad y llegó a ser muy útil en la congregación local es S. K. Adama, de Lawra. Lo encontramos en su pequeño taller de sastre vestido con una prenda de vestir exterior holgada sobre un par de pantalones europeos, con un gorro parecido a pez, tejido a mano, sobre la cabeza. Su rostro redondo y bien parecido se enciende con gozo cuando nos da la bienvenida con un vigoroso apretón de manos. Su sonrisa revela una perfecta dentadura delicadamente limada. Y ahora cuenta su historia con el tema “La verdad bíblica me libra de la prisión de Satanás.”

Fue en 1953, cuando solo tenía diecinueve años de edad, que escuchó a uno de los precursores especiales predicar las buenas nuevas del Reino en Lawra. Lo que se dijo le sonó demasiado extraño para que se registrara algo en su mente, pero le impresionó oír frecuentemente el nombre de Jehová durante todo el sermón.

Cuando terminó el sermón, le preguntó al precursor quién era aquel Jehová. Se le dio más testimonio acerca del Dios verdadero. Cuando Adama regresó a su casa dijo a sus parientes: “Hoy conocí a un hombre que me dijo que hay un Dios que se llama Jehová.” ¿Qué reacción hubo entre aquellas personas que habían estado mucho tiempo en el paganismo?

“Para ellos esto no era noticia impresionante,” dice el hermano Adama, “porque los dagartis tienen muchos llamados dioses y por eso Jehová podría ser el dios de otras personas.”

Después de unos días el precursor lo visitó de nuevo. Le impresionó el sermón acerca de las cualidades del Dios verdadero y lo que Jehová se ha propuesto hacer para la humanidad en la Tierra por medio de Su reino. Reconoció que el mensaje era la verdad. Pero no se puso de parte de él. Partió de Lawra para Accra, donde tuvo otra oportunidad de investigar el mensaje de los testigos de Jehová.

Cuando se convenció aun más de que los testigos de Jehová tienen la religión verdadera como resultado de lo que leyó y vio de ellos en Accra, regresó a Lawra. Para su desilusión, el precursor había partido de Lawra, a Tumu, a más de 110 kilómetros de allí. Pudo convencer a su hermano de la veracidad del mensaje. Los dos decidieron viajar los más de 110 kilómetros a Tumu para buscar al precursor.

Precisamente en ese tiempo alguien les dio la dirección del superintendente de circuito. Se comunicaron con él, y casi inmediatamente él les escribió asegurándoles que los visitaría. Pocas semanas después llegó, acompañado de dos precursores especiales asignados a Lawra. En poco tiempo un grupito de los nativos se bautizó.

A los viejos del pueblo no les gustó esto. “Nos quitaron nuestras esposas,” relata el hermano Adama, “y nos dijeron que dejáramos de servir a Jehová porque no podían tolerar que sus hijas estuvieran casadas con adoradores de un ‘dios extranjero.’ Pero eso no nos detuvo. Por eso, fueron al jefe principal de Lawra y le dijeron: ‘Estos muchachos están trayendo la tradición y las costumbres de otra gente a nuestro pueblo. Usted debe detenerlos.’”

El Jefe Karbo investigó el asunto y les dijo a los viejos: “Yo soy jefe, pero no tengo autoridad para hacer que la gente deje de adorar al dios que escojan.”

“Los viejos quedaron desilusionados,” recuerda el hermano Adama. “Nos maldijeron y dijeron que moriríamos en pocos días porque habíamos abandonado la tradición y costumbres de nuestros antecesores.”

‘Bueno, pasaron tres días y ninguno de nosotros había muerto,” declaró Adama. “En vez de eso, habíamos obtenido un solar donde construir un Salón del Reino en el nombre de Jehová.”

“¿Qué?” dijeron los opositores sorprendidos. “¿Están ustedes vivos todavía para construir una casa a su Dios Jehová? Él debe ser en verdad el Dios Todopoderoso.”

“Los hombres de más edad por lo tanto llegaron a reconocer que Jehová era el Dios verdadero y, aunque no vinieron a adorarlo con nosotros, dejaron de perseguirnos. Nuestras esposas con el tiempo dedicaron su vida a Jehová, y Jehová continuó dando prosperidad a nuestra congregación.”

Muchas experiencias como ésas fortalecieron a los precursores especiales que trabajaban en el Norte. También los animaban las visitas que a veces les hacían hermanos del Sur que venían en autobuses, por lo general al tiempo de las asambleas de circuito. En una ocasión las congregaciones de Accra compraron bicicletas y las enviaron al Norte por medio de la Sociedad para que los precursores especiales las usaran. Otros enviaron ropa usada para que fuera distribuida entre los necesitados allí. Todo esto fue muy apreciado.

EXPANSIÓN

Era indudable que había gran necesidad de literatura en el idioma vernáculo. Por eso se hicieron arreglos para traducir “Sea Dios Veraz” al twi.

Para este tiempo T. A. Darko se había bautizado. Él había sabido algo de la verdad desde 1938 pero había permanecido presbiteriano devoto hasta que leyó “Sea Dios Veraz” en 1948. Este hombre conocía muy bien el twi, el inglés y el ga y estaba interesado en traducir. Antes de su bautismo, por su propia cuenta había comenzado a traducir “Sea Dios Veraz” al twi. Tenía intenciones de mudarse al baluarte presbiteriano de Akropong en las colinas Akwapim y usar el libro para enseñar la verdad a los que iban a las iglesias.

Después de su bautismo el superintendente de la sucursal supo del interés de él en la traducción y por eso la Sociedad lo invitó a Betel para traducir de tiempo cabal. Eso fue el 1 de febrero de 1949.

En el año de intenso trabajo de 1914 se apretujaron dos asambleas de distrito, una en Kumasi y la otra en Accra, en el Salón Conmemorativo King George V, ahora el Parlamento. El hermano Atwood de Nigeria visitó el país como superintendente de zona con relación a la segunda asamblea.

