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República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 1)

República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 1)

República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 1)

Venga con nosotros a un país de intrigantes contrastes... ciudades agitadas y lugares remotos en la maleza, moradas modernas y humildes chozas africanas. Camine entre gente de muchas razas. Escuche y oirá a millones de personas hablar inglés o afrikaans (derivado del holandés antiguo). Otros de los 26.000.000 de habitantes de esta tierra hablan lenguas como xhosa y zulú.

Esta es la República Sudafricana o República de Sudáfrica. Abarca aproximadamente 1.222.000 kilómetros cuadrados y es hogar de gente interesante y a menudo amable. Entre estas personas hay muchas que anhelan cosas buenas de clase espiritual, y sus deseos están siendo satisfechos con la verdad bíblica que proclaman los testigos cristianos de Jehová.

Primero, un poco de historia: Durante los siglos dieciocho y diecinueve, el África austral fue escena de mucho guerrear. A medida que la “oleada” de población negra se movió hacia el sur desde el África central y la “oleada” blanca se extendió hacia el norte desde El Cabo, chocaron en fieras y cruentas guerras. La peor fue la guerra de 1899 a 1902 entre los ingleses y los bóers, los agricultores holandeses. Como resultado de ésta, las cuatro colonias de Natal, el Estado Libre de Orange, el Transvaal y El Cabo llegaron a estar bajo dominio inglés. En 1910 llegaron a ser una sola nación. Medio siglo después, en 1961, el país se convirtió en la República Sudafricana. Esto fue por un voto de mayoría de los blancos. Los negros no tienen voto excepto en algunas de sus “tierras nativas,” grandes territorios apartados para cada tribu africana.

UN VIAJE BREVE

Ahora, pues, hagamos un rápido viaje a través del África austral, o Sudáfrica. Comenzamos en Ciudad del Cabo, cerca del extremo meridional del continente. El Cabo o Ciudad del Cabo es la capital legislativa, la ciudad más antigua del país. A más de 800 kilómetros al nordeste está Bloemfontein, la capital del Estado Libre de Orange, y a esta ciudad se le considera la capital judicial del país. Pretoria, más al nordeste todavía, es la capital del Transvaal y es la capital administrativa de la república.

El principal rasgo topográfico de Sudáfrica es la meseta interior. Desde un llano costanero al este la tierra se levanta agudamente hasta formar macizos montañosos, cuya altura varía desde más de 1.500 metros hasta más de 3.300. La meseta va bajando gradualmente hacia el oeste. Hubo un tiempo en que la mayor parte de ésta era tierra de hierba ondulante que rebosaba de grandes hatos de cervicabras, cebras, gacelas y otras hermosas criaturas. Hoy gran parte del interior del país es tierra de cultivo, y la mayoría de los animales silvestres se encuentran solo en terrenos reservados para animales de caza, como el mundialmente famoso Parque Nacional Kruger. Pero hacia el norte, en la sección interior, la tierra es más seca y se convierte en el desierto de Kalaharí. Al nordeste se encuentra la bushveld (pronunciado “bush-felt”), con su abundancia de arbustos.

Kimberley, en el Estado Libre de Orange, es de fama mundial como centro de minería de diamantes. En el Transvaal se encuentra Johannesburgo, la más grande ciudad del país y conocida como la “reina” del “Filón,” una serie de pueblos mineros e industriales. El Filón llegó a existir debido al descubrimiento de oro en aquella zona allá en 1886. A poco más de 480 kilómetros aéreos al sudeste de Johannesburgo se encuentra Durban, en las orillas del océano Índico, y aquí uno ve a muchas mujeres de la India en sus coloridos saris.

En la República Sudafricana viven doce millones y medio de africanos que pertenecen a por lo menos nueve tribus. Las tribus mayores —los pueblos xhosa y zulú— tienen una población de más de tres millones cada una. Después vienen los basutos, entonces los tswanas, tsongas, swazis, ndebeles, vendas y otros. Poco más de la mitad de la población africana vive en las “tierras nativas” africanas, los grandes territorios que se han designado para cada tribu africana individual. Por lo general el modo de vida en estas “tierras nativas” y en las reservas es bastante primitivo y la mayoría de la gente vive en chozas que tienen paredes hechas principalmente de lodo, y techos cubiertos de hierba. Lo demás de la población africana vive en municipios africanos, como Soweto con sus pequeños hogares de concreto y ladrillo construidos por la municipalidad. Estos están a unos cuantos kilómetros fuera de las ciudades y pueblos europeos. La norma gubernamental es que cada grupo racial se desarrolle por separado e independiente. La República Sudafricana ha recibido mucha crítica por su norma de “apartheid,” o segregación.

Aparte de las principales sectas de la cristiandad, los africanos tienen sus propias religiones. Entre ellos no están representadas solamente las principales fes de la cristiandad, sino que también muchos predicadores africanos han comenzado sus propias pequeñas sectas. Por consiguiente, la República Sudafricana tiene el mayor número de sectas del mundo... ¡por lo menos 2.000! Aparte de que afirman que se adhieren a una de las iglesias de la cristiandad, la mayoría de los africanos todavía participan en alguna forma de adoración de los antepasados y viven en temor de los muertos. Esto no es solo cierto en las “tierras nativas.” Muchos africanos modernos, aunque manejan un automóvil de último modelo, a veces sacrifican una cabra para apaciguar a los espíritus de sus antepasados muertos.

VOLVIENDO AL PRINCIPIO DEL SIGLO

Al principio del siglo, la población de Sudáfrica era menor, se iba a paso más lento, y la vida era más sencilla. El país empezaba a recobrarse de la guerra entre los ingleses y los bóers cuando el tiempo resultó apropiado para que las buenas nuevas llegaran a este fascinante campo.

En el año 1902 cierto clérigo de la Iglesia Reformada de Holanda fue enviado desde Holanda a una asignación en Klerksdorp, un pueblo del Transvaal. Trajo consigo una caja grande de literatura religiosa de segunda mano, incluso Estudios de las Escrituras, un ejemplar de la Torre del Vigía de Sión y el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca del infierno? Frans Ebersohn y Stoffel Fourie conocieron a este clérigo en Klerksdorp. Se les permitió examinar su biblioteca y encontraron de gran interés estas publicaciones, y se les permitió llevárselas de la colección. Estos hombres quedaron tan profundamente impresionados por las verdades que estas publicaciones contenían que decidieron formar una nueva congregación. La llamaron “Volheid van Christus” (Plenitud de Cristo). Esta fue la primerísima posición establecida del mensaje del Reino en Sudáfrica.

Estos dos hombres empezaron a celebrar reuniones y a trabajar de casa en casa para esparcir las buenas nuevas. En 1903 Frans Ebersohn le escribió al primer presidente de la sociedad Watch Tower Bible and Tract, C. T. Russell, y pidió que se enviara a Sudáfrica un “peregrino,” o representante especial de la Sociedad. El hermano Russell respondió que en aquel tiempo las circunstancias no permitían esto, pero que tan pronto como fuera posible se harían arreglos para ello.

En 1906 dos hermanas que emigraron de Glasgow, Escocia, y vinieron a Durban mostraron mucho entusiasmo en cuanto a esparcir las buenas nuevas. Dentro de poco tiempo, otras personas se interesaron en la verdad en aquella ciudad, y, para el fin de 1906, había cuarenta suscriptores a La Torre del Vigía de Sión en Sudáfrica.

En 1907 cierto “reverendo” Joseph Booth apareció en el escenario del drama del Reino en el África austral. Este hombre, que nació en Inglaterra, se mudó a Nueva Zelanda a la edad de veintinueve años para criar ovejas y más tarde emprendió un negocio en Australia. Se unió a los bautistas y después de algún tiempo sintió una llamada a hacerse misionero en África y por eso llegó a Niasalandia (ahora Malawi) en 1892 como misionero independiente. Booth llegó a estar encendido con la idea de igualdad para los africanos y “África para los africanos.” Estableció varias “misiones industriales.”

Para el año 1900 Booth había roto con la mayoría de sus misiones y había hecho unos cuantos viajes a los Estados Unidos, donde se convirtió a la fe de los bautistas del séptimo día. Poco después de eso regresó a Niasalandia para establecer una misión para aquella organización sabataria. Poco tiempo después se encontró en dificultades con los bautistas del séptimo día. Entonces se adhirió a los adventistas del séptimo día y estableció una misión para ellos. También perdió el favor de las autoridades gubernamentales, puesto que a éstas no les gustaban del todo sus proyectos de cambio social para África. Parece que en 1906 Booth empezó a interesarse en las Iglesias de Cristo y, aunque fue rechazado por las Iglesias de Cristo británicas, halló alguna respuesta en la sucursal de Ciudad del Cabo de las Iglesias de Cristo sudafricanas. Booth desempeñó una parte en ayudarles a establecer una misión en Niasalandia. Según la publicación Independent Africa, Booth se transportaba de confesión religiosa a confesión religiosa como un “viajero que pidiera transportación a todo vehículo que pasara.”

Para el fin de 1906, Booth, ahora en Escocia, leyó algunos de los libros del hermano Russell. Pronto partió para los Estados Unidos. Booth hizo arreglos para entrevistarse con el hermano Russell y esta entrevista resultó ser una conversación muy interesante y crítica. El hermano Russell sabía muy poco acerca de los antecedentes de Booth y de su objetivo principal de devolver el África a los africanos. No podía haber sabido que Booth ya era visto como persona indeseable por funcionarios y blancos en Niasalandia y que ya había usado a varias organizaciones religiosas para apoyar sus propios proyectos. Además, el hermano Russell estaba muy deseoso de hallar a alguien que abriera un amplio nuevo campo. Por eso, la Sociedad, por cierto tiempo, pagó los gastos de Booth como su misionero a los pueblos con los cuales él estaba familiarizado.

Poco se daba cuenta el hermano Russell de que esto resultaría en muchas dificultades y en causar mucho oprobio al nombre de la Sociedad. De todos modos, temprano en 1907 Joseph Booth estaba de regreso en África y comenzó operaciones en Ciudad del Cabo y en otras partes del país. Por ser persona non grata en Niasalandia, parece que Booth no regresó a aquel lugar por un tiempo bastante largo, aunque por cartas y mensajeros personales se mantuvo en estrecho contacto con el campo de Niasalandia y tuvo efecto profundo en él.

En el número del 1 de junio de 1908 de Zion’s Watch Tower, una carta firmada por L. de Beer y escrita al hermano Russell arrojó alguna luz sobre lo que estaba desarrollándose. Dice, en parte: “Estoy profundamente interesado en sus seis libros, y tengo dos hermanos que tienen el mismo interés; uno es clérigo de la Iglesia de Holanda; no solo lector, sino pensador. Es emérito; reside en Pretoria, Transvaal, y publica un periódico de la Iglesia de Holanda, además de predicar cuando se le solicita. . . .

“Además hay un amigo mutuo del hermano Booth y mío, el Revdo. J. H. Orr, ministro de la Iglesia Congregacional Independiente, Wynberg (uno de nuestros suburbios), que ya está predicando algunas de las nuevas verdades que contienen sus libros.

“Como habrá oído, una muy excelente pequeña compañía, de la cual yo era uno, todos interesados en el mensaje del Milenio, nos congregamos en la Iglesia del hermano Orr para celebrar la Pascua... cinco europeos, 29 nativos, conducida en tres idiomas. Fue una hora importante e impresionante, y una nueva era en nuestra vida.”

Hay más noticias de la obra en Sudáfrica en The Watch Tower del 15 de enero de 1909. Dice el informe: “Hay tres hermanos negros predicando la Verdad a los nativos. Uno de éstos ha viajado unos tres mil doscientos kilómetros al norte a región nativa para llevar allá el mensaje. Este hermano, aunque es joven, habla varios idiomas nativos, y escribe el inglés con buena afluencia. El informe más reciente de él es muy estimulador. Parece que los nativos tienen los oídos abiertos para recibir las Buenas Noticias de Gran Gozo, el mensaje de Restitución.”

El joven africano del cual se mencionó que viajaba 3.200 kilómetros hacia el norte a su región nativa era Elliot Kamwana. Kamwana era de la tribu de los tongas y había sido educado por la Misión de Livingstonia (presbiteriana escocesa) de Bandawe en las playas occidentales del lago Nyassa. Sin embargo, él había conocido a Booth en Blantyre, Niasalandia, en 1900, y dos años más tarde había sido bautizado en una de las misiones del séptimo día que Booth había establecido. Él había bajado a Sudáfrica más tarde, trabajado en las minas por un tiempo y entonces se había encontrado con Booth de nuevo en El Cabo. Parece que Kamwana permaneció con Booth varios meses mientras obtenía algunas instrucciones, y entonces volvió a su país nativo, Niasalandia. En The Watch Tower del 1 de julio de 1909, Booth describe la distribución de tratados en Johannesburgo y Pretoria entre los africanos y entonces dice:

“Están rebosantes de gozo porque se les haya traído el mismo mensaje que han oído que estaba proclamando allá arriba en su país nativo, Niasalandia, el hermano Elliott Kamwana.

“Uno que ha estado aquí solo tres meses dice que vio a Elliott bautizar a 300 personas en un solo día; otro avisa que en un solo lugar hay 700 adherentes. Y se me informa además que hay alrededor de 3.000 personas en ese país en unos 30 lugares diferentes que han aceptado el Plan Divino en preferencia al presbiterianismo y la Iglesia de Inglaterra. El hermano Elliott mismo informa que hay unas 9.000 personas que tienen algún interés, aunque no todas al grado mencionado arriba.”

Hacia el fin de este informe, el hermano Russell incluyó unas noticias que se acababan de recibir acerca del arresto de Elliott Kamwana por instigación de los Misioneros Calvinistas Escoceses de Bandawe, lago Nyassa. El hermano Russell concluye el informe con la breve declaración: “El hermano Kamwana bautizó a 9.126 personas el año pasado.”

No se da ningún comentario en cuanto a esta fantástica cifra. ¡En aquel tiempo había mucho menos de esa cantidad de bautizados en todos los Estados Unidos! Pero, ¿cómo logró aquello Kamwana? ¿Qué métodos usó?

COMIENZAN LOS “MOVIMIENTOS WATCHTOWER”

En realidad, ni Booth ni Kamwana habían realmente salido de Babilonia la Grande, o la religión falsa; nunca llegaron a ser Estudiantes de la Biblia o testigos cristianos de Jehová. Su relación con la Sociedad Watch Tower fue corta y superficial. La Sra. Marjorie Holliday, cuyos recuerdos acerca de la verdad se remontan hasta los primeros años de este siglo, dice que Joseph Booth a menudo se esforzó por sabotear las reuniones que los hermanos celebraban en la habitación superior que tenían en Durban. Dice nuestra hermana cristiana Holliday: “Por ejemplo: mientras cantábamos ‘Libres de la ley,’ él se plantaba afuera y respondía con ‘no libres de la ley.’”

Por eso no es sorprendente que Elliott Kamwana, aprendiz espiritual de Booth, tuviera una idea bastante alterada de las verdades que se presentaban en las publicaciones de la Sociedad. Pero ahora es imposible decir exactamente qué predicó de hecho cuando regresó a Niasalandia. Ciertamente parece verdad que un rasgo señalado de su campaña fue sus dramáticos bautismos al aire libre. Pero esos bautismos ejecutados por Kamwana no tenían ninguna relación con el verdadero bautismo cristiano de los siervos de Jehová. Sea lo que sea que haya dicho o sean cuáles hayan sido los métodos que usó, la campaña de Kamwana duró solo corto tiempo, desde aproximadamente septiembre de 1908 hasta junio de 1909, cuando el gobierno intervino y lo encarceló, para deportarlo más tarde a las islas Seychelles. No se le permitió volver a Niasalandia sino hasta 1937, cuando siguió adelante como líder de uno de los falsos “movimientos Watchtower.”

Muy desafortunadamente, como resultado de la obra de Kamwana surgió en el África central una situación que por mucho tiempo fue terriblemente confusa. Se desarrollaron movimientos que usaron a pequeño grado los libros del hermano Russell. Estos mezclaban alguna verdad con muchas de sus propias ideas y métodos. Así, se extravió a muchas personas. No todos estos movimientos usaron los nombres “Watchtower” o “Sociedad Watchtower”; de hecho, el movimiento que Kamwana dirigió desarrolló con el tiempo el nombre de “The Watchman Mission” (La Misión del Vigilante).

Muchos años después, en 1947, debido al hecho de que estas falsas sectas Watchtower todavía causaban alguna confusión, los hermanos que estaban a cargo de la obra de predicar el Reino en Niasalandia le escribieron a Kamwana. En una respuesta escrita y firmada por Kamwana, él dice: “La Misión del Vigilante (Mlonda Mission) no tiene tiempo para perderlo en rumores porque los negros y los europeos de Niasalandia saben que la Misión del Vigilante es separada y distinta de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de los europeos.”

De manera que los hechos aclaran que Kamwana nunca fue un verdadero siervo dedicado de Jehová, y parece que él dio comienzo a los varios falsos “movimientos Watchtower,” o causó la formación de éstos. Parece que todo esto comenzó con su “ardorosa” campaña de 1909. El hermano Nguluh, un hermano africano de Johannesburgo que estaba en Niasalandia en aquel tiempo, ha comparado la campaña de Kamwana a un “fuego irrefrenable que consumía la hierba.” En aquellos días hubo una considerable inmigración desde Niasalandia por nativos que buscaban trabajo y mejor paga. Evidentemente, pues, de esa manera se esparcieron “los falsos movimientos Watchtower” por toda las Rodesias, el Congo y abajo en Sudáfrica.

DURBAN OYE EL MENSAJE

Volvamos ahora a Durban en el año 1906. Marjorie Holliday y su madre vivían al lado de una Sra. Morton. La hermana Arnott, de Glasgow, Escocia, constantemente enviaba tratados y hojas sueltas a su hermana carnal, la Sra. Morton. En cambio, la Sra. Morton pasaba aquellos tratados a la madre de Marjorie Holliday, la Sra. Agnes Barrett, y con el tiempo ambas aceptaron la verdad. En este tiempo también había allí una hermana Taylor, de Escocia. Poco tiempo después la hermana Arnott y su familia decidieron partir de Glasgow y establecerse en Durban. Por eso, según la hermana Holliday, fueron las hermanas Arnott, Taylor, Morton y Barrett quienes realmente dieron principio a la obra en Durban. Uno de sus métodos principales de esparcir la verdad era entregar tratados y hojas sueltas a la gente en las playas.

Marjorie Holliday misma se declaró de parte de la verdad a la edad de diez años al escribir una carta de renuncia a la Iglesia Presbiteriana, y así desasociarse de Babilonia la Grande. Ella también dice que en 1910 el hermano Whiteus, una persona de color de los Estados Unidos, se unió al grupito de Durban. La hermana Holliday nos dice que él tuvo muy buen éxito en Durban. Entonces menciona un incidente muy sorprendente. Aparentemente, el hermano Whiteus fue llamado de nuevo a los Estados Unidos, posiblemente por el hermano Russell. ¡Pero poco antes que el barco saliera de Durban, Booth secuestró a Whiteus y lo encerró con llave en un cuarto! (No se entiende por qué Booth hizo esto.) En todo caso, las hermanas locales se las arreglaron para descubrir dónde estaba encerrado con llave el hermano Whiteus, y la hermana Barrett pudo soltarlo y entonces lo llevó con seguridad a los muelles para que él pudiera abordar su barco.

Para el año 1910 se había sembrado alguna buena semilla, pero cosas extrañas estaban sucediendo en el África austral. La situación no era buena en Niasalandia, y Booth estaba causando dificultades en Durban. Era muy necesario que alguien maduro y confiable tomara la superintendencia de la obra del Reino en este campo vasto.

UN PUNTO DE VIRAJE

En el año 1910 se abrió un nuevo capítulo en la obra del Reino en Sudáfrica. Para aquel tiempo Booth había terminado en lo que tenía que ver con la Sociedad. Para mediados de aquel año el hermano Russell envió a Willian W. Johnston, quien probablemente tenía poco más de treinta años de edad. Era un escocés de Glasgow, de mente equilibrada, cuidadoso y confiable, un verdadero contraste con el volátil y errático Booth. El hermano Johnston había sido anciano en Glasgow por varios años, era un profundo estudiante de la Palabra de Dios y un excelente orador. Era uno de los que son “dones en la forma de hombres,” muy necesitados en el campo africano, que había sido muy sacudido por las notorias hazañas de Booth. (Efe. 4:8) La misión principal del hermano Johnston era ir a Niasalandia, investigar la situación que reinaba allí, y dar ayuda a los hermanos.

El primer blanco que descubrió el lago Nyassa había sido el famoso explorador y misionero David Livingstone, en 1859. Después de eso, misioneros de la Iglesia Presbiteriana de Escocia y la Iglesia Católica Romana sirvieron de precursores en el país para el establecimiento y colonización por los blancos. El país llegó a ser un protectorado inglés en 1891, y parte del África Central Británica. Cuando el hermano Johnston hizo su viaje la población de Niasalandia era de aproximadamente un millón de personas, y había muy pocos residentes blancos en la localidad.

El hermano Johnston pasó unos cuatro meses en Niasalandia e informó que había aproximadamente cien iglesias en el mismo número de aldeas y miles de nativos que se adherían a la “verdad presente.” (2 Ped. 1:12, Val) Halló que algunos tenían un “buen entendimiento de la Verdad.” Pero quedó muy desilusionado por el espíritu general.

“Parecía que algunos pensaban también que yo había salido con un bolsillo lleno de dinero para dotar a todos los pastores y maestros y darles empleo lucrativo bajo la Sociedad,” dijo el hermano Johnston. “Tuve que quitar de la mente de ellos aquella idea. . . . Lamento decir que en casi todo caso en que traté con hermanos individualmente, sus entrevistas terminaron con una solicitud de ayuda financiera de alguna manera o forma.” También descubrió que la influencia de Booth era “señaladamente manifiesta en la obra en Niasalandia.” Algunos estaban observando el sábado del séptimo día. “Hice lo que pude para presentar la verdad en cuanto a esta cuestión,” declaró el hermano Johnston, “y por la gracia de Dios pude librar de la esclavitud por lo menos a algunos.”

El hermano Johnston hizo un esfuerzo por establecer alguna forma de organización y escogió a varios nativos para que obraran como maestros después que les había aclarado la cuestión del sábado. También se alegró de descubrir que parecía que muchos estaban “llenos de un fuerte deseo de estar más íntimamente familiarizados con la Palabra de Dios.” Por algún tiempo después de regresar a Sudáfrica, recibió informes de algunas de estas personas que estaban en Niasalandia, pero después de unos cuantos años hubo muy poca comunicación con éstas. Por quince años el movimiento que comenzaron Booth y Kamwana quedó en gran medida sin atención. No sorprende que aquella situación diera origen a los falsos “movimientos Watchtower” indígenas.

UNA SUCURSAL PEQUEÑA CON MUCHO TERRITORIO

Poco después de su regreso a Durban en 1910, el hermano Johnston recibió del hermano Russell la instrucción de abrir una sucursal de la Sociedad Watch Tower allí. Esta nueva sucursal compuesta por un solo hombre era sencillamente una pieza pequeña en School Lane, Durban. Servía de oficina y, a veces, de lugar para reuniones. Pero el territorio sobre el cual tenía jurisdicción era tremendo. En términos generales, toda África al sur del ecuador era su campo. De hecho, algunos de los territorios que estaban bajo esta sucursal, tales como el Congo, Uganda y Kenia, se extendían hasta muy al norte del ecuador. El territorio también incluía la isla de Mauricio lejos en el océano Índico, la enorme isla de Madagascar (República Malgache) a las afueras de la costa de Mozambique, Santa Elena a centenares de kilómetros afuera en el Atlántico, y la isla de Santo Tomé en el golfo de Guinea. Sin embargo, como escribió el profeta Zacarías: “¿Quién ha despreciado el día de cosas pequeñas?”—Zac. 4:10.

LOS ESFUERZOS DAN FRUTO

No es bueno despreciar la obra de personas humildes, como el hermano Whiteus. En cierta ocasión visitó un hogar en Durban y dejó allí un juego completo de los Estudios de las Escrituras. La señora que los obtuvo no los leyó ella misma, pero poco después de aquello, su hija, la Sra. Thompson, llevó consigo los libros en un viaje en barco a Glasgow y los leyó mientras viajaba. Mientras estaba en Glasgow alguien llegó a su puerta y le dejó una hoja suelta que anunciaba un discurso que pronunciaría Charles T. Russell. La Sra. Thompson fue, pero el lugar estaba tan atestado que no pudo entrar. Sin embargo, en aquel momento los hermanos decidieron abrir el lugar donde se sentaba la orquesta, de modo que la Sra. Thompson consiguió un asiento de primera clase para el discurso público. Le gustó mucho. Una de las hermanas locales anotó la dirección de ella en Sudáfrica y con el transcurso del tiempo el hermano W. Johnston le hizo una revisita. La Sra. Thompson aceptó la verdad y se bautizó poco después de eso. Ella misma fue publicadora fiel y activa por muchos años, hasta 1965, cuando murió a la edad de noventa y ocho años. Su hija y dos nietas también llegaron a ser Testigos celosas. Como se ve, aquella visita que hizo el hermano Whiteus resultó muy fructífera.

Mientras tanto, en Durban, el hermano Johnston estaba pronunciando discursos bíblicos con regularidad en el Salón Masónico, en la calle Smith, todos los domingos por la noche. El grupo de oyentes todavía era muy pequeño, pero entre ellos estuvo un noruego llamado Myrdal. La esposa de éste era una firme adventista del séptimo día. Ambos tenían discusiones en cuanto a puntos doctrinales noche tras noche. Sin embargo, el Sr. Myrdal ganó las discusiones, y poco tiempo después él y su esposa y su hijo Henry estuvieron asistiendo con regularidad a las conferencias del hermano Johnston. También comenzaron a asistir a las reuniones matinales del domingo llamadas “estudios bíblicos para todos.”

También desde el año 1911 hay un registro definitivo de verdadero interés entre los africanos de Sudáfrica. Jeremiah Khuluse, de Ndwedwe, un pequeño municipio nativo a unos cuarenta y ocho kilómetros de Durban, recuerda que un hombre llamado Johannes Tshange vino a aquel lugar desde Ciudad del Cabo. Tshange había obtenido conocimiento de la verdad en El Cabo y deseaba esparcirlo en su pueblo nativo de Ndwedwe. El padre de Jeremiah Khuluse se interesó mucho, especialmente en la nueva enseñanza acerca del infierno. Por eso, se comenzaron estudios bíblicos que se celebraron todas las noches. Muchos se asociaron con el grupito. Usaban los Estudios de las Escrituras para sus estudios bíblicos, y en pocos meses, puesto que ya estaban predicando a otras personas que asistían a las iglesias, el clero local empezó a preocuparse. Como resultado de esto, los miembros de la Iglesia Wesleyana Metodista se reunieron para considerar el problema. Después de muchas discusiones estas personas que recientemente se habían interesado en la verdad fueron excomulgadas de la iglesia. Esta fue probablemente la primera congregación africana de adoradores verdaderos que se formó en Sudáfrica.

