Países Bajos
Países Bajos
POCAS son las naciones que han de estar en constante alerta para evitar que el mar inunde gran parte de su país. No obstante, ese es el caso de los Países Bajos. Un cinturón natural de dunas y el sistema de diques que han construido separa del mar del Norte la parte oeste y norte de esa nación. Sin embargo, en más de una ocasión el mar ha cubierto grandes extensiones de lo que actualmente son las tierras más fértiles.
Con el nombre de Holanda se indica otro rasgo de este país. Debido a los bosques que en un tiempo existían detrás de las dunas de la región occidental, se llamó a esa zona Houtland (“Tierra de bosques”), y posteriormente se cambió su nombre a Holanda. Aunque los Países Bajos es una de las naciones más densamente pobladas del mundo, tanto en la zona centro como en la este todavía se encuentran regiones arboladas bastante extensas. Esparcidos por la parte occidental y septentrional del país hay también muchos
lagos. Efectivamente, en Holanda abunda el agua, y por esa razón siempre ha estado asociada con diques, molinos de viento y zuecos.El mar hizo de los Países Bajos a través de las edades una nación de navegantes. Durante el siglo XVII, los holandeses se convirtieron en la potencia comercial y naval más importante que surcaba los mares. Tenían colonias por todo el globo. Transportaban las riquezas de sus colonias por vía marítima y luego por vía fluvial hasta el corazón de Europa. Debido a la guerra, en el siglo XVIII perdieron el control de los mares en favor de los británicos. Sin embargo, a finales del siglo siguiente, a los holandeses se les abrió una nueva oportunidad.
UN TIEMPO DE DESPERTAMIENTO ESPIRITUAL
En 1891 Charles Taze Russell hizo una gira por Europa con el fin de ver lo que podía hacerse “para promover la difusión de la Verdad” en ese continente. Visitó Rotterdam, Amsterdam y La Haya. La perspectiva que se abría para los holandeses no era alguna nueva empresa comercial; era la oportunidad de aprender los propósitos del Creador del cielo y la Tierra, así como tener el privilegio de ser Sus Testigos. Pero ¿dónde podrían encontrarse trabajadores para que dieran atención a esta parte del campo?
Alrededor de 1900, el joven luterano Heinrich Brinkhoff se trasladó a la ciudad de Haarlem, Países Bajos, para participar en la actividad misional. Tenía mucho celo, pero le faltaba conocimiento exacto. Al poco tiempo se unió a los Bautistas del Séptimo Día, pero todavía seguía buscando. También empezó a leer la literatura bíblica publicada por la Sociedad Watch Tower y la International Bible Students Association. Fue tanto el interés que desarrolló por dicha literatura
que los bautistas ya no le aceptaban. Ansiaba compartir con otros lo que estaba aprendiendo. De modo que tradujo y luego distribuyó personalmente el primer tomo de los Estudios de las Escrituras, así como el pequeño libro Alimento para cristianos pensadores y algunos tratados, todo ello publicado por la Sociedad Watch Tower. Con el tiempo, aquellas semillas de la verdad empezaron a crecer.Pronto se le unieron en Rotterdam y Amsterdam respectivamente la hermana Kropff, una mujer de edad avanzada, y el joven Frits Peters. Luego, Ruurd Hallema empezó a distribuir esta literatura al visitar a sus padres en la provincia de Friesland. Así fue como J. Andringa obtuvo uno de los libros. Lo que leyó era lo que había estado esperando escuchar. Ya estaba disgustado con su Iglesia, de modo que cuando su ministro oró durante los servicios dominicales a favor de la victoria de los ejércitos aliados en la guerra mundial que estaba en progreso en aquel entonces, Andringa rompió sus lazos con la Iglesia y emprendió una vida de servicio al Dios verdadero.
Durante los años de la guerra se formó un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia en Rotterdam y otro en Amsterdam. En 1918 incluso tomaron la iniciativa de publicar tres números de La Atalaya en holandés, pero por lo visto el interés con el que respondía la gente en aquel tiempo era muy limitado.
UNA MEJOR ORGANIZACIÓN FOMENTA EL CRECIMIENTO
En 1920, J. F. Rutherford, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó Europa y estableció en Suiza la Oficina de Europa Central de la Sociedad. Holanda fue uno de los países que llegaron a estar bajo su supervisión. El hermano Rutherford pidió a Adriaan Block —cuya carrera como dentista en Mulhouse,
Francia, estaba en su época floreciente— que regresase a Holanda para superentender las congregaciones. En 1921 se trasladó y al año siguiente se estableció una oficina sucursal en el mismo Amsterdam. En los Países Bajos habían surgido algunos problemas entre los hermanos, pero al contar con una mejor organización se vio el progreso. Concentraron su energía en la predicación de las buenas nuevas del Reino y ese mensaje se esparció por todo el país como nunca antes.Cuando el hermano Rutherford fue personalmente a Amsterdam en 1923, la obra del Reino recibió un mayor ímpetu. En la gran sala del Diamond Exchange presentó el emocionante discurso: “Millones que ahora viven no morirán jamás”. Con la cooperación de Willem Vogt, un pionero de la radio holandesa, este discurso fue transmitido en directo desde el Diamond Exchange, de modo que pudo oírse por todo el país. Esta fue la primera vez que se hizo tal cosa en los Países Bajos.
En el auditorio estuvo Arnold Werner, un joven de diecinueve años. Él se estaba esforzando sinceramente por llegar a saber más de Dios mediante asistir a la catequesis de la Iglesia Reformada. Pero las respuestas que daban a sus preguntas no le satisfacían. Para ese tiempo, su hermano mayor Tom estaba recibiendo respuestas directamente de la Biblia como resultado de su contacto con los Estudiantes Internacionales de la Biblia, como entonces se llamaban los testigos de Jehová. Para Arnold, aquel discurso en el Diamond Exchange fue un importante hito en su vida.
TRABAJADORES DE TIEMPO COMPLETO EN EL CAMPO
El año siguiente, Tom Werner y Otto Lehmann empezaron a dedicar todo su tiempo a la distribución
de literatura bíblica. Además el hermano Block hizo muchos viajes desde la oficina sucursal para pronunciar discursos que resultaron ser de gran estímulo para los grupos de estudio. Aquel año, en una asamblea nacional de un día de duración que se celebró en el mes de abril, Arnold Werner fue uno de los que se presentaron para ser bautizado en agua.Debido a su interés por los deportes, el joven Arnold se había comprado un precioso barco de vela. Pero poco después de su bautismo lo vendió y utilizó una buena parte de ese dinero para financiarse viajes a ciudades ubicadas a lo largo de la red de ferrocarriles, con el fin de distribuir una resolución intitulada: “Un desafío a los gobernantes del mundo”. Esta resolución hizo un llamamiento a todas las personas para que reconocieran y aceptaran el Reino de Dios, y reveló la infidelidad de la cristiandad al apoyar a un sustituto: la Sociedad de las Naciones. Arnold distribuyó personalmente decenas de miles de ejemplares de esta resolución.
Con el tiempo, Arnold y su hermano Tom se unieron para viajar juntos por el país utilizando un camión Ford modelo T que había sido adaptado para servir de vivienda. Juntos distribuyeron el mordaz desenmascaramiento de la cristiandad declarado en la resolución “Denunciación”. Sin temor, penetraron en zonas en las que la Iglesia Católica Romana había dominado por completo hasta entonces. En la ciudad de Helmond, se reunieron en medio de la calle un grupo de mujeres gritando histéricamente: “¡Nuestra santa Iglesia está siendo acusada!”. Pero los hermanos prosiguieron calmadamente con su obra.
Poco después les abordó un sacerdote diciendo: “Lo que ese panfleto dice no es verdad. Tienen que dejar inmediatamente de distribuirlo”. Pero los dos hermanos respondieron: “Señor, estamos convencidos de
que lo que esta resolución dice se basa en lo que la Biblia enseña sobre este asunto. Creemos que es nuestro deber dar a conocer estas verdades a la gente. Sin embargo, si nos muestra con la Biblia que lo que esta resolución dice no es verdad, dejaremos inmediatamente de distribuirla”. “De acuerdo”, respondió el sacerdote bastante aliviado. “Vengan a la rectoría sobre las dos de la tarde”. (Entonces eran aproximadamente las once de la mañana.) “Muy bien”, dijeron los hermanos, y continuaron con su obra.Pero cuando el clérigo vio que seguían distribuyendo la resolución, les exigió muy alterado: “Sí, pero
tienen que abandonar la distribución ahora mismo”. Los hermanos respondieron: “Señor, en este momento todavía estamos convencidos de que lo que dice la resolución es la verdad, y hasta que se demuestre lo contrario vamos a cumplir con nuestra responsabilidad”. Ante eso el sacerdote dijo: “¡Entonces vengan conmigo ahora mismo!”. Naturalmente, no pudo refutar ninguna declaración de la resolución, de modo que los hermanos siguieron con su obra hasta abarcar toda la ciudad.PRUEBAS DE LEALTAD SUPONEN UNA CRIBA
Jehová ha permitido que Sus siervos entiendan de manera progresiva Sus propósitos. Como se declara en Proverbios 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. El propósito de Jehová no cambia, pero el entendimiento de Sus siervos en cuanto a dónde y cómo se realizará este propósito puede necesitar ajustarse a medida que la luz va haciéndose más brillante. Es posible que tales cambios resulten en severas pruebas de lealtad. Eso fue lo que sucedió en 1925. En aquel tiempo hubo algunos que se separaron de la congregación, asociándose al principio como un grupo algo disgregado, pero yéndose luego cada uno por su camino. Hubo quienes llegaron a decir: “Si lo que esperamos no viene en 1925, entonces echaré mi Biblia al fuego”. Obviamente habían perdido de vista cuáles eran las verdaderas cuestiones, estaban cansándose de su servicio a Dios y se interesaban más en recibir enseguida su propia recompensa que en ayudar a otros a beneficiarse de las provisiones amorosas de Dios.
La cuestión crucial a la que cada hermano de los Países Bajos se enfrentaba, al igual que los siervos de
Jehová por todo el mundo, era: ¿Quién honrará a Jehová? El responder a esa pregunta de una manera personal y positiva resultó ser un factor vital cuando llegó el momento de demostrar lealtad a Jehová y a Su organización visible.En 1927, Arnold Werner fue nombrado siervo de sucursal para reemplazar a Adriaan Block. Un cambio así puede representar una prueba para una persona. Sin embargo, por varios años el hermano Block cooperó lealmente con el hombre que le reemplazó. Pero con el tiempo la lealtad del hermano Block decayó. Como resultado, la congregación que él presidía se vino abajo, y muchos de los que se habían asociado con ella llegaron a ser opositores del pueblo de Jehová durante la segunda guerra mundial.
TRABAJADORES DISPUESTOS RESPONDEN AL LLAMAMIENTO
A principios de 1927 se hizo un llamamiento para reunir más proclamadores de tiempo completo de las buenas nuevas o repartidores, como se llamaban entonces. Pronto hubo ocho en los Países Bajos. Y ¡cómo aumentó la distribución de literatura bíblica! Aquel año se duplicó, y en 1928 volvió a duplicarse. Se estaban plantando muchas semillas de la verdad del Reino.
Algunos de aquellos trabajadores celosos vinieron de Francia. En una asamblea celebrada en ese país se les dijo a los hermanos de habla polaca que había necesidad de voluntarios para llevar las buenas nuevas a los mineros de habla polaca de la parte sur de los Países Bajos. André Kowalski y su compañero empacaron sus pertenencias y se trasladaron a la provincia de Limburg a finales de 1927. No solo hallaron muchas personas interesadas, sino que André fue recompensado con una excelente esposa, una celosa precursora que había ido a ayudarles en su asignación.
Este territorio había estado en completa servidumbre a la Iglesia Católica Romana por mucho tiempo. De modo que, a la par con el interés progresivo en las buenas nuevas, aumentó la oposición. Casi cada día se les ordenaba a los hermanos que dejaran de hacer su obra, y a menudo eran llevados a las comisarías de policía y detenidos por horas. Un domingo por la mañana, mientras estaban visitando los hogares de una aldea, la gente informó al clérigo. La policía, dirigida por el burgomaestre, rodeó a los hermanos, los arrestó y los condujo al ayuntamiento. Naturalmente, los hermanos no habían violado la ley, de modo que pronto fueron puestos en libertad. Mientras tanto, una gran multitud de ciudadanos curiosos se habían reunido para ver en qué resultaría aquello. Al salir del edificio, los hermanos dijeron a la muchedumbre: “Señoras y caballeros, todavía estamos aquí”. Entonces les ofrecieron literatura bíblica y colocaron rápidamente todo lo que tenían.
DECLARÁNDOSE A FAVOR DE LA VERDAD
En aquellos días apenas se hacían revisitas y estudios bíblicos de casa. De modo que cualquiera que abrazara la adoración verdadera tenía que mostrar iniciativa personal y realmente buscar la verdad. Ulrich Kress, un minero, era esa clase de hombre. En la primavera de 1930, después de una breve conversación en la sala de espera de un doctor, August Lach invitó a Ulrich para que le visitara en su hogar. Ulrich lo hizo, y después de leer un ejemplar de la revista The Golden Age (conocida ahora como ¡Despertad!), volvió la noche siguiente, esta vez lleno de preguntas. Se sorprendió ante las respuestas que recibió de la Biblia. Antes de marcharse, Ulrich preguntó: “¿Qué hace el
domingo?”. August respondió: “No tengo tiempo el domingo. Por la mañana voy de casa en casa a distribuir The Golden Age y por la tarde asisto a una reunión bíblica”. Ulrich quiso ir con él.Las instrucciones que recibió el domingo por la mañana fueron algo así: “Aquí tiene unas cuantas revistas y folletos, y el precio es tanto. Usted trabaja el lado izquierdo de la calle y yo iré por el derecho. Si llega al final de la calle antes que yo, entonces vaya trabajando mi lado de la calle hasta encontrarse conmigo. Si la puerta no tiene timbre llame con los nudillos”. Eso fue todo.
Después de trabajar por unas dos horas el grupo se reunió en una esquina e intercambió experiencias. Parecía que se lo estaban pasando muy bien. Uno relató que había sido golpeado con el palo de una escoba. Ulrich no podía explicarse cómo esas experiencias podían hacer que se sintieran felices. Pero el gozo que ellos demostraban le infundió valor. (Mat. 5:10-12.)
En aquellos días las asambleas eran pequeñas en comparación con las que tenemos actualmente. En 1929 asistieron 70 personas en La Haya. Durante la visita del hermano Rutherford en 1933, solo estuvieron presentes 165 personas. Pero los hermanos esperaban cada asamblea con entusiasmo.
ALOJAMIENTO PARA LOS PRECURSORES
A principios de los años treinta, la Oficina de Europa Central animó a hombres y mujeres jóvenes de toda Europa a poner a prueba su fe mediante trasladarse a países donde hubiera mayor necesidad. Los Países Bajos, desde el punto de vista religioso, era un hueso duro de roer. Pero los holandeses tenían la reputación de ser hospitalarios con los refugiados y los forasteros,
de modo que los precursores de países cercanos emprendieron su servicio en los Países Bajos. Muchos venían de Alemania y varios hermanos holandeses se unieron a ellos. Algunos dejaron atrás hogares confortables y empleos bien remunerados. Unos cuantos eran bastante nuevos en el servicio de Jehová. Max Henning, de Alemania, todavía no estaba bautizado cuando respondió a aquella llamada para reunir trabajadores. Pero todos estaban dispuestos a trabajar duro como precursores.Para ayudar a estos trabajadores de tiempo completo, la oficina sucursal alquiló algunos lugares que pudieran utilizarse como hogares para precursores. Seis precursores vivían en el hogar de Tilburg; nueve en el de Amsterdam. Más tarde se establecieron hogares para precursores en Eindhoven, Heemstede y Leersum. Se esperaba que cada precursor depositara en el fondo común todo lo que recibía por la literatura que colocaba. Todos compartían las responsabilidades que conllevaba el sacar adelante un hogar. Si un hermano sabía reparar zapatos, lo hacía; otro cortaba el pelo, etc. Si sobraba algo de dinero a final de mes después de pagar todos los gastos del hogar, se dividía entre los precursores. Generalmente solo les quedaban unas cuantas monedas.
