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El cristianismo... ¿era Jesús el camino a Dios?

El cristianismo... ¿era Jesús el camino a Dios?

Capítulo 10

El cristianismo... ¿era Jesús el camino a Dios?

Hasta ahora, a excepción de lo tratado en el capítulo sobre el judaísmo, hemos considerado religiones importantes cuya base es principalmente mitológica. Ahora examinaremos otra religión que afirma que por ella el hombre se acerca más a Dios... el cristianismo. ¿Tiene como base el cristianismo mitos, o hechos históricos?

1. a) ¿Por qué pone la historia de la cristiandad serias dudas en la mente de algunos acerca del cristianismo? b) ¿Qué distinción hacemos entre la cristiandad y el cristianismo?

 LA HISTORIA de la cristiandad a, con sus guerras, inquisiciones, cruzadas y su hipocresía religiosa, no ha ayudado a la causa del cristianismo. Musulmanes devotos y otras personas rechazan el cristianismo por causa de la corrupción moral y la decadencia que observan en el mundo occidental “cristiano”. Ciertamente las naciones llamadas cristianas han perdido su timón moral y han sufrido naufragio en las rocas de la falta de fe, la codicia y la satisfacción inmoderada de los deseos.

2, 3. a) ¿Qué contraste hay entre la conducta de los cristianos primitivos y la de la gente de la cristiandad moderna? b) ¿Qué preguntas están entre las que contestaremos?

2 La profesora Elaine Pagels testifica que las normas del cristianismo original diferían de las costumbres permisivas de la actualidad, y señala esto del modo siguiente en su libro Adam, Eve, and the Serpent (Adán, Eva y la serpiente): “Durante los primeros cuatro siglos muchos cristianos se enorgullecían de su autodominio con relación a lo sexual; evitaban la poligamia y muchas veces el divorcio también, aunque la tradición judía lo permitía; y repudiaban las prácticas sexuales fuera del matrimonio que comúnmente se aceptaban entre sus contemporáneos paganos, entre ellas la prostitución y la homosexualidad”.

3 Por lo tanto, es justo preguntar: ¿Son reflejo verdadero de las enseñanzas de Jesucristo la historia y la condición moral moderna de la cristiandad? ¿Qué clase de hombre fue Jesús? ¿Se acercó más a Dios la humanidad mediante él? ¿Fue él el Mesías prometido de la profecía hebrea? Estas están entre las preguntas que consideraremos en este capítulo.

Jesús... ¿qué lo acreditaba?

4. En nuestro estudio, ¿qué diferencia clara hemos notado entre el cristianismo y sus raíces y las religiones importantes del mundo?

4 En capítulos anteriores hemos visto el papel prominente que ha desempeñado la mitología en casi toda religión importante del mundo. Sin embargo, cuando consideramos el origen del judaísmo en el capítulo anterior no empezamos con un mito, sino con hechos históricos acerca de Abrahán, sus antepasados y sus descendientes. Con relación al cristianismo y su fundador, Jesús, también empezamos con un personaje histórico, no con mitología. (Véase la página 237.)

5. a) Mencione tres requisitos satisfechos por Jesús que prueban que él era la prometida “simiente” de Abrahán. b) ¿Quiénes escribieron las Escrituras Griegas Cristianas?

5 El primer versículo de las Escrituras Griegas Cristianas, conocido comúnmente como el Nuevo Testamento (véase la página 241), dice: “El libro de la historia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán”. (Mateo 1:1.) ¿Es esa una declaración infundada de Mateo, ex recaudador de impuestos judío que estuvo entre los discípulos más cercanos a Jesús, y que fue su biógrafo? No. Los siguientes 15 versículos de ese capítulo Mt 1:2-16 detallan la línea de descendientes de Abrahán hasta Jacob, quien “llegó a ser padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, a quien se llama Cristo”. Por lo tanto, Jesús en verdad fue descendiente de Abrahán, Judá y David, y como tal satisfacía tres de los requisitos que acreditaban a la predicha “simiente” o “descendencia” que se menciona en Génesis 3:15 y que vendría de Abrahán. (Génesis 22:18; 49:10; 1 Crónicas 17:11.)

6, 7. ¿Por qué fue significativo el lugar de nacimiento de Jesús?

6 Otro requisito que acreditaría a la Descendencia Mesiánica sería su lugar de nacimiento. ¿Dónde nació Jesús? Mateo nos dice que Jesús ‘nació en Belén de Judea en los días de Herodes el rey’. (Mateo 2:1.) El relato del médico Lucas confirma este hecho al decirnos lo siguiente sobre el que sería padre adoptivo de Jesús: “José también subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser miembro de la casa y familia de David, para inscribirse con María, quien le había sido dada en matrimonio según se había prometido, y a la sazón estaba en estado avanzado de gravidez”. (Lucas 2:4, 5.)

7 ¿Por qué era importante que Jesús naciera en Belén más bien que en Nazaret o cualquier otro pueblo? Por una profecía que el profeta hebreo Miqueas pronunció en el siglo VIII a.E.C.: “Y tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido”. (Miqueas 5:2.) Así, por su lugar de nacimiento Jesús satisfacía otro requisito que lo identificaba como la Descendencia prometida y el Mesías. (Juan 7:42.)

