Ir al contenido

Ir al índice

La sumisión a autoridades que es recompensadora

La sumisión a autoridades que es recompensadora

Capítulo 6

La sumisión a autoridades que es recompensadora

1. ¿Por qué podemos decir que es prudente y beneficioso el que uno se someta a los arreglos existentes?

EL DESPLIEGUE de sumisión, el comportarse en subordinación a los arreglos existentes, puede encerrar sabiduría. Prescindiendo de la aparente atracción que la independencia total pueda tener, no es deseable, no es realista. No hay una sola persona en la Tierra que pueda hacerlo todo ni saberlo todo. Así como dependemos del aire, del Sol, del alimento y del agua para la vida, si queremos beneficiarnos de la vida y disfrutar de ella también necesitamos a otras personas y lo que ellas puedan hacer para nosotros.

2. ¿Cómo debe afectar nuestra vida el hecho de que Jehová sea el Soberano Supremo?

2 Los arreglos gubernamentales, las relaciones entre patrono y obrero, los vínculos familiares, la asociación con la congregación cristiana, sí, y el mismo hecho de que vivimos entre otras personas, todo esto nos impone ciertos deberes. Debemos algo a cambio de lo que recibimos de otros. Mientras cumplimos estas responsabilidades para con los seres humanos es de primordial importancia que reconozcamos la posición de Jehová Dios. Porque él es el Creador, apropiadamente es el Soberano Supremo a quien debemos todas las cosas. En una visión, el apóstol Juan oyó a 24 ancianos declarar: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.” (Revelación 4:11) El que nosotros, a semejanza de ellos, expresemos nuestro reconocimiento de Jehová como el Altísimo no es asunto que esté limitado al uso de palabras. En todas nuestras relaciones, podemos demostrar que nos sometemos a lo que es la voluntad de Dios para nosotros y que reconocemos a Jesucristo como el que ha sido nombrado Señor nuestro.

“POR CAUSA DEL SEÑOR”

3, 4. ¿Cuáles son las ‘creaciones humanas’ a las que debemos estar sujetos, y por qué pueden identificarse así?

3 En cuanto a la razón principal por la cual debemos estar sujetos a las autoridades humanas, el apóstol Pedro presentó de modo vigoroso este mismo elevado punto de vista. Escribió: “Por causa del Señor sujétense a toda creación humana: sea a un rey como siendo superior o a gobernadores como siendo enviados por él para infligir castigo a los malhechores pero para alabar a los que hacen el bien.”—1 Pedro 2:13, 14.

4 Las ‘creaciones humanas’ a las que debemos estar sujetos son las autoridades creadas por el hombre para gobernarse. Son ‘creaciones humanas’ porque los hombres, no Dios, han creado los puestos de reyes y los de gobernantes o gobernadores inferiores. El Altísimo simplemente ha permitido que éstos hayan llegado a existir y los tolera, puesto que cumplen un propósito útil en medio de las condiciones actuales. Porque las autoridades gubernamentales existen por permiso de Dios, los individuos que se rebelan contra ellas están sublevándose contra el “arreglo de Dios,” una provisión que él todavía no ha tenido por conveniente terminar y reemplazar con un reino celestial mediante su Hijo. (Romanos 13:1, 2) En los días del apóstol Pedro, el emperador romano, o César, nombraba gobernadores para que administraran los asuntos de las provincias imperiales, incluso la de Judea. Estos gobernadores eran directamente responsables al emperador y tenían que mantener la ley y el orden en el territorio bajo su jurisdicción. Al desempeñar sus deberes, los gobernadores ‘infligían castigo a los malhechores’... bandidos, secuestradores, ladrones y sediciosos. Pero también ‘alababan a los que hacían el bien,’ es decir, honraban a los individuos rectos por medio de otorgarles reconocimiento público como hombres de mérito y por medio de proteger la persona, propiedad y derechos de éstos.

5. ¿Por causa de quién debemos estar sujetos, y por qué, correctamente, se le llama “Señor”?

5 La razón principal por la cual se insta a los cristianos a estar sujetos no es para que escapen del castigo y se consigan ‘alabanza.’ Más bien es “por causa del Señor.” Este Señor es Jesucristo, pues anteriormente el apóstol Pedro lo ha identificado como tal. (1 Pedro 1:3) Las Escrituras se refieren al Hijo de Dios como “Señor tanto sobre los muertos como sobre los vivos.” (Romanos 14:9) Por lo tanto, él ocupa un puesto que ningún gobernante humano jamás ha tenido. Como ‘Señor sobre los muertos,’ Jesucristo puede hacer que éstos comparezcan ante él por medio de restaurarlos a la vida. El alcance del señorío de Jesús se extiende hasta más allá de la autoridad que tiene sobre seres humanos vivos y muertos. Después de su propia resurrección, el Hijo de Dios dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra.” (Mateo 28:18) Ciertamente demuestra sabiduría de parte nuestra el que nos sometamos a los gobernantes humanos por causa de Aquel que tiene mucha, mucha más autoridad que ellos.

6, 7. ¿Cómo nos sujetamos a gobernantes humanos “por causa del Señor”?

6 ¿Qué quiere decir el que nos sujetemos “por causa del Señor” a hombres de elevado rango gubernamental? El hecho de que reconocemos a Jesucristo como nuestro Señor ha de ser la fuerza que nos impela a someternos debidamente a los gobernantes. El Hijo de Dios dio el ejemplo perfecto en cuanto a esto. No se rebeló contra las demandas de la autoridad gubernamental, ni enseñó a otros a rebelarse. Más bien, instó: “Si alguien bajo autoridad te obliga a una milla de servicio, ve con él dos millas.” (Mateo 5:41) “Paguen de vuelta a César las cosas de César.”—Mateo 22:21.