La concurrencia combinada de estas dos asambleas mostró 2.719 más personas que el número de publicadores que había en el país. Un total de 404 personas se bautizaron en las dos asambleas, llevando la cifra del año a 806.

La obra crecía tan rápidamente que para agosto de 1949 el 71 por ciento de los 2.053 publicadores eran nuevos, es decir, personas que habían aceptado la verdad desde el establecimiento de la sucursal. No hay que decir que esto trajo una carga adicional de pastoreo. Por lo tanto la Sociedad hizo arreglos para que vinieran más misioneros entrenados en Galaad.

Primero, W. C. Walden y G. L. Covert llegaron en febrero de 1949. En septiembre de ese mismo año llegaron otros tres misioneros. El hermano G. E. Burt, de la clase décima, no había podido obtener entrada en Kenia, su asignación original, de modo que fue reasignado a Costa de Oro. Los otros dos misioneros que llegaron fueron John Charuk y su hermano Michael, graduados canadienses de la clase undécima.

OTRO GOLPE SE CONVIERTE EN VICTORIA

Los hermanos Knorr y Henschel fijaron una visita a Costa de Oro por segunda vez, en 1952.

Ansiosamente los testigos de Jehová por todo el país esperaron la visita. Esta vez el número de publicadores había aumentado a 4.446, en comparación con los solo 575 del año 1947. Cada uno de ellos tendría grandes deseos de beneficiarse del consejo y los discursos del presidente de la Sociedad y su secretario, de modo que, como en 1947, se hicieron arreglos para celebrar una asamblea nacional en Accra, del 21 al 23 de noviembre.

¡Para sorpresa de todos, se permitió usar para la asamblea el Old Polo Grounds, terreno de la corona británica! Este era un espacioso terreno cerca del mar precisamente al frente de la Corte Suprema y el Salón Conmemorativo King George V. ¡En toda Costa de Oro no podría haber lugar más excelente!

A cuarenta y cinco kilómetros de distancia se cortaron 2.000 trozos de bambú y éstos fueron transportados al Old Polo Grounds. La primera armazón que se completó fue la de una cocina enorme con espacio para veinte cocinas. Esteras de hierba dividían los departamentos y servían de paredes de las oficinas, mientras que ramas de palmas suministraban abrigo arriba.

La plataforma del orador fue hermosamente construida y decorada. Para suministrar sombra se construyó sobre ella una cobertura superior como pabellón. De esto colgaban letras recortadas que deletreaban el tema de la asamblea: “Adelante a la madurez.”

Al acercarse el tiempo, el alimento y otros suministros comenzaron a llegar desde el interior del país. Tres camiones de cinco toneladas llenos de ñame y uno de plátano vinieron de un lugar a 297 kilómetros al norte, junto con muchísimas otras provisiones que habrían de mantener ocupados a los 150 voluntarios de la cafetería. Se añadía a esto la obra de hallar alojamiento para los 6.000 delegados que se esperaban de fuera de Accra.

La publicidad se efectuó con celo. Se colocaron trescientos carteles por toda Accra y sus suburbios. Grandes anuncios se colocaron en intersecciones prominentes de las calles. Dos anuncios colgantes de quince metros de largo suministraban detalles completos acerca del discurso público intitulado “Es tiempo de considerar el camino de Dios,” que sería presentado por N. H. Knorr, presidente de la Sociedad Watch Tower.

¡Ahora vinieron las noticias de que los visados para el hermano Knorr y el hermano Henschel habían sido cancelados!

“El primer ministro, el Dr. Nkrumah, otorgó una entrevista. Se le explicó el asunto, y dijo que hacía como dos semanas nuestra obra misional había sido considerada en una reunión del gabinete. Se había llegado a la decisión de permitir que nuestras actividades misionales continuaran como estaban pero no se permitirían más misioneros en el país. Se le dijo que el hermano Knorr y el hermano Henschel no venían como misioneros, sino solo a visitarnos por unos días. Al terminar la entrevista el primer ministro declaró que consideraría el asunto con el ministro de defensa y asuntos exteriores. Más tarde un secretario del gobierno dijo que el asunto había sido considerado y que la decisión final era que se negaban los visados y se había enviado un cable indicando esto a Nueva York.”

Puesto que era cosa decidida que no se les permitiría a los hermanos Knorr y Henschel asistir a la asamblea, el siguiente punto prominente de la asamblea era la presentación del libro “Sea Dios Veraz” en twi. ¡Ah, cómo habían esperado los hermanos de habla twi esta publicación en su propio idioma! ¡Cómo les ayudaría a progresar en la adquisición de conocimiento exacto! ¡Y cómo les ayudaría a conducir mejores estudios bíblicos de casa!

Pero, aun en este caso, la posibilidad de realizar la presentación del libro estaba seriamente amenazada. ¿Por qué? ¡El barco que traía los libros había llegado demasiado tarde para que llegaran a la asamblea!

Accra nunca ha sido verdaderamente una bahía y, en aquellos días antes de la construcción de la bahía de Tema, los barcos tenían que colocarse en fila a casi dos kilómetros de la costa y esperar su turno para descargar por medio de las muy lentas canoas que iban y volvían de la costa. Esto resultaba en que hubiera barcos esperando fuera de la costa por días, y cada capitán ejercía cuidado para no perder su lugar en la cola. ¡Se supo que el embarque de literatura había llegado dos días antes de la asamblea y no habría de ser desembarcado hasta por lo menos siete días después! ¿Qué podían hacer los hermanos?

La sucursal decidió comunicarse con el interventor aduanero y pedirle su ayuda. Considerando la batalla que había rabiado entre el departamento aduanero y los testigos de Jehová en el pasado, se necesitaba verdadera fe para abordar con optimismo alguno al director mismo de este departamento en busca de ayuda. Pero el superintendente de la sucursal lo hizo.