8. Mencione profecías que cumplió Jesús.

8 En realidad Jesús cumplió muchas otras profecías de las Escrituras Hebreas en prueba de que satisfacía todos los requisitos que habrían de identificarlo como el Mesías prometido. Usted puede investigar algunas en la Biblia. (Véase la página 245 b.) Pero ahora examinemos brevemente el mensaje de Jesús y su ministerio.

La vida de Jesús señala el camino

9. a) ¿Cómo empezó su ministerio público Jesús? b) ¿Cómo sabemos que Jesús tenía la aprobación de Dios?

9 Según el relato bíblico Jesús se crió como un jovencito judío normal de su tiempo y asistió a la sinagoga local y al templo de Jerusalén. (Lucas 2:41-52.) Cuando cumplió 30 años de edad empezó su ministerio público. Primero fue a donde su primo Juan, quien bautizaba a los judíos en símbolo de arrepentimiento en el río Jordán. El relato de Lucas nos dice: “Ahora bien, cuando todo el pueblo se bautizó, Jesús también fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió y el espíritu santo bajó sobre él en forma corporal como una paloma, y salió una voz del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado’”. (Lucas 3:21-23; Juan 1:32-34.)

10, 11. a) Mencione características de los métodos de predicar y enseñar de Jesús. b) ¿Cómo mostró Jesús la importancia del nombre de su Padre?

10 Al tiempo debido Jesús emprendió su ministerio como el Hijo ungido de Dios. Viajó por Galilea y Judea predicando el mensaje del Reino de Dios y ejecutando milagros, como los de curar a enfermos. No cobró dinero ni buscó riquezas ni su propio engrandecimiento. De hecho, dijo que hay más felicidad en dar que la que hay en recibir. Además, enseñó a sus discípulos a predicar. (Mateo 8:20; 10:7-13; Hechos 20:35.)

11 Cuando examinamos el mensaje de Jesús y los métodos docentes que empleó vemos una gran diferencia entre su estilo y el de muchos predicadores de la cristiandad. No dominó a las muchedumbres con emocionalismo sensacionalista ni tratando de asustarlas con un infierno de fuego. Más bien, Jesús usó lógica sencilla y parábolas o ilustraciones de la vida diaria para llegar al corazón y la mente de los que le oían. Su famoso Sermón del Monte es un ejemplo sobresaliente de sus enseñanzas y métodos docentes. Este sermón contiene la oración modelo de Jesús, o el padrenuestro, en la cual indica claramente el orden que ocupan las cosas en la vida del cristiano y pone en primer lugar la santificación del nombre de Dios. (Véanse las páginas 258, 259.) (Mateo 5:1–7:29; 13:3-53; Lucas 6:17-49.)

12. a) ¿Cómo manifestó Jesús amor en sus enseñanzas y acciones? b) ¿Cuán diferente sería el mundo si realmente se practicara el amor cristiano?

12 En sus tratos con sus seguidores y el público en general Jesús manifestó amor y compasión. (Marcos 6:30-34.) Mientras predicaba el mensaje del Reino de Dios, también practicó personalmente el amor y la humildad. Así, en las horas finales de su vida pudo decir a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:34, 35.) Por lo tanto, la esencia del cristianismo en la práctica es el amor abnegado basado en principios. (Mateo 22:37-40.) En la práctica esto significa que el cristiano debe amar aun a sus enemigos, aunque odie sus malas obras. (Lucas 6:27-31.) Haga una pausa ahora y piense en eso. ¡Qué diferente sería este mundo si toda persona en realidad practicara esa clase de amor! (Romanos 12:17-21; 13:8-10.)

13. ¿Cómo difirió la enseñanza de Jesús de la de Confucio, Lao-tsé y el Buda?

13 Sin embargo, lo que Jesús enseñó fue mucho más que alguna ética o filosofía, como las que enseñaron Confucio y Lao-tsé. Además, Jesús no enseñó —como sí lo hizo el Buda— que uno puede lograr su propia salvación por la senda del conocimiento y la iluminación. Más bien, señaló a Dios como la fuente de la salvación cuando dijo: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él”. (Juan 3:16, 17.)

14. ¿Por qué podía decir Jesús: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”?

14 Al manifestar el amor de su Padre en sus propias palabras y hechos, Jesús hizo que la gente se sintiera atraída a Dios. Esa es una de las razones por las cuales pudo decir: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. [...] El que me ha visto a mí ha visto al Padre también. ¿Cómo es que dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en unión con el Padre y el Padre está en unión conmigo? Las cosas que les digo a ustedes no las hablo por mí mismo; sino que el Padre que permanece en unión conmigo está haciendo sus obras. [...] Oyeron que les dije: Me voy y vengo otra vez a ustedes. Si me amaran, se regocijarían de que sigo mi camino al Padre, porque el Padre es mayor que yo”. (Juan 14:6-28.) Sí, Jesús era “el camino y la verdad y la vida” porque conducía a aquellos judíos de regreso al Padre de él, el Dios verdadero de ellos, Jehová. Por lo tanto, mediante Jesús la búsqueda de Dios por el hombre cobró de súbito impulso porque Dios, debido a su amor supremo, había enviado a Jesús a la Tierra como un faro guiador de luz y verdad para conducir a los hombres al Padre. (Juan 1:9-14; 6:44; 8:31, 32.)