7 Puede que a veces, con diferentes fines, los gobiernos manden a sus ciudadanos que se anoten en registros, o quizás les pidan que apoyen ciertos proyectos de construcción y agricultura para la comunidad, tal vez con relación a la construcción de caminos, presas o escuelas. (Compare con Lucas 2:1-3.) En todos estos asuntos, por supuesto, ha de considerarse la conciencia cristiana. Sin embargo, cuando se ve que el asunto de que se trata no implica nada que ofenda la conciencia bíblicamente entrenada de uno, entonces el que el cristiano haga lo que pueda para desplegar tanto sumisión como cooperación puede contribuir al adelanto de las “buenas nuevas.” Sería sumamente incorrecto el que alguien promoviera alborotos en contra de cualesquier proyectos en particular o que se hiciera francamente rebelde contra la autoridad gubernamental en cualquier nivel de ésta. El precepto bíblico es que “estén en sujeción y sean obedientes a los gobiernos y a las autoridades como gobernantes, que estén listos para toda buena obra.” Una actitud o posición belicosa y arrogante no armoniza con la enseñanza y ejemplo del Hijo de Dios.—Tito 3:1, 2.

“COMO ESCLAVOS DE DIOS”

8. ¿Qué beneficios pueden provenir de que estemos debidamente sujetos a los gobernantes?

8 A fin de mostrar que la sumisión adecuada a las autoridades puede servir para el adelanto de la causa de la adoración verdadera, el apóstol Pedro escribe: “Porque así es la voluntad de Dios, que haciendo el bien amordacen el habla ignorante de los hombres irrazonables.” (1 Pedro 2:15) El que los cristianos hagan lo que los gobernantes consideran bueno, decente o en conformidad con la ley mientras que al mismo tiempo conservan una buena conciencia ante Dios puede redundar en encomio para ellos. Esto resulta en acallar a los ignorantes que tal vez acusen falsamente a los siervos del Altísimo de ser tercos, insubordinados, antisociales, sediciosos o subversivos. Así la conducta loable de los cristianos resulta en la mejor defensa contra la difamación de su buen nombre.

9, 10. ¿Por qué no es nuestra sujeción a la autoridad gubernamental como la sujeción de un esclavo dominado por el temor ante su amo?

9 Pero, ¿significa la sumisión del cristiano a los gobernantes que él está en esclavitud abyecta a ellos, que está totalmente subordinado o en servilismo absoluto? La respuesta inspirada es: No. El apóstol Pedro continúa: “Sean como personas libres, y sin embargo teniendo su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios.”—1 Pedro 2:16.

10 Como cristianos, se nos ha librado de la esclavitud al pecado y la muerte. (Juan 8:31-36) El Hijo de Dios hasta nos ha emancipado del temor a una muerte violenta, un temor mediante el cual Satanás el Diablo ha podido mantener a los hombres en esclavitud, pues ha inducido a los hombres, por medio de las órdenes de dictadores humanos, a obrar en contra de su conciencia individual humana. (Hebreos 2:14, 15) Sin embargo, en vista de que somos un pueblo libre nuestra conciencia no puede rendirse servilmente a los dictados y amenazas de ningún hombre ni grupo de hombres. Nuestra sumisión a los gobernantes es voluntaria y está limitada por los mandatos superiores del Soberano Supremo, Jehová Dios. No podemos hacernos esclavos abyectos de ningún hombre y rendirle obediencia incondicional sin tomar en consideración la ley divina. Como señaló el apóstol Pedro, los cristianos son “esclavos de Dios.” Por eso, gustosamente nos sometemos a los deseos de las autoridades gubernamentales hasta donde no haya un conflicto directo con la adoración que damos al Altísimo. Si se evidencia ese conflicto, nos vemos obligados a tomar la posición que Pedro y los otros apóstoles expresaron cuando comparecieron ante el tribunal supremo judío: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hechos 5:29.

UNA LIBERTAD, CON LÍMITES

11. ¿Qué actitud para con la autoridad gubernamental constituir a un abuso de la libertad cristiana?

11 Sin embargo, sería incorrecto el que viviéramos como si los gobiernos políticos no tuvieran autoridad alguna sobre nosotros y les presentáramos resistencia en asuntos que no están fuera de armonía con la ley divina. Esa clase de conducta irrespetuosa constituye un mal uso de la libertad cristiana. La libertad de que disfrutamos está limitada por el hecho de que somos esclavos de Dios. Esa libertad no nos provee licencia para deshacernos de las restricciones debidas, de modo que nos entreguemos a la maldad o tratemos con desdén leyes que pudieran causarnos inconvenientes pero cuyo propósito fuera proteger la vida y el ambiente. Más bien, nosotros, por nuestra conducta, debemos manifestar que apreciamos el buen propósito que tienen las leyes de tráfico, los reglamentos contra la contaminación, las restricciones que se imponen con relación a la caza y la pesca, y así por el estilo.

12. ¿Qué determina la clase de obligaciones que tenemos para con otros?

12 Sí, tenemos obligaciones para con otros. La relación en particular que tenemos con Jehová Dios y con nuestros semejantes influye en la naturaleza de estos deberes. El apóstol Pedro señala estas obligaciones y exhorta: “Honren a hombres de toda clase, ténganle amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios, den honra al rey.”—1 Pedro 2:17.