El hermano Baker explicó a este funcionario europeo que durante los pasados tres años se había trabajado en la traducción de esta importante publicación para presentarla en la asamblea. Y ahora allí estaba, retenida a kilómetro y medio de la costa mientras la asamblea se celebraba. ¿Podría él ayudar?

Inmediatamente el interventor de Su Majestad llevó al hermano Baker a su auxiliar en la playa y explicó la situación. Le dio al funcionario inferior la instrucción de llevar dos canoas de la flota que descargaba y llevar al Sr. Baker al capitán del barco. Dejemos que el hermano Baker cuente el resto.

“Debido al oleaje nos tomó algún tiempo llegar al barco. Una vez al lado de éste, me di cuenta de que tenía que batallar por mantener mi agarro en una escalera de cuerdas mientras la canoa subía y bajaba en el oleaje. ¡No podía recordar que hubiera recibido entrenamiento en la Escuela de Galaad para esto!

“Con alguna palpitación al fin llegué gateando a la cubierta y encontré al capitán en espera de saber de qué se trataba todo esto. Después de mi explicación, respondió: ‘Esa cantidad de carga no estaría alistada en nuestra hoja. No tengo la menor idea de dónde pudiera estar.’

“Le pregunté si podíamos hacer una búsqueda. Concordó, y varios miembros de la tripulación salieron en diferentes direcciones. Pasaron diez minutos y nada se había hallado. Entonces el capitán gritó: ‘¿Es esto?’

“Fui corriendo allá y, efectivamente, había hallado las cajas. Abrieron las escotillas y la grúa las pasó a las canoas. Dentro de una hora regresábamos remando a la playa. ¡Imagínese el gozo de todos cuando el libro se presentó como estaba programado en la asamblea!

“Nos sentimos muy desilusionados todos por no tener con nosotros al hermano Knorr y el hermano Henschel en la asamblea, pero todo resultó en mayor testimonio al fin. Por varios días después los periódicos dijeron mucho acerca de la acción del Gobierno.”

Hubo un gran volumen de comentarios en la prensa, un gran testimonio en verdad, pero lo más satisfactorio de ello fue que no hubo ni siquiera un comentario en contra de los testigos de Jehová.

Bajo encabezamientos como “Que se den razones,” “Protesta la Watch Tower,” “Lamentable error,” “Desagrada al primer ministro Nkrumah proscripción de Knorr, asunto pudiera ir a la O.N.U.,” “Discurso de Knorr derribado,” “E.U.A. quizás inquiera en caso Knorr,” “¿No hay libertad aquí? Citado el caso Knorr, solo rojos lo hacen,” “Encárese a los hechos sobre el Sr. Knorr,” “Juicio por suposición,” y muchos otros... mucho se escribió que debe haber sido muy embarazoso para la corona británica.

Un editorial advirtió: “Hay mucho más envuelto en las medidas que se tomaron contra los Testigos de Jehová. En juego está la libertad del individuo... la libertad de cultos y de palabra o pensamiento está en peligro.”

Otro dijo: “Habrá repercusiones resonantes, porque la gente de la Watch Tower son muy expresivos y denodados. . . . En sí misma la proscripción de Knorr es una burla de las alegaciones de las Naciones Unidas en cuanto a ciudadanía mundial. Es asunto trágico. Y eso es por no decir cosa peor.”

Muchas personas educadas sospecharon que la cristiandad era cómplice en el asunto, como lo mostró el siguiente editorial periodístico:

“No será injusto sugerir que puede haberse ejercido influencia sutil de afuera para mantener a Knorr fuera del país. Esa fuente hasta puede ser cristiana, porque la Iglesia parece haber caído en días crueles de competencia vigorosa; y la gente de la Watch Tower parece estar ganando.”

En las primeras horas de la mañana del 26 de noviembre de 1952 un avión aterrizó en el aeropuerto de Accra con el hermano Knorr a bordo. Él sabía que no le permitirían entrar en el país, de modo que había hecho arreglos para que algunos de los hermanos se encontraran con él en el aeropuerto. Informa:

“Aunque los hermanos me habían esperado cuatro días antes, cuando llegué a las 3 de la mañana el siervo de la sucursal y otros de la oficina estaban allí. Por cuarenta y cinco minutos disfruté muchísimo de considerar la situación en Accra con ellos.

“Lo que más gozo me dio fue saber que tuvieron una maravillosa asamblea de todos modos. Ocho mil hermanos habían venido de todas partes del país a Accra y se dio un testimonio tremendo.”

Más temprano, el hermano Knorr había escrito una carta que habría de leerse a la asamblea. Puesto que se recibió demasiado tarde para ser leída en la asamblea, la sucursal circuló el contenido a todas las congregaciones con la fecha de 25 de noviembre.

Aunque el hermano Knorr comenzó su carta diciendo: “Comienzo a escribir esta carta con gran pesadumbre,” dio gran ánimo y consejo cristiano a los hermanos. Dijo:

“No dejen que este asunto los perturbe, ni se les encolerice el corazón. Esos hombres del gobierno tienen la autoridad . . . de rehusar visados a las personas que no quieran en el país. Es parte de su trabajo y, por supuesto, su responsabilidad. . . . Hubiera sido muy gozoso estar con ustedes y pudiéramos haber . . . ayudado en el servicio que están haciendo. Pero si este servicio cristiano les es rehusado a ustedes por el gobierno, por favor no permitan que esto los perturbe en absoluto.

“La dedicación de su vida es a Jehová Dios, y ustedes no son testigos de Jehová debido a ningún hombre en la organización ni a ningún grupo de hombres. Ustedes son esclavos del Altísimo. Están interesados en una sola cosa sea que el hermano Henschel y yo estemos allí para hablarles de ello o sea que lo lean ustedes mismos en la Palabra del Señor, y eso es glorificar a su Padre que está en el cielo. . . .

