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China, Hong Kong y Macao

China, Hong Kong y Macao

China, Hong Kong y Macao

LA CHINA es la nación más poblada de la Tierra. Situada en el extremo sudeste de Asia y teniendo a los lados al Japón y Korea, abarca un área de aproximadamente nueve millones de Kilómetros cuadrados.

La mayoría de los chinos son agricultores que crían ganado y pollos y cultivan arroz y vegetales para alimentar a los 800 millones de personas de su país. A través de los siglos los chinos se han hecho la reputación de ser muy industriosos y efectuar duro trabajo, y de vencer la adversidad con notable tenacidad. Tradicionalmente son budistas, con un punto de vista fatalista. Su budismo es una mezcla del antiguo taoísmo de la China con influencia de la filosofía de Confucio, y la adoración de antepasados desempeña un papel prominente en la vida de familia.

Por tradición la familia china está estrechamente enlazada. Familias de la misma provincia y que hablan el mismo dialecto forman clanes en los cuales rara vez puede hacerse una brecha. Los asuntos personales se convierten en los asuntos del clan. Para estos chinos, el dinero representa poder y es adorado como un dios, pero el razonamiento por ellos en cuanto al origen y propósito de la vida es casi inexistente.

LA “WATCH TOWER” LLEGA A LA CHINA

¿Ha tenido la gente de la China la oportunidad de oír las buenas nuevas del reino de Dios? Hasta en los primeros años de la organización moderna de los testigos cristianos de Jehová las buenas nuevas llegaron a la China. Aunque Zion’s Watch Tower fue por primera vez impresa y distribuida en julio de 1879, en 1883 ya había llegado a la China. En 1883, la señorita Downing, misionera de la Junta Presbiteriana en Chefu, China, por casualidad obtuvo un ejemplar de The Watch Tower. Un artículo acerca de la restitución le pareció interesante; se suscribió a la revista, abandonó su religión y se hizo testigo para Jehová. Habló a otros misioneros y participó en ayudar a otros a abandonar la religión falsa.

Entre ellos estuvo Horace A. Randle, misionero bautista. Al principio él respondió lentamente, pero en 1896 comenzó a estudiar solícitamente y a compartir con su esposa e hijos lo que aprendía. Así tanto su esposa como su hija mayor aceptaron la verdad. Él también testificó a compañeros misioneros. Todo esto lo llevó a una importante decisión, según relata la Zion’s Watch Tower del 15 de mayo de 1900: “En 1898, persuadido de que este testimonio es de Dios, y que está en conflicto con la cristiandad nominal, no consideré necesario consultar con carne y sangre, sino que renuncie de mi conexión con la iglesia bautista y con la Junta Misional con la cual tenía que ver. Estando ahora libre de los credos y tradiciones de los hombres, mi primer deseo fue decir a otros la verdad que me había dado tanto gozo y consuelo.”

El celo del hermano Randle lo llevó a conducir reuniones con varias misiones en la China. Para seguir esparciendo el evangelio por todo el Extremo Oriente, unos 5.000 tratados y 2.324 cartas fueron enviados a misioneros en la China, el Japón, Corea y Tailandia, y también se colocaron en sus manos noventa ejemplares del libro Millennial Dawn. La respuesta fue limitada, pero una bien educada china escribió: “He estado leyendo los tratados que tan bondadosamente me dejaron, primero con interés, entonces con deleite, y me siento mucho más feliz de lo que me he sentido por mucho tiempo; mientras más leo, más deseo leer y más luz consigo, pero todavía hay mucho que deseo conocer. Quisiera tener Millennial Dawn y el folleto acerca del Infierno. Si me dicen cómo enviar el dinero lo agradeceré muchísimo.” En la China septentrional un joven dejó la obra misional del Hermanismo y se puso firmemente de parte de la verdad. Otros misioneros también estaban mostrando interés. De modo que en la China la luz de la verdad tuvo una aurora temprana. Pero fue principalmente a misioneros de sectas de la cristiandad, puesto que el mensaje se distribuía solo en inglés en aquel tiempo.

El primer presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract se interesaba mucho en la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios según se manda en Mateo 24:14. Por eso, a principios de 1912, como presidente de un comité de siete hombres, C. T. Russell arribó en la ciudad portuaria de Shangai, y pronunció discursos con un mensaje de advertencia en cuanto al fin próximo de los “Tiempos de los Gentiles.” Estos discursos ayudaron a esparcir la semilla de la verdad a zonas todavía más lejanas.

Otro testimonio se dio en 1915 y de nuevo en 1918, cuando una hermana llamada F. L. Mackenzie, repartidora británica, visitó partes del Japón, Corea y la China. Entonces en 1923 dos hermanas carnales, Bessie y Harriet Barchet, se presentaron en Shangai. Bessie Barchet le presentó la verdad bíblica a un joven chino, Frank Chen, por medio del libro El Arpa de Dios. Los agentes de la cristiandad lo desanimaron temporalmente de leerlo. Pero cuando la señorita Barchet partió para su país en 1926, le dio el nombre de Frank Chen al hermano Akashi, que estaba en Tokio. Durante los siguientes años, por medio de hermanos que pasaban por Shangai y por correspondencia con un hermano que estaba en Nueva York, Frank Chen progresó en el entendimiento y aprecio de la verdad.

En octubre de 1931, dos repartidores japoneses llegaron a Shangai de Formosa, seguidos por el hermano Akashi. Este último le avisó a Frank Chen que, aunque él había sido bautizado en la religión de la cristiandad, era necesario que se bautizara de nuevo. Con Frank Chen había un amigo íntimo, Bao Min Jong, que también se interesaba en la verdad. Y por eso el 21 de octubre de 1931 los primeros dos hermanos chinos fueron bautizados en la bañera de un hotel en Shangai.

¡Ahora no había tiempo que perder! El hermano Akashi inmediatamente le dio al hermano Chen instrucciones de traducir al Chino el folleto El Reino, entonces el folleto Guerra o paz, ¿cuál? y entonces el libro Gobierno. Pronto se enviaron a Brooklyn matrices para imprimir el folleto El Reino, pero el hermano Chen ya había impreso 500 ejemplares con cubierta sencilla, y los distribuía diariamente en las calles. Aunque el hermano Bao fue muerto por las balas de soldados japoneses a principios de 1932, el hermano Chen continuó trabajando diligentemente.

Durante los años treinta varios resueltos precursores de Australia también sembraron semillas de la verdad en el Oriente. Para suplir a estos precursores lo que necesitaban en el servicio ministerial se mantenía una oficina en Shangai. Una fiel pareja de precursores, el hermano Schuett y su esposa, hacían viajes desde Shangai a otros puertos bajo tratado, incluso a Hong Kong, Chefu, Swatow, Tientsin, Tsingtao y más tarde Pekín. Colocaron miles de libros y folletos en manos de la gente. Para junio de 1933 el hermano Chen informó que cada domingo de 10 a 10:30 de la mañana se transmitían por la radioemisora XHHH de Shangai conferencias suministradas por Brooklyn.

No era fácil esparcir las buenas nuevas del Reino en esta parte del mundo. Ilustra esto bien la experiencia que relató un hombre de negocios australiano que vivía en Shangai en 1935:

“En el verano de 1935, con una temperatura de unos 95 grados Fahrenheit en la sombra, miramos por nuestra ventana y allí en medio de la calle, empujando un cochecito de niño, estaba una europea de edad avanzada. En el cochecito había un fonógrafo y ella tocaba en él discursos bíblicos. Con ella había un chino que traducía los discursos al chino. Los rodeaba un grupo de gentuza China que mayormente se burlaba de ellos, y hablaba mal y decía: ‘Miren a esa tonta diabla blanca.’”

¿Qué haría este hombre de negocios, el señor Wolnizer? “Mi hijo dijo: ‘Mira a esa pobre anciana. ¿Por qué no la invitamos a tomar una taza de té?’ Lo hicimos. Esto le agradó mucho a ella. Me dijo: ‘¿Está usted interesado en la Biblia?’ ‘Por supuesto,’ respondí. ‘Estoy especialmente interesado en la segunda venida de Cristo.’ ‘¡Cristo ha venido!’ dijo ella, mirándome directamente a los ojos. ‘¿Cristo ha venido?’ repetí. Bueno, aquél en verdad era un día muy caluroso, y ella era una mujer de edad avanzada, ¿verdad? Y el Sol a veces le afecta la cabeza a uno, ¿verdad? Bueno, yo no dije esas cosas; solamente era lo que pensaba.”

Pero debido a la hospitalidad de una “taza de té” la entera familia Wolnizer consiguió la verdad por medio de la hermana Hudson y se bautizaron en 1937. Pudieron ofrecer su hogar para reuniones y trabajar con fieles precursores y publicadores en el esparcimiento de las buenas nuevas.