13. (a) ¿Por qué merecen honra todas las criaturas humanas? (b) ¿Qué les debemos a nuestros hermanos espirituales? (c) ¿Qué debe determinar la clase de honra que se haya de dar a los seres humanos? (d) ¿Qué le debemos solo a Dios?

13 Todas las criaturas humanas son producto de la creación de Dios y fueron compradas con la preciosa sangre de Jesucristo. Por eso es justo que las honremos, que las tratemos con respeto e imparcialidad. (Hechos 10:34, 35; 1 Timoteo 2:5, 6) Pero la entera “asociación de hermanos” merece mucho más que simplemente el respeto formal que es el derecho reconocido de los seres humanos en general. A nuestros hermanos les debemos además amor intenso, cariño. Por otra parte, aunque es cierto que a un soberano terrestre y a los funcionarios inferiores se les debe conceder el honor que su puesto exige, el Dios Altísimo es el único que merece que se le tenga temor reverencial, el temor que tiene que ver con la adoración. Por consiguiente, una sana consideración a Jehová Dios y sus mandamientos debe siempre limitar la honra que demos a cualquier hombre. Por ejemplo, no hay objeción a que uno se dirija a los gobernantes por sus títulos usuales cuando éstos no les atribuyen la clase de honor que solo pertenece a Dios. Pero seres humanos mortales no son los salvadores de los cristianos, y no es por medio de ellos que vienen todas las bendiciones. (Salmo 146:3, 4; Isaías 33:22; Hechos 4:12; Filipenses 2:9-11) Por eso, el cristiano genuino no se dirige a los hombres con el uso de términos que pongan en tela de juicio el propio temor del cristiano a Dios y ensalcen a los gobernantes mucho más de lo que su rango requiere.

¿MERECEN HONRA TODOS LOS FUNCIONARIOS?

14, 15. (a) Explique por qué la reputación moral de un gobernante o funcionario no afecta el que el cristiano lo honre o no. (b) ¿Qué podemos aprender del modo en que el apóstol Pablo trató con funcionarios?

14 En vista del precepto bíblico de que se debe honrar a los gobernantes, puede que algunas personas pregunten respecto a cierto funcionario: ‘¿Cómo puedo respetar u honrar a alguien que en sentido moral es corrupto?’ Debe tenerse en cuenta que la reputación moral del funcionario no es la base sobre la cual se le rinde dicha honra. Más bien, lo que exige cierta clase de respeto es la autoridad que él representa y ejerce. Si no se mostrara consideración a las autoridades debidamente constituidas, reinaría la anarquía, con el consecuente daño a la sociedad, incluso a los cristianos.

15 Los tratos que el apóstol Pablo tuvo con los funcionarios sirven para ilustrar que lo que esos gobernantes son como personas no afecta la clase de honra que se les debe mostrar. Tácito, un historiador de la antigüedad, describió al gobernador romano Félix como un hombre que “creía que podía cometer cualquier maldad con impunidad,” y que, “entregándose a toda clase de barbaridad y lujuria, ejercía el poder de rey a la manera de un esclavo.” No obstante, por consideración al puesto que Félix ocupaba, Pablo respetuosamente inició su defensa ante este hombre con las siguientes palabras: “Sabiendo bien que hace muchos años que esta nación te tiene de juez, de buena gana hablo en mi defensa las cosas acerca de mí mismo.” (Hechos 24:10) A pesar del hecho de que el rey Herodes Agripa II vivía en incesto, Pablo le mostró debida honra al rey al decir: “Me considero feliz de que es ante ti que he de hacer mi defensa este día, especialmente por cuanto eres experto en todas las costumbres así como también en las controversias entre los judíos.” (Hechos 26:2, 3) Aunque el gobernador Festo era adorador de ídolos, Pablo todavía se dirigió a él con el término de “excelentísimo.”—Hechos 26:25.

PAGO DE IMPUESTOS

16. ¿Qué consejo se da a los cristianos en Romanos 13:7?

16 Además de dar a los hombres la clase de honra que corresponde a su autoridad, los cristianos también están bajo el mandato divino de ser concienzudos acerca de pagar los impuestos. Las Escrituras nos dicen: “Rindan a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo; al que pide temor [por motivo de su autoridad, incluso el poder de vida o muerte], dicho temor; al que pide honra, dicha honra.” (Romanos 13:7) ¿Por qué es correcto pagar los impuestos y ser honrados al informar los ingresos?

17. (a) ¿Por qué deben los cristianos considerar que el pago de impuestos es igual al pago de deudas? (b) ¿Por qué deben ser ejemplares los cristianos en el pago de todos los impuestos?

17 Las autoridades gubernativas suministran servicios vitales para asegurar a sus súbditos protección, seguridad y bienestar. Estos servicios incluyen la conservación de las carreteras, la provisión de agencias para hacer cumplir las leyes, tribunales, escuelas, servicios de salud, sistemas postales y cosas parecidas. El gobierno tiene derecho a recibir compensación por los servicios que suministra. Por eso, los cristianos ven correctamente el pago de impuestos o del tributo como el pago de una deuda. El cristiano no es responsable por la manera precisa en que las autoridades gubernativas usen después de eso los impuestos que hayan recibido. El que los funcionarios empleen mal lo que reciben como impuesto o tributo no da al cristiano el derecho de negarse a pagar su deuda. Bajo el actual arreglo de cosas, él necesita los servicios gubernamentales y, por lo tanto, con buena conciencia, paga lo que se exige de él. Cuando el asunto de que se trata es el pago de una deuda a un individuo, el que esa persona empleara mal el dinero no cancelaría la deuda de uno. Así mismo, prescindiendo de lo que hagan los gobiernos con los impuestos y el tributo, el cristiano no queda exonerado de su deber de pagarlos. Ha de ser ejemplar al cumplir con los requisitos legales de informar sus ingresos o la compra de artículos por los cuales haya que pagar impuestos. Al ser concienzudo en estos asuntos, evita acarrear ignominia sobre sí mismo y sobre la congregación cristiana. Eso, además, habla bien de la adoración verdadera, para la honra de Dios y Cristo.

