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Forasteros y residentes temporales de conducta ejemplar

Forasteros y residentes temporales de conducta ejemplar

Capítulo 7

Forasteros y residentes temporales de conducta ejemplar

1, 2. ¿De qué manera ven muchos a los forasteros, y por qué?

EL QUE una persona resalte entre la gente de la comunidad en que vive porque parece muy diferente de los demás resulta muchas veces en que la vean con desconfianza y sospecha. Puede que la gente observe su conducta más detenidamente que el comportamiento de las personas que son nativas de la zona. Triste es decirlo, pero algunos individuos pueden formar prejuicios contra toda una raza, nacionalidad o tribu debido al mal comportamiento de un solo extranjero en su vecindad. Hasta los gobiernos establecen leyes y reglamentos que aplican únicamente a los forasteros. Si la conducta de un extranjero no se considera deseable, puede ser deportado.

2 ¿Por qué merece todo esto la consideración seria del cristiano? ¿Cómo debe afectar su modo de vivir?

3. (a) ¿Por qué son “extranjeros” en este mundo los cristianos verdaderos? (b) ¿Cómo los consideran los incrédulos, y por qué?

3 En este mundo, los cristianos verdaderos son “forasteros y residentes temporales” porque esperan una morada permanente como parte de los “nuevos cielos y una nueva tierra” que Dios hace. (1 Pedro 2:11; 2 Pedro 3:13) Los discípulos verdaderos de Jesucristo tratan de pensar y obrar en armonía con las Santas Escrituras, y debido a eso puede que los incrédulos, o los que solo fingen practicar el cristianismo, los menosprecien como si fueran “extranjeros” indeseables. Pero el modo en que el mundo ve al cristiano no debe avergonzar a éste. Desde el punto de vista divino, su estado de forastero es uno de dignidad. Por eso, el cristiano querrá hacer todo lo posible para portarse de tal modo que no le dé a nadie razón válida para vituperarlo.

4, 5. (a) En el primer siglo E.C., ¿por qué pudo el apóstol Pedro referirse a los cristianos como “residentes temporales esparcidos”? (b) ¿Cómo los consideraba Jehová Dios?

4 Al escribir a compañeros de creencia, el apóstol Pedro llamó atención a la posición honorable que ellos ocupaban como “forasteros y residentes temporales.” Al principio de su primera carta, leemos:

“Pedro, apóstol de Jesucristo, a los residentes temporales esparcidos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, a los escogidos según la presciencia de Dios el Padre, con santificación por el espíritu, con el propósito de que sean obedientes y rociados con la sangre de Jesucristo.”—1 Pedro 1:1, 2.

5 Allá en el primer siglo E.C., los creyentes se hallaban esparcidos en diferentes lugares y vivían en medio de grandes poblaciones no cristianas. A menudo sus vecinos los despreciaban sin motivo justo. Por eso, debe haberles animado el leer u oír cómo los estimaba Jehová, según se expresó esto en la carta de Pedro. Realmente eran “los escogidos” de Dios, los elegidos. El Altísimo los había hecho su posesión, su pueblo. Mucho antes de que llegara a existir la congregación cristiana compuesta de judíos y no judíos, el Todopoderoso ya sabía que con el tiempo tendría dicho grupo de siervos esparcidos en diferentes partes de la Tierra. Por medio de la operación del espíritu de Dios sobre ellos, se les santificó o apartó para uso sagrado. Al tratar con ellos, Jehová tenía por objetivo el que fueran hijos obedientes de él, ocupados en hacer Su voluntad. El saber que el Soberano Universal estaba usándolos de esta manera ciertamente debería haberlos conmovido profundamente y debería haberlos impulsado a querer vivir en conformidad con el propósito noble que Dios les había asignado.

6. (a) ¿Cómo consiguieron los cristianos su posición limpia delante de Dios? (b) ¿Qué puede estar incluido en el hecho de que ‘fueron rociados con la sangre de Jesucristo’?

