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Se revelan otros misterios relacionados con el Mesías

Se revelan otros misterios relacionados con el Mesías

Capítulo 13

Se revelan otros misterios relacionados con el Mesías

1, 2. (a) ¿Qué definición se ha dado para la palabra “misterio”? (b) ¿Qué propósito relacionado con el Cristo ha hecho Dios un secreto conocido para nosotros?

UNA definición que se ha dado para misterio es “cualquier verdad que no puede ser sabida excepto por una revelación procedente de Dios.” Es un “secreto sagrado” que Dios revela a su propio tiempo debido. (Romanos 16:25, 26) Por largos períodos fue un misterio o secreto sagrado precisamente quién sería el Mesías, la “descendencia” de la “mujer” celestial de Dios. Además, el propósito de Dios relacionado con el Mesías o Cristo fue un misterio o secreto sagrado por mucho tiempo. Pero a su tiempo señalado Dios reveló, o ya no mantuvo en secreto, que su propósito era usar al Mesías o Cristo con relación a una administración de todas las cosas, como en el manejo de una casa por un mayordomo. Tal administración para unidad significaría que Dios encabezaría todas las cosas en el Mesías (Cristo) o juntaría todas las cosas de nuevo bajo la jefatura como cabeza del Mesías o Cristo. Fue una bondad el que Dios como el Administrador revelara esto, tal como leemos:

2 “Esta él la hizo abundar para con nosotros en toda sabiduría y buen sentido, por cuanto nos dio a conocer el secreto sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo para una administración [manejo como por un mayordomo] al límite cabal de los tiempos señalados, a saber, de reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo [Mashíahh], las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra. Sí, en él, en unión con quien nosotros [los discípulos de Cristo] también fuimos asignados como herederos, por cuanto fuimos predeterminados según el propósito [griego: próthesis] de aquel que opera todas las cosas conforme a la manera que su voluntad aconseja, para que sirviésemos para la alabanza de su gloria, nosotros los que hemos sido los primeros en esperar en el Cristo.”—Efesios 1:8-12.

3. ¿Qué significó para el antiguo pacto de la Ley Mosaica y su propósito la promesa que hizo Dios en cuanto a un “nuevo pacto”?

3 Fue en armonía con este propósito de Dios que Jesús el Mesías empezó a colocar el fundamento para una congregación de la cual él sería el cabeza nombrado divinamente. Los miembros individuales de esta congregación bajo Cristo no fueron predeterminados o predestinados personalmente; solo el número de los miembros y sus características cristianas fueron predeterminados. Tal como mostró por sus enseñanzas, Jesús sabía que la profecía de Jeremías 31:31-34 predecía que Jehová Dios haría un “nuevo pacto” con Su pueblo. Por consiguiente, el viejo pacto de la Ley por mediación de Moisés para los judíos naturales tendría fin. Como se dice en Hebreos 8:13: “Al decir él [Dios] ‘un nuevo pacto’ ha hecho anticuado, al anterior. Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a desvanecerse.” Para el tiempo de la carrera pública de Jesús aquel pacto de la Ley de Moisés tenía más de 1.540 años de antigüedad. Y sin embargo después de todo ese tiempo no había producido un “reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxodo 19:6) Aun hasta hoy mismo, mil novecientos años después, esos judíos naturales que alegan que todavía están bajo el pacto de la Ley Mosaica no han suministrado a Dios un “reino de sacerdotes y una nación santa,” pues hasta su sacerdocio aarónico ha desaparecido desde 70 E.C.

4. ¿Qué hay que decir en cuanto al fundamento de la congregación cristiana, y cuándo fue fundada originalmente?

4 Jesús tuvo presente que la nación de Israel estaba fundada sobre los doce patriarcas, los doce hijos de Jacob. (Génesis 49:28) Por eso, de entre sus discípulos, Jesús escogió a doce hombres a los cuales llamó “apóstoles” (enviados) que habían de ser fundamentos secundarios sobre él como fundamento principal de la congregación. (Marcos 3:14; Lucas 6:13; Efesios 2:20) Aludiendo a sí mismo como un fundamento de roca, dijo a oídos de los doce apóstoles: “Sobre esta masa de roca edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la subyugarán.” (Mateo 16:18) No obstante, hasta el mismo día de su muerte Jesús todavía reconoció a la nación de Israel como la congregación de Dios, y predicó en sus sinagogas y enseñó en su templo en Jerusalén. Fue por primera vez en el día cincuenta desde el día de su resurrección de entre los muertos que la congregación de la cual él era la cabeza y fundamento principal fue formada. ¿Con qué base se puede decir eso? Con la siguiente sólida base:

5. ¿Qué fue derramado en aquel día de fiesta de las Semanas y sobre quiénes, y qué explicación dio Pedro de por qué fue derramado?