RELACIONES ENTRE PATRONOS Y OBREROS

18. ¿A qué circunstancias actuales pueden aplicarse los principios bíblicos que gobiernan la relación entre amo y esclavo?

18 La relación del cristiano con la autoridad gubernamental no es la única relación que exige el despliegue de la debida sumisión. En su lugar de trabajo, por ejemplo, el cristiano tal vez tenga que dar cuenta de sus actividades a un supervisor o a un superior. Allá en el primer siglo E.C., cuando la esclavitud era común en el Imperio Romano, muchos cristianos trabajaban como esclavos o siervos. Apropiadamente, las Escrituras consideran las obligaciones que éstos tenían para con sus amos. Hoy podemos aplicar los principios que gobernaban la conducta en la relación entre amo y esclavo a la relación que existe entre patrono y obrero.

19. ¿Qué consejo dio Pedro a los sirvientes de casa cristianos?

19 Dirigiendo su consejo a los que trabajaban como sirvientes en las casas, o domésticos, el apóstol Pedro escribió:

“Que los sirvientes de casa estén en sujeción a sus dueños con todo el debido temor, no solo a los buenos y razonables, sino también a los que son difíciles de agradar. Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada. Pues, ¿qué mérito hay en ello si, cuando ustedes están pecando y son abofeteados, lo aguantan? Pero si, cuando ustedes están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios.”—1 Pedro 2:18-20.

20. (a) ¿Cómo estaría un sirviente de casa en sujeción “con todo el debido temor”? (b) ¿Qué situaciones pudieran haber resultado en sufrimiento para un esclavo cristiano?

20 ¿Qué exigía este consejo del individuo que hubiera de obedecerlo? Al cumplir sus responsabilidades como esclavo, el cristiano habría de manifestar a su amo el debido temor o respeto, pues no desearía incurrir en su desagrado. Habría de manifestar este temor aunque el amo fuera inconsiderado, severo o irrazonable en sus demandas. El amo pudiera haber sido un hombre que criticara el trabajo aun cuando éste estuviera bien hecho. Pudiera ser que exigiera que el esclavo cristiano hiciera cosas que fueran contrarias a la ley de Dios. Debido a haber obedecido fielmente los dictados de su conciencia piadosa, y a haber rehusado robar o mentir por su amo, es posible que el esclavo cristiano hubiera sufrido injustamente. Pudiera ser, también, que en otras ocasiones el esclavo hubiera sido víctima de abuso físico y verbal.

21. ¿Qué buen resultado pudiera dar el que el esclavo soportara con paciencia el maltrato?

21 En armonía con el consejo de Pedro, el esclavo cristiano no se levantaría contra su duro amo. Continuaría haciendo su trabajo concienzudamente, y soportaría con paciencia el maltrato. El que procediera así sería grato a los ojos de Dios, porque no redundaría en descrédito para el cristianismo. Otros podrían ver que la adoración verdadera había tenido buena influencia en el esclavo. Esto podría moverlos a investigar el cristianismo a fin de descubrir cómo un esclavo maltratado pudiera ejercer tan loable dominio de sí mismo. En contraste, si un esclavo le causara perjuicio a su amo y recibiera disciplina severa por ello, la gente no vería mérito especial en el hecho de que aceptara con calma el castigo.

22. ¿Cómo debería querer portarse en el trabajo el empleado cristiano?

22 Hoy día el cristiano que se enfrenta a una situación especialmente molesta o difícil en su trabajo tal vez pueda conseguir otro empleo. Pero quizás no siempre sea posible hacer esto. Tal vez esté trabajando bajo contrato o se vea obligado a seguir afanándose en medio de condiciones indeseables porque sencillamente no haya ningún otro trabajo disponible. Así, puede que su situación no difiera mucho de la situación del sirviente de casa del primer siglo E.C. que no podía irse de su amo irrazonable. Por lo tanto, mientras el cristiano continuara siendo empleado de otra persona, haría todo lo posible por efectuar trabajo de calidad, y aguantaría con paciencia y sin quejarse cualquier maltrato al cual se viera expuesto y que no fuera posible detener por medios bíblicos. También continuaría tratando a su patrono con el debido respeto y consideración.

EL EJEMPLO DE JESÚS INFUNDE ÁNIMO

23, 24. (a) ¿El ejemplo de quién puede animarnos cuando se nos somete a maltrato por haber hecho lo correcto? (b) ¿Qué afrontó éste, y cómo se portó?

23 Claro está que a nadie se le hace fácil tener que soportar injusticias. Pero, afortunadamente, se nos ha dado un dechado perfecto que podemos seguir, a saber, el de nuestro Señor Jesucristo. Su ejemplo puede ser una fuente de verdadero ánimo. Al consolar a los esclavos cristianos que sufrían maltrato, el apóstol Pedro señaló al ejemplo de Jesús, y dijo:

“De hecho, ustedes fueron llamados a este derrotero, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Pedro 2:21-23.