15. a) ¿Qué tenemos que hacer para hallar a Dios? b) Aquí en la Tierra, ¿qué prueba hay del amor de Dios?

15 Con el ministerio y el ejemplo de Jesús como base, el misionero Pablo pudo decir después a los griegos de Atenas: “[Dios] hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra, y decretó los tiempos señalados y los límites fijos de la morada de los hombres, para que busquen a Dios, por si buscaban a tientas y verdaderamente lo hallaban, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros. Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos”. (Hechos 17:26-28.) Sí, uno puede hallar a Dios si está dispuesto a esforzarse por buscarlo. (Mateo 7:7, 8.) Dios se ha manifestado, y ha manifestado su amor, al suministrar una Tierra que sostiene una variedad aparentemente infinita de vida. Él provee lo necesario para toda la humanidad, prescindiendo de si son justas o injustas las personas que se benefician. También ha dado a la humanidad su Palabra escrita, la Biblia, y envió a su Hijo como sacrificio de rescate c. Además, Dios ha provisto la ayuda que la gente necesita para hallar el camino a Él. (Mateo 5:43-45; Hechos 14:16, 17; Romanos 3:23-26.)

16, 17. ¿Cómo debe manifestarse el verdadero amor cristiano?

16 Por supuesto, el amor cristiano no ha de manifestarse solo por palabras; es más importante manifestarlo por hechos. Por eso el apóstol Pablo escribió: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla”. (1 Corintios 13:4-8.)

17 Jesús también aclaró lo importante que es proclamar el Reino de los cielos... el gobierno de Dios sobre la humanidad sumisa. (Mateo 10:7; Marcos 13:10.)

Cada cristiano un evangelizador

18. a) ¿Qué se subrayó en el Sermón del Monte de Jesús? b) ¿Qué responsabilidad tiene cada cristiano? c) ¿Cómo preparó Jesús a sus discípulos para el ministerio, y qué mensaje habían de predicar?

18 En su Sermón del Monte, Jesús subrayó ante las muchedumbres la responsabilidad que tenían de iluminar a otros mediante la palabra y la acción. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos”. (Mateo 5:14-16.) Jesús adiestró a sus discípulos para que supieran predicar y enseñar durante los viajes que harían como ministros itinerantes. ¿Y qué mensaje llevarían? El que Jesús mismo predicaba, el Reino de Dios, que gobernaría a la tierra con justicia. Como explicó Jesús en cierta ocasión: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”. (Lucas 4:43; 8:1; 10:1-12.) También dijo que parte de la señal que identificaría los últimos días sería que “estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:3-14.)

19, 20. a) ¿Por qué ha sido siempre una religión activa, de predicadores, el verdadero cristianismo? b) ¿Qué preguntas básicas exigen respuesta ahora?

19 En 33 E.C., antes de finalmente ascender al cielo, el resucitado Jesús dio estas instrucciones a sus discípulos: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 28:18-20.) Esta es una razón por la cual desde su mismo principio el cristianismo fue una religión activa, proselitista, que provocó la cólera y la envidia de los seguidores de las religiones griega y romana de aquellos días, religiones basadas en la mitología. La persecución que recibió Pablo en Éfeso lo ilustra claramente. (Hechos 19:23-41.)

20 Ahora las preguntas son: ¿Qué ofrecía con relación a los muertos el mensaje del Reino de Dios? ¿Qué esperanza para los muertos predicó Cristo? ¿Ofrecía salvación del “fuego del infierno” para el “alma inmortal” de sus creyentes, o qué? (Mateo 4:17.)

Esperanza de vida eterna

21, 22. a) ¿A qué comparó Jesús la condición de Lázaro en la muerte, y por qué? b) ¿Qué esperanza tenía Marta en cuanto a su hermano muerto?

21 Quizás el entendimiento más claro de la esperanza que Jesús predicó se pueda adquirir por lo que él dijo e hizo cuando murió su amigo Lázaro. ¿Cómo consideró Jesús esta muerte? Al partir hacia el hogar de Lázaro, Jesús dijo a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño”. (Juan 11:11.) Jesús comparó la muerte al sueño. Cuando estamos profundamente dormidos no tenemos conciencia de nada, y eso concuerda con la expresión hebrea de Eclesiastés 9:5: “Porque los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”.

22 Aunque Lázaro había estado muerto durante cuatro días, ¡notamos que Jesús no dijo nada en el sentido de que el alma de Lázaro estuviera en el cielo, el infierno ni el purgatorio! Cuando Jesús llegó a Betania y la hermana de Lázaro, Marta, salió a su encuentro, él le dijo: “Tu hermano se levantará”. ¿Cómo contestó ella? ¿Dijo que Lázaro ya estaba en el cielo? Marta respondió: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”. Eso muestra claramente que en aquel tiempo la esperanza de los judíos era la resurrección, volver a la vida aquí en la Tierra. (Juan 11:23, 24, 38, 39.)

23. ¿Qué milagro ejecutó Jesús, y con qué efecto en los observadores?