A finales de 1931, se empezó a utilizar un barco que la Sociedad había alquilado para dar adelanto a la obra de predicar. Llevaba el nombre de Almina y fue amarrado en el canal de la ciudad de Zwolle. Este hogar movible proporcionaría un alojamiento apropiado para los precursores a medida que trabajasen las ciudades y los pueblos situados a lo largo de los canales navegables. Pero había un problema: los precursores asignados al barco sabían tanto de operar barcos como de viajar a la Luna. De modo que cuando Ferdinand
Holtorf dijo que había sido marinero, en seguida fue asignado al Almina y llevado rápidamente a Zwolle.El Almina era un buen barco, pero con algunos inconvenientes. No tenía ni motor ni vela. ¿Cómo iban a ponerlo en marcha? “¿Hay algún hermano fuerte a bordo?”. El problema estaba resuelto. Él sería el “caballo”, y con una cuerda tiraría del barco andando por la orilla del canal. Así que se pusieron en marcha. El grupo que trabajaba desde aquel barco hizo una buena labor a medida que testificaba hacia el interior en dirección nordeste. Emmen fue una de las ciudades en las que predicaron. En aquel tiempo nadie tenía idea de que unos cincuenta años después habría en esta ciudad una moderna oficina sucursal y una imprenta de la Sociedad Watch Tower.
EL RÁPIDO PROGRESO SUSCITA REPRESALIAS DE LAS AUTORIDADES
Al aumentar la intensidad de la obra de predicar, también aumentó la oposición clerical en algunas zonas. Este fue el caso en las inmediaciones de Tilburg. Cuando una localidad se predicaba dos días seguidos, los publicadores eran echados por chusmas que les arrojaban piedras y empuñaban horcas. Para poder sufragar los gastos y quedarse en esa zona con el fin de dar un testimonio cabal, muchas veces era necesario que los precursores se trasladasen a un territorio más amigable en otra parte del país, donde pudieran colocar mucha literatura durante un mes o más antes de continuar su trabajo en las inmediaciones de Tilburg.
Tan intensa era la presión a la que se veían sometidos los que estaban en el hogar de precursores de Tilburg que hasta les cortaban la luz, el agua y el gas.
Incluso hubo intentos de quemarles la casa. También se les amenazó diciéndoles que si la obra de los Testigos seguía adelante en aquella parte del país, todos los que vinieran de países extranjeros para predicar serían deportados. De hecho, el hermano Sonnenschein, padre, una noche no regresó a casa. Cuando se apeló a la policía de Tilburg, respondieron que los Testigos estaban causando disturbios entre la población y que probablemente aquel que había desaparecido había sido echado del país. Y efectivamente eso es lo que sucedió. Las autoridades locales decidieron que nuestro hermano debía ser entregado a las autoridades nazis de Alemania. Como resultado, fue enviado a un campo de concentración. Esa misma acción fue la que se tomó contra los hermanos Lange, Gädeke y Backes. Finalmente, el hogar de Tilburg fue abandonado y los precursores fueron trasladados a otras asignaciones.Hubo una severa reacción por parte de los juristas del país y de la prensa. Het Volk del 10 de abril de 1934 citó la opinión de varios juristas sobre este asunto. Un abogado dijo: “La total falta de derechos por parte del extranjero [...] deja en descrédito delante de otros países la respetada tradición del derecho de asilo existente en los Países Bajos”. En el Parlamento se instó al Ministro de Justicia a que usase su influencia para despojar a las autoridades policiales locales de su autoridad para expulsar a los extranjeros.
Durante ese tiempo también se les aplicó a los testigos de Jehová la ley sobre el cierre de los comercios, con lo que se les prohibió ofrecer literatura bíblica a cambio de una contribución en los lugares públicos los domingos. Se apeló al Ministerio de Economía pero no sirvió de ayuda. A pesar de tales golpes, el mensaje del Reino siguió esparciéndose.
‘ENVÍA TU PAN SOBRE LAS AGUAS’
En el verano de 1934, unos precursores dejaron cuatro folletos a una mujer cerca de Rotterdam. Aquel mismo día su hijo Jan los encontró sobre la mesa cuando regresó de jugar un partido de fútbol. Aunque sus padres eran muy devotos de su religión, Jan estaba perdiendo el interés en ella. Hasta había empezado a interesarse en el comunismo. Pero cuando leyó aquellos folletos se dio cuenta de que contenían la verdad. Los precursores no regresaron. En aquellos días se aplicaba el siguiente principio a la obra de predicar: “Envía tu pan sobre la superficie de las aguas, pues con el transcurso de muchos días lo hallarás otra vez”. (Ecl. 11:1.) Ellos esparcían generosamente el mensaje del Reino, aunque no veían los resultados inmediatamente. Pero Jan no esperó “muchos días” para actuar en armonía con lo que estaba aprendiendo. Hablaba a todos los que estuvieran dispuestos a escucharle. Su novia se le unió en la obra de predicar y todavía continúan sirviendo juntos a Jehová.
En Groningen, al norte, Ferdinand Holtorf recibió una notificación de la oficina sucursal en la que se le decía que debía ponerse en contacto con cierto hombre que vivía en la zona rural y que había estado pidiendo grandes cantidades de folletos para colocar. Después de una búsqueda concienzuda, Tjeerd de Bruijn fue localizado. Resulta que hacía un año que había obtenido tres folletos de la propia esposa de Ferdinand, pero luego se trasladó. Se sintió impelido a compartir con otros las maravillosas verdades que había aprendido. Tjeerd trabajaba duro en un dique, y además tenía que viajar en bicicleta dos horas para llegar a su trabajo y otras dos para regresar por la noche. También tenía trabajo que hacer en el huerto cuando regresaba a su hogar. Pero el aprecio que sentía por la verdad le motivó a unirse a Ferdinand en la obra de predicar, una vez terminado su trabajo, a veces hasta la medianoche.
Para poder testificar eficazmente, particularmente en las zonas rurales donde la Iglesia Reformada Calvinista tenía mucho poder, los precursores tenían que dar especial atención a su vestimenta. Estas personas consideraban que era una gran virtud el vestirse de negro, y creían que la vestimenta debería cubrir el cuerpo tanto como fuera posible. El estilo de vestir al que estaban acostumbradas las precursoras de Alemania no era muy apreciado por esas personas. A menudo se las rechazaba con observaciones tales como: “¿Van a enseñarnos a nosotros algo de Dios con esa ropa de colores claros, medias y el pelo corto?”. Pero las precursoras se dieron cuenta de que Jopie de Jong, un precursor de la localidad que antes pertenecía a la Iglesia Reformada Calvinista, y que los entendía, tenía
mucho éxito. Sí, pero él llevaba unos buenos pantalones de rayas y un distinguido bombín cuando estaba en el servicio del campo. De modo que ellas empezaron a vestir de una manera que fuese más aceptable para el público.LAS DIFICULTADES NO IMPIDEN EL DESARROLLO DE LA OBRA
Los precursores no rehuían una vida de dificultades. Durante períodos especiales de testificar no era raro que dedicaran hasta cien horas a la semana al ministerio del campo. A finales de la primavera y a principios del otoño empezaban a testificar en las zonas rurales a las siete de la mañana y desayunaban por el camino sin detenerse. En lugar de parar para comer al mediodía, tomaban algo mientras iban de una casa a otra. Finalmente, a las nueve de la noche se dirigían a casa después de catorce horas de predicación. Era bastante corriente distribuir 400 y hasta 800 folletos durante una de tales semanas.
Pero la situación económica del país empeoró a mediados de los años treinta. Había mucho desempleo, y era más difícil que las personas pudieran dar una contribución por la literatura.
Los sucesos que ocurrían en Alemania también tenían su efecto, aunque al principio solo de manera indirecta. Cuando Arthur Winkler y su esposa, Käthe, cruzaron la frontera de Alemania para servir de precursores en los Países Bajos, llevaron informes de los horrores de los campos de concentración. Esto hizo que los hermanos holandeses pensaran seriamente en la posibilidad de que ellos también pudiesen experimentar algún día tales pruebas.
Las autoridades holandesas iban con mucho cuidado para no ofender a Adolfo Hitler. En octubre de 1934, cuando los Testigos de cincuenta países enviaron telegramas protestando por el trato inhumano al que Hitler
sometía a los testigos de Jehová en Alemania, muchos oficiales de correos de los Países Bajos rehusaron aceptarlos. Sin embargo, las personas siguieron abrazando la verdad y algunas llegaron a ser verdaderas columnas espirituales.TESTIFICACIÓN DENODADA CON FONÓGRAFOS
Pronto se introdujo otro instrumento en la obra de predicar: el fonógrafo. Todos los publicadores estaban ansiosos por utilizarlo. Kasper Keim, un precursor alemán que trabajaba en Enschede en 1938, estaba contento de tener un “Aarón” que hablara por él, pues era “lento de boca y lento de lengua” al intentar hablar holandés. (Compárese con Éxodo 4:10, 14-16.) Le pidió consejo a la hermana Albrecht en cuanto a cómo presentar a su “Aarón”, y ella le sugirió: “Cuando llegues a una puerta, preguntas a la persona que te abra: ‘Señora, o señor, ¿dispone de cinco minutos?’. Si dice que sí, entonces pones los discos”. A la mañana siguiente, Kasper tocó lleno de confianza el primer timbre. Salió una señora y él le dijo con determinación: “¡Señora, dispone de cinco minutos!”. En cada puerta, los asombrados amos de casa simplemente se quedaban allí y escuchaban.
A pesar de la difícil situación económica, los publicadores querían tener sus fonógrafos. En la parte norte del país, Tjeerd de Bruijn enseguida vendió su cabra para poder comprar un fonógrafo. Entonces esperaba en la puerta de la iglesia y obsequiaba a los feligreses con otro sermón a medida que salían.
En Soest, la hermana J. de Bree iba con su fonógrafo a algún cruce de calles concurrido, lo colocaba en el suelo y ponía los discos, muchas veces ante un auditorio de hasta treinta personas. Cuando los precursores que trabajaban fuera de Deventer testificaban en los puertos situados a lo largo del río IJssel, se detenían
para comer al mediodía donde sabían que se reunían grupos de personas. Mientras comían, ponían los discos para que otros los pudieran oír. A veces hasta veinticinco personas escuchaban y luego hacían preguntas. También se empezó a utilizar un automóvil, especialmente construido para servir de vivienda, con un altavoz retráctil. De modo que la actividad de predicar siguió hacia delante cada vez con más intensidad.AUMENTA LA PRESIÓN SOBRE LOS PRECURSORES ALEMANES
A medida que la persecución sobre los Testigos en Alemania iba en aumento, más hermanos cruzaron la frontera hacia los Países Bajos. Los hermanos holandeses prestaron su ayuda para conseguirles alojamiento, pero tuvieron cuidado para no divulgar información sobre ellos a desconocidos.
Sin embargo, algunos oficiales estaban a favor de los nazis. De modo que en octubre de 1937, poco después de cruzar la frontera, Karl Kemena fue arrestado en Ootmarsum por orden del burgomaestre. Karl fue confinado durante tres meses a la prisión de Almelo, hasta que intervinieron oficiales más amigables. Pero utilizó bien el tiempo para estudiar el holandés, preparándose así para participar en la obra de predicar cuando saliera en libertad. Al año siguiente, fue arrestado en otra localidad, pero después de unos meses en prisión fue puesto de nuevo en libertad.
El país temía la guerra. El 15 de marzo de 1938 el Primer Ministro, Dr. H. Colijn, habló de ello por la radio diciendo: “Concluiré rogando que el Dios Todopoderoso proteja nuestra parte del mundo y por consiguiente también nuestra patria de un nuevo Armagedón”. Precisamente en ese tiempo los hermanos estaban distribuyendo el folleto Armagedón, que explicaba
lo que la Biblia dice sobre ese asunto. En algunas zonas los precursores no podían satisfacer toda la demanda.Pero la Gestapo alemana trataba de echar mano a los Testigos alemanes que vivían en los Países Bajos. Infiltraron a un agente llamado Hilgers en las filas de los hermanos. Sin embargo, su disposición pronto le traicionó, revelando que no era Testigo, de modo que no pudo hacer mucho daño.
De todas formas, se estaban preparando más problemas. El 23 de julio, el burgomaestre de Leersum notificó a la oficina sucursal de la Sociedad: “En conformidad con la carta que he recibido hoy del fiscal general, quien a su vez actúa de jefe de policía en Amsterdam, es mi deber informarle que en el futuro tanto ustedes como todos los demás miembros de la Sociedad Watch Tower deben desistir de su obra de repartidores, de otra manera los extranjeros serán deportados”. Resultó que esto aplicaba a todos los que no fuesen “de nacionalidad holandesa”, y no solo en Leersum, sino en todo el país. Sin embargo, esto tan solo causó una momentánea incertidumbre entre los precursores alemanes. Privados del privilegio de predicar de casa en casa, se concentraron en hacer revisitas, y por lo tanto la maldición se convirtió en una bendición.
EN AQUEL ENTONCES LAS REUNIONES ERAN MUY DIFERENTES
Las reuniones de congregación siempre han sido muy fortalecedoras para el pueblo de Jehová. Pero a veces hubo prácticas que indicaban que hacía falta una mejor organización y más crecimiento espiritual. Por ejemplo, durante el estudio de La Atalaya algunas veces se servía café. Y el ambiente no siempre estaba libre del humo del tabaco.
Con respecto a la primera Conmemoración a la que asistió, Cornelis Dortland recuerda que se puso una mesa con cincuenta platos, cada uno con su propio pedazo de pan, y cincuenta vasos llenos de vino. Dice: “Desde el tiempo de aquella primera Conmemoración, he visto, con paciencia y fe, cómo Jehová ha enseñado a su pueblo. He visto a muchos que se han dejado purificar y disciplinar por Él; y los que se consideraban demasiado importantes han desaparecido”.
También es de interés el equilibrado comentario de Ferdinand Holtorf, quien ya lleva cincuenta y cuatro años de servicio teocrático: “Cuando los que llevamos más años en la verdad nos reunimos y hablamos de nuestras experiencias del pasado, nos sentimos conmovidos por la maravillosa manera en que Jehová ha conducido a su pueblo, preparándolo para mayores bendiciones por venir. Nos sentimos orgullosos de que a pesar de nuestros errores y deficiencias Jehová nos haya utilizado para servir a favor de Su propósito y nos haya permitido tener experiencias maravillosas. Estas las podemos transmitir a otros con el fin de animarlos a todos a enfrentarse a las pruebas mucho más severas que han de venir”.
EL ORDEN TEOCRÁTICO FORTALECE LA ORGANIZACIÓN
Cuando empezó el año de servicio de 1939, los hermanos de los Países Bajos, así como los de otros muchos lugares, estudiaron los artículos de la Watchtower sobre la organización teocrática. El estudiar esos artículos les ayudó a ver más claramente su relación con Jehová Dios y Jesucristo. Dicho estudio les dejó bien claro la manera en que el sistema teocrático debería afectar el funcionamiento de las congregaciones. En esos artículos se reconocía que en algunas congregaciones habían surgido dificultades y contiendas, pero llamaban la atención al hecho de que el Isaías 60:17 “tiene que significar que viene el tiempo en que habrá paz en la organización del Señor por toda la Tierra”. Los que tenían otras tendencias —aquellos que estaban más interesados en su propio nombre que en honrar el nombre de Dios— pronto se pusieron de manifiesto.
cumplimiento deEn Eindhoven, se disolvió la congregación. En South Limburg, el grupo de diecisiete publicadores se redujo a diez. Pero los que quedaron eran leales. Diny Langenberg, que se asociaba con la congregación de Deventer, recuerda que localmente habían votado para que Willy Martens fuese su siervo de congregación. Pero la Sociedad les notificó que había sido nombrado Albert van Duren. El sabio consejo del hermano Martens fue: “Lo que la Sociedad hace está bien; obedeceremos y daremos al hermano van Duren todo nuestro apoyo”. El hacerlo resultó ser una bendición para el grupo.