5 En aquel día de fiesta de Shavuoth o Pentecostés y en cumplimiento de la profecía de Joel 2:28, 29, el espíritu santo de Dios fue derramado. ¿Sobre quiénes? ¿Sobre la nación de Israel que estaba celebrando su fiesta de las Semanas (Shavuoth) allí en Jerusalén? No; sino sobre unos ciento veinte fieles discípulos de Jesucristo, que se habían congregado en unión en una habitación superior de Jerusalén. Como prueba visible y audible de esto, “lenguas como de fuego” se mantuvieron suspendidas sobre las cabezas de ellos y ellos empezaron a hablar con lenguas que no eran su idioma nativo. A los miles de judíos sorprendidos que se reunieron, el apóstol Pedro les explicó que estaba aconteciendo el cumplimiento de Joel 2:28, 29 acerca del derramamiento del espíritu de Dios, y entonces añadió:

“A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos. Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen. De hecho David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies.”’ Por lo tanto sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo [Mashíahh], a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero.”—Hechos 2:1-36.

6. (a) ¿Qué significó en cuanto a los discípulos de Jesús el que él derramara el espíritu? (b) ¿Qué significó aquello para la nación de Israel y su pacto de la Ley?

6 Así, por medio de derramar espíritu santo procedente de Dios sobre sus discípulos fieles, Jesús estuvo ungiéndolos con espíritu santo y estuvo edificando su congregación. Entonces, ¿qué significó esto para la nación de Israel, que había fijado en un madero al Mesías o Cristo? Significó que ya no eran la congregación de Jehová Dios. Significó que el viejo pacto de la Ley de ellos se había desvanecido. Había sido cancelado, pues Dios mismo lo había clavado, como si fuera, al madero sobre el cual Jesucristo había colgado como una maldición para la nación de Israel en el día de la Pascua. (Colosenses 2:13, 14; Gálatas 3:13) Al aceptar a este Hijo de Dios como su Mesías sacrificado, los judíos que habían nacido bajo aquel pacto de la Ley podían salir de debajo de su maldición y recibir la bendición de Jehová Dios.—Hechos 3:25, 26.

7. ¿De qué fue Mediador ahora Jesús por medio de su sangre, en qué posición dejó esto a la nación de Israel según la carne?

7 Además, cuando Jesucristo presentó a su Padre celestial el mérito o valor de su sangre vital humana, validó un nuevo pacto, el pacto prometido en Jeremías 31:31-34. Tal como Moisés había mediado con relación al viejo pacto de la Ley con sangre de simples sacrificios animales, así ahora Jesucristo en la presencia de Dios medió con relación al nuevo pacto con su propia sangre de sacrificio. En este sentido también fue un Profeta semejante a Moisés. (Deuteronomio 18:15-18) De modo que un nuevo pacto había reemplazado al viejo pacto de la Ley, y la nación de Israel según la carne no estaba en aquel nuevo pacto. Por consiguiente, la nación ya no era la congregación de Jehová Dios, ya no era el “Israel de Dios.” De manera que todos los judíos naturales que nacieron desde que el pacto de la Ley fue cancelado nunca han estado bajo aquel viejo pacto, aunque sus rabinos digan que lo están.

8. ¿Qué clase de Israel llegó a existir en aquel día del Pentecostés, y cómo muestra Pedro el contraste entre ése y el Israel natural?

8 Con ese día del Pentecostés de 33 E.C. llegó a existir un “Israel de Dios” espiritual, edificado sobre el Mesías Jesús como el fundamento de masa de roca. “Porque,” como declara Gálatas 6:15, 16, “ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación es algo. Y a todos los que hayan de andar ordenadamente por esta regla de conducta, sobre ellos sea paz y misericordia, sí, sobre el Israel de Dios.” Mostrando el contraste entre éstos y la nación que rechazó al Mesías Jesús, el apóstol Pedro escribió lo siguiente a los discípulos del Mesías: “Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.”—1 Pedro 2:8, 9.