El hermano Johnston estuvo muy ocupado en 1911. Hizo un viaje especial a Johannesburgo en el Transvaal y a Parys en el Estado Libre de Orange. En Johannesburgo hizo muchas visitas y, como resultado, se hicieron arreglos para reuniones de “clase bíblica.” En el Ayuntamiento de Parys se celebró una muy excelente reunión en la cual el alcalde presentó al conferenciante, el vicealcalde tradujo sus declaraciones al holandés, y unas 250 personas escucharon. Se ve claramente que el hermano Johnston estaba ocupado en la obra de extender las clases, una obra que el pueblo de Dios estaba efectuando por todo el mundo en aquel tiempo. Pronto se estuvieron celebrando reuniones también en Pretoria, Balfour, Port Elizabeth y Ndwedwe.

Aunque eran pocos, los siervos de Jehová hacían un gran esfuerzo por esparcir el importante mensaje de la Biblia. En un informe acerca de la obra en Sudáfrica para 1912, el número del 1 de febrero de 1913 de The Watch Tower muestra que distribuyeron 28.808 tratados intitulados El púlpito de la gente en inglés, 30.000 tratados intitulados “El periódico de todos,” en inglés, y 3.000 tratados El púlpito de la gente en holandés. Es interesante, también, una breve nota en The Watch Tower del 15 de noviembre de 1913 que muestra que había literatura disponible en zulú. Las buenas nuevas se estaban extendiendo a muchas personas en este país.

Además, para este tiempo los sermones del hermano Russell se estaban publicando en los periódicos con regularidad. The Watch Tower del 15 de diciembre de 1913 muestra que unos 600 periódicos en la Gran Bretaña, Sudáfrica y Australia imprimían artículos semanalmente. Por todo el mundo la cifra era de aproximadamente 2.000 periódicos. El hermano Johnston había organizado una agencia de publicidad para los sermones en Sudáfrica, y para el fin de 1913 once periódicos del país los publicaban en cuatro idiomas.

¡LLEGA 1914!

Los meses siguieron pasando y se convirtieron en 1914. Por todo el mundo en aquel tiempo los hermanos tienen que haberse preguntando qué traería aquel año. Los hermanos de Sudáfrica estaban muy alerta en cuanto a la fecha. Entre ellos estaban los Myrdals allá en Durban. Henry Myrdal dice: “Bien recuerdo la fecha del 4 de agosto de 1914, cuando mi madre, leyendo el periódico, nos dijo, a la familia: ‘¡Aquí está! La Guerra ha venido, tal como dijo el pastor Russell en sus libros.’”

Allá en Inglaterra muchos estaban observando los acontecimientos mundiales con interés y reconociendo la “señal.” Entre éstos estaba un joven hermano llamado George Phillips, que entonces era un muchacho de dieciséis años que hacía el servicio de repartidor de literatura en Barrow in Furness, Inglaterra. ¡Poco sabía entonces George que él desempeñaría un papel importante en el desarrollo de la obra del Reino en el África austral!

Arriba en Niasalandia muchos africanos que estaban sinceramente interesados en la verdad también vigilaban aquella fecha. Los alemanes estaban precisamente al otro lado de la frontera en Tangañica (que entonces era el África Oriental Alemana) y los soldados británicos estaban preparándose para defender la frontera. Algunos se daban cuenta de que la profecía bíblica estaba cumpliéndose.

Dice el libro Independent African, página 230: “Los africanos mismos dejaron su propio registro de la agitación en que los había puesto la Guerra. Para muchos ciertamente parecía que la profecía de la Watch Tower de que el mundo terminaría para octubre de 1914 estaba por realizarse.” Confirma esto una carta de un hermano Achirwa de Niasalandia al hermano Russell (publicada en The Watch Tower del 1 de septiembre de 1914). Entre otras cosas, la carta dice: “De seguro estamos viviendo en el Tiempo del Fin, según las Escrituras. . . . Pero leemos en la Biblia que el Libertador vendrá, y el Reino de Dios vendrá, y todas las naciones sabrán el Camino de nuestro Dios; pero a los inicuos Él los destruirá.” Entonces pasa a describir sus reuniones, a las cuales, en ocasiones especiales, asistían centenares de personas a la vez.

“PRIMERA ASAMBLEA SUDAFRICANA”

Bajo este encabezamiento The Watch Tower del 15 de agosto de 1914 publicó una carta del hermano Johnston. Él escribió:

“La primera Asamblea Sudafricana de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia ha pasado ya a la historia, dejando con los que tuvimos el privilegio de asistir a ella un glorioso recuerdo que nos servirá de estímulo y de inspiración hasta que lleguemos a la mayor de todas las Asambleas, más allá del velo [en el cielo].”

Johnston entonces pasó a describir lo que aconteció el 10 de abril en Durban. De todas partes del subcontinente había venido gente. Especialmente mencionó a “una amada hermana que viajó unos mil seiscientos kilómetros.” Johnston también dijo: “Ciertamente éramos un muy ‘pequeño rebaño.’ Nuestra mayor concurrencia fue de 34 personas.” El hermano Johnston quiso decir treinta y cuatro Estudiantes de la Biblia, pero para el discurso bíblico la concurrencia fue de unas cincuenta personas. Considerando la concurrencia, el número de personas que se bautizó fue bastante alto, un total de dieciséis. También tuvieron el Memorial de la muerte de Cristo en aquel mismo fin de semana, y treinta y dos personas participaron de los emblemas. ¡Poco se daban cuenta aquellos hermanos de que cincuenta y siete años después (en 1971) habría en Johannesburgo una asamblea con una concurrencia total de casi 50.000 personas! Esto ciertamente hace recordar la profecía que dice: “El pequeño mismo llegará a ser mil.”—Isa. 60:22.

ACUSACIONES SIN BASE

Las primeras semanas de 1915 fueron muy tristes para Niasalandia. Para aquel tiempo los británicos y alemanes ya habían tenido un serio encuentro en la frontera, y los británicos habían resultado victoriosos. Muchos africanos fueron muertos o heridos en esta batalla, pero el futuro traería peores cosas. El 23 de enero hubo un serio levantamiento entre los africanos dirigidos por John Chilembwe, un líder educado de una secta africana. Este mató a unos cuantos europeos locales y trató de causar un levantamiento general. Sin embargo, esto fue rápidamente aplastado por soldados africanos, oficiales europeos y voluntarios.

Subsiguientemente, sin embargo, se hicieron acusaciones de que la Sociedad Watch Tower había tenido que ver con la revuelta. De hecho, una historia oficial, la History of the Great War (Historia de la Gran Guerra), llama a Chilembwe un “fanático religioso . . . de la llamada secta de la ‘Watch Tower.’” Investigación cuidadosa ha probado desde entonces que los que se interesaban en la verdad en Niasalandia y hasta los del movimiento de Kamwana, un falso “movimiento Watchtower,” como tales, no tuvieron conexión directa con este alboroto ni responsabilidad por él. El libro Independent African examina muy cuidadosamente la evidencia en cuanto a esto y, en la página 324, llega a esta conclusión: “Chilembwe mismo aparentemente no tenía conexión con el movimiento estadounidense de la Watch Tower y los esfuerzos que se han hecho para conectar sus proyectos de insurrección con esta organización de los Estados Unidos aparentemente son mal aconsejados.” Por supuesto, puesto que Chilembwe había sido uno de los conversos de Booth, y en cierto tiempo Booth tuvo alguna conexión con la Sociedad, los enemigos de la verdad usaron estos hechos para levantar acusaciones y hacer que la Sociedad sufriera la pena por otros. En pura realidad, Chilembwe y sus tenientes eran miembros de las muy respetadas misiones ortodoxas. Estas, también recibieron mucho criticismo del gobierno.

El libro Independent African, página 232, también da este interesante comentario acerca de la falsa acusación de que las publicaciones de la Sociedad Watch Tower ejercieron influencia en algunos africanos e hicieron que participaran en los levantamientos: “Pero también se debe notar que en ningún lugar en los libros de Russell [la letra cursiva es nuestra] se sugirió que los que creían en sus enseñanzas deberían dar pasos activos para apresurar el derribo de estas instituciones en preparación para la Era Milenaria: más bien se les recomendaba que esperaran pacientemente la intervención divina.”

CONTINÚA EL CRECIMIENTO

Unos cuantos meses después, abajo en Durban, los hermanos tuvieron otra muy excelente asamblea. Esta de nuevo estuvo enlazada con la celebración del Memorial, y cuarenta y siete personas participaron de los emblemas. Para la clase zulú en Ndwedwe hubo treinta y ocho presentes, además de quince en Johannesburgo, ocho en El Cabo, seis en Douglas y dos en Balfour.

El año 1914 había venido y se había ido. Aunque los acontecimientos mundiales cumplían las profecías de manera notable, la obra no había terminado todavía y parecía que aún había mucho que hacer. El hermano Johnston dijo en una carta al hermano Russell: “El año pasado ha sido un año de pruebas y dificultades continuas, tanto para los individuos como para las Clases [o congregaciones].” Sin embargo, el informe de la actividad en Sudáfrica para el año 1915 muestra que se habían distribuido más de 4.700 libros impresos, 75.131 ejemplares de literatura se habían puesto en circulación gratuitamente y se habían celebrado 312 reuniones. De ninguna manera se había detenido la obra.

EL FOTO-DRAMA DE LA CREACIÓN

En 1916 llegó a Sudáfrica el Foto-Drama de la Creación. Esta combinación de diapositivas, películas y sonido bosquejaba el propósito de Dios para la Tierra y el hombre. Aparentemente tropezó con dificultades en la Provincia del Cabo y fue proscrita por las autoridades de allí como cosa que probablemente “ofendería las susceptibilidades religiosas” del público.

Sin embargo, como indicio de lo que abarcó la obra con el Foto-Drama, para principios de 1918 el hermano Johnston calculaba que en dieciocho meses él había viajado más de 16.000 kilómetros para exhibirlo en muchas partes del país. El Drama atraía grandes auditorios dondequiera. Aunque en la Provincia del Cabo se negó permiso para la exhibición, había sido exhibido en Durban, Johannesburgo, Pretoria y varios otros lugares del Transvaal, el Estado Libre de Orange y Natal. La exhibición del Drama no resultó en un gran recogimiento de personas, pero había dado un testimonio muy amplio y vigoroso.

PRIMERAS NOTICIAS DE RODESIA Y EL TRANSVAAL

En 1916 oímos por primera vez alguna mención de la actividad del Reino en Rodesia. William W. Johnston dijo en una carta al hermano Russell: “Su comunicación en cuanto a la obra en Rodesia, al Sr. Nodehouse, fue debidamente recibida. He escrito a ese caballero pidiéndole detalles y estoy esperando su respuesta.”

La obra de testificación en Sudáfrica en aquel tiempo no estaba de ninguna manera limitada a las ciudades. En el pueblecito de Koster, en el Transvaal occidental, había un hombre llamado Japie Theron que se mantenía ocupado estudiando la verdad. Theron, un abogado capacitado, se había dado cuenta de que las religiones del mundo eran falsas. Cierto día leyó en el periódico acerca de la sobresaliente profecía sobre 1914 que la Sociedad Watch Tower había publicado décadas antes. Por lo tanto Theron pidió literatura y recibió los libros Estudios de las Escrituras. Muy pronto vio la verdad y sintió un deseo consumidor de ayudar a otros. A menudo tuvo debates con el clero, y desafió a los clérigos a probar sus enseñanzas falsas, como la de un infierno de fuego literal.

El hermano Theron ciertamente tenía mucha iniciativa. Hubo un tiempo en que testificó con regularidad en el trencito que pasaba por su pueblo cada día. Él subía al tren en la estación, comenzaba desde la máquina y seguía trabajando hasta la parte trasera del tren, ofreciendo las publicaciones a todos los pasajeros, mientras el tren subía lentamente la empinada cuesta. ¡Él calculaba el tiempo de modo que cuando el tren llegara a la culminación de la subida hubiera terminado su “territorio” sobre ruedas, y entonces saltaba fuera! El hermano Theron llegó a ser extensamente conocido en el Transvaal occidental y en el Estado Libre de Orange y ayudó a muchas personas a aceptar la verdad.

En la parte norte del Transvaal la luz había estado brillando sobre una zona bastante amplia y mucha de la literatura estaba siendo enviada por correo de una persona a otra. Llegó a las manos de dos jovencitos que iban a la escuela en el pueblecito de Nylstroom en el norte del Transvaal. Según uno de estos jóvenes, Paul Smit, la publicación que le llegó al corazón y lo movió a hacerse activo fue el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca del infierno? Para usar las propias palabras del hermano Smit: “Créame, Nylstroom se convirtió en un centro de conmoción como si hubiera sido azotado por un ciclón, cuando nosotros dos, muchachos de escuela, hicimos saber, de manera bien clara, que las doctrinas de la iglesia eran falsas. Hicimos aquello sin arredrarnos. En aquel tiempo había solo las tres Iglesias Reformadas de Holanda y la Iglesia Anglicana que tenían la ‘libertad de la ciudad’ para ejecutar sus obras sin perturbación. Por eso, ¡imagínese el humo de tormento que subió cuando ‘le echamos agua al infierno’! Dentro de poco tiempo lo que se consideraba entre la gente era esta nueva religión en el pueblo y el distrito. El clero, por supuesto, como instrumentos de la oscuridad, desempeñaron su bien conocido papel de representar falsamente a los que hablaban la verdad y perseguirlos. Por meses, sí, hasta años, sus sermones semanales giraron en torno de esta ‘falsa religión.’”

PROSPERIDAD ESPIRITUAL A PESAR DE DIFICULTADES

En aquel tiempo las reuniones eran conducidas por “ancianos” que eran elegidos por votación de manos levantadas en la congregación. También se votaba por los diáconos, cuya obra consistía en abrir las ventanas, enderezar las sillas, pasar los libros de cánticos y prestar ayuda en general. Este era el arreglo de congregación de aquel tiempo.

El 31 de octubre de 1916 murió C. T. Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, activo y fiel hasta el fin. Las noticias de esto causaron angustia y consternación entre el pueblo de Jehová. Entre los hermanos de Durban surgió el clamor de: “¿Qué vamos a hacer ahora?” Después del primer efecto de dolor, comenzó el período de prueba. La personalidad y actividad del hermano Russell habían dominado a tal grado la obra del Reino para aquel tiempo, y muchos estaban tan profundamente apegados a él personalmente, que se resintieron ante los cambios que tuvieron que venir después de su muerte. En Durban, el hermano Myrdal recuerda que vez tras vez se produjeron discusiones en las reuniones y un grupo comenzó a manifestarse contra la Sociedad y a causar mucha dificultad. Las divisiones y los problemas no se resolvieron fácilmente. No obstante, la obra siguió adelante con evidencia clara de la bendición divina.

En algún tiempo en 1917 la sucursal de la Sociedad en Sudáfrica fue transferida de Durban a Ciudad del Cabo, casi a la sombra de la gran masa rocosa de la montaña Table. Esto se hizo para la conveniencia del embarque, y el local pequeño en 123 Plein Street, El Cabo, llegó a ser la sucursal por los siguientes seis años.

El número de hermanos en Sudáfrica iba aumentando constantemente. El hermano Johnston informó que se calculaba entre 200 y 300 el número de “hermanos” blancos. La mayoría de éstos estaban en los cuatro principales grupos o congregaciones —Durban, Johannesburgo, Pretoria y El Cabo— y muchos otros estaban aislados. En Ndwedwe había una congregación floreciente de unos ochenta zulúes. Había también un grupito de basutos que se reunían en un lugar llamado Bank, y algunos hermanos xhosas que se reunían en East London.

En un informe, el hermano Johnston hizo estas muy interesantes declaraciones acerca de los hermanos africanos:

“A pesar del hecho de que no tenemos literatura en los idiomas nativos, el entendimiento que tienen estos hermanos nativos de la Verdad Presente es fenomenal. Solo podemos decir: ‘Esto es obra del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos.’ Puesto que todos le tienen profundo respeto a la Biblia como la Palabra de Dios, han escuchado con gran interés la Verdad que les han impartido maestros nativos que pueden leer los libros en inglés y traducir lo que leen en el idioma vernáculo. Puesto que casi no tienen nada que desaprender, han abrazado fácilmente el Mensaje del Señor cuando se les ha presentado. La inteligencia y la sinceridad de su consagración [dedicación] ha tenido el testimonio de sus sufrimientos por causa de la conciencia. Casi todos estos amados hermanos nativos han sido excomulgados solemne y públicamente de Babilonia... echados de las Reservas Misionales en las cuales nacieron, e infamados como personas peligrosas en sus Localidades [municipios africanos], que son su mundo. Sin embargo, ninguna de estas cosas los mueve; y consideran todo gozo el que se les permita sufrir por causa de Cristo.”

La obra en Niasalandia ya había despertado la oposición del gobierno, incitado por misioneros envidiosos, debido a que sus escuelas se habían vaciado y sus iglesias se habían quedado sin gente. “Como resultado,” dijo Johnston, “varios de los hermanos principales han sido deportados, y ahora están detenidos en Flat Island, Mauricio.”

SE ABRE UN CAMPO NUEVO

Desde el siglo diecisiete, Stellenbosch ha sido un centro de educación, especialmente para el entrenamiento de clérigos de la Iglesia Reformada de Holanda. En 1917, Piet de Jager estudiaba allí en la universidad antes de ir a la misión eclesiástica reformada de Holanda en Nigeria. Parece que uno de sus compañeros de estudio ya había aceptado la verdad y estaba estudiando la literatura de la Sociedad. Esto naturalmente preocupó a las autoridades eclesiásticas y por eso asignaron a Piet de Jager para que hablara a este compañero de estudios y le invitara a asistir al estudio bíblico semanal organizado por la Asociación de Estudiantes Cristianos. ¿En qué resultó esto? Piet de Jager mismo aceptó la verdad. ¡Uno puede imaginarse la consternación que esto causó en aquellos círculos eclesiásticos! Poco tiempo después de eso, Piet de Jager tuvo muchos vigorosos debates con los profesores en cuanto al alma y el infierno y otros puntos, y no pasó mucho tiempo antes que abandonara el seminario.

Más tarde se hicieron arreglos para un debate público entre el hermano Piet de Jager y un doctor de teología de la Iglesia Reformada de Holanda, Dwight Snyman, con un auditorio de 1.500 estudiantes. El hermano A. Smit describe lo que sucedió: “Piet inmovilizó a este educado doctor en todo punto y probó con la Biblia que la iglesia tenía doctrinas antibíblicas. Uno de los estudiantes resumió el resultado en unas cuantas palabras: ‘¡Si yo no supiera que Piet de Jager estaba equivocado, juraría que tenía razón debido a que lo probó todo con textos de la Biblia!’”

Aparte de su trabajo en la oficina, el hermano Johnston mientras estaba en El Cabo pasaba mucho tiempo en el campo, y cierto día hizo una visita al pueblecito de Franschhoek cerca de Stellenbosch. Este es otro de los pueblos más antiguos de la República Sudafricana y originalmente fue poblado por refugiados hugonotes en 1688. También tenía una población de mestizos (descendientes de blancos y negros que se mezclaron) y ahora era el tiempo apropiado para que la semilla del Reino cayera en buen terreno aquí. Varios años antes unas cuantas personas bajo la guía de Adam van Diemen, maestro de escuela mestizo de la localidad y hombre de mente brillante y elevados principios, se habían separado de la Iglesia Holandesa Reformada y habían formado su propio grupo religioso. Tiene que haber sido a fines de 1917 o a principios de 1918 cuando el hermano Johnston visitó a Van Diemen y le dejó literatura. El Sr. Van Diemen no solo consiguió literatura para sí mismo, sino que tomó un buen abastecimiento para pasarlo a sus amigos. Entre éstos estaba un hombre llamado Daniels, y así un ejemplar de El Plan Divino llegó a las manos de su hijo, G. Daniels, de diecisiete años de edad. Para el joven Daniels aquello fue el principio de una vida de servicio a Jehová. Van Diemen también aceptó la verdad y se hizo muy activo en el esparcimiento del mensaje. Visitó otros lugares, como Wellington, Paarl, Bellville, Parow, Elsie’s River, Wynberg y Retreat, en la vecindad de El Cabo. Esta celosa actividad hizo que tuviera que renunciar a su puesto de maestro de escuela y hacerse predicador de tiempo cabal de las buenas nuevas. El mensaje del Reino había tenido un buen principio en este campo.

En 1918, William W. Johnston, el superintendente de sucursal, recibió una nueva asignación. La Sociedad había decidido que el campo en Australia y Nueva Zelanda necesitaba la superintendencia de un buen hermano que estuviera espiritualmente fuerte y por eso le pidió al hermano Johnston que fuera allí. Su sucesor como superintendente de sucursal fue Henry Ancketill, quien había recibido la verdad en Pietermaritzburgo y anteriormente había sido miembro de la asamblea legislativa de Natal. Era de descendencia irlandesa y en aquel tiempo era un caballero ya retirado y avanzado en años, de corta estatura y con pelo y barba blancos y una expresión de bondad en el rostro. Debido a su edad, la carga de trabajo le parecía un poco pesada. No obstante, el hermano Ancketill se encargó de su nueva responsabilidad fiel y eficazmente durante los siguientes seis años.

SE DESPLIEGA FE EN TIEMPOS DE PRUEBA

El nuevo superintendente de sucursal, Henry Ancketill, emprendió sus deberes en un tiempo difícil. Los oficiales de la Sociedad estaban en prisión en los Estados Unidos, la obra de testificar estaba muy vacilante y se estaban manifestando personas desleales. Esto se hizo muy manifiesto en Durban. Las discusiones y dificultades que habían empezado poco después de la muerte del pastor Russell habían continuado aumentando todo el tiempo, y ahora alcanzaron una culminación bajo la guía de un hombre llamado Jackson que pensaba mucho de sí mismo y de su habilidad. Él y otros dos, Pitt y Stubbs, aparentemente eran líderes de la oposición.

Se produjo una división en 1919 y un grupo grande de los que asistían a las reuniones, de hecho la mayoría, se hicieron opositores y decidieron celebrar sus propias reuniones por separado. Se llamaron los “Estudiantes Bíblicos Asociados” y establecieron su propia organización. Esto dejó solo un grupo de doce, la mayoría de los cuales eran hermanas. Henry Myrdal se encontró en una posición difícil en aquel tiempo debido a que su padre se unió a la oposición, mientras que su madre permaneció leal a la Sociedad Watch Tower. Sin embargo, él pensó cuidadosamente en la situación y oró y llegó sabiamente a la conclusión de que la Sociedad tenía que ser la agencia que el Señor bendecía y por eso se puso de parte de su madre.

Continuó aumentando el número de personas de habla afrikaans que llegaron a conocer la verdad. Willem Fourie es un ejemplo. Era sobrino de Stoffel Fourie, quien originalmente obtuvo la verdad en Klerksdorp con Frans Ebersohn. De hecho, su padre había obtenido un ejemplar de El Plan Divino de las Edades en holandés aproximadamente en 1906 y se había dado cuenta de que las religiones del mundo eran falsas. Willem Fourie oyó que Japie Theron, el abogado de Koster, había debatido con el clero y les había presentado un desafío especial: Les daría £1.000 (2.800 dólares) si podían probar con la Biblia que el alma era inmortal. En aquel tiempo Fourie era todavía miembro de la Iglesia Reformada de Holanda y, puesto que necesitaban fondos para construir una nueva iglesia, al predikant (“predicador”) de ellos se le pidió que aceptara este desafío. Pero él rehusó, y esto desilusionó a Fourie, quien más tarde abandonó la iglesia. Para 1919 él recibió las publicaciones de la Watch Tower, las estudió cuidadosamente y vio que ésta era la verdad. No pasó mucho tiempo antes que estuviera participando en el servicio del campo.

¿Recuerda a aquellos dos muchachos de escuela de Nylstroom que causaron una sensación al decirle a todo el mundo que las enseñanzas eclesiásticas acerca del infierno estaban equivocadas? Tanto Paul Smit como el otro joven fueron despreciados por sus mejores amigos. Algún tiempo después la junta escolar le suministró empleo al compañero de Paul y se ejerció intensa presión en él para que abandonara su religión. Él sucumbió. Paul lloró mucho por la pérdida de su compañero, pero oró sin cesar a Jehová, y por Su bondad inmerecida nunca vaciló en cuanto a la verdad. Persistió en predicar por testificación incidental y prestando publicaciones a otros. Tan aislado estaba que no se daba cuenta de que había una organización, y tenía que confiar enteramente en Jehová en cuanto a ayuda y guía. Poco tiempo después sí recibió visitas personales del hermano Piet de Jager y otros repartidores. ¡Qué maravillosa ayuda deben haber sido en aquellos días aquellas visitas personales!

Paul Smit, aunque era muy nuevo y todavía joven, empezó a recibir la bendición de Jehová en la forma de “cartas de recomendación.” (2 Cor. 3:1-3) Su primera ‘carta’ fue el hijo de un agricultor de la vecindad que aceptó la verdad. En 1922, Paul comenzó un estudio con una familia llamada Vorster, usando el libro El Arpa de Dios, que acababa de ser publicado. La familia Vorster se componía de siete miembros y vivían a más de seis kilómetros de los Smits. Paul caminaba aquella distancia cada semana a través de los campos hasta la hacienda de ellos. Con el transcurso del tiempo los padres y uno de los hijos se hicieron Testigos. Por eso, para 1924 Paul había logrado organizar un excelente grupo de trece personas en Nylstroom, y ésta fue la primera clase o grupo en la parte norte del Transvaal.

Pero, ¿cómo iban las cosas en el África central, en Niasalandia? M. Nguluh estaba en Niasalandia en aquel tiempo, y era predicador de la Iglesia Presbiteriana. Pero él relata que después de la I Guerra Mundial había personas interesadas en la verdad en Niasalandia que se mantenían ocupadas esparciendo la verdad, y para aquel tiempo, en 1920, recibió el libro Millones que ahora viven no morirán jamás. Dice que el libro “sacudió mi entendimiento de la Biblia como predicador.”

Otro hombre que recibió la verdad en Niasalandia para aquel mismo tiempo fue un joven africano llamado Junior Phiri. Sin embargo, el bautismo de éste tuvo que celebrarse secretamente, puesto que el temor y la sospecha en cuanto a las sectas no ortodoxas que causó el levantamiento de John Chilembwe, en 1915, todavía estaba haciendo difícil el efectuar ciertas actividades religiosas. Después de su bautismo, uno de los hermanos le dio la mano a Junior y le advirtió que desde entonces en adelante estaría en peligro, pero que debía seguir caminando fielmente en el nombre de Jesús.