“Sigan adelante, por favor, en su predicación de las buenas nuevas pacíficamente, tranquilamente y en el espíritu de Jehová. . . . Espero que el efecto de esta restricción impuesta sobre el hermano Henschel y sobre mí en cuanto a entrar en Costa de Oro sea muy saludable para todos ustedes. Sinceramente espero que el efecto sea hacer a cada uno de ustedes más celoso y más resuelto a alcanzar a más personas con estas buenas nuevas del Reino, hacer arreglos para conducir más estudios bíblicos, testificar más de casa en casa y aumentar la actividad en todo campo del servicio. . . .

“Que se exprese su celo durante el año venidero de 1953 por medio de adorar a Jehová en adorno santo. . . .

“Muestren su amor a todas las personas de Costa de Oro llevándoles las ‘buenas nuevas’ del Reino de Dios, que es la única esperanza para el mundo. Que la abundante bendición de Jehová esté con todos ustedes mientras hacen esto, y que mantengan su integridad y participen en la vindicación del nombre y la Palabra de Jehová. El hermano Henschel y yo enviamos nuestro amor a toda la congregación.”

Una carta muy inspiradora. Terminamos el año de 1953 con un aumento de 21 por ciento en el número de publicadores y un nuevo máximo de 5.181 publicadores.

ACTIVIDAD CON LAS PELÍCULAS

Pasamos adelante a octubre de 1954 cuando la Sociedad comenzó una actividad conectada con películas por todo el país con la película “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción.” Puesto que hasta esta misma fecha la electricidad está disponible solo en los pueblos principales, la Sociedad no solo tuvo que comprar un proyector, sino también un generador y otros enseres eléctricos además de un Land-Rover para transportar todo a las partes remotas del país.

Para fines del año de servicio de 1955 la cantidad de personas que habían visto la película en cincuenta y nueve exhibiciones fue de 109.496. Esto ciertamente ayudó a desbaratar la oposición y el prejuicio, como lo muestra el comentario de un líder de la Iglesia Metodista, que dijo:

“Nunca pensé mucho de la iglesia de ustedes hasta que vi la película. Desde entonces he estado diciéndoles a mis miembros que escuchen lo que enseñan los testigos de Jehová.”

La mención del año 1955 nos lleva a las Asambleas “Reino Triunfante” de aquel año. Ciertamente fue animador ver a más de veinte delegados salir de Costa de Oro para asistir a varias asambleas celebradas en Europa. Algunos de estos delegados no sabían inglés ni ningún idioma europeo. De todos modos, los edificó mucho lo que vieron y lo que experimentaron en cuanto a la hospitalidad de los hermanos europeos y el amor y la unidad de la organización de Jehová. Regresaron con un aprecio más profundo de la verdad y de sus obligaciones a sus compañeros cristianos.

Después de las asambleas europeas la sucursal de Costa de Oro programó una asamblea nacional con el mismo tema en Accra para las fechas del 17 al 20 de noviembre de 1955. De nuevo el gobierno nos favoreció con permiso para usar el Old Polo Grounds.

El hermano Henschel había de asistir a esta asamblea y era necesario obtener un visado para él. ¿Se repetiría el episodio de 1952 cuando se les negaron visados a los hermanos Knorr y Henschel? Hubo gran tardanza después de solicitarse el visado, y esto causó alguna ansiedad. No obstante, después de persistentes esfuerzos en cuanto el asunto, el visado fue emitido, precisamente a tiempo para enviársele por cable al hermano Henschel de modo que pudiera incluir en su itinerario a Costa de Oro.

En la mismísima primera sesión de la asamblea hubo una concurrencia de 7.000 personas. Esto aumentó continuamente hasta alcanzarse un máximo de 14.331 en el discurso público. Se bautizaron 926 personas.

AJUSTES EN LA SUPERINTENDENCIA

Cuando el hermano Baker partió del país como resultado de mala salud, el hermano Knorr asignó al hermano G. E. Burt a atender la administración de la sucursal hasta que se hicieran otros arreglos. El hermano Burt lo hizo hasta el 27 de junio de 1956, cuando llegó el hermano Herbert Jennings y fue nombrado superintendente de sucursal.

El hermano Jennings, canadiense, se bautizó el 22 de octubre de 1950, y comenzó a servir de precursor regular en marzo de 1952. Fue nombrado superintendente de circuito en enero de 1955 y, siete meses después, fue llamado para asistir a la clase veintiséis de Galaad, de donde fue asignado a Costa de Oro. El hermano Jennings tenía solo veinticinco años de edad cuando llegó a este lugar, pero hasta en aquel tiempo tenía una calvicie incipiente. Puesto que la calvicie, como el pelo blanco, se asocia con edad avanzada en la sociedad africana, esto le resultó favorable en su obra.

Fue en 1956 que la Sociedad estuvo dando énfasis a la madurez aquí y, por supuesto, eso exigía superintendencia hábil. Antes de 1956 el interés parecía haber estado en crecimiento numérico, y sí crecimos de este modo. Ahora era necesario entrenar a los publicadores para que se esforzaran por alcanzar mayor responsabilidad en la organización. Eso quería decir, por ejemplo, combatir el problema del analfabetismo por medio de enseñar a los publicadores a leer y escribir en vez de asignar a dos o tres individuos que no sabían leer a acompañar a un publicador que sí sabía leer y escribir en la obra de casa en casa, o decir que llevaran un registro del servicio en el campo llevando piedrecitas y varas pequeñas en diferentes sacos para representar informes de los varios rasgos del ministerio en el campo.

Otro problema que necesitaba atención era el de mantener activos a todos los publicadores. Desde hacía algunos años se había notado que el aumento en el número de los publicadores había estado produciéndose a paso más lento, aunque muchos nuevos estaban bautizándose. El aumento en publicadores en el año de servicio de 1953 fue de 21 por ciento. En 1954 bajó a 16 por ciento, entonces a 7 por ciento el año después y a 4 por ciento en los primeros ocho meses del año de servicio de 1956. Aquí había razón para preocuparse.