23 Jesús respondió: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás. ¿Crees tú esto?”. (Juan 11:25, 26.) Para probar lo que decía, Jesús fue a la cueva donde se había puesto a Lázaro y lo llamó a la vida a la vista de sus hermanas María y Marta y unos vecinos. El relato continúa así: “Por eso, muchos de los judíos que habían venido a María y que contemplaron lo que él había hecho pusieron fe en él [...] En efecto, la muchedumbre que estaba con él cuando él llamó a Lázaro de la tumba conmemorativa y lo levantó de entre los muertos siguió dando testimonio”. (Juan 11:45; 12:17.) Ellos mismos habían visto el milagro, y creyeron y dieron testimonio de que era real. Los opositores religiosos de Jesús tienen que haber creído aquel suceso también, porque el registro nos dice que los sacerdotes principales y los fariseos tramaron matar a Jesús “porque este hombre ejecuta muchas señales”. (Juan 11:30-53.)

24. a) ¿Dónde había estado Lázaro durante cuatro días? b) ¿Qué dice la Biblia sobre la inmortalidad?

24 ¿A dónde se había ido Lázaro durante los cuatro días que estuvo muerto? A ningún lugar. Estaba inconsciente, dormido en la tumba a la espera de una resurrección. Jesús lo bendijo mediante levantarlo milagrosamente de entre los muertos. Pero, según lo que Juan relata, Lázaro no dijo nada de haber estado en el cielo, el infierno ni el purgatorio durante aquellos cuatro días. ¿Por qué no? Sencillamente porque no tenía ningún alma inmortal que pudiera viajar a tales lugares d. (Job 36:14; Ezequiel 18:4.)

25. a) Cuando la Biblia habla de vida eterna, ¿a qué se refiere? b) ¿De qué depende la venida del Reino que Dios ha prometido?

25 Por lo tanto, cuando Jesús habló de vida eterna se refería a la vida eterna que tendría alguien o en los cielos como espíritu inmortal transformado que gobernaría con Cristo en su Reino, o a la vida eterna de alguien como humano en una Tierra paradisíaca bajo esa gobernación del Reino e. (Lucas 23:43; Juan 17:3.) Según la promesa de Dios, el que él more figurativamente con los humanos obedientes en la Tierra redundará en abundantes bendiciones para la Tierra. Claro, todo esto depende de si Jesús realmente fue enviado y aprobado por Dios. (Lucas 22:28-30; Tito 1:1, 2; Revelación 21:1-4.)

La aprobación de Dios... realidad, no mito

26. ¿De qué notable acontecimiento fueron testigos los discípulos Pedro, Santiago y Juan?

26 ¿Cómo sabemos que Jesús tenía la aprobación de Dios? En primer lugar, cuando Jesús se bautizó se oyó del cielo una voz que dijo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. (Mateo 3:17.) Posteriormente se confirmó esta aprobación ante otros testigos. Los discípulos Pedro, Santiago y Juan, ex pescadores de Galilea, acompañaron a Jesús a una elevada montaña (probablemente el monte Hermón, que tiene unos 2.814 metros [9.232 pies] de altura). Allí, ante los ojos de ellos sucedió algo notable: “Y [Jesús] fue transfigurado delante de ellos, y su rostro resplandeció como el sol, y sus prendas de vestir exteriores se hicieron esplendorosas como la luz. Y, ¡mire!, se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. [...] ¡Mire!, una nube brillante los cubrió con su sombra, y, ¡mire!, una voz procedente de la nube, que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado; escúchenle’. Al oír esto, los discípulos cayeron sobre sus rostros y tuvieron mucho miedo”. (Mateo 17:1-6; Lucas 9:28-36.)

27. a) ¿Qué efecto tuvo en los discípulos la transfiguración? b) ¿Cómo sabemos que Jesús no fue un mito?

27 Esta confirmación audible y visible procedente de Dios fortaleció enormemente la fe de Pedro, porque después escribió: “No, no fue siguiendo cuentos falsos [griego: mý·thois, mitos] artificiosamente tramados como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. Porque él recibió de Dios el Padre honra y gloria, cuando palabras como estas le fueron dirigidas por la magnífica gloria: ‘Este es mi hijo, mi amado, a quien yo mismo he aprobado’. Sí, estas palabras las oímos dirigidas desde el cielo mientras estábamos con él en la santa montaña”. (2 Pedro 1:16-18.) Los discípulos judíos Pedro, Santiago y Juan de hecho vieron el milagro de la transfiguración de Jesús y oyeron la voz de Dios expresando aprobación desde los cielos. Su fe estaba basada en una realidad que habían visto y oído, no en mitología ni en “fábulas judaicas”. (Véase la página 237.) (Mateo 17:9; Tito 1:13, 14 f.)

La muerte de Jesús y otro milagro

28. ¿Qué cargos falsos se presentaron contra Jesús en 33 E.C.?

28 En 33 E.C., Jesús fue arrestado y sometido a juicio por las autoridades religiosas judías, acusado falsamente de blasfemia por llamarse el Hijo de Dios. (Mateo 26:3, 4, 59-67.) Parece que aquellos judíos preferían que la autoridad seglar romana le diera muerte, y por eso lo enviaron a Pilato y de nuevo levantaron falsos cargos contra él, esta vez el de prohibir el pago de impuestos a César y el de decir que él mismo era un rey. (Marcos 12:14-17; Lucas 23:1-11; Juan 18:28-31.)