24 Así el apóstol recordó a los esclavos cristianos que una de las razones por las cuales se les llamó para ser discípulos del Hijo de Dios fue para que demostraran un espíritu como el que él mostró cuando fue expuesto a sufrimiento injusto. Especialmente en el último día de su vida como hombre en la Tierra, Jesucristo aguantó mucho. Lo abofetearon, le dieron con los puños, le escupieron, lo golpearon con un azote (que probablemente estaba provisto de pedazos de plomo o huesos o púas para desgarrar la carne) y, por fin, lo fijaron con clavos a un madero como si fuera un criminal de la peor clase. No obstante, él se sometió a todos estos insultos y nunca injurió ni amenazó a los hombres que fueron responsables de darle este tratamiento injustificado. Jesucristo sabía que todo el proceder de su vida había sido puro, pero no decidió encargarse él mismo de los asuntos a fin de vindicarse a sí mismo. Encomendó su causa al Padre con plena confianza en que su Dios y Padre pronunciaría un juicio justo a favor de él. Nosotros también podemos estar seguros de que el Todopoderoso toma nota de toda injusticia que experimentamos. Él equilibrará la balanza de la justicia, siempre que continuemos aguantando pacientemente bajo sufrimiento. Ciertamente si el Hijo de Dios, un Hijo que no tenía pecado, estuvo dispuesto a aguantar el maltrato, nosotros sus seguidores tenemos aún más razón para aguantarlo, puesto que reconocemos que somos criaturas pecaminosas.

25. ¿Cómo nos hemos beneficiado del sufrimiento de Cristo?

25 El sufrimiento que Jesucristo sobrellevó fue realmente para beneficio de nosotros, y eso debe movernos con mayor razón a imitarlo. Este aspecto recibe énfasis en las siguientes palabras del apóstol Pedro:

“Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados y viviésemos a la justicia. Y ‘por sus heridas ustedes fueron sanados.’ Porque ustedes, como ovejas, andaban descarriados; pero ahora se han vuelto al pastor y superintendente de sus almas.”—1 Pedro 2:24, 25.

26, 27. ¿Qué efecto debe tener en nosotros el sufrimiento de Cristo a favor de nosotros?

26 Porque somos pecadores, no merecemos la dádiva de la vida. La Biblia nos dice: “El salario que el pecado paga es muerte.” (Romanos 6:23) Jesucristo, sin embargo, gustosamente asumió la pena por nuestros pecados y murió en sacrificio a favor de nosotros como un cordero intachable, sin quejarse. Debido a que sufrió la pena extrema de una muerte ignominiosa en un madero, el Hijo de Dios hizo posible que los humanos creyentes fueran librados del pecado y empezaran a vivir una vida de justicia. Al considerar lo que Jesucristo sufrió a favor de nosotros, ciertamente debemos sentirnos movidos a manifestar aprecio profundo por lo que él ha hecho por nosotros. Esto requiere que imitemos a Jesús en todas las actividades de la vida, lo cual incluye el estar dispuestos a sufrir maltrato por causa de la justicia, como él lo hizo. Siempre que nos hallemos expuestos a injusticias, sería provechoso que pensáramos en el sufrimiento que nuestro Señor experimentó.

27 El que consideremos eso con detenimiento puede grabar en nuestra mente la importancia de amoldarnos al ejemplo de Cristo para que no se nos escape del pensamiento el propósito de todo lo que él sufrió por nosotros. Debido a nuestro estado pecaminoso, estábamos en una condición deplorable que pudiera compararse a la de ovejas descarriadas sin la ayuda y dirección de un pastor amoroso. Esta situación existía porque nosotros, por ser pecadores, estábamos alejados de nuestro Gran Pastor, Jehová Dios. Sin embargo, se ha efectuado una reconciliación sobre la base del sacrificio de Jesús y nuestra fe en él. (Colosenses 1:21-23) Por lo tanto, hemos llegado a estar bajo el amoroso cuidado, protección y guía del superintendente de nuestras almas, a saber, Jehová Dios, y de su “pastor principal,” Jesucristo. (1 Pedro 5:2-4) Verdaderamente, pues, si queremos demostrar que agradecemos lo que Jesucristo ha hecho, ninguna cantidad de aflicción que sufriéramos por causa de la justicia sería demasiado grande para que la soportáramos. ¡Cuánto mayor fue lo que Cristo sufrió a favor de nosotros que cualquier maltrato que nosotros pudiésemos sufrir por amor a él!

ARREGLOS DE TRABAJO CON CREYENTES

28, 29. (a) ¿Qué consejo dio el apóstol Pablo a los esclavos cristianos que tenían dueños creyentes? (b) ¿Por qué se necesitaba este consejo?

28 Sin embargo, no todos los esclavos cristianos del primer siglo E.C. tenían amos irrazonables que les infligieran maltrato. Debido a las condiciones sociales que existían en aquel entonces, hasta algunos cristianos tenían esclavos. Cuando el esclavo y su amo eran discípulos del Hijo de Dios, ambos hombres tenían que considerar su relación espiritual según el punto de vista correcto. El apóstol Pablo, dirigiendo su amonestación a los esclavos que tenían dueños creyentes, declaró: “Los que tienen dueños creyentes no los menosprecien, porque son hermanos. Al contrario, que sean esclavos con mayor prontitud, porque los que reciben el provecho de su buen servicio son creyentes y amados.”—1 Timoteo 6:2.

