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La transformación del “Siervo” Mesiánico

La transformación del “Siervo” Mesiánico

Capítulo 4

La transformación del “Siervo” Mesiánico

1. ¿Cómo reaccionarán los reyes de la generación actual a la demostración de poder que hará el “Siervo” Mesiánico de Jehová?

LOS reyes de la generación actual de la humanidad ‘clavarán la mirada con asombro’ ante el despliegue venidero que presentará el “Siervo” Mesiánico de su cambio de posición en la organización de Dios. Cerrarán la boca en silencio al dirigir su consideración a la demostración inspiradora de temor que verifica la transformación del “Siervo” de Jehová, el Mesías.—Isaías 52:13-15.

2. ¿Por qué no es buenas noticias ni para los “reyes” de las naciones ni para la mayoría de los demás habitantes de la Tierra la transformación del “Siervo” Mesiánico?

2 La transformación del “Siervo” Mesiánico es de la mayor importancia; de otro modo, Jehová no hubiera llamado atención especial a ella por medio de su profeta Isaías en el siglo octavo antes de nuestra era común. Realmente debería ser buenas noticias para todos en la Tierra. Pero no resulta ser así para los “reyes” de las naciones. Para estos gobernantes políticos es un caso de, o seguir apegándose a su poder político, o ser desplazados por el reino celestial del “Siervo” ensalzado de Jehová, Jesús el Mesías. A ellos no les agrada la idea de ser desplazados por un mejor gobierno para toda la gente. ¡No es extraño, pues, que no sea buenas noticias para ellos el que el “Siervo” de Jehová que una vez se ofreció en sacrificio haya sido transformado en el funcionario de más alto rango de Jehová en el universo! En cuanto a eso, ¿para quiénes de los cuatro mil millones de habitantes de la Tierra hoy es esto algo que haya de creerse como buenas noticias? ¿Quiénes de todos estos millones ponen fe en estas sorprendentes noticias que hoy proclaman por todo el mundo los testigos cristianos de Jehová?

3. De hecho, allá en el tiempo en que se registró la profecía de Isaías, ¿qué pregunta se planteó?

3 La pregunta sobre poner fe en este informe sorprendente se planteó hasta en el siglo octavo a. de la E.C., cuando Jehová hizo que por inspiración Isaías predijera el cambio maravilloso en la condición del “Siervo.” Por eso, inmediatamente después de informar acerca de la milagrosa transformación en la situación del “Siervo,” el profeta Isaías pasa a presentar la pregunta: “¿Quién ha puesto fe en la cosa oída por nosotros? Y en cuanto al brazo de Jehová, ¿a quién ha sido revelado?”—Isaías 53:1.

4, 5. En el primer siglo E.C., ¿qué pregunta surgió en cuanto a la profecía de Isaías, y por qué?

4 Allá en el siglo octavo antes de nuestra era común, la pregunta era: ¿Es verdadera la información dada a Isaías y de la cual él rindió informe a la nación de Israel? ¿Se haría realidad la vasta transformación con relación al “Siervo” de Jehová? ¿Se revelaría el “brazo de Jehová,” su potente poder para lograr cosas, y haría que la información publicada se realizara? Más de setecientos sesenta años después, la pregunta que se planteó fue: ¿Había resultado verídica la información sobre la cual rindió informe Isaías? ¿Podía informarse a todo el mundo su cumplimiento como hecho que hubiese logrado el invencible “brazo de Jehová”? ¿Se ha revelado Su “brazo” a todas las personas que tienen ojos para ver?

5 La pregunta en cuanto a todo esto se planteó así en el primer siglo E.C., porque ardió la controversia acerca de Jesucristo el Descendiente de Abrahán y de David. Por eso el apóstol Pablo escribió sobre este asunto y mostró que la información que Isaías oyó se había realizado en Jesucristo como el “Siervo” mencionado en Isaías 52:13 y Is. 53:11. La glorificación de Jesucristo en el cielo después de sus extraordinarios sufrimientos como hombre en la Tierra era buenas noticias, buenas nuevas, Evangelio. “Sin embargo,” escribe el apóstol Pablo con referencia especial a su propio pueblo, “no todos obedecieron las buenas nuevas. Pues Isaías dice: ‘Jehová, ¿quién puso fe en la cosa oída de nosotros?’ De modo que la fe sigue a lo oído. A su vez lo oído es por medio de la palabra acerca de Cristo.”—Romanos 10:16, 17.

6. ¿A pesar de qué hechos es cierto aun hoy que “no todos obedecieron las buenas nuevas”?