29. ¿Cómo murió Jesús?

29 Después que Jesús fue pasado de un gobernante a otro, el gobernador romano Poncio Pilato, por insistencia de la chusma inspirada por líderes religiosos, cedió a la presión y sentenció a muerte a Jesús. Como consecuencia de esto Jesús murió en deshonra fijado en un madero, y su cadáver fue colocado en una tumba. Pero dentro de tres días tuvo lugar un acontecimiento que transformó a los desconsolados discípulos de Jesús en creyentes gozosos y evangelizadores celosos. (Juan 19:16-22; Gálatas 3:13.)

30. ¿Qué medidas tomaron los líderes religiosos para impedir un engaño?

30 Los líderes religiosos, sospechando que los seguidores de Jesús recurrirían a algún engaño, fueron a Pilato con esta solicitud: “‘Señor, hemos recordado que ese impostor dijo mientras todavía estaba vivo: “Después de tres días he de ser levantado”. Por lo tanto, manda que se asegure el sepulcro hasta el día tercero, para que nunca vengan sus discípulos, y lo hurten, y digan al pueblo: “¡Fue levantado de entre los muertos!”, y esta última impostura será peor que la primera.’ Pilato les dijo: ‘Tienen guardia. Vayan y asegúrenlo lo mejor que sepan’. De modo que ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y teniendo la guardia”. (Mateo 27:62-66.) ¿Cuán segura fue esta medida?

31. ¿Qué sucedió cuando unas mujeres fieles fueron a la tumba de Jesús?

31 Al tercer día después de la muerte de Jesús, tres mujeres fueron a la tumba para poner aceite perfumado sobre el cadáver. ¿Qué hallaron? “Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron a la tumba conmemorativa, cuando el sol había salido. Y se decían unas a otras: ‘¿Quién nos removerá la piedra de la puerta de la tumba conmemorativa?’. Pero alzando los ojos, vieron que la piedra había sido removida, a pesar de ser muy grande. Cuando entraron en la tumba conmemorativa, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una ropa larga blanca, y se aturdieron. Él les dijo: ‘Dejen de aturdirse. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, que fue fijado en un madero. Fue levantado; no está aquí. ¡Miren! El lugar donde lo pusieron. Pero vayan, digan a sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, así como les dijo”’.” (Marcos 16:1-7; Lucas 24:1-12.) A pesar de la guardia especial de los líderes religiosos, Jesús había sido resucitado por su Padre. ¿Es eso un mito, o un hecho histórico?

32. ¿Qué razones sólidas tenía Pablo para creer que Jesús había sido resucitado?

32 Unos 22 años después de aquello, Pablo, quien había perseguido a los cristianos, escribió y explicó cómo fue que él llegó a creer que Cristo había sido resucitado: “Porque les transmití, entre las primeras cosas, lo que yo también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, entonces a los doce. Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han dormido en la muerte. Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles”. (1 Corintios 15:3-7.) Sí, Pablo tenía una base real y concreta para arriesgar la vida en la causa del resucitado Jesús, ¡y esto incluía el testimonio de unos 500 testigos oculares que habían visto en persona a Jesús resucitado! (Romanos 1:1-4.) Pablo sabía que Jesús había sido levantado de entre los muertos, y hasta tenía otra razón más poderosa para decir eso, como pasó a explicar: “Pero último de todos también se me apareció a mí como si fuera a uno nacido prematuramente”. (1 Corintios 15:8, 9; Hechos 9:1-19.)

33. ¿Por qué estaban dispuestos a ser mártires por su fe los cristianos primitivos?

33 Los cristianos primitivos estaban dispuestos a morir como mártires en las arenas romanas. ¿Por qué? Porque sabían que su fe se basaba en realidades históricas, no en mitos. Era una realidad que Jesús era el Cristo o Mesías prometido en la profecía y que había sido enviado a la Tierra por Dios, había recibido la aprobación de Dios, había muerto en un madero como Hijo de Dios que se mantuvo en integridad, y había sido resucitado de entre los muertos. (1 Pedro 1:3, 4.)

34. Según el apóstol Pablo, ¿por qué es tan esencial para la fe cristiana la resurrección de Jesús?

34 Recomendamos que usted lea todo el 1Co capítulo 15 de la primera carta de Pablo a los corintios para que entienda lo que Pablo creía acerca de la resurrección y por qué es esencial para la fe cristiana. La esencia de su mensaje se expresa en estas palabras: “Sin embargo, ahora Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte. Pues, dado que la muerte es mediante un hombre [Adán], la resurrección de los muertos también es mediante un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. (1 Corintios 15:20-22.)

35. ¿Qué bendiciones promete Dios para la Tierra y para la humanidad? (Isaías 65:17-25.)

35 Como se ve, la resurrección de Cristo Jesús tiene un propósito que con el tiempo beneficiará a toda la humanidad g. Además, abrió el camino para que Jesús al fin cumpla el resto de las profecías mesiánicas. Pronto su gobernación justa desde los cielos invisibles tiene que extenderse sobre una Tierra que será limpiada. Entonces habrá lo que la Biblia describe como “un nuevo cielo y una nueva tierra” en los cuales Dios “limpiará toda lágrima de [los ojos de la humanidad], y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:1-4.)