El restaurar el orden teocrático unió a los hermanos. Hasta 1939 los precursores habían estado llevando a cabo la mayor parte de la obra de predicar. Pero ahora, al ir aumentando la cantidad de publicadores de congregación, los precursores hacían aproximadamente la mitad del trabajo. Por medio de aprender a cooperar con los métodos teocráticos, los hermanos estaban siendo fortificados para los años turbulentos que se avecinaban.
EMPIEZAN A FORMARSE NUBARRONES DE GUERRA
Cuando Hitler se anexionó Austria en 1938, algunas personas se sentían inclinadas a pensar que para él esta era la gran meta de su vida y que ahora se sentiría satisfecho. Pero Hitler no se detuvo allí. El 15 de marzo de 1939 sus tropas entraron en Praga, Checoslovaquia. Dándose cuenta de que la Gestapo pronto llegaría a su puerta, los hermanos de Praga empezaron
inmediatamente a desmantelar su equipo de imprenta. Para cuando la Gestapo llegó el 30 de marzo, todo aquel equipo estaba fuera del país. Finalmente tres prensas fueron a parar a los Países Bajos.En vista de que cada vez se hacía más difícil comunicarse con la imprenta de Suiza, la llegada del equipo impresor fue muy oportuna. Enseguida se hicieron los preparativos para establecer nuestra propia imprenta en un lugar alquilado de la ciudad de Haarlem. Los hermanos ansiaban dar la distribución más amplia posible al mensaje del Reino.
En este tiempo se introdujo el rasgo que llegó a conocerse como “marchas de información”. Los publicadores llevaban carteles sobre el pecho y la espalda y otros en alto, sobre la cabeza. En ellos se formulaban preguntas directas, tales como: “Fascismo o libertad, ¿qué escoge usted?”. A los transeúntes se les ofrecía el folleto Fascismo o libertad. Otros publicadores ponían carteles luminosos en las ventanas de su casa con diferentes lemas, como por ejemplo: “El Reino de Dios domina, ¿se acerca el fin del mundo?” y “¿Qué escoge usted: teocracia o dictadura?”.
El miedo a la guerra hacía que todos estuvieran asustados. Las autoridades estaban inquietas por temor de ofender a Hitler. Pero cuando sus ejércitos se introdujeron en Polonia —y Francia e Inglaterra entraron en la guerra—, muchas personas empezaron a escuchar a los testigos de Jehová. El mensaje del libro Enemigos y del folleto Fascismo o libertad —que se estaban distribuyendo entonces— era muy fuerte. Como resultado, se confiscó la literatura y los que la distribuían fueron echados en prisión. La acusación solía ser que habían “insultado a un ‘político amigo’”, refiriéndose a Hitler, quien había infundido gran temor en el corazón de muchos de los que ocupaban puestos de responsabilidad.
LOS INTENTOS DE LA ACCIÓN CATÓLICA SE VUELVEN EN SU CONTRA
La Acción Católica se aprovechó de este período de inquietud pública para intentar asestar un golpe aplastante a los testigos de Jehová. La distribución de los folletos Enfréntense a los hechos y Curación, con su poderoso desenmascaramiento de la jerarquía católica, provocó la ira del clero. Arnold Werner, el siervo de sucursal, fue citado para comparecer ante el tribunal de Haarlem a fin de responder a la acusación de haber insultado a un grupo del pueblo holandés. La citación contenía una lista impresionante de citas de estos folletos que supuestamente eran de naturaleza delictiva. Se dio especial prominencia a los extractos que acusaban a la jerarquía católica romana de sacar dinero del pueblo fraudulentamente, alegando que así libertaban a los muertos de un lugar donde no están: del purgatorio, cuya existencia, según se decía, no podía ser probada por la Iglesia.
Para el juicio del 5 de octubre de 1939, la Acción Católica envió a su hombre fuerte, el “padre” Henri de Greeve. Él tenía que comparecer ante el tribunal como testigo principal en defensa de la jerarquía. En el estrado declaró que estaba presente como representante del sacerdocio católico holandés y que todos los sacerdotes, así como el resto del clero se sentían muy insultados por el contenido del folleto Curación. En tono de lamento dijo: “Lo que más me pesa es que los no católicos puedan sacar la impresión de que los sacerdotes somos solo un puñado de canallas y estafadores”. El fiscal estatal pidió que Werner pagase una multa de trescientos florines o cumpliese una condena de tres semanas en prisión.
Entonces subió al estrado Arnold Werner. Utilizando la traducción católica Petrus Canisius, demostró que lo
que el folleto decía sobre las enseñanzas católicas concordaba con la propia Biblia de los católicos. Cuando además declaró que los testigos de Jehová eran amigos de los católicos sinceros, de Greeve montó en cólera. Entonces el abogado de la Sociedad le preguntó a de Greeve si él era miembro de la jerarquía. Respondió que no. Al preguntársele si podía probar las doctrinas del fuego del infierno y del purgatorio, respondió: “No puedo probarlo; solo lo creo”. Como el folleto decía que ellos obtenían dinero fraudulentamente por cosas que no podían probar, la acusación contra nuestro hermano fue retirada. De Greeve salió enfurecido y derrotado del juzgado. Para los hermanos aquel fue un día de victoria y regocijo.LIBERTADOS DE LA ESCLAVITUD
En medio de la presión que iba en aumento, la predicación del mensaje del Reino continuó y las personas estaban siendo libertadas de la esclavitud espiritual. Henk Toonstra estaba en el cuerpo militar de Sanidad cuando recibió de su cuñado unos folletos de la Sociedad. Al darse cuenta de lo que la Biblia enseña, vio que le sería difícil seguir su carrera de soldado. Envió alguna literatura a su hermano mayor, Oeds, diciendo: “Sé que tienes una mente despierta y un buen conocimiento de la Biblia. Pero no empieces a compadecerte y reírte, lee los folletos atentamente y especialmente con un sentido crítico”. Oeds lo hizo. Luego dejó que su esposa los leyese. Ambos agradecieron fervientemente a Dios esta verdad recién hallada.
Mientras tanto, en La Haya había un joven que estaba constantemente en contacto con el mundo de los espíritus. Podía leer cartas dentro de sobres cerrados, y hacer muchas cosas más. Siempre le susurraban al oído lo que tenía que hacer y lo que tenía que decir. Cuando se enteró de que estas voces eran de los demonios,
parecía como si los problemas se le intensificaran. Tenía que tomar una decisión. Por primera vez en su vida oró en voz alta a Jehová, pidiendo perdón por haber servido a los demonios y prometiendo hacer la voluntad de Jehová. El hermano van de Eijkhoff recuerda: “Había tomado mi decisión y desde aquel momento las voces que me susurraban cosas desaparecieron. Ahora todo estaba tranquilo y pacífico y volvía a ser de nuevo yo mismo”. Pero la tensión en la escena internacional estaba a punto de estallar.ESTALLA LA GUERRA
En enero de 1940 La Atalaya en holandés tenía artículos de estudio sobre la neutralidad cristiana. ¡Cuán oportuno fue!
Aunque la guerra parecía ser inminente, aparentemente las personas se empezaban a acostumbrar a vivir con ese peligro. El 9 de mayo parecía ser tan solo otro día de primavera, y la gente empezaba a desempeñar sus actividades como de costumbre. Pero a las 8:45 de la tarde el Cuartel General envió un telex alertando a todas las unidades militares. Para las 3:55 de la mañana del día 10 de mayo, rabiaba la guerra a lo largo de la frontera oriental. Pero la capacidad del ejército holandés para resitir a las fuerzas alemanas era limitada, de modo que en cuatro días el último foco de resistencia fue derrotado. Empezó una era de ocupación opresiva; y para nuestros hermanos, un tiempo de intensa persecución.
ALLANAN BETEL Y UN HOGAR DE PRECURSORES
La madrugada del 10 de mayo, a medida que la guerra cobraba ímpetu, el ejército ordenó arrestar a todas las personas de nacionalidad alemana que hubiese en los Países Bajos. Aquella noche los soldados
holandeses entraron en el hogar Betel de Heemstede con bayonetas caladas. Se sintieron avergonzados ante la tranquilidad y amabilidad de los hermanos, quienes invitaron a los soldados a tomar con ellos una taza de café. Sin embargo, los hermanos alemanes que estaban presentes fueron arrestados. A principios de año, Arnold Werner había sido relevado de sus responsabilidades como siervo de sucursal debido a circunstancias familiares, y se había nombrado a Arthur Winkler. Ahora se llevaban tanto al hermano Winkler como a Fritz Hartstang, aunque solo por un tiempo relativamente corto.A la mañana siguiente, los que quedaban en la oficina sucursal tomaron medidas de precaución. En un escondite cuidadosamente escogido ocultaron nombres y direcciones junto con cualquier otra información que el enemigo pudiera utilizar para obstaculizar la obra del Reino. Se envió a las congregaciones con las que todavía se podía contactar tanta literatura como fue posible. Se empezó a utilizar un nuevo sistema de registros en el que se utilizaban números en lugar de nombres.
Aquella misma mañana un destacamento de soldados irrumpió en el hogar de precursores de Leersum. Aunque solo había allí precursores holandeses y ya no quedaban en el hogar hermanos de nacionalidad alemana, todos fueron metidos en un camión militar y se los llevaron para interrogarlos. Una vez que el burgomaestre amablemente los identificó aquella noche, fueron devueltos al hogar de precursores, para la contrariedad de los vecinos que se habían regocijado al ver que se los llevaban.
SE PROTEGE EL ALIMENTO ESPIRITUAL
Poco antes de que estallase la guerra, llegó a la estación de mercancías de Rotterdam un envío de
100.000 folletos junto con un número de la revista Consolation (sucesora de The Golden Age). Cuando la ciudad fue bombardeada el 14 de mayo, el interior de la estación de mercancías quedó consumido por el fuego. Pero cuando las llamas amainaron, todo el envío había quedado intacto en medio de los escombros. Posteriormente, el transportista lo cargó en un camión y se dirigió a la oficina sucursal de la Sociedad. Al llegar, estaba ostensiblemente pálido y desconcertado cuando preguntó: “¿Qué contienen estas cajas? La estación de mercancías de Rotterdam se quemó, pero a pesar de ello ¡todas quedaron intactas! Y para colmo acabo de venir de Rotterdam sin haber sido detenido ni una sola vez por las patrullas militares. Sin embargo, por todo el viaje, tanto delante como detrás mío cada automóvil, vehículo y peatón ha sido detenido. Pero a mí no me dijeron nada”. La conclusión del hermano fue sencilla: “Es un mensaje que la gente tiene que recibir”. El conductor aceptó con gusto unos ejemplares. Luego, tan rápidamente como fue posible, el resto del envío se dispersó entre las congregaciones.Otro envío recibido en el torbellino de la guerra fue depositado en un compartimento de almacenaje en Papendrecht, en Alblasserwaard, un lugar totalmente rodeado de agua. Para salir de allí había que cruzar inevitablemente algún puente o utilizar un transbordador, y todo ello era inspeccionado por las S.S. Paul Jansen y un par de hermanos fueron a recoger las cajas. Cargaron la literatura en un carro alquilado. Mientras ataban la lona, el corazón de Paul latía con fuerza. ¿Miedo? Claro que tenían miedo. Pero también tenían fe... fe un poco mayor que el temor que sentían. Al acercarse al transbordador, el grupo cada vez hablaba menos. Luego empujaron el carro sobre el transbordador. Todos se daban cuenta de que la única manera
de salir con éxito era dependiendo totalmente de Jehová. Cada uno de ellos oró a Jehová en silencio pero con fervor. La literatura pronto estuvo a salvo en manos de las congregaciones. Esta fue una nueva lección para los hermanos, una lección que implicaba fe y confianza en Jehová, una lección sobre el poder de la oración, una lección de valor cristiano. Tales evidencias del cuidado de Jehová, junto con el hecho de que el alimento espiritual contenido en La Atalaya siguiera llegando a tiempo a los hermanos, verdaderamente fortalecían la fe.CONTINÚAN LAS REUNIONES Y LA PREDICACIÓN EN TIEMPOS DE GUERRA
La guerra interrumpió todo tipo de actividades de la vida cotidiana. Al principio hubo algo de confusión entre los Testigos. Pero las reuniones de congregación fueron una de las primeras cosas que se reorganizaron. Los hermanos necesitaban recibir alimento espiritual con regularidad. Como ahora no era sabio reunirse en grupos grandes, las congregaciones se dividieron en grupos de no más de diez personas que se reunían en hogares privados. Además, los lugares de reunión cambiaban de un lugar a otro para confundir al enemigo. Ahora, con solo un poco de estímulo, la obra de predicar siguió de nuevo adelante.
Los hermanos trabajaron valerosamente. Los hogares de precursores tanto en tierra como en los barcos de la Sociedad siguieron funcionando. Durante el verano de 1940 se llegó con el mensaje del Reino a personas de todo el país, y se colocó mucha literatura. En ese tiempo en que poblaciones enteras estaban siendo echadas de sus hogares por causa de la guerra, ¡cuán oportuno fue distribuir el alentador mensaje contenido en el folleto ¡Refugiados!
Después de las medidas iniciales de precaución, la oficina sucursal continuó funcionando. Los hermanos
que habían sido encerrados al principio de la guerra fueron pronto liberados. Las fuerzas de ocupación todavía estaban demasiado atareadas con otros problemas como para interferir. Pero aquello no duró mucho tiempo.EL CERCO SE VA ESTRECHANDO
El 29 de mayo de 1940 el Reichs Commissioner Seyss-Inquart declaró proscrita la organización de los testigos de Jehová. Sin embargo, en la prensa solo apareció una breve notificación. Durante un tiempo no se hizo nada para poner en vigor dicha proscripción. No obstante, era seguro que las oficinas de la Sociedad pronto serían objeto de una incursión.
Los hermanos instaron a Arthur Winkler a moverse clandestinamente para no caer en las manos de la Gestapo antes de lo necesario. Durante los siguientes meses cambió discretamente de alojamiento, yendo de un lugar a otro, frecuentemente con los agentes nazis pisándole los talones.
Antes de terminar el mes de junio, tres agentes de la Gestapo fueron a la sucursal. Cuando Helen Hartstang bajó las escaleras a las nueve de la mañana los vio hablando con Arnold Werner, que entonces estaba participando en el trabajo de traducción. “Buenos días, caballeros”, dijo ella, e intentando actuar de la manera más normal posible atravesó la cocina en dirección al garaje. Entonces tomó su bicicleta y fue pedaleando a toda prisa algo más de cuatro kilómetros hasta la imprenta para advertir a los hermanos alemanes que trabajaban allí.
Mientras tanto la Gestapo registró la oficina. También preguntaron dónde estaba R. A. Winkler. Pero era evidente que ya no quedaba nada de lo que querían. A oídos del hermano Werner refunfuñaron: “¡Hemos venido demasiado tarde!”. Al rato se dirigieron a la imprenta.
Pero los hermanos alemanes ya se habían ido. Aunque se estaba imprimiendo el número de octubre de la revista Consolation, la Gestapo se marchó sin cerrar la fábrica. No obstante, a los tres días regresaron a la oficina de la Sociedad.Esta vez se quedaron tres días, respondiendo las llamadas telefónicas y abriendo la puerta a todos los que venían. Cuando los hermanos que estaban escondidos llamaban por teléfono a la oficina sucursal, se daban cuenta de que algo no andaba bien. El olor a tabaco alertaba del peligro a los visitantes y rápidamente se excusaban después de preguntar por alguien que sabían que no vivía allí. Finalmente, el 6 de julio tanto la oficina sucursal como la imprenta fueron precintadas. El equipo de imprenta que había venido de Checoslovaquia había sido utilizado menos de un año, pero con él se había conseguido reunir un depósito considerable de literatura.