6 Una cosa similar se puede decir hoy. “No todos obedecieron las buenas nuevas.” Esto, aun después que los testigos cristianos de Jehová han pasado más de sesenta años proclamando que los “tiempos de los gentiles” terminaron en el otoño de 1914 E.C. en medio de la primera guerra mundial y que entonces el “Siervo” de Jehová recibió una nueva elevación al ser ensalzado al trono del reino mesiánico. (Hebreos 10:12, 13; Salmo 110:1, 2; Lucas 21:24; Revelación 12:5-10) La arrolladora evidencia que se ha acumulado desde 1914 E.C. en prueba de esta gloriosa realidad ha sido señalada por estos testigos de Jehová. Las buenas nuevas acerca del reino mesiánico del “Siervo” de Jehová son mejores noticias hoy de lo que fueron hace mil novecientos años, en tiempos apostólicos. Ante el hecho de la proporción relativamente pequeña de la población mundial que ha puesto fe en la “cosa oída de nosotros” o proclamada por nosotros, con verdad se puede decir: “No todos obedecieron las buenas nuevas.” Esto explica el entristecedor estado del mundo de la humanidad hoy.

UN COMIENZO SIN PERSPECTIVAS PROMETEDORAS

7, 8. (a) Para cumplir la profecía inspirada de Isaías, ¿a dónde envió Jehová a su Hijo? (b) ¿Cómo describe Isaías 53:2 la clase de comienzo que se le daría como criatura humana al Hijo de Dios?

7 Lo que el profeta Isaías pasa a decirnos ahora en el capítulo cincuenta y tres, después de hacer las preguntas de apertura, exigía que el “Siervo” de Jehová estuviera aquí abajo en la Tierra por algún tiempo. Jehová sabía eso, y a su debido tiempo envió su Hijo más digno de confianza desde el cielo para que naciera dentro de nuestra raza y llegara a ser una criatura humana, un hombre, hijo de una mujer. Más que eso, Jehová dio a este Hijo transferido un comienzo de apariencia tan humilde y pobre que no parecía probable que alguna vez él hubiera de llegar a algo grande, que la esplendorosa profecía acerca del “Siervo” de Jehová hubiera de cumplirse en él. Por eso Isaías explica por qué hizo sus preguntas de apertura, al decir después:

8 “Y él subirá como una ramita delante de uno [un observador], y como una raíz de tierra árida. No tiene forma regia, ni ningún esplendor; y cuando lo veamos, no hay la apariencia para que lo deseemos.”—Isaías 53:2.

9. ¿Cómo fue verdad que el comienzo que se le dio a Jesús como criatura humana fue humilde?

9 Sube como una “ramita,” un plantón, un renuevo, sí, como una “raíz” que depende de agua y sale de suelo seco, árido, abrasado. ¡Imagínese! ¿No sería una gran humillación para el “Siervo” de Jehová el que se le diera tan pobre comienzo en la Tierra como hombre? Y sin embargo así sucedió en cuanto al comienzo terrestre de Jesucristo. Prescindiendo de si allá en el año 2 a. de la E.C. había familias prominentes, altamente estimadas, que tuvieran un vínculo de realeza con el rey David, Jesús nació de una virgen judía que llegó a estar casada con un humilde carpintero en el oscuro pueblo galileo de Nazaret. Cuando María dio a luz su hijo primogénito, Jesús, ella estaba en un establo en Belén y colocó al recién nacido en un pesebre. Como visitantes en Belén, hallaron que el pueblo estaba tan atestado de otras personas que estaban registrándose según el decreto de César, que ni siquiera hubo lugar para ellos en una posada.

10. ¿Cómo sucedió que Jesús se criara en Nazaret, y qué efecto tuvo esto en la actitud de la gente para con él?

10 Después que María y su esposo el carpintero José sí consiguieron establecerse en una casa en Belén, tuvieron que huir para proteger la vida de Jesús, amenazada por las órdenes del rey Herodes el grande a unos soldados para que mataran a todos los varoncitos de dos años de edad y menos en Belén. Después de regresar de Egipto, tierra donde se refugiaron, no volvieron a su ciudad natal de Belén, sino que se establecieron en el poco estimado pueblo galileo de Nazaret. Allí se crió Jesús y llegó a ser carpintero como su padre adoptivo, José. Por eso, naturalmente, cuando más tarde se dio informe de que Jesús era de aquel pueblo, cierta persona que buscaba al Mesías preguntó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Además, en una disputa se hizo esta pregunta: “El Cristo no viene realmente de Galilea, ¿verdad?” Y se levantó este reto: “Escudriña, y ve que de Galilea no ha de ser levantado ningún profeta.”—Juan 1:46; 7:41, 52.

11. ¿De qué manera resultó cierto que el “Siervo” de Jehová, Jesucristo, no tuvo “forma regia” ni “esplendor”?

11 De modo que Jesús no parecía tener sus raíces terrestres en el suelo correcto en lo que se refería a localidad. Aunque nació como hombre perfecto por la operación milagrosa del espíritu de Dios, lo humilde de su vínculo con la familia real de David no le impartió ninguna “forma regia” a los ojos de los que buscaban un Mesías majestuoso que tuviera antecedentes muy impresionantes según las normas mundanas. Tampoco hubo ningún “esplendor” externo en cuanto a Jesús porque él viviera en lujo y fastuosidad para magnificar sus vínculos con la realeza y su título legítimo al trono de David en Jerusalén. Jesús sabía que él era el “Siervo” de Jehová enviado desde el cielo y hecho “un poco menor que los que tienen parecido a Dios,” “un poco inferior a los ángeles,” temporáneamente, y que, después de su regreso al cielo, sería tiempo para que Dios cumpliera Salmo 8:5 y lo coronara “con gloria y honra” y le sujetara “la tierra habitada por venir.”—Hebreos 2:5-9.