6 Por supuesto, no fue debido a su propio mérito que los creyentes llegaron a ser un pueblo escogido, santificado. Como individuos, eran pecadores y tenían que ser limpiados, de modo que el apóstol Pedro dijo que habían sido “rociados con la sangre de Jesucristo.” Esto nos recuerda el procedimiento de limpieza establecido para el israelita que quedara ceremonialmente contaminado por, entre otras cosas, haber tocado un cadáver humano. Para volver a estar limpio, el individuo tenía que ser rociado con el agua que se usaba para impartir limpieza. (Números 19:1-22) De modo parecido, los beneficios expiatorios del sacrificio de Cristo se les habían aplicado a los cristianos y así los cristianos podían tener una conciencia limpia delante de Dios y franqueza de expresión al acercarse a él en oración. (Hebreos 9:13, 14; 10:19-22) Adicionalmente, cuando a los israelitas se les admitió en una relación de pacto con Jehová, Moisés roció al pueblo con la sangre de las víctimas de sacrificio. (Éxodo 24:3-8) Por lo tanto, las palabras acerca de que ‘fueron rociados con la sangre de Jesucristo’ también pueden llamar atención al hecho de que estos creyentes habían sido admitidos en el nuevo pacto para el cual Jesucristo había servido de mediador y que él había hecho válido por medio de su sangre derramada, y también al hecho de que ellos ahora eran partícipes de los beneficios de este pacto.

7. ¿Qué se requiere de nosotros debido a nuestra condición de “forasteros”?

7 Lo mismo que los creyentes del primer siglo E.C., los discípulos devotos de Jesucristo hoy día tienen una posición honorable ante Jehová Dios. En este mundo su conducta como “forasteros” y “residentes temporales” tiene que ser ejemplar. De otro modo, le acarrean vituperio a Jehová Dios y a la congregación de su pueblo. Por lo tanto, es necesario que todos tomen a pecho la amonestación del apóstol Pedro: “Amados, les exhorto como forasteros y residentes temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos que llevan a cabo un conflicto en contra del alma.”—1 Pedro 2:11.

8. ¿A qué cosas no debemos permitirnos llegar a estar indebidamente apegados, y por qué?

8 Debido a que somos “forasteros y residentes temporales” en este sistema de cosas que está por pasar, no nos conviene cobrarle apego indebido a cosa alguna dentro de la estructura de cosas relacionadas con la humanidad que actualmente existe. Ninguno de los vínculos, tristezas, gozos o posesiones terrestres son permanentes. El tiempo y el suceso imprevisto le acontecen a toda persona y pueden cambiar las circunstancias de uno súbita y dramáticamente. (Eclesiastés 9:11) Por eso, el prestar atención a este consejo del apóstol Pablo encierra verdadera sabiduría: “Los que tienen esposas sean como si no tuviesen, y también los que lloran sean como los que no lloran, y los que se regocijan como los que no se regocijan, y los que compran como los que no poseen, y los que hacen uso del mundo como los que no lo usan plenamente; porque la escena de este mundo está cambiando.” (1 Corintios 7:29-31) El que estemos completamente absortos en las tristezas o gozos que son el producto de estas circunstancias y relaciones que cambian de continuo pudiera obrar en contra de que logremos un mayor acercamiento al Altísimo y a su Hijo, y esto resultaría en una grave pérdida para nosotros.

9, 10. (a) ¿Por qué tienen los mundanos ese modo de ver las posesiones? (b) ¿Por qué debe nuestro modo de ver las posesiones diferir del modo en que las ven los incrédulos?

9 La situación de la mayoría de la humanidad demuestra claramente por qué no debemos tratar de ‘hacer uso del mundo a grado cabal.’ Por lo general, la gente no está enterada de la promesa de Dios de “nuevos cielos y una nueva tierra” o no tiene verdadera fe en ese justo nuevo orden venidero. Por eso, aparte de su vida actual no tienen nada en que fijar su atención. No tienen una esperanza sólida respecto al futuro. A eso se debe el que estén tan envueltos en pensar en sus necesidades diarias y empeñados en conseguir cuanto puedan del mundo. (Mateo 6:31, 32) Sus ojos brillan ante la expectativa de conseguir ropa fina, joyas centelleantes, adornos costosos, muebles hermosos o casas lujosas. Quizás esperen impresionar a otros con sus posesiones materiales y se esfuercen por hacerlo.—1 Juan 2:15-17.