29 ¿Por qué se necesitaba este consejo? El esclavo creyente era coheredero de Cristo y, por lo tanto, disfrutaba de igualdad espiritual con su amo creyente. Por consiguiente, el esclavo debería tener cuidado para no razonar que esta igualdad espiritual anulaba la relación seglar que existía entre ellos y la autoridad del amo en esa relación. El adoptar semejante actitud pudiera fácilmente haber resultado en que el esclavo abusara de su amo y no se esmerara como era debido en el desempeño de sus deberes. En su consejo el apóstol Pablo respondió debidamente a cualesquier conclusiones erróneas que los esclavos pudieran haber sacado de su relación fraternal con otros miembros de la congregación. Debido a que disfrutaban de aquella relación con sus amos, tenían una razón aún más firme para cumplir con sus deberes de manera excelente. Tenían el privilegio de hacer algo para un hermano cristiano, y esto debería haber sido una fuente de gran gozo para ellos.

30. ¿Por qué debe el cristiano hoy día esmerarse en la labor que rinde si está trabajando bajo la supervisión de un creyente?

30 De igual manera hoy día, si un cristiano trabaja bajo la dirección de un superintendente creyente o está empleado por un creyente, su deseo debería ser esmerarse en su trabajo. Es su hermano el que está sacando provecho de su labor. Si el trabajo que hiciera fuera de calidad inferior o él se ahorrara todo esfuerzo posible, desilusionaría a su hermano y sería para él una fuente de irritación. (Proverbios 10:26) ¡Qué falta de cariño le estaría mostrando al hermano a quien está bajo obligación de amar!—1 Juan 4:11.

31. ¿Qué consejo era preciso que tuvieran presente los amos cristianos?

31 Por otra parte, los amos o patronos cristianos no habían de pasar por alto el hecho de que ellos, también, tenían un amo, Cristo. El darse cuenta de que eran responsables al Hijo de Dios debería afectar la manera en que trataban a sus esclavos u obreros. Al comentar sobre esto, el apóstol Pablo escribió: “Amos, sigan haciendo lo que es justo y lo que es equitativo en el trato de sus esclavos, sabiendo que también ustedes tienen un Amo en el cielo.”—Colosenses 4:1.

32. ¿Qué responsabilidad tenemos para con creyentes que estén trabajando para nosotros o rindiéndonos servicios?

32 Además, si hay hermanos cristianos que estén trabajando para nosotros o rindiéndonos servicios en calidad de médicos, abogados, electricistas, carpinteros, plomeros, reparadores y así por el estilo, ciertamente desearíamos darles justa compensación. ¿No sería inapropiado el que nos valiéramos de nuestra relación espiritual con un hermano cristiano y aplazáramos darle el pago mientras empleáramos una gran parte de nuestro salario en entretenimiento extravagante, lujos o vacaciones costosas? En asuntos de negocios, ¿no deberíamos querer que nuestros compañeros de creencia recibieran lo que tienen derecho a recibir? Ciertamente es excelente cuando al proceder así podemos ayudar a nuestros hermanos a ganarse el sustento. Si se nos muestra consideración especial, solo es justo que recibamos con aprecio lo que hacen y reconozcamos que nuestros compañeros de creencia no están obligados a concedernos precios especiales ni a favorecernos más que a otros. Así es que en todos estos asuntos podemos mostrar que queremos hacer todas las cosas de una manera que agrade a nuestro Cabeza celestial, el Hijo de Dios.

LA SUMISIÓN PROPIA DE LA ESPOSA

33. (a) ¿Qué amonestación se da a las esposas cristianas? (b) En 1 Pedro 3:1, ¿qué hay de significativo en la palabra que quiere decir “de igual manera”?

33 El matrimonio es otra relación en la cual también se exige sumisión a un cabeza. Por eso, al considerar el tema de la sumisión propia de la esposa, Pedro empieza con la palabra griega que quiere decir “de igual manera,” y así establece un enlace con la amonestación que ya había dado acerca de la sujeción en medio de condiciones adversas. Leemos:

“De igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.”—1 Pedro 3:1, 2.

34. ¿Con relación a qué circunstancia anima el apóstol Pedro a la esposa a estar sujeta, y por qué quizás no sea fácil hacerlo?

34 La circunstancia en relación con la cual se anima a las esposas cristianas a estar sujetas es una circunstancia desfavorable. Cuando el esposo no acepta los principios de la Palabra de Dios, puede hacerle la vida muy difícil a la esposa cristiana al ser áspero e irrazonable en sus tratos con ella. Pero esto no exime a la esposa de obrar en armonía con el hecho de que el esposo es cabeza de la familia. Por eso, siempre que las solicitudes de él no pugnen con la ley divina, la esposa cristiana querrá hacer cuanto pueda para complacer a su esposo.

35. ¿Cómo pudiera una esposa ganar a su esposo “sin una palabra”?

35 Como señaló el apóstol Pedro, el excelente ejemplo de la cristiana puede ayudar a su esposo a llegar a ser creyente. Pero el que una esposa gane a su esposo “sin una palabra” no quiere decir que nunca compartiría pensamientos bíblicos con él, más bien, la esposa dejaría que sus acciones loables hablaran con aún más fuerza que sus palabras. Así el esposo podría ver que la conducta de su esposa es casta o pura en habla y acción y que ella le tiene profundo respeto.