12. (a) ¿Qué indica que no era la apariencia física de Jesús lo que lo hacía extraordinario? (b) Entonces, ¿qué había en cuanto a su “apariencia” que hacía que los líderes religiosos judíos no lo desearan?

12 Las Santas Escrituras no nos dan una descripción inspirada de la apariencia física perfecta de Jesús, pero es patente que, por sí mismo, podía pasar por un hombre corriente. Así, podía subir a Jerusalén de incógnito, sin que se le identificara entre la muchedumbre. (Juan 7:9-13) Aunque Jesucristo era muy bien parecido, sin embargo lo que le daba una apariencia diferente a los ojos de la gente era lo que representaba y lo que predicaba y enseñaba. La opinión pública acerca de él estaba dividida: “Había mucha habla restringida acerca de él entre las muchedumbres. Algunos decían: ‘Es hombre bueno.’ Otros decían: ‘No lo es, sino que extravía a la muchedumbre.’ Nadie, por supuesto, hablaba de él públicamente por temor de los judíos.” ¿Y por qué ese “temor de los judíos”? Porque la muchedumbre sabía que a Jesús lo buscaban: “Los judíos procuraban matarlo.” (Juan 7:1, 12, 13) Ah, sí, para los líderes religiosos judíos de la antigua Jerusalén ‘no había la apariencia para que lo desearan,’ es decir, desear a Jesús el Mesías.

13. (a) ¿Cómo hicieron los líderes religiosos judíos del primer siglo que Jesús fuera muy poco atractivo tanto a judíos como a gentiles? (b) ¿Con qué fin hacían esto?

13 En el primer siglo E.C. los líderes religiosos judíos, que practicaban el judaísmo de aquel día, eran quienes controlaban el pensamiento religioso de la mayoría de la gente. Ellos hacían que la gente viera las cosas de la manera que ellos mismos las veían. Fueron estos líderes religiosos los que llamaron a Jesús bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores. (Mateo 11:19; Lucas 7:34; 19:1-7) Fueron estos líderes religiosos los que acusaron a Jesús delante del gobernador Poncio Pilato de ser blasfemador, un Cristo falso y un sedicioso contra el Imperio Romano, y también, más tarde, de ser un “impostor.” (Mateo 27:11-26, 62-64) De esta manera a Jesús se le hizo tan poco atractivo como fue posible a los ojos del público en general, judío y gentil. No le impartieron belleza los que dominaban la opinión pública. El propósito de esto era matar todo el deseo público por él como el verdadero Mesías, el Descendiente de Abrahán y del rey David. Solo un resto judío pequeño vio la belleza del Mesías verdadero en Jesús.

SE LE DA APARIENCIA REPUGNANTE

14. ¿Qué descripción dio además Isaías 53:3 en cuanto a cómo se trataría al “Siervo” de Jehová?

14 El grado de difamación que sufrió Jesucristo entre su propio pueblo según la carne se describe además en la profecía de Isaías acerca del “Siervo” de Jehová: “Fue despreciado y fue evitado por los hombres, un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con enfermedad. Y hubo como si fuera el ocultar uno su rostro de nosotros. Fue despreciado, y lo consideramos como de ninguna importancia.”—Isaías 53:3.

15, 16. ¿Quiénes ‘despreciaron’ y ‘evitaron’ a Jesús, y por qué?

15 Para armonizar con esta profecía acerca del “Siervo” de Jehová, ¿por quiénes fue despreciado y evitado Jesús? El registro señala que, hasta la misma última semana de su vida terrestre, la gente común estuvo escuchando gustosamente a Jesús: “Y la grande muchedumbre le escuchaba con gusto.” (Marcos 12:37) Pero en medio de una reunión de los fariseos y los principales sacerdotes, se dijo: “Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad? Mas esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos.” (Juan 7:48, 49) Los líderes religiosos pagados de su propia justicia y sus adherentes fueron quienes despreciaron a Jesús y lo evitaron, excepto para ir donde él y atacarlo verbalmente o para tratar de buscar algo en sus palabras y así tener algo que les sirviera para levantar acusaciones contra él y dar adelanto a los propios designios de ellos.—Mateo 12:22-30; Marcos 12:13; Lucas 11:53, 54; 20:20-26.

16 Bajo influencia religiosa de esa índole, no fue raro que se indujera a la mayoría del propio pueblo de Jesús a despreciarlo y evitar a él y a sus seguidores como si él fuera un falso profeta, un Mesías falso, un seudocristo. Cómo resultado de esto, la realidad llegó a ser como la declara Juan 1:10, 11: “Estaba en el mundo, y el mundo vino a existir por medio de él, pero el mundo no lo conoció. Vino a su propia casa, pero los suyos no lo recibieron.” Fue tal como Jesús dijo a la gente de su propio pueblo allí en la sinagoga de Nazaret, Galilea: “En verdad les digo que ningún profeta es aceptado en su propio territorio.” (Lucas 4:24) Además: “El profeta no carece de honra sino en su propio territorio y en su propia casa.” (Mateo 13:57; Marcos 6:4; Juan 4:43, 44) ¡Pero imagínese lo que la gente se perdía al despreciar y evitar al “Siervo” de Dios!