9. ¿Qué nueva cena comenzó Jesús para sus discípulos, y de qué pacto habló?

9 Puesto que este “Israel [espiritual] de Dios” no está bajo el viejo pacto de la Ley Mosaica, no celebra la Pascua anual. Al terminar la última Pascua que Jesús celebró con sus apóstoles en Jerusalén, Jesús tomó un pan sin levadura y una copa de vino y comenzó una nueva cena anual para sus seguidores en conmemoración o como memorial de su propia muerte como el Cordero de Dios y como el Mediador del nuevo pacto. Después de decir una bendición en cuanto a la copa de vino, dijo a sus apóstoles fieles: “Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados.” (Mateo 26:27, 28; compare con Éxodo 24:8.) Pero, ¿de qué pacto estaba hablando Jesús? El relato de Lucas acerca de las palabras de Jesús nos dice, así: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de se derramada a favor de ustedes.”—Lucas 22:20; 1 Corintios 11:20-26.

10. ¿Qué comparación existía entre aquel pacto y aquel del cual Moisés fue mediador, y por qué no fueron admitidos en ese nuevo pacto ciertos judíos naturales, circuncisos?

10 Era el “nuevo pacto” que se predijo en Jeremías 31:31-34 lo que sería validado por la sangre de Jesús, para que Dios perdonara los pecados de los que fueran admitidos en el nuevo pacto. Este nuevo pacto Jesús lo validó cuando presentó el valor o mérito de su sangre a Jehová Dios después de ascender al cielo. Por virtud de esto llegó a ser el Mediador del nuevo pacto, que era mejor pacto que aquel del cual Moisés fue mediador en el monte Sinaí en 1513 a. de la E.C. (Hebreos 8:6-13; 9:15-20; 12:24; 13:20; 1 Timoteo 2:5, 6) Desgraciadamente, los judíos naturales, circuncisos, que rehusaron aceptar a Jesús como el Mesías no fueron admitidos en el nuevo pacto y por lo tanto no llegaron a ser parte de “Israel [espiritual] de Dios.”

11. En la nueva cena, ¿qué dijo Jesús a sus apóstoles acerca de un reino, y qué buen éxito aseguró o garantizó esto para el nuevo pacto?

11 Después que Jesús había hecho que sus apóstoles bebieran de la copa de vino que representaba su sangre que sería aplicada al nuevo pacto, continuó hablándoles y dijo: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Lucas 22:28-30) Esto fue una seguridad o garantía de que el nuevo pacto validado por la sangre de Jesús produciría con buen éxito un “reino de sacerdotes y una nación santa.” Los miembros fieles del “Israel [espiritual] de Dios” a quienes se admite en el nuevo pacto participarán con Jesucristo en el reino celestial que había de gobernar sobre más que el territorio terrestre del rey David. ¡Éstos también servirán de subsacerdotes del Señor Jesucristo, quien sería hecho “sacerdote hasta tiempo indefinido a la manera de Melquisedec!”—Salmo 110:4.

REVELADO EL MISTERIO EN CUANTO A LA “DESCENDENCIA” DE ABRAHÁN

12. En el Pentecostés de 33 E.C., ¿qué misterio fue revelado en cuanto a la “descendencia” de Abrahán, y qué clase de “descendencia” sería?

12 Desde la promesa-pacto de Dios al patriarca Abrahán allá en 1943 a. de la E.C., existió este misterio: ¿De quiénes se compondrá la prometida “descendencia” de Abrahán, para bendición de todas las familias del suelo? (Génesis 12:1-3) En el día del Pentecostés de 33 E.C., este misterio fue revelado. La “descendencia” se compondría de más que solo el Mesías Jesús, por supuesto, porque Dios le había prometido a Abrahán que su descendencia sería como las estrellas de los cielos y los granos de arena en la orilla del mar. El Israel natural, circunciso, sí llegó a ser así, pero la verdadera descendencia de Abrahán no se compondría del Israel natural según la carne, sino del Israel espiritual, los cuales son engendrados por el espíritu de Dios para llegar a ser hijos espirituales de Dios con una herencia celestial en mira. Dios es el Abrahán Mayor, pues el nombre Abrahán significa “Padre de una Multitud.”