Informes sobre la obra que se efectuó desde 1935 a 1937 indican que se estaba dando un testimonio extenso en la China. En 1935 cuatro diferentes hermanos participaron en el ministerio de precursor y se trabajó en las ciudades de Nanquín, Shangai, Tsingtao, Hankeu, Kiukiang, Wuhu y Sucheu. Cada domingo por la noche por unos tres años los discursos del hermano Rutherford fueron presentados por la Radio XMHA, Shangai, hasta que la oposición procedente de la Iglesia Católica detuvo las transmisiones. Venían cartas de todas partes de la China, hasta de Manchuria y de la provincia muy occidental de Kansu. Es interesante el hecho de que para este tiempo había once folletos y el libro Preparation traducidos y disponibles en chino.

El 7 de julio de 1937 estalló la guerra entre la China y el Japón. Los Schuetts continuaron su obra de precursor como mejor pudieron en medio de aquellas circunstancias. Entonces en 1939 tres precursores alemanes, Willie Poethko, Herman Guettler y Paul Mobius, fueron asignados a Shangai por la sucursal Suiza. Puesto que el Japón entró en asociación con Alemania, los precursores no tuvieron gran problema en cuanto a conseguir entrada. El informe anual de 1939 desde China mostró 4 precursores, 9 publicadores de congregación, una distribución de 846 libros y 2.817 horas dedicadas a predicar las buenas nuevas, en comparación con 1.182 horas en 1938. Después de esto vino la cruel y dura dominación de los japoneses en la China.

LAS BUENAS NUEVAS LLEGAN A HONG KONG

A aproximadamente 1.290 kilómetros al sur de Shangai, en la costa de la China, está la colonia británica de Hong Kong. La hermosa bahía natural siempre está activa como una colmena de abejas, pues cada día se trata con más de cincuenta barcos de la China y otros puertos del mundo. Cualquier día del año se pueden ver lado a lado juncos, sampanes, transbordadores y buques modernos que cruzan el océano. La colonia en realidad consiste en tres partes separadas: la isla de Hong Kong (Victoria), Kowloon, y los distritos exteriores cerca de la frontera con la China, llamados los Nuevos Territorios.

La vida en los Nuevos Territorios es casi una copia exacta de la vida en la China. En contraste, la ciudad está viva, bulliciosa, y llena de fuerte sonido cacofónico, y en ella la vida se vive con acento británico y una subcorriente y cultura china. Hong Kong es ahora una ciudad moderna con la típica “selva de concreto.” Después de Tokio, Hong Kong es quizás la ciudad más densamente poblada de Oriente.

¿Qué clase de cuadro pinta la actividad teocrática de los testigos cristianos de Jehová en Hong Kong? Para contestar debidamente esta pregunta, hay que recordar que Hong Kong es sencillamente una “China pequeña.” Todas las supersticiones, el orgullo nacional, las tradiciones, el budismo, el taoísmo, el confucianismo, la adoración de antecesores y el extremado amor a las riquezas han seguido a la gente a Hong Kong. No ha habido experiencias ni acontecimientos ni aumentos espectaculares en Hong Kong que exijan atención en la historia moderna de la obra del Reino aquí.

Más bien, el cuadro es uno de gran paciencia, aguante, trabajo arduo, a veces dolor de corazón y desilusión, y sin embargo gozo por los pequeños aumentos que ha habido. Es por esto que los misioneros extranjeros consideran verdaderamente muy preciosos a los hermanos locales que han entrado en la verdad y se han mantenido firmes. No es fácil conseguir la verdad y apegarse a ella en la atmósfera materialista de Hong Kong.

Los padres chinos inculcan en sus hijos continuamente, diariamente, un sentido de lealtad a la familia y del “deber” que tiene el hijo o hija de pagar a los padres lo que les debe por haber sido criado por ellos. Cualquier quebrantamiento de este “deber” hace que los padres “sufran desprestigio,” lo que puede hasta llevar al suicidio. El amor no necesariamente entra en el cuadro en lo que se refiere al pago de la “deuda.” Como dijo cierta Señora cuando se le preguntó qué esperanza tenía para el futuro: “Mi esperanza es tener muchos hijos, y cuando crezcan ellos me cuidarán.” Por lo tanto, es común sacar de la escuela a jóvenes adolescentes para ponerlos a trabajar. Quizás trabajen seis o a veces siete días a la semana, doce horas al día o más, y entreguen todo el dinero a sus padres, que entonces les dan una pequeña mesada. A veces, si el padre tiene suficientes hijos, deja de trabajar y pasa su tiempo y gasta su dinero en las “casas de té” con amigos invitados. Por lo tanto, cuando los hijos aprenden la verdad, asisten a cinco reuniones a la semana y buscan en primer lugar el reino de Dios, esto, por no decir cosa peor, no lo ven con aprobación los padres. Con estos puntos presentes, pues, consideremos la historia de los testigos de Jehová en Hong Kong.

El 18 de enero de 1912 el periódico inglés de Hong Kong, South China Morning Post, presentó un aviso de que el pastor Russell pronunciaría dos conferencias en el Ayuntamiento. La noche siguiente, el 19 de enero, él habló a las 5:15 y de nuevo a las nueve en punto a auditorios que principalmente eran europeos. Sus temas fueron “¿Dónde están los muertos?” y “Cuestiones públicas.” Entre estas dos conferencias fue al Teatro Real, donde habló a un auditorio chino de unas cuatrocientas personas.

Años más tarde, resueltos precursores australianos testificaron aquí mientras pasaban por el lugar en giras de predicación en el Oriente. En 1939 el hermano Schuett y su esposa vinieron de Shangai y, con otro precursor y dos publicadores, pasaron dos meses predicando aquí. En 1941 otro precursor, Wilfred Johns, estuvo cuatro meses en la colonia y en el 1942 Yearbook, página 147, informa que pasó un total de 429 horas en el ministerio del campo, colocando 462 libros y muchos folletos. Pero puesto que la colonia se estaba preparando para el ataque japonés, el hermano Johns tuvo que salir de allí. No obstante, se dejaron las semillas de la verdad para que brotaran.

Para 1941 la oficina de la Watch Tower en Shangai fue cerrada por los japoneses, y los hermanos no tuvieron más publicaciones y solo les quedó un poco de dinero para tratar de conseguir que se les imprimieran algunos folletos. Desde esta fecha hasta el fin de la guerra estuvieron fuera de comunicación con la oficina central de Brooklyn. Decidieron comprar una granja pequeña, según escribió el hermano Mobius, de modo que ninguno de ellos tuviera que regresar al mundo para ganarse su sustento. Frank Chen partió de Shangai para comprar el terreno, pero los hermanos no oyeron de él por un tiempo considerable. Al escribir más tarde desde Taiwan, dijo que había sido arrestado, golpeado y encarcelado.

Mientras tanto, allá en Shangai, los hermanos Poethko, Guettler, Mobius y Schuett fueron todos arrestados y amenazados, hasta con ejecución, si continuaban su trabajo para la americana Sociedad Watch Tower. Más tarde los tres hermanos alemanes y el hermano Schuett fueron puestos en libertad puesto que estaban clasificados como de nacionalidad alemana. El hermano Schuett y su esposa efectuaron mucho trabajo excelente por toda la China y Hong Kong, y por medio de correspondencia se mantuvieron en comunicación con personas que habían mostrado interés. Algún tiempo después de haber terminado la ocupación japonesa, salieron de Shangai, y el hermano Poethko fue puesto a cargo de la sucursal. Al informar las actividades del año de servicio de 1946 en China, el hermano Poethko dice: “En el mes de junio de 1946 comenzamos nuestra verdadera obra activa de casa en casa con nuestra nueva literatura a mano. En el último Memorial diez personas estuvieron presentes y tres participaron de los emblemas.” Aun así, no había suficientes Testigos para extenderse más allá de los seis millones de personas de Shangai.

El viernes 4 de abril de 1947 por la mañana, los hermanos Knorr y Henschel, que habían estado visitando la oficina sucursal de Manila, Filipinas, hicieron un arreglo para viajar a Shangai y ver a los hermanos allí, pero debido a que falló uno de los motores del avión mientras volaban regresaron a Manila. Trataron de llegar a Shangai por vía de Hong Kong, pero al llegar a Hong Kong el sábado se enteraron de que el avión para Shangai había partido aquella mañana. De modo que los hermanos Knorr y Henschel hicieron preparaciones para celebrar la Cena del Señor en Hong Kong el domingo 6 de abril. La Atalaya del 15 de diciembre de 1947 informó sobre este asunto con estas palabras: “A las 18 el domingo por la noche, 6 de abril, cuatro de nosotros nos congregamos en la habitación en el hotel y discutimos el Memorial de la muerte de Cristo. El hermano Knorr dio la conferencia respecto al Memorial y su importancia. Fué ocasión gozosa, y el privilegio de los dos hermanos que participaron de los emblemas en asociación con las dos personas de buena voluntad fue apreciado en gran manera. . . . El lunes . . . concluimos que ya que no pudimos ir a Shanghai, el Señor proporcionaría otra manera, quizá mediante la visita de los hermanos de Galaad, para ayudar a los publicadores del Reino en Shanghai y para avanzar el servicio del Reino en China, ese enorme país de Oriente donde se conoce tan poca verdad.”