17. Puesto que Jesús mismo nunca enfermó, ¿cómo resultó ser “un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con enfermedad”?

17 Como criatura humana perfecta, hombre nacido sin el pecado heredado ni debilidad, Jesús nunca tuvo un día en que estuviera enfermo en su vida terrestre. Y sin embargo Isaías 53:3 había dicho: “Fue . . . un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con enfermedad.” Pero esos dolores no eran los suyos, y esa enfermedad no era la suya. Él vino de un cielo saludable pero a un mundo que estaba enfermo, agobiado de dolores y familiarizado con enfermedades de toda clase, hasta la muerte. Él vino a la manera de un médico amoroso. A muchos curó de sus enfermedades físicas y alivió de sus dolores corporales. Pero vino especialmente para librar de sus males espirituales a la gente cargada de pecados y quitarles los dolores de la conciencia que los condenaba. Él no evitó ni al que tenía dolencias físicas ni al que tenía dolencias espirituales. Mientras se alojaba en casa del recaudador de impuestos Zaqueo de Jericó y lo ayudaba a recobrar la salud espiritual, Jesús dijo: “El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.” (Lucas 19:1-10) Cuando los escribas y fariseos judíos lo criticaron por comer con recaudadores de impuestos y pecadores que buscaban cura espiritual, Jesús dijo: “Los que están sanos no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento.” (Lucas 5:27-32) Sin embargo, los sacerdotes principales y escribas y fariseos judíos consideraban que el enfermo y doliente, que necesitaba los servicios religiosos de ellos, era Jesús.

18. (a) Según la referencia de Isaías 53:3, ¿el rostro de quién es ‘ocultado’? (b) Una comparación de traducciones bíblicas indica que ¿quién, evidentemente, lleva a cabo el “ocultar”?

18 Acerca del “Siervo” de Jehová en este sentido, la profecía de Isaías 53:3 dice: “Hubo como si fuera el ocultar uno su rostro de nosotros.” El rostro del “Siervo” es lo que es ocultado. Pero la pregunta es: ¿Quién es el que lleva a cabo el ocultar? ¿Es el “Siervo” quien oculta su propio rostro, como un leproso a quien la Ley Mosaica le ordenaba que escondiera el rostro y clamara: “¡Inmundo!”? Así es como vierte este pasaje la traducción literal de la Biblia al inglés por Young, diciendo: “Y como uno que esconde de nosotros el rostro.” Pero la Versión Nácar-Colunga dice: “Como uno ante el cual se oculta el rostro.” Por eso, ¿de quién es el rostro que se oculta? ¿Oculta su propio rostro el de apariencia fea? ¿O somos nosotros quienes ocultamos de ése el rostro? Entonces el de apariencia fea sabría que estamos rehusando mirarlo por horror o por desdén, menosprecio. Como lo expresa la Versión Moderna: “Uno de quien se aparta la vista.” O, según la Biblia de Jerusalén: “Uno ante quien se oculta el rostro.” Por supuesto, nosotros mismos podemos ocultar de nosotros el rostro del de apariencia fea con simplemente volver la cabeza o cubrirnos los ojos.

19, 20. (a) ¿Tenía Jesús algo de lo cual esconder el rostro con turbación? (b) ¿Quiénes lo ‘despreciaron’ y ‘lo consideraron como de ninguna importancia,’ y de qué maneras mostraron esto?

19 Sin embargo, Jesucristo no tenía nada de lo cual avergonzarse y por lo cual esconder de nosotros su rostro con turbación. Él miraba a la gente a la cara. (Marcos 3:5; 10:21) Los que rehusaban mirarlo con favor y reconocerlo como el predicho “Siervo,” el Mesías de Dios, eran sus opositores y enemigos. Como continúa diciendo Isaías 53:3: “Fue despreciado, y lo consideramos como de ninguna importancia.” No fue estimado como el Mesías; no fue considerado como quien tuviera el precioso valor del Mesías. Fue valuado en un valor que no pasaba del de un simple esclavo que pudiera ser vendido. (Éxodo 21:32) Treinta piezas de plata, el precio de un esclavo en Israel, fue el pago que los principales sacerdotes de Jerusalén le estipularon a Judas Iscariote por traicionarles a su Amo, Jesucristo. (Mateo 26:14-16; 27:3-10) En la profecía de Zacarías 11:12, 13, a treinta piezas de plata se les llama, con sarcasmo, un “valor majestuoso” con el cual evaluar a un pastor espiritual como lo que fue Jesucristo.