Un estudio del problema reveló que algunos individuos se apresuraban a bautizarse sin un verdadero aprecio de las responsabilidades que acompañan a la dedicación y el bautismo. Éstos no habían obtenido suficiente conocimiento de Jehová y sus propósitos sobre el cual basar una fe sólida y con firmeza de roca. Como resultado de esto, publicaban por algún tiempo después del bautismo y entonces dejaban el servicio.

El remedio que se ofreció fue expresado en el número de mayo de 1956 del Suplemento del Informador en un artículo que llevaba el título “Se requerirá examen de todos los que piensan bautizarse.” El artículo colocaba sobre los superintendentes de congregación la responsabilidad de examinar personalmente a cada persona que sus congregaciones presentaban para el bautismo para asegurarse de que el individuo no tenía el estorbo de un matrimonio impropio ni ninguna otra conducta no cristiana. Se esperaba que cada persona que pensaba bautizarse tuviera un conocimiento fundamental de la verdad, adquirido por un estudio cuidadoso de “Sea Dios Veraz,” y un entendimiento y aprecio claro de lo que significa la dedicación y el bautismo y las obligaciones de uno delante de Jehová al bautizarse. Cuando el individuo quedaba aprobado, el superintendente presidente de congregación llenaba y firmaba un formulario de Requisitos Satisfechos para el Bautismo. Con pocas excepciones el bautismo se restringió al tiempo de las asambleas, y a nadie se bautizaba en aquellas asambleas sin primero presentarse en el departamento de inmersión un formulario de Requisitos Satisfechos para el Bautismo debidamente completado y firmado por su superintendente de congregación. Aunque esto redujo el número de los que se bautizaban, aseguró que los que estaban siendo reconocidos como testigos de Jehová verdaderamente satisfacían los requisitos para ello.

COSTA DE ORO SE CONVIERTE EN GHANA

El 6 de marzo de 1957 el gobierno británico otorgó independencia completa a Costa de Oro. Ahora el país estaba libre de la dominación colonial, un acontecimiento que produjo gran júbilo en todos los que habían clamado por “¡Autonomía ahora!”

Como pudiera esperarse, muchas cosas de origen colonial, tales como Convenios y Cartas de Privilegios y Despachos, incluso la “lista de Sociedades Misionales aprobadas,” fueron pasadas a los archivos y a los museos. Pues, ¡hasta el nombre de Costa de Oro se consideró de origen colonial y fue rechazado! Desde entonces en adelante el país había de ser Ghana. Con la independencia vino una constitución que estipulaba que “Ninguna ley privará a ninguna persona de su libertad de conciencia ni del derecho de profesar, practicar o propagar libremente cualquier religión, en supeditación al orden, la moralidad y la salud públicos.”

Quizás el mayor problema que tenía que vencerse era el del analfabetismo. En 1957, el 61 por ciento de los 6.727 publicadores no sabían leer ni escribir. Hasta aquel año el aprender a leer Y escribir se les dejaba mayormente a los individuos, y algunos de los celosos hicieron muy buen esfuerzo en cuanto a aprender por sí mismos. Quizás esto daba cuenta del hecho de que dentro de la organización casi un 40 por ciento sabían leer y escribir, mientras que para el país en general el por ciento era de menos de 30.

Se hicieron arreglos para establecer clases de lectura y escritura. El visitar clases de escritura y lectura siempre es una experiencia emocionante. En un Salón del Reino de una aldea humilde uno encuentra a personas sinceras, algunas de mucha edad y otras de menos edad, agrupadas alrededor de una linterna y estudiando intensamente las lecciones pictóricas. A algunas les falla la vista y unas cuantas llevan gafas. Ahora vea a la hermana anciana allí tratando de recordar por un encadenamiento de asociaciones mentales el significado de lo que está señalando el instructor en la tabla. Y ahora vea cómo se le ilumina el rostro cuando puede interpretar la página impresa en lenguaje hablado. El instructor se emociona tanto que espontáneamente aplaude y toda la clase hace lo mismo. A medida que pasan los meses, ella progresa con el grupo. En nuestra siguiente visita la vemos ajustándose y reajustándose las gafas mientras lucha con los libros de texto más adelantados. En otra ocasión la encontramos tratando de comunicar firmeza a la punta de un lápiz con sus dedos, que están doblados por los años de duro trabajo con el azadón en la finca agrícola. Véala mientras lucha para hacer trazos y líneas y círculos sencillos. No le salen muy bien, pero merece encomio. Ha progresado. ¡Imagínese su gozo cuando dentro de un año ella puede leer la Palabra de Dios por sí misma y escribir sus propios informes de servicio en el campo y cartas personales!

Fue con diligencia de ese tipo que los testigos de Jehová se enfrentaron al problema del analfabetismo en la organización. Las clases eran estrechamente supervisadas y se conducían en un ambiente de amor cristiano. Eso se ganó la alabanza de varios funcionarios gubernamentales, como en el caso de un supervisor de educación en masa en la Región Occidental que visitó las clases de una congregación que había podido enseñar a veinte personas a leer y escribir en menos de un año. Se sintió impulsado a decir: “Ustedes son realmente una gente diferente. . . . Si su espíritu se manifestara en otras organizaciones, este país pronto tendría muy pocos analfabetos.”

REGISTRO DEL MATRIMONIO

El siguiente gran proyecto fue ayudar a los hermanos a poner sus matrimonios sobre base sólida y sana. Desde que el país llegó a ser colonia de la Gran Bretaña las leyes del matrimonio civil de Inglaterra han aplicado en el país junto con las leyes no escritas del matrimonio consuetudinario. Tanto el matrimonio civil como el consuetudinario se reconocen como perfectamente legales, aunque en la ley se da precedencia al matrimonio civil sobre el matrimonio consuetudinario. Por mucho la mayoría de nuestros hermanos hasta 1957 habían estado casados bajo la ley de lo consuetudinario. Esto quería decir que, aunque los matrimonios eran legales, no estaban registrados, excepto en unos cuantos casos en que los individuos los habían registrado ante consejos locales.