10 En contraste, el cristiano reconoce que ante él se extiende un futuro eterno. Sería absurdo el que se enfrascara a tal grado en los asuntos de la vida que quedara virtualmente sin tiempo para el Creador de quien depende su futuro. Esto no quiere decir que los siervos verdaderos de Dios no puedan disfrutar correctamente de muchas cosas excelentes que se pueden comprar con dinero. Pero si realmente nos vemos como “residentes temporales” en este sistema actual, entonces ni siquiera los placeres sanos ni las posesiones materiales beneficiosas llegarán a ser jamás el foco de nuestra vida. A la vez que no somos derrochadores ni descuidados con nuestros bienes, los consideramos correctamente de un modo muy parecido a la manera en que personas fidedignas consideran el apartamento amueblado, las herramientas, el equipo u otros artículos que meramente alquilan cuando los necesitan. Tales personas cuidan bien de estas cosas, pero nunca llegan a estar completamente apegadas a ellas como si fueran posesiones permanentes. Nuestra vida debe demostrar que reconocemos que nada del presente sistema da garantía alguna de permanencia, que solo somos “forasteros” y “residentes temporales,” resueltos a avanzar hacia el nuevo orden que Dios ha prometido hacer.

‘ABSTÉNGANSE DE LOS DESEOS CARNALES’

11. ¿Qué estaría incluido en los deseos carnales de los cuales tenemos que abstenernos?

11 Sin embargo, para tener éxito en nuestro modo de vivir como cristianos, hay mucho más que tenemos que hacer además de reconocer que, en cuanto a lo que tiene que ver con nuestra vida actual en este mundo, nuestras circunstancias están expuestas a cambio impredecible. También tenemos que dar atención seria a la exhortación bíblica de ‘abstenernos de los deseos carnales.’ Esto se refiere a los anhelos o deseos incorrectos que el individuo tiene en los miembros de su cuerpo. La carta del apóstol Pablo a los gálatas revela los pecados que estos anhelos incorrectos incitan. Después de mostrar que la persona que deja que el espíritu de Dios la conduzca no lleva a cabo “ningún deseo carnal,” el apóstol alista las obras de la carne: “fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas.”—Gálatas 5:16, 19-21.

12, 13. (a) ¿Cómo puede decirse que los deseos carnales “llevan a cabo un conflicto en contra del alma”? (b) ¿Qué tenemos que hacer para mantener una posición limpia delante de Dios?

12 Como resultado del pecado que hemos heredado, nos hallamos expuestos a presiones fuertes que se ejercen en nosotros para que nos envolvamos en las obras de la carne, para que ‘llevemos a cabo deseos carnales.’ Los deseos dañinos, inmorales, son como un ejército invasor que trata de conseguir el dominio del alma entera, la persona entera, y hacer que ésta ceda y se entregue a la satisfacción de sus pasiones pecaminosas. El apóstol cristiano Pablo estaba muy consciente de la lucha que esto puede ocasionar dentro del individuo. Haciendo referencia a su propio caso, escribió: “Sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno mora; porque la habilidad para desear está presente conmigo, mas la habilidad para obrar lo que es excelente no está presente. Porque lo bueno que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico.” (Romanos 7:18, 19) Este conflicto obligó a Pablo a ‘aporrear su cuerpo y conducirlo como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros no llegara a ser desaprobado de algún modo.’—1 Corintios 9:27.