20 Además, cuando hubo que hacer una selección delante del juez provincial, Poncio Pilato, los líderes religiosos tuvieron a Jesucristo como de menos valor que al asaltador criminal Barrabás. Clamaron pidiendo que el gobernador Poncio Pilato les soltara a este asesino en aquel Día de la Pascua en vez de al “Siervo” de Jehová, Jesucristo. (Mateo 27:15-26) ¿A qué mayor extremo pudieran llegar los asuntos para mostrar lo mucho que despreciaban a Jesucristo los que deseaban quitarlo de su camino? Así, en Jesucristo, se valoró al “Siervo” de Jehová como “de ninguna importancia.”

LOS QUE CONFIESAN QUE LLEVAN RESPONSABILIDAD

21, 22. (a) ¿A la gente de qué nación envuelve Isaías en tener la actitud incorrecta para con el “Siervo” de Jehová? (b) ¿Qué dijo el apóstol Pedro que los “varones de Israel” le habían hecho al “Siervo” de Jehová?

21 ¿Hemos notado a quiénes envuelve en todo esto el profeta inspirado Isaías? No dice: ‘Fue despreciado, y los gentiles lo consideraron como de ninguna importancia.’ No dice que el rostro fue ocultado de los gentiles, las naciones no judías. Bajo inspiración Isaías dice que el rostro fue ocultado “de nosotros,” y que “lo consideramos como de ninguna importancia.” (Isaías 53:3) Es al propio pueblo de Isaías a quien éste envuelve en esta actitud y proceder incorrectos para con el “Siervo” de Jehová. Aquí Isaías, como si fuera, confiesa por su propio pueblo, la nación de Israel. Por eso el apóstol Pedro, unos días después de la fiesta del Pentecostés de 33 E.C., dijo a una muchedumbre de adoradores en la columnata de Salomón del templo de Jerusalén:

22 “Varones de Israel, ¿por qué están admirados de esto [la curación milagrosa que acababan de ejecutar Pedro y Juan], o por qué nos miran con fijeza como si fuera por poder personal o devoción piadosa que lo hubiésemos hecho andar [al hombre que había sido sanado]? El Dios de Abrahán y de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su Siervo, Jesús, a quien ustedes, por su parte, entregaron y repudiaron ante el rostro de Pilato, cuando él había decidido ponerlo en libertad. Sí, ustedes repudiaron a aquel santo y justo, y pidieron que se les concediera de gracia un varón, un asesino, mientras que mataron al Agente Principal de la vida. Pero Dios lo levantó de entre los muertos, del cual hecho nosotros somos testigos. En consecuencia, su nombre, mediante nuestra fe en su nombre, ha hecho fuerte a este hombre a quien ustedes contemplan y conocen, y la fe que es por medio de él ha dado al hombre esta completa sanidad en presencia de todos ustedes. Y ahora, hermanos, yo sé que obraron en ignorancia, así como también lo hicieron sus gobernantes. Pero Dios ha cumplido de esta manera las cosas que él anunció de antemano por boca de todos los profetas, que su Cristo sufriría. A ustedes primero Dios, habiendo levantado a su Siervo, lo envió para bendecirlos, apartando a cada uno de sus hechos inicuos.”—Hechos 3:12-18, 26; Lucas 23:18-25.

23. ¿Cómo se unieron los gentiles a los judíos en mostrar que veían a Jesús como de poca importancia?

23 Por supuesto, es cierto que los gentiles se unieron a los judíos en mostrar lo poco importante que consideraban a Jesús. En Mateo 27:27-31 leemos lo siguiente: “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús dentro del palacio del gobernador y reunieron en torno de él a todo el cuerpo de soldados. Y desvistiéndolo, le pusieron un manto escarlata, y entretejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza y una caña en su mano derecha. Y, arrodillándose delante de él, se burlaron de él, diciendo: ‘¡Buenos días, rey de los judíos!’ Y le escupieron y tomaron la caña y empezaron a pegarle en la cabeza. Por último, cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto y le pusieron sus prendas exteriores de vestir y se lo llevaron para fijarlo en el madero.”

24, 25. (a) ¿Pero la guía de quiénes estaban siguiendo en esto aquellos gentiles? (b) ¿Cómo había sido tratado ya Jesús delante del Sanedrín judío?

24 No obstante, aquellos gentiles simplemente siguieron la guía que ya les habían dado los líderes religiosos judíos. Según Mateo 26:63-68, después que Jesús rehusó responder a las acusaciones que levantaron contra él muchos testigos delante del Sanedrín judío de Jerusalén, mientras presidía el sumo sacerdote, esto fue lo que sucedió:

25 “Por eso le dijo el sumo sacerdote: ‘¡Por el Dios vivo te pongo bajo juramento de que nos digas si tú eres el Cristo el Hijo de Dios!’ Jesús le dijo: ‘Tú mismo lo dijiste. Sin embargo, les digo a ustedes: De aquí en adelante verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo sobre las nubes del cielo.’ Entonces el sumo sacerdote rasgó sus prendas exteriores de vestir, diciendo: ‘¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? ¡Miren! Ahora han oído la blasfemia. ¿Qué opinan?’ Dijeron en respuesta: ‘Expuesto está a muerte.’ Entonces le escupieron en el rostro y le dieron de puñetazos. Otros le dieron de bofetadas, diciendo: ‘Profetízanos, Cristo. ¿Quién es el que te hirió?’”