Se esperaba apostasía y persecución

36. ¿Qué sucedió en el Pentecostés de 33 E.C., y con qué resultado?

36 Poco después de la muerte y resurrección de Jesús sucedió otro milagro que fortaleció y dio empuje a la predicación de aquellos primeros cristianos. En el Pentecostés del año 33 E.C., Dios derramó desde el cielo su espíritu santo o fuerza activa sobre unos 120 cristianos reunidos en Jerusalén. ¿Qué resultado tuvo esto? “Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor, y una se asentó sobre cada uno de ellos, y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.” (Hechos 2:3, 4.) Los judíos de habla extranjera que estaban en Jerusalén en aquel tiempo se asombraron al oír hablar en lenguas extranjeras a aquellos judíos galileos supuestamente ignorantes. El resultado fue que muchos creyeron. El mensaje cristiano se esparció como fuego cuando aquellos nuevos creyentes judíos regresaron a sus países. (Hechos 2:5-21.)

37. ¿Cómo reaccionaron algunos gobernantes romanos a la nueva religión cristiana?

37 Pero pronto aparecieron nubes tempestuosas. Los romanos empezaron a considerar con recelo esta religión nueva y aparentemente atea que no tenía ídolos. Empezando con el emperador Nerón, persiguieron cruelmente a los cristianos durante los primeros tres siglos de nuestra era común h. Muchos cristianos fueron condenados a morir en los coliseos, para satisfacer la sádica sed de sangre de los emperadores y de las multitudes que acudían para ver que a los prisioneros se les arrojaba a las fieras.

38. ¿Qué condición se profetizó que perturbaría a la congregación cristiana primitiva?

38 Otro factor perturbador en aquellos días fue algo que los apóstoles habían profetizado. Por ejemplo, Pedro declaró: “Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada”. (2 Pedro 2:1-3.) ¡Apostasía! Eso era apartarse de la adoración verdadera, transigir con las tendencias religiosas corrientes en el mundo romano, que estaba saturado de la filosofía y el pensamiento griegos. ¿Cómo sucedió esto? El capítulo siguiente contestará esa pregunta y otras relacionadas con ella. (Hechos 20:30; 2 Timoteo 2:16-18; 2 Tesalonicenses 2:3.)

[Notas]

a Con el término “cristiandad” nos referimos a la esfera de actividad sectaria dominada por religiones que afirman ser cristianas. Llamamos “cristianismo” a la forma original de adoración y acceso a Dios que enseñó Jesucristo.

b Véase también Ayuda para entender la Biblia, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., 1987, páginas 1118-1121, bajo “Mesías”.

c Tanto la enseñanza bíblica del rescate como su importancia se aclararán en el capítulo 15.

d La expresión “alma inmortal” no aparece en ninguna parte de la Biblia. La palabra griega que se traduce “inmortal” e “inmortalidad” aparece solo tres veces y se refiere a un nuevo cuerpo celestial o de espíritu con quien alguien se viste o que alguien adquiere, no a algo inherente. Aplica a Cristo y a los cristianos ungidos, cristianos que llegan a gobernar junto con él en Su Reino celestial. (1 Corintios 15:53, 54; 1 Timoteo 6:16; Romanos 8:17; Efesios 3:6; Revelación 7:4; 14:1-5.)

e Para una consideración más detallada de esta gobernación del Reino, véase el capítulo 15.

f En la visión, “Moisés” y “Elías” simbolizaron la Ley y los Profetas que se cumplieron en Jesús. Para una explicación más detallada de la transfiguración, véase Ayuda para entender la Biblia, 1987, páginas 1631, 1632.

g Para una consideración detallada de la resurrección de Jesús, véase el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., 1989, páginas 78-86.

h El biógrafo romano Suetonio (c. 69-140 E.C.) anotó que durante el reinado de Nerón “se castigó a los cristianos, una secta que profesaba una creencia religiosa nueva y dañina”.

[Preguntas del estudio]

[Tabla de la página 245]

El Mesías en la profecía bíblica

Profecía Suceso Cumplimiento

Gén. 49:10 Nacido de la tribu de Judá Mat. 1:2-16;

Luc. 3:23-33

Sal. 132:11; De la familia de David Mat. 1:1,

Isa. 9:7 el hijo de Jesé Mt 1:6-16;

Mt 9:27;

Hech. 13:22, 23

Miq. 5:2 Nacido en Belén Luc. 2:4-11;

Juan 7:42

Isa. 7:14 Nacido de una virgen Mat. 1:18-23;

Luc. 1:30-35

Ose. 11:1 Llamado de Egipto Mat. 2:15

Isa. 61:1, 2 Comisionado Luc. 4:18-21

Isa. 53:4 Llevó nuestras Mat. 8:16, 17

enfermedades

Sal. 69:9 Celoso por la casa de Jehová Mat. 21:12, 13;

Juan 2:13-17

Isa. 53:1 No se le creyó Juan 12:37, 38

Rom. 10:11, 16

Zac. 9:9; Aclamado como rey y como Mat. 21:1-9;

Sal. 118:26 uno que viene en Mar. 11:7-11

el nombre de Jehová

Isa. 28:16; Rechazado, pero llega a ser Mat. 21:42,

Sal. 118:22, 23 la principal piedra angular Mt 21:45, 46;

Hech. 3:14;