13 De la misma manera, nuestro deseo de mantener una posición limpia delante de Dios y recibir su bendición nos da motivo para esforzarnos por tener bajo control cualesquier anhelos incorrectos. ¿Por qué debiéramos hacer de una lucha difícil una más difícil aún al envolvernos en entretenimiento, materia de lectura, asociación y circunstancias que no pueden menos que excitar nuestras inclinaciones pecaminosas y reforzar la presión que ejercen en nosotros? De más importancia es que tenemos que dar pasos positivos para protegernos. Es bueno tener presente que no podemos salir victoriosos por nuestras propias fuerzas, sino que necesitamos el estímulo de nuestros hermanos devotos y la ayuda del espíritu de Dios. El apóstol Pablo instó a Timoteo a que siguiera “tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que de corazón limpio invocan al Señor.” (2 Timoteo 2:22) Si esto es lo que estamos haciendo, entonces, con la ayuda del espíritu santo, podemos tener éxito en evitar que los deseos incorrectos logren dominarnos. Así, el que resistamos los deseos carnales por medio de mantener la mente fija en lo que es verdadero, justo, casto, amable, virtuoso y digno de alabanza impedirá el que recibamos la desaprobación divina. (Filipenses 4:8, 9) Después de haber tratado de ayudar a otros a tener éxito, no nos convertiremos en un fracaso nosotros mismos.

LA CONDUCTA EXCELENTE PUEDE AYUDAR A OTROS A ACEPTAR LA ADORACIÓN VERDADERA

14. ¿Cómo puede beneficiar a otros el que nos vean ‘abstenernos de deseos carnales’?

14 Hay todavía otro beneficio muy deseable que viene junto con el que nos ‘abstengamos de los deseos carnales.’ El apóstol Pedro escribió: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones, para que, en la cosa en que hablen contra ustedes como de malhechores, ellos, como resultado de las obras excelentes de ustedes de las cuales ellos son testigos oculares, glorifiquen a Dios en el día para la inspección por él.”—1 Pedro 2:12.

15. ¿De qué manera se presentó en falsos colores a los cristianos del primer siglo E.C.?

15 En el primer siglo, los cristianos muchas veces fueron objeto de una presentación en falsos colores, pues la gente los describía como “malhechores.” Acusaciones como las siguientes fueron típicas: “Estos hombres están turbando muchísimo a nuestra ciudad, . . . y están publicando costumbres que no nos es lícito adoptar ni practicar, puesto que somos romanos.” (Hechos 16:20, 21) ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada.’ “Actúan en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.” (Hechos 17:6, 7) Al apóstol Pablo se le acusó de ser “un individuo pestilente y que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada.” (Hechos 24:5) Hombres de importancia entre los judíos de Roma dijeron a Pablo: “Verdaderamente en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella.”—Hechos 28:22.

16. (a) ¿Cuál es la mejor defensa de los cristianos verdaderos contra el que los presenten en falsos colores? (b) ¿Cómo puede esto resultar en bien para los opositores?

16 La mejor defensa contra esta clase de presentación en falsos colores es la conducta excelente. Cuando los cristianos demuestran que son obedientes a las leyes, pagan fielmente los impuestos, manifiestan que están dispuestos a hacer cualquier “obra buena,” y en sus ocupaciones personales son trabajadores industriosos, honrados en sus tratos, y demuestran interés sincero en el bienestar de su semejante... las acusaciones contra ellos quedan desenmascaradas como falsas. (Tito 2:2–3:2) Así, hasta a las personas que repitan la información calumniadora acerca de los cristianos se les puede ayudar a ver lo incorrecto de su proceder y a sentirse impulsadas a adoptar la adoración verdadera. Entonces, al tiempo en que Dios verifique su inspección y juicio, puede que éstos que antes representaban en falsos colores a los cristianos se cuenten entre los que glorifiquen o alaben al Altísimo.

17. En vista del efecto salutífero que la buena conducta tiene en los observadores, ¿a qué debemos dar consideración seria?