13. En el Pentecostés, ¿a quiénes se les dio la oportunidad de llegar a ser parte de la “descendencia” espiritual de Abrahán, y por cuánto tiempo se les extendió esta oportunidad a ellos exclusivamente, y por qué?

13 No obstante, al pueblo del Israel natural se le dio la primera oportunidad de llegar a ser los miembros de la “descendencia” espiritual de Abrahán. En el día del Pentecostés de 33 E.C. fue a judíos naturales, circuncisos, descendientes físicos o naturales de Abrahán, a quienes se engendró por el espíritu santo de Dios como hijos de Él y a quienes se admitió en el nuevo pacto. De esa manera Jehová Dios llegó a ser el Abrahán Mayor para con esta “descendencia” espiritual. Aunque la nación de Israel había participado en cortar al Mesías en la muerte a la mitad de la ‘septuagésima semana de años’ (desde 29 hasta 36 E.C.), sin embargo Jehová Dios continuó mostrándoles favor durante la postrera mitad de aquella septuagésima semana de años por consideración al pacto que él había hecho con Abrahán, cuyos descendientes carnales eran los de la nación de Israel. (Daniel 9:24-27) De manera que la oportunidad de llegar a ser la “descendencia” espiritual de Abrahán siguió ofreciéndose primero a ellos hasta el fin de la semana septuagésima.

14. ¿Cómo señaló Pedro, en el templo de Jerusalén, esta bondadosa provisión para la descendencia natural de Abrahán?

14 Unos días después del Pentecostés el apóstol Pedro señaló a esta bondadosa provisión de Dios, al hablar a una muchedumbre de judíos en el templo de Jerusalén: “Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han declarado estos días patentemente. Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios pactó con sus antepasados, diciendo a Abrahán: ‘Y en tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra.’ A ustedes primero Dios, habiendo levantado a su Siervo, lo envió para bendecirlos, apartando a cada uno de sus hechos inicuos.”—Hechos 3:24-26.

15. Entonces, ¿a quiénes fue primero la bendición de la “descendencia” de Abrahán, y cómo fueron soltados de la esclavitud los benditos?

15 Unos años después un ex-fariseo, que solía ser muy celoso por las tradiciones judías, escribió las siguientes palabras:

“Cristo [Mashíahh] por compra nos libró de la maldición de la Ley llegando a ser una maldición en lugar de nosotros, porque está escrito: ‘Maldito es todo aquel que es colgado en un madero.’ El propósito fue que la bendición de Abrahán llegase a ser para las naciones por medio de Jesucristo, para que mediante nuestra fe recibiésemos el espíritu prometido.”

“Mas cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que vino a estar bajo ley, para que librara por compra a aquellos bajo ley, para que nosotros, a nuestra vez, recibiésemos la adopción de hijos. Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones y éste clama: ‘¡Abba, Padre!’ Así es que ya no eres esclavo sino hijo; y si hijo, también heredero gracias a Dios.”—Gálatas 3:13, 14; 4:4-7.

16. ¿En qué se basa el ser miembro de la “descendencia” espiritual de Abrahán? ¿en un vínculo carnal, o en qué?

16 Explicando que la calidad de miembro en la “descendencia de Abrahán” no se basa en un vínculo carnal con Abrahán, sino en ejercer fe como la que tuvo Abrahán, el apóstol Pablo, escritor de lo que acabamos de citar dijo: “Seguramente ustedes saben que los que se adhieren a la fe, éstos son hijos de Abrahán. Ahora bien, la Escritura, viendo anticipadamente que Dios declararía justa a gente de las naciones debido a fe, declaró las buenas nuevas de antemano a Abrahán, a saber: ‘Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas.’ Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. Porque todos ustedes que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.”—Gálatas 3:7, 8, 26-29; Génesis 12:3.

UN MISTERIO REVELADO GENERACIONES DESPUÉS

17. ¿Cuántos judíos tenían fe como la de Abrahán y aprovecharon la ‘septuagésima semana de años’ de favor divino para ellos?

17 No todos los descendientes carnales de Abrahán tuvieron la fe que él tuvo y que resultó en que fuera llamado justo y el “amigo” de Dios aun antes de ser circuncidado en la carne. (Génesis 15:6; Romanos 4:9-12; Santiago 2:21-23) Por eso no muchos de los judíos naturales aprovecharon la ‘septuagésima semana de años’ durante la cual el pacto abrahámico fue ‘mantenido en vigor’ a favor de los descendientes carnales de Abrahán, Isaac y Jacob. (Daniel 9:27) Solo un resto pequeño hizo eso. La última cifra para los judíos que en Jerusalén aceptaron al Mesías Jesús antes del fin de la ‘septuagésima semana de años’ en 36 E.C. fue de unos cinco mil.—Hechos 4:4.