El hermano Phiri sí se encontró con seria oposición procedente del clero bautista local que logró que el jefe lo arrestara y lo llevara delante del magistrado, donde lo acusaron de pertenecer a la secta proscrita de John Chilembwe. Cuando el magistrado le preguntó por qué había abandonado su anterior religión bautista, Junior explicó que no concordaba con la enseñanza acerca de los muertos y le preguntó al magistrado qué punto de vista tenía él en cuanto a aquello. El magistrado dijo: “Hasta donde yo puedo ver los muertos están en sus sepulcros.” Junior concordó con él y citó Juan 3:13, y esto, después que el magistrado lo había investigado en su propia Biblia, hizo una buena impresión. Junior le aseguró al magistrado que él no pertenecía a la secta de John Chilembwe, sino que pertenecía a la religión llamada “Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia.” Fue puesto en libertad, para gran sorpresa y desilusión de los líderes bautistas locales.

Bajemos ahora casi 3.200 kilómetros desde Niasalandia a la Provincia del Cabo de Sudáfrica para ver cómo le iba al grupo mestizo de Franschhoek. Para este tiempo la Iglesia Reformada de Holanda estaba dándose cuenta de la presencia de este grupo nuevo y vigoroso y empezó a hacer algo en cuanto a ello. Un compañero de escuela del joven hermano Daniels, llamado Van Niekerk, un estudiante bíblico prometedor, se hizo maestro de escuela capacitado y le ofrecieron un buen empleo con la condición de que él y su familia volvieran a unirse a la Iglesia Reformada de Holanda. Ellos cedieron a esta presión y volvieron al “cautiverio espiritual.” Más tarde, cuando Van Niekerk salió de aquella zona, a Daniels le hicieron la misma oferta, pero él rehusó. Desde esta etapa en adelante, comenzó la persecución y se hizo tan cruel que al fin la familia tuvo que mudarse. Los opositores no los dejaron tranquilos; cierta noche vinieron a la casa y le dijeron a la familia Daniels que si no se ajustaban a lo que ellos querían usarían brujería para acabar con la familia entera. En respuesta, Daniels citó de un himno basado en el Salmo 23, mostrando que confiaban en la protección de Jehová.

Después de eso, el odio y la oposición aumentaron y llegó a ser arriesgado para los hermanos el salir solos de noche. Les ponían toda clase de apodo, como “russelistas,” “el grupo sin alma de Van Diemen,” “falsos profetas” y cosas parecidas. Pero los hermanos se mantuvieron firmes. Estaban experimentando el cumplimiento de lo que Jesús había dicho acerca de sus discípulos verdaderos, a saber: “Serán objetos de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre.”—Luc. 21:17.

NUEVO LOCAL PARA LA SOCIEDAD

Para este tiempo (1923) la sucursal se mudó a un nuevo local en el número 6 de la calle Lelie, donde solo había una pieza grande en el piso principal. La congregación de Ciudad del Cabo ocupaba aproximadamente el 95 por ciento del espacio para sus reuniones y el hermano Ancketill usaba una pequeña porción cúbica en la parte trasera del salón como su oficina. El año siguiente, 1924, la congregación se mudó a otro lugar. Se hizo una división del espacio para tener una oficina cerca de la puerta del frente, y el espacio para envíos, almacenaje e imprenta quedó todo hacia la parte trasera de la pieza. Se levantaron anaqueles y se preparó lugar para la prensa de imprimir cuando llegara.

LO QUE SUCEDÍA EN JOHANNESBURGO

Veamos cómo estaban las cosas en Johannesburgo, donde el hermano Johnston había formado la primera clase varios años antes. La hermana Iris Tutty de aquella ciudad tenía unos cinco años de edad cuando empezó a participar en distribuir los tratados por medio de meterlos debajo de las puertas de las casas de la gente. También recuerda que estaba de pie por horas al lado del escritorio de su madre mientras ésta escribía cartas y tarjetas que enviaba a los diferentes “hermanos” en las ocasiones de muertes, nacimientos, bodas y cualquier otra ocasión especial. La madre de la hermana Tutty hacía esto porque era la secretaria de la “Liga de Filadelfia,” instituida por el hermano Russell, para mantenerse en comunicación con los hermanos y las hermanas en sus gozos y aflicciones por medio del vínculo de amor fraternal.

En cuanto a lo social, había muy poca comunicación entre blancos y negros, aunque en aquellos días las leyes más estrictas en cuanto a apartheid no habían sido adoptadas todavía. Pero esto no evitaba la testificación del Reino. Un hermano africano, Enoch Mwale, obtuvo la verdad con ayuda de la madre de la hermana Tutty en 1921, y al año siguiente empezó a participar en el servicio del campo. El hermano Mwale estudió con los hermanos europeos por un tiempo, y más tarde, después de recibir El Arpa de Dios, los hermanos africanos comenzaron su propio grupo.

LA CAMPAÑA DE LOS “MILLONES”

En 1921, la Sociedad empezó una extensa campaña de reuniones públicas que duró varios años. La famosa conferencia “Millones que ahora viven jamás morirán,” pronunciada por primera vez por el hermano Rutherford en febrero de 1918, empezó a ser utilizada ampliamente en Sudáfrica. El hermano Ancketill, superintendente de sucursal, auxiliado por el hermano Piet de Jager, que entonces estaba en el servicio de tiempo cabal, y un hermano de habla inglesa llamado Parry Williams, visitaron todos los pueblos de tamaño mayor en Sudáfrica y pronunciaron esta conferencia en inglés y afrikaans. Hubo muy buenos resultados. Para la primera conferencia, en la Opera, Ciudad del Cabo, hubo un auditorio de 2.000 personas. Se colocó una cantidad considerable de literatura y se manifestó mucho interés. Estas conferencias se celebraban tanto en holandés como en inglés, y el libro Millones se colocaba en manos de la gente en inglés, holandés y afrikaans. En esta gira extensa de 1921, estos hermanos visitaron a Bulawayo y Salisbury, en Rodesia del Sur (ahora Rodesia).

Auditorios grandes y pequeños escucharon el discurso. “Viajamos centenares de kilómetros para hablar a pueblos de los cuales solo se presentan unos ochenta oyentes en las conferencias en inglés, y la misma cantidad en las conferencias en holandés,” escribió el hermano Parry Williams. Los hermanos P. J. de Jager y William Dawson, asignados como el conferenciante y el repartidor respectivamente, se encargaron de 70 conferencias durante el año, según un informe fechado el 31 de agosto de 1923. Esto fue un promedio de casi seis por mes, y el total de la concurrencia había sido de 9.376 personas. Varios temas se utilizaron además del famoso “Millones que ahora viven no morirán jamás,” incluso títulos atrayentes como “La resurrección pronto,” “El nuevo mundo que ha empezado” y “Todas las naciones marchan a Armagedón.” Usando las direcciones que se entregaron en cada conferencia, hicieron 2.483 visitas en los hogares y colocaron miles de ejemplares de literatura en manos de la gente.

Las iglesias de la cristiandad empezaron a sentir el calor directo del mensaje. “De hecho,” dice el informe anual de 1923, “en cierto pueblo una Iglesia Apostólica fue cerrada debido al efecto penetrante de nuestro mensaje y esto alegra el corazón de todos los que tienen que ver con la obra. Un escritor del ‘Kerkbode,’ un periódico de la Iglesia Holandesa, habló bien de la I.B.S.A. [Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia] el otro día al declarar que, aunque no concordaba con nuestras doctrinas, sin embargo recomendaba a los adherentes de la Iglesia Reformada de Holanda el celo de los seguidores de la I.B.S.A.”

ACTIVIDAD DE REPARTIDORES

La obra de precursor o repartidor, como se conocía entonces, también estaba tomando forma. En 1923 hubo seis personas en la obra de tiempo cabal y éstas efectuaron la mayor parte de la obra de testificar del país, pues los demás hermanos y las personas que mostraban interés participaban principalmente en la testificación incidental. Uno de estos trabajadores de tiempo cabal era el hermano Edwin Scott, quien fue asignado a distribuir ejemplares impresos de la resolución que había sido adoptada en la asamblea internacional de Cedar Point, Ohio, en septiembre de 1922. Por toda la cristiandad se distribuyeron treinta y cinco millones de ejemplares de este tratado. ¡Este fiel hermano llevaba un saco grande sobre la espalda con los tratados en inglés y afrikaans y una vara en la mano para defenderse contra los perros feroces! Visitó a 64 pueblos en las cuatro provincias de Sudáfrica y distribuyó 50.000 ejemplares en seis meses. Además de eso, este tratado fue enviado por correo a clérigos de toda confesión religiosa en Sudáfrica y Rodesia. “Anunciad, anunciad, anunciad, al Rey y su Reino” había sido el grito de batalla que expresó el hermano Rutherford en aquella famosa asamblea de 1922, y el puñado de hermanos que había en Sudáfrica se resolvieron a hacer precisamente aquello.

A principios de 1923 dos jóvenes hermanas, que por algún tiempo habían sido miembros de la ecclesia (congregación) de Johannesburgo, entraron en el servicio de tiempo cabal. Eran Lenie Theron (la hermana carnal del hermano Theron, el abogado de Koster) y Elizabeth Adshade. Ellas abandonaron sus empleos de maestras y emprendieron juntas la obra en el campo de los repartidores. Durante una gira de tres meses en la parte septentrional o norte de Natal y el Transvaal, estas dos hermanas colocaron 3.188 libros en manos de la gente, ¡unos 500 libros cada una por mes! Una carta de una de estas hermanas que se cita en The Watch Tower del 1 de enero de 1924, dice, en parte:

“Parece que he estado yendo a velocidad máxima siempre, abordando toda suerte de trenes . . . A menudo he llegado tarde en la noche debido a que el tren se ha tardado indebidamente, a una estación solitaria; pero, el Señor, fiel a su promesa, nunca deja a una abandonada en un apuro. En toda ocasión ha puesto en el corazón de alguien ayudarme. Esto fortalece la fe de una y aumenta el amor de una al ver su cuidado devoto y providencia.

“Cierto día mientras leía de nuevo aquel bello artículo sobre ‘El servicio es esencial,’ me emocioné tanto que no pude dormir. Al fin me levanté, saqué el mapa, y descubrí que estábamos dejando fuera a Barberton y otros lugares en una línea que salía como una rama desde nuestra ruta, y al momento resolví que no deberíamos dejar aquellos lugares fuera. Mencioné esto a mi compañera; y decidimos que ella iría a aquellos lugares mientras yo seguía adelante y terminaba mi sección. El lugar que visité después fue un lugar muy pequeño; solo hice dieciocho visitas, pero [coloqué] cuarenta y nueve tomos [de Estudios de las Escrituras], dieciséis ‘Millones,’ y trece grandes ARPAS. La noche antes había dormido muy poco, solo tres horas; porque estuve hablando desde las 11:30 de la noche a unas personas que mostraban mucho interés y entonces empaquetando desde las 2:00 de la madrugada y de nuevo me levanté para tomar un tren a las 5:30 de la mañana. Quisiera contarles todas las pequeñas experiencias que tenemos, y lo obviamente que nuestro Salvador nos está dirigiendo; pero no tengo el tiempo.” ¿No es ése un ejemplo maravilloso para nosotros hoy?

CAMBIOS IMPORTANTES EN EL CABO

Sobre una zona extensa y de muchas maneras progresaba la obra. Pero el hermano Ancketill, en El Cabo, estaba envejeciendo ahora y la carga del trabajo se le hacía pesada. Por eso el presidente de la Sociedad, el hermano Rutherford, decidió enviar un nuevo superintendente de sucursal. El hermano Ancketill había hecho buen trabajo, “manteniéndose firme” durante un período difícil en el desarrollo de la obra del Reino. Ahora se acumulaban nubes de más dificultad sobre los territorios de Sudáfrica, pero el sucesor del hermano Ancketill se enfrentaría con buen éxito a esta situación.

Para el año 1924, cambios importantes estaban aconteciendo en El Cabo. La Sociedad había enviado una prensa impresora, con tipo y equipo. Además, nuevos hermanos llegaron desde Inglaterra. Uno era Thomas Walder, que había sido por algún tiempo auxiliar del superintendente de sucursal en la sucursal británica. Era un joven de unos treinta años de edad, de agradable presencia y algo grueso, y fue enviado para reemplazar al hermano Henry Ancketill como superintendente de sucursal para Sudáfrica. Su compañero, George Phillips, varios años más joven que él, era un escocés alto y de pelo rubio procedente de Glasgow.

Durante mayo de 1924, cuando el hermano Rutherford visitó a Glasgow para una asamblea, George Phillips fue su presidente el domingo por la mañana. Mientras estaban sentados juntos antes de subir a la plataforma, el hermano Rutherford le dijo a George: “Me oíste anunciar anoche que enviaría al hermano Walder a Sudáfrica. ¿Quisieras ir con él?” La respuesta fue: “Aquí estoy yo; envíame.” Así, pues, a George le dieron dos semanas para preparar sus maletas, despedirse de sus amigos y los hermanos de Glasgow, y estar listo para partir. El hermano Rutherford también le dijo: “Quizás sea por un año, o quizás por más tiempo, y recuerda, George, no hay licencia en tiempos de guerra. Sacarás boleto de ida nada más.”

Cuando estos dos hermanos recién asignados llegaron a Sudáfrica, había solo seis personas en el servicio de tiempo cabal allí y escasamente cuarenta efectuando algún servicio en el campo. En cuanto a territorio, era arrolladoramente extenso. Abarcaba a Sudáfrica, Basutolandia, Bechuanalandia, Suazilandia, África del Sudoeste, las Rodesias del Norte y el Sur, Niasalandia, Mozambique, Tangañica, Kenia, Uganda, Angola, y varias islas de los océanos Índico y Atlántico, como Santa Elena, Madagascar y Mauricio.

Pronto una pequeña prensa de platina que se alimentaba a mano llegó desde Brooklyn. Bajo la guía de un hermano de la Ciudad del Cabo que era impresor, los hermanos Walder y Phillips obtuvieron en cinco meses un aprendizaje de cinco años. Descubrieron lo que quería decir para un impresor el “vigilar sus pes y sus cus.” No pasó mucho tiempo antes que la pequeña prensa estuviera produciendo miles de hojas sueltas, tratados y formularios de servicio. Además de eso, se preparó otra literatura en afrikaans y en los diferentes idiomas africanos. Un hermano del Estado Libre de Orange, un agricultor llamado Izak Botha, al oír que El Arpa de Dios estaba siendo traducido al afrikaans, inmediatamente hizo una donación de £500 (1.400 dólares) para ayudar a sufragar la impresión.

ESTALLA LA DIFICULTAD

Una de las primeras cosas que hizo el nuevo superintendente de sucursal, el hermano Walder, fue dar atención a las Rodesias (Rodesia del Norte y Rodesia del Sur) y también a Niasalandia. La literatura de la Sociedad ya había llegado a estos territorios, aunque la situación en aquella parte del África era incierta.

En este tiempo es difícil formarse un cuadro preciso de lo que en realidad estaba sucediendo en las Rodesias a principios de los años veinte. De todos modos, el clero de la cristiandad estaba expresando gran alarma. En The Rhodesia Herald del 6 de junio de 1924 hubo un largo informe acerca de una conferencia misional que se celebró en Rodesia del Sur, durante la cual se consideraron el “movimiento Watchtower” y la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Como Elimas el hechicero, quien ‘torcía los caminos de Jehová’ en un esfuerzo por estorbar la obra cristiana del apóstol Pablo, el clero de la cristiandad arrojó acusaciones falsas contra los modernos testigos cristianos de Jehová. (Hech. 13:6-12) Un clérigo, C. E. Greenfield, acusó a la Sociedad Watch Tower de propagar “bolchevismo eclesiástico.” Dijo que esta propaganda venía de Rusia y preguntó si debería tolerarse en África. De modo que presentó la siguiente resolución: “Que en la opinión de esta conferencia de los misioneros de Rodesia la enseñanza de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract subvierte la verdadera religión en la Iglesia y la ley en el Estado, y como tal su propaganda entre los nativos de este país es particularmente peligrosa; que se solicite del Gobierno, por lo tanto, que vigile y controle sus operaciones.”

Otros hablaron en apoyo de esta resolución. El administrador de la Mina de Carbón de Wankie (en Rodesia del Sur), Sr. Thomson, dijo que ‘montones’ de veinte a treinta personas estaban siendo bautizadas en una charca. Se informó que los esfuerzos que se habían hecho por controlar aquel movimiento resultaron en un gran aumento de conversos, de los cuales se decía que entonces eran unos 1.500. Según Greenfield, la propaganda prometía el derribo del poder del hombre blanco. La conferencia aprobó la resolución, con poca oposición.

En aquel tiempo, era una treta favorita de los misioneros y clérigos asustar a otros con el viejo espanto del comunismo. Sin embargo, aunque descontemos las referencias a Rusia y al bolchevismo, no se puede estar seguro de que aquellos 1.500 adherentes que afirmaban ser de la Watch Tower en Wankie eran hermanos nuestros o miembros de uno de los falsos “movimientos Watchtower.” El informe, sin embargo, sí sirve para mostrar que el nombre “Watchtower” ya era bien conocido en las Rodesias para 1924 y que era necesario hacer una aclaración del asunto.

Por eso, para fines de 1924 el hermano Walder hizo un viaje a las Rodesias, y vio a funcionarios gubernamentales tanto en Rodesia del Norte como en Rodesia del Sur para averiguar qué estaba sucediendo en el nombre de la “Watchtower.” Los funcionarios le dijeron lo suficiente como para que él se diera cuenta de que había que entrar en acción inmediatamente para separar a los que estaban sinceramente interesados en nuestra obra de los que pertenecían a los movimientos indígenas. El año siguiente, 1925, un hermano europeo, William Dawson, fue enviado a esta zona desde Sudáfrica. Él visitó todos los centros que alegaban tener alguna relación con la Sociedad Watch Tower tanto en Rodesia del Norte como en Rodesia del Sur.

El informe de este hermano indicó que la gran mayoría de estas personas no tenía un verdadero entendimiento de la verdad como se explica en la literatura de la Sociedad. Por otra parte, algunos estaban sinceramente interesados, y éstos necesitaban ayuda y guía maduras. El hermano Walder, en El Cabo, prontamente repudió los movimientos indígenas que estaban dando mal uso al nombre de la Sociedad, y los gobiernos a quienes esto interesaba recibieron notificación de ese hecho. Él envió cartas a las autoridades responsables en las Rodesias y Niasalandia especificando con claridad que la Sociedad no aceptaba ninguna responsabilidad por los falsos movimientos que ciertos elementos religiosos estaban conectando con la Sociedad.

Para aproximadamente el mismo tiempo que el hermano Dawson visitó a las Rodesias, un individuo llamado Mwana Lesa causó terror entre los africanos de Rodesia del Norte. Mwana Lesa (que significa “Hijo de Dios”) era un africano de Niasalandia; su verdadero nombre era Tom Nyirenda y vino a Rodesia del Norte por vía del Congo. Informes lo describen como un adherente de uno de los “movimientos Watchtower” indígenas que se hizo a sí mismo profeta. Según el relato del Sunday Times el 1 de julio de 1934, por Scott Lindberg, él consiguió un ejemplar del Book of Martyrs (Libro de los mártires) de Foxe. De éste vio que los blancos de tiempos pasados ataban a las “brujas” en un banquillo de inmersión y las ahogaban. Aparentemente esto le causó gran impresión. Viajando de aldea en aldea, predicó y les dijo a los nativos “que África pertenecía a los africanos y que hombre blanco debe ser echado.”

Nyirenda entonces se alió con Chiwila, un subjefe de Lala (la parte sudeste de la actual Zona del Cobre). Estos dos idearon un proyecto por el cual Nyirenda acabaría con los enemigos políticos de Chiwila por medio de llamarlos “brujos” y ahogarlos por bautismo para que él pudiera ganar las elecciones para el puesto de rey. El Sr. Lindberg dice: “A Tom le dieron entonces todos los nombres de todos los enemigos de Chiwila. Él convocó a los subjefes y les dijo que había sido enviado por Dios para limpiar de brujería a la tribu, y que todo hombre, mujer y niño tenía que ser bautizado en el río.

“Los supersticiosos nativos fueron llevados a un lugar donde un río rápido se abría paso a través de un serpentino barranco entre los cerros, y allí, sobre un peñasco en medio del río, estaba de pie Tom, vestido en largas vestiduras blancas.

“Le dijo a la gente que Dios lo había enviado para separar a las ovejas de las cabras. Entonces bautizó a cada persona por medio de hundirla en el río, con la ayuda de los firmes apoyadores de Chiwila, quienes mantuvieron a sus enemigos bajo el agua, con la cabeza de frente a la corriente del río, hasta que se ahogaron.

“La gente cantaba himnos mientras observaban a cada víctima inanimada, y durante toda la noche en el bosque se oyó el eco de las exhortaciones frenéticas de Mwana Lesa.

“Tom, habiendo ahogado a veintidós nativos aquella noche, decidió cruzar la frontera y establecerse en la provincia de Katanga, en el Congo Belga, donde las autoridades de Rodesia no podrían echarle mano.”

ACLARACIONES NECESARIAS Y AYUDA

En el Congo, Tom Nyirenda cometió otras atrocidades antes de ser arrestado por la policía de Rodesia del Norte, sometido a juicio, hallado culpable y colgado en la Plaza de la Prisión de Broken Hill enfrente de los jefes nativos. Estas fechorías fueron conectadas con el nombre “Watch Tower.” Pero Mwana Lesa no tenía ninguna conexión en absoluto con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, ni con los Estudiantes de la Biblia, como se conocía a los testigos de Jehová entonces. Al contrario, el Sr. Lindberg informó que Tom Nyirenda “había sido recibido dentro de la Iglesia Católica Romana y recibido absolución mientras estuvo en prisión” antes de ser ejecutado. A pesar de esto los enemigos del reino de Dios, el clero de las confesiones religiosas de la cristiandad, hicieron cuanto pudieron para pasar la culpa de esto a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract genuina y despertar prejuicio en las autoridades y el público contra nosotros en un esfuerzo por mantener fuera del país a los Testigos. Así, podemos comprender lo enorme del obstáculo que tenía que ser vencido para establecer la obra del Reino en Rodesia del Norte.

También en Niasalandia era necesario aclarar nuestra posición y las personas que mostraban interés en la verdad necesitaban ayuda. En The Watch Tower del 15 de diciembre de 1923 se encuentra el siguiente informe del representante de la Sociedad: “Recientemente me visitó el comandante———, comisario principal de la policía. Él es un hombre de excelentes prendas, un moderno Gamaliel. Ha estado investigando nuestra obra en Niasalandia. Le disgustan las sorprendentemente inicuas mentiras que se riegan acerca de nosotros y que le ha dicho el clero. Declaró que se había disfrazado y que había asistido a nuestras reuniones entre los nativos. Conoce individualmente a todos los líderes. Me dice que la verdad se está esparciendo como un fuego entre los nativos.”

En todo caso, fue bueno que la Sociedad enviara a John Hudson y su esposa a Niasalandia en 1925 para investigar y arreglar las cosas. Su visita fue útil. John Hudson relata que durante los quince meses que pasó en Niasalandia hizo un recorrido de muchas partes del país y pronunció discursos en muchos lugares. Descubrió que la mayoría de los hermanos tenía muy poco conocimiento o entendimiento de la verdad. En sus discursos el hermano se esforzó por ayudarles a apreciar la importancia de mantenerse en comunicación con la Sociedad y aceptar su guía y dirección.

El hermano Junior Phiri también dice que el hermano Hudson les dio consejo en cuanto al punto de que los esposos se sentaran con las esposas en las reuniones. En la vida tribual africana el esposo no come con la esposa, y cuando la familia va a la iglesia o a reuniones religiosas los hombres se sientan en un lado del pasillo central y las mujeres en el otro; de modo que parece que el hermano Hudson dio buen consejo en cuanto a este punto.

Pero, como relata el hermano M. Nguluh, ciertos grupos se dijeron: “No vamos a recibir nuestra enseñanza de hombres que están en El Cabo, sino que haremos lo que nos parezca bien.” De modo que la visita del hermano Hudson tiene que haber causado una separación entre los que estaban dispuestos a seguir la guía de la Sociedad y los que no estaban dispuestos a ello. Lo desafortunado fue que los que no estaban dispuestos a seguir la guía de la Sociedad todavía insistieron en usar el nombre “Watch Tower,” y aparentemente uno de los líderes principales fue un tal Sr. Willie Kavala. Uno de los rasgos especiales de aquel movimiento era que no creía en la resurrección de los muertos. El hermano Nguluh dice que estos elementos falsos rehusaban pagar sus impuestos, ¡y decían que eran los gobernantes del reino de Dios!

Después que el hermano Hudson dio un informe de su visita, la oficina de la Sociedad Watch Tower en El Cabo envió una carta a las autoridades gubernamentales de Niasalandia. En parte, decía:

“En nombre de la susodicha Sociedad quisiera informarle que nuestros representantes en Niasalandia han sido retirados . . . La razón que tuvimos para enviar al Sr. Hudson y su esposa a Niasalandia fue las actividades de ciertas iglesias que a sí mismas se llaman ‘Watch Tower’ entre los nativos. No podemos respaldar ese movimiento. Pervierte absolutamente las enseñanzas de la Sociedad y en su mayoría sus seguidores no muestran ninguna inclinación a someterse a dirección o autoridad procedente de nosotros. Por lo tanto enteramente nos desasociamos de él.”

¡Por algún tiempo los que estaban genuinamente interesados en la verdad tuvieron que batallar por su propia cuenta sin la guía de un representante de la Sociedad en Niasalandia! Mientras tanto, ¿cómo progresaba la verdad en Sudáfrica, donde los hermanos disfrutaban de la plena dirección de la organización?

AYUDANDO A LOS AFRICANOS EN SUDÁFRICA

En Johannesburgo, otros africanos estaban adquiriendo conocimiento de la verdad, y las buenas nuevas se estaban esparciendo a los que vivían en las ubicaciones y los poblados cercados de las minas (residencias para los africanos). Uno de éstos fue Yotham Mulenga. Él recuerda que un hermano blanco vino con el Foto-Drama de la Creación al poblado donde él estaba alojado. Esto tuvo un efecto profundo en el hermano Mulenga, que compró el primer tomo de Estudios de las Escrituras y poco después empezó a asistir a las reuniones de Johannesburgo donde conoció a otros hermanos africanos.

Algunos de los hermanos europeos locales estaban ayudando a los africanos en aquel tiempo. Uno de éstos era el hermano V. Futcher, que entonces era administrador auxiliar del poblado cercado. Ayudó a muchos africanos a aceptar la verdad. Entre éstos estuvo Albino Mhelembe del sudeste de Mozambique. Este supo de la verdad en 1925 por medio de la predicación del hermano Futcher. Antes que terminara el año 1925, Mhelembe regresó a Lorenzo Marqués, la ciudad capital de Mozambique, y entonces siguió a su pueblo nativo en Vila Luiza. Allí empezó a predicar la verdad a miembros de la Iglesia de la Misión Suiza en Marracuene. Mhelembe tuvo buen éxito, y no pasó mucho tiempo antes que la verdad se hubiera afirmado fuertemente en Mozambique. Hasta cuarenta personas asistían a las reuniones, y algunas viajaban más de treinta kilómetros para hacerlo. Sí, la obra del Reino había empezado a echar raíces en otro campo más.