LLEGAN LOS PRIMEROS MISIONEROS

Un día caluroso y sofocante, el 17 de junio de 1947, Harold King y Stanley Jones, graduados de la octava clase de Galaad, llegaron a Shangai. Los tres precursores alemanes estuvieron presentes para saludarlos. A medida que los hermanos Jones y King consumían su cena aprendieron acerca de las condiciones que existían en Shangai, tanto espirituales como seglares.

Shangai estaba en etapa de crisis, religiosa, comercial y políticamente. El Partido Kuo Ming Tang, nacionalista, estaba en guerra con los comunistas de Mao Tse-tung en las provincias septentrionales y cada día la guerra se acercaba más a Shangai. Los refugiados henchían el número de las personas que ya había en la ciudad ya poblada al extremo. Había literalmente miles de mendigos, muchos de los cuales morían congelados durante las noches frías del invierno. Para principios de 1948 el respeto a los británicos estaba en un punto muy bajo. Miles de personas, en su mayoría estudiantes, quemaron edificios británicos en Cantón. Se colocaron lemas en los edificios y hubo manifestaciones antibritánicas. Arrestos políticos, alborotos por arroz, mercados clandestinos, el lujo y la pobreza extrema eran todos parte de la vida de Shangai.

Los dos nuevos misioneros supieron que se celebraba un estudio en el hogar de una familia llamada Chang. El señor y la señora Chang eran cristianos nominales y permitían el estudio en su casa, pero no daban señales de tomar acción en cuanto a lo que habían aprendido. Su hijo Manfred, sin embargo, mostraba buen progreso. Manfred le había testificado a su primo, Ernest Kong, y a la esposa de éste, y éstos más tarde se hicieron activos en la verdad. Así, hubo por lo menos una base o núcleo pequeño de chinos interesados para compartir el mensaje con otros de su propio idioma.

Las reuniones de congregación se estaban celebrando en un cuartito interior de una oficina de bienes raíces. Había catorce personas concurriendo a las reuniones cuando los hermanos Jones y King fueron presentados al grupo por primera vez. Su llegada fue un gran estímulo al grupito.

Stanley Jones fue nombrado superintendente de sucursal para la China, e inmediatamente se organizó la obra para lograr más entre la población china. La congregación fue dividida en dos grupos: uno para trabajar el lado oriental de la ciudad, y el otro para trabajar el lado occidental. Entre los trabajadores fieles estaba la hermana Fira Groezinger, que se había puesto en contacto con la verdad por medio de los hermanos precursores. El hermano King estudió con el esposo de ella y éste también aceptó la verdad, y participó en la obra del Reino en China hasta que tuvieron que salir de allí.

Al principio fue trabajo duro; todos tenían que apoyarse en tarjetas de testimonio escritas en chino para presentar el mensaje. Había literatura disponible en inglés y chino. En aquel tiempo el libro Salvación y cinco folletos fueron traducidos al chino. A los misioneros les parecía que estaban dando golpes contra una pared con la cabeza. El dialecto de Shangai era un gran obstáculo que tenía que ser vencido. La mayoría de la gente era budista y no se inclinaba rápidamente a prestar atención a la Biblia. Casi toda entrada tenía templetes en los cuales ardían pebetes. Dentro, las casas también tenían templetes y altares. Fijados a la ventana y sobre las puertas había espejos para asustar a los espíritus malos. Sobre las entradas había marbetes de papel rojo con dichos de buena suerte y figuras terribles de dioses budistas.

Mucha de la obra de casa en casa se hacía en las callejuelas. A lo largo de cualquier calle dada uno podía entrar en un arco de entrada que llevaba a una agrupación de varios hogares. Estas eran frecuentemente residencias de tres pisos en filas de cuatro. Por lo general había muchas familias en un solo edificio. A veces en una sola callejuela se encontraba un laberinto de callejones. Una callejuela podía ser extremadamente nítida y limpia, como en las secciones más acaudaladas, o, en las secciones más pobres, podría estar llena de basura u hoyos causados por la lluvia. Por lo general el portón principal tenía un vigilante que cerraba el portón de entrada de noche.

Poco a poco los misioneros se fueron enfrentando al problema del idioma. Puesto que había literalmente centenares de dialectos del chino, pero solo un lenguaje escrito, el hallar un maestro que hablara el verdadero dialecto local de Shangai fue una tarea grande. Por algún tiempo, los misioneros condujeron muchos de sus estudios bíblicos con personas que podían entender inglés. A menudo solamente las personas que ya habían tenido algún contacto con la Biblia estudiaban. Había muchos cristianos nominales que habían sido “convertidos” por la cristiandad. Pero fueron “convertidos” por medio de atracciones materiales, de modo que muchas personas no eran nada más que “cristianos de arroz.” Sin embargo, el hecho de que la Biblia china usa extensamente el nombre divino Jehová llevaba a buenas conversaciones.

La bendición de Jehová estuvo sobre este grupito de Sus testigos, y empezó a haber progreso. En el ministerio de casa en casa el hermano Jones conoció a un ama de casa que era trabajadora local de su iglesia, Nancy Yuen. El esposo de ella no estaba interesado en lo más mínimo en la Biblia, pero la señora Yuen inmediatamente comprendió la diferencia entre la cristiandad y el cristianismo verdadero. Empezó a asistir con regularidad a las reuniones y se separó de su iglesia. Hablaba inglés bien y se hizo muy amiga de la hermana Groezinger. Juntas, estas dos hermanas, debido a su sobresaliente espíritu expresivo, animaron mucho a las personas más jóvenes que habían comenzado a asociarse en las reuniones. Aquí estaba una publicadora china, Nancy Yuen, predicando de casa en casa y conduciendo estudios bíblicos, todo en el idioma chino.

Mientras tanto, el hermano Guettler habló con el señor Vong, que trabajaba en la estación de energía eléctrica de Shanghai. Éste también llegó a ser Testigo activo. Manfred Chang le testificó a Kay Chow en su oficina en el muelle de Shangai, y ella también se unió al grupo creciente de Testigos. Y todo esto dentro de solo unos cuantos meses. ¡Qué gozosos se sintieron al ver que cincuenta y nueve personas asistieron al Memorial en 1948!

Mientras tanto, los dos misioneros se habían mudado a un hogar más permanente, a solo tres minutos de camino del Salón del Reino. Debido al alto alquiler, habían necesitado dos meses para hallar un hogar apropiado. El lugar consistía en una pequeña habitación con poco más espacio que el que pudieran ocupar dos camas y una cocina pequeña. ¿El alquiler? ¡En dinero de los Estados Unidos $80 por mes, y esto se consideraba barato!

La sucursal de Shangai hizo arreglos para celebrar un bautismo en julio de 1948. Los hermanos se sintieron muy agradecidos al ver que nueve personas se bautizaron; todas menos una eran chinos.

Otro graduado de Galaad, un hermano chino que había nacido en los Estados Unidos, Lew Ti Himm, llegó a Shangai en enero de 1949. Lo acompañaban otros cuatro hermanos, Cyril Charles y Joseph McGrath en camino a Taiwan para servir de misioneros y William Carnie y Roy Spencer de camino a Hong Kong, que era su asignación misional. Por medio de reuniones especiales con los misioneros que iban de camino, la congregación de Shangai recibió fortalecimiento.

LA VERDAD COMIENZA A ESPARCIRSE EN HONG KONG

Poco antes de la II Guerra Mundial, Paul Lam, un joven que hablaba inglés, se puso en contacto con la verdad. Él cuenta cómo: “Acabando de salir de la escuela y habiendo comenzado a trabajar, noté que muchas personas ricas gastan su dinero como si fuera agua. Los envidiaba. Por eso, comencé a buscar riquezas. Cierto día mientras andaba examinando libros en una librería de libros de segunda mano me atrajo la vista un libro intitulado ‘Riquezas.’ ¡Precisamente lo que yo quiero, pensé! Noté que era un libro acerca de la Biblia, y como yo era ‘cristiano,’ lo compré.” Le parecieron muy interesantes y lógicas las enseñanzas acerca del infierno, la Trinidad y otras. En el libro, vio una “colorida biblioteca” de otros libros de la Sociedad un anuncio y, por eso, durante toda la guerra siguió buscando en librerías de libros de segunda mano hasta que los consiguió todos. Después de la guerra escribió a dos de las sucursales de la Sociedad Watch Tower, la de Australia y la de la India. Pidió, más publicaciones y se suscribió a La Atalaya y ¡Despertad! Con visitas de publicadores de Shangai y la llegada de los primeros misioneros, Paul Lam progresó más rápidamente.