LOS HERMANOS RECIBEN INSTRUCCIONES OPORTUNAS PARA EL CAMPO
Para fortalecer a los hermanos en vista de lo que pudiera sobrevenirles, The Watchtower de junio
de 1940 en holandés presentó un informe sobre la persecución de los testigos de Jehová en Alemania, las torturas que se utilizaron y las sentencias de muerte que se dictaron. El 15 de junio, antes de que fuera precintada la oficina sucursal, en una circular a todos los publicadores se trató de la cautela que Jesús utilizó bajo diversas circunstancias. En ella se recomendó que no se distribuyera más de casa en casa el libro Enemigos y el folleto Advertencia, aunque continuaran utilizando libremente otras publicaciones.Diez días después se envió otra carta, en esta ocasión a todos los siervos de circuito y de congregación. Se anunció que se tomarían ciertas precauciones tocante a los futuros números del Informador (ahora Nuestro Ministerio del Reino) para reducir al mínimo el peligro de que cualquiera de estos cayese en manos del enemigo. A partir de entonces, todos los ejemplares se recogerían al final de cada reunión en la que se utilizasen. Una vez estudiado todo artículo de un número, el siervo de congregación guardaría un ejemplar en su archivo y destruiría el resto.
Para atender las necesidades espirituales de los hermanos se recurrió a imprentas comerciales. Los hermanos no quedaron desatendidos. Henk Toonstra recuerda: “Todavía recordamos aquellos días con cariño. ¡Cuánto nos regocijábamos al ver que La Atalaya siempre salía a tiempo, aunque fuese tras una nueva fachada! ¡Cuánto disfrutábamos de las explicaciones sobre profecías y de su aplicación a nuestro tiempo!”.
SE PONEN EN VIGOR MÉTODOS CLANDESTINOS
Durante el verano de 1940 se dieron más pasos para fortalecer la organización. En agosto se envió una carta a las congregaciones en la que se dejó claro que
no se enviase más correspondencia a la oficina sucursal por medio del correo regular. Los siervos de congregación se asegurarían de que la correspondencia llegase a los hermanos responsables.A partir de ese momento, los publicadores solo conocerían la identidad del siervo de estudio responsable de su pequeño grupo. Asimismo, no sabrían las direcciones de los otros siervos de la congregación. Y en cuanto a estos últimos, solo los conocerían por sus apodos. Se inventaron todo tipo de sobrenombres: “Bep el alto”, “Koos el negro”, “Gerrit el rubio”, “Remie” y “el viejo Truus”.
Se siguieron empezando estudios bíblicos con personas interesadas. Pero, con el fin de protegerse contra cualquier infiltración por parte de espías, nadie podía llevar a una reunión de congregación a una persona recientemente interesada sin la aprobación del siervo de congregación. Durante los meses venideros repetidas veces quedó demostrada la sabiduría de este procedimiento. Era imprescindible que los publicadores solo asistieran a su propio grupo de estudio y ni siquiera trataran de averiguar dónde se reunía cualquier otro grupo. Nadie tenía que divulgar la dirección de su estudio, ni siquiera al amigo en quien más confiase. Si alguien quebrantaba esta regla podía perder el privilegio de asistir a las reuniones.
A medida que los publicadores participaban en el ministerio del campo, cuidadosamente tomaban nota de toda persona que mostrase hostilidad a la obra de los testigos de Jehová. Dichos nombres y direcciones se guardaban con las tarjetas de territorio y cuando en el futuro se visitaba a tales personas, en caso de hacerlo, se tomaban precauciones especiales.
En lugar de frenarse la obra, el espíritu de Jehová sobre sus siervos resultó en un aumento sobresaliente.
El informe del año de servicio que terminó en agosto de 1940 indicó que hubo 501 publicadores, ¡un aumento del 58%! La colocación de literatura subió casi el 100% y las horas dedicadas al ministerio del campo aumentaron en un 77%. El proceder seguido por los Testigos verdaderamente estaba dando honra al nombre de Jehová.Para septiembre de 1940 se vio necesario instituir un servicio de correos para llevar la literatura y la correspondencia a través del país. Wilhelmina Bakker, que solo llevaba tres meses bautizada fue una de las primeras en participar en esta obra. (Todavía es precursora y actualmente está casada con Max Henning.) Su primera asignación fue la de llevar una maleta de literatura a la tripulación del Lichtdrager (un barco-casa donde vivían precursores), en la ciudad de Sneek. Pero al llegar a la ciudad descubrió que la tripulación se había visto obligada a huir y que el barco ya no estaba allí. Era demasiado tarde para regresar a Amsterdam aquella noche y no había ningún Testigo en la ciudad, de modo que tuvo que quedarse en un hotel. “Todavía puedo ver la cara atónita del portero cuando amablemente llevó la maleta a mi habitación, pues pesaba como plomo”, dijo recientemente Wilhelmina.
UNA OLEADA DE ARRESTOS E INTERROGATORIOS
En septiembre empezó una oleada de arrestos. El 12 de septiembre de 1940 Arnold Werner fue arrestado por dos oficiales de las S.S. y llevado directamente a la prisión de Scheveningen. Se le entregó un lápiz y papel y se le dijo que “escribiese todo lo que supiese de la actividad de los testigos de Jehová, las congregaciones que hay en los Países Bajos, sus dirigentes y especialmente los suministros de literatura”. “Entonces puede
irse a casa”, añadieron. El hermano Werner no reveló nada que pudiera perjudicar la obra del pueblo de Jehová, y no fue enviado a casa.Unos cuantos días después la Gestapo arrestó a Herman Tollenaar cuando fue a cobrar el último pago del hogar de precursores de Leersum, que había sido vendido. Varios precursores de aquel hogar también fueron detenidos. En octubre fue arrestado un superintendente de circuito, Eliza de Vries, mientras servía en una congregación de Friesland. En la provincia de Groningen, Evert Dost —que dormía como un tronco— al despertarse una mañana se encontró junto a su cama a dos de la Gestapo. Le dijeron que se vistiese y les acompañase. Pronto todos los prisioneros del norte fueron metidos en un autobús y llevados a la prisión de Scheveningen, donde había varios hermanos.
Ahora vino el interrogatorio. A veces duraba horas, pero de momento no hubo maltrato físico. Parece que solo estaban intentando reunir información para poder desmantelar la organización. Sin embargo, pronto utilizaron otras tácticas.
EL TRATO SE HACE CADA VEZ MÁS BRUTAL
El 18 de octubre, la Gestapo registró el hogar de Steve Heiwegen, en la ciudad de Harskamp. Steve era un hermano muy trabajador que cuidaba bien de los intereses del Reino y de su joven familia. Aquella noche regresaron, le arrestaron y le llevaron a Arnhem. Se le trató de una manera más brutal que a aquellos de Scheveningen. La Gestapo le amenazó: “Si no nos dice dónde está Winkler, entonces haremos traer a su esposa y a sus hijos aquí y los haremos pedazos delante de sus ojos, y a usted le mataremos a golpes. Sucio estudiante de la Biblia, ¿dónde están los demás? Si no nos lo dice, le mataremos de un tiro”.
Estas amenazas iban acompañadas de golpes. Fue puesto sobre un ataúd y obligado a permanecer allí durante un día y una noche sin poder comer ni beber nada. También se le obligó a hacer cientos de flexiones con las rodillas.Al ver que esto no daba resultado, hicieron entrar a un hombre que parecía ser muy amable. Parecía a punto de llorar de compasión al decir: “Dígalo todo. Esos alemanes son capaces de hacer casi cualquier cosa. ¿Para qué? Aquí hemos tenido más de los suyos. Nos dijeron todo lo que sabían y ahora están de nuevo con sus familias, con sus esposas e hijos. Venga conmigo. Conozco bien a los alemanes; hablaré a favor de usted”. Steve no respondió. “En vista de esto se puso tan furioso —recuerda Steve— que de repente me soltó una bofetada en la cara, me dio de patadas, sacó un revólver del bolsillo de su chaqueta y empezó a maldecir en alemán como un loco. Me dio diez segundos, me puso el arma contra la sien y dijo que si no había dicho nada para cuando él hubiera contado hasta diez, apretaría el gatillo. Empezó a contar muy lentamente: uno, dos, tres, cuatro... cinco... seis... sieeete... ooocho... nueeeve... Pausó (lo suficiente como para que yo hiciera una oración), me dio un fuerte golpe y entonces me echó en un cuarto pequeño y oscuro”. Esta experiencia dejó a Steve turbado, pero durante un tiempo no pasó nada más.
Mientras tanto, los hermanos que todavía estaban en libertad vieron que tenían que ser más cautelosos. El enemigo sabía que los Testigos estaban dispuestos a ayudar a cualquiera a aprender las enseñanzas de la Biblia, y que ansiaban hacerlo aun a riesgo de su seguridad personal. Algunos opositores fingieron tener interés para introducirse en la organización. Se necesitaba discernimiento para identificar a los que realmente
deseaban aprender la verdad. Las instrucciones que ya se habían puesto en práctica para evitar que se infiltraran espías en los grupos de estudio de la congregación resultaron ser una verdadera protección.ALGUNOS EXPERIMENTAN UNA MEDIDA DE ALIVIO
Durante el mes de diciembre no hubo nuevos arrestos y la mayoría de los Testigos que habían sido arrestados fueron puestos en libertad. La mayor parte de ellos rápidamente emprendió de nuevo el ministerio público. Pero Arnold Werner tardó un poco más en volver a asociarse plenamente con la congregación y participar en su actividad.
Carl Hultman fue dejado solo en la prisión de Scheveningen cuando los otros fueron puestos en libertad. Y Herman Tollenaar fue llevado al campo de concentración de Oranienburg, Alemania, donde falleció.
EL MONSTRUO NAZI ATACA FEROZMENTE
Enero de 1941 fue un mes muy frío, y parecía que el monstruo nazi había caído en un profundo sueño invernal. No obstante, durante una racha de temperaturas benignas en el mes de febrero, el monstruo se despertó y empezó a atacar a diestro y siniestro para atrapar a su presa. Los hermanos se mantenían activos en el servicio del campo, pero normalmente no era cuando predicaban que se les arrestaba. Los nazis habían obtenido nombres y direcciones, por lo visto debido a alguna traición.
El 10 de febrero, Wim Laros estaba en su casa en Delft con su hija de cuatro años, mientras su esposa participaba en el servicio del campo. Ella no fue la arrestada; fue él. Cuando la policía se lo llevó, dejó a su hija con unos vecinos. Al llegar a la prisión de La Haya,
Wim se enteró de que por lo menos otros diez hermanos de aquella zona habían sido atrapados.Aproximadamente en esos momentos, 250 Km. hacia el nordeste, en la pequeña ciudad de Dronrijp, la Gestapo irrumpió en el lugar donde escondían la literatura y la confiscó toda. Gosse Wulder escapó por muy poco de sus garras y se dirigió hacia el este, a la ciudad de Groningen. En el camino se encontró con Klaas de Vries, el siervo de congregación de Groningen, que iba en bicicleta con una carga de literatura. Juntos fueron al hogar de Tjeerd de Bruijn, quien, según habían oído, acababa de ser arrestado. Poco después de su llegada, el policía de la localidad se presentó en la puerta trasera y estos dos hermanos también fueron arrestados. Cuando aquella noche la Gestapo estaba a punto de ponerlos en libertad, el oficial que los había arrestado, ansioso por agradar a los nazis, dijo: “Este testigo de Jehová es Klaas de Vries, del barco Lichtdrager, el que ustedes han estado buscando por tanto tiempo”. Al oír esto el oficial de la Gestapo se convirtió en un verdadero demonio.
Se llamó al principal de la Gestapo, Könings, y empezó el interrogatorio. Pero con la ayuda de Jehová Klaas no reveló nada. Finalmente, fue confinado a doce días de incomunicación, y a pan y agua. Al terminar ese período, fue interrogado de nuevo. Apuntándole con un revólver y bajo la amenaza de muerte, le dieron dos minutos para divulgar el paradero de Arthur Winkler, la imprenta, el Lichtdrager y más información vital. La única cosa que Klaas decía era: “No van a oír nada más. He firmado todo lo que tengo que decir y si desean saber algo más tendrán que intentarlo con otra persona, pues yo no me convertiré en traidor”. Tres veces lo amenazaron con el revólver, pero su “¡No!” siguió siendo “¡No!”. Finalmente la Gestapo se dio por vencida y
Klaas fue llevado a la prisión de Leeuwarden, donde volvió a encontrarse con Gosse Wulder.Hasta los suscriptores de las revistas de la Sociedad eran llamados para ser interrogados. En muchas ocasiones, se interrogaba tanto al marido como a la mujer.
La táctica del enemigo era, a ser posible, cortar todo el suministro de alimento espiritual. Por consiguiente, a los Testigos detenidos en prisión no se les permitía tener ejemplares de la Biblia. La única literatura permitida era la que las autoridades de la prisión aprobaban. De modo que los hermanos tuvieron que subsistir de lo que podían recordar del estudio personal y de congregación que hubieran hecho anteriormente. El valor de los buenos hábitos de estudio fue muy evidente bajo tales circunstancias de prueba. Pero lo que los hermanos estaban experimentando entonces era solo el principio.
DESCALZO EN LA NIEVE
La Gestapo estaba librando una batalla extrema contra la organización de los testigos de Jehová. Perseguían
enconadamente a los hermanos que llevaban la delantera. En el norte, Eliza de Vries, un superintendente de circuito que ya había estado en prisión una vez, fue arrestado de nuevo. En La Haya, el enemigo estaba siguiendo asiduamente la pista de Erwin Klose. Un día de febrero llegaron a estar muy cerca.Él explica: “Antes de acostarme aquella noche coloqué mi ropa de manera que pudiera vestirme en dos minutos en caso de emergencia. Solía hablar con los niños cada noche y practicar por si surgía una emergencia. Entonces llegó el momento. La Gestapo había planeado una redada para detener a todos los hermanos conocidos. A las cinco de la mañana se oyó en la puerta un golpeteo fuerte y persistente. La hermana vino a mi dormitorio para advertirme. Ahora se vieron los resultados de todo el entrenamiento. Tomé a un niño, el de nueve años, y lo puse en mi “caliente” cama. No tuve tiempo de vestirme. Metí toda la ropa dentro de mi maleta, me puse el sombrero y el abrigo y salté por la ventana trasera a la nieve. Ni tiempo tuve de ponerme los zapatos. Felizmente, Jehová los había embotado para que no se les ocurriera colocar un guardia en el patio trasero. Corrí hacia la casa de unas personas con las que había estudiado —recuérdese que eran aproximadamente las 5:30 de una oscura mañana invernal. Cuando llamé a la puerta, el esposo miró, no dijo ni una palabra, bajó y me introdujo en su hogar. Con el tiempo, los tres miembros de aquella casa llegaron a ser Testigos”.
AYUDA DIVINA PARA AGUANTAR CRUELES TORTURAS
En su determinación por arrancar información de los Testigos, la Gestapo solía recurrir a crueles torturas. Por ejemplo, en la central de la Gestapo, en Groningen, Cor de Vreede fue sometido a un trato brutal y despiadado por orden del principal de la Gestapo llamado
Könings. Cor estaba determinado a no decir nada que pudiera perjudicar a la organización. “Me pegaron, me dieron patadas con sus botas en el estómago, las piernas y las rodillas”, recuerda él. “Principalmente fue Könings quien lo hizo. Él sostenía que yo conocía a los que él buscaba, pero que rehusaba decírselo. Jehová me dio fuerzas. No sentí ningún dolor; solo se me hinchó mucho la cabeza y se me amorataron las piernas.” Finalmente dejaron de pegarle. Luego Cor, junto con otros tres hermanos que habían sido arrestados al mismo tiempo, fueron llevados a la prisión de Assen.Ahora los arrestos se llevaban a cabo cada vez con más frecuencia. Del 18 al 21 de marzo arrestaron a muchos. Veintidós de estos finalmente fueron enviados a campos de concentración o pasaron largos períodos en otros lugares de detención. Algunos no regresaron vivos.