Hch 4:11;

1 Ped. 2:7

Sal. 41:9; 109:8 Un apóstol lo traiciona Mat. 26:47-50;

Juan 13:18,

Jn 13:26-30

Zac. 11:12 Traicionado por 30 piezas Mat. 26:15;

de plata Mt 27:3-10

Mar. 14:10, 11

Isa. 53:8 Sometido a juicio y Mat. 26:57-68;

condenado Mt 27:1, 2,

Mt 27:11-26

Isa. 53:7 Guarda silencio ante Mat. 27:12-14;

acusadores Mar. 14:61;

Mr 15:4, 5

Sal. 69:4 Odiado sin causa Luc. 23:13-25;

Juan 15:24, 25

Isa. 50:6; Lo golpean; escupen Mat. 26:67;

Miq. 5:1 contra él Mt 27:26, 30;

Juan 19:3

Sal. 22:18 Echan suertes por sus Mat. 27:35;

prendas de vestir Juan 19:23, 24

Isa. 53:12 Contado entre los pecadores Mat. 26:55,56;

Mt 27:38;

Luc. 22:37

Sal. 69:21 Le dan vinagre y hiel Mat. 27:34, 48;

Mar. 15:23, 36

Sal. 22:1 Abandonado por Dios Mat. 27:46;

Mar. 15:34

Sal. 34:20; No le rompen huesos Juan 19:33, 36

Éxo. 12:46

Isa. 53:5; Atravesado Mat. 27:49;

Zac. 12:10 Juan 19:34, 37;

Rev. 1:7

Isa. 53:5, 8, Muere como sacrificio para Mat. 20:28;

Isa 53:11, 12 quitar los pecados Juan 1:29;

Rom. 3:24; 4:25

Isa. 53:9 Enterrado con los ricos Mat. 27:57-60;

Juan 19:38-42

Jon. 1:17; En el sepulcro partes de tres Mat. 12:39, 40;

Jon 2:10 días; entonces resucitado Mt 16:21;

Mt 17:23;

Mt 27:64

[Recuadro/Fotografía de la página 237]

¿Era un mito Jesús?

“¿Es la historia de la vida del fundador del cristianismo un producto del dolor, la imaginación y la esperanza humanos... un mito comparable a las leyendas de Krisna, Osiris, Atis, Adonis, Dioniso y Mitra?”, pregunta el historiador Will Durant. Su respuesta es que en el primer siglo el negar que Cristo hubiera existido “parece que nunca se les ocurrió ni a los más enconados opositores gentiles o judíos del cristianismo en desarrollo”.—The Story of Civilization: Part III—Caesar and Christ (La historia de la civilización: Parte III.—César y Cristo).

Suetonio (c. 69-140 E.C.), historiador romano, en su historia Vidas de los doce césares dijo sobre el emperador Claudio: “Porque en Roma los judíos causaban perturbaciones continuas por instigación de Chrestus [Cristo], los echó de la ciudad”. Esto ocurrió alrededor del año 52 E.C. (Compárese con Hechos 18:1, 2.) Note que Suetonio no expresa duda de la existencia de Cristo. Sobre esta base real y concreta, y a pesar de la persecución que amenazaba su vida, los cristianos primitivos estuvieron muy activos proclamando su fe. Difícilmente pudiera ser que arriesgaran la vida por un mito. La muerte y resurrección de Jesús había tenido lugar durante la vida de ellos, y algunos habían sido testigos oculares de aquellos acontecimientos.

El historiador Durant llega a esta conclusión: “El que unos cuantos hombres sencillos hubieran inventado en una sola generación una personalidad tan poderosa e interesante, una ética tan elevada y una visión tan inspiradora de la hermandad humana, sería un milagro mucho más increíble que cualquiera de los que se relatan en los Evangelios”.

[Fotografía]

Jesús predicó y ejecutó milagros en esta región galilea de la antigua Palestina

[Recuadro/Fotografía de la página 241]

¿Quién escribió la Biblia?

La Biblia cristiana consta de los 39 libros de las Escrituras Hebreas (véase la página 220), llamadas por muchos el Antiguo Testamento, y los 27 libros de las Escrituras Griegas Cristianas, frecuentemente llamadas el Nuevo Testamento i. Así, la Biblia es una biblioteca en miniatura de 66 libros escritos por unos 40 hombres en el transcurso de 1.600 años de historia (desde 1513 a.E.C. hasta 98 E.C.).

Entre las Escrituras Griegas hay cuatro Evangelios, o relatos de la vida de Jesús y de las buenas nuevas que él predicó. Dos de estos fueron escritos por seguidores de Cristo en estrecha relación con él: Mateo, un recaudador de impuestos, y Juan, un pescador. Los otros dos fueron escritos por personas que se contaron entre los primeros creyentes: Marcos y el médico Lucas. (Colosenses 4:14.) A los Evangelios siguen los Hechos de Apóstoles, un relato de la actividad misional cristiana primitiva compilado por Lucas. Después vienen 14 cartas del apóstol Pablo dirigidas a diversos cristianos y a congregaciones, y tras estas las cartas de Santiago, Pedro, Juan y Judas. El último libro es Revelación, escrito por Juan.