Como resultado de que los comunistas se apoderaron de China, Hong Kong había llegado a ser una ciudad atestada gente. Pero Paul Lam ayudó a encontrar alojamiento temporero para los dos graduados de Galaad de la clase once, William Carnie y Roy Spencer, cuando éstos llegaron el 16 de enero de 1949. Se necesitaron más de tres meses para encontrar un lugar más permanente para ellos. Esto fue en el Núm. 1 de Beautiful Terrace en la isla de Hong Kong, bien arriba en la falda de una montaña, de modo que había que subir una gran distancia. Se alojaban en un solo cuarto de casi 4 metros por 4 metros. Los misioneros instalaron una litera doble y catres que podía, plegarse y separaron lugar para cuarenta cajas de literatura que habían traído. ¡Todo; dormir, cocinar, lavar, planchar, tenía que hacerse en este único cuarto!

Los dos misioneros hicieron arreglos casi inmediatamente para celebrar reuniones. Se celebraron en inglés. Paul Lam asistió y gozó de la asociación con los hermanos. Los misioneros podían ver que el idioma sería un problema. En Hong Kong se habla el dialecto cantonés, y los que entendían el inglés lo suficientemente como para aprender la verdad eran pocos. Por eso, en las noches Paul Lam comenzó a enseñarles el cantonés a los dos hermanos. También acompañó a los misioneros como intérprete en el trabajo en el campo, y en los discursos públicos que se presentaban él era también el intérprete.

El cantonés es estrictamente un lenguaje hablado, mientras que el lenguaje escrito es mandarín, que se lee con pronunciación cantonesa. Esto, en efecto, significa que la persona que viene a Hong Kong tiene que aprender dos idiomas. El progreso de los nuevos misioneros fue lento. Por lo general, los estudios bíblicos, la obra de casa en casa y las reuniones continuaron conduciéndose en inglés. No obstante, a pesar de la barrera del idioma, en los primeros años se hicieron unos muy buenos contactos, con el resultado de que hubo un núcleo de publicadores chinos que han resultado ser haberes valiosos a la obra hasta este día.

En aquellos primeros años se distribuyó mucha literatura, y se ayudó a varias personas que mostraban interés a adquirir conocimiento de la verdad. Más tarde, la mayoría de aquellos primeros llegaron a ser superintendentes de circuito o congregación, precursores especiales o traductores. Jehová estaba dirigiendo los asuntos para que la obra adelantara sobre un buen fundamento.

En aquellos días se daba la bienvenida a los extranjeros en la mayoría de los hogares y había buena colocación de literatura. No obstante, muchas personas consideraban que tenían con esto una buena oportunidad de aprender inglés y nada más. En el otoño de 1949 el hermano Carnie colocó un ejemplar en inglés del libro “Sea Dios Veraz” en manos de la Sra. Liang, que solo quería ser cortés con un extraño. Cuando él regresó esta señora china no mostró ningún interés. Sin embargo, el hijo de ella, Fu-lone, recuerda esto: “Ella pensó que sería bueno que yo tuviera algunas conversaciones con un europeo para que mejorara mi inglés.” Fu-lone había sido educado en una escuela misional, y todos los miembros de su familia excepto él eran cristianos nominales. Siguió la sugerencia de su madre y consideró varios asuntos con el hermano Carnie. Pero no estaba verdaderamente interesado y, sintiéndose demasiado avergonzado para decirlo, sencillamente dejó de estar en casa. De modo que el hermano Carnie dejó de visitarlo. Unos meses después Fu-lone enfermó y tuvo que permanecer en cama. Ahora tuvo tiempo para considerar más seriamente lo que había aprendido y llegó a la conclusión de que tenía que haber un Creador. Poco tiempo después el hermano Carnie visitó el lugar de nuevo y halló a este joven con una actitud mental más receptiva. Entonces, cierta noche el joven le atrajo la atención el capítulo acerca del infierno y la información lo estimuló tanto que terminó de leer “Sea Dios Veraz” en dos días. Cuando el hermano Carnie regresó, se sorprendió al hallar que el muchacho ahora había aceptado la verdad en su corazón.

La oposición de la familia comenzó cuando él empezó a asistir a las reuniones. El asistir a las reuniones interfería con las comidas que se servían en el hogar, de modo que Fu-lone decidió perderse las comidas en las noches de las reuniones, y tampoco dejó que la oposición de la familia le causara estorbo. Se bautizó en 1951. Más tarde ayudó a su hermana a aprender la verdad, y después de bautizarse ella sirvió por cierto tiempo de misionera en Taiwan.

En abril de 1950, Cyril Charles y Joseph McGrath, que habían estado en Taiwan, vinieron a servir con los dos misioneros que estaban aquí en Hong Kong. Más tarde en aquel año el hogar misional fue mudado a 232 de Tai Po Road, donde otro graduado de Galaad se unió a ellos, de modo que el total llegó a cinco.

DENODADOS ANTE EL PELIGRO QUE SE ACERCABA

Entre tanto, la situación política en la China empeoraba grandemente y esto tendría efectos trascendentales en la obra del Reino. Al principio, cuando las fuerzas comunistas estaban en las provincias septentrionales, el pequeño bando de Testigos había podido desempeñar su obra asignada por Dios de hacer discípulos sin problemas serios. La vida en Shangai continuó a su paso usual, bulliciosa y alborotada. Entonces vinieron las noticias de que los ejércitos rojos habían llegado a las riberas septentrionales del río Yang Tse y amenazaban la capital nacionalista del Kuo Ming Tang, Nanquín. Ahora la gente de Shangai se puso nerviosa y preocupada, y comenzó un gran éxodo. Todos los que debido a su situación financiera podían hacerlo, empezaron a salir de la ciudad, entre ellos el dueño del Salón del Reino. ¿Perderían su Salón del Reino? Se les ofreció todo el lugar del taller que había en el piso inferior por mil dólares, que los hermanos mismos, con otros regalos de personas que mostraban interés, pudieron conseguir.

Con cada día que pasaba la vida en Shangai se hacía más llena de tensión. Para la primavera de 1949 los rojos estaban en la ofensiva y los nacionalistas estaban saliendo de tierra continental y huyendo a Taiwan. Los buques de guerra británicos y estadounidenses, que por lo general se veían anclados en el río Hwang Pu, ya no estaban allí. Acostados en sus camas de noche, los misioneros podían oír en la distancia el estallido de las armas de fuego a medida que las fuerzas comunistas se acercaban a Shangai.

Ahora los hermanos Jones y King se vieron ante una importante decisión. ¿Dejarían a Shangai antes que la ciudad cayera en manos de los comunistas, o permanecerían con sus hermanos y les darían la ayuda y el apoyo que necesitaban? Después de considerar esto por largo tiempo y pedir la guía de Jehová en el asunto, decidieron quedarse ambos y atender a las “ovejas” de Jehová.

Entonces, cierta noche hubo más intenso y fuerte sonido de combate con armas de fuego que lo usual. ¡El anuncio que llegó por la radio temprano en la mañana fue que la ciudad había caído! Los hermanos Jones y King salieron a comprar alimento y vieron a los lados de las calles hileras de soldados comunistas, en cuclillas, recostados en las aceras y con apariencia de estar muy cansados. Los anuncios de la radio informaron a la gente que no tenía nada que temer del Ejército Rojo puesto que ellos eran los amigos del pueblo, y que siguieran su vida como de costumbre. La libertad estaba garantizada, dijeron.

Aquel primer día de la toma de la ciudad, los hermanos Jones y King hicieron visitas rápidas a los publicadores y los encontraron bien a todos. Se hicieron planes para seguir adelante con el ministerio como de costumbre. Puesto que se habían dado tantas garantías de que los grupos minoritarios y religiosos serían protegidos, parecía que no había razón para hacer otra cosa. Las reuniones de congregación continuaron como siempre y, de hecho, la concurrencia aumentó. La recepción en las puertas fue al principio normal, pero gradualmente se hizo más difícil a medida que la gente comenzó a sucumbir a la propaganda del nuevo gobierno. El dólar chino tenía un tipo de cambio de 100 millones de dólares por cada dólar de los Estados Unidos. ¡Los libros encuadernados se colocaban en las casas a 10 millones de dólares cada uno! Hasta el mendigo era millonario.

A pesar de las condiciones, después de la ocupación comunista muchas excelentes personas aprendieron la verdad y se mantuvieron firmes cuando los testigos de Jehová fueron arrestados y enviados a prisión. Una de estas personas fue William Koo, quien, después de estudiar con el hermano King y progresar bien, con el tiempo llegó a ser superintendente de congregación en Shangai. M. P. Liu obtuvo la verdad por medio del hermano Lew y se hizo muy activo en la obra. Entre otros estuvieron la familia Liang, que, aunque tuvieron que ser disciplinados por la organización, más tarde se arrepintieron, y continúan manteniéndose firmes. Estos son, pues, algunos de los que quedan en la memoria de sus hermanos. Pero lo más importante es que Jehová sabe quiénes son y los recompensará según su obra.