CONTINÚA LA PREDICACIÓN BAJO CIRCUNSTANCIAS PELIGROSAS
Frente a la intensificada oposición, los Testigos tomaron precauciones aún más rigurosas para su seguridad. Durante las fiestas nacionalsocialistas y en otras ocasiones en las que los miembros del partido nazi exhibían la bandera nazi, los publicadores anotaban las direcciones de todos ellos y las adjuntaban a su lista de personas hostiles. También se anotaba el número de matrícula de los automóviles que pertenecían a la Gestapo y a otros policías, y los publicadores pasaban por alto cualquier casa frente a la cual estuviese aparcado uno de esos automóviles.
A pesar de tales precauciones, los hermanos con frecuencia se encontraron cara a cara con un amo de casa que se sentía encantado al delatar a un Testigo. Si la situación se detectaba a tiempo, el publicador se valía de alguna excusa conveniente, tal como: “Busco
a un tal Sr. Bartels. Estaba seguro de que vivía por aquí cerca. Tengo un mensaje urgente para él”. O quizás llevaba algunas revistas del mundo y ofrecía una suscripción a dichas revistas. A menudo surtía efecto. También, al visitar los hogares en edificios de varios pisos, los publicadores trabajaban desde el último piso hacia abajo. De este modo si se encontraban con alguien que se oponía violentamente, no les podía bloquear fácilmente la ruta de escape.Cuando se localizaban personas interesadas, se anotaba cuidadosamente la dirección, pero usando un sistema de código que solo conocía el grupo de estudio. Por ejemplo, un grupo quizás sumaba 11 al número de cada casa; de este modo el 43 se convertía en un 54.
Para proteger a los otros del grupo de estudio, no se permitía que los fumadores asistieran a las reuniones, aunque podían tener estudios en los cuales estuviesen presentes otros fumadores. Se razonaba que a los que no eran fieles en aplicar los principios de la Biblia que mostraban que el fumar no era cristiano no se les podía confiar información de la que dependiera la vida de otras personas.
Los hermanos desarrollaron un vocabulario especial para comunicarse sin alertar al enemigo. La Sociedad llegó a conocerse como “madre”. Un folleto era “leche”; La Atalaya, “pan moreno”; una resolución que atacaba fuerte, “pan de centeno”. Cuando una esposa quiso informar a su marido, prisionero en un campo de concentración, que Johnny se había bautizado y participaba del servicio del campo, ella escribió: “Johnny ha recibido su diploma de natación y ahora es miembro de un club de excursionistas”. Esas medidas de seguridad se tomaban con el fin de evitar arrestos innecesarios y llevar a cabo el ministerio con los mínimos obstáculos posibles.
SATANÁS ATACA DE MANERAS IMPREVISTAS
Los hermanos contaban con ser arrestados e interrogados. Pero también tuvieron que hacer frente a pruebas de integridad de otro tipo. “Una vez que has sido arrestado, no hay nada más que puedas hacer al respecto”, dice Jan ter Schegget, quien pasó por esa experiencia. “Aparte de la situación alimentaria, los interrogatorios y de vez en cuando las palizas y la tortura, todo se puede sobrellevar bastante bien. Pero cuando eres puesto en libertad, entonces viene la gran prueba de seguir de nuevo adelante y continuar sirviendo a Jehová. Para muchos este resultó ser el punto difícil. En prisión permanecieron fieles, pero... ¿y después? Satanás es consciente de ello.”
Así, cuando Steve Heiwegen fue puesto en libertad de la prisión, nada más salir le esperaban otras pruebas. Había aguantado las amenazas y los golpes de la Gestapo. Pero necesitó mucha fe y valor para volver a empezar en el ministerio del campo, especialmente al ver que otros tenían miedo. Él ganó esta batalla. Sin embargo, aún faltaba más.
Un día recibió la visita de un hermano, un amigo de mucho tiempo a quien Steve respetaba mucho. Mientras el hermano hablaba, se mostraba tenso y nervioso. Apenas podía creer lo que estaba oyendo. Tergiversando citas de las publicaciones de la Sociedad, el hombre argüía que la obra de predicar había terminado, que la Sociedad ya no desempeñaba ninguna función útil y que por lo tanto podía disolverse. Calumnió a los hermanos de la oficina de la Sociedad, y dijo que los que instaban a los publicadores a predicar los estaban engañando, mientras que ellos mismos se mantenían fuera de la zona de peligro. Cuando vio que Steve no aceptaba la calumnia, envió a una antigua precursora
a visitarle. Utilizando artimañas femeninas y mucha adulación, hizo lo que pudo por quebrantar la fe y la lealtad de Steve, pero eso también falló.El siguiente golpe fue cuando el siervo de congregación se descarrió. Se entregó a la inmoralidad, robó y engañó, y empezó a vejar a los fieles. Afortunadamente los ángeles se encargaron de que fuera removido. Aproximadamente al mismo tiempo, un superintendente de circuito fue infiel. Al ser sometido a presión por la Gestapo, traicionó a gran parte de su pequeño circuito. De este modo el Diablo asestó un golpe tras otro contra el pueblo del Señor. ¡Cuán vital es que los hermanos tengan una fuerte relación personal con Jehová, que aprecien Su organización visible y que no permitan que la conducta incorrecta y la mala actitud de los infieles los aparten de la verdad!
CÁNTICOS DESDE LA PRISIÓN
El alarmante grito: “¡Wim, la policía!”, despertó a Willem Kettelarij. Mientras la policía registraba una de las habitaciones de abajo, Willem se vistió, tomó dos cajas de libros, salió por la ventana y se dirigió al hogar de otro hermano. En aquella redada, se arrestó a diecisiete hermanos por toda la ciudad y les metieron en la cárcel local. Cuando la situación se calmó un poco, Willem alquiló una bicicleta para transporte y empezó a trasladar el suministro de literatura de la casa de la familia de Testigos a un lugar más seguro.
La ruta que tomó pasaba por delante de la prisión donde estaban detenidos los diecisiete Testigos. Al acercarse a la prisión pudo oír voces que cantaban con verdadero fervor. Entonces reconoció la melodía. Sintió unos escalofríos. Los diecisiete hermanos y hermanas que habían sido puestos en prisión, cantaban gozosamente cánticos del Reino como si le instaran a seguir luchando y no aflojar el paso. Esos cánticos todavía hacen brotar lágrimas de gozo a Willem cuando recuerda
aquel memorable sábado, hace cuarenta y cuatro años.SU CONCIENCIA NO RESPONDIÓ
La mayor parte de los arrestos de Testigos en los Países Bajos no fueron llevados a cabo por la Gestapo sino por la policía holandesa. Cuando la persecución se intensificó, la Sociedad imprimió un panfleto que explicaba la obra de los testigos de Jehová a la luz de la Biblia, y lo envió a todas las comisarías de policía atendidas por la policía holandesa. Pero, en conjunto, su conciencia no respondió. Su corazón no los motivó a hacer el bien a los hermanos de Cristo ungidos por espíritu y a sus compañeros. (Mat. 25:42-45.) Una obra histórica posterior que comentó sobre el trato que recibieron los testigos de Jehová durante aquel período de tiempo dijo: “Es incomprensible que policías holandeses detuvieran repetidas veces a estas personas y las entregaran a los alemanes como ganado para el degüello”. ¿Qué fue de ellos?
Por citar un ejemplo, el martes 8 de julio la estación de ferrocarril de Utrecht fue escenario de un espectáculo que encogía el corazón. De todas partes del país habían enviado pequeños grupos de hermanos. Por la mañana temprano fueron llevados en camiones descubiertos a la estación de ferrocarril. Cuarenta y cuatro Testigos, junto con otros prisioneros, fueron cargados en un vagón y pronto estuvieron en camino a Sachsenhausen, el campo de concentración nazi cerca de Berlín.
Sin embargo, mientras aquel tren se dirigía hacia el este, un pequeño grupo ya estaba reunido en una tienda de campaña en la playa de Scheveningen. Discretamente consideraron el tema del bautismo cristiano y luego, haciendo ver que jugaban a la pelota, se metieron en el agua y fueron bautizados. A pesar de los encarnizados ataques del enemigo, aquel año la cantidad de publicadores del Reino aumentó en un 27%.
LA FUERZA QUE HIZO POSIBLE QUE AGUANTARAN
Cuando empezó el año de servicio de 1942, la oficina sucursal estaba en Amsterdam, donde también se imprimía. El siervo de sucursal, el hermano Winkler, hasta entonces había podido eludir a la Gestapo, pero ellos habían golpeado atrozmente a varios hermanos en su determinación por seguirle la pista. El 21 de octubre la Gestapo llevó a cabo un control rutinario en la imprenta de Eikelenboom, en la parte antigua de Amsterdam, mientras se imprimía La Atalaya. Aquí se debieron enterar de dónde se almacenaba la literatura. Momentos después irrumpieron en el edificio que utilizaban los hermanos. Y allí encontraron al hermano Winkler.
Saltaron de júbilo y gritaron alborozados: “¡Ja! ¡Ja! Hemos atrapado a Winkler”. Con él estaban Alois Stuhlmiller y la correo Wilhelmina Bakker. Los tres fueron arrestados y todo fue confiscado.
Por más de una semana la Gestapo intentó hacer que el hermano Winkler cooperase con ellos divulgando información. Le dijeron que era inútil luchar por una causa perdida. Le aseguraron que a los que traicionase no se les diría quién lo había hecho, y que no se les golpearía, sino que solo recibirían una firme advertencia de cambiar y trabajar por la causa del Führer. Le prometieron que podía mejorar su suerte en la vida. Pero el 1 de noviembre, cuando lo llamaron de nuevo para interrogarlo, el hermano Winkler les dijo firmemente que no deberían esperar que cooperase. Ante eso, uno de ellos cerró las cortinas y puso la radio a todo volumen. Entonces empezó la despiadada paliza.
El hermano Winkler fue golpeado hasta perder el conocimiento. Cuando lo recobró, le dijeron sarcásticamente: “No esperábamos que fueras tan poco razonable.
Alguien que ha demostrado ser un buen organizador e inteligente, que luchaba tanto por una causa perdida, debería tener más sentido común. Necesitamos personas como tú. Imagínate cómo podría mejorar tu suerte en la vida. Dinos dónde está tu mujer, y te damos nuestra palabra de honor de que no será golpeada. Si eres listo y haces lo que te decimos, puedes cambiar tu prisión por un chalé y tu condición de vergüenza y oprobio por honra, dinero y prestigio”. El hermano Winkler no respondió. Entonces empezaron de nuevo.Primero fue el Obersturmführer Barbie, y cuando él se cansaba el Oberscharführer Engelsman le sustituía. Finalmente el hermano Winkler volvió a perder el conocimiento. Esto duró desde la una de la tarde hasta la medianoche. El recordar las promesas de Jehová de ayudar a sus siervos fue lo que le dio al hermano Winkler la fuerza para aguantar. A la una de la madrugada le entregaron al guardia de la prisión. Con los dientes rotos, la mandíbula inferior dislocada y el cuerpo en carne viva fue llevado a una celda oscura. “¿Sabe por qué le traigo aquí? —preguntó el guardia. Porque no pudieron sacarle nada. Creen que este tipo de trato le hará sucumbir. Pero yo le dejaré que tenga luz y algo caliente para comer.” El hermano Winkler dio gracias a Jehová por la victoria.
Transcurrieron los días y el hermano Winkler se recuperaba lentamente, pero estaba exhausto. Al pensar en el siguiente interrogatorio el 10 de noviembre, se preguntaba lo que sucedería y buscaba la guía de Jehová por medio de la oración.
“En esos momentos sentía una gran necesidad de alimento espiritual”, recordó más tarde el hermano Winkler. “Un par de días después, ese mismo guarda amigable de la prisión vino y me preguntó si podía
hacer algo por mí.” Evidentemente el hermano Winkler confiaba hasta cierto grado en el guardia, pues le pidió que le consiguiera una Biblia de la hermana Winkler. “Sí —dijo el guardia— escriba una nota. Le traeré un lápiz y papel.”“Nunca olvidaré el día 10 de noviembre de 1941”, continúa el hermano Winkler. “La puerta de mi celda se abrió repentinamente y alguien arrojó una Biblia de bolsillo dentro de la celda; antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando, la puerta se volvió a cerrar de golpe. ¡Qué ocasión tan gozosa! La Gestapo no me permitía tener nada para leer, y ahora, por la bondad inmerecida de Jehová, podía leer una Biblia. ¡Qué gozo producía disfrutar diariamente de los agradables dichos de verdad de Su Palabra! Aunque toda lectura tenía que hacerse en secreto, sentí que me estaba fortaleciendo espiritualmente.”
Finalmente, fue enviado al campo de concentración de Vught, y luego a Sachsenhausen. Allí se vio plagado con una enfermedad tras otra. Lo normal habría sido que, al igual que se hizo con otros, hubiera muerto en la cámara de gas y luego se le hubiera incinerado. Pero debido al cuidado amoroso de un doctor sueco, Arthur
Winkler permaneció vivo para ver la marcha a la libertad.“EL GOZO DE JEHOVÁ ES SU PLAZA FUERTE”
La vida en los campos de concentración fue una experiencia terrible. Pero aun así había momentos de gozo que los que experimentaban la persecución no hubieran querido perder por nada. Estaba el gozo de permanecer en pie bajo interrogatorio, resultando fieles a Jehová y no divulgando nada que pudiera perjudicar a los hermanos. (Mat. 10:22; Luc. 6:22, 23.) El gozo de ver al portador de un triángulo de color púrpura (que identificaba a los testigos de Jehová en los campos) simplemente sonreír o hacer un ademán de saludo con la cabeza o la mano. O aquellos preciosos momentos en que se intercambiaban unos cuantos pensamientos de la Palabra de Dios, en armonía con Hebreos 10:24, 25.
Cuando los hermanos holandeses llegaron a los campos, encontraron una comunidad de hermanos alemanes que ya habían pasado allí hasta ocho años. ¡Qué gozo fue el poder relatar el contenido de publicaciones estudiadas recientemente! Cuanto más hubiera estudiado una persona, más podía dar. Cuanto más pudiera dar, más feliz era. Cuanto más feliz fuese, mejor podía enfrentarse a la vida en el campo. Como se declara en Nehemías 8:10: “El gozo de Jehová es su plaza fuerte”.
PREDICANDO A PESAR DEL CONFINAMIENTO
Cuando estaban confinados en prisión o en un campo de concentración, los testigos de Jehová efectuaban allí mismo su predicación del Reino de Dios. Piet van der Molen, que actualmente se asocia con la congregación de Hengelo, es una prueba viviente de ello. Cuando fue arrestado y enviado al campo de concentración
de Amersfoort, no era Testigo. En el campo observó triángulos de colores específicos en los uniformes de los prisioneros. El color negro designaba al portador como un estraperlista. El color rojo indicaba un delito político. Piet se encontró junto a alguien que llevaba un triángulo de color púrpura. Él quería saber quién era aquel hombre y por qué había sido encerrado en el campo. Cuando supo que el hombre era testigo de Jehová y que había sido detenido porque predicaba el mensaje de la Biblia de casa en casa, Piet se quedó perplejo. Escuchó al Testigo explicar sus creencias. Pronto Piet también llegó a ser un Testigo.El hermano van de Eijkhoff fue en primer lugar interrogado por la Gestapo, maltratado brutalmente y luego arrojado a una celda con otros cuatro prisioneros. Aprovechó la oportunidad para darles testimonio durante una semana. Entonces un día oyó una andanada de maldiciones. Era el jefe de la Gestapo, Engelsman. Repentinamente se abrió la puerta de la celda y Engelsman gritó a los guardias: “¿Cómo pudieron ser tan estúpidos de poner a este obstinado testigo de Jehová con gente común? Los convertirá también en Testigos”. De modo que los cuatro fueron llevados a otra celda.