17 El hecho de que la vida recta que el cristiano lleva puede ser una fuerza tremenda para el bien debe hacernos considerar seriamente el modo en que tratamos a otros y hasta qué punto mostramos interés en nuestros vecinos. Ciertamente no queremos cerrar los ojos ante las necesidades de la gente de al lado. Por supuesto, el que seamos vecinos bondadosos, corteses y considerados no es simplemente “buena política.” Es fundamental si queremos ser cristianos. En su Sermón del Monte, Jesucristo amonestó: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mateo 7:12) Las Escrituras nos instan así: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.” (Gálatas 6:10) “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.” (Romanos 12:18) “Sigan siempre tras lo que es bueno los unos para con los otros y para con todos los demás.”—1 Tesalonicenses 5:15.

18, 19. En armonía con 1 Pedro 3:8, ¿qué debe ser cierto de nuestras actitudes y acciones como cristianos?

18 Claro está que el ser cristiano abarca más que el cumplir requisitos vitales como los de asistir a las reuniones con compañeros de creencia y compartir la verdad bíblica con otras personas. (Mateo 28:19, 20; Hebreos 10:24, 25) También estamos bajo el mandato de imitar al Hijo de Dios en nuestras actitudes y acciones, en lo que somos como personas, como individuos. El apóstol Pedro escribió: “Finalmente, todos ustedes sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal, siendo tiernamente compasivos, humildes de mente.” (1 Pedro 3:8) Para ser de “un mismo ánimo y parecer,” tenemos que estar “aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (1 Corintios 1:10) Nuestro pensar, especialmente, debe estar en armonía con el de Jesucristo, quien expresó su amor por medio de entregar su vida por nosotros. (Juan 13:34, 35; 15:12, 13) Aunque los verdaderos discípulos de Jesucristo son “de un mismo ánimo y parecer,” como lo evidencian su amor y unidad por todo el mundo, las preguntas que tenemos que contestar individualmente son éstas: ‘¿Genuinamente contribuyo yo a este espíritu de unidad y cariño? ¿Cómo, y a qué grado?’

19 Si verdaderamente amamos a nuestros hermanos espirituales, seremos bondadosos y demostraremos que estamos dispuestos a perdonar. Una vez que se considere un problema y se convenga en la solución, no seguiremos abrigando rencores ni evitaremos deliberadamente a ciertos miembros de la congregación cristiana que tal vez hayan contribuido a crear la dificultad. En armonía con el consejo de Pedro, tenemos que ejercer cuidado para no caer víctimas de la insensibilidad, de la severidad y el orgullo que son comunes en el mundo. A otros les debe ser fácil ver que compartimos un sentimiento de compañerismo o que nos compadecemos de los que están sufriendo, que les tenemos amor afectuoso o cariño a nuestros hermanos espirituales, que somos “tiernamente compasivos” o que nos inclinamos a mostrar piedad, y que no tenemos una opinión ensalzada de nosotros mismos, sino que somos “humildes de mente,” que estamos dispuestos a servir a otros.—Compare con Mateo 18:21-35; 1 Tesalonicenses 2:7-12; 5:14.

20. ¿Qué tenemos que hacer a fin de prestar atención al consejo de 1 Pedro 3:9?

20 Además, no debemos limitar nuestras expresiones de condolencia, compasión y bondad tan solo a nuestros compañeros de creencia. (Lucas 6:27-36) El apóstol Pedro pasó a instar a los cristianos a que no ‘devolvieran daño por daño ni injuria por injuria, sino, al contrario, que confirieran una bendición.’ (1 Pedro 3:9) Esto no quiere decir que vamos a alabar a las personas que nos causan daño e injurian, ni que vamos a expresarles cariño profuso. Pero sí lograremos el mayor bien y disfrutaremos de más tranquilidad de ánimo y felicidad si seguimos siendo bondadosos y considerados en nuestros tratos con ellos a la vez que esperamos que cambien de modo de ser y lleguen a recibir las bendiciones divinas.

RAZONES PARA NO DESQUITARNOS

21. ¿Cómo puede el ejemplo de Jehová contribuir a que adoptemos la actitud de no desquitarnos?