SIN ARREDRARSE POR LA PERSECUCIÓN

En Sudáfrica los representantes principales de Babilonia la Grande son los líderes de la Iglesia Reformada de Holanda. En muchas ocasiones éstos han perseguido enconadamente a los que se han puesto a favor de la verdad, y los han hostigado de una ciudad a otra tal como judíos no creyentes del primer siglo les hicieron a los apóstoles Pablo y Bernabé. (Hech. 14:2, 5-7, 19) Un ejemplo interesante de eso ocurrió en el Estado Libre de Orange. A mediados de los años veinte un bien conocido abogado y su esposa asistieron a una conferencia dictada por el hermano De Jager en el pueblo de Boshof. Muchos dignatarios locales asistieron a la reunión pública, y algunos de éstos fueron después con el orador a un salón de té para hacer preguntas bíblicas. El abogado, el Sr. Theo Denyssen y su esposa, quedaron muy impresionados, obtuvieron literatura, y con el transcurso del tiempo se convencieron de que esto era la verdad. Pronto empezaron a dar testimonio a amigos y parientes y esto inmediatamente despertó resentimiento en el ministro local de la Iglesia Reformada de Holanda. Poco después de esto, el hermano Denyssen y su esposa renunciaron de la iglesia; y para fines de 1925 tres de sus parientes y once de sus amigos también renunciaron y sus cartas de renuncia fueron leídas desde el púlpito.

El hermano Denyssen era un hombre bien conocido en aquella parte del Estado Libre de Orange y por eso la posición que adoptó en cuanto a la verdad causó una verdadera sensación y dio un amplio testimonio. En 1927 él y un grupito en Boshof participaron en la obra postal, enviando por correo, por una muy amplia zona de la provincia, unos 10.000 folletos y publicaciones pequeñas, incluso la resolución “Un testimonio a los gobernantes del mundo.” En abril de 1927, toda la congregación de Boshof asistió a la asamblea nacional que se celebró en Johannesburgo y no menos de trece de ellos, incluso el hermano T. C. Denyssen y su esposa, se bautizaron. En aquel mismo año, para mantenerse al paso con los hermanos que por todo el mundo estaban entonces empezando la obra de casa en casa los domingos por la mañana, el grupito también empezó este rasgo del servicio. Los ministros locales de la religión falsa, obviamente muy preocupados, pronunciaron una serie de sermones en sus iglesias contra el “russelismo.” Más tarde se celebró un debate público entre dos hermanos y tres clérigos de la localidad; y, como resultado, un sargento de la policía que estaba en el auditorio vio la verdad, se declaró de parte de ella, y permaneció firme en ella hasta la muerte.

Airado por el buen éxito de los Testigos, el ministro local de Boshof dio a sus diáconos y ancianos la instrucción de visitar a todos los miembros de la iglesia y ordenarles que dejaran de patrocinar al hermano Denyssen y así hacerle imposible ejercer la abogacía. Para el fin de 1927, la familia Denyssen tuvo que mudarse de aquel lugar, y se fueron al pueblo de Wellington, no lejos de El Cabo. Pero allí el ministro local también empezó una campaña de persecución y los Denyssens tuvieron que mudarse el año siguiente a El Cabo.

Ahora, ¿cómo iban las cosas en aquellos territorios lejanos del norte donde la situación entre los africanos estaba siendo causa de grave preocupación? En 1926, George Phillips, de la sucursal de El Cabo, fue enviado junto con Henry Myrdal a hacer una gira por Rodesia del Sur. En la frontera se les detuvo y se les dijo que solo se les permitiría entrar en el país si no trabajaban entre los africanos. ¡Parecía que las autoridades habían aceptado la ya mencionada Resolución de la Conferencia Misional y estaban poniéndola en vigor!

El método que usaron los hermanos Phillips y Myrdal en aquel viaje fue el de ir al pueblo o ciudad, alquilar un galón, imprimir hojas sueltas de invitación con su propio equipo pequeño de imprimir con sello de goma, y entonces invitar a la gente a venir. En la reunión apuntaban el nombre y la dirección de los que mostraban interés y entonces hacían su propia obra de atender el interés con juegos de Estudios de las Escrituras y El Arpa de Dios. Las bicicletas eran el único medio de transportación que tenían con el cual hacer todas estas visitas. Pero para ir de pueblo en pueblo viajaban por tren. Cuando llegaban a cada nuevo lugar invariablemente los recibía un “comité de recepción” enviado por la policía. El Departamento de Investigación Criminal estaba manteniendo bajo vigilancia cuidadosa a estos dos europeos de la Sociedad Watch Tower. Así, de aquella manera visitaron a Bulawayo, Que Que, Gatooma, Gwelo, Salisbury y Umtali. En Umtali el Sr. Gunn y su esposa aceptaron la verdad. Los dos hermanos también visitaron a Wankie, el centro minero de carbón. Mientras estaban allí disfrutaron de un viaje a las hermosas cataratas Victoria no lejos de allí, una de las más magníficas vistas de cualquier parte del mundo, y también recorrieron el interior de una mina de carbón. Pero ellos se apegaron a las restricciones que la policía les había impuesto y no hicieron esfuerzo por comunicarse con los africanos “Watchtower” que trabajaban en la mina. Después de una visita de varios meses, en la cual colocaron más de 4.200 ejemplares de literatura, y despertaron interés en varios lugares, regresaron a Sudáfrica a tiempo para asistir a la asamblea anual de El Cabo al fin de diciembre de 1926.

OTRO CAMBIO EN EL CABO

Abajo en El Cabo, en la pequeña sucursal, las cosas no iban muy bien. El hermano Walder, superintendente de sucursal, había estado anteriormente en la oficina de la sucursal británica y estaba acostumbrado a encargarse del campo británico, que era comparativamente grande, y a celebrar grandes reuniones en el viejo “Tabernáculo” de Londres. Desde el mismo momento en que llegó a Ciudad del Cabo, todo le había parecido totalmente diferente y mucho más pequeño. En el poco tiempo durante el cual fue superintendente de sucursal en Sudáfrica hubo algún progreso, pero, para él, parecía lento y la misma pequeñez de las cosas era una prueba. Partió para fines de 1927, después de haber estado en el país por tres años y medio.

Sin pérdida de tiempo el hermano Rutherford nombró sucesor de él en la sucursal a su auxiliar, George Phillips, y la obra siguió adelante. El hermano Phillips estaba bien preparado para sus nuevas responsabilidades. Para 1927 ya tenía trece años en el servicio de tiempo cabal y era un hombre de experiencia en el campo y en la oficina. Le tenía profundo aprecio a la organización de Jehová, y tenía un sentido firme de lealtad a la Sociedad, una mente clara y excelentes cualidades de combatiente, que le serían muy útiles en los difíciles tiempos del futuro.

La obra en Sudáfrica pronto empezó a cobrar velocidad. El hermano Phillips había empezado a servir de tiempo cabal a una edad temprana él mismo, y durante toda su vida ha estimulado a otros a disfrutar de los gozos de servir a Jehová como precursores. Por eso no sorprende el que las filas de los repartidores pronto empezaran a aumentar.

Al leer acerca de la obra que hicieron, su perseverancia frente a oposición y sus esfuerzos incansables por penetrar en nuevo territorio, uno no puede menos que recordar las experiencias similares de los apóstoles de Jesucristo según están registradas en el libro bíblico de Hechos.

ESTALLA LA VIOLENCIA

Entre los siervos de tiempo cabal de aquellos días estaban Piet de Jager y Henry Myrdal, quienes para este tiempo servían como compañeros y recorrían el país pronunciando conferencias y haciendo la obra de atender el interés. Aunque en muchos lugares el clero local agitaba oposición y lanzaba ataques desde el púlpito o por medio de la prensa, rara era la vez que aquello culminaba en violencia. Sin embargo, cuando los hermanos De Jager y Myrdal llegaron al pueblecito llamado Dewetsdorp, en el Estado Libre de Orange, la oposición sí se hizo violenta. Como de costumbre, ellos alquilaron un salón, prepararon las hojas sueltas de invitación con su pequeño equipo de sello de goma, y anunciaron el discurso. Se había alquilado el teatro local para aquella ocasión, pero en la mañana del día en que se había de pronunciar el discurso el dueño les dijo a los hermanos que cancelaba el uso del local. El ministro de la Iglesia Reformada de Holanda le había informado que, si permitía que se presentara la conferencia, la congregación boicotearía su teatro.

Esto puso a los hermanos en una situación difícil. No obstante, fueron a las autoridades municipales y obtuvieron permiso para pronunciar un discurso en la plaza del mercado. Inmediatamente prepararon nuevas hojas sueltas de invitación, las distribuyeron tan rápidamente como pudieron, y tuvieron la conferencia aquella noche. Unas setenta y cinco personas asistieron.

Antes que el discurso hubiera adelantado mucho, la muchedumbre empezó a acercarse al discursante y a interrumpirlo con preguntas molestas. La interrupción aumentó. De súbito, el hermano Myrdal, que estaba al lado del discursante, sintió que recibía un fuerte golpe en la cabeza, que casi le hizo perder el sentido. Felizmente, había allí un policía vestido como ciudadano común y vio lo que estaba sucediendo. Al fondo del grupo estaba el ministro de la Iglesia Reformada de Holanda, incitando a su gente y causando deliberadamente este acto de violencia. Ciertos individuos fueron arrestados, acusados en el tribunal al día siguiente y multados. Sin desalentarse, los dos hermanos continuaron su gira de conferencias.

En 1928, la asamblea de Detroit, Michigan, había adoptado entusiásticamente la resonante resolución “Declaración en contra de Satanás y de adhesión a Jehová,” poniendo fin así a una serie de siete mensajes anuales. En aquella misma asamblea en Detroit, el electrizante discurso del hermano Rutherford “El Gobernante para la gente” fue transmitido por una red telefónica de 107 radioemisoras por la Sociedad Watch Tower. En la lejana Ciudad del Cabo un grupito recuerda que escuchó aquel discurso por transmisión de onda corta. Pero además de la transmisión desde los Estados Unidos, se hicieron arreglos para que se transmitieran conferencias a los radioescuchas por vía de la Compañía de Radiodifusión Africana, la única compañía de radiodifusión en Sudáfrica. Se otorgó permiso para transmitir siete conferencias durante 1928 desde los tres estudios de la compañía situados en El Cabo, Johannesburgo y Durban. De este modo las buenas nuevas llegaron a lugares remotos y solitarios y muchos escucharon por primera vez el mensaje del Reino.

Además, hacia fines de los años veinte, los hermanos efectuaron por todo el país una campaña de envíos por correo para dar un testimonio a la gente que no podía ser alcanzada en la obra de casa en casa. Frank Smith, uno de los hermanos de El Cabo, pagó el costo de enviar 50.000 folletos a todos los granjeros, vigilantes de los faros, guardabosques y otros que vivían en lugares aislados. Todo el trabajo de envolver y poner direcciones para esta obra de envío por correo fue hecho por miembros de la ecclesia (congregación) de Ciudad del Cabo. Como resultado de esto, se recibieron muchos pedidos de publicaciones junto con cartas estimuladoras que mostraban que las buenas nuevas, enviadas de esta manera poco usual, estaban llevando consuelo y gozo a personas aisladas. Los religiosos ortodoxos, por supuesto, reaccionaron como de costumbre y hubo muchos ataques fieros en las revistas eclesiásticas por todo el país.

EL ÁFRICA DEL SUDOESTE OYE LAS BUENAS NUEVAS

Fue esta obra de envíos por correo lo que hizo que el mensaje del Reino también llegara al territorio de África del Sudoeste, es decir, a la mayor porción de sus casi 822.900 kilómetros cuadrados de, o desierto, o tierra semiárida. Por toda la costa occidental y unos ciento cuarenta y cinco kilómetros tierra adentro está el gran desierto de Namib. La muy dispersa población de 610.000 personas, de las cuales 60.000 son blancos, se compone de sudafricanos, alemanes y británicos del lado europeo, y hereros, ovambos, namas u hotentotes, damaras y bosquimanos del lado africano. Además de éstos hay un grupo que se llama orgullosamente basters (literalmente “híbridos”), debido a que se originaron de la mezcla de los primeros colonos blancos con los hotentotes.

En 1928, este país estaba absolutamente sin tocar todavía en cuanto a la obra de testimonio. Pero durante aquel año, cuando se organizó la campaña de los envíos por correo, se obtuvo una guía al día de las direcciones del país y se envió un ejemplar del folleto El amigo de la gente a toda persona cuyo nombre aparecía en la guía. Una de estas semillas del Reino cayó en buen terreno de manera poco usual.

Un hombre llamado Bernhard Baade trabajaba en una mina en aquel tiempo y acostumbraba comprarle huevos a un agricultor vecino. Cierto día los huevos vinieron envueltos en algunas de las primeras páginas del folleto El amigo de la gente. Él empezó a leer, y mientras leía, su interés crecía. Pero tuvo que esperar más suministros de huevos, envueltos en el resto de las páginas del folleto, para continuar su lectura. Escribió en solicitud de literatura y poco después de eso se puso de parte de la verdad.

El año siguiente, 1929, la hermana Lenie Theron fue enviada desde Sudáfrica a Windhoek, África del Sudoeste. Desde allí ella trabajó todos los pueblos principales por todo el país por tren y diligencia, haciendo un viaje de más de 8.000 kilómetros en total. Mucha de la gente que había recibido el folleto que se había enviado el año anterior expresaron aprecio por él. Sus propias colocaciones fueron fenomenales. En cuatro meses colocó 6.388 libros y folletos en inglés, afrikaans y alemán en manos de la gente.

Mientras la hermana Theron se mantenía ocupada en África del Sudoeste, su compañera, Elizabeth Adshade, fue enviada a Rodesia del Sur. Aunque se encontró con bastante oposición de parte de la policía y los magistrados en varios lugares, ella efectuó su trabajo valerosamente y abarcó todos los centros de población europeos del país.

Para 1929, el mensaje del Reino estaba llegando a una zona de gran amplitud en el vasto campo bajo la sucursal de Sudáfrica. Hablando de esto, el Year Book para 1930 dice: “Por correo se ha solicitado literatura desde tan lejos en el norte como la Colonia de Kenia, en el África Oriental Inglesa; Tangañica y Niasalandia, en el África Central Inglesa, y el Congo Belga.”

LOS PROBLEMAS NO IMPIDEN EL PROGRESO

El hermano Paul Smit, cuya experiencia como muchacho de escuela en Nylstroom ya mencionamos, estuvo en Pretoria para fines de los años veinte. Él relata que el grupo de Pretoria estaba pasando por una crisis, y, entre otras cosas, dice: “No había progreso en el grupo y el organizar la compañía para el servicio sacudió al grupo, y dos se fueron. En aquel tiempo uno de los ancianos (el hermano Möller) se hallaba ocupado escribiendo un libro, y aunque la Sociedad expresó que no aprobaba esto, y yo le solicité que dejara de hacerlo, él persistió en su proceder equivocado. Cierto domingo por la mañana, después de la publicación del libro, trajo unos libros al salón y solicitó que la clase ayudara a distribuirlos. Esto me causó enorme sorpresa y me levanté y declaré denodadamente que la Sociedad no aprobaba aquella publicación y que yo me opondría a cualquiera que se opusiera a la norma de la Sociedad.” Aquello sacudió a los ancianos y ellos se fueron, con sus seguidores. Los únicos que permanecieron fueron una hermana anciana inválida y los hermanos Smit.

Poco después de aquello, un matrimonio, los hermanos Steynberg, se mudaron a la zona de Pretoria. Esto fue un gran estímulo para el grupo reducido de Pretoria y resultó muy bueno para los Steynbergs. El grupo de Pretoria había pasado por un difícil período de limpieza, pero desde entonces el progreso fue firme y sólido.

Esa era la situación en cuanto al grupo europeo en Pretoria. ¿Qué hay de los africanos allí? El hermano Hamilton Kaphwitt se mudó de Bulawayo a Pretoria en 1927; pero, puesto que no había reuniones africanas allí en aquel tiempo, asistía a las reuniones de los africanos en Johannesburgo. Entonces, en 1931, un hermano llamado Mulauzi bajó de Niasalandia y se unió a Kaphwitt. Estos dos comenzaron a estudiar juntos El Arpa de Dios. Por un tiempo bastante largo las reuniones de los hermanos africanos en Pretoria se celebraron en el hogar de Hamilton Kaphwitt. Aun hoy día muchas de las congregaciones africanas de los municipios o “localidades” cerca de las ciudades europeas se reúnen en hogares privados. Las autoridades gubernamentales y municipales se han opuesto hasta ahora a la construcción de Salones del Reino para los africanos.

En enero de 1930 el hermano Phillips se casó, y su esposa se unió al personal de la sucursal. También llegaron más refuerzos para la oficina en 1930... Llewelyn Phillips y George Spence. Llewelyn Phillips vino de Gales; no era pariente de George Phillips, pero también había tenido buena experiencia en el servicio de precursor y había servido por varios años en el Betel de Londres.

También fue a principios de los años treinta que la sucursal de Ciudad del Cabo empezó a producir folletos en los idiomas vernáculos como xhosa, zulú y sesotho. El Arpa de Dios salió en xhosa y El Reino, la esperanza del mundo salió en zulú.

PENETRANDO EN EL ÁFRICA ORIENTAL

En 1931 comenzó a abrirse otro vasto campo en África, el África Oriental Inglesa. Esto estaba compuesto de lo que ahora es tres países separados, Kenia, Uganda y Tanzania (que consiste en Tangañica y la isla de Zanzíbar). A principios de los años treinta todos estos lugares estaban bajo jurisdicción británica. Con el surgimiento del nacionalismo en el África, estos estados, uno por uno, obtuvieron su independencia de la Gran Bretaña. En 1962, Tangañica llegó a ser la república independiente de Tanzania dentro de la comunidad británica de naciones. Uganda se hizo independiente en aquel mismo año, y Kenia en 1963. Debido a las muchas nacionalidades y tribus que componen la población de estos lugares, hay una confusión políglota, pero, felizmente, el lenguaje swahili sirve de medio común de expresión por toda el África Oriental.

En sentido religioso la designación “África Tenebrosa” ha sido apropiada. La mayoría de los nativos han sido seguidores de religiones paganas. Las misiones de la cristiandad, tanto católicas como protestantes, han estado activas aquí por muchos años, pero como en otros lugares en África, no produjeron cristianos que ‘adoren con espíritu y con verdad.’ (Juan 4:24) Pero, ¿cuándo comenzaron a brillar los primeros rayos de verdadera luz en esta región espiritualmente oscura?

En Ciudad del Cabo para este tiempo, un nuevo hermano llamado Gray Smith estaba participando en servicio de repartidor auxiliar. Su hermano mayor, Frank, fue el primero que consiguió la verdad, pero en 1928 Gray también empezó a estudiar seriamente. Se bautizó en 1929 y casi inmediatamente comenzó a efectuar trabajo de repartidor auxiliar. Más tarde, acompañó a Frank en un viaje muy interesante al África Oriental.

En 1931, los dos fueron enviados a Kenia a explorar las posibilidades de esparcir las buenas nuevas en África Oriental. En aquel tiempo Kenia era un protectorado británico con una población de aproximadamente 4.000.000 de personas, de las cuales unos 25.000 eran europeos. Llevaron con ellos un automóvil, que habían convertido en coche habitación, y partieron en el “Saxon Castle” hacia Mombasa, el puerto marítimo de Kenia. Desde allí viajaron con su coche habitación los 640 kilómetros de allí a Nairobi, la capital, a la cual habían enviado cuarenta cajas de libros. Debido a las malas carreteras, les tomó ocho días hacer este viaje. Trabajaron toda Nairobi y colocaron todos los libros en aproximadamente un mes. Colocaron muchos libros en las manos de indios de Goa, pero la mayoría de estas publicaciones fueron recogidas y quemadas por los sacerdotes católicos.

En el viaje de regreso a Sudáfrica estos dos hermanos contrajeron paludismo. En aquellos días esto era un verdadero peligro para la salud. Obtuvieron pasaje en un barco que salía desde Dar es-Salam, pero llegaron a estar tan enfermos y delirantes que los bajaron en Durban y los pusieron en un hospital. Frank Smith jamás volvió en sí, y murió. Gray Smith escasamente logró sobrevivir y tuvo que pasar cuatro meses en el hospital. Sin embargo, para el fin de 1931 regresó a Ciudad del Cabo.

Para este tiempo, allá en Inglaterra, un joven llamado Robert Nisbet acababa de abandonar un buen empleo en un laboratorio farmacéutico de Londres y se disponía a emprender el servicio de precursor. El hermano Rutherford, que estaba en Londres en aquel tiempo, lo mandó llamar y le dijo: “Estamos buscando a alguien que vaya a Ciudad del Cabo; ¿quisiera ir usted?” Robert concordó en ello e inmediatamente empezó a prepararse para el viaje.

¡Al llegar a la oficina de Ciudad del Cabo, al hermano Nisbet le mostraron otro embarque de literatura que estaba listo para ser despachado por barco a África Oriental, esta vez 200 cajas de literatura! Se enteró del viaje que habían hecho los hermanos Smith y la tragedia que sufrió Frank. A pesar de eso, muy gustosamente aceptó la asignación de ir a África Oriental. Se unió a él David Norman, e hicieron el viaje a su asignación. Iban a trabajar todos los territorios de Kenia, Uganda, Tangañica y Zanzíbar... ¡un campo realmente vasto!

Protegiéndose contra el paludismo por medio de dormir bajo mosquiteros y tomando diariamente dosis grandes de quinina, que se podía conseguir en todas las oficinas de correo en el África Oriental al costo, así como usando cascos protectores contra el sol durante el día, lanzaron su campaña de testificación en Dar es-Salam, capital de Tangañica, el 31 de agosto de 1931. Esto no era una asignación fácil, como lo muestra el comentario del hermano Nisbet: “El resplandor del sol reflejado en las calles de pavimento blanco, el intenso calor húmedo y el tener que llevar grandes cargas de literatura de visita en visita eran solo algunas de las dificultades a las cuales teníamos que enfrentarnos. Pero éramos jóvenes y fuertes y disfrutábamos de aquello.”

Dentro de dos semanas estos enérgicos precursores habían colocado casi mil libros y folletos en manos de la gente, entre ellos muchas “Colecciones Arco Iris,” así llamadas por los diferentes colores de los libros. Esto agitó la ira del clero, y en el tablero de información de la iglesia católica se colocó un aviso que llamaba la atención de todos los feligreses al artículo número 1399 de la Ley Canónica que prohibía a los católicos siquiera tener en sus hogares aquella literatura. La mayoría de estos libros se colocaron en manos de indios. Por no tener literatura en swahili y debido a que estos africanos carecían de educación académica, los hermanos no pudieron trabajar entre ellos.

Desde Dar es-Salam siguieron adelante a Zanzíbar, una isla a unos treinta y dos kilómetros de la costa, que en el pasado había sido centro de la venta de esclavos. Esta ciudad con sus estrechas y serpenteantes calles, donde fácilmente pudiera perderse un extranjero, estaba envuelta en un aroma constante de clavo de especia, pues Zanzíbar le suministra a casi todo el mundo clavo de especia. Tenía una población de un cuarto de millón de personas, de las cuales unas 300 eran europeos... en aquel tiempo los gobernantes. La gran mayoría eran swahilis y unos 45.000 eran de la India y árabes. Se colocaron muchos libros en manos de estos indios y algunos en manos de los árabes, pero una vez más la mayoría de la población, que era swahili, no fue alcanzada por el mensaje del Reino.

Después de permanecer diez días en Zanzíbar, subieron a un barco y viajaron a Mombasa, el puerto marítimo de Kenia, en ruta a las sierras de Kenia, con su abundancia de vegetales y frutas frescos, y un clima moderado. Viajaron por tren y trabajaron los pueblos a los lados de la línea del ferrocarril hasta el mismo lago Victoria. Aquí cruzaron este mar interno de 400 kilómetros de largo y 240 kilómetros de ancho, hasta Kampala, la capital de Uganda. Distribuyeron un gran número de libros aquí y obtuvieron suscripciones para The Golden Age. Ochenta kilómetros dentro de la selva un caballero vio a un amigo que leía entusiásticamente el libro Gobierno. Vino a Kampala a buscar a los jóvenes que distribuían esta literatura. Llevó consigo un ejemplar de todos los libros y se suscribió a The Golden Age.

Antes de comenzar su viaje de regreso por automóvil visitaron otro pueblo a unos cuarenta kilómetros más adentro y se emocionaron de haber sido usados como instrumentos para llevar el mensaje impreso del Reino, por primera vez, tan adentro en el interior de África. Regresaron de este pueblo por otra ruta y tuvieron la gozosa experiencia de visitar las cataratas Ripon, la fuente del río Nilo. Mientras regresaban a Mombasa trabajaron unos cuantos pueblos más a lo largo de la línea del ferrocarril. Después de testificar en Mombasa en medio de un calor indescriptible, colocando mucha literatura y pronunciando dos discursos para los cuales hubo buena concurrencia, fueron a un lugar más por la costa y entonces, a bordo del “Llandovery Castle,” regresaron a El Cabo, Sudáfrica, un viaje de casi cinco mil kilómetros.

En estos primeros dos viajes dentro del África Oriental se colocaron más de 7.000 libros y folletos y se obtuvieron muchas suscripciones para The Golden Age. Algunas de estas semillas indudablemente cayeron en buen terreno, porque cierto caballero que había recibido unos folletos escribió a la oficina de la Sociedad en Ciudad del Cabo y pidió una colección completa de los libros y folletos del juez Rutherford. Este hombre administraba una mina de oro en el bundu (una zona aislada) de Tangañica. Y así, a gran costo en dinero, esfuerzo y hasta vida misma por parte de los precursores devotos y celosos, el mensaje estaba penetrando en el África Oriental Inglesa y la obra del Reino progresaba.

Sí, en 1931 unos cuantos fieles en Sudáfrica en aquel tiempo alcanzaron un campo tremendo. Aquel año se colocaron un total de 68.280 libros en el campo sudafricano y se celebraron ocho asambleas de servicio para fortalecer la fe de los hermanos. ¿Cuántos hubo para lograr toda esta obra sobre tan amplio campo? ¡Solo aproximadamente cien publicadores en toda África austral!

¡ADELANTE, COMO TESTIGOS DE JEHOVÁ!

Para coronar el año 1931, de la asamblea de Columbus, Ohio, en los Estados Unidos, vinieron las emocionantes noticias acerca de la adopción del nombre “testigos de Jehová.” Esto produjo gran gozo en el pueblo de Jehová alrededor del mundo, incluso el grupito enérgico de Sudáfrica. Muchos hermanos se sintieron sobrecogidos ante el pensamiento de usar el nombre ilustre de Dios, pero esto los ayudó a comprender más profundamente el privilegio que tenían de declarar el nombre de Jehová por toda África austral. La obra del Reino y su desarrollo en el África austral había alcanzado otro punto de viraje.