En el primer año del gobierno comunista, el hermano King habló con C. C. Chen. Este joven desplegó interés poco usual. No pasó mucho tiempo antes que se bautizara y aceptara deberes especiales de confianza en la congregación. El gobierno comunista le asignó a trabajar en la central eléctrica de Shangai bajo el hermano Vong para recibir entrenamiento en ingeniería eléctrica. Los hermanos de la congregación no se dieron cuenta de que este C. C. Chen había sido influido por ideales comunistas y estaba siendo usado por los comunistas como espía en la congregación. Más tarde, en el juicio de los hermanos Jones y King, fue el principal testigo de la parte actora. Era obvio que por mucho tiempo había estado suministrando información a los comunistas.

Durante los primeros tres años, la obra, incluso el ministerio de casa en casa, continuó sin estorbo. Los hermanos efectuaban su ministerio muy en público, puesto que los comunistas estaban ocupados estableciendo sus propias empresas y administración. En 1950 once personas se bautizaron. En 1951, hubo 105 personas que asistieron al Memorial, y se obtuvo una licencia para importar literatura de Hong Kong de modo que los hermanos pudieran obtener todas las más recientes publicaciones en inglés.

Una pregunta que a menudo se hacía era ésta: “¿Podía ayudarse a aceptar la verdad a alguien de antecedentes chino y budista típicos y que no conociera nada de la Biblia?” La respuesta vino cuando Paul Lam, mientras efectuaba su trabajo seglar, le testificó a Helen Lau, la dueña de una tienda china de té herbario. El hermano Lam colocó en manos de ella el libro Salvación en chino y ofreció ayudarla a entender la Biblia. Aunque su inglés era muy limitado, ella asistió a las reuniones y tomó el libro en inglés “Sea Dios Veraz.” Comenzó a participar en el ministerio del campo, se bautizó y empezó a servir de precursora en 1954. Pronto interesó a sus dos hermanas menores, a quienes impresionó la amigabilidad y paciencia de los Testigos, y éstas también llegaron a ser siervos de Jehová. Sí, se probó que la verdad bíblica podía vencer las fuertes tradiciones chinas.

Otro estudio se comenzó con un joven que ‘deseaba aprender inglés,’ pero que aprendió mucho más que eso. Lam Yan Yue y algunos compañeros de escuela comenzaron a estudiar con el hermano Carnie. Los compañeros de escuela con el tiempo dejaron de estudiar, pero la amigabilidad y sinceridad de los misioneros impresionaron a Yan Yue. Él no temía “sufrir desprestigio” sino que, en vez de eso, apreciaba al misionero que, según dijo: “no temía corregir mis ideas equivocadas.” Con el tiempo fue bautizado y más tarde comenzó a servir de superintendente de congregación.

AUMENTANDO LAS DIFICULTADES EN EL CONTINENTE

A medida que la maquinaria comunista se fue haciendo más plenamente operativa, los obreros tuvieron que asistir a reuniones comunistas antes y después del trabajo. Cada callejuela tenía su “comité” y reuniones políticas e informaban a las autoridades de cualquier elemento “anticomunista.” El control comunista también se extendió a la religión. Todas las religiones habían de tener predicadores chinos, ser pagados por chinos y organizadas por chinos. Cualquiera que no estuviera en conformidad con esto tenía que registrarse. Por lo tanto, los testigos de Jehová tuvieron que registrarse.

En 1952 había veintidós publicadores y diecisiete eran bautizados. Ahora la vida se les iba haciendo más difícil a los hermanos locales. Se exigía que estudiaran los “pensamientos de Mao.” Durante las horas de trabajo y después de ellas descubrían que las puertas estaban cerradas con llave de modo que nadie pudiera salir. Tenían que escuchar las exposiciones explicativas del comunismo a veces por más de cuatro horas corridas. No es raro que encontraran muy refrescante el estar en el Salón del Reino. Como lo expresó un hermano: “El Saloncito del Reino en Shangai era como un oasis en medio de un desierto reseco de odiosa opresión política.” Fue debido al espíritu de Jehová y a que se alimentaban con regularidad de su Palabra que nuestros amados hermanos pudieron sobrevivir en el desierto espiritual de la China comunista. No se desanimaron, y se regocijaron al ver que ochenta y cinco personas asistieron al Memorial de 1953 y diez se bautizaron aquel año.

EL PRINCIPIO DEL FIN

Cierto día cuando el hermano King estaba predicando, un fanático vigilante de una callejuela creó una mala escena. Antes de darse cuenta de ello, el hermano King se vio ante una muchedumbre hostil. Un policía vino y le dijo firmemente al hermano King que él estaba equivocado porque estaba adoctrinando a la gente y perturbando la paz. Dos días más tarde los misioneros fueron llamados a la comisaría de policía. Las órdenes fueron claras: “No se ha de predicar fuera del Salón del Reino.” Solo se permitiría visitar a personas con quienes estuvieron conduciendo estudios bíblicos, y sus nombres tenían que ser suministrados a la policía. Sin embargo, no se perdió ni un estudio bíblico.

Ahora los hermanos pudieron ver que la obra tenía que efectuarse más cautelosamente. Los europeos se notaban dondequiera, de modo que se concordó en que los hermanos chinos efectuarían el ministerio del campo de casa en casa mientras los misioneros testificaban en las tiendas y a otras personas que encontraran en el camino.

A principios de 1954 murió Lew Ti Himm, uno de los misioneros. Había sido un trabajador celoso e incansable. Aquel mismo año, aunque el disciplinar a una pareja llevó a la pérdida de diez publicadores, todavía hubo un nuevo máximo de predicadores del Reino en marzo de 1955, y los hermanos dedicaron un promedio de 10,6 horas al ministerio. El punto principal del año fue la concurrencia de 175 personas al Memorial.

Para este tiempo el paso de la mayor parte del suministro de literatura había sido cerrado, aunque por algún tiempo continuaron llegando las revistas. Pero entonces se detuvieron en 1956. En realidad, no había una proscripción pública de las publicaciones. Sencillamente nunca llegaban aquí. El hermano King recuerda lo siguiente: “Ni un solo ejemplar pasaba. ¡Hay que admitir que hacían un trabajo concienzudo!” No obstante, una fiel hermana que vivía en Inglaterra dio ayuda por medio de escribir la esencia de los artículos de estudio de La Atalaya en cartas aéreas y enviarlas a Shangai.

A mediados de 1956 hubo de nuevo dificultades. Cinco publicadores fueron detenidos por la policía e interrogados por cinco horas. Nancy Yuen fue detenida por cuatro días. Esto fue una advertencia para que “mantengan su religión en el edificio de su propia iglesia.” Nuestros hermanos siguieron predicando, pero con gran cautela. Solo cuatro meses más tarde Nancy Yuen fue arrestada por segunda vez. Había ido a un estudio bíblico y nunca regresó a casa. La investigación que hicieron los misioneros en cuanto al bienestar de ella y dónde estaba fue firmemente rechazada con la expresión: “Esto es un asunto chino. Métanse en sus propios asuntos.” Desde aquel tiempo, la madre de ella atendió a sus hijitos. Pudo visitar a Nancy dos años más tarde en el centro de detención. Durante aquellos años Nancy había sido constantemente interrogada en un esfuerzo por hacer que acusara a sus hermanos, pero ella permaneció leal a Jehová y a sus hermanos. Finalmente fue sentenciada a aprisionamiento. En cierta ocasión el hermano Jones llegó a verla brevemente en el patio de la cárcel de Shangai donde más tarde estuvo como prisionero.

La Organización Internacional de Refugiados ahora terminó sus operaciones y los que estaban bajo su jurisdicción fueron establecidos de nuevo en otros países. Así, los hermanos Mobius, Guettler y Poethko tuvieron que salir de allí. Las firmas comerciales extranjeras cerraron y los Groezingers se fueron. Los hermanos Jones y King ahora tuvieron que hacer una considerable cantidad de trabajo para su propio sostén. Jehová bendijo sus esfuerzos, y se regocijaron al ver a 107 personas asistir al Memorial en 1958.

Después de la asamblea internacional de los testigos de Jehová en Nueva York en 1958, se hicieron arreglos para que el hermano Charles, el superintendente de sucursal en Hong Kong, regresara por barco por vía de Shangai y visitara a nuestros hermanos allí. (El hermano Jones había hecho solicitud antes por un visado de salida para salir de la China y asistir a la asamblea, pero le fue rehusado, y así se les dejó saber que no se les permitía salir del país.) Cuando el barco llegó al puerto no se le permitió a nadie desembarcar. Pero los hermanos Jones y King tomaron un viaje en transbordador río abajo en un esfuerzo por ver al hermano Charles. Llegaron a verlo brevemente y lo saludaron ondeando los brazos, y un mensaje pasó. El hermano King, con su voz fuerte y poderosa, gritó: “¡Sírvase decirle a mamá que todos estamos contentos y bien!” El hermano Charles respondió: “250.000 les envían su amor.” Se refería, por supuesto, a la cantidad de personas que asistió a la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” en la ciudad de Nueva York, del 27 de julio al 3 de agosto.