Pero los nombres de aquellos cuatro prisioneros todavía estaban en la puerta de la celda. Así que al mediodía cuatro recipientes adicionales de alimento eran empujados a través de la abertura. Había cuatro bollos, cuatro trozos de mantequilla, cuatro trozos de queso y cuatro bolsitas de azúcar. Esto duró un par de días. Cuando el hermano van de Eijkhoff fue metido en un tren para ser transportado a uno de los campos de concentración, tenía un pequeño suministro de alimento adicional para compartir con algunos hermanos sorprendidos. Llegaron a darse cuenta de que Jehová
provee misericordiosamente a los que están en extrema necesidad. De hecho, tanto en prisión como afuera, podía verse evidencia de que el espíritu de Dios estaba obrando.El arresto de Arthur Winkler no detuvo la obra del Reino en los Países Bajos. Todo el peso de la responsabilidad recayó sobre Willem Reijntjes, quien había entrado en la verdad en 1939 y ahora solo tenía 28 años. Pero el espíritu de Jehová le podía dar fuerzas. Aunque había sido confiscado la mayor parte del papel de la Sociedad y cientos de imprentas habían sido cerradas por los nazis, el Señor dirigió los asuntos para que la Sociedad siempre tuviese el papel necesario y siempre hubo impresores dispuestos a llevar a cabo el trabajo de la Sociedad.
Para finales del año de servicio de 1942 hubo un 51% de aumento en la cantidad de publicadores, y solo en ese año, 763 se bautizaron en símbolo de su dedicación. Hasta el secuaz nazi Engelsman admitió en cierta ocasión: “Cuanto más se persigue a los Testigos, más aumentan”. La cantidad de personas que entraban en la organización de Jehová superaba el total de Testigos que los nazis habían podido arrestar y enviar a los campos. La bendición de Jehová estaba sobre su pueblo. La obra que estaban efectuando no era de hombres sino de Dios. (Compárese con Hechos 5:38, 39.)
LA APOSTASÍA SE INTRODUCE SIGILOSAMENTE
Ahora, además de la brutalidad nazi, los Testigos del territorio holandés tenían que luchar contra las presiones de la apostasía. En 1942, el siervo de congregación de La Haya reunió a todos los conductores de grupo de estudio e intentó persuadirles para que aceptasen sus puntos de vista apóstatas.
Los apóstatas de La Haya, a quienes los hermanos fieles llamaban la “Nueva Luz” (debido a que uno de los Isaías 26:20 y afirmaban que había llegado el tiempo para detener la predicación y no moverse. Su principal argumentación era que la obra de testificar había terminado.
apóstatas afirmaba que recibía su luz directamente del cielo), trataban continuamente de corromper la fe de otros. Comparaban el estímulo que daba la Sociedad para que se predicase —lo cual podía resultar en ser enviados a un campo de concentración— con el acto de ofrecer los hijos a Moloc. Se remitían aHubo quienes cayeron víctimas de su influencia. Otros no pudieron aguantar el maltrato en los campos de concentración y obtuvieron su liberación por medio de renunciar a su fe. (Compárese con Hebreos 11:35.) También hubo algunos que, debido a tener ambiciones personales que no habían podido hacer realidad dentro de la organización, fueron vulnerables a las ideas apóstatas. Al principio de la guerra la congregación de Gouda era la mayor del país. Muchos hermanos fieles de esa congregación fueron arrestados. Pero para 1943 la mayoría de los que quedaron habían caído bajo la influencia de los apóstatas. Sin embargo, la cantidad de adoradores verdaderos por todo el país continuó creciendo.
A pesar de los arrestos, encarcelamientos, deportaciones a campos de concentración y muertes a manos del enemigo, la cantidad de publicadores del Reino aumentó en un 115% en dos años, alcanzando un nuevo máximo de 1.379 en 1943. Era patente que la obra no había terminado. Jehová estaba bendiciendo a sus siervos con aumento aun bajo las circunstancias más difíciles.
SE PRUEBA SEVERAMENTE A UN GRUPO ESPECIAL
Los publicadores del Reino que eran de origen judío fueron probados severamente, tanto debido a su fe
como debido a que eran judíos. Gerard López-Cardozo se encaró a muchas situaciones peligrosas. Por medio de recalcar que era judío y usando discernimiento para saber cuándo hacer notar que era un Testigo, se libró repetidas veces de circunstancias que le podían haber conducido a la prisión y posiblemente a la muerte.Cuando una noche Rachel Sacksioni iba de regreso a su casa montada en la parte trasera de la bicicleta de un hermano, la policía holandesa los detuvo porque la luz posterior no funcionaba. Al darse cuenta de que Rachel era judía, dijeron: “Dése prisa; siga pedaleando”. Algunos de los policías locales estaban bastante dispuestos a ayudar de esta manera.
Para Rachel, el testificar generalmente significaba andar por zonas oscuras, a veces durante horas seguidas, para evitar ser detectada. No podía viajar en el tranvía, porque había espías que estaban constantemente al acecho para localizar judíos. Finalmente, el 10 de mayo de 1944 fue arrestada mientras participaba en el servicio del campo. Primero fue enviada al campo de concentración holandés de Westerbork. Dos días después estaba previsto llevarla a Auschwitz, un campo de exterminación nazi para judíos. Ya había sido cargada en uno de los vagones para transportar ganado, cuando la hicieron salir. Sin ninguna explicación cambiaron su destino a Bergen-Belsen. De allí fue enviada a Beendorff, luego a Malmö, en Suecia, y con el tiempo regresó a los Países Bajos, agradecida de estar viva.
Cuando reanudó su testificación pública después de la guerra, sus pruebas no habían terminado. A veces se encontraba hablando con miembros del movimiento nacionalsocialista, gente que abiertamente le decía que habían apoyado a Hitler. Ella reconoce: “Tenía que hacer un intenso esfuerzo por permanecer amigable Deuteronomio 32:35 y recordarme a mí misma que Jehová ve el corazón. Y Jehová recompensa a la persona que hace eso; yo lo he experimentado”. Empezó un estudio bíblico de casa con una madre y tres hijas, mientras el esposo de la mujer estaba en prisión por ser nazi. Cuando iba a su casa, podía oír a los vecinos decir: “Mira, aquella judía visita a esa gente nacionalsocialista”. Con el tiempo, la madre y las tres hijas dedicaron su vida a Jehová.
con esas personas a pesar de aquello. Fueron personas de ese tipo las que habían hecho que tanto yo como muchos otros experimentásemos tanto pesar. [Dos hijos de Rachel habían muerto mientras ella estaba en los campos de concentración.] Ahora tenía que hablarles del Reino de Dios y de la esperanza que había reservada incluso para ellos. A menudo tenía que pensar en lo que se declara enENFRENTÁNDOSE A ESCASECES DE ALIMENTO
Volvamos al invierno de 1943-1944. El frío era intenso, especialmente durante el mes de enero. Los apuros de la escasez de alimento empezaban realmente a sentirse. Mucha gente trataba de suplementar sus escasas raciones obteniendo alimento de las zonas rurales. A finales de año las personas hasta comían bulbos de tulipanes y semillas de espinacas.
Nuestros hermanos también sintieron las punzadas del hambre. Necesitaban alimento para continuar participando en el servicio del campo. Los precursores y los siervos de circuito que trabajaban clandestinamente se encaraban a problemas especiales pues no podían obtener tarjetas de racionamiento de la manera usual. También había enfermos y hermanas que no tenían ingresos debido a que sus esposos estaban en campos de concentración. Muchos hermanos vendieron sus
cosas valiosas con el fin de suministrar alimento para los hermanos necesitados. Cuando se podía obtener algo de arroz, se reservaba para los que habían enfermado de disentería. También se tomaron medidas especiales para traer alimento del campo a los hermanos que vivían en las ciudades.Sin embargo, gran parte del terreno que producía alimento quedaba al este y al norte del río IJssel, y este solo estaba atravesado por tres puentes. A las provincias del norte, Friesland y Groningen, se podía llegar por el dique Enclosing, pero todos estos lugares para cruzar estaban bien protegidos por tropas de las S.S. El Servicio de Control Central (CCD) estaba activo en todo lugar para evitar que entrara alimento de manera ilegal a las ciudades. Sin embargo, los hermanos amorosamente se ayudaron unos a otros.
En una expedición para transportar suministros necesarios de alimento, Gerrit Böhmermann y otros hermanos estaban dirigiéndose hacia el sur en dirección a Amsterdam. Cuando atravesaban la ciudad de Alkmaar en sus bicicletas llevando la carga cubierta con lonas, apareció de repente ante ellos un control en el mercado. Gerrit dice: “No había otra selección más que confiar plenamente en Jehová”. Él iba a la cabeza del grupo y con determinación pedaleó hacia un oficial, preguntándole en voz alta sin aminorar mucho la velocidad: “Wo ist Amsterdam?” (¿Para ir a Amsterdam?). El oficial se apartó y señalando hacia adelante gritó: “Gerade aus!” (¡Todo recto!). “Danke schön!” (¡Gracias!), fue la respuesta de Gerrit, mientras pasaba a toda velocidad ante la mirada atónita de la muchedumbre.
“¿Cómo lo lograste?”, preguntó uno de los hermanos mientras todos pedaleaban a gran velocidad. “Si Jehová está con nosotros, ¿quién puede estar en contra
nuestra?”, dijo otro con regocijo. “¡Cállense!”, exhortaron los otros, no queriendo poner a Jehová innecesariamente a prueba. Una vez en casa, los terrores del viaje se olvidaron al ver los rostros felices de los hermanos y también debido al celo de aquellos hermanos en el servicio de Jehová.En una ocasión hubo hermanos que estuvieron dispuestos a arriesgar su libertad por ayudar a otros, consiguiendo introducir en Amsterdam toda una embarcación —11.850 Kg.— de patatas. El hermano de Haan amarró la barca frente a la iglesia de San Nicolás. Allí cargaban las patatas en sacos de 15 Kg. y luego las transportaban en carretillas a través de una de las secciones más concurridas de la ciudad hacia un lugar de almacenaje temporal. Mientras tanto el superintendente de la ciudad recorría en su bicicleta la ruta constantemente por si había peligro. Cuando eran detenidos por la policía, los hermanos declaraban la verdad de cómo habían conseguido las patatas. Impresionados por su franqueza, los oficiales no interfirieron, sino que cada uno simplemente pidió una bolsa para su familia. Desde el lugar de almacenaje, se llevaron los suministros a los hogares de los hermanos. En aquellos días difíciles, seguía habiendo personas que se ponían de parte de la verdad.
ACEPTÓ LA VERDAD BAJO GRANDES ADVERSIDADES
Marinus de Boer, un joven de 17 años, ansiaba llegar cada día a su lugar de trabajo como carpintero, no tanto debido al trabajo en sí, sino porque disfrutaba de estar con su amigo Maarten Schroot. Maarten había conseguido que Marinus se interesase en la verdad y le había ayudado a estudiar la Biblia, a asistir a las reuniones y hasta a participar en el servicio del campo. Pero había tantas otras cosas que aprender que cada día consideraban
cómo aplicar principios bíblicos a las diversas situaciones que podían presentársele a un cristiano en aquellos tiempos difíciles.Entonces, en 1944, un día Maarten no fue a trabajar. Tan pronto como llegó la noche, Marinus investigó y se enteró de que su amigo había sido arrestado en una redada policial la noche anterior. Al ir a su propio hogar, se sorprendió de encontrar a dos extraños —uno era un anterior hermano que se había vuelto traidor y el otro un agente de la Gestapo. Marinus también fue arrestado.
Durante unos cuantos días Marinus estuvo confinado junto con los hermanos. Pero luego fue puesto durante seis semanas entre delincuentes endurecidos de todo tipo. Bajo tales circunstancias aprendió mucho en cuanto a lo que significa confiar plenamente en Jehová cuando uno está solo. Después de ser interrogado por la Gestapo, fue echado de nuevo con los hermanos. Necesitaba estímulo y apoyo, pero en lugar de eso le esperaba una sorpresa.
Él recuerda: “Sufrí una decepción. Tan pronto como entré me soltaron una andanada de preguntas, queriendo saber si había divulgado nombres o algo por el estilo. Algunos vinieron y me dijeron que no era necesario que me mantuviera fiel pues no era un Testigo bautizado. Al observar esto, otros me decían que sin importar si estaba bautizado o no definitivamente tenía que ser fiel. Ante todo esto, no tenía ninguna idea de lo que era correcto o incorrecto. Fatigado y desalentado me senté en un rincón para pensar. Pronto hubo un hermano que se sentó junto a mí, me puso su brazo sobre los hombros y dijo: ‘¿Leemos la Biblia?’. En voz baja leyó unos versículos salteados. Era un sermón directamente de la Biblia, y me sentí feliz. Cuando vio que estaba animado, se fue tan amigable como había
venido”. Con esa ayuda bondadosa y el estudio de la Palabra de Dios —a pesar de los alrededores hostiles, la falta de madurez de algunos Testigos y la deslealtad de unos pocos que en su día fueron hermanos— Marinus finalmente se dedicó y fue bautizado en un campo de concentración. Actualmente es un superintendente viajante.ESFUERZOS DESESPERADOS DE UN ENEMIGO VENCIDO
Cuando los ocupantes nazis se dieron cuenta de que su derrota estaba cada vez más próxima, se hicieron más y más encarnizados en su persecución. Así, cuando Jan van der Berg, un precursor de 20 años, rehusó trabajar en un proyecto militar, el comandante le advirtió que si no cambiaba de opinión en cinco minutos le dispararían. Jan fue obligado a excavar su propia sepultura y a permanecer en pie medio desnudo frente a ella. Después de más amenazas y de oír el sonido de verdaderos disparos, recibió una paliza. Sin embargo, Jan dijo después: “Los golpes los sentí un poco, pero no experimenté absolutamente ningún dolor”. Después le obligaron a realizar todo tipo de ejercicios y las bufonadas más inverosímiles.
Durante los meses de octubre y noviembre de 1944 el Diablo hizo todo lo posible por poner temor en el corazón de los hermanos. El 11 de octubre, tres Testigos fueron arrestados en la parte oriental del país. Al rehusar hacer trabajos que violaban su conciencia cristiana, inmediatamente ordenaron su ejecución. Los tres fueron conducidos al jardín de la casa del burgomaestre, donde la Gestapo tenía su cuartel general, y los ametrallaron. Fueron enterrados allí mismo en el jardín.
El 10 de noviembre Bernard Polman fue arrestado en la ciudad de Zelhem. Cuando rehusó hacer trabajo
de naturaleza militar fue golpeado brutalmente. Sus dos hermanas carnales le visitaron en prisión y quedaron impresionadas por lo que vieron, de modo que le preguntaron si le podían ayudar en algo. Él las animó a que fueran a casa y empezaran a estudiar la Biblia. Después de someter a Bernard a más actos brutales, las S.S. le acribillaron a balazos de una manera espantosa. Luego, considerando que su cadáver no era digno de ser enterrado en un cementerio, lo enterraron al pie de un dique cerca de la ciudad de Babberich.EL HAMBRE SE COBRA UN GRAN NÚMERO DE VÍCTIMAS
El invierno de 1944-1945 fue un tiempo de hambre. Decenas de millares murieron, a veces en la misma calle. Los estraperlistas controlaban gran parte del alimento que quedaba y los precios se centuplicaron. El pan costaba 210 veces más de lo normal; las patatas 70 veces más. Miles de personas debilitadas ya por el hambre salieron en busca de alimento. Debido a lo peligroso que era para los hombres estar fuera puesto que los nazis los buscaban constantemente para obligarlos a hacer trabajos forzados, mucha de esta rebusca la hacían las mujeres. Algunos agricultores informaron hasta 250 visitas por día de estas personas desesperadas por conseguir alimento.