36, 37. Según Tito 2:3-5, ¿a qué debe dar atención la cristiana a fin de ser una esposa ejemplar?

36 Lo que el apóstol Pablo escribió acerca de las mujeres provee aún más detalles en cuanto a lo que se puede esperar de la esposa cristiana. En su carta a Tito, declaró:

“Que las mujeres de edad avanzada sean reverentes en su comportamiento, no calumniadoras, ni esclavizadas a mucho vino, maestras de lo que es bueno; para que hagan volver a su sentido a las mujeres jóvenes para que amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetándose a sus propios esposos, para que no se hable injuriosamente de la palabra de Dios.”—Tito 2:3-5.

37 Según esta amonestación, la mujer debe hacer un esfuerzo concienzudo por portarse de tal manera que revele que comprende que todo su proceder en la vida llega a estar bajo observación por Jehová Dios y el Señor Jesucristo. Ella se afanará por usar la lengua de modo que resulte en edificar y animar a otros, y no recurrirá a la calumnia ni a los chismes dañinos. El que ella sea moderada en cuanto a comer y beber ciertamente sería de esperarse. Como esposa y madre, la cristiana ha de ser ejemplar en su amor y estar segura de que cumple su parte al proveer comidas nutritivas y hacer del hogar un lugar limpio y agradable. El amor que les tiene a su esposo e hijos incluye el que esté dispuesta a subordinar los intereses de ella a los de su familia. El esposo no debe hallar prueba de que su esposa esté descuidando gravemente sus deberes. Antes bien, al compararla con las mujeres no creyentes, debe serle posible ver que ella realmente es ejemplar.

MODO EQUILIBRADO DE VER LOS ADORNOS

38. ¿Qué consejo acerca del adorno hallamos en 1 Pedro 3:3, y cómo debe entenderse esto?

38 También es importante que la esposa mantenga los adornos en su debida perspectiva. El apóstol Pedro recalcó el hecho de que la esposa cristiana no debe dar el énfasis principal al empeño de hacerse atractiva por medio de adornos ostentosos. Dijo: “Que su adorno no sea el de trenzados externos del cabello y el de ponerse ornamentos de oro ni el de usar prendas exteriores de vestir.” (1 Pedro 3:3) En el primer siglo E.C., las mujeres dedicaban mucho tiempo y esfuerzo a trenzarse el cabello largo de modos esmerados que captaran la atención, pues empleaban diseños de arpas, trompetas, guirnaldas y coronas. Además, se adornaban con ropa muy decorada y una abundancia de cadenas, anillos y brazaletes de oro. El dar tan exagerada atención al adorno físico era inapropiado para la cristiana, puesto que sugeriría que el principal objeto de su vida era su propia persona más bien que agradar a Jehová Dios y al Señor Jesucristo. Adicionalmente, muchas veces sucede que las mujeres cuyo principal propósito en la vida es la ostentación o las modas son víctimas del orgullo, la envidia y de tratar de lograr posición social, cosas que quitan de la mente y el corazón el espíritu de tranquilidad y producen frustración e irritabilidad.

39. ¿Por qué no debe la esposa descuidar su apariencia?

39 Sin embargo, esto no quiere decir que la esposa cristiana daría poca atención a su apariencia. Cuando el apóstol Pablo aconsejó de modo parecido en contra del vestido ostentoso, también dijo: “Deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio.” (1 Timoteo 2:9) Así que la esposa cristiana hace bien al tener cuidado de no presentarle a su esposo una apariencia de aspecto desagradable por ser descuidada en su vestido, arreglo y apariencia física. Además, la Biblia declara que “la mujer es la gloria del varón.” (1 Corintios 11:7) Claro está que una mujer perezosa, desaseada, no le aporta honra ni gloria al esposo. Ella rebaja la apariencia de él a los ojos de otros. Y si el esposo se enorgullece razonablemente respecto a su propia apariencia, el desaliño de su esposa pudiera ser una fuente de mucha irritación. Por lo tanto, es muy deseable que el vestido y el adorno de la mujer cristiana indiquen que ella tiene buen juicio al escoger lo que es modesto, o decente, y va bien con su individualidad.

“EL ESPÍRITU TRANQUILO Y APACIBLE”

40. (a) ¿Qué hace verdaderamente hermosa a la cristiana? (b) ¿Con qué no debe confundirse el “espíritu tranquilo y apacible”?

40 No obstante, la verdadera hermosura de la esposa cristiana consiste en lo que ella es en el corazón. Con sabiduría, el apóstol Pedro la instó a procurar que su adorno “sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” (1 Pedro 3:4) Este “espíritu tranquilo y apacible” no debe confundirse con una apariencia superficial de dulzura exterior. Por ejemplo, una mujer pudiera ser de habla suave y someterse mansamente, de palabra, a los deseos del cabeza de la familia. No obstante, pudiera ser que, en el fondo, tratara de dominar a su esposo por medio de ser rebelde y de urdir y tramar proyectos.

41. ¿Cómo pudiera una mujer determinar si “el espíritu tranquilo y apacible” es parte de su adorno permanente?