El 4 de julio de 1957 la sucursal escribió a todas las congregaciones explicando que era necesario que los matrimonios estuvieran registrados entre los testigos de Jehová. La información se basaba en el material de los números de 1956 de La Atalaya en inglés que trataban del matrimonio. En aquel tiempo eso quiso decir que las parejas que habían estado casadas bajo las leyes consuetudinarias no escritas tenían que tener un matrimonio civil.

Ahora la mayoría de los consejos locales del país han sido autorizados por el gobierno para registrar los matrimonios consuetudinarios. Esto no es lo mismo que el matrimonio civil, pero es igual de obligatorio, legal y registrado debidamente. Por eso ahora se les deja a las parejas decidir de qué manera desean casarse, si por el arreglo de matrimonio civil o por la manera del consejo local de registrar los matrimonios consuetudinarios

ASAMBLEA DE KUMASI

Todo estaba listo para la asamblea de Kumasi que comenzaría el 5 de marzo de 1959, como si no se hubiese presentado ninguna emergencia. ¿Pero qué había del hermano Knorr?

Por la voluntad divina, esta vez no hubo ninguna dificultad en cuanto a la entrada de él. El hermano Jennings nos dice:

“El hermano Knorr llegó a Accra y pasó por la aduana la noche antes del comienzo de la asamblea. Después de pasar el jueves y el viernes examinando algunas cosas en la oficina sucursal, él y mi esposa y yo volamos a Kumasi para asistir a la asamblea.

“Al momento de llegar, el hermano Knorr habría de pronunciar un discurso en la sesión de lenguajes extranjeros a la que asistían delegados de habla francesa de Costa de Marfil y Togo y delegados de habla frafra de Ghana septentrional. Los hermanos estaban esperando cuando él llegó y escucharon atentamente durante todo el discurso.

“Aquella tarde los superintendentes fueron sentados en la sección reservada para un programa especial. Hubo dos discursos de media hora al principio de la reunión y entonces llegó el turno del hermano Jennings para aconsejar a los hermanos en cuanto a ‘Superintendentes, mantengan vivas sus congregaciones.’ El hermano Knorr entonces habló a los superintendentes sobre ‘Pastoreando el rebaño de Dios con habilidad.’ Mencionando al rey David y a Cristo Jesús como ejemplos de pastores fieles y hábiles, encargó a los superintendentes la responsabilidad de ayudar a los publicadores nuevos y débiles antes que cualquiera de ellos se hiciera inactivo. Después de mostrar preocupación por el hecho de que muchos que se sometieron al bautismo dejaron de continuar en el servicio activo, hizo claro la obligación de los superintendentes de revivificar a aquellos inactivos.

“La mañana del domingo, el último día de la asamblea, comenzó brillante y calurosa. Durante aquella mañana varios oradores de Betel y siervos de congregación suministraron consejo e información sobre temas bíblicos. También se presentaron experiencias y cánticos grabados en cinta magnetofónica de hermanos de detrás de la Cortina de Hierro, para deleite de la asamblea. Todos los discursos de este día, como en todos los días de la asamblea, fueron traducidos simultáneamente a twi, ga, eve y adangbe.

“A las 12 del mediodía los siervos de circuito y distrito se reunieron para una reunión especial, y el hermano Knorr se encargó de una iluminadora y seria consideración de ser maestros del rebaño... no solo decirles qué hacer, sino dando el ejemplo haciéndolo junto con ellos. El programa de la tarde incluyó una carta que se leyó a todos para ser aprobada y adoptada, expresando aprecio a la Sociedad por la asamblea, la visita del hermano Knorr y el nuevo libro De paraíso perdido a paraíso recobrado.

“El discurso final del día fue el discurso público, ‘Una Tierra paradisíaca por medio del reino de Dios,’ por el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr. ¡Cuánto se alegraron y emocionaron todos cuando la cuenta reveló que 13.754 personas, casi el doble de la cantidad de Testigos en Ghana, estaban allí escuchando este interesante e importante tema. La atención prestada y el aplauso frecuente revelaban que todos disfrutaron cabalmente del discurso y lo apreciaron.

“El bautismo se efectuó el sábado por la mañana y 460 personas se bautizaron.”

El hermano Jennings relata unas experiencias algo cómicas que tuvieron que ver con el viaje de ellos de regreso a Accra. El hermano Kofi Kye se había ofrecido voluntariamente para llevarlos en su automóvil en la tarde del domingo después del discurso público. Por eso, después de decir los últimos adioses y partir de la asamblea, entraron en el automóvil y se fueron.

Ya había oscurecido y por sus preguntas el hermano Knorr mostró que tenía algunas dudas en cuanto a que el conductor hallara el camino correcto de regreso a Accra. El hermano Jennings le aseguró que lo encontrarían, pero de repente se encontraron en una calle sin salida. ¡Qué manera de tranquilizar a un extranjero que viajaba después del anochecer!

De todos modos, el conductor dio la vuelta y se las arregló para encontrar la carretera que cruzaba la selva, pero ¿cómo podía estar seguro el hermano Knorr de que eso le llevaría a Accra? ¡Qué alivio sintió cuando, después de cuatro horas de viajar a través de los bosques, apareció un cartel que decía “Entrada a Accra”!

“Porque estuvimos viajando por la selva,” recuerda el hermano Jennings, “el hermano Knorr hizo que todos estuviéramos alertos para ver los animales salvajes mientras viajábamos, como leones, panteras, y así por el estilo. Después de casi 260 kilómetros de bosque la cuenta final de ‘caza’ informada fue de un ratón del campo y una rana verde que saltaba un metro en el aire por cada 30 centímetros que avanzaba.”