21 El hecho de que Jehová Dios en su misericordia nos ha perdonado nuestros pecados sobre la base del sacrificio de Jesús debe movernos a ser bondadosos, compasivos, hasta en el modo en que tratamos a nuestros enemigos. Jesucristo dijo: “Si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.” (Mateo 6:15) Por lo tanto, el que estemos dispuestos a bendecir a otros tiene efecto en el que nosotros heredemos bendiciones permanentes de Dios. Jehová Dios permite que experimentemos tratamiento poco amable o severo. Una de las razones para esto es que ello nos suministra la oportunidad de demostrar que estamos dispuestos a perdonar y somos compasivos para con nuestro semejante. El apóstol Pedro expresó este pensamiento cuando pasó a decir: “Ustedes fueron llamados a este derrotero [de bendecir a los que tratan de causarles daño], para que hereden una bendición.” (1 Pedro 3:9) Esto no es decir que nuestro Padre celestial quiere que otros nos hagan daño. Simplemente se ha abstenido de intervenir en los asuntos de manera que, como resultado de ello, no experimentemos los problemas que son comunes a humanos pecaminosos que viven en un mundo pecaminoso. Y esto nos permite demostrar si realmente queremos ser como él... bondadosos, compasivos y dispuestos a perdonar.

22. ¿Qué estímulo provee Salmo 34:12-16 con relación a evitar un espíritu vengativo?

22 Al continuar dando estímulo para que no nos desquitemos de palabra ni por obra, Pedro cita Salmo 34:12-16 y escribe:

“Pues, ‘el que quiere amar la vida y ver días buenos, reprima su lengua de lo que es malo y sus labios de hablar engaño, antes apártese de lo que es malo y haga lo que es bueno; busque la paz y vaya en pos de ella. Porque los ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos atentos a su ruego; pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas malas.’”—1 Pedro 3:10-12.

23, 24. (a) ¿Qué significa para nosotros “amar la vida” y querer “ver días buenos”? (b) ¿Cómo nos beneficia el demostrar que amamos la vida?

23 Esas palabras de Pedro enfatizan el hecho de que el tratar a todas las personas de manera bondadosa es realmente la única manera correcta de vivir, la mejor manera de vivir. La persona que ‘ama la vida,’ que la aprecia como dádiva de Dios y quiere ver “días buenos” —días que le comuniquen a la persona el sentido de que la vida tiene propósito y significado— lo demuestra por medio de promover la felicidad de su semejante. Tiene refrenada su lengua, pues no la usa para desacreditar, injuriar, engañar ni defraudar a otros. Su deseo es evitar toda maldad y hacer lo que es bueno desde el punto de vista de Dios. Como individuo que busca la paz y va en pos de ella, no será agresivo ni belicoso, sino que se afanará por promover buenas relaciones con otros y entre otros.—Romanos 14:19.

24 La persona que demuestra que ama la vida ayudando a otros a disfrutar de felicidad y paz hace de sí misma alguien con quien otros desean asociarse. Otros muestran por sus palabras y acciones que para ellos esta persona es alguien a quien necesitan, quieren y aprecian. Como resultado, la vida de esa persona nunca estará vacía ni carecerá de significado.—Proverbios 11:17, 25.

25. ¿Por qué podemos contar con el cuidado amoroso y la ayuda de Dios?

25 Aunque los actos bondadosos de esta persona no siempre se reciban con gratitud, puede contar con el cuidado amoroso de Jehová Dios. Puesto que los ojos del Altísimo vigilan a los justos y sus oídos siempre están atentos para oírlos, él está enterado de precisamente qué necesitan ellos y puede responder rápidamente para suplirles lo necesario. Él realmente hará que los justos ‘vean días buenos,’ porque la devoción piadosa que muestran “encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” (1 Timoteo 4:8) Por otra parte, los que practican lo que es malo —que no trabajan en el interés de la paz y felicidad de otros— no pueden esperar una expresión de aprobación divina. El “rostro” de Dios está contra ellos con un juicio adverso, pues nada se le escapa a él.