Estimulados por su nombre bíblico de “testigos de Jehová,” los hermanos del África austral siguieron adelante con gran celo y resolución a principios de los años treinta. Se estaban suministrando cada vez más armas espirituales e instrumentos teocráticos, y en 1932 el más poderoso fue sin duda alguna el folleto especial El Reino, la esperanza del mundo. En todos los países los testigos de Jehová estuvieron ocupados colocando este folleto y participando en la campaña de visitar a todo clérigo, político y hombre de los grandes negocios del territorio. A muchos de éstos nunca antes se había llegado personalmente, pero ahora se les dio su oportunidad.

Por supuesto, a menudo es muy difícil comunicarse con funcionarios gubernamentales encumbrados y miembros del parlamento. Por lo tanto, los hermanos aprovecharon el hecho de que en ciertas ocasiones del año los miembros del parlamento se mudan de El Cabo, la capital legislativa, a Pretoria, la capital administrativa. Precisamente al tiempo apropiado, cuando estos caballeros esperaban en la estación de Ciudad del Cabo antes de partir en su viaje, los hermanos vinieron y les presentaron su ejemplar de este folleto especial. Estas personas tenían buena oportunidad de leer el contenido de la publicación y pensar en ella en el largo viaje de casi 1.600 kilómetros en que iban.

Otro instrumento que comenzó a usarse durante 1933 consistió en discursos grabados por el hermano Rutherford. La Corporación Radiodifusora Africana concordó en que el poderoso mensaje de estas grabaciones eléctricas podía transmitirse una vez al mes desde sus tres principales estaciones en Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Durban. De este modo el mensaje llegó a muchos hogares —y, sin duda, a muchos corazones también— en Sudáfrica, Rodesia del Sur y en lugar tan distante en el norte como Rodesia del Norte, a 3.200 kilómetros arriba en el continente africano. Habiendo oído los discursos, muchas personas aceptaron la literatura con mayor presteza. Un año después, sin embargo, se formó un comité consultivo en cuanto a radiodifusiones religiosas. Este comité estaba compuesto de clérigos procedentes de las religiones ortodoxas, y éstos se encargaron de que el mensaje del Reino que se transmitía por el aire fuera silenciado.

No obstante, era imposible detener a los publicadores celosos de aquellos días. En los pueblos pequeños, donde la gran iglesia de la Iglesia Reformada de Holanda era el edificio principal por kilómetros a la redonda, los agricultores solían reunirse en la plaza de la iglesia los domingos cuando se celebraba la comunión (en afrikaans esto se llama nagmaal, que de hecho significa “cena”). Acampaban allí con sus tiendas y carros tirados por bueyes. A menudo los hermanos circulaban entre ellos, y esto resultaba en muchas discusiones. Los hermanos de habla afrikaans, especialmente, se deleitaban en una lucha espiritual con las armas de la verdad. Más tarde, estos encuentros se relataban de nuevo con gran gusto en sus reuniones de testimonio.

Bien temprano en sus experiencias de precursor en el Transvaal septentrional, Fred Ludick fue víctima de un grave ataque de fiebre palúdica. Algunos africanos le ayudaron y confeccionaron una preparación de una fruta silvestre, y esto lo sanó. Pero en otra ocasión no le fue tan bien al compañero del hermano Ludick, Sidney McLuckie. Este hermano enfermó de fiebre tifoidea. Dice Fred: “Este fuerte muchacho de más de 74 kilogramos bajó a 40 kilos en solo unas cuantas semanas, y murió. Lo enterramos cerca de las montañas en Cala en Transkei (provincia del Cabo).” Así otro siervo fiel de Jehová había dado la vida en el desarrollo de la obra del Reino en el África austral.

Por un tiempo el hermano Ludick sirvió en el Bushveld del Transvaal septentrional y allí trabajó con un grupo aislado del cual eran parte el hermano Muller y su familia. A principios de los años treinta, el hermano Muller hizo una obra tremenda por todo el Transvaal septentrional y hasta en la parte norte del Cabo y ayudó a muchas personas a adquirir conocimiento de la verdad.

Por supuesto, también tuvieron sus dificultades, incluso la ocasión en que Fred Ludick visitó una estación misional católica. Allí se encontró con el sacerdote y empezó a explicar el propósito de su visita pero notó que el rostro del sacerdote se ponía cada vez más rojo. De repente el sacerdote entró apresuradamente en el edificio, regresó con una pistola y la apuntó contra el hermano Ludick. Sin embargo, Fred se mantuvo en calma y sencillamente dio la vuelta y caminó de regreso al auto, pero con un frío bajándole por la espina dorsal.

Para este tiempo el hermano Ludick se había “graduado” de su bicicleta y usaba un automóvil Fiat modelo 1928 con ruedas de rayos de madera. Con esto él y el hermano Muller trabajaron una amplia zona del Bushveld silvestre. Pero muchas veces tuvieron que pasar la noche bajo un árbol, oyendo el rugido de los leones. Pero después de un duro día en el campo, viajando por aquellas muy ásperas carreteras, remendando los neumáticos, pinchazo tras pinchazo, dormían como lirones... ¡hubiera o no hubiera leones! Los frenos del auto también les causaban dificultades. En cierta ocasión, mientras pasaban por el peligroso paso Soutpans Berg, tuvieron que atar un pedazo de soga de cuero a los rayos de las ruedas del frente y darles fuertes halones al bajar por lugares inclinados... ¡una difícil tarea acompañada por el olor a caucho que se quemaba! Después de una experiencia como aquélla, los dos hermanos se alegraban de estar de regreso en la hacienda de Muller, donde les esperaba una cálida bienvenida de parte de la hermana Muller y los niños. Estos niños ya estaban recibiendo buen entrenamiento en casa y algunos de ellos más tarde emprendieron el servicio de tiempo cabal. Dos de ellos todavía sirven en la sucursal de Sudáfrica; uno de ellos, Frans Muller, es el superintendente de la sucursal hoy.

SANTA ELENA RECIBE UN TESTIMONIO

Mientras esta emocionante actividad se efectuaba en el Transvaal, había precursores preparándose para un viaje a la isla de Santa Elena, un puntito en el océano Atlántico, a 1.900 kilómetros, aproximadamente, de la costa occidental de África. Esta isla tiene un área de solo 122 kilómetros cuadrados y menos de 5.000 habitantes, la mayoría mestizos y muy pobres. Esta isla remota fue considerada un lugar seguro para el destierro de Napoleón desde 1815 hasta 1821, cuando pertenecía a los británicos.

Gray Smith, que para entonces se había recobrado de su terrible enfermedad después del viaje a África Oriental, estaba listo para otro verdadero esfuerzo de precursor y preparado para una visita a Santa Elena. Su compañero esta vez fue Hal Ancketill, hijo del anterior superintendente de sucursal, Henry Ancketill. Ellos llevaron consigo una buena cantidad de literatura y trabajaron cabalmente la isla entera, colocando casi 1.000 ejemplares de literatura.

Como resultado de esta visita, un agente de la policía, Thomas Scipio, aceptó la verdad y empezó a publicar el mensaje del Reino. Cuando se retiró de la fuerza policíaca, Scipio, de sesenta años de edad, se hizo precursor y se ganaba la subsistencia cultivando vegetales. Su hijo George Scipio llegó a ser el primer superintendente presidente de la congregación que más tarde se formó en aquella isla.

El hermano Scipio padre apreció desde el mismo principio su responsabilidad de compartir las buenas nuevas del Reino con otros. Dio un testimonio denodado y amplio a sus parientes y a los demás isleños. Un año más tarde algunos se habían unido a él en la obra de testificar, y tan pronto como hubo fonógrafos y discursos bíblicos grabados disponibles, él obtuvo este equipo. Por años después éste resultó su método más eficaz de dar testimonio a los que estaban dispuestos a escuchar.

Para 1935 se formó un grupito de seis publicadores en Jamestown, el único pueblo de la isla. Las actividades fieles del grupito de publicadores allí dieron resultado, y el grupo creció. Uno de los nuevos hermanos que era dueño de un café también obtuvo un fonógrafo y nunca perdió la oportunidad de tocar las grabaciones para sus clientes. Para 1939 había dos grupos organizados uno en Jamestown y el otro unos cuantos kilómetros más allá, en Longwood, donde Napoleón había estado bajo custodia.

REGRESO AL ÁFRICA DEL SUDOESTE

Después de esta muy fructífera visita a Santa Elena, el hermano Smith decidió ir al África del Sudoeste en 1935. Para este viaje, el hermano Smith llevó consigo a su esposa y uno de sus hijos. Tenían un vehículo equipado con una de las nuevas máquinas de reproducción de sonido y algunas grabaciones.

Ciertamente tuvieron un tiempo maravilloso, pues colocaron no menos de 13.000 libros y folletos en las manos de la gente en solo cinco meses y obtuvieron 70 suscripciones a The Golden Age. Al clero, mayormente luterano, católico y reformado holandés, no le gustó esto. En cierto lugar el ministro de la Iglesia Reformada de Holanda acusó al hermano Smith de vender libros sin licencia, pero el magistrado simplemente se rió de esto y tomó alguna literatura él mismo.

De nuevo algunas de las semillas de la verdad cayeron en el terreno apropiado. Cierto hombre del sur, Abraham de Klerk, que obtuvo alguna de la literatura, la leyó y casi inmediatamente se convenció de que era la verdad. Se apegó a su fe recién hallada y enseñó a su familia de la mejor manera que pudo. Jehová bendijo sus esfuerzos porque su esposa y algunos de sus hijos aceptaron la verdad. Y en cuanto a “Oom” (tío) Abraham, uno de los primeros Testigos del África del Sudoeste, continuó sirviendo fielmente a Jehová hasta que murió a fines de los años sesenta.

SUAZILANDIA DURANTE LOS AÑOS TREINTA

Crucemos ahora al lado oriental de Sudáfrica y visitemos otro país lleno de colorido, Suazilandia. Está rodeado en tres lados por el Transvaal y al este tiene frontera común con Mozambique. Esta área es de aproximadamente 17.350 kilómetros cuadrados, y tiene una población de aproximadamente 420.000 personas, de las cuales solo unos cuantos miles son europeos.

Suazilandia fue visitada por precursores a principios de los años treinta y se dio un maravilloso testimonio en aquel país. Además de visitar a los europeos que vivían en los pueblos, los precursores también visitaron al jefe principal de la nación suazi, el rey Sobhuza II. Este hombre fue muy amigable con los Testigos y les dio una bienvenida real en su kraal. Congregó su guardia personal de cien guerreros para que escucharan una selección musical y un discurso grabado por el presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford. ¡Además, el hermano F. Ludick, quien estaba allí, dice que fue una experiencia bastante extraordinaria darle testimonio al rey, quien estaba rodeado por unas cincuenta de sus esposas!

En otra ocasión, Robert y George Nisbet también le testificaron a este rey. Después de oír varias grabaciones hechas por el hermano Rutherford, el rey quedó tan deleitado que quiso comprar la máquina, las grabaciones y el altavoz. ¡Una situación confundidora para los precursores! Al fin lograron satisfacer al rey dejándole una gran cantidad de literatura.

LLEGANDO A MAURICIO Y MADAGASCAR

En 1933 la sucursal de Sudáfrica decidió enviar dos precursores experimentados a Mauricio y Madagascar (República Malgache). Robert Nisbet y Bert McLuckie recibieron la fascinadora asignación de visitar estas dos islas a las afueras de la costa oriental de África. Primero fueron a Mauricio.

Antes de partir de Durban hacia Mauricio, pasaron algún tiempo tratando de aprender francés, pues pensaban que ése sería el idioma principal. Cuando llegaron a su destino, sin embargo, descubrieron que la mayoría de los habitantes hablaban criollo, una clase de dialecto o patois francés. De modo que los precursores no podían entender a la gente, y la gente no podía entender a los precursores. De hecho, el problema para el hermano Nisbet fue más complicado, puesto que él tenía un pronunciado acento escocés. Sucedió que en cierta ocasión un amo de casa le dijo: “¡Hábleme en inglés, por favor, pues yo no entiendo ese idioma!”

Puesto que la principal influencia y poder en la isla era católica, no sorprende que estos dos hermanos pronto se encontraran en dificultades. La policía, al recibir quejas inspiradas por los sacerdotes, se comunicó con Sudáfrica para recibir confirmación en cuanto a la identidad de los hermanos. La policía defendió el derecho de los hermanos a predicar, pero les advirtió que el celebrar reuniones sin permiso estaba prohibido y que en el caso de ellos no se otorgaría tal permiso. Además, el periódico local, La Vie Catholique (La vida católica), dio una advertencia en cuanto a estos dos “falsos profetas.” Aunque esto causó una disminución en sus colocaciones de literatura, no disminuyó el gozo y la resolución de ellos al buscar a las “ovejas” en perspectiva.

Visitaba a Mauricio al mismo tiempo que estos dos precursores el cardenal católico romano Hinsley, de la Gran Bretaña, con el propósito de oficiar en la instalación de un sacerdote como el nuevo obispo de la isla. El lugar estaba lleno de dignatarios católicos visitantes y sacerdotes que habían venido para esta ocasión especial. Esto dio a los precursores una excelente oportunidad para ofrecer el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Fue Robert Nisbet quien ofreció el folleto al cardenal Hinsley mismo, y éste lo aceptó sin alharaca. Bert McLuckie trató lo mismo con el obispo recién instalado James Leen, ¡quien tranquilamente tomó el folleto, lo hizo trizas y lo lanzó en el canasto de los papeles de desechos!

En aquellos días, en la isla de Mauricio, costaba muy poco viajar, probablemente menos que en todo otro lugar del mundo. Por ejemplo, se podía dar la vuelta por completo a la isla por tren, y de nuevo por autobús y tren por tan poco como media corona (35 centavos de dólar). De esa manera los precursores trabajaron toda parte de la isla. Además de colocar literatura en francés, colocaron folletos en chino y en varios lenguajes de la India, tales como tamil, urdu e hindi. En una ocasión el director de un periódico indio disfrutó de un largo artículo de The Golden Age que denodadamente denunciaba las malas acciones de la jerarquía católica romana. El director empezó a publicar este artículo como serie. Pero antes que terminara, la policía intervino y le dio al director una seria advertencia de posibles consecuencias, y esto hizo que él dejara de publicar aquel material. Sin embargo, a pesar de mucha oposición procedente de los sacerdotes, los dos precursores terminaron su asignación.

Su visita a Mauricio dio un amplio testimonio en esta isla y ellos dejaron un grupito que continuó efectuando alguna testificación informal. ¡Qué felices deben haberse sentido los hermanos Nisbet y McLuckie con este fruto de sus labores! ¿Pero qué hay de su visita a Madagascar?

Esta enorme isla (la cuarta entre las más grandes del mundo) a las afueras de la costa sudeste de África tiene aproximadamente 1.610 kilómetros de largo. La costa oriental recibe de frente el azote pleno de los vientos de monzón y tiene intensa precipitación. Pero otras partes de la isla son mucho más secas y por eso la flora del país varía desde los tipos desérticos hasta lujuriante vegetación tropical.

Madagascar tiene una población de unos seis millones de personas de orígenes muy diversos. Parece que árabes e hindúes establecieron factorías en Madagascar en tiempos muy remotos. Desde entonces, los portugueses, franceses e ingleses hicieron su parte en tratar de colonizar la isla. Finalmente, fueron los franceses quienes se hicieron dueños de ella y en 1896 llegó a ser colonia de Francia. Desde entonces la cultura francesa y el lenguaje francés han tenido gran influencia en la isla y sus habitantes. Esto significaba que en los años treinta, cuando los testigos de Jehová visitaron por primera vez aquella isla con el mensaje del Reino, la religión católica era la predominante.

Robert Nisbet y Bert McLuckie llegaron a Madagascar por embarcación en 1933. Empezaron su obra cautelosamente, comenzando en Tamatave, el puerto principal, donde desembarcaron. Rápidamente trabajaron el territorio, colocando mucha literatura en manos de la gente al hacerlo, y entonces siguieron adelante a la capital, Tananarive, situada en el interior.

Al llegar a Tananarive establecieron comunicación con un dueño de tienda griego que tenía alguna literatura de la Sociedad en su propio idioma. Había recibido esto de parientes que vivían en Brooklyn, Nueva York. Esto estimuló mucho a los hermanos, y se deleitaron cuando el hospitalario griego les dio alojamiento gratis en una habitación sobre su tienda.

Los hermanos Nisbet y McLuckie no pudieron establecer ningún grupo ni congregación en esta visita. Por supuesto, tenían un muy grande problema con el idioma, puesto que muy pocas personas entendían inglés. Pero permanecieron en Tananarive hasta que hubieron colocado toda su literatura antes de regresar a Sudáfrica. Así, muchas semillas de la verdad se sembraron en esta isla.

PRIMEROS ESFUERZOS EN MOZAMBIQUE

Otro campo amplio donde poco se había hecho todavía era la posesión portuguesa llamada Mozambique. Esta zona es de casi 777.000 kilómetros cuadrados y principalmente de terreno llano y bajo. Ahora tiene una población de 6.650.000 personas, de la cual solo un porcentaje pequeño es población blanca. La ciudad capital es Lorenzo Marqués, un importante puerto situado en el extremo meridional cerca de la frontera de la República Sudafricana. El otro puerto y ciudad importante es Beira, a unos centenares de kilómetros más al norte.

La Iglesia Católica ha dominado el campo religioso por siglos, aunque se supone que haya libertad de religión, y hay un buen número de sectas protestantes pequeñas funcionando en las ciudades. En las granjas o haciendas se usaba trabajo forzado, y por esto los trabajadores africanos conseguían muy poca remuneración. Además, el castigo impuesto a los africanos era severo. Un aspecto menos triste de la situación es el hecho de que el África Oriental Portuguesa no tiene barreras oficiales debido a color. No hay carteles que indiquen: “Europeos solamente” y no hay segregación en la transportación, los bancos, las tiendas, ni en ningún otro lugar. Lo que sí tienen es distinción entre los africanos mismos, entre africanos “no civilizados” y lo que llaman assimilados, o africanos “civilizados.” Cualquier africano puede subir desde su condición de “no civilizado” y llegar a ser “civilizado” por un proceso de ley. Pasa ciertas pruebas y llega a ser un “blanco” en vez de “negro,” sin importar el color que tenga. El africano que desee hacer esto hace una solicitud a un tribunal local y tiene que probar que puede leer y escribir en portugués, pertenece a la fe cristiana (católica), tiene cierta posición financiera, y está dispuesto a vivir a la manera europea. Lo principal es que debe poder adoptar el modo de vivir del hombre blanco. Entonces tiene derecho a un pasaporte, sus hijos pueden recibir educación gratuitamente y él tiene derecho a votar, pero puede ser llamado al servicio militar, y tiene que pagar altos impuestos sobre los ingresos. Solo una muy pequeña proporción de africanos puede calificar.

En 1925, la semilla del Reino había hallado buen terreno entre los africanos en esta parte de la Tierra, y por varios años creció constantemente sin estorbo. Pero a fines de los años treinta las autoridades comenzaron a investigar a los que eran suscriptores de La Atalaya y un número bastante grande de ellos fue arrestado. Los que fueron arrestados en el sur de Mozambique se encontraron en prisión con otros hermanos que habían bajado de Niasalandia, de modo que había un grupo bastante grande en total. Fue solo después de dos o tres años que finalmente tuvieron un juicio, con el resultado de que algunos fueron deportados a la colonia penal de Santo Tomé por doce años, mientras que otros fueron enviados a campamentos de trabajo en la parte septentrional de Mozambique por diez años. En la sentencia se declaró que no deberían estar juntos en un solo sitio, porque entonces aquellas zonas se ‘envenenarían con la enseñanza de ellos debido a que es una cosa muy vigorosa.’

En el grupo sentenciado había un hermano llamado Mahlanguana. Él recuerda que entre los lugares donde trabajó en el norte estaba una gran plantación de cocos cerca del pequeño puerto de Antonio Enes. Cierto día el jefe de la policía vino a investigarlo y lo halló preparando un sermón bíblico. El jefe le informó esto al director de la colonia penal, pero éste dijo que esto no causaría ningún daño. Sin embargo, el jefe de la policía golpeó al hermano Mahlanguana y lo puso en prisión por cuatro meses. Años más tarde, habiendo completado su sentencia, el hermano Mahlanguana regresó a Vila Luiza. La obra de predicar el Reino había quedado sin adelanto allí. Pero el regreso de él ayudó a las personas que se interesaban en la verdad en la localidad a hacerse activas de nuevo y la obra creció bien.

De esa manera se había logrado un excelente comienzo en el campo africano de Mozambique meridional. Pero, ¿qué hay de los europeos?

Fue en 1929 que llegó el primer europeo a Lorenzo Marqués y empezó a testificar entre los blancos portugueses. Este fue Henry Myrdal, quien se había salido del servicio de precursor para casarse con Edith Thompson. Estos dos siguieron trabajando por su cuenta, experimentando algunas dificultades a veces. Pero en 1933 Piet de Jager, quien para este tiempo se había casado con la celosa repartidora Lenie Theron, fue enviado por la Sociedad para que diera ayuda a la obra en el campo europeo en Mozambique. El hermano De Jager y su esposa trabajaron todo el territorio europeo de aquel lugar y colocaron grandes cantidades de literatura, tanto en inglés como en portugués, en manos de la gente.

En 1935 otros dos precursores visitaron a Lorenzo Marqués, pero en verdad permanecieron allí muy poco tiempo. Los precursores eran los hermanos Fred Ludick y David Norman. Ellos se alojaron en casa de la familia Myrdal. He aquí su historia: “Al quinto día de estar efectuando nosotros nuestra obra, mientras estábamos sentados como dos visitantes que se comportan bien, bebiendo té en la plaza pública, el hermano David me dijo: ‘Fred, no mires para allá, pero a la izquierda, allá, hay dos hombres que nos han estado vigilando ya por casi media hora’ . . . Cuando llegamos a casa aquel mismo día, la hermana Edith Myrdal dijo: ‘La policía secreta ha estado aquí varias veces buscándolos a ustedes dos.’ Apenas acababa de decir aquello cuando se escuchó el sonido de la sirena del vehículo policíaco al doblar la esquina, e inmediatamente nos metieron en María la Negra (el vehículo policíaco que se usa para recoger o transportar a los delincuentes).”

Los dos hermanos fueron llevados ante un funcionario de alto rango, el señor Teixeira, a quien David Norman le dijo denodadamente que él sabía que el obispo estaba detrás de toda la conspiración. Esto tocó un lugar muy sensitivo en los sentimientos de Teixeira y éste saltó y dijo con un rugido: “Si ustedes fueran mis ciudadanos en este mismo momento haría que fueran desterrados a la isla de Madeira, pero porque son ciudadanos sudafricanos los deportaré inmediatamente.” Aquel mismo día los hermanos salieron de Lorenzo Marqués hacia la frontera de Sudáfrica con un vehículo lleno de policías al frente y otro detrás, todos armados hasta los dientes con armas de fuego y espadas. ¡Al llegar a la frontera, los hermanos, que todavía tenían con ellos alguna literatura, les testificaron a los policías, dejaron literatura en manos de ellos y entonces se despidieron de todos con apretones de manos!

El obispo de Mozambique se expresó en acciones de nuevo en 1937, cuando el hermano Myrdal fue llamado para que se entrevistara con el jefe de la policía, quien dijo que había recibido del obispo una queja. La queja del obispo había sido que la literatura de la Sociedad que se distribuía en el país resultaría en que el pueblo se levantara en armas y causara una revolución. El hermano Myrdal trató de suministrar una explicación, pero el funcionario no quiso escuchar y le informó que si continuaba distribuyendo literatura sería deportado inmediatamente.

Sin embargo, el hermano Myrdal combatió aquella orden. Hizo arreglos para entrevistarse con el gobernador-general para apelar de la decisión de la policía. El gobernador, aunque fue bondadoso, puso el asunto en manos de su auxiliar, el señor Mano. Sucedió que el Sr. Mano era una persona muy razonable, nominalmente católico, pero en desacuerdo con muchas de las doctrinas de la Iglesia. Él leyó cuidadosamente la literatura de la Sociedad y llegó a la conclusión de que la acusación de que fomentaría revolución era falsa. El señor Mano quedó muy impresionado con los libros y dijo que no tomaría más acción. Así, el plan del obispo para librarse de los testigos de Jehová había quedado frustrado.

Mientras tanto, los patronos del hermano Myrdal se habían molestado mucho por la posibilidad de que él fuera deportado. Debido a la actitud de ellos, el hermano Myrdal entregó su renuncia; pero en vez de aceptarla, la firma decidió al fin transferirlo a su tienda de Johannesburgo, y esto se efectuaría más tarde, en 1939.

En 1938 se hizo otro esfuerzo por enviar precursores europeos a Lorenzo Marqués. David Norman vino de nuevo, esta vez con un nuevo compañero, el hermano Frank Taylor, que recientemente había llegado de Inglaterra. Pero dentro de pocos días de su llegada, la policía estaba de nuevo haciendo su labor. Se dieron instrucciones de que los dos precursores dejaran de trabajar o serían deportados inmediatamente. La sucursal de Ciudad del Cabo avisó que los precursores deberían regresar a Sudáfrica, pero dejar su gran existencia de literatura en portugués a cargo de los Myrdals.

Mientras tanto el gobernador-general, que había sido amigable y comprensivo, y quien era bien amado por el pueblo, fue rebajado de categoría por el gobierno portugués y transferido a la pequeña colonia portuguesa de Goa, en la India. Un fanático funcionario católico romano ocupó su lugar.

La Sociedad, dándose cuenta de que los Myrdals no podrían quedarse en Mozambique mucho tiempo más, sugirió que ejemplares de la literatura fueran enviados por correo a cada funcionario gubernamental por todo el país. Los Myrdals prepararon sobres con literatura en portugués y el mismo día antes de salir del país enviaron estos centenares de paquetes desde varios buzones.

Aunque no se había establecido ningún interés definitivo en el campo europeo en Mozambique, poco a poco se estaba logrando progreso en el campo africano a pesar de la persecución. Para 1940 el número de publicadores africanos en Mozambique había alcanzado un máximo de treinta y ocho. Tenían reuniones en cuatro diferentes centros.

ORGANIZÁNDOSE EN NIASALANDIA

Después de la visita del hermano Hudson a Niasalandia en 1925, los pocos que continuaron acudiendo por guía a la Sociedad se mantuvieron en comunicación con la oficina de El Cabo. Entonces, en 1933, se hizo patente que había un núcleo de personas sinceramente interesadas que necesitaban ayuda. Por eso se hizo una solicitud de tener un representante europeo en Niasalandia. El gobernador recibió favorablemente la solicitud. Por consiguiente, en mayo de 1934 se abrió un almacén de literatura en aquel país, en Zomba, bajo la superintendencia de la sucursal sudafricana. Hasta donde podía juzgar la oficina de El Cabo, había entonces unas cien personas sinceramente interesadas en Niasalandia. Bert McLuckie fue enviado desde Sudáfrica para organizar la obra en aquel campo.