26. ¿Quiénes iniciaron la acción que puso a Jesús en juicio delante del gobernador romano?

26 Después de aquella sesión nocturna del Sanedrín de Jerusalén, hubo una reunión de los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo temprano por la mañana para consultar en cuanto a cómo disponer de Jesús, a quien el Sanedrín había condenado a muerte como blasfemador. No porque la autoridad gentil, el gobernador romano Poncio Pilato, hubiese exigido nada, sino por su propia cuenta decidieron entregar a Jesús en manos de Pilato y formular acusaciones políticas contra él.—Mateo 27:1, 2.

27. Por eso, según los hechos, ¿a manos de quiénes sufrió el Mesías todo este mal tratamiento?

27 Nadie puede negar, sin equivocarse si lo hace, que Isaías era un judío natural, circunciso. En su profecía inspirada él no libra de culpa a su propio pueblo ni predice que su propio pueblo estaría libre de culpa con relación al mal tratamiento que se le daría al “Siervo” sufriente de Jehová. Como uno de su propio pueblo, Isaías usa el pronombre “nosotros” al predecir las afrentas que se amontonarían sobre aquel “Siervo.” Era al pueblo de Isaías que había de ser enviado este notable “Siervo” de Jehová, y los hechos de la historia prueban que fue al pueblo de Isaías que al debido tiempo de Jehová fue este “Siervo,” el Mesías. El profeta Isaías predijo cómo éstos tratarían a aquel “Siervo” Mesiánico. Y los hechos históricos muestran que los gentiles también llegaron a estar envueltos en la situación. Hubo una razón importante para esto, como lo revela la propia profecía de Isaías.

28. ¿Por qué fue necesario que Jesucristo experimentara todo este sufrimiento y deshonra?

28 Aquí casi se nos obliga a hacer esta pregunta: ¿Precisamente por qué sujetaría Jehová a su “Siervo” sobresaliente a todo este sufrimiento y deshonra? No hay duda alguna de que tenía que probarse cierto punto. Había que resolver una cuestión que exigía que el Dios Todopoderoso permitiera todo este sufrimiento. Para empezar, Jesucristo, enviado en calidad del predicho “Siervo,” probó que podía soportar todo este sufrimiento y afrenta, aun hasta una muerte dolorosa e ignominiosa en un madero de ejecución. Probó que podía ser completamente sumiso a Jehová Dios bajo todo este sufrimiento, sin un gemido de queja. A través de todo aquello mantuvo su inocencia perfecta, en lealtad y fidelidad sin mácula al Señor Soberano Jehová Dios. Pues bien, éste era el mismísimo punto que había que probar. Esta era la cuestión dominante que había que resolver por medio de este “Siervo” de Jehová.

29. (a) ¿Cuándo fue que se planteó la cuestión acerca de la sumisión, lealtad y fidelidad de los siervos de Jehová en una ocasión anterior? (b) ¿Por qué se planteó esta cuestión con relación a Job?

29 En términos claros, declarados, la cuestión de la sumisión, devoción leal y fidelidad de los siervos y adoradores de Jehová había sido planteada con relación al hombre Job, no mucho antes del nacimiento del profeta Moisés en el siglo dieciséis a. de la E.C. Lo que hacía que esta cuestión fuera tan seria, con aplicación universal, era que una persona de la región celestial de los espíritus, el adversario principal de Jehová, Satanás el Diablo, la había planteado. Job no era hebreo, israelita o judío, pero era adorador devoto de Jehová como el único Dios vivo y verdadero. Satanás el Diablo tenía quienes le siguieran en el cielo, los ángeles demoníacos, y no era un placer para él el que Jehová señalara a este Job de la tierra de Uz como un caso ejemplar de devoción sincera, de corazón puro, en adoración, a Jehová. Satanás no confiaba en la honradez y abnegación de la adoración que Job daba a Jehová ni en la de ninguna otra criatura inteligente en existencia, ni en el cielo, ni en la Tierra. Satanás quiso trabajar en un caso sobresaliente. Por medio de éste quería probar que tenía razón al no confiar en que ninguna criatura se apegaría a Jehová como Dios y Soberano Universal sin egoísmo.

30. ¿Qué estaba tratando de probar Satanás en cuanto a todos los siervos de Jehová en el cielo y en la Tierra?

30 De modo que Satanás procuró probar que Jehová estaba equivocado al confiar en Job y, por este caso como caso de prueba, que Jehová estaba equivocado al confiar en todos los demás siervos y adoradores de él en el cielo y en la Tierra. ¿No se había rebelado Satanás el Diablo mismo contra la soberanía universal de Jehová? ¿No tenía él también compañeros rebeldes, los ángeles demoníacos? Entonces, ¿por qué, razonó él, debería cualquier otra criatura ser diferente de él y sus ángeles demoníacos? Todos los que todavía se mantenían sumisos a la soberanía universal de Jehová habían sido sobornados por Él, pensaba y alegaba Satanás. Que tan solo se le diera el permiso y la oportunidad y él podría probar que esto era así en el caso de este hombre Job, que era considerado sin tacha en la devoción a Jehová.