18. ¿Qué cantidad de israelitas espirituales se propuso Dios tener, y por eso, qué preguntas surgieron al fin de la ‘septuagésima semana’?

18 Dios había predeterminado un número mucho mayor que ése para su “reino de sacerdotes y una nación santa” que sería producida por el nuevo pacto. El número exacto que se propuso tener no lo reveló sino hasta después que Jerusalén fue destruida en 70 E.C. y para el fin del primer siglo. Entonces al envejecido apóstol sobreviviente Juan le reveló que el número escogido y propuesto de israelitas espirituales era de 144.000. (Revelación 7:4-8; 14:1-3) Cuando la ‘septuagésima semana’ terminó en el otoño de 36 E.C., el número de los judíos que habían aceptado a Jesús como Mesías y que habían sido bautizados con espíritu santo era evidentemente mucho menos de 144.000. Entonces ¿qué? ¿Había fracasado el propósito de Dios, o qué paso sorprendente daría él ahora para no dejar que su “propósito eterno” en Cristo fracasara?

19. ¿Qué revelación hizo Dios ahora acerca del cuerpo de creyentes bautizados bajo el Mesías Jesús como Cabeza?

19 Hasta el otoño de 36 E.C. la congregación de seguidores bautizados del Mesías Jesús consistió exclusivamente en judíos naturales, samaritanos circuncisos y otros que se habían hecho prosélitos circuncisos de la fe judía. (Hechos 2:10; 8:1 a 9:30 inclusive; Hch 11:19) Los demás de la humanidad eran no creyentes, “sin Cristo, alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa,” ‘no teniendo esperanza y estando sin Dios en el mundo.’ (Efesios 2:11, 12) Ahora vino una revelación: El cuerpo de creyentes bajo el Mesías Jesús como su Cabeza ya no sería exclusivamente de personas sacadas de entre la raza judía y los prosélitos judíos. Desde entonces en adelante se admitiría dentro del cuerpo de los seguidores del Mesías a creyentes incircuncisos, personas tan incircuncisas como Abrahán lo estaba cuando Dios lo llamó y entonces hizo el pacto con él y lo justificó a amistad con Dios debido a fe. Así, también, estos no judíos que fueron aceptados tenían fe.

20. (a) Por eso, ¿qué no se levantaría ya como barrera entre el judío y el no judío? (b) Por lo tanto, ¿a quiénes dio ahora atención favorable Dios?

20 A la mitad de la ‘septuagésima semana’ en 33 E.C., Dios había abolido el pacto de la Ley Mosaica y había inaugurado el mejor “nuevo pacto” con el Israel espiritual. Por eso el viejo pacto de la Ley ya no debería levantarse como una barrera entre el judío y el gentil. Por eso, pasando por una senda limpiada, como se declara en Efesios 2:13-18, Jehová Dios dio su atención favorable a las naciones gentiles incircuncisas para “tomar de entre ellas un pueblo para su nombre.”—Hechos 15:14; Amós 9:11, 12, Versión de los Setenta griega.

21. ¿A quién envió Dios entonces su ángel, y qué hizo éste?

21 Al fin de la septuagésima semana de años, Jehová Dios envió su ángel, ¿a quién? A un gentil incircunciso en la ciudad capital del gobernador romano de la provincia de Judea. Cornelio fue este gentil, un centurión de la banda italiana, pero “hombre devoto y que temía a Dios junto con toda su casa, y daba muchos dones de misericordia al pueblo y hacía ruego a Dios continuamente.” A Cornelio se le dijo que enviara hacia el sur a la ciudad costanera de Jope e hiciera que trajeran de allá a Simón Pedro. Simón Pedro acompañó a los tres hombres que fueron enviados a conseguirlo, pues había recibido instrucciones de acompañarlos y ‘dejar de llamar contaminadas las cosas que Dios ha limpiado.’