Su destino era el hogar de Richard Kalinde, donde permaneció por aproximadamente un mes. Este hermano africano llegaría a ser su compañero en estrecha asociación durante el tiempo en que el hermano McLuckie permaneciera en Niasalandia. El hermano McLuckie apenas había empezado cuando sufrió un serio ataque de paludismo, que lo puso en el hospital por dos semanas. Después de recobrarse pudo obtener dos cuartos para usarlos como el almacén de la Sociedad en Niasalandia. Él usó uno como la oficina y el otro como lugar donde dormir.

Su trabajo principal al principio fue poner orden en las condiciones caóticas que habían causado los llamados “movimientos Watchtower.” Esto no resultó tan difícil como él había esperado. Entre otras cosas, el jefe de la policía de Niasalandia reconocía que aquellos movimientos africanos falsos no tenían nada que ver con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Además, la sucursal de Ciudad del Cabo le había dado al hermano Bert McLuckie una orientación o guía clara en cuanto a encargarse de aquella situación. Él visitó grupo tras grupo en todas partes de Niasalandia. Después de pronunciar un discurso en cada lugar con el hermano Kalinde de intérprete, sencillamente leía la resolución según aparecía en el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Esta resolución tenía que ver con el nombre bíblico de testigos de Jehová. Se pedía que todos los que estaban a favor de esta resolución lo indicaran por medio de levantar la mano. La mayoría sí levantó la mano, pero muchos no eran sinceros, según se probó por acontecimientos posteriores.

El hermano McLuckie hizo otras visitas a las congregaciones de vez en cuando, y de esta manera se ayudó a muchos a dejar de dar apoyo a los falsos “movimientos Watchtower” y sus líderes. Mientras hizo este trabajo, el hermano McLuckie tuvo muchas interesantes experiencias, puesto que algunas de las congregaciones estaban muy alejadas de los caminos frecuentemente transitados. A veces los hermanos locales de hecho hicieron carreteras que se extendían por kilómetros dentro de la maleza, para que el carro de él viajara sobre ellas y él pudiera llegar a sus lugares de reunión. A un grupo muy aislado solo se podía llegar por canoa. Este era un viaje muy peligroso de más de una veintena de kilómetros por aguas infestadas de cocodrilos. El hermano McLuckie se sentó en una silla en el centro de la canoa, ejerciendo cuidado para no menearla, y los hermanos africanos remaron por turno. Él ciertamente apreció el que los hermanos le suministraran alojamiento y alimento y mostraran su aprecio por las cosas espirituales.

El hermano McLuckie también trabajó entre los europeos de Niasalandia y en cierta ocasión visitó un lugar llamado Karonga. Para llegar a aquel lugar tuvo que bajar en auto la montaña Livingstonia por una carretera que tenía varias curvas tan agudas que él tenía que detener el auto para poder pasarlas por medio de lentamente dar marcha atrás y entonces adelante. Entre las personas con las cuales se comunicó estuvieron dos hombres de negocio griegos que aceptaron publicaciones en su propio idioma. Más tarde, uno de ellos se bautizó.

En noviembre de 1934, dos precursores de Sudáfrica hicieron un viaje a través del África Oriental Portuguesa y entraron en Niasalandia. Pudieron testificar a las pequeñas poblaciones europeas de Zomba, Blantyre, Limbe y otros lugares. Los registros muestran que colocaron setecientos libros y folletos en las manos de la gente en aquel viaje. Aparentemente ésa era la primera vez que se había hecho algún trabajo sistemático de casa en casa entre la gente europea allí.

De modo que al fin se estaba estableciendo en Niasalandia una organización teocrática sólida. Informes del servicio del campo se estaban recogiendo también y para 1934 el número promedio de publicadores fue de veintiocho. Poco después de esto el hermano McLuckie fue llamado de nuevo a trabajar en la sucursal de El Cabo. Su hermano, Bill McLuckie, lo reemplazó a cargo del almacén de literatura en Niasalandia el 17 de marzo de 1935, y sirvió allí fielmente por muchos años.

A medida que la organización teocrática se estableció entre las muchas personas interesadas en Niasalandia la cantidad de personas que participaban en el servicio del campo e informaban actividad creció muy rápidamente. ¡En el año 1935 el número de publicadores aumentó de 28 en 1934 a 340! Mientras tanto, la oposición local aumentaba y algunos de los misioneros de la cristiandad estaban incitando a los funcionarios gubernamentales a interferirse en las actividades de los hermanos. Lograron que uno de los folletos y la revista The Golden Age fueran proscritos en aquel país desde noviembre de 1934. Pero el aumento continuó y para 1937 el número de congregaciones había aumentado a 48, y el máximo de publicadores se elevó a 1.319.

Poco después de eso se grabaron ciertos discursos en cinyanja y éstos fueron muy apreciados por los hermanos africanos. Muchas congregaciones estaban cooperando para comprar equipo de altoparlantes, y algunas hicieron arreglos para ir de pesca al lago Nyassa, entonces llevar sus pescados al mercado y añadir el dinero que obtuvieran a su “fondo para fonógrafos.” En algunas zonas del norte compraban un árbol enorme, y entonces lo cortaban y lo transportaban flotando a su aldea. Allí se ponían a ahuecar el tronco del árbol y darle la forma de una canoa. Entonces vendían esto, y con el dinero podían conseguirse un fonógrafo. Esto significaba meses de duro trabajo para los publicadores, pero les hacía posible conseguir un fonógrafo y hacer más eficaz su actividad del Reino. El libro Riquezas se publicó en cinyanja aquel año, y esto suministró a las congregaciones maravilloso alimento espiritual. Por consiguiente, el siervo del almacén de literatura pudo informar que nunca antes había habido tanta unidad entre los hermanos.

ESFUERZOS RENOVADOS EN EL ÁFRICA ORIENTAL INGLESA

Como ya se mencionó, el África Oriental Inglesa fue visitada en 1931 por los hermanos Gray y Frank Smith, y más tarde por Robert Nisbet y David Norman. Durante estas visitas se había colocado mucha literatura y se había dado un testimonio amplio. Pero era tiempo para otra visita.

La tercera campaña dentro del África Oriental la efectuaron en 1935 cuatro precursores sudafricanos. Estos fueron Gray Smith, su esposa y dos hermanos Nisbet, Robert y George. Esta vez estaban bien equipados con camiones de entrega de tres cuartas de tonelada arreglados como habitaciones, con camas, cocina, suministro de agua y un tanque de petrol (gasolina) de reserva, además de alambreras de tela metálica removibles para protegerse de los mosquitos. Esta movilidad les permitía llegar a lugares en los cuales no se había testificado anteriormente, aunque a veces la hierba había crecido sobre los caminos hasta alcanzar más de tres metros de altura. A menudo dormían en el despoblado silvestre y podían ver, oír y sentir el latido del corazón de África con su abundancia de vida silvestre... leones rugientes de noche, cebras que pacían apaciblemente, jirafas y la presencia amenazadora de rinocerontes y elefantes.

Al llegar a Tangañica se separaron. El hermano Smith y su esposa permanecieron en Tangañica por algún tiempo, mientras que los hermanos Nisbet siguieron hacia Nairobi, donde más tarde los Smiths habían de encontrarse con ellos. Mientras estaban en Tangañica los Smiths fueron arrestados y se les ordenó que regresaran a Sudáfrica. Pero el hermano Smith decidió seguir adelante hacia Nairobi puesto que tenía un pasaporte sudafricano endosado: “súbdito británico de nacimiento.” Al llegar a Nairobi, Kenia, él y su esposa inmediatamente fueron a los oficiales de la policía y obtuvieron permiso para permanecer allí, al depositar £100 (280 dólares), suma que se les devolvió cuando regresaron al sur.

Pasaron a Uganda. Al llegar a Kampala, descubrieron que era un lugar hostil donde la policía los mantenía bajo vigilancia continua. No obstante, lograron colocar muchísima literatura en manos de la gente antes que se vieran obligados a salir de Uganda debido a una orden de deportación procedente del gobernador. De modo que regresaron a Nairobi, donde de nuevo se asociaron con los hermanos Nisbet.

Aquí, también, experimentaron oposición de las autoridades, pero se dio un testimonio excelente, pues distribuyeron más de 3.000 libros y aproximadamente 7.000 folletos y obtuvieron varias suscripciones a The Golden Age. Protestaron vigorosamente contra las órdenes de deportación, pero las autoridades no dieron ninguna explicación satisfactoria.

Durante esta campaña Robert Nisbet contrajo la fiebre tifoidea y quedó atrás en el hospital de Nairobi mientras los demás del grupo empezaron su viaje de regreso. El hermano Smith y George Nisbet trataron de entrar en Zanzíbar, pero se les negó el permiso; por eso, regresaron a Sudáfrica. Robert Nisbet recobró la salud y más tarde, en 1955, llegó a ser el primer superintendente de sucursal de Mauricio. Su hermano George, después de un período de servicio misional en Mauricio, fue enviado de regreso a Sudáfrica y empezó a servir en la sucursal sudafricana en 1958.

Estos precursores que abrieron el camino en el “África Tenebrosa” realmente tenían gran fe cuando afrontaron todas las dificultades y peligros que representaba esta actividad. De los seis precursores, cuatro estuvieron por mucho tiempo hospitalizados... el resultado de la fiebre debido a aguas contaminadas, paludismo y fiebre tifoidea. Por sus esfuerzos se distribuyó una cantidad tremenda de literatura, y se colocó el fundamento para la obra de edificación espiritual que los graduados de la Escuela de Galaad habían de empezar en los años cincuenta.

MÁS PROGRESO EN RODESIA DEL SUR

La última visita a Rodesia del Sur (ahora Rodesia) la había hecho en 1929 una sola precursora, la hermana Adshade, que se había enfrentado a muchos obstáculos que le presentaron las autoridades. La siguiente visita de precursores procedentes de Sudáfrica fue en mayo de 1932. Los que visitaron fue un grupo de cuatro precursores en dos automóviles, el hermano Piet de Jager y su esposa y los hermanos Robert Nisbet y Ronald Snashall. Este grupo llegó a la frontera en la tarde de un sábado, cuando los funcionarios estaban disfrutando de un juego de tenis. Los hermanos declararon que representaban a la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, y los funcionarios quizás deseosos de continuar con su juego, no hicieron más investigación; por eso, no se dieron cuenta de que estaban permitiendo la entrada de representantes de la verdadera Sociedad Watch Tower en el país. Pero pronto comenzó a arder el fuego. Después de trabajar solo unos cuantos días en Bulawayo, los precursores fueron llamados al cuartel del C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) y al cuartel de la policía y tuvieron que hacer largas declaraciones escritas.

Varios días después, por orden del gobernador, se les dijo a los hermanos que salieran dentro de cuarenta y ocho horas, y no se les permitió apelación. Ellos consultaron con un hombre amigable que tenía experiencia jurídica y, siguiendo su consejo, insistieron en hacer una apelación y rehusaron irse hasta que se hubiera tomado una decisión. Presentaron su apelación al jefe de la C.I.D. para que fuera transmitida al gobernador. El mismo siguiente día los periódicos de Inglaterra y Sudáfrica publicaron informes del incidente. El Cape Times del 30 de mayo de 1932 dijo: “BULAWAYO, sábado. Cuatro visitantes europeos procedentes de la Unión, que llegaron aquí hace tres semanas con la intención de efectuar obra misional, han recibido la orden de salir de la colonia para el próximo lunes, por ser considerados por las autoridades como ‘habitantes o visitantes no deseables.’

“Se dice que las autoridades no aprueban las doctrinas que creen que los misioneros tienen la intención de propagar.”

Mientras tanto, los hermanos se habían comunicado con la sucursal de Londres, y desde allí la Sociedad envió un cable al alto comisionado para Rodesia del Sur. Como resultado de esto, la decisión fue alterada y se le permitió al grupo permanecer seis meses, con la condición de que no trabajaran entre los africanos. Esta fue ahora la tercera vez que se dio un excelente testimonio a la población europea en Rodesia del Sur. Aunque no hay registro de que se despertara ningún interés sobresaliente en aquella ocasión, se dio un testimonio personal y ejemplares del libro Vindicación y el folleto El Reino, la esperanza del mundo se dieron a casi todos los gobernantes de este país.

Mientras estuvo en Rodesia del Sur, el hermano P. de Jager le hizo una visita especial al Sr. Moffat, el primer ministro de Rodesia, en la granja de éste. Aparentemente tuvieron una muy amigable conversación. Como resultado de esto, el hermano De Jager escribió cartas a las autoridades, solicitando permiso para enviar representantes europeos de modo que la obra de la Sociedad Watch Tower entre los africanos llegara a estar bajo supervisión apropiada. Hizo esto en octubre de 1932. Ya la sucursal de Ciudad del Cabo había enviado una carta con ese propósito al secretario colonial del gobierno de Rodesia del Sur, con fecha de 14 de septiembre de 1932. Sin embargo, este esfuerzo combinado por parte de la sucursal de El Cabo y el hermano De Jager fracasó. Parece que las autoridades de Rodesia, incitadas por el clero local, habían cerrado la puerta a los testigos de Jehová en Rodesia.

La sucursal de Ciudad del Cabo no se dio por vencida. Escribió otra larga carta al secretario colonial de Rodesia en octubre de 1932, presentando el caso muy vigorosamente. La respuesta vino rápidamente y sin rodeos: “El Gobierno no puede considerar de nuevo la decisión que anteriormente se le comunicó, de que ciertos representantes de su sociedad quedaran declarados inmigrantes prohibidos a esta Colonia.” Otro intento más, una carta dirigida al ministro de asuntos interiores de Rodesia un año más tarde en noviembre de 1933, recibió la misma respuesta.

La sucursal de El Cabo siguió sin cesar sus esfuerzos, y cada año por varios años escribió una larga carta a las autoridades de Salisbury solicitando permiso para enviar representantes especiales de la Sociedad para organizar y dirigir la obra del Reino. El gobierno, en cambio, respondió con regularidad rehusando el permiso. El hecho de que en 1934 las autoridades de Niasalandia dieron permiso para que se abriera allí un almacén y para que un hermano europeo organizara la obra en aquel lugar, y que un arreglo similar se hizo en Rodesia del Norte en 1936, le dio a la sucursal de El Cabo nuevos pertrechos para usarlos en esta lucha. En 1938 aparentemente se hicieron dos solicitudes y, en respuesta a la segunda, una carta fechada el 16 de noviembre de 1938, del secretario para asuntos nativos, dijo: “Tengo instrucciones de informarle que el Gobierno no está en disposición de reconocer a la Sociedad hasta haber tenido más tiempo para observar el efecto del reconocimiento en Rodesia del Norte y en Niasalandia. Y además que no es probable que el Gobierno concuerde en otorgar reconocimiento a la Sociedad hasta que su literatura sea menos inadecuada para los nativos de esta Colonia.”

Sin embargo, los esfuerzos por dar adelantamiento a la obra del Reino en Rodesia del Sur tomaron formas que pasaron de ser solo un intercambio regular de correspondencia entre la Sucursal de El Cabo y el gobierno de Rodesia del Sur. El 25 de octubre de 1935, el periódico Southern Rhodesia Government Gazette publicó el texto de dos proyectos de ley formulados para controlar la predicación. A uno se la llamaba el “Acta sobre predicadores nativos, 1936” con el propósito de controlar movimientos religiosos entre los nativos por medio de la emisión de certificados a los predicadores y maestros nativos. Después de mucha discusión y debate este proyecto de ley no fue aprobado como ley. Otro proyecto, al que se llamó “Acta de sedición, 1936,” tenía el propósito de suprimir las expresiones, periódicos, libros, ilustraciones y grabaciones de gramófono sediciosos. Discusiones y debates que se desarrollaron después manifestaron claramente que este proyecto de ley estaba particularmente dirigido contra la obra de la Sociedad. Puesto que antes de ser aprobado como ley este Proyecto de Ley sobre Sedición era tan obviamente un arma forjada contra la obra del Reino, se atrajo la atención adversa de la oficina de la Sociedad en Brooklyn. El presidente Rutherford mismo escribió una carta al primer ministro de Rodesia del Sur y a todos los miembros de la asamblea legislativa en la cual les advirtió acerca del proceder peligroso que estaban siguiendo. La sucursal de El Cabo imprimió 25.000 copias de esta carta y estos ejemplares fueron enviados a todo europeo cuyo nombre aparecía en la guía del correo de Rodesia del Sur.

Pero, a pesar de esto, el Proyecto sobre Sedición se convirtió en ley y muy poco después de aquello catorce de las publicaciones de la Sociedad fueron declaradas sediciosas (siete libros encuadernados y siete folletos). Como caso de prueba, inmediatamente se le enviaron por correo ejemplares a un hermano africano, el hermano Kabungo, que estaba visitando las congregaciones de Rodesia del Sur en aquel tiempo. Los funcionarios de la aduana se apoderaron de estos ejemplares al llegar a Bulawayo, y la Sociedad respondió solicitando que fueran soltados. El caso llegó al tribunal superior de Rodesia del Sur en mayo de 1937. El abogado de la Sociedad, el Sr. Beadle (quien más tarde fue juez presidente en Rodesia), había hecho un estudio cuidadoso de la literatura. Éste, en una conversación con el hermano George Phillips, el superintendente de sucursal de Sudáfrica, por dos días antes que comenzara el caso, mostró que estaba muy bien familiarizado con el contenido de los libros. El mérito de los libros fue considerado cabalmente en el tribunal por varios días. El hermano Phillips, que había subido de Ciudad del Cabo, tuvo la poco usual e interesante experiencia de estar sentado al lado del abogado en el tribunal y ayudarle a hallar textos bíblicos pertinentes y a hacer la explicación apropiada de porciones de los catorce libros que estaban siendo considerados. Después de la audiencia, el juez, el presidente de sala Sr. J. Hudson, intimó que leería los libros antes de dar su fallo. Rindió su fallo el 23 de septiembre de 1937. El juez consideró los puntos a favor y en contra de los argumentos de la defensa, entonces resumió su opinión diciendo: “Todas pueden caracterizarse como publicaciones escritas de buena fe con la intención de llamar atención al remedio a los defectos fundamentales en la organización y administración de todos los gobiernos terrestres. . . . Mi opinión entonces es que ninguna de las publicaciones es sediciosa.”

Esta fue una victoria importante para la Sociedad. Sin embargo, la respuesta del gobierno a eso fue hacer una apelación. Esta llegó ante la División de Apelaciones del Tribunal Supremo de la Unión Sudafricana el 15 de marzo de 1938. El juez N. J. de Wet pronunció la decisión sobre el asunto el 22 de marzo de 1938, y en ella se sostuvo el fallo del tribunal de Rodesia del Sur. El caso recibió mucha publicidad en los periódicos de Rodesia y Sudáfrica. De hecho, el Chronicle de Bulawayo citó la opinión de la corte en su plenitud. De esta manera se dio un testimonio excelente y las publicaciones de la Sociedad quedaron libres para distribución.

La obra entre los hermanos iba teniendo buenos aumentos. Para 1938 el número de proclamadores del Reino había aumentado a 321, y 20 fonógrafos se usaban en el campo. El número de organizaciones de compañía, o congregaciones, era entonces de 34.

A principios de 1938 la Sociedad solicitó permiso para enviar dos representantes europeos de nuevo a la obra y estimular el campo europeo y esto se otorgó, “a condición de que, cada uno, antes de llegar o al momento de llegar, escriba una declaración en el sentido de que no va a distribuir ninguna literatura ni conducir reuniones públicas ni llevar a cabo ninguna propaganda entre la población nativa de Rodesia del Sur.” Por eso, aunque la batalla estaba volviéndose a favor de la Sociedad, de ninguna manera había terminado.

Los dos precursores enviados por la Sociedad en 1938 fueron Robert Nisbet y Jim Kennedy, un sudafricano que era relativamente nuevo en el servicio de precursor. En el puesto fronterizo de Beitbridge las autoridades los detuvieron, los interrogaron y finalmente les permitieron entrar en el país por seis meses. Ellos pasaron un tiempo muy excelente trabajando entre los europeos y dejaron mucha literatura dondequiera que fueron. En cierto lugar, una zona de minas de oro, colocaron casi 200 libros encuadernados en manos de la gente en un solo día. La policía, por supuesto, los vigilaba y ellos tenían que presentarse constantemente en el cuartel de la policía local. Casi en todas partes parecía que la gente había oído acerca de ellos y esperaba su visita. Los granjeros en la mayoría de los casos eran amigables y hospitalarios, pero, en algunas ocasiones, cuando oían el nombre “Watchtower” era como haber invitado a un toro a venírsele encima a uno.

En Bulawayo se encontraron con un hermano McGregor, que había estado en la verdad en Escocia pero que se había enfriado espiritualmente. Los precursores lo animaron mucho y después de algún tiempo empezó de nuevo a participar en la obra. Los precursores también hallaron a la familia Gunn, con quienes habían hablado George Phillips y Henry Myrdal unos doce años antes. Ellos también estaban inactivos, pero fueron revivificados espiritualmente por los dos precursores. Así, en 1938, pudieron organizar un grupo en Bulawayo. Fue el primer estudio de grupo europeo de Rodesia del Sur, y unas diecisiete personas mostraban interés. Con el tiempo, el hermano McGregor fue representante de la Sociedad en Rodesia y efectuó mucho trabajo útil en cuanto a recoger informes y atender los intereses del Reino en aquel país.

AFRONTANDO DIFICULTADES EN RODESIA DEL NORTE

Los Testigos iban ganando la batalla en Rodesia del Sur. Pero, ¿cómo les iba en el país vecino de Rodesia del Norte (Zambia), donde, allá en 1925, Mwana Lesa había causado tanta dificultad?

Los años que vinieron después del episodio de Mwana Lesa fueron difíciles. Grupos de personas interesadas se encontraban en la mayoría de los centros principales a lo largo de la línea del ferrocarril. La línea se había tendido desde Livingstone, en la frontera del sur, hasta los terrenos de la Zona del Cobre y la frontera del Congo adyacente a la Zona del Cobre. Estos grupos se formaron de entre personas que habían desarrollado alguna correspondencia escrita con la oficina de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, o con la oficina de El Cabo. Las comunicaciones se habían limitado a pedidos de literatura y donaciones. El que se encargaba de la correspondencia había llegado a ser reconocido como el líder del grupo y los que se asociaban con el grupo lo reconocían como tal.

Debido a que las autoridades seglares hostigaban de continuo, y a falta de dirección en cuanto a organización, la mayoría de las reuniones se limitaban a grupitos en hogares. De todos modos, cristianos sinceramente devotos estaban haciendo un serio estudio de la Palabra de Dios con el limitado material disponible.

Un joven que buscaba dirección era Thomson Kangalē. En 1931, Thomson, de poco más de veinte años, se vio buscando empleo después del cierre de la Mina Bwana Mkumwa debido a la depresión económica mundial. Así, él buscó y halló nuevo empleo en la Mina Nkana en Kitwe. Pronto lo asignaron a superentender dos equipos de balompié de empleados de las minas. Compartía el alojamiento con él un jovencito, que servía de guardameta. Cierto domingo, por casualidad este muchacho se vio en una reunión local de los testigos de Jehová, y regresó con una edición de bolsillo de un tomo de Estudios de las Escrituras. Thomson, estimulado por la resolución del muchacho en cuanto a entender el contenido del libro, decidió ir a estas reuniones y ver por sí mismo qué había en ellas. En las reuniones a las cuales asistió, se dio énfasis especial al uso de El Arpa de Dios, y Thomson consiguió un ejemplar. Dice que devoró el contenido de su nuevo libro, y pronto “entregó todos sus sentimientos de todo corazón a hacer la obra de Dios,” calificando para bautismo en agua en aquel mismo año. El hermano Thomson Kangalē entró en el servicio de precursor el 13 de octubre de 1937, y ha servido de siervo para los hermanos, y siervo de distrito (superintendentes de circuito y distrito), y llevó las buenas nuevas a las zonas de Tangañica y Uganda por asignaciones de la sucursal de Rodesia del Norte.

No obstante, al remontarnos a unos años antes que el hermano Kangalē se pusiera en contacto con la verdad, vemos que en Rodesia del Norte había gran oposición a la obra de predicar. Todo esfuerzo de la Sociedad desde 1927 hasta 1934 por enviar representantes europeos a aquel lugar para que permanecieran allí y superentendieran la obra en Rodesia del Norte fue o rechazado o pasado por alto. Las dos últimas solicitudes que se hicieron en aquel período fueron, una el 12 de octubre de 1932, y la otra el 20 de septiembre de 1934, la última de las cuales recibió reconocimiento pero sin que se enviara respuesta considerada. Sucesos subsecuentes probaron que entonces se estaba preparando un proyecto para suprimir por completo la obra.

Para este tiempo alguna de la literatura de la Sociedad como El Arpa de Dios y varios folletos habían sido traducidos y publicados en cinyanja. El Arpa de Dios era el libro de texto que usaban para sus estudios los africanos interesados en la verdad. Un informe incompleto en el 1935 Yearbook of Jehovah’s Witnesses mostró que 11.759 ejemplares de literatura fueron distribuidos durante 1934 por un puñado de publicadores en las dos Rodesias. Esta actividad despertó la ira de los falsos religiosos y los elementos políticos, que acusaron a los representantes de la Sociedad de las creencias y malos hechos de miembros de movimientos nativos, y se las arreglaron para causar daño por medio de la ley.—Sal. 94:20.

‘PENOSO AFÁN FORJADO POR DECRETO’

Esta maldad se forjó por una enmienda al Código Penal de Rodesia del Norte que fue conducida a través del consejo legislativo por el procurador general Fitzgerald, un ardoroso católico romano, el 3 de mayo de 1935. Esta ley llegó a ser conocida como Ordenanza 10 de 1935. Era obvio que estaba dirigida contra la literatura de la Sociedad Watch Tower. Dijo el Sr. Fitzgerald: “Hace que sea una ofensa vender o distribuir periódicos sediciosos; también da poder a ciertos funcionarios para que busquen en los paquetes que estén en el correo con el fin de ver si contienen material sedicioso; y, finalmente, una sección muy importante, da al gobernador poder por proclamación para prohibir que en el territorio se importe cualquier periódico, libro o documento.” ¡También confesó que habían seguido el consejo de otros, indudablemente el de una conferencia de misioneros que se celebró en Victoria Falls! Algunos de los miembros del Concilio que amaban la libertad se opusieron a este proyecto. No obstante, la ley fue aprobada y resultó ser un útil instrumento en las manos de los enemigos de modo que el súbito estallido de los alborotos de 1935 en la Zona del Cobre les dio precisamente lo que esperaban para atacar a los testigos de Jehová.