El que tantas personas de diferentes antecedentes y que vivieran en diferentes tiempos y culturas pudieran producir un libro tan armonioso es prueba vigorosa de que la Biblia no es sencillamente un producto de la inteligencia humana, sino que es inspirada por Dios. La Biblia misma declara: “Toda Escritura es inspirada de Dios [literalmente: “insuflada por Dios”, véase nota en Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Con Referencias)] y provechosa para enseñar”. Así, pues, las Escrituras se escribieron bajo la influencia del espíritu santo o fuerza activa de Dios. (2 Timoteo 3:16, 17.)

[Fotografía]

Esta inscripción romana incompleta que usa el nombre de Poncio Pilato en latín (segunda línea: “IVS PILATVS”) confirma que él era una figura influyente en Palestina, tal como dice la Biblia

[Nota a pie de página]

i La Biblia católica incluye algunos libros adicionales que forman los Apócrifos y que no son considerados canónicos por los judíos ni los protestantes.

[Recuadro/Fotografía de las páginas 258 y 259]

Jesús y el nombre de Dios

Al enseñar a sus discípulos a orar, Jesús dijo: “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad como en el cielo, también sobre la tierra’”. (Mateo 6:9, 10.)

Jesús estaba al tanto de la profunda importancia del nombre de su Padre, y la recalcó. Por eso dijo a sus enemigos religiosos: “Yo he venido en el nombre de mi Padre, pero ustedes no me reciben; si algún otro llegara en su propio nombre, recibirían a ese. [...] Se lo dije a ustedes, y sin embargo no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre, estas dan testimonio acerca de mí”. (Juan 5:43; 10:25; Marcos 12:29, 30.)

En oración a su Padre, Jesús dijo: “‘Padre, glorifica tu nombre.’ Luego vino una voz del cielo: ‘Lo glorifiqué, y también lo glorificaré de nuevo’”.

En una ocasión posterior, Jesús oró: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo. Tuyos eran, y me los diste, y han observado tu palabra. Y yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos”. (Juan 12:28; 17:6, 26.)

Como judío, Jesús tenía que conocer el nombre de su Padre, Jehová, o Yahveh, porque sabía que en las Escrituras decía: “‘Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. [...] De modo que ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios’”. (Isaías 43:10, 12.)

Por lo tanto, los judíos como nación fueron escogidos para que fueran testigos de Jehová. Jesús, que era judío, era también testigo de Jehová. (Revelación 3:14.)

Parece que para el primer siglo la mayoría de los judíos ya no pronunciaban el nombre revelado de Dios. Sin embargo, hay manuscritos que prueban que los cristianos primitivos que usaban la traducción griega Septuaginta de las Escrituras Hebreas pudieran haber visto el Tetragrámaton usado en el texto griego. Como dijo George Howard, profesor de religión y de hebreo: “Cuando la Septuaginta que la iglesia del Nuevo Testamento usaba y citaba contenía la forma hebrea del nombre divino, probablemente los escritores del Nuevo Testamento incluían el Tetragrámaton en sus citas. Pero cuando la forma hebrea del nombre divino fue eliminada [posteriormente] para favorecer sustitutivos griegos en la Septuaginta, también fue eliminada de las citas de la Septuaginta hechas en el Nuevo Testamento”.

Por lo tanto, el profesor Howard llega a la conclusión de que los cristianos del primer siglo deben haber entendido claramente textos como el de Mateo 22:44, donde Jesús citó de las Escrituras Hebreas a sus enemigos. Howard dice: “La iglesia del primer siglo probablemente leía: ‘YHWH dijo a mi Señor’”, en vez de la versión de más tarde: “‘El Señor dijo a mi Señor’, [...] que es tan ambigua como imprecisa”. (Salmo 110:1.)

El hecho de que Jesús usó el nombre divino tiene el testimonio de los acusadores judíos que siglos después de su muerte dijeron que si él había ejecutado milagros era “solo porque había llegado a dominar el nombre ‘secreto’ de Dios”.—The Book of Jewish Knowledge (El libro del conocimiento judío).

Ciertamente Jesús conocía el nombre singular de Dios. A pesar de la tradición judía de aquel tiempo, Jesús de seguro habría usado el nombre. Él no permitía que la tradición de los hombres venciera sobre la ley de Dios. (Marcos 7:9-13; Juan 1:1-3, 18; Colosenses 1:15, 16.)

[Fotografía]

Fragmento de papiro (del siglo I a.E.C.) que muestra el nombre hebreo de Dios en el texto de la Septuaginta griega

[Fotografías de la página 238]

Jesús usó muchas ilustraciones al enseñar: sembrar la semilla, cosechar, pescar, hallar una perla, manadas mezcladas, una viña, y otras (Mateo 13:3-47; 25:32)

[Ilustración de la página 243]

Por el poder de Dios, Jesús ejecutó muchos milagros, entre ellos el de calmar una tormenta

[Ilustración de la página 246]

יהוה El Tetragrámaton, o las cuatro consonantes YHVH (Jehová)

[Ilustración de la página 251]

El relato de la resurrección de Lázaro no menciona, ni siquiera sugiere, que Lázaro tuviera un alma inmortal

[Ilustración de la página 253]

Pedro, Santiago y Juan sabían que el que Jesús tuviera la aprobación de Dios no era un mito... lo habían oído y visto en la transfiguración