22. En el hogar gentil, ¿qué predicó Pedro a los que se reunieron y qué dijo acerca del perdón de pecados?

22 Por eso, ahogando su prejuicio contra entrar en un hogar gentil, Simón Pedro entró en la casa de Cornelio en Cesarea. Por invitación, predicó a este gentil y a los que éste había reunido en su casa para oír al apóstol Pedro. Pedro les predicó acerca del Mesías que Dios había enviado a Israel. “También,” continuó diciendo Pedro, “nos ordenó que predicásemos al pueblo y que diésemos testimonio cabal de que éste es El decretado por Dios para ser juez de vivos y de muertos. De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que pone fe en él consigue perdón de pecados por medio de su nombre.”—Hechos 10:1-43; 11:4-14.

23. ¿En vista de qué milagro ordenó Pedro que los que le escuchaban fueran bautizados, y en el nombre de quién?

23 Esas palabras fueron suficientes para Cornelio y los que con él escuchaban. Además, Dios leyó sus corazones y obró en armonía con eso. Leemos:

“Mientras todavía estaba hablando Pedro acerca de estos asuntos el espíritu santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y los fieles que habían venido con Pedro [seis creyentes judíos circuncisos] que eran de los circuncisos estaban asombrados, porque el don gratuito del espíritu santo también estaba siendo derramado sobre la gente de las naciones. Pues los oían hablar en lenguas y [magnificar] a Dios. Entonces Pedro respondió: ‘¿Puede alguien negar el agua para que no sean bautizados éstos, que han recibido el espíritu santo igual que nosotros?’ Con eso mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le solicitaron que permaneciera algunos días.”—Hechos 10:44-48; 11:1-17.

24. ¿Qué hicieron en respuesta los judíos de Jerusalén que oyeron la explicación de Pedro?

24 Más tarde, al regresar a Jerusalén, Pedro explicó a los creyentes judíos circuncisos de aquel lugar su proceder, diciendo: “Por lo tanto, si Dios dio el mismo don gratuito a ellos que también dio a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios?” Nosotros hoy debemos ser como aquellos que en aquella ocasión escucharon la explicación de Pedro: “Ahora bien, cuando oyeron estas cosas, asintieron, y glorificaron a Dios, diciendo: ‘¡Conque Dios ha concedido también a la gente de las naciones arrepentimiento con la vida como objeto!’”—Hechos 11:17, 18.

25. ¿Qué mandato de Jesús ya resucitado obedecieron entonces los creyentes judíos circuncisos?

25 Desde entonces en adelante, los apóstoles y compañeros creyentes judíos no se restringieron solo a judíos y prosélitos, sino que hicieron lo que Jesús ya resucitado les dijo que hicieran: “Vayan y hagan discípulos” —¿de quiénes?— “de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mateo 28:19, 20.

26. ¿Qué apóstol en particular escribió acerca del misterio de Dios con referencia a gentiles que creían?

26 Antes de la conversión de Cornelio en discípulo del Mesías, Saulo de Tarso, que había sido un perseguidor concienzudo de los creyentes mesiánicos de su propio pueblo judío, se convirtió. Prontamente empezó a predicar a otros judíos circuncisos, mostrándoles por las Escrituras Hebreas inspiradas que este Jesús, el hijo de David, era el Mesías o Cristo predicho. Con el transcurso del tiempo se le dio la posición de apóstol y fue llamado Pablo, y fue especialmente hecho “apóstol a las naciones.” Él en particular escribió acerca de qué maravilloso misterio, o “secreto sagrado,” fue el que Dios reveló allá en 36 E.C. al admitir en el cuerpo de los discípulos de Cristo a gentiles que creían, como miembros de la “descendencia de Abrahán.”—Romanos 11:13.

27. ¿Qué grandioso “secreto sagrado” estaba dando a conocer Pablo entre las naciones gentiles?

27 Por ejemplo, Pablo escribió lo siguiente acerca de este rasgo de la congregación mesiánica que por mucho tiempo fue un secreto: “Llegué a ser ministro de esta congregación de acuerdo con la mayordomía procedente de Dios que me fue dada en el interés de ustedes de predicar la palabra de Dios plenamente, el secreto sagrado [o el misterio] que fue escondido de los sistemas de cosas pasados y de las generaciones pasadas. Mas ahora ha sido puesto de manifiesto a sus santos, a quienes le ha agradado a Dios dar a conocer lo que son las gloriosas riquezas de este secreto sagrado entre las naciones. Es Cristo en unión con ustedes, la esperanza de la gloria de él.” (Colosenses 1:25-27) ¡Qué grandioso “secreto sagrado,” para haber sido revelado después de tan largos períodos, que creyentes de entre las naciones gentiles hubieran de recibir la “esperanza” celestial de ser glorificados con el Mesías, Cristo! ¡Ciertamente era un honor y un privilegio ser ministro de una congregación con esa esperanza!