Desde el mismo principio era patente que los enemigos de los testigos de Jehová estaban resueltos a hacer que ellos pagaran por las culpas de otros. Cuando hubo aquellos alborotos solo había 350 testigos de Jehová en ambas Rodesias. En un esfuerzo por hacer que la obra en Rodesia del Norte se conformara a la manera en que se hacía en otros países, los Testigos africanos habían celebrado una asamblea no oficial en Lusaka, del 10 al 12 de mayo, para considerar la obra de predicar y la necesidad de vivir una vida cristiana limpia. Sin duda porque se pensó que la reunión de Lusaka tenía alguna conexión con las perturbaciones que se habían producido en la Zona del Cobre para fines de mayo, por todo Rodesia del Norte y Rodesia del Sur el C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) hizo incursiones contra los testigos de Jehová. En Luanshya seis testigos de Jehová fueron arrestados el 5 de junio, y mantenidos en prisión por tres días, después de lo cual se les puso en libertad sin que se levantara acusación contra ellos. En Ndola un practicante que trabajaba en el hospital del gobierno perdió su empleo debido a ser testigo de Jehová. Por todo el país se sometió al mismo trato a los testigos de Jehová por instigación de funcionarios gubernamentales. En una carta fechada 1 de julio de 1935, al secretario principal del gobierno de Rodesia del Norte, el superintendente de sucursal de Ciudad del Cabo defendió a los testigos de Jehová contra todas estas acusaciones falsas y le pidió que tomara los pasos necesarios para detener la persecución contra los testigos de Jehová.

La evidencia que recogió la Comisión de Investigación en cuanto a las perturbaciones y que fue publicada en dos libros probó que ni siquiera un testigo de Jehová estuvo implicado en el levantamiento. Al contrario, el Sr. J. L. Keith, comisionado de distrito para Ndola, dijo, según los registros: “Los Testigos de Jehová y la Watch Tower misma como organización no tomaron parte en la huelga.”

La evidencia que se dio probó claramente que los awembas, que eran predominantemente católicos y muy opuestos a los testigos de Jehová, habían agitado los motines y que las causas principales eran el aumento en la capitación y la manera en que éste fue introducido. Dijo el administrador de la mina de cobre Roan Antelope (Luanshya): “Parecía que cada vez que le preguntábamos a alguien cuál era la causa de los motines, todo constantemente se devolvía al aumento en los impuestos.”

Precisamente antes de la audiencia de la Comisión, que empezó el 8 de julio de 1935, la sucursal de El Cabo de la Sociedad Watch Tower recibió una respuesta a sus solicitudes persistentes de permiso para enviar un representante europeo a Rodesia del Norte. Una carta procedente del gobierno de Rodesia del Norte, con fecha de 24 de junio de 1935, declaró: “El Gobierno . . . ahora no levantará objeción a ningún movimiento que conduzca a mejor superintendencia y control de sus seguidores en este país.” Se decidió enviar a Piet de Jager, pero el gobierno de Rodesia del Norte objetó a esto, declarando que querían “algún miembro de más categoría del personal de la Sociedad.” Cuando se les aseguró que se le estaba enviando solo para hacer investigaciones y someter un informe y que con el tiempo habría un hombre de extracción británica a cargo de la obra, concordaron. Pero debido a que la Sociedad Watch Tower y los testigos de Jehová habían sido llevados ante la Comisión de Investigación por medio de falsas acusaciones y el Gobierno había sometido una cantidad de “porciones” especialmente seleccionadas de algunas de nuestras publicaciones para determinar su “carácter subversivo,” se decidió enviar al hermano De Jager de modo que llegara a tiempo para dar prueba a favor de la Sociedad. Él dio un excelente testimonio y explicó todas aquellas “porciones” llamadas subversivas, de las cuales hasta el Sr. J. L. Keith, un funcionario gubernamental, admitió que no eran más subversivas que porciones tomadas de la Biblia.

El fallo de la Comisión se publicó el 2 de octubre de 1935. Resumiendo, dijo: “La Comisión halla que la causa impulsora inmediata del motín de Mufulira fue el súbito gritar de la policía de la mina en la noche en el sentido de que el impuesto había sido aumentado en total a 15s.; y que fue el falso anuncio del buen éxito de la huelga en Mufulira, junto con el desafío a los nativos para que mostraran que no eran unas viejas, lo que fue la causa impulsora inmediata para las perturbaciones o motines en Nkana y Luanshya.” Pero los enemigos de los testigos de Jehová se complacieron tremendamente por la siguiente declaración acerca de la Sociedad Watch Tower: “La Comisión halla que la enseñanza y la literatura de la Watch Tower produce desprecio para la autoridad civil y espiritual, especialmente a autoridad nativa; que es un movimiento peligrosamente subversivo; y que es una importante causa que predispone para los motines recientes.”

Esto era precisamente lo que deseaban, y por eso el 4 de octubre de 1935 el gobernador, Hubert Young, usó los poderes que le daba la Ordenanza 10 de 1935 y proscribió una lista completa de nuestros libros, entre ellos El Arpa de Dios, el único libro en cinyanja que los nativos usaban extensamente, ¡y otro cuyas existencias se habían agotado diez años atrás! Al fin todas las publicaciones excepto dos folletos escritos por J. F. Rutherford fueron proscritas.

La prensa pública dio mucha publicidad acerca del informe de la Comisión y la subsiguiente proscripción de nuestra literatura. La mayor parte de esta publicidad mostraba prejuicio y era adversa, pero la sucursal de El Cabo defendió la verdad en todo caso. Se dio un excelente testimonio por medio de un número especial del Northern Rhodesia Advertiser, del 16 de octubre de 1935, de Ndola, que publicó la evidencia de la Sociedad ante la Comisión, la representación escrita y la correspondencia en pleno. En esta edición el publicador extendió a la gente la invitación de venir y ver los libros proscritos en su oficina. “Tenemos todo el grupo de ellos para consulta en nuestra oficina. El que desee consultarlos puede verlos aquí . . . No tema; venga y vea de qué se está hablando tanto y forme su propia opinión.” Tan pronto como se publicó el informe de la Comisión, ejemplares de los folletos Gobierno e Intolerancia con una carta explicativa, llegaron a las manos de todo europeo de Rodesia del Norte.

SE LOGRA ALGÚN BUEN ÉXITO

El Northern Rhodesia Advertiser, llamando atención a alguna inconsistencia en la administración de Rodesia del Norte, dijo: “Concordemos o no con los Testigos de Jehová, es claro que hay algo que está radicalmente malo en la administración de este país si el gobernador de Niasalandia aceptó a esta gente en 1933, mientras que como gobernador de Rodesia del Norte él (el mismo hombre) los permite después de mucha vacilación. Entonces, después de dos meses les solicita que salgan del país sin razón válida alguna, y eso mientras que las prácticas malas de parte de los nativos de los llamados ‘Watch Tower indígenas,’ se debieron al hecho de que el gobierno no los había permitido en el territorio antes.”

El publicador del periódico se refería al hecho de que el gobierno de Rodesia del Norte le había pedido a la Sociedad que retirara al hermano De Jager del país después de dos meses “en vista de que residentes europeos de Ndola habían protestado formalmente contra su presencia allí, y sus actividades parecen tener efecto perturbador.” En respuesta a esto, la sucursal de Ciudad del Cabo señaló que el gobierno de Rodesia del Norte había otorgado permiso para enviar un representante europeo “después de madura consideración de toda la situación,” y que la misión del hermano De Jager a Rodesia del Norte era solo un paso preliminar antes de establecer control permanente sobre la obra allí. Entonces se propuso que la Sociedad enviara el representante europeo, Llewelyn Phillips, de quien deseaba que tomara el control permanente de la obra y abriera inmediatamente un almacén de literatura en Lusaka, que para este tiempo era la nueva capital de Rodesia del Norte. Recibieron una carta que declaraba “que el asunto estaba bajo consideración y que al debido tiempo se le comunicará una decisión.” Este tema fue mencionado de nuevo por el superintendente de sucursal en una carta con fecha de 25 de noviembre de 1935, al secretario de estado de Rodesia del Norte “para preguntar si puedo completar mis arreglos para el envío del Sr. L. V. Phillips para que obre como nuestro representante en ese país.” La respuesta: “No parece probable que usted haya de recibir una respuesta definitiva por algún tiempo.”

Mientras tanto, el hermano De Jager, un denodado luchador por la verdad, siguió en Ndola y, deseando someter a prueba la validez de la ley que proscribía nuestra literatura, ofreció ejemplares de dos de estos libros al publicador del periódico local el 21 de octubre de 1935, lo cual llevó a que fuera acusado bajo la proclamación, convicto y multado en £2 por el magistrado de Ndola. El caso fue en apelación al Alto Tribunal de Rodesia del Norte.

Mientras todavía estaba pendiente este caso de apelación, el asunto de los testigos de Jehová y la Watch Tower se presentó para consideración en la Cámara de los Comunes en Inglaterra, cuando el Sr. Thurtle pidió “seguridad de que se trataría imparcialmente en Rodesia del Norte a los Testigos de Jehová y los adherentes del movimiento de la Watch Tower.” El Sr. J. H. Thomas, secretario de estado para las Colonias, “declaró que estaba consultando con el gobernador de Rodesia del Norte en cuanto a la norma que había de seguirse.”

La sucursal de El Cabo obró inmediatamente enviando el siguiente cable al secretario de estado para las Colonias: “Respetuosamente solicitamos oportunidad enviar representaciones de nuestra obra a Rodesia del Norte antes que usted decida norma futura. Escribiéndole correo aéreo.” Aquel mismo día una larga carta le fue enviada con explicaciones detalladas del complot que se había hecho para aplastar nuestra obra en Rodesia del Norte, comenzando con las conferencias misionales, abarcado el episodio de Mwana Lesa, los motines de la Zona del Cobre, y narrando la lucha por establecer un representante europeo para dirigir la obra y ayudar a los africanos sinceros. También se describió la persecución que los Testigos africanos tuvieron que aguantar. Entonces vino la solicitud: “Señor, le pido que tome pasos para terminar la injusta discriminación que se está efectuando contra los testigos de Jehová en Rodesia del Norte; hacer que se remueva la prohibición de la literatura, y encargarse de que se permita que nuestros adherentes genuinos ejerzan sus derechos dados por Dios de adorar a Jehová Dios según los dictados de su propia conciencia, sin interferencia.”

Esto tuvo los resultados deseados, porque el superintendente de sucursal de Ciudad del Cabo recibió una carta del secretariado de Rodesia del Norte en marzo de 1936. El secretario principal escribió: “He recibido instrucciones de . . . invitarle a enviar al Sr. L. V. Phillips como representante suyo en lugar del Sr. P. J. de Jager, para establecer un Almacén en Lusaka. . . . También de referirme a su carta fechada 11 de diciembre y dirigida al secretario de estado de las Colonias y decir que el secretario de estado ha considerado cuidadosamente los asuntos que se presentan en ella. Su excelencia el gobernador ya ha recomendado que un representante europeo sea admitido en Rodesia del Norte y el secretario de estado ahora ha aprobado la proposición.” ¡Qué victoria después de una larga batalla!

CONTINÚA OTRA BATALLA

Pero de ninguna manera había terminado la lucha por libertad de adoración, puesto que nuestra literatura todavía estaba prohibida y el caso en apelación estaba pendiente. El caso llegó ante el Alto Tribunal el 20 mayo de 1936, y el 18 de junio se entregó la decisión. Rechazaba la apelación. El hermano De Jager inmediatamente solicitó permiso para apelar al Consejo Privado. El 15 de septiembre de 1936, el Alto Tribunal de Rodesia rehusó el permiso de apelación. No obstante, la Sociedad no dejó nada sin hacer en esta lucha a favor de la libertad de adoración. Se consiguió la ayuda de un abogado en Londres para que trabajara con el abogado de la Sociedad en Rodesia del Norte para tratar de hacer que el caso llegara ante el Consejo Privado. Sin embargo, el resultado final fue que el comité judicial del Consejo Privado de Londres rehusó oír el caso.

En enero de 1936 se enviaron también a los miembros de Rodesia del Norte en el Consejo Legislativo, al gobernador y la Prensa ejemplares de una carta especial escrita por el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, dirigida a los miembros de la Asamblea Legislativa de Rodesia del Sur.

Durante 1936 los testigos de Jehová en la Unión Sudafricana estuvieron también muy activos en la distribución de 50.000 ejemplares de The Golden Age, Núm. 425, y 20.000 ejemplares de una publicación especial que contenía la misma información se distribuyeron en las Rodesias. Aquí se daban los hechos que establecían la inocencia de los testigos de Jehová en Rodesia del Norte, incluso una muy vigorosa carta procedente del presidente de la Sociedad, el hermano Rutherford, enviada a Alison Russell, el presidente de la Comisión de Investigación, después de haberse publicado el informe de esa comisión. De modo que el público quedó plenamente informado en cuanto a los proyectos de los enemigos de la verdad con el fin de suprimirla.

SE EMPRENDE OTRA TAREA

¡Por fin los esfuerzos de la Sociedad por tener un almacén de literatura en Rodesia del Norte fueron coronados con éxito! El almacén fue abierto el 16 de julio de 1936 en Lusaka, precisamente enfrente del cuartel policíaco, y el hermano Llewelyn Phillips fue el siervo de almacén nombrado. Pero quedaba por hacer una tarea tremenda. Eso era: limpiar a la organización de todo elemento indeseable que se debía a la influencia de los “movimientos Watchtower” indígenas y a la falta de superintendencia, educar a los sinceros en la sana doctrina bíblica y organizar la obra sobre una base apropiada.

Lo primero que hizo el hermano Llewelyn Phillips fue visitar muchos de los centros principales. Allí, por arreglo con funcionarios gubernamentales, conoció a muchas de las personas que afirmaban estar asociadas con la Sociedad Watch Tower. ¿Qué halló él? Nos dice: “Quedó muy claro que la vasta mayoría eran como la gente de Nínive del día de Jonás, que ‘no sabían la diferencia entre su mano derecha y su mano izquierda.’ Muchos eran sinceros; algunos, más orgullosos, pensaban que la Sociedad tenía una medida de autonomía que sobrepasaba la de cualquier otra organización religiosa. Algunos, según Judas lo expresó, eran ‘hombres impíos, que tornaban la bondad inmerecida de nuestro Señor en una excusa para conducta relajada’ (¡como tener esposas de comunidad, lo que llamaban ‘el bautismo de fuego’!).”

Aparte de la confusión que causaron los “movimientos Watchtower” indígenas, había el problema de la falta de literatura debido a la proscripción y el analfabetismo de la mayoría de los hermanos. Había muchas costumbres tribuales no bíblicas. Las mujeres, por ejemplo, se sentaban aparte de los hombres en las reuniones. Además, el africano ve a su mujer como la madre de sus hijos, la cocinera, la hortelana, la que carga las cargas y la que en parte edifica su hogar. Rara vez, si alguna, se le considera una verdadera compañera o “complemento de él.”—Gén. 2:18.

Además, a la mayoría de los hermanos se les hacía difícil relacionar con la vida cotidiana las verdades que estaban aprendiendo. Los hermanos habían leído nuestra literatura y sabían que el Reino se había establecido en los cielos en 1914, pero si se les preguntaba cuántos años atrás era aquello, no tenían ninguna idea. Muchos sabían que los gobiernos mundanos estaban, bajo el control de Satanás, pero no entendían su relación correcta con esos gobiernos. Debido al aislamiento en aldeas pequeñas en las regiones selváticas y poco o ningún contacto con el mundo exterior, muchas de las cosas que aparecían en las publicaciones de la Sociedad eran incomprensibles para ellos. Por ejemplo, el único contacto que muchos aldeanos tenían con el gobierno era por medio del comisionado local del distrito y su propia corte o tribunal nativo. El único contacto del africano con la religión pudiera ser una escuela misional local y todo lo que sabía de negocio, aparte de su propio trueque de objetos, era la tienda local. Así, cuando en las publicaciones de la Sociedad se consideraba que la religión, la política y el comercio eran fuerzas mundiales, lo que venía a la mente de estos hermanos era la escuela misional local, el comisionado del distrito y la tienda.

Hubo que hacer un nuevo cálculo de la cantidad de verdaderos publicadores del Reino, porque muchos, aunque tenían un espíritu muy dispuesto, no calificaban bíblicamente para participar en la obra debido a su falta de entendimiento y su modo de vivir. El primer informe completo de año de servicio bajo el arreglo del almacén de literatura mostró que hubo un promedio mensual de 756 publicadores, con un máximo de 1.081, durante 1937. Estos hermanos fueron visitados por precursores que servían de superintendentes regionales, y que primero habían recibido entrenamiento en el almacén, con instrucciones detalladas acerca de asuntos sobre doctrina, la moral y organización.

Estos hermanos visitantes necesitaban un verdadero amor a Jehová para apegarse a su asignación, porque tenían que encararse a muchas dificultades. Algunas de las aldeas estaban situadas a una distancia de hasta 1.600 kilómetros de la línea del ferrocarril, puesto que había una sola línea de ferrocarril que atravesaba el país, sin ramales aparte del que iba a la Zona del Cobre. Estos hermanos tenían que viajar durante la mayor parte del tiempo por bicicleta o caminar centenares de kilómetros por terreno árido, caliente y peligroso hasta los grupos esparcidos de personas que mostraban interés. Además, necesitaban mucha paciencia y amor para dar comienzo a nuevas congregaciones. A veces tenían que permanecer por lo menos por dos meses con una nueva congregación antes que pudiera lograrse algo que se pareciera a una organización. Tenían que luchar contra la tendencia que existía entre algunos de ser un “jefe” en la organización del Señor, cosa que hacía que éstos vacilaran en cuanto a aceptar el arreglo de la Sociedad. Pero la dura labor de estos hermanos fue bendecida, porque para 1939 el número promedio de publicadores había aumentado a 1.191, con 7 precursores, y un nuevo máximo de 2.378 en 1940, y 88 congregaciones en funcionamiento.

UNA ORGANIZACIÓN MÁS FUERTE EN SUDÁFRICA

Mientras en los territorios norteños se efectuaba esta batalla, los hermanos africanos abajo en Johannesburgo estaban, en una escala mucho más pequeña, ganando la batalla contra malos elementos del “movimiento Watchtower” allí.

Además, en la sucursal de Ciudad del Cabo habían estado ocurriendo cambios. En marzo de 1933 la Sociedad hizo arreglos para que la sucursal de Sudáfrica se mudara a un local mayor en El Cabo. Este local consistía en dos cuartos para oficinas en el sexto piso de una gran manzana de oficinas, el Núm. 623 de Boston House, y el sótano para almacenamiento en una manzana vecina, Progress Chambers, Progress Lane, que se usó para tener allí la pequeña prensa de imprimir, y para almacenaje de literatura y envíos. El hermano Phillips, y también un hermano local de El Cabo, se encargaban de la pequeña cantidad de impresión que se hacía en aquel tiempo. Este nuevo local estaba en un lugar más central y más cómodo, y había de ser el centro de la organización teocrática para el África austral por casi veinte años.

Dos años más tarde, en 1935, un hermano que sabía de imprenta fue enviado por el hermano Rutherford para que ayudara a efectuar la impresión en la sucursal de El Cabo. Este fue Andrew Jack, quien, además de ser un impresor calificado, había estado en el servicio de tiempo cabal en los estados bálticos de Lituania, Latvia y Estonia. Habiendo sido proscrita la obra allí, él fue deportado y regresó a su país nativo de Escocia. Al llegar a Sudáfrica, Andrew Jack pronto hizo arreglos para obtener más tipo y otro equipo de imprenta y no pasó mucho tiempo antes que esta pequeña fábrica de un solo hombre y una sola máquina estuviera funcionando a plena velocidad. En el año 1937 se instaló la primera prensa automática. Esta ha producido millones de hojas sueltas y formularios en los últimos treinta y ocho años y todavía está funcionando hoy en la sucursal de Elandsfontein, República Sudafricana.

SERVICIO DE ALTAVOCES PRODUCTIVO

Afuera en el campo, máquinas de transcripción que tenían los vigorosos discursos del hermano Rutherford, ya fuera en manos de las congregaciones o en autos con altavoces suministrados por la Sociedad, estaban efectuando una obra tremenda. Por ejemplo, en Pretoria la congregación había obtenido permiso para transmitir los discursos cada domingo por la noche en la plaza llamada Church Square, el mismo centro de la ciudad. Con el tiempo el consejo de la ciudad recibió quejas, y los hermanos tuvieron que quitar de la plaza la máquina de reproducción de sonido. Pero ese problema fue resuelto pronto. El hermano Smit tenía un amigo que vivía en un apartamiento que dominaba la plaza y desde una ventana abierta de su apartamiento el programa de los domingos por la noche continuó sin estorbo.

A mediados de los años treinta, Robert Nisbet manejaba uno de los autos con altavoces de la Sociedad, y lo usó extensamente entre los africanos del territorio cercano de Zululandia. Esta es una zona grande del Natal septentrional y por muchos años ha sido la patria de la nación zulú. Especialmente en los ingenios o trapiches y las minas de carbón del Natal septentrional, grandes cantidades de africanos se reunían para escuchar la música y los discursos que presentaba el auto con altavoz. Esto llevaba a la colocación de grandes cantidades de literatura. De hecho, más tarde, cuando se presentó el libro Riquezas, el coche-habitación del hermano Nisbet llegó a ser conocido como “Imoto Yobucebi” (“El auto de las riquezas”).

En 1935 los hermanos de todos los países se emocionaron por la nueva luz acerca del tema de la “grande muchedumbre” de Revelación 7, y los que no eran de los ungidos rebosaron de gozo ante la expectativa de vivir para siempre en felicidad en la Tierra. Al recibirse este mayor entendimiento de la clase de las “otras ovejas” y dirigirse más atención a la “grande muchedumbre” de entonces en adelante, estas cantidades pronto aumentaron.—Juan 10:16; Rev. 7:9.

Mientras trabajaba en la sección minera conocida como el Filón, la precursora Iris Tutty tuvo el privilegio de servir en uno de los vehículos con altavoz, y ella lo describe de esta manera: “Este era un aparato muy elegante, negro y bien pulido, y encima llevaba un altavoz. En cada uno de los lados estaban las palabras: ‘Mensaje del Reino, Sirva a Dios y a Cristo el Rey,’ y sobre la puerta trasera colgaba un anuncio en tela de lino del más reciente discurso por J. F. Rutherford. Este camión llegó a ser bien conocido por todo Johannesburgo y el Filón como el ‘Camión de la Biblia.’” Varias congregaciones del Filón habían preparado un horario para el uso de este camión. En los fines de semana este horario era muy apretado, puesto que el camión se usaba para abarcar una zona amplia, y presentar las conferencias grabadas en muchos diferentes lugares, entre ellos hogares de huérfanos, hospitales, plazas de mercado, y los escalones del Ayuntamiento de Johannesburgo.

En cierta ocasión, en este último lugar, durante el período inmediatamente antes del comienzo de la II Guerra Mundial, y cuando aumentaba la tensión política, la conferencia que me tocó fue “Fascismo o libertad.” Aquella noche hubo un auditorio particularmente grande. Cuando ya el discurso había adelantado, hubo un estallido de gritos y chillidos. Alguien arrojó botellas y tomates contra los publicadores. La chusma se disponía a causar daño al equipo cuando de súbito llegó la policía. Lanzádondose a la carga y usando sus garrotes sacaron a la gente de todo aquel lugar, rodearon a los hermanos y les ayudaron a empaquetar y salir de la zona de peligro. Los hermanos agradecieron mucho a Jehová su protección.

No hay duda de que los autos con altoparlantes hicieron una obra maravillosa en aquellos días; abarcaron todas las partes del país y llegaron a muchos personas con sus poderosos altavoces. Para 1937 se estaban usando constantemente cinco automóviles con altavoces, y dos precursores viajaban en cada vehículo. Además, había doce grandes máquinas de reproducción de sonido en funcionamiento en varias partes del país. Fue en el mismo año que se comenzó con verdadera intensidad el trabajo con los fonógrafos portátiles después de instar a ello especialmente el hermano Rutherford. La sucursal de Ciudad del Cabo se mantuvo ocupada preparando grabaciones en afrikaans, cinyanja, sesotho, xhosa y zulú.

Para 1938 la Sociedad trataba con literatura en treinta diferentes idiomas, y había establecido congregaciones en ochenta centros. Las publicaciones principales de aquel tiempo, como el libro Riquezas, el folleto Descubierta y otras, se expresaban francamente contra la Jerarquía Católica, y estos líderes religiosos estaban preocupándose. Sus periódicos advertían a la gente contra las hojas y los folletos del juez Rutherford que estaban inundando el país. La prensa católica hizo la sugerencia de que se debería negar el uso de salones a los testigos de Jehová para que no pudieran celebrar sus reuniones públicas.

LOS PRECURSORES PERSEVERAN

Para 1938 los precursores de Sudáfrica habían alcanzado el total de 30, y entre éstos, como ya se ha mencionado, estaba Iris Tutty, de Johannesburgo. En cierta ocasión la hermana Tutty tuvo que subir muchos escalones para llegar a una puerta. Cuando llegó arriba, una mujer abrió de par en par la puerta. Esta señora, con la cara enrojecida de furia y gritando insultos, empujó a la hermana Tutty escalones abajo y entonces cerró la puerta violentamente. Mientras la hermana Tutty se levantaba y recogía sus cosas, que estaban esparcidas alrededor, sintió ganas de llorar, pero decidió que orar era la mejor solución. Sucedió que en la misma siguiente casa un hombre y su esposa fueron la bondad personificada. Le dieron a la hermana Tutty una taza de té, y dijeron que estaban muy sorprendidos por lo que había sucedido en la casa de su vecina, especialmente cuando aquella señora era la esposa del ministro de ellos. Esto resultó ser una visita muy fructífera, y con el tiempo llevó a que esta pareja se bautizara como testigos de Jehová.

Junto con otros publicadores, los precursores descubrieron que las minas que había a lo largo del Filón eran un campo muy fructífero para la colocación de literatura. Solían ponerse de pie a la entrada del tiro o pozo de la mina y ofrecer las publicaciones cuando los mineros, blancos y negros, subían después de terminar su tanda. Los hombres todavía llevaban sus lámparas brillando sobre sus cascos, y estaban húmedos con el lodo de los pasajes subterráneos. A los mineros africanos les gustaba mucho obtener literatura en sus propios idiomas y a veces los precursores tenían una fila de hombres que esperaban su turno. Tenían grandes deseos de obtener Biblias y libros para enviarlos a sus familias e hijos en casa. Años más tarde, en Johannesburgo, la hermana Tutty tuvo el placer de encontrarse con un grupito de africanos que la reconocieron. Uno de ellos, con una amplia sonrisa, dijo: “¿Recuerda de mí? Yo comprar Biblia, y ahora yo ir a reunión de Biblia.”