Nuestros hermanos se esforzaron mucho por seguir predicando y no desviarse ni a causa de la lucha por sobrevivir ni a causa de las ideas de liberación por parte de los ejércitos aliados. Aunque era preciso que diesen atención a sí mismos y a sus familias, sabían que era imperioso mantener en primer lugar los intereses del Reino. Las medidas que tomaron nuestros hermanos para llevar alimento a los Testigos que vivían en las grandes ciudades alivió mucho el sufrimiento que experimentaban en ese tiempo.
LIBERADOS DE LOS CAMPOS
Durante la primavera de 1945 los ejércitos aliados procedentes del este y el oeste convergieron en Alemania. El 11 de abril las puertas de Buchenwald fueron abiertas de par en par. El 19 de abril 213 hermanos y 17 hermanas, junto con otros miles de prisioneros, fueron evacuados de Sachsenhausen por los nazis en un esfuerzo por mantenerlos alejados de las manos de los rusos. Aunque una gran parte del resto de prisioneros murieron o se les dio muerte a lo largo del camino, Jehová preservó maravillosamente a Sus siervos de sufrir daño. Debido a la honradez de los Testigos, un guardia de las S.S. les confió un carro que él había cargado con botín. Gracias a ese carro, los que estaban muy enfermos, como el hermano Winkler, fueron ayudados a salir de aquella situación con vida. El 28 de abril, Ravensbrück, donde se encontraban algunos hermanos holandeses, fue evacuado. El 29 de abril también se abrieron las puertas de Dachau.
Pronto, utilizando todo medio de transporte, los hermanos de los Países Bajos empezaron a regresar poco a poco a sus hogares. Algunos que estaban muy enfermos fueron mantenidos por un tiempo en sanatorios en Suiza y Suecia. Otros, debido a las muchas enfermedades contagiosas que existían por aquel entonces, fueron retenidos en campos en los Países Bajos, cerca de la frontera de Alemania. Cuando se supo que entre los anteriores prisioneros que habían sido alojados temporalmente en un edificio de Eindhoven había algunos Testigos, los hermanos locales se reunieron fuera para darles la bienvenida cantando cánticos del Reino.
Cuando Marinus de Boer se acercaba a su hogar en Rotterdam, su corazón latía cada vez más deprisa. No había oído nada de su madre ni de sus hermanas desde el día en que fue arrestado. Se preguntaba: “¿Estarán
todavía vivas? ¿Qué pensarán de que yo haya estado en el campo por causa de mi fe? ¿Cómo reaccionarán cuando intente compartir con ellas la verdad?”. Mientras Marinus se aproximaba a casa, un vecino lo vio y corrió todo lo que pudo para decírselo a su madre. Sin aliento, gritó: “¡Todavía vive!”. Al irse acercando —delgado y fatigado—, su madre por fin comprendió por qué estaba tan excitado su vecino, y ¡cómo le llenó de alegría a Marinus el saber que su madre y sus hermanas habían abrazado la verdad poco después de que él hubiera sido llevado a prisión! Escenas como esta, cargadas de emoción, ocurrieron en muchos hogares en aquellos días.RECONSTRUCCIÓN DURANTE EL PERÍODO DE LA POSGUERRA
Durante la ocupación alemana los hermanos relacionados con la oficina de la Sociedad habían enviado 76 cartas mediante mensajeros para ayudar y animar a sus compañeros. Ahora, tan pronto como terminó la guerra, se envió a todas las congregaciones una copia mimeografiada del Informador (conocido ahora como Nuestro Ministerio del Reino). Las palabras de apertura fueron: “El texto para el año de 1945 es un mandato: ‘Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones’”. Los hermanos respondieron de manera maravillosa a las instrucciones para desempeñar una actividad coordinada. Ese mes el número de bautizados se aproximó al 10% de todos los publicadores del país.
Una de las primeras tareas que necesitaba atención era la de juntar los pequeños grupos de estudio en congregaciones y hacer reuniones a las que pudieran asistir grupos mayores. Aunque la cantidad de congregaciones solo había aumentado en tres más durante los años de la guerra, el total de publicadores había subido
vertiginosamente de unos 500, en el verano de 1940, a un nuevo máximo de 3.125 en agosto de 1945.Algunos creían que el Armagedón estaba ya a la vuelta de la esquina, pero ahora oyeron que todavía había que hacer mucho trabajo. Oyeron de la Escuela de Galaad para entrenar a misioneros y de grandes asambleas que se habían celebrado en otros países. Se sintieron fortalecidos por los numerosos relatos en cuanto a la integridad mantenida en los campos de concentración. Oyeron del sobresaliente aumento en la cantidad de proclamadores del Reino que había habido allí mismo en los Países Bajos. Con el tiempo, también recibieron las excitantes noticias de que la Sociedad había organizado una asamblea nacional de un día de duración que había de celebrarse en Amsterdam el 5 de agosto. Solo podían imaginarse vagamente cómo iba a ser. Pero los hermanos de todas partes del país estaban determinados a estar presentes.
LA PRIMERA ASAMBLEA DE LA POSGUERRA
Era patente que unos dos mil estarían en Amsterdam la noche antes de la asamblea y necesitarían alojamiento. Era impensable contar con los hoteles. Todos tendrían que ser acomodados en los hogares de los hermanos. Por toda la ciudad se podía ver a Testigos llevando balas de heno hasta sus casas para esparcirlas por el suelo. Esto serviría bien para una corta estancia.
Pero el viajar hasta Amsterdam no se arregló tan fácilmente. En muchas zonas los hermanos no disponían de servicio de tren ni de autobús. Una buena parte de ellos ni siquiera tenían una bicicleta, y no pocos de ellos, aunque la tuviesen, estaban demasiado débiles para montar en ella. Los hermanos de la provincia norteña de Friesland vinieron en un camión que había sido utilizado para recoger bidones de leche de los granjeros y llevarlos a la lechería. Desde Apeldoorn,
algunos empezaron en bicicleta y terminaron el viaje en barco. Los hermanos de Zutphen encontraron a un hombre que estuvo dispuesto a llenar de bancos su camión de mudanzas para transportarles. Los Testigos de Harskamp viajaron en un camión que normalmente se utilizaba para transportar ganado. Desde la lejana Limburg, muchos fueron en auto-stop.Es muy difícil describir los sentimientos de los que asistieron a esta asamblea. Rieron y lloraron. Cantaron y dieron gracias a Jehová por Su bondad. Algunos encontraron a personas amadas que creían muertas. Otros que esperaban hallar a seres queridos, buscaron en vano. Fue un día que no habría de olvidarse nunca. Aquella noche, 4.000 escucharon el discurso público con profunda atención.
Para ese tiempo era evidente que muchos no regresarían vivos de los campos de concentración. Un total de 426 habían sido arrestados y puestos en prisión, sin incluir a los que fueron liberados al cabo de una semana o menos. De estos 426, hubo 117 que murieron como resultado directo del maltrato. Recuérdese que solo había unos 500 Testigos en toda Holanda al tiempo de la invasión nazi. De modo que una gran proporción de ellos había experimentado personalmente tal persecución.
AGENTES DE SATANÁS PROVOCAN OTRO ATAQUE
Era obvio que al atacar Satanás por medio de sus secuaces nazis, el resultado fue que le salió el tiro por la culata. Aunque el ataque había sido brutal, una gran proporción de los hermanos había permanecido fiel. Además, la cantidad de Testigos había aumentado al séxtuplo, y una gran parte del pueblo ahora respetaba a los Testigos debido a su posición valerosa. Pero Satanás tenía otro batallón listo para atacar.
Empezando con el mismo mes de la asamblea, en casi todos los periódicos de inclinación religiosa del país apareció una serie de artículos casi increíble que exponía falsamente a los testigos de Jehová y los calumniaba. Como sería de esperar, hasta muchas personas honradas y sinceras fueron influenciadas por esta campaña difamatoria.
El 10 de noviembre, el “padre” Henri de Greeve volvió a estar al frente de la batalla contra los Testigos. Irritado por el hecho de que las autoridades gubernamentales hubiesen concedido a los Testigos papel para imprimir, dijo en una emisión radiofónica: “Puedo asegurar a las señoras y caballeros de la Watchtower que estamos determinados a presentar resistencia y que no toleraremos esta manera santurrona de incitar contiendas. Y si de todas formas siguen echándonos tierra encima, entonces intentaremos hacer que todas nuestras asociaciones de juventudes católicas, estudiantes católicos, miembros de Acción Católica, ligas de granjeros católicos, asociaciones de clase media, asociaciones de trabajadores... acribillen al gobierno con peticiones, mociones y reuniones de protesta hasta que cierren la boca a estos agitadores santurrones y se retire el papel utilizado para echarnos tierra encima”. Esto incitó a la Acción Católica para que se pusieran en contra de los Testigos en gran escala. Pero no fueron los únicos.
El clero protestante rápidamente se sumó a ello. Aparte de usar los periódicos religiosos, por todo el país los ministros protestantes emprendieron una campaña de conferencias sobre los testigos de Jehová en iglesias y clubes. Al principio los Testigos asistían a tales reuniones y al final formulaban preguntas, lo cual solía conducir a un debate. Pero los métodos utilizados por
el clero en esas ocasiones demostraron que no estaban interesados en que la gente oyera la verdad. Dándose cuenta de que el Diablo estaba intentando desviarlos de su obra mediante debates absurdos con personas que no tenían ningún amor por la justicia, los Testigos pronto comprendieron que deberían usar su tiempo en el ministerio del campo, localizando y ayudando a las personas que realmente querían escuchar.LA ATENCIÓN AMOROSA PROCEDENTE DE LA CENTRAL ACELERA LA OBRA
A finales del otoño de 1945, N. H. Knorr, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, y su secretario M. G. Henschel visitaron Europa para dar atención a la tarea de reorganización. Viajaron en tren desde Bruselas y para llegar a Amsterdam tuvieron que dar una gran vuelta debido a los destrozos causados por la guerra. El 4 de diciembre celebraron una reunión con los hermanos de la oficina sucursal, los superintendentes de circuito y los hermanos de las congregaciones de Amsterdam. Se trataron muchos problemas y se dieron respuestas.
Como resultado de esta reunión, se introdujo un nuevo rasgo de actividad de congregación: las reuniones públicas. En aquel entonces no había muchos hermanos que pudieran pronunciar discursos públicos, pero se empezó a hacerlo, y a partir de entonces los hermanos trabajaron duro para capacitarse y poder participar.
Como resultado de los asuntos que se trataron en aquella reunión, durante aquel invierno y la primavera siguiente se recibieron suministros de socorro. Desde Dinamarca llegaron 137 paquetes de alimento para ayudar a satisfacer las necesidades más urgentes. Además, los hermanos de países más afortunados enviaron como regalo 34 toneladas de ropa. Estas expresiones de
interés amoroso fueron profundamente apreciadas por los Testigos holandeses. Al distribuirlas, se dio atención en primer lugar a las necesidades de los precursores, para que pudieran seguir dedicando la mayor parte de sus esfuerzos a la obra de predicar.Durante este período, la oficina sucursal cambió de ubicación dos veces, y finalmente se pusieron en funcionamiento unas instalaciones apropiadas en el número 1 de la calle Koningslaan de Amsterdam. Aquí fue donde la pequeña familia Betel pudo por fin vivir y trabajar en el mismo lugar.
VARIOS HITOS TEOCRÁTICOS SE SUCEDEN RÁPIDAMENTE
Tan pronto como la familia de la sucursal estuvo bien establecida en sus nuevas dependencias, se dio comienzo a otro capítulo de la historia teocrática en los Países Bajos. El primer estudiante holandés fue enviado a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Desde entonces, graduados holandeses de Galaad han sido enviados para servir en Indonesia, Irian Barat (actualmente Irian Jaya), Irán, Bélgica, Luxemburgo, Islandia, Turquía, Antillas Holandesas, Chile, Ecuador, Surinam, Kenia, y Sudáfrica. Ha habido otros que, aun sin haber recibido entrenamiento en Galaad, han ido a servir a Irlanda.
En el primer año completo de servicio después de la guerra hubo un 64% de aumento en el promedio de publicadores del Reino. Y la cantidad de precursores se duplicó, de 50 pasaron a 101. Además, aquel año por primera vez se destinó un edificio a fin de utilizarlo regularmente como Salón del Reino.
El año de servicio de 1947 tuvo un buen comienzo, con una asamblea de dos días en La Haya, en la que uno de los rasgos sobresalientes fue la inmersión de 525 nuevos hermanos. Aquel año se instituyó la Escuela
del Ministerio Teocrático en las congregaciones, y se organizaron visitas a las congregaciones por parte de superintendentes de circuito con el fin de dar ánimo y proporcionar más entrenamiento en el ministerio del campo.EL MATERIALISMO LEVANTA LA CABEZA
En la primera asamblea de la posguerra, el 5 de agosto de 1945, el hermano Winkler había pronunciado una seria advertencia. Les previno de que, ahora que tenían mayor libertad, se encaraban a un nuevo peligro. El lazo del materialismo y la tentación de dar a las inquietudes de la vida cotidiana la principal atención podía absorberlos, y como resultado aflojarían el paso en su servicio a Dios.
Solo tres años después se incluyó el siguiente comentario en el informe anual de los Países Bajos: “Parece que algunos hermanos han sacado conclusiones falsas de los comentarios que hizo el artículo de La Atalaya: ‘El amor del hombre para con el hombre’, sobre el ‘maravedí de la viuda’ (párrafos 35-37). Parece ser que algunos se están engañando a sí mismos creyendo que las pocas horas que hacen cada mes son como la moneda de la viuda, y que con eso ya es suficiente, que nadie tiene derecho de decirles que están aflojando el paso (antes solían hacer más en el servicio del Señor). Olvidan que la moneda de la viuda representaba todo lo que ella podía dar”. De hecho, conforme la prosperidad de la posguerra brindó oportunidades materiales, algunos de nuestros hermanos perdieron de vista el hecho de que el materialismo también es un lazo que utiliza Satanás para apartar a los siervos de Jehová del servicio del Reino.
PROBLEMAS EN EL TERRENO LEGAL
Durante 1949 varios municipios pusieron obstáculos legales para los que llevaban buenas nuevas de algo
mejor. Se promovió un pleito contra un hermano que llevaba un cartel y distribuía hojas sueltas, basándose en que el hacer eso violaba las ordenanzas municipales. Dos meses después se acusó a una hermana que participaba en el ministerio de casa en casa de vender literatura en domingo. ¿En qué resultó todo aquello?El tribunal de apelación sostuvo la decisión del tribunal inferior que prohibía la distribución de material de publicidad en las calles como algo que iba contra el orden público y la seguridad del tránsito. Pero, por supuesto, no había ninguna ley que prohibiera hablar con la gente en las calles. El segundo caso que hemos mencionado, lo ganamos. El tribunal falló que la acusada simplemente había diseminado sus creencias religiosas.
Cuando empezaron a disminuir los casos relacionados con la predicación pública, el departamento legal de la oficina sucursal se concentró en intentar conseguir reconocimiento legal como ministros para los testigos de Jehová. La ley concedía exención del servicio militar a los ministros de religión y a las personas que estudiaban para ser ministros. Pero el problema era que su nombre tenía que aparecer en una lista mantenida por el Ministerio de Defensa, y los testigos de Jehová no figuraban en aquella lista. Después de los esfuerzos infructíferos que los hermanos hicieron repetidas veces para probar que todos los publicadores eran ministros, el hermano Knorr correctamente les hizo notar que, en vista de la ley que existía, no tenían en qué apoyarse. Necesitaban concentrarse en la verdadera cuestión: la neutralidad cristiana. Finalmente, después de muchos años, el Ministro de Defensa instituyó una solución provisional bajo la cual a un testigo de Jehová varón y bautizado se le podía conceder un “aplazamiento” del servicio si presentaba una carta debidamente legalizada de los ancianos locales.