La excelente posición que adoptaron los testigos de Jehová encolerizó mucho a otros grupos religiosos que habían transigido vez tras vez. Ahora éstos ejercieron presión en la policía y se quejaron de que a los testigos de Jehová se les permitiera continuar sin intervención del Estado. Esto tuvo su efecto.

El 14 de octubre de 1958 los hermanos Jones y King se habían levantado a las 6:30 de la mañana, habían preparado su desayuno y estaban por sentarse a la mesa cuando el hermano King notó policías que entraban corriendo en la callejuela donde vivían. “¿A quién será que buscan ahora?” dijo. La respuesta vino con un violento toque a su propia puerta. Fueron arrestados como “reaccionarios” y el hogar fue examinado cuidadosamente. Cinco horas más tarde los llevaron a un centro de detención, donde continuaron bajo interrogación constante por dos años.

En su juicio en 1960, se leyeron nombres de hermanos y hermanas chinos y se declaró que éstos serían sometidos a juicio más tarde. El superintendente de congregación, el hermano Koo, y también el hermano Liu y Nancy Yuen estaban en la larga lista de nombres. Así, en octubre de 1958 la obra de los testigos de Jehová fue detenida a la fuerza en la China.

ORGANIZÁNDOSE PARA OBRA MÁS EFICAZ EN HONG KONG

Durante aquellos años continuaron los esfuerzos por predicar las buenas nuevas con mayor eficacia en Hong Kong. Los hermanos Knorr y Henschel visitaron a Hong Kong en abril de 1951. Hablando en el Teatro Star a un auditorio de 707 personas, el hermano Knorr pronunció el discurso ampliamente anunciado “Proclamad libertad por toda la tierra.” Esta visita fue un gran estímulo a los cinco misioneros y un preludio al establecimiento de una oficina sucursal el 1 de septiembre de 1951, con el hermano Carnie de superintendente de sucursal. En los años siguientes nueve nuevos misioneros fueron asignados a Hong Kong.

Aun así, entre los misioneros durante el principio de los años cincuenta nada se estuvo haciendo en cuanto a estudiar el lenguaje chino de manera organizada. La hermana Gannaway recuerda que cuando vino a Hong Kong en 1953 lo único que usaban los misioneros del lenguaje chino era: “¿Yau-mo yan sik-gong ying-mun?” que significa: “¿Hay alguien que hable inglés?” El hogar de la sucursal estaba demasiado lleno de personas, y hasta tarde en la noche se oía el ruido procedente de una casa de té que había debajo. Fue muy oportuna, pues, la visita del hermano Knorr en abril de 1956. Considerando prontamente la situación, dijo: “De ahora en adelante todas las reuniones se conducirán en chino y los misioneros aprenderán y usarán ese idioma.” Se abrió otro hogar misional, y el año siguiente La Atalaya y el libro “Sea Dios Veraz” salieron en chino.

El hermano Franz fue el orador principal en una asamblea que se celebró en enero de 1957 con el tranquilizante fondo de las arenas de la playa de Repulse Bay. Dio énfasis al trabajo de todo corazón y la lealtad a la organización visible de Jehová. Cuando tomó tiempo para hablar a grupos de hermanos locales, estos quedaron profundamente impresionados. El hermano Franz también se reunió con los diecinueve misioneros y precursores especiales y consideró sus problemas y dio excelente exhortación hacia observar fidelidad. Para diciembre de 1958, los primeros tres precursores de Hong Kong que asistieron a Galaad se habían graduado y habían regresado, y Kenneth Gannaway, que había estado sirviendo en las Islas de Sotavento, en las Antillas, se unió al grupo misional, de modo que hubo un total de trece misioneros en dos hogares.

MACAO OYE LAS BUENAS NUEVAS

A sesenta y cinco kilómetros cruzando el estuario del río Pearl desde Hong Kong está la colonia portuguesa de Macao. Es el más antiguo establecimiento occidental en la costa de la China, y consiste en una faja estrecha de terreno de casi 10 kilómetros de largo por aproximadamente dos kilómetros de ancho y dos islitas. La ciudad misma le recuerda a uno el viejo Portugal, pero predomina el modo de vida oriental. El portugués es el idioma oficial, pero la mayoría de las personas son chinas y hablan cantonés.

Dos precursores especiales fueron enviados a Macao en febrero de 1943. Uno de ellos, Daniel Ng, tuvo una excelente conversación con un chino de veintiún años de edad llamado John Chu que acababa de llegar de Indonesia. Se empezó un estudio bíblico y toda la familia, incluso la madre y el padre, participó en él. Pronto John estaba participando en la predicación, pero, desgraciadamente, a los dos precursores especiales se les hizo necesario partir hacia el fin del año. No obstante, John estuvo solo únicamente tres meses, y durante este tiempo el superintendente de circuito, el hermano Thorn, lo visitó por cinco días y le dio mucha ayuda necesaria. Su seriedad y celo eran sorprendentes. El día que el hermano Thorn partió, John vino a su hotel a las 6:30 de la mañana para aprender más acerca de cómo debería efectuar el trabajo.

Mary Chan y Lee King Foon, dos precursoras especiales de experiencia, llegaron en junio de 1964. La actividad organizada de éstas produjo buenos resultados, y para 1965 había tres publicadores participando en el ministerio del campo y treinta y una personas asistieron al Memorial. Esta excelente actividad no quedó sin ser notada por la Iglesia Católica, y pronto la policía secreta estuvo vigilando. Cierto domingo por la tarde mientras se celebraba el estudio de La Atalaya en el hogar de John, la policía secreta irrumpió en aquel lugar, confiscó toda la literatura y las Biblias y ordenó a todos los que estaban allí que marcharan a la comisaría de policía. El día siguiente a las dos precursoras especiales se les ordenó que volvieran a Hong Kong. Aunque algunos, por temor, dejaron de asociarse, los demás de este grupo fueron fortalecidos por la experiencia y han continuado dando el testimonio cautelosamente.

En los últimos años un fuerte bando comunista ha adquirido prominencia y ha hecho sentir su presencia en Macao. Han resultado ser tan fanáticos y tan difíciles de tratar como el bando católico romano. Mientras estos dos bandos se han vigilado el uno al otro y han competido por el poder, los testigos de Jehová han seguido dando sin alboroto el testimonio acerca del reino de Dios. Un precursor especial de Hong Kong recientemente regresó después de pasar cuatro años trabajando con el grupito. Ahora hay seis publicadores que participan en la obra del Señor y su celo se ha demostrado por el hecho de que en el año de servicio de 1973 dedicaron un promedio de 12,3 horas al ministerio del campo y veinte personas asistieron al Memorial. Ciertamente nos alegra el corazón saber que dos de estos publicadores sirvieron de precursores regulares durante el año de servicio de 1973 y servirán de precursores especiales este año venidero. El hermano John Chu continúa dando guía madura en esta pequeña congregación del pueblo de Jehová.

GOZOS, CRECIMIENTO Y PRUEBAS

En Hong Kong, la mayoría de los que se interesan en la verdad son personas jóvenes. Parece que las generaciones de más edad están firmemente establecidas en sus caminos y no quieren cambiar por temor de que al morir les vaya mal si han abandonado las tradiciones chinas. Cierta joven, May Yu, empezó a asistir a las reuniones a la edad de trece cuando se conducían en inglés. Aunque no sabía inglés, disfrutaba de la genuina amigabilidad y el amor que se mostraba en ellas. No hay que decir que se regocijó mucho cuando las reuniones fueron cambiadas al idioma chino. La experiencia de esta joven en la escuela recalca bien la cantidad de presión que se impone a los estudiantes en Hong Kong y que hace que muchos nuevos se aparten de la verdad durante los años escolares.

Este es el comentario de la hermana May Yu: “Durante 1961, yo estaba ocupada preparándome para el año final en la escuela, el año en que todo el mundo está bajo tensión preparándose para los exámenes finales. La presión y la cantidad aumentada de tarea escolares para prepararlas en casa hacían que las veinticuatro horas del día no fueran suficiente tiempo para cumplir con lo que se exigía. Constantemente se nos hablaba de más educación, universidad, empleos con mejor pago, la reputación de los padres y del maestro. Pensé que esto podría amenazar mi espiritualidad. Sin embargo, el intercambio de estímulo, el consejo de hacer del ministerio la vocación de mi vida, y el estudio personal me ayudaron a salir victoriosa de la presión de esta sociedad materialista.” La hermana Yu ayudó a una compañera de escuela a adquirir conocimiento de la verdad, y más tarde esta compañera de escuela sirvió de precursora especial por varios años. En noviembre de 1962 la hermana Yu se hizo precursora especial y continúa en el servicio de tiempo cabal hoy en Betel como traductora.