REGRESA EL HERMANO BROWN

Al cerrar esta parte de la historia volvamos atrás al Palladium Cinema Hall de Accra, donde una asamblea de 800 hermanos está terminando el 6 de abril de 1947. Allí está el hermano W. R. Brown pronunciando sus comentarios de conclusión al auditorio y, en medio de aplauso ensordecedor, dice: “La próxima vez que los visite, ustedes no serán 800, sino 8.000.”

En 1950, cuando había suficientes misioneros entrenados en Galaad en el África Occidental para continuar lo que él había comenzado por la bondad inmerecida de Jehová, el hermano Brown, ya entrado en años, y su esposa partieron de Nigeria de regreso a las islas del Caribe.

Diez años más tarde, fue recordado por un diplomático prominente de Nigeria, el Dr. Nnamdi Azikiwe, a quien había conocido mientras estuvo en Nigeria. El Dr. Azikiwe había sido nombrado gobernador general de la recientemente independiente Nigeria e invitó al hermano Brown y su esposa a visitar a Nigeria en octubre de 1960.

El hermano Brown y su esposa aprovecharon la oportunidad para visitar también a Ghana, ¡y qué ocasión de gran gozo fue para él el ver que varios de los individuos que en el pasado lejano habían luchado al lado de él en los primeros días todavía se mantenían firmes en la verdad! ¿Y cuantos publicadores había en Ghana en aquel tiempo? Había 8.172, según el informe del servicio en el campo para abril de 1960.

Para fines de los años cincuenta la Sociedad había entrenado a varios hermanos de Ghana para que satisficieran los requisitos para varios puestos de responsabilidad en la organización. En tan solo aquella década nueve hermanos y dos hermanas de Ghana estudiaron en Galaad y fueron asignados a cuatro diferentes países.

KNORR Y HENSCHEL VISITAN DE NUEVO

En diciembre de 1970 hubo otro acontecimiento de bendición sin precedente. El hermano Knorr, once años después de su último viaje a este lugar, decidió visitarnos de nuevo. Venía con su esposa y el hermano Henschel. Eso no era todo. Viajaban acompañados de otros 182 hermanos y hermanas visitantes procedentes de los Estados Unidos, el Canadá y otros países de ultramar. El grupo haría una gira de África Occidental, concertada con una serie de asambleas a lo largo de la costa occidental.

Pocos meses antes de las asambleas había habido un brote de cólera asiática a lo largo de la costa occidental de África. Los funcionarios de sanidad que luchaban para evitar el esparcimiento de la peste a zonas que estaban bajo su jurisdicción habían llegado a considerar con sospecha todas las reuniones grandes. Por esta razón los funcionarios de la ciudad de Kumasi hicieron todo menos la cancelación misma para evitar que hubiera la asamblea. Cinco diferentes lugares de asamblea fueron cancelados, uno tras otro, por la razón de que no había comodidades adecuadas de sanidad. Entonces, solo cuatro semanas antes de la asamblea se recibió permiso para utilizar el Estadio de los Deportes, excepto el domingo. Centenares de voluntarios se pusieron a trabajar y. siguiendo más o menos el mismo arreglo que se utilizó en la asamblea de 1967 en el mismo lugar, hasta cinco días de antemano todo estuvo completado para el comienzo de la asamblea.

Por supuesto, la Sociedad se preocupaba por la salud de los asambleístas y aconsejó ser estrictos en cuanto a asuntos sanitarios. Esto fue atendido escrupulosamente, para admiración de los inspectores de salud. En Kumasi, donde tuvimos la mayor dificultad con el funcionario médico de sanidad de la ciudad, uno de los funcionarios de la sanidad confesó que la atención que dábamos nosotros a los detalles en cuanto a asuntos de sanidad y salud sobrepasaban hasta lo que ellos mismos podían lograr.

En Accra las dificultades comenzaron unas cuantas horas antes que el programa empezara. A medida que las muchedumbres vinieron en grandes cantidades, un funcionario de la sanidad, cuya oficina miraba hacia el terreno de la asamblea, se apresuró a presentarse ante el siervo de la asamblea, el hermano Danley, con semblante que reflejaba seria preocupación. Después de algunas deliberaciones las autoridades decidieron cancelar la asamblea, en vista de la amenaza de cólera.

Después de mayor consideración, la razón prevaleció. Como se señaló, el dispersar la muchedumbre que aumentaba no era la solución al problema. Por lo tanto se permitió que la asamblea siguiera como se había programado y muchos de los delegados visitaron centros de inoculación cercanos para ser inmunizados contra el cólera. No se detectaron ni informaron casos de cólera en ninguna de las dos asambleas y solo unos cuantos casos menores de enfermedad fueron tratados en los departamentos de primera ayuda.

Todos esperábamos con ansiedad lo extraordinario en cuanto a las Asambleas “Hombres de Buena Voluntad,” la presencia de más de 180 delegados de ultramar. Cuando dos autobuses lleno de ellos entraron en el estadio de Kumasi gritos de gozo y un rugido de aplauso estallaron de los dieciocho mil en asamblea. Centenares se alinearon en las rampas de subida para dar personalmente la bienvenida a los visitantes y estrecharles las manos. Y en Accra la ocasión no fue menos emocionante. “Una experiencia que jamás olvidaremos,” dijo un visitante. Otro añadió: “Nunca hemos tenido una bienvenida de esta clase en ningún lugar donde hemos estado. Creo que debo haber estrechado dieciocho mil manos.”