UN DERROTERO DE GANANCIA

26. Según las palabras de Pedro, ¿quiénes quizás quieran vernos volver a las prácticas corruptas del mundo?

26 El que siempre tengamos en la mente un cuadro claro de los beneficios que resultan de la conducta excelente nos ayudará a resistir las presiones que se ejercen en nosotros para que nos envolvamos en las prácticas degradadas del mundo. A fin de ayudarnos a resistir a ese respecto, el apóstol Pedro nos da estímulo vigoroso, diciendo:

“Basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales. Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes. Pero estas personas rendirán cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos. De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.”—1 Pedro 4:3-6.

27. ¿Por qué nunca debemos tener el deseo de volver a la corrupción del mundo?

27 El tiempo que el cristiano haya dedicado a la satisfacción de sus pasiones y deseos pecaminosos mientras ignoraba la voluntad y propósito de Dios ciertamente debiera haber bastado para que él nunca quisiera volver a una vida caracterizada por excesos y la falta de refrenamiento en lo relativo a la moralidad. Jamás queremos olvidar cuán vacía y falta de significado es una vida dedicada a la satisfacción de los propios deseos de uno, y la vergüenza o ignominia que la acompaña. (Romanos 6:21) El entretenimiento bajo, obsceno, el baile lascivo y la música desenfrenada e incitadora de pasiones, que se han hecho tan prominentes en el mundo, deben repelernos, no atraernos. Aunque no nos sea grato saber que las personas con las cuales nos asociábamos antes hablan injuriosamente de nosotros porque evitamos esas cosas, ciertamente no hay nada que podamos ganar al participar con ellas en sus fiestas licenciosas y en su desenfrenado modo de vivir. Pero sí hay mucho que podemos perder al adoptar la mundanalidad. Todos los que practican lo malo tendrán que rendir cuentas por sus acciones ante Jesucristo, aquel a quien Jehová Dios ha nombrado para juzgar a los vivos y a los muertos. (2 Timoteo 4:1) Puesto que este juicio es inevitable, se declararon las “buenas nuevas” a los “muertos,” es decir, a las personas espiritualmente muertas que necesitaban arrepentirse, volverse y llegar a vivir desde el punto de vista de Dios por la aplicación de los beneficios expiatorios del sacrificio de Cristo.

28. (a) ¿Por qué es posible que los cristianos sean “juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres”? (b) ¿Por qué no debe perturbarnos dicho juicio?

28 Las personas que sí se arrepienten son verdaderamente preciosas a los ojos de Jehová Dios, y él quiere que disfruten de una eternidad de vida feliz. Pero los hombres de este mundo no reconocen la excelente reputación de los cristianos verdaderos ante el criterio del Creador. Esos mundanos estiman a los discípulos de Cristo de la misma manera que estiman a otros hombres y los juzgan “en cuanto a la carne,” por la apariencia exterior. No obstante, el hecho de que sea desfavorable el juicio que hacen de nosotros no debe perturbarnos. Lo que realmente vale es si Jehová Dios considera que ‘vivimos en cuanto al espíritu,’ es decir, si la vida que vivimos es espiritual. Tal será el caso si nuestra vida continúa estando en armonía con los mandamientos del Altísimo.

29. ¿Qué buenas razones tenemos para mantener conducta excelente?

29 Ciertamente tenemos buena razón para mantener excelente conducta como “forasteros y residentes temporales” en este sistema actual. El Altísimo lo manda. Su propio ejemplo de tratar con nosotros de un modo bondadoso, misericordioso, requiere que nosotros seamos considerados y compasivos y estemos prestos a perdonar en nuestros tratos con otros. Nuestra conducta loable redunda en honra para nuestro Dios y puede ayudar a otros a llegar a ser siervos de él. Solo por medio de mantener conducta excelente continuaremos experimentando la bendición de Jehová y recibiremos por fin vida eterna en un lugar de habitación permanente. Ningún otro modo de vivir es tan provechoso ahora ni brinda tan grandiosa promesa para el futuro.

[Preguntas del estudio]