31. (a) ¿Dónde presentó Satanás el desafió en cuanto a Job? (b) ¿Cómo mostró Jehová que confiaba en el hombre Job?

31 En la presencia de los hijos celestiales de Dios congregados, Satanás le dijo lo siguiente en la cara a Dios acerca de Job, que entonces se hallaba en prosperidad: “Pero, para variar, alarga tu mano, por favor, y toca todo lo que tiene y ve si no te maldice en tu mismísima cara.” Tan fuerte era la confianza de Jehová en aquel hombre Job, que no temió dejar que Job fuera probado de esta manera para arrojarle así una respuesta al desafío de Satanás. Jehová mismo no tocó las vastas posesiones de Job. Dejó que el maligno Satanás las tocará y así redujera a Job desde ser “el más grande de todos los orientales” hasta ser el más pobre de todos ellos, hasta privado de sus siete hijos y tres hijas. Bajo la presión de esta extrema adversidad, ¿se rebeló Job contra la soberanía universal de Jehová?

32. ¿Cómo muestran los hechos si Job resultó o no ser un rebelde en medio de aquella presión?

32 No hay indicio de rebelión en estas palabras de Job: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá [al suelo]. Jehová mismo ha dado, y Jehová mismo ha quitado. Continúe siendo bendito el nombre de Jehová.” Y el historiador añade este comentario: “En todo esto Job no pecó ni le atribuyó nada impropio a Dios.”—Job 1:1-22.

33. ¿De qué otras maneras fue afligido Job con relación a su salud y su hogar, y cómo respondió a esto?

33 Sin convencerse en cuanto a Job, Satanás desafió a Jehová a otra prueba de Job. Una vez más en la presencia de los hijos celestiales de Dios congregados, Satanás le dijo a Dios: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. Para variar, alarga tu mano, por favor, y toca hasta su hueso y su carne y ve si no te maldice en tu mismísima cara.” Jehová no se echó atrás ante este desafío, sino que dejó que Satanás hiriera a Job con una enfermedad horrible y repugnante, de cabeza a pie. La carne se le corrompió. Habiendo perdido toda esperanza de que su esposo recobrara la salud, la esposa de Job le dijo: “¿Todavía estás reteniendo firmemente tu integridad? ¡Maldice a Dios y muere!” Bajo la incitación de su esposa que había perdido sus diez hijos de un solo golpe, ¿quebrantó Job ahora su integridad ejemplar y maldijo al Soberano Universal? No, porque el historiador registra lo siguiente: “Pero él le dijo: ‘Como habla una de las mujeres insensatas, tú también hablas. ¿Aceptaremos meramente lo que es bueno de parte del Dios verdadero y no aceptaremos también lo que es malo?’ En todo esto no pecó Job con sus labios.”—Job 2:1-10.

34. ¿Qué efecto tuvieron en Job los argumentos de los tres supuestos consoladores?

34 Con el transcurso del tiempo tres supuestos consoladores visitaron como amigos a Job, que estaba enfermo como de muerte. Miserables consoladores resultaron. Uno tras otro, los tres arguyeron con Job para convencerlo de que él era un hipócrita religioso tal como había sostenido Satanás delante de Dios. Presentaron con vigor su argumento de que durante todo aquel tiempo Job había sido pecador y por lo tanto Dios lo estaba castigando. Job correctamente negó esto. Rehusó darse por vencido en su alegación de haber sido íntegro en el pasado y dijo a estos acusadores: “¡Ni se piense de parte mía que yo los declare justos a ustedes! ¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” (Job 27:5) A pesar de que Job alegó que siempre había sido un hombre de integridad hasta este tiempo de su enfermedad, Job no pensaba que Jehová estuviera ejerciendo su soberanía universal de manera mala, opresora. Job no se rebeló contra Dios por dejarle sufrir pérdida, enfermedad y falsas acusaciones de este modo, a pesar del hecho de que había servido y adorado fielmente al Soberano Universal, Jehová.

35. ¿En qué quedó al fin el caso de prueba en que estuvo envuelto Job, y cómo resultó en vindicación?

35 Por consiguiente, Satanás no vio ni oyó a Job maldecir a Dios en su cara. Salió perdiendo en este importante caso de prueba. En el caso de hasta este hombre imperfecto, el desafío de Satanás a Dios resultó sin base. Satanás se vio obligado a retirar su mano de tocar los huesos y la piel de Job, y el Dios Todopoderoso sanó a Job. La carne de éste se hizo más fresca que la de un joven. (Job 33:25) Rejuveneció de tal modo que llegó a ser padre de otros diez hijos, siete varones y tres hembras. También se hizo dos veces más rico que antes. Se le añadieron ciento cuarenta años a su vida, y vio sus bisnietos. (Job 42:10-17) Esto, por supuesto, fue una vindicación de Job como hombre de integridad inquebrantable para con el Soberano Universal Jehová Dios. Sí, pero fue particularmente una vindicación de Jehová mismo como el Soberano Universal. Correctamente está él en esta posición. Ejerce su soberanía de tal manera que hasta criaturas humanas en la Tierra pueden ver lo correcto de ella y se apegan a ella inseparablemente a pesar del sufrimiento.