NUEVOS INSTRUMENTOS PARA EL CAMPO
La organización de Jehová siguió proveyendo generosamente para la edificación espiritual. Progresivamente se hicieron disponibles una gran variedad de publicaciones para el estudio de congregación y para el ministerio del campo. La revista ¡Despertad! empezó a aparecer en holandés con el número del 8 de diciembre de 1951. El utilizarla en el campo resultó en un estímulo para colocar también La Atalaya. Hasta ese tiempo la tirada máxima de La Atalaya era de 19.200 ejemplares. Actualmente la tirada media de cada número de La Atalaya en holandés asciende a 186.450 ejemplares, y la tirada media de ¡Despertad! es de 171.100.
En 1954 el campo holandés recibió el libro “Sea Dios veraz”, el cual, a partir de entonces, fue durante muchos años la base para los estudios bíblicos de casa. Después, hubo publicaciones tan sobresalientes como: “Hágase tu voluntad en la Tierra”, que fue un excelente estudio de las “carnosas” profecías que aparecen en el libro de Daniel. Otras publicaciones han proporcionado estudios emocionantes de libros bíblicos tales como el de Ezequiel, Ageo, Zacarías, Revelación y gran parte de Isaías. Dichas publicaciones han contribuido en gran manera a que aumente la espiritualidad entre los hermanos.
UN TIEMPO DE GRAN GOZO
Antes de la asamblea que se celebró en 1961 en Amsterdam, el siervo de sucursal y su ayudante fueron invitados a asistir a la asamblea de Londres y a la reunión que se hizo allí para siervos de sucursal de Europa. Uno de los puntos sobresalientes que se trataron fue el trabajo que había de hacerse con relación a la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, con objeto de hacerla disponible en más idiomas
además del inglés. El holandés sería uno de esos idiomas. ¡Qué emocionante! ¡Qué efecto tan excelente tendría en el campo holandés el distribuir una traducción de la Biblia tan exacta y en un lenguaje moderno!Pronto una traductora holandesa se dirigió a Brooklyn, Nueva York, donde junto con otros traductores (al alemán, al francés, al español, al portugués y al italiano) trabajaron y estudiaron en asociación con el Comité para la Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo. En la asamblea internacional de 1963 salieron las Escrituras Griegas Cristianas en holandés. Y seis años después, en Nüremberg, se hizo un anuncio que causó gran alegría: solo faltaban unas semanas para completarse toda la Traducción del Nuevo Mundo en holandés. Llegó a los Países Bajos en septiembre de 1969. ¡Cuánto regocijo hubo en aquel tiempo!
AJUSTES EN LA SUPERINTENDENCIA DE LA SUCURSAL
Debido a las penosas experiencias sufridas por el hermano Winkler a manos de la Gestapo y en los campos de concentración, hubiera sido muy difícil para él seguir llevando la responsabilidad de superentender la obra del Reino en los Países Bajos. El hermano Knorr se dio cuenta de esto, por lo que se asignó a Henri F. Zinser, que se había graduado en la Escuela de Galaad en 1946, para que fuese el siervo de sucursal. Su servicio duró relativamente poco tiempo y luego, en agosto de 1947, fue reemplazado por el primer graduado de Galaad holandés. Sin embargo, lamentablemente él no siguió andando con la organización de Jehová.
El nombramiento de Paul Kushnir como superintendente de sucursal en septiembre de 1950 condujo a una mejor organización y a un contacto más estrecho entre la oficina y los que trabajaban duro en el campo. Durante
15 años siguió atendiendo bien su asignación hasta que responsabilidades familiares que podía atender mejor desde fuera de Betel hicieron necesario un ajuste. A partir de entonces, Robert Engelkamp sirvió de siervo de sucursal hasta 1976. En ese entonces, como sucedió en todas las sucursales alrededor del mundo, se dispuso que las responsabilidades de superintendencia fueran compartidas por un comité de hermanos maduros. Ahora hay seis de estos hermanos en los Países Bajos, y Paul Kushnir sirve como coordinador del Comité de la Sucursal.FORTALECIENDO LA ORGANIZACIÓN
Jehová estaba fortaleciendo su organización visible de numerosas maneras. Para unificar la obra, se decidió que los superintendentes de sucursal se reuniesen en Nueva York al tiempo de celebrarse la asamblea internacional que tuvo lugar allí en 1953. Se concedió atención especial al ministerio del campo, a la predicación del mensaje del Reino en toda la Tierra para un testimonio antes de que viniese el fin. Se efectuaron cambios en el horario de los superintendentes de circuito para que pudieran dar más atención al trabajo en el campo, en lugar de pasar mucho tiempo intentando zanjar dificultades entre individuos que realmente no estaban interesados en poner los intereses del Reino en primer lugar. Desde entonces, según las circunstancias lo requerían, en muchas ocasiones ha habido otras reuniones de superintendentes de sucursal de todo el globo, y se les ha proporcionado entrenamiento especializado en la Escuela de Galaad. El énfasis siempre se ha colocado en predicar las buenas nuevas y velar mucho por el bienestar espiritual de los hermanos.
A partir de 1954, las películas de la Sociedad estuvieron disponibles en el campo holandés. Estas ayudaron
a los hermanos a tener un punto de vista más claro de la organización y del grado en que su actividad estaba dando fruto en todas partes de la Tierra. Libros excelentes que trataban de asuntos de organización, desde “Tu palabra es una lámpara para mi pie” hasta Organizados para efectuar nuestro ministerio, han hecho posible que cada uno coopere más plenamente con la organización, entendiendo cómo se hace la obra y qué oportunidades hay para participar individualmente.También ha habido nuevas publicaciones para ser utilizadas en las congregaciones en la Escuela del Ministerio Teocrático. Entre estas se cuentan: “Equipado para toda buena obra”, Capacitados para ser ministros, “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” y Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático. ¡Cuán valiosas han sido esas publicaciones para ayudar a cada publicador del Reino a estar mejor familiarizado con la Biblia misma y a poder explicar sus enseñanzas a otros, tanto a nivel personal como al participar en el ministerio del campo o, en el caso de los hermanos, desde la plataforma!
También se ha dado especial atención al entrenamiento de los ancianos, de los que sirven regularmente con cierta congregación como de aquellos cuyas asignaciones requieren que viajen. Se han reunido repetidas veces en la Escuela del Ministerio del Reino para cursillos de repaso e instrucción, analizando el consejo de las Escrituras referente a sus asignaciones especiales y recibiendo consejo práctico del Cuerpo Gobernante sobre su trabajo.
CONSEJO PARA QUE NUESTRO TRABAJO SEA MÁS FRUCTÍFERO
Cuando Wilfred Gooch de la sucursal de Londres fue a los Países Bajos como superintendente de zona
en 1965, consideró con franqueza algunos de los aspectos de la obra que necesitaban atención. Durante los anteriores cinco años, unas dos mil personas bautizadas se habían salido de las filas de los proclamadores del Reino. Instó a los hermanos de la oficina sucursal a que no se anduvieran con vaguedades al tratar este asunto con los hermanos en el campo, sino que se asegurasen de que entendieran cuál era el problema y qué se podría hacer para ayudar a esas personas. También subrayó el valor del “servicio de precursor de vacaciones” (conocido actualmente como servicio de precursor auxiliar), y hubo una respuesta excelente por parte de los hermanos. El siguiente mes de abril hubo un 66% de aumento, y un nuevo máximo de 1.130 participó de los gozos de esta actividad aumentada.En las asambleas de distrito de 1968 se introdujo un nuevo instrumento para utilizar en el campo: el libro La verdad que lleva a vida eterna. Los hermanos estaban entusiasmados con él. Pero a algunos les parecía que el procedimiento de estudio era radical. Les era difícil acostumbrarse a la idea de interrumpir un estudio después de seis meses si verdaderamente no estaba dando fruto. Sin embargo, el seguir las instrucciones de la Sociedad tuvo resultados alentadores.
Año tras año hubo aumento en la cantidad de alabadores de Jehová. Cuando por primera vez se alcanzó el máximo de 15.000 publicadores, el hermano Winkler empezó a llorar y dijo: “¡Cuán agradecido me siento a Jehová por estar todavía vivo para ver que se ha llegado a 15.000 publicadores en este país! Hace más de treinta años que nosotros, como precursores alemanes, nos sentamos a lo largo del camino y lloramos de desánimo, porque nadie quería escuchar nuestra predicación. Pero Jehová nos dio fuerzas para seguir adelante. Y ahora puedo llorar de gozo”. Para 1976, la cantidad
de publicadores alcanzó un máximo de 29.723. En los años siguientes, algunos se han cansado y se han apartado del servicio de Jehová, pero la gran mayoría ha continuado asiéndose del precioso privilegio de ser testigos activos de Jehová, el Soberano legítimo del universo.SIERVOS FIELES RECIBEN SU RECOMPENSA
En 1931 Fritz Hartstang había venido a los Países Bajos como precursor. Después, como miembro de la familia Betel, fue puesto a cargo del departamento de Servicio en la oficina sucursal. Pero para 1962 fue sometido a una seria operación de estómago. Se le desarrolló un cáncer, y lentamente fue perdiendo vitalidad hasta que murió el 5 de abril de 1964. Aquellos últimos meses resultaron ser una gran prueba para él, pues vio la necesidad de ir renunciando una tras otra a todas las responsabilidades que habían sido una fuente de gran gozo para él. No obstante, él verdaderamente había experimentado la bendición de Jehová, y las Escrituras garantizan que los que tienen la esperanza celestial y mueren fieles en este tiempo “las cosas que hicieron van junto con ellos”. (Rev. 14:13.) Su esposa Helen, a sus 82 años, todavía sirve en Betel. Un ejemplo excelente de perseverancia.
Los miembros de más edad de la familia Betel también recuerdan bien a Mathilde Stuhlmiller. Durante muchos años sufrió debido a serios problemas de salud, pero siempre mantuvo un punto de vista optimista, abrigando la perspectiva de servir eternamente a Jehová con salud perfecta en una Tierra paradisíaca. Casi hasta su muerte, en 1969, siguió trabajando, ayudando, incluso desde su lecho de enferma, con trabajos para el departamento de Traducción.
1 Cor. 15:58.) A pesar de las experiencias tan severas que sufrió en los campos de concentración, siguió sirviendo por muchos años más. Pero cayó gravemente enfermo y su enfermedad conllevaba grandes dolores. El hermano Knorr le visitó durante ese tiempo y le consoló con el recordatorio de que su recompensa celestial probablemente estaba cerca y que esto significaría la realización de algo por lo que Arthur había trabajado muchos años. Finalmente, cerró los ojos el 22 de julio de 1972. Su fiel esposa Käthe, que había sido sobresaliente por su espiritualidad y celo por el ministerio del campo, recibió su recompensa celestial en abril de 1982.
Arthur Winkler siempre será recordado como un hermano que no escatimó esfuerzos en la obra del Señor. (Estimulados por estos excelentes ejemplos, ahora son los más jóvenes, muchos de los cuales pertenecen a las “otras ovejas” del Señor, los que tienen el privilegio de llevar a cabo la obra del Reino hasta el mismo fin de este viejo sistema. (Juan 10:16.)
SE AMPLÍAN LAS INSTALACIONES DE LA SUCURSAL PARA SATISFACER LAS NECESIDADES EN AUMENTO
Desde 1946 en adelante, las instalaciones de la sucursal en Amsterdam habían estado situadas en el número 1 de la calle Koningslaan. Pero para 1960, a pesar de las modificaciones que se habían hecho, estas instalaciones ya no eran adecuadas. Por lo tanto, para permitir más crecimiento, se erigió en Amsterdam un nuevo y excelente edificio. Para 1964 se empezó a utilizar el hogar Betel, y en 1967 empezó a funcionar una pequeña imprenta en aquel edificio. En 1972 y 1977 respectivamente se hicieron más anexos.
Cuando Lloyd Barry, miembro del Cuerpo Gobernante, dedicó ese último anexo, mencionó que los planes para ampliar las operaciones de imprenta en los Países Bajos estaban bastante avanzados. Se iba a instalar una gran rotativa para poder imprimir localmente las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, aliviando así la sobrecarga de trabajo de imprenta que se había impuesto a Inglaterra. Pero eso requeriría unas instalaciones de sucursal mayores.
En 1978 se empezó una extensa búsqueda para encontrar una propiedad adecuada. Para 1980 no se había encontrado nada, de modo que se hizo una solicitud directamente a la Oficina de Planificación Urbana y Rústica. En una entrevista, un oficial escuchó atentamente lo que los Testigos buscaban y entonces dijo: “Los testigos de Jehová hicieron un trabajo único en nuestro país durante la segunda guerra mundial y desgraciadamente eso se olvida con demasiada frecuencia.
Me encargaré de que su Centro llegue a estar en una de las tres provincias septentrionales de los Países Bajos”. En dos días se había localizado un excelente terreno en Emmen.En octubre de 1983 se dedicaron las instalaciones ya terminadas. En la fábrica hay una rotativa M.A.N. transformada a offset que imprime 17.000 revistas en una hora. Encima del taller de imprenta hay un moderno sistema electrónico fotocomponedor que fue desarrollado en la central mundial por Testigos dedicados. Con este equipo estamos mejor capacitados para proveer literatura a todos los Testigos de los Países Bajos, así como a los que viven en la parte flamenca de Bélgica y en Surinam. ¡Cuán agradecidos nos sentimos a Jehová y a su organización por haber logrado todo esto!
UNA CLARA DISTINCIÓN
Hemos recorrido un largo camino. Fue hace ochenta años cuando los primeros Testigos de los Países Bajos abrazaron la verdad. Se dedicaron valerosamente a la obra del Señor a pesar de la indiferencia, la oposición y situaciones aparentemente insuperables. Ha habido tiempos de prueba ardiente, feroz persecución, traición por parte de falsos hermanos y apatía debido al materialismo. Muchos han entrado en la organización de Jehová durante estos años. Algunos han sido removidos debido a que no se amoldaban a las normas cristianas. Muchos se han ido por no poder perseverar en la carrera cristiana y debido a que han sido apartados por las seducciones del mundo... incluso algunos que anteriormente habían aguantado severa persecución nazi. Ha pasado mucho tiempo, ochenta años, pero existe una clara distinción “entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido”. (Mal. 3:18.)
[Ilustraciones y mapa de la página 115]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
PAÍSES BAJOS
GRONINGA
LEEUWARDEN
GRONINGA
ASSEN
FRISIA
SNEEK
WESTERBORK
EMMEN
ZWOLLE
Río IJssel
ALKMAAR
HAARLEM
AMSTERDAM
HEEMSTEDE
AMERSFOORT
OOTMARSUM
ALMELO
DEVENTER
ENSCHEDE
LA HAYA
UTRECHT
HARSKAMP
ZUTPHEN
DELFT
GOUDA
ZELHEM
ROTTERDAM
ARNHEM
PAPENDRECHT
VUGHT
TILBURG
HELMOND
EINDHOVEN
LIMBURGO
ALEMANIA OCCIDENTAL
BÉLGICA
[Ilustración de la página 123]
Grupo celoso frente al hogar de precursores de Leersum
[Ilustración de la página 139]
Fritz y Helen Hartstang vinieron de Alemania para servir como precursores
[Ilustración de la página 147]
El barco “Lichtdrager” suministró alojamiento movible para precursores
[Ilustración de la página 156]
Arthur y Käthe Winkler no escatimaron esfuerzo en el servicio de Jehová
[Ilustración de la página 184]
Sucursal recientemente construida en Emmen