Por otra parte, los Testigos locales quedaron impresionados con la humildad y la cooperación que exhibieron los visitantes. El que estuvieran dispuestos a esperar su turno en las filas y mostrar consideración a otros fue sorprendente para muchos observadores. Habiendo vivido bajo dominación colonial hasta solo “ayer,” por decirlo así, la impresión del “blanco” que tiene el habitante de Ghana es precisamente lo opuesto de estar dispuesto a servir. Esto fue lo evidente en el comentario del hermano K. A. Odoom cuando dijo en una de las sesiones del programa especial: “Los blancos vinieron originalmente a este país como nuestros amos. Pero ‘la verdad nos ha hecho libres’ y ahora los consideramos a ustedes nuestros hermanos.” Con seguridad el espíritu de Jehová es una fuerza unificadora.

Una hermana de habla twi dijo: “Yo he estado en la verdad por treinta años. He leído acerca de nuestros hermanos extranjeros. Al fin los he visto.” Y esto es lo que dijo un misionero: “Por lo general regresamos a nuestros países con permiso para obtener descanso y recuperación. Esta vez, ustedes vinieron a nosotros y nos sentimos muy refrescados y edificados por su presencia.”

Se necesitarían páginas para registrar todas aquellas expresiones de aprecio y de amor. Sin duda el hermano Knorr habló por todos nosotros, los visitantes y los visitados, cuando dijo: “Las palabras no pueden expresar mis sentimientos ante la maravillosa expresión de su amor.”

Fue durante sus comentarios de conclusión en la asamblea de Accra en 1970 que el hermano Knorr anunció que la oficina sucursal de Ghana, que había sido construida en 1962, recibiría expansión hasta el doble de su tamaño de entonces, para suministrar lo adecuado para el almacenamiento de literatura y nuevas comodidades de imprenta.

Para enero, después de la asamblea de Accra, el trazado de los planes para la extensión estaba listo. En mayo se sometieron a funcionarios de la ciudad de Accra los dibujos finales. Mientras tanto, el trabajo preliminar, incluso recibir equipo de construcción enviado desde las congregaciones de Kumasi, comenzó. El 29 de julio de 1971 se otorgó permiso para construir, y la construcción misma comenzó inmediatamente. Congregaciones de los testigos de Jehová de las zonas de Accra y Tema fueron invitadas a enviar por turno voluntarios para construir durante los fines de semana. Hubo una respuesta tremenda de los miles de hermanos de corazón bien dispuesto, y de cincuenta a ciento cincuenta se presentaban para dar impulso al proyecto con su duro trabajo.

Agradecemos el excelente espíritu que se ha demostrado. Como resultado de todo este excelente esfuerzo voluntario y habilidad la extensión estuvo lista para ser ocupada para mayo de 1972. Pudimos construir la nueva porción del edificio por solo la mitad del costo de hacer un contrato con una compañía de construcción local. ¡Este ahorro —una contribución generosa de nuestros hermanos y hermanas dispuestos— se aprecia mucho!

La extensión suministra lo necesario para nuestra nueva imprenta y almacenaje adicional de literatura en la planta baja. La planta superior de este edificio de dos pisos suministra alojamiento y otras comodidades de habitación para otros catorce miembros de la familia de Betel.

Entre abril y junio se envió maquinaria de imprenta y equipo desde la fábrica de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, y una nueva prensa desde la compañía Heidelberg en Alemania. En las semanas subsiguientes tomó forma nuestro taller de imprenta. Se instaló el equipo completo para producir La Atalaya en eve, ga y twi. La impresión preliminar comenzó en julio. Para agosto, se producía el Ministerio del Reino y comenzó la composición tipográfica de La Atalaya de diciembre de 1972 en tres idiomas.

Esta expansión y extensión de las actividades de la sucursal de Ghana de la Sociedad será un verdadero beneficio para la asociación de los testigos cristianos de Jehová por toda Ghana.

Al cerrar nuestra narración de la historia de los testigos de Jehová en Ghana desde 1924 a 1972, ciertamente es propio reconocer el papel que desempeñaron los misioneros enviados de la Escuela de Galaad y otros que vinieron de ultramar para ayudarnos. No todos ellos ocuparon posición conspicua en la historia. De todos modos, todos soportaron varios problemas para hacer su contribución al adelanto de la obra en Ghana.

Los testigos de Jehová de este país verdaderamente se sienten agradecidos a Jehová y Su organización por lo mucho que se ha invertido en este país, no solo en dinero y propiedad, sino en recursos humanos, para ayudar a personas de corazón sincero de este país a aprender a adquirir la buena voluntad de Jehová mientras todavía hay oportunidad.

Repasándolo todo, no podemos menos que maravillarnos por la manera en que Jehová ha magnificado su propio nombre en esta parte del África. Si recordamos el año 1924, cuando el testigo solitario de Jehová, Claude Brown, pasó por la ciudad de Accra pegando carteles en las paredes y distribuyendo hojas sueltas en que se invitaba a la gente a una conferencia bíblica en Merry Villas, hasta el año 1927, cuando W. R. Brown bautizó el primer puñado de creyentes en Koforidua y Accra, a través de la lucha por establecer legalmente las buenas nuevas bajo la autocracia colonial y la tiranía indígena, hasta el año 1972, cuando todavía poseemos nuestra libertad como testigos de Jehová Dios, lo único que podemos decir es: “De seguro no es lo que ningún hombre ha hecho; es la obra de Jehová.”

Y así los 16.093 testigos de Jehová de Ghana, 16 de los cuales profesa ser de la clase ungida del resto, y los muchos miles de personas que esperamos que todavía se unan a éstos como siervos dedicados del Altísimo antes del estallido de la “tribulación grande,” para siempre harán resonar las palabras del libro bíblico de Salmos, diciendo:

“Oh engrandezcan ustedes a Jehová conmigo, y juntos ensalcemos su nombre.” “Ciertamente alabaré el nombre de Dios con canción, y lo engrandeceré, sí, con acción de gracias.” “Oh den gracias a Jehová, porque él es bueno; porque su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido.”—Sal. 34:3; 69:30; 107:1.