36. (a) ¿Cuándo y cómo se hizo surgir originalmente la cuestión de la soberanía universal? (b) ¿Hasta dónde alcanzaba la pregunta que tenía que ver con la integridad de las criaturas de Dios?

36 No obstante, la cuestión no quedaba resuelta con Job. Tampoco era la cuestión una cuestión nueva que hubiese surgido originalmente en los días de Job. Para entonces había durado más de 2.400 años. ¿Por qué se dice eso? Porque la cuestión había sido planteada en el Jardín de Edén, poco después de la creación de los perfectos Adán y Eva. En aquel tiempo el espíritu hijo de Dios que ahora es Satanás el Diablo vio lo que pensó que era una oportunidad para establecer una soberanía suya, por lo menos sobre la humanidad, si no también sobre ángeles. Se rebeló contra su Padre celestial Jehová y se separó de la soberanía de Éste. Entonces, por medio de Eva como tentadora, Satanás ejerció presión en Adán el hombre perfecto para que éste se le uniera en la rebelión contra Jehová el Soberano Universal. De esta manera se hizo surgir originalmente la cuestión de la soberanía universal. La pregunta ahora era, no simplemente: ¿Quién entre la humanidad se adherirá a la soberanía universal de Jehová? sino, más críticamente: ¿Quién en el cielo mantendrá integridad para con el Dios Altísimo y permanecerá leal y fiel a Su soberanía universal como lo propio para toda la creación?

37. ¿Por qué era particularmente apropiado que el más prominente Hijo celestial de Jehová fuera sometido a prueba —y como hombre en la Tierra— en cuanto a la cuestión de mostrar devoción altruista a la soberanía universal de Jehová?

37 Por esta razón, la cuestión suprema se elevaba hasta el más prominente hijo celestial de Dios, el funcionario principal de Jehová, “el primogénito de toda la creación.” (Colosenses 1:15; Revelación 3:14) Su puesto oficial en el cielo era el de Logos, o Palabra, Vocero. (Juan 1:1-3) Sobre toda otra creación de Jehová Dios, este funcionario de Dios, el más encumbrado, tenía que ser sometido a prueba y examinado en cuanto a esta cuestión de devoción altruista a la soberanía universal de Jehová. Hasta el tiempo de Job y por más de quince siglos después él había mantenido su integridad a su Padre celestial Jehová. Se había comportado sin tacha como el funcionario principal de su Padre, La Palabra. Ah, sí, pero eso era sin sufrir dolores corporales, eso era sin experimentar la más profunda humillación y deshonra inmerecida. Eso no era aquí en esta Tierra como hombre a la manera del Adán perfecto en el Jardín de Edén. Pero ahora, ¡que este altamente honrado y respetado funcionario de Dios experimentara aquellas cosas adversas aquí en la Tierra —a manos de Satanás el Diablo— y entonces veamos si mantiene su integridad a Dios y permanece sumiso a Su soberanía universal! Lógicamente, así razonaba Satanás.

38, 39. Inmediatamente después de la rebelión en Edén, ¿cómo indicó Jehová que se proponía que aconteciera tal prueba?

38 El enfrentarse al desafío de Satanás en cuanto a esto exigiría que el Dios Todopoderoso hiciera bajar a la Tierra por nacimiento como criatura humana a su Hijo unigénito, el Logos. Con confianza completa en este Hijo amado y su devoción inquebrantable a su Padre celestial, Jehová se propuso hacer esto. Esto llegó a ser su propósito inmediatamente después que Satanás el Diablo había logrado quebrantar la integridad de Adán el hombre perfecto. Este propósito está contenido en las palabras de Dios dirigidas a la Serpiente simbólica en el Jardín de Edén:

39 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”—Génesis 3:15.

40. ¿En qué profecía se pinta el intenso sufrimiento en que se vería envuelto el Hijo de Dios al experimentar esta prueba?

40 Él que se magullará el talón de la “descendencia” de la mujer significaba intenso sufrimiento en la Tierra para el principal funcionario celestial de Jehová, y eso a manos del mismo que le había causado todo el sufrimiento injusto al fiel Job. Pero Satanás el Diablo no estaría satisfecho con menos que esto. Nunca pensaría que se hubiera hecho una prueba satisfactoria que le permitiera probar su punto. Su desafío a la soberanía universal de Jehová nunca sería plenamente contestado sin que se permitiera tal cosa. Jehová se daba cuenta de esto. Estaba determinado a resolver la cuestión por medio de su tesoro celestial más amado, su Hijo unigénito, su funcionario ejecutivo principal. Su determinación de hacer eso se expresa en esta notable profecía acerca de “mi siervo,” según se da en Isaías 52:13 a 53:12 inclusive.

[Preguntas del estudio]