Con la Asamblea Internacional “Buenas Nuevas Eternas,” celebrada en el Ayuntamiento, el 13-18 de agosto de 1963, vino un estímulo. Los 222 publicadores, precursores y misioneros de Hong Kong trabajaron incansablemente en preparación para esto y no quedaron desilusionados. La visita de casi 500 compañeros cristianos hizo mucho en cuanto a profundizar el aprecio de los hermanos locales que nunca habían visitado otros países. Pudieron ver directamente el amor y la unidad que desplegaban sus hermanos del extranjero, y esto les dio una vista mucho más amplia de la maravillosa organización de Jehová. Con celo renovado volvieron al campo, y al siguiente Memorial hubo una concurrencia de 459 personas.

En el mes de abril de 1964 hubo un suceso triste para los hermanos de Hong Kong cuando uno de los primeros misioneros, “Bill” Carnie, murió. Había servido de superintendente de sucursal por unos doce años en total. El hermano Carnie amaba a la gente y mostraba los frutos del espíritu dondequiera que trabajaba. Todavía lo recuerdan con afecto todos los que lo conocieron.

Nuestros hermanos de Hong Kong siempre han mostrado interés amoroso en sus hermanos aprisionados detrás de la Cortina de Bambú. Diariamente recuerdan a estos hermanos en sus oraciones. ¡Qué gozo expresaron cuando Harold King fue puesto en libertad de la China en 1963! Aquí estaba uno de sus hermanos que había pasado cuatro años y medio en prisión y sin embargo todavía estaba fuerte en la fe. También supieron de él acerca de la fe de sus hermanos chinos que todavía estaban en prisión. Entonces, en 1965, Stanley Jones fue puesto en libertad después de siete años de aprisionamiento y él tuvo más buenas nuevas para ellos acerca de la fidelidad de sus hermanos en la China. Mientras que en la China todo era deslustrado y austero, Hong Kong estaba alegre con gran prosperidad material. El hermano Jones observó esto y los hermanos apreciaron su oportuno consejo acerca de no caer en el lazo del materialismo y perder la vida eterna.

En 1966, Hong Kong agradecidamente recibió otro grupo de siete misioneros procedentes de la clase cuarenta y uno de Galaad. Esto permitió abrir otro hogar misional en Kowloon en un territorio que casi había estado sin tocar anteriormente, la zona industrial llamada Kwun Tong. En toda esta zona no había publicadores, y la población entonces era de alrededor de 225.000 personas, de modo que los misioneros fueron recibidos con agradecimiento. Diferente de lo que sucedió en el caso de los primeros misioneros, estos nuevos misioneros comenzaron su curso de idioma de dos meses por arreglo de la Sociedad bajo un instructor nombrado. Por eso, en relativamente corto tiempo tuvieron un buen fundamento del dialecto cantonés que les permitía trabajar.

Temprano en 1967, los misioneros comenzaron a notar un cambio de actitud en la gente en general. Algo estaba desarrollándose. En 1966 había habido alborotos relativamente menores debido a un aumento de 5 centavos en el pasaje de los transbordadores. ¿Se estaba desarrollando algo por el estilo de aquello? En un informe mensual a la Sociedad, el superintendente de sucursal, el hermano Gannaway, hizo notar lo siguiente: “Parece que los comunistas aquí se sienten más confiados debido a la victoria en Macao. Ahora notamos como nunca antes una actitud de antagonismo a la religión. . . . Es patente que aquí pudiera suceder algo muy rápidamente.”

Poco después de esto, estallaron alborotos por toda Hong Kong. Las fuerzas comunistas estaban tratando de obtener ventaja sobre el gobierno y hacer que la gente los apoyara por miedo. Por cierto tiempo se pusieron a plantar bombas en cualquier lugar, hasta frente al edificio donde estábamos celebrando una asamblea de distrito. Muchas personas fueron heridas por estas bombas. Niños que sin saberlo jugaban con ellas resultaron muertos y perdieron extremidades. Las bombas hicieron que los residentes locales se volvieran contra el movimiento comunista y eso evitó que se apoderaran del lugar.

No obstante, el temor había entrado en el corazón de muchos. Centenares de personas sacaron pasajes en barcos y aviones que salían debido a que se esperaba un éxodo en masa. Antes que los alborotos comenzaran, la Sociedad había estado estimulando a asistir a las reuniones y al estudio personal, porque esto era un punto débil notable. Los que no tomaron en serio este consejo salieron perdiendo. Así, de un máximo de 261 en 1967, el número de publicadores bajó a un promedio de 218 en 1968.

¡Qué bueno fue que el hermano Knorr visitara a Hong Kong, en mayo de 1968, y hablara sobre el tema “No debes olvidarte”! Los hermanos prestaron cuidadosa atención y al hermano Knorr le impresionó el hecho de que “cada vez que citaba un texto bíblico, toda cabeza del auditorio se inclinaba mientras diligentemente buscaban el texto.” Esta visita era precisamente lo que se necesitaba y llenó a los hermanos de confianza y determinación de apegarse a la obra y servir a Jehová con corazón fuerte. La obra siguió adelante de nuevo y, por primera vez en catorce años, los publicadores de congregación tuvieron un promedio de más de diez horas, y 558 personas asistieron al Memorial de 1968.

Entre los concurrentes al discurso del hermano Knorr estaba una persona que había mostrado interés, la Sra. Fok, quien se emocionó por lo que oyó y vio. Su experiencia muestra que si uno verdaderamente busca la verdad, la halla. “Cuando tenía once años de edad, mi padre fue muerto en Cantón,” dice ella. “En los años después de esto vi mucha matanza y odio. Esto me puso a pensar seriamente en cuanto a la vida. Decidí huir de la China, y después de mucha dificultad me ayudaron a pasar clandestinamente a Hong Kong. Pensé que hallaría una mejor vida en Hong Kong, pero quedé desilusionada. Todo lo que vi era competencia, engaño y crueldad, y esto hizo que me preguntara el significado de la vida. Veía la armonía en la naturaleza, y sin embargo la vida del hombre era precisamente lo opuesto a aquello. De modo que quise respuestas y hallar la verdad, si existía.” Empezó a estudiar libros de filosofía, que no satisficieron su anhelo.

Entonces los testigos de Jehová la visitaron. Al principio, no fue tanto la verdad lo que la atrajo como el amor y el interés genuino que mostraban a la gente los Testigos. Cuando fue a escuchar el discurso del hermano Knorr, dijo: “Me sorprendí al ver que todos los Testigos desplegaban amigabilidad afectuosa y amor unos para con otros. Estaban llenos de gozo y fe. De modo que pensé que tenían que tener algo precioso que otros no tienen.” Esto hizo que ella estudiara más diligentemente y pronto quedó convencida de que ésta era la verdad que había buscado por tanto tiempo. Ahora se siente “muy endeudada con Jehová porque él envió a alguien a predicar” para beneficio de ella. Ahora es una celosa publicadora bautizada que sirve de precursora temporera en toda ocasión posible. Ha hecho esto aunque tiene una familia grande y un esposo que se opone a la verdad. Su hermano más joven recientemente escapó de la China y ella tiene muchas esperanzas de ayudarlo a aceptar la verdad. No obstante, como sucede por lo general con los refugiados, el hermano es un firme ateo y no muestra interés. Pero la hermana Fok no se ha dado por vencida.

La organización de Jehová ha provisto con abundancia lo necesario para su pueblo aquí. Además de dos números de La Atalaya en chino cada mes, hemos tenido la edición mensual de ¡Despertad! en chino desde 1962. ¡Despertad! ha sido bien recibida ha desempeñado un gran papel en ablandar el territorio para un testimonio mayor. Cinco de los últimos libros encuadernados de la Sociedad y seis folletos también están disponibles en chino. Ante tan excelente conjunto de ayudas para el estudio de la Biblia, un prominente misionero luterano hizo el comentario de que, de todas las religiones, los testigos de Jehová tienen el mejor conjunto de publicaciones en chino.

Nunca ha habido nada que haya tenido tan fuerte impacto en los hermanos en el campo como el libro La verdad que lleva a vida eterna. Cuando llegó el primer envío en 1969, había alguna duda en cuanto a que la gente local pudiera aprender la verdad y actuar en armonía con ésta en solo seis meses. Pero la información concisa, clara y directa no solo ayudó a los publicadores tremendamente, sino que también resultó en un grupo sólido y leal de nuevos alabadores de Jehová.

Debe mencionarse que la oficina sucursal de la Sociedad ha sido mudada a una mejor ubicación, al 312 de Prince Edward Road, Segundo Piso, Kowloon. Al principio la Sociedad tenía un solo apartamiento, pero, cuando se hizo disponible, también compró el apartamiento contiguo, lo cual suministró más espacio para almacenamiento y para más misioneros.