28, 29. (a) Esta amorosa consideración para los creyentes gentiles estaba contenida en el propósito de Dios con relación ¿a quién? (b) Al expresar gratitud por la parte que tuvo con relación a esto, ¿qué escribió Pablo acerca del “propósito eterno” de Dios?

28 ¡Oh el solo pensar que toda esta consideración amorosa está dentro del propósito sublime que Dios se formó con relación a su Mesías, para hacer de creyentes gentiles parte de la “descendencia” espiritual de Abrahán para bendecir a toda la humanidad! ¡Qué admirable es que el Dios amoroso se haya apegado a este rasgo generoso de su voluntad, porque es parte de su “propósito eterno”! Al expresar aprecio por la parte que a él Dios le dio con relación a esto, Pablo dice:

29 “A mí, hombre que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta bondad inmerecida, de declarar a las naciones las buenas nuevas acerca de las riquezas insondables del Cristo y de hacer ver a los hombres cómo se administra el secreto sagrado que desde el pasado indefinido ha estado escondido en Dios, que creó todas las cosas. Esto [este procedimiento] fue a fin de que ahora a los gobiernos y a las autoridades en los lugares celestiales se les diera a conocer mediante la congregación la grandemente diversificada sabiduría de Dios, según el propósito eterno [griego: próthesis] que él formó relacionado con el Cristo, Jesús nuestro Señor.”—Efesios 3:8-11.

30. (a) Según Su “propósito eterno,” ¿cómo procedió Dios a hacer manifiesta su “grandemente diversificada sabiduría”? (b) ¿Por qué hecho hemos sido altamente favorecidos al vivir en este tiempo?

30 Así Dios procedió de tal manera con su “secreto sagrado” que, “según el propósito eterno que él formó relacionado con el Cristo,” ahora en este tiempo se hiciera manifiesto a los gobiernos y a las autoridades en los lugares celestiales la “grandemente diversificada sabiduría de Dios” por la producción de la congregación cristiana como ejemplo de ella. ¿No hemos sido altamente favorecidos por el hecho de vivir en este tiempo en que se entiende el “secreto sagrado” de Dios según su “propósito eterno”? Pablo dice:

“En otras generaciones este secreto no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por espíritu, a saber, que gente de las naciones hubiesen de ser coherederos y miembros de un mismo cuerpo y participantes con nosotros de la promesa en unión con Cristo Jesús mediante las buenas nuevas.”—Efesios 3:5, 6.

31, 32. (a) ¿Quiénes de tiempos de antes de Cristo estuvieron interesados en entender estas cosas? (b) Por eso, ¿de quiénes se compondrá el “cuerpo” de Cristo?

31 Profetas antiguos de antes del tiempo de Cristo, sí, hasta ángeles, estuvieron interesados en precisamente cómo administraría Jehová Dios este “secreto sagrado.”

“Respecto de esta misma salvación los profetas que profetizaron acerca de la bondad inmerecida propuesta para ustedes hicieron una indagación diligente y una búsqueda cuidadosa. Siguieron investigando qué época en particular o qué suerte de época indicaba respecto de Cristo el espíritu que había en ellos cuando de antemano daba testimonio acerca de los sufrimientos [destinados, en reserva] para Cristo y acerca de las glorias que habían de seguir a éstos. A ellos les fue revelado que, no a sí mismos, sino a ustedes, servían ellos las cosas que ahora han sido anunciadas a ustedes por medio de los que les han declarado las buenas nuevas con espíritu santo enviado desde el cielo. En estas mismas cosas los ángeles desean mirar con cuidado.”—1 Pedro 1:10-12.

32 De manera que al tiempo debido de Dios se reveló que la plenitud de miembros del “cuerpo” de Cristo la compondrían tanto gentiles como judíos. El “propósito eterno” de Dios, según fue formado originalmente en el Jardín de Edén, tomó en cuenta esta congregación que tendría al Mesías como Cabeza. En ella tanto judíos como gentiles fueron puestos en unión.

[Preguntas del estudio]