41 En el caso de la mujer que genuinamente posee “el espíritu tranquilo y apacible,” este espíritu humilde es un reflejo de lo que ella verdaderamente es en su interior. ¿Cómo puede saber una mujer si este “espíritu” es parte de su adorno permanente? Pudiera preguntarse: ‘¿Qué sucede cuando, en ciertas ocasiones, mi esposo es inconsiderado, irrazonable o no cumple con su responsabilidad? ¿Acostumbro encolerizarme, ponerme furiosa y censurarlo ásperamente por sus defectos, o generalmente trato de permanecer calmada en mi interior y evitar una confrontación directa?’ La mujer que tiene un “espíritu tranquilo y apacible” no simplemente aparenta ser pacífica en la superficie mientras que por dentro está como un volcán activo, listo para hacer erupción. No, sino que en circunstancias difíciles trata de mantener un temperamento calmado y ecuánime tanto por fuera como por dentro, lo cual hace que los observadores queden profundamente impresionados por la fuerza interna que manifiesta y la amable manera en que se comporta.

42. Según 1 Pedro 3:5, 6, ¿quiénes tenían un “espíritu tranquilo y apacible”?

42 Tal “espíritu tranquilo y apacible” caracterizó a las mujeres temerosas de Dios de los tiempos precristianos. El apóstol Pedro llama atención a este hecho al escribir:

Porque así, también, se adornaban en otros tiempos las mujeres santas que esperaban en Dios, sujetándose a sus propios esposos, como Sara obedecía a Abrahán, llamándolo ‘señor.’ Y ustedes han venido a ser hijas de ella, si es que siguen haciendo el bien y no temiendo a ninguna causa de terror.”—1 Pedro 3:5, 6.

43. ¿Qué muestra que Sara era una ‘mujer santa’ que esperaba en Dios?

43 Sara, una de las “mujeres santas” de los tiempos precristianos, cifró su esperanza y confianza en Jehová. A diferencia de la esposa de Lot que miró atrás con anhelos a Sodoma, solo para perecer, Sara gustosamente dejó las comodidades de Ur y continuó morando en tiendas con su esposo, Abrahán, por el resto de su vida. Junto con Abrahán, esperaba con anhelo una morada permanente bajo la gobernación divina. (Hebreos 11:8-12) Sara ciertamente no atribuyó demasiada importancia a las posesiones materiales ni a las comodidades. La manera en que vivía revelaba que tenía una actitud espiritual. Sara apreciaba el hecho de que al tiempo de la resurrección recibiría de Dios una recompensa abundante. De modo parecido, las mujeres cristianas de la actualidad obran sabiamente cuando hacen de complacer a Jehová Dios el principal objetivo de la vida.—Compare con Proverbios 31:30.

44. ¿Qué prueba que Sara le tenía respeto profundo a su esposo?

44 La hermosa Sara le tenía profundo respeto a su esposo. Cuando le llegaron visitantes inesperadamente, Abrahán no vaciló en decirle a su fiel compañera: “¡Apresúrate! Toma tres medidas de sea [22 litros] de flor de harina, amásala y haz tortas redondas.” (Génesis 18:6) Aquel mismo día Sara se refirió a Abrahán como su “señor.” Puesto que lo hizo para sus adentros y no de modo que otros lo oyeran, esto ciertamente muestra que en el fondo ella era sumisa a su esposo.—Génesis 18:12.

45. ¿Qué muestra que Sara no tenía una personalidad débil?

45 Sin embargo, Sara no era una mujer de personalidad débil. Cuando notó que Ismael, el hijo de Agar la esclava egipcia, “se burlaba” del propio hijo de ella, Isaac, Sara le habló con firmeza a Abrahán; dijo: “¡Expulsa a esta esclava y a su hijo, porque el hijo de esta esclava no va a ser heredero con mi hijo, con Isaac!” Pero la aprobación que Jehová dio a la solicitud de Sara muestra que ella estaba dirigiendo una súplica vigorosa a Abrahán y que no estaba exigiendo ni mandando de modo indebido. El Todopoderoso notó la súplica hecha con el espíritu correcto, y dirigió a Abrahán a hacer lo que ella pedía.—Génesis 21:9-12.

46, 47. (a) ¿Cómo puede una mujer que expresa puntos de vista firmes y despliega iniciativa demostrar que es sumisa? (b) ¿Qué debemos esperar de una mujer temerosa de Dios?

46 Así mismo, no hay razón para que la cristiana sumisa sea pusilánime ni de carácter débil. Puede expresar opiniones personales definidas y tomar la iniciativa al manejar ciertos asuntos que son de importancia para la felicidad de la familia. Pero trataría de tener presentes los deseos y sentimientos de su esposo y dejar que éstos la guiaran al hacer compras, decorar la casa o atender otros negocios domésticos. Si no está segura de lo que él opina respecto a cierta actividad o compra grande, puede evitar problemas por medio de consultar con él primero. Si ella trata de desempeñar los deberes que le atañen como esposa de una manera que complazca a Dios, también complacerá a su esposo y no le dará razón válida para criticar. La esposa que procede así generalmente consigue una posición de honra y dignidad en la familia. En consecuencia su situación es como la situación de la esposa capacitada que se describe en Proverbios 31:11, 28: “En ella el corazón de su dueño ha cifrado confianza . . . Sus hijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta, y la alaba.” Al esposo que confía en que su esposa obrará prudentemente y no perjudicará el bienestar de la familia no le parece necesario establecer numerosas reglas con el propósito de controlar acciones imprudentes. Simplemente habrá entre ellos una excelente comprensión. Al atender los asuntos de la familia, ella disfrutará de usar a plenitud su aptitud e iniciativa.

47 A fin de ser una mujer temerosa de Dios en el sentido bíblico, la esposa cristiana tiene que ser industriosa y poder tomar la iniciativa en cuanto a ayudar a otros. Por lo tanto, no será una mujer que virtualmente