La Asamblea “Paz en la Tierra” de 1969 también será recordada por mucho tiempo en los corazones de los hermanos de Hong Kong. Los visitantes de unos trece países, la información presentada en el programa, los dramas, y el que hubiera allí tres miembros del Cuerpo Gobernante, los hermanos Knorr, Franz y Suiter, dieron a los hermanos de aquí otro estimulante empuje. Los misioneros, también, dieron gracias a Jehová y a su organización por la bondad que se les mostró al ayudarles a regresar a sus países de origen para asistir a una asamblea y visitar a sus familias. Regresaron con celo renovado para efectuar sus asignaciones aquí.

En 1970 la Sociedad asignó a nueve celosas hermanas jóvenes de las filas de los precursores especiales de las Filipinas para que sirvieran de misioneras en Hong Kong. Se enfrentaron al idioma como a cualquier otro dialecto de las Filipinas, y con esta actitud positiva han tenido excepcionalmente buen éxito. Pero han aprendido que se necesita aguante y paciencia antes que vean a los nuevos llegar a la dedicación y bautizarse. Así aprecian el ejemplo de misioneros como Beth Gannaway y Elizabeth Jarvis, que han estado sirviendo pacientemente en esta asignación por veinte y dieciséis años respectivamente.

Otra nota animadora es que aunque algunas personas han tenido que dejar el servicio misional debido a salud, familia u otras razones, la mayoría han permanecido en Hong Kong y continúan sirviendo como fieles publicadores del Reino. Todavía consideran a Hong Kong su asignación, y los hermanos locales los aman por esto.

Debe recordarse que casi nadie entra en la verdad aquí sin una verdadera lucha. Una reciente experiencia típica que aconteció en Kwun Tong ilustrará esto. Fu-lone Liang estudió con un muchacho católico. Después de muchas “batallas” en cuanto a doctrinas él vio que ésta era la verdad y decidió hacer algo. Debido a que sus padres vieron que el que él usara el tiempo para las reuniones y el servicio del campo interferiría con su adquisición de dinero, comenzaron toda clase de persecución. Él temía regresar a casa después de la reunión. La gritería, las maldiciones y el hostigamiento por ambos padres continuaban hasta temprano en la mañana. A sus hermanos y hermanas más jóvenes se les prohibió hablar con él. Su padre a veces lo detuvo físicamente de ir a las reuniones y hasta corrió tras él con un cuchillo de cortar carne. La madre fue al Salón del Reino varias veces e hizo una escena. Cierto domingo por la mañana lo despertó el sonido de vidrio que se rompía. Al investigar qué era, vio a su madre rompiendo botellas. ¿Por qué? “¡Voy a ir a ese Salón del Reino y sacarles los ojos a todos esos misioneros!” Esta oposición siguió sin tregua por meses hasta que a él se le hizo demasiado peligroso permanecer en su hogar. Una vez preguntó a sus padres: “¿Por qué se preocupan tanto por el dinero? ¿No me criaron por amor?” La respuesta de ellos fue: “¡No, por dinero!” Aun después de haber dejado él su hogar y haberse ido a vivir con un hermano, la madre todavía vino al Salón del Reino y trató de golpear al hermano Liang, y escupió en el rostro de su hijo hasta que no pudo escupir más. Entonces se fue gritando lo que pensaba a cualquier transeúnte que quisiera escuchar. Desde entonces el muchacho se ha bautizado. Da más de dos terceras partes de su salario a sus padres y escasamente se las arregla financieramente en un esfuerzo por evitar que hablen abusivamente de la verdad. No obstante, cuando ellos pueden, todavía lo molestan. ¡Qué bueno es verlo mantenerse firmemente a favor de la verdad y continuar su progreso!

Durante los pasados veintitrés años, el registro muestra que 427 personas se han bautizado en Hong Kong y 135 en la China. Muchos no han continuado activos y han sido apartados. Otros han partido hacia otros países y están trabajando bien entre los chinos en otros lugares. De modo que la historia de los testigos de Jehová en Hong Kong muestra que los misioneros y los hermanos locales han efectuado mucho trabajo arduo. El resultado está bien resumido en el comentario de una hermana local: “Al mirar al pasado a los años de trabajo, aprecio la parte importante que han desempeñado los misioneros que la Sociedad ha enviado aquí. Puedo decir que el interés amoroso de ellos en nuestro bienestar espiritual nos movió a entender nuestra relación con Jehová. Aun ahora los misioneros están contribuyendo mucho al fortalecimiento de los publicadores. Su amigabilidad, sus rostros sonrientes y el hecho de que puedan adaptarse a las normas de vida de Hong Kong son una fuente de estímulo. No hay brecha entre los misioneros y los publicadores.”

El año de servicio de 1973 tuvo buen principio con el nombramiento de ancianos para atender las necesidades espirituales de las congregaciones. Las ocho congregaciones fueron reducidas a seis para que esta ayuda madura no perdiera eficacia por estar muy dispersa. La respuesta de los hermanos estuvo por encima de todo lo que se esperaba. Era precisamente lo que se necesitaba. Ahora los hermanos comenzaron a mostrar como nunca antes celo por el ministerio. En diciembre de 1972 los publicadores tuvieron un promedio de 17,3 horas. El suministro de revistas súbitamente se hizo inadecuado y los publicadores tuvieron que hacer un cambio y ofrecer dos folletos el Día de Revistas. El suministro normal de dos años de folletos que tenía la sucursal salió en solo tres meses. Más publicadores comenzaron a participar en la obra de precursor temporero cada mes, y en enero de 1973 se alcanzó un nuevo máximo de 270 publicadores.

Durante abril de 1973 la obra continuó su marcha adelante. Hubo cincuenta y nueve publicadores que se hicieron precursores temporeros. Hubo seis precursores regulares y veintiocho precursores especiales y misioneros, para un total de noventa y tres personas en el ministerio de precursor. Sí, ¡uno de cada tres de nuestro total de publicadores fue precursor en abril! Entonces vino una nueva concurrencia máxima para el Memorial, un total de 705 personas.

En una asamblea de circuito en abril se anunció que la Asamblea Internacional “Victoria Divina,” fijada para el 8-12 de agosto de 1973, se celebraría en el Grantham College of Education en Kowloon. El celo de los hermanos en el ministerio aumentó. Había gran entusiasmo a medida que se acercaba la asamblea. Los Salones del Reino estaban llenos con una concurrencia de un 130 por ciento en el estudio de La Atalaya y 120 por ciento a la reunión de servicio y la escuela del ministerio. Los hermanos se movían con lentitud después de las reuniones; la mayoría de ellos permanecían en el lugar y conversaban y disfrutaban del compañerismo cristiano. Un excelente espíritu afectuoso se extendía por toda la organización.

La Asamblea Internacional “Victoria Divina” vino demasiado rápidamente. Por cinco días los hermanos disfrutaron de un rico banquete espiritual. Disfrutaron de afectuoso compañerismo cristiano con más de 300 hermanos de otros países. Pero lo que más apreciaron nuestros hermanos fue la presencia de cinco miembros del cuerpo del Cuerpo Gobernante. El conocer a estos hermanos en persona, oír sus excelentes discursos y ver su excelente ejemplo de humildad han estrechado más a nuestros hermanos de Hong Kong con Jehová y su organización.

Quizás el resultado del pasado año de servicio y la actitud actual de los hermanos en Hong Kong se pueda captar de los comentarios que hizo el superintendente de sucursal, el hermano Gannaway, en sus declaraciones de conclusión a la asamblea. “Este ha sido el más emocionante año de dar el testimonio a la gente de Hong Kong,” dijo. Entonces pasó a contar a su auditorio que en julio se había alcanzado otro máximo de 271 publicadores y 35 personas se habían bautizado para el año de servicio. Pero lo más animador fue el hecho de que la mitad de los publicadores habían participado en el servicio de precursor temporero durante el año. ¡Los hermanos se regocijaron al oír que al fin de julio ya había nuevos máximos en todos los rasgos del ministerio del campo y todavía no se había contado el informe de agosto!

Los testigos de Jehová están muy animados y muy activos en este campo difícil. Están esforzándose por dar el testimonio y hacer discípulos. Pueden ver que Jehová está apresurando la obra y confían en que abrirá el corazón de muchas más personas de cualidades de oveja para que aprendan la verdad. Hay una excelente posibilidad de alcanzar más aumento entre los muchos nuevos que se asocian ahora con nosotros. En cuanto a nuestros amados hermanos que están detrás de la “Cortina de Bambú,” podemos recordarlos en nuestras oraciones delante de Jehová. A veces nos vienen informes que nos dejan saber que están manteniendo su integridad en ese país. En cuanto a si se dará más testimonio en la China o no antes que estalle la “tribulación grande,” eso hay que dejarlo en las manos de nuestro Dios amoroso, Jehová.