ENFRENTÁNDOSE AL CLERO

A fines de los años treinta el mensaje del Reino empezó a arraigar en una comunidad muy conservadora en la parte oriental de la provincia del Cabo. Esto fue en la vecindad de King William’s Town, a casi sesenta y tres kilómetros al norte de East London. Muchos de los granjeros y habitantes locales eran descendientes de alemanes que se habían establecido allí a mediados del siglo diecinueve. Como resultado de esto, la religión dominante de aquella zona es luterana, y fue mientras efectuaba trabajo de construcción en la casa que pertenecía a un clérigo luterano que cierto Sr. Kieck obtuvo literatura de un publicador del Reino. El Sr. Kieck disfrutó de lo que leyó y pidió más, y pronto comenzó a esparcir el mensaje entre sus parientes y amigos, la mayoría de los cuales pensaron que se había vuelto loco. Con el tiempo, sin embargo, varios de sus parientes empezaron a interesarse. En 1938 hicieron arreglos para un debate público entre tres de sus clérigos luteranos y el Sr. Kieck, ante un auditorio de un centenar de miembros de la iglesia. Durante el debate el Sr. Kieck presentó una Biblia alemana que se usaba bajo el régimen de Hitler y en la cual los Salmos y otros versículos de la Biblia faltaban. Esto les causó alguna vergüenza a los clérigos; pero eso no fue nada en comparación con lo que sintieron cuando se les leyeron poderosos textos bíblicos. En un punto uno de los ministros de hecho arrojó la literatura de la Sociedad sobre la mesa y dijo: “¡Estos malditos libros!” Como resultado de este episodio, seis de los miembros de aquella iglesia que ya estaban interesados en el mensaje se convencieron de la verdad y se pusieron de parte de Jehová.

Esto tiene una muy interesante secuela. En 1938 el ministro de lo interior para Sudáfrica prohibió la importación del libro Riquezas y varios folletos diciendo que eran “inaceptables.” Esto se hizo a pesar del hecho de que en marzo de 1938 el más alto tribunal de Sudáfrica, en Bloemfontein, había decidido que la literatura de la Sociedad no era sediciosa ni tenía intentos subversivos. Es bueno tener presente que el libro Riquezas y otras publicaciones muestran claramente la confabulación entre el fascismo, el nazismo y la Iglesia Católica. Más tarde salió a luz que ciertos clérigos luteranos fueron responsables de hacer que el gobierno proscribiera esta literatura. Pero poco después de esto estos mismos clérigos fueron encerrados en prisión, puesto que aparentemente habían estado fomentando el nazismo en el país durante la II Guerra Mundial.

La Sociedad apeló al ministro de lo interior, protestando contra la decisión de proscribir las publicaciones; pero él no quiso cambiar de opinión, ni dar explicación, ni permitir apelación al tribunal. Por consiguiente, la sucursal de Ciudad del Cabo publicó un folleto grande de cuatro páginas intitulado “Protesta.” Este tenía encabezamientos de letra muy visible que decían: “Intolerancia religiosa en Sudáfrica, Proscripción del libro para estudio de la Biblia ‘Riquezas.’” El folleto contenía prueba convincente de que los clérigos luteranos alemanes de la provincia oriental del Cabo habían provocado esta proscripción y que el libro Riquezas había sido incluido en la lista de junio de 1938 de revistas prohibidas de sexo y delincuencia. El folleto publicado en inglés y afrikaans fue distribuido ampliamente por todo el país y se recibieron muchos pedidos del libro Riquezas.

COMIENZA LA OBRA DE ZONA

En aquel mismo año, 1938, se organizó la obra de zona. Por este arreglo, representantes viajeros de la Sociedad visitaban a las congregaciones y los publicadores aislados y les daban instrucción y estímulo.

Uno de los primeros siervos de zona de Sudáfrica fue Frank Taylor, cuya esposa Christine había llegado de Inglaterra poco antes. Para Christine el trabajo entre los africanos fue una experiencia extraña pero interesante, y su esposo dice que él nunca olvidará la expresión que apareció en el rostro de ella cuando ella colocó su primer folleto en manos de una zulú que estaba vestida solo con cuentas y una falda. ¡La zulú sacó la contribución por el folleto, una moneda llamada “tickey” (3d), de entre su crespo cabello!

Poco después de haber empezado a efectuar la obra de zona Frank y Christine fueron a East London, donde tuvieron el gozoso trabajo de recoger aquel grupito de familias interesadas, los Kiecks, los Horrmanns y los Schanknechts. Estos se habían apartado de la Iglesia Luterana Alemana de King William’s Town. Con el transcurso del tiempo se formó la congregación europea de East London con estos nuevos, la mayoría de los cuales todavía están vivos y activos hoy.

ACELERA Y CRECE LA OBRA DEL REINO

En el mes de enero de 1939 la sucursal de Sudáfrica dio otro paso adelante, pues la revista Consolación fue publicada en afrikaans por primera vez. Piet de Jager, quien hasta ese tiempo había estado traduciendo los libros de la Sociedad a afrikaans mientras servía de precursor, ahora fue llamado a Betel para servir de traductor de tiempo cabal a afrikaans.

Esto significó más trabajo para Andrew Jack en el pequeño departamento de impresión de la sucursal, puesto que el texto tenía que ser compuesto de tipo colocado a mano. Esta fue la primera revista de la Sociedad que se imprimió en Sudáfrica. Hasta aquel tiempo no se habían producido revistas en los idiomas africanos locales.

Sí, la obra del Reino en Sudáfrica estaba realmente desarrollándose con rapidez ahora. En 1939 hubo un nuevo máximo de 555 publicadores en Sudáfrica. Es digno de notarse que de éstos, solo 180 eran mestizos y africanos. El promedio mensual de publicadores en Sudáfrica fue de 439; en Rodesia del Sur, 473; en Rodesia del Norte, 1.198; en Niasalandia, 1.041; en el África Oriental Portuguesa, 17; y para Santa Elena, 11. Esto llegaba a un total combinado de 3.179 publicadores en el campo para todos los territorios bajo la sucursal de El Cabo, y en aquel año éstos dedicaron 1.042.078 horas a la predicación. Esto muestra claramente que desde que se recibió clarificación acerca de la “grande muchedumbre” en 1935 el aumento vino con más rapidez y muchos nuevos estaban declarándose de parte de la verdad.

LA GUERRA AGITA A LOS PUBLICADORES DEL REINO

Cuando Hitler empezó su blitzkrieg contra Polonia en septiembre de 1939, el mundo fue sumido en un período de violencia y sufrimiento desconocidos hasta entonces. A medida que la maquinaria de guerra nazi-fascista se apoderó de país tras país, la obra del Reino en Europa sufrió terriblemente. Sudáfrica, bajo su nuevo primer ministro, Jan Smuts, entró en conflicto contra Alemania, y muchos sudafricanos se vieron en acción en el norte del África y en Italia.

Sudáfrica, puesto que estaba lejos del principal escenario del conflicto, no sufrió mucho debido a las condiciones bélicas que había en muchos otros países. Con el transcurso del tiempo, hubo escasez de algunos artículos alimenticios y otras restricciones. Pero la obra del Reino en el África austral para 1940 entró en un período de crecimiento y expansión desconocido antes. Los tremendos acontecimientos de la guerra sacudieron la complacencia de muchas personas y dirigieron su mente al cumplimiento de la profecía bíblica.

Para este tiempo la revista Consolación en afrikaans estaba teniendo gran éxito. Por eso, la sucursal de la Watch Tower en El Cabo decidió que era tiempo de publicar la revista La Atalaya en afrikaans. En enero de 1940, el Informador (más tarde llamado Ministerio del Reino) describió brevemente una nueva obra con las revistas... obra en las calles, obra de casa en casa y rutas de revistas. Era obvio que se necesitarían mayores cantidades de revistas. Se instaló una nueva máquina de linotipo así como una máquina de doblar. Además, se llamó a un hermano de Durban que tenía experiencia en la impresión para que ayudara al hermano Jack en el pequeño departamento de impresión. Así, para el 1 de junio de 1940 Die Wagtoring (La Atalaya en afrikaans) fue producida por primera vez por la sucursal de El Cabo.

El tiempo para la publicación de este primer número fue perfecto para ello, y obviamente se hizo bajo la guía de Jehová. Aunque los primeros meses de 1940 fueron bastante tranquilos en cuanto a la guerra en Europa, de súbito las divisiones “panzer” de Hitler empezaron su ataque contra la Europa occidental. Hasta aquel tiempo los hermanos de habla afrikaans en Sudáfrica habían dependido de la edición de La Atalaya en holandés, la cual venía de Holanda. Pero en mayo la sucursal de la Sociedad en Holanda tuvo que ser cerrada repentinamente y el suministro de revistas cesó. Los hermanos de El Cabo no sabían que esto iba a suceder. Pero exactamente para cuando los ejemplares holandeses de La Atalaya dejaron de venir, ¡la nueva traducción de La Atalaya en afrikaans ocupó aquel espacio!

Los hermanos emprendieron gozosa y entusiásticamente la obra con las revistas, y por eso, como resultado, la distribución mensual de las revistas subió a 17.000. Como en otros países donde la obra no era clandestina, en las calles comenzaron a aparecer las bolsas de revistas, y los publicadores hacían oír sus lemas.

Para fines del año de servicio de 1940 el hermano Phillips, en su oficina de El Cabo, pudo informarle al hermano Rutherford un aumento sobresaliente en el número de los publicadores. El nuevo máximo para Sudáfrica fue de 881 publicadores, con un número promedio de 656, lo cual fue un aumento de 50 por ciento considerando como base el promedio del año anterior. La guerra realmente había agitado la actividad de los publicadores del Reino en Sudáfrica.

LA MALA VOLUNTAD CATÓLICA CONDUCE A PROSCRIPCIÓN

La principal publicación de la Iglesia Católica en Sudáfrica, la Southern Cross, en su número de 2 de octubre de 1940, presentó un artículo principal que llamaba atención a lo que había sucedió en el Canadá (donde en julio de 1940 se había impuesto una proscripción total a la obra del Reino) y entonces hizo la siguiente malévola declaración: “Las actividades de estas personas [los testigos de Jehová] que condenan la lealtad a la autoridad del Estado o la Iglesia son más peligrosas aún en un país como Sudáfrica, con su enorme población nativa. El gobierno ciertamente debe restringir el esparcimiento de su propaganda aquí.” Inmediatamente después de eso las autoridades de la censura comenzaron a apoderarse de los ejemplares de La Atalaya y Consolación de los suscriptores, y cuando la sucursal escribió para averiguar por qué, las autoridades rehusaron dar explicación alguna.

Puesto que se sabía que la Iglesia Católica estaba detrás de todo esto, se preparó un ejemplar especial de Noticias del Reino en respuesta al ataque católico en el Southern Cross y hubo una distribución rápida de 200.000 ejemplares en todas partes de Sudáfrica. A esto siguió una declaración que suministraba los hechos acerca de los testigos de Jehová y su obra. Se enviaron ejemplares a todo miembro del parlamento, la judicatura y la prensa. Para los miembros del parlamento y la judicatura se incluyeron también ejemplares del artículo que trataba el tema de la neutralidad cristiana, en The Watchtower del 1 de noviembre de 1939. Algún tiempo después la policía recibió instrucciones de apoderarse de todos los ejemplares de este artículo de La Atalaya. Se apeló al primer ministro, y se recibió una respuesta del principal oficial de control de la Unión. Entre otras cosas, decía: “Aunque sus intenciones hayan sido y son, las mejores, no puede aceptarse el que se les permita frustrar los pasos que ha tomado el Gobierno para llevar a cabo con buen éxito la guerra. Si la Sociedad prospera en sus esfuerzos por convertir a toda persona de este país a este punto de vista el enemigo no encontraría ninguna oposición activa, y, por lo tanto, es difícil ver cómo ustedes pudieran esperar que el Gobierno permanezca quieto y se abstenga de tomar alguna acción contra ustedes.”

El paso siguiente de la sucursal fue preparar una petición dirigida al gobierno. En ella se expresaba una queja contra la confiscación de las publicaciones de la Sociedad y respetuosamente se le solicitaba al gobierno que soltara para circulación esta literatura cristiana y así restaurara la libertad de cultos en el país. En el corto espacio de diez días se obtuvieron las firmas de 50.000 europeos que vivían en todas partes de la Unión. Para aproximadamente el mismo tiempo se hizo el anuncio oficial de que La Atalaya y Consolación habían sido proscritas por el gobierno.

Otra acción que tomó el gobierno fue apoderarse de envíos completos de las revistas a medida que éstos llegaron. Pronto quedó claro que se había colocado una proscripción total sobre la importación de literatura de la Sociedad Watch Tower. El mismo primer folleto que fue confiscado fue Teocracia. En rápida sucesión, seis o siete envíos de literatura corrieron la misma suerte. La razón que se dio para la confiscación fue que a estas publicaciones se les consideraba “inaceptables.”

Todo esto se debió a la influencia de la Iglesia Católica y también a la situación de emergencia de la guerra, puesto que muchas de las publicaciones que estaban bajo proscripción habían sido admitidas en el país por muchos años sin dificultad alguna. La sucursal dio pasos para pedir la literatura confiscada, y esto llevó a acción en los tribunales. El caso se vio ante el Tribunal Supremo en El Cabo. Aunque las circunstancias parecían estar muy en contra de la Sociedad Watch Tower, los hermanos que asistieron a la audiencia se emocionaron al ver que el juez desplegó una actitud de imparcialidad y decidió que el ministro que había sido responsable de la proscripción debería dar razones para su acción y también otorgar una entrevista para que se presentaran más representaciones.

La lucha jurídica continuó por algún tiempo, y no fue sino hasta abril de 1942, después de haberse luchado por un año entero, que se presentaron las razones por las cuales se suponía que las publicaciones eran inaceptables. La sucursal recibió catorce días para responder a estos puntos, y esto se hizo, y al mismo tiempo el hermano Phillips expresó su deseo de hacer representaciones personales en armonía con la decisión del tribunal. Sin embargo, la corte no había fijado el límite de tiempo para que se hicieran o recibieran estas representaciones, y los meses siguieron pasando. Pasaron dos años antes que se resolviera el asunto.

Durante agosto de 1941, toda la correspondencia que salió de la sucursal de Ciudad del Cabo fue confiscada por las autoridades de la censura. La sucursal no ge dio cuenta de esto sino hasta vanas semanas después, cuando los hermanos que estaban en el campo enviaron cartas, y se presentó una protesta. La protesta recibió reconocimiento, pero no se dio explicación. Quedó claro que las sospechas de las autoridades en el sentido de que la Sociedad estuviera participando en correspondencia que tuviera que ver con el esfuerzo de guerra eran sospechas muy injustificadas.

En septiembre de 1941, el ministro de lo interior emitió una orden bajo los reglamentos de emergencia para apoderarse de todas las publicaciones de la Sociedad en Sudáfrica. Los resultados de esto en la sucursal fueron muy emocionantes. A las diez en punto de la mañana, los del C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) llegaron para ejecutar la orden. Vinieron con camiones con el propósito de remover toda la existencia de literatura de la Sociedad. Pero el superintendente de sucursal estaba alerta. Rápidamente examinó la orden y vio que no esta en armonía con los reglamentos. Entonces tomó pronta acción haciendo que los oficiales del C.I.D. esperaran en la oficina de la Sociedad mientras él personalmente solicitaba del Tribunal Supremo un entredicho que restringiera al ministro de lo interior de confiscar la literatura. Se le otorgó lo solicitado. ¡A las doce en punto se obtuvo el entredicho y la policía tuvo que subir de nuevo en sus camiones vacíos e irse! Cinco días después el ministro retiró la orden después de pagar los costos de la Sociedad. ¡Uno se puede imaginar lo complacida que estuvo la familia de Betel de la sucursal de El Cabo ante esta importante victoria!

CONTINÚA LA BATALLA

Nuestra lucha continuó. La edición de Consolación en afrikaans fue proscrita bajo el Acta de Aduana, que gobierna la importación. Puesto que la revista se imprimía y publicaba en Sudáfrica, era obvio que esto era una equivocación. No obstante, un precursor fue convicto en Kroonstad por distribuir la revista. Se apeló del caso y el Tribunal Supremo revocó el fallo. Más tarde, el 12 de septiembre de 1941, el periódico Government Gazette dio a entender que la proscripción había sido retirada. ¡Otro triunfo para la Teocracia!

Los periódicos informaron plenamente en cuanto a mucha de esta emocionante acción, y esto hizo que se diera tremenda publicidad al mensaje del Reino y a la obra de los testigos de Jehová. La sucursal, dándose cuenta de que el público en general necesitaba esclarecimiento en cuanto a este asunto, publicó dos folletos especiales: ¿Por qué suprimir el mensaje del Reino?, y Los testigos de Jehová: ¿Quiénes son? ¿Qué obra hacen? Estos folletos recibieron muy amplia distribución en inglés y afrikaans durante octubre de 1941.

Era muy necesario que los testigos de Jehová hicieran una explicación en tan amplia escala acerca de su obra debido a que muchos de los periódicos estaban dando informes torcidos acerca de ellos, y se estaban esparciendo rumores y acusaciones de que eran “quintacolumnistas” y “nazis.” Uno de los diarios principales, el Daily Dispatch de East London, publicó un artículo que lanzó un ataque difamador contra el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford. Puesto que el publicador rehusó publicar una carta de explicación, se comenzó un pleito jurídico por libelo y el periódico fue demandado por £5.000 en daños. Cuando el publicador del periódico vio que los hermanos estaban resueltos, rápidamente se retrajo, publicó una disculpa y pagó todos los costos del caso.

RESPUESTA A LA PROSCRIPCIÓN

La respuesta de los hermanos a la proscripción que se impuso a algunas de las publicaciones fue esconder la literatura proscrita en sus hogares. Fueron “cautelosos como serpientes.” (Mat. 10:16) En Johannesburgo la policía hizo varias incursiones contra los hogares de los publicadores, pero un individuo que se interesaba en la verdad y que era detective por lo general les daba aviso por adelantado en cuanto a aquellas incursiones. En Pretoria, Frans Muller, todavía un muchachito que estaba en la escuela, arrastró caja tras caja de literatura, bajo la dirección de sus padres, a pasajes estrechos debajo del bajo piso de madera de su hogar donde la familia sabía que los preciosos libros estarían bien seguros. Todo esto significaba que los publicadores tenían menos literatura con la cual trabajar en el campo, pero publicaciones que se imprimían localmente, como el libro Hijos, se usaban extensamente. Como dice un hermano mestizo de El Cabo: “Los abastecimientos eran limitados, pero esto no retardó la obra. Se nos dijo que prestáramos libros a la gente y comenzáramos estudios con ellos. Hicimos esto y fue sorprendente ver cómo aumentaron nuestros estudios bíblicos. Muchas personas empezaron a entrar en la verdad durante este período.”

El máximo de publicadores aumentó a 1.253, y estaban trabajando vigorosamente. Aquel año la asistencia a la asamblea de Johannesburgo subió a alrededor de 800 personas, y 186 se bautizaron. Muchas nuevas congregaciones se organizaron, y la cifra subió de 127 en 1940 a 172 en 1941.

Aunque la revista La Atalaya que venía desde los Estados Unidos estaba en la lista de publicaciones proscritas, Jehová amorosamente suministró alimento espiritual. Los hermanos de Ciudad del Cabo nunca carecieron de material para imprimirlo en sus prensas y enviarlo bajo el nombre de “Alimento conveniente.” Uno de los que, durante la guerra, nunca perdió ni un solo ejemplar de su suscripción de La Atalaya y que siempre la enviaba a la oficina de El Cabo después de leerla él mismo fue un hermano J. J. van Zyl, puesto que sus ejemplares venían dirigidos a “Sargento J. J. van Zyl, Policía Sudafricana, Kranskop, Natal.”

¡VICTORIA AL FIN!

Ciertamente, la lucha contra Dios y su obra del Reino en Sudáfrica no fue próspera. Desde 1941 la lucha para la remoción de la proscripción y para que nuestra literatura se nos diera de nuevo para distribuirla continuó sin cesar. Para el fin de 1943, la existencia de literatura en la sucursal estaba muy baja y los hermanos oraban ansiosamente pidiendo que se nos devolviera para distribución la literatura que había sido confiscada. Entonces empezaron a suceder las cosas. Un nuevo ministro de lo interior fue nombrado. El superintendente de la sucursal envió otra al controlador de la censura solicitando que se removiera . Proscripción. Una copia de la carta fue enviada al nuevo ministro, junto con una solicitud de una entrevista personal algo en lo cual había convenido el ministro anterior pero que nunca había otorgado.

En enero de 1944 se efectuó la entrevista y el ministro concordó en devolver los envíos confiscados, remover la proscripción de las revistas, y hacer disponibles las otras publicaciones que habían sido confiscadas. También prometió anular la orden que se emitió bajo los Reglamentos de Emergencia que declaraba que toda la literatura era subversiva. Una semana después la sucursal recibió confirmación de esto por escrito, y pocos días después de aquello, aquella enorme existencia de literatura (unas 1.800 cajas) fue entregada a la sucursal. No estaba en malas condiciones después de haber estado detenida tres años. ¡Qué dichosos se sintieron los hermanos en la sucursal y en el campo debido a esto! ¡Qué maravillosa victoria en respuesta a sus oraciones!

LA PROSCRIPCIÓN DE LOS LIBROS EN OTROS LUGARES

A principios de la II Guerra Mundial hubo una verdadera manía de proscribir los libros en muchas partes del Imperio Británico y otros países. Fue tal como mucho tiempo antes Jehová había hecho que el profeta Daniel predijera... el ‘cuerno pequeño’ (del cual la Comunidad Británica de Naciones era parte) estaba ‘dándose grandes ínfulas,’ “arrojando la verdad a la tierra” y cometiendo “transgresión” contra las cosas santas de Dios. (Dan. 8:9-12) Esto se extendió a los protectorados británicos en el África austral... Basutolandia, Bechuanalandia y Suazilandia. En febrero de 1941 se impuso una proscripción oficial en la literatura de la Sociedad. Permaneció en vigor hasta 1960 a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron para que fuera removida. Hasta la Biblia del Rey Jaime fue proscrita, si sucedía que hubiese sido impresa por la Sociedad Watch Tower. Esto ocurrió a pesar del hecho de que en aquellos tres países en 1941 no había ni siquiera un testigo de Jehová.

AÑOS FRUCTÍFEROS EN ÁFRICA DEL SUDOESTE

El memorable año de 1939 abrió otro capítulo en la historia de la obra en África del Sudoeste. En aquellas partes no se habían formado grupos todavía y este amplio campo quedaba abierto para la obra. Un matrimonio de precursores, Barry Prinsloo y su esposa Joan, se sintieron impelidos a ir y testificar a la gente de aquel territorio.

Barry compró un camión y lo transformó en un coche-habitación. Sobre él también montó una instalación para llevar gasolina, esperando de antemano, correctamente, una escasez de gasolina debido a la guerra. Para llegar al África del Sudoeste desde Johannesburgo, tenían que viajar a través del desierto de Kalahari. Casi no había carreteras y tenían que seguir las huellas dejadas por un auto que anteriormente hubiera pasado por aquel lugar o por una carreta de burros, y a veces hasta estas huellas eran completamente borradas.

Finalmente llegaron a Windhoek. y desde allí siguieron más hacia el norte, predicando y colocando literatura. Por algún tiempo la policía los siguió y recogió la literatura que ellos habían, colocado. Al fin fueron aprehendidos y se les acusó de vender sin licencia. Por consejo de la Sociedad, hicieron que el caso les fuera pospuesto, hasta que se resolvieran ciertos casos de naturaleza similar en Sudáfrica. Pocas semanas después el hermano Prinsloo compareció ante el tribunal y recibió un veredicto favorable.

Las noticias de una asamblea que se celebraría en Johannesburgo les llegaron, y aunque aquello significaba un viaje difícil de aproximadamente 1.600 kilómetros, decidieron ir. Pero los azotó la tragedia. La mayoría de los ríos en África del Sudoeste no son más que riachuelos secos y arenosos que solo fluyen cuando hay una precipitación excepcionalmente fuerte. Mientras trataban de cruzar uno de estos ríos, su vehículo se les atascó. Aquella noche el río bajó en inundación, y les llevó el coche-habitación unos cuantos metros corriente abajo. Allí lo hallaron la mañana siguiente, partido en dos y con la estructura externa enterrada profundamente en la arena. Sacaron del vehículo lo que pudieron y le notificaron a la Sociedad el desastre y su desilusión al no poder asistir a la asamblea. Pero, muy prontamente, recibieron un regalo que les envió el superintendente de sucursal, y un telegrama explicando que era para que tuvieran “unas vacacioncitas.”

Después de la asamblea regresaron y acamparon cerca del coche-habitación descompuesto para repararlo. Al mismo tiempo testificaron a los obreros de las granjas de Ovambo, usando a Johannes de intérprete. Johannes era un bosquimano a quien habían alquilado para que los acompañara en sus viajes por el territorio, y es muy probable que él haya sido el primer bosquimano que haya aceptado la verdad. Los bosquimanos son una tribu nómada de moradores del desierto que se ganan la vida principalmente por medio de cazar con arco y flechas envenenadas. Estos cazadores, por mucho los más pequeños de todos los africanos de la parte del sur de África, comparables en tamaño a los pigmeos del África Central, son extremadamente primitivos en sus costumbres de vida. La comunicación entre ellos y otros se hace muy difícil no solo debido a los lugares inaccesibles en los cuales habitan sino también a que su lenguaje tiene un vocabulario limitado y un incesante fluir de chasquidos. Sin embargo algunos de ellos sí llegan a ser obreros en las granjas. Debido a las proscripciones de literatura y la situación en general, la Sociedad con el tiempo llamó a los Prinsloos para que estuvieran en la Unión Sudafricana.

Así, aunque durante 1929, 1935, y 1942 hubo precursores que entraron en el África del Sudoeste y colocaron muchos ejemplares de literatura, no hubo verdadero cultivo del campo, y como resultado se produjo poco fruto. Sin embargo, en el año 1950 hubo un punto de viraje en la historia de la obra en África del Sudoeste. La Sociedad ahora envió cuatro misioneros, graduados de la Escuela de Galaad, a saber, George Koett, Fred Hayhurst, Gus Eriksson y Roy Stephens. A principios de 1950 se estableció un hogar misional en Windhoek.

Aunque estos hermanos no habían de concentrarse meramente en la colocación de literatura, sino en hallar y alimentar a las “otras ovejas” del Señor, todavía lograron excelentes colocaciones. (Juan 10:16) Al mismo tiempo pudieron comunicarse con cinco hermanos africanos que se habían mudado desde la Unión Sudafricana a aquel lugar africano cercano, y éstos fueron organizados en una compañía (congregación). Uno de los misioneros también empezó no menos de veinticinco estudios en este lugar africano. Según todas las apariencias la obra en este territorio, especialmente entre los africanos, empezaba excelentemente y con buenas expectativas de aumento.

[Ilustración de la página 93]

George Phillips componiendo tipo a mano en la sucursal de El Cabo

[Ilustración de la página 98]

Un hogar zulú

[Mapa de la página 77]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

ÁFRICA AUSTRAL

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UGANDA

KENIA

TANZANIA (Tangañica)

ANGOLA

ZAMBIA (Rodesia del Norte)

MALAWI (Niasalandia)

RODESIA (Rodesia del Sur)

MOZAMBIQUE

ÁFRICA DEL SUDOESTE

BOTSWANA (Bechuanalandia)

SUAZILANDIA

REPÚBLICA SUDAFRICANA

Johannesburgo

Durban

El Cabo

LESOTHO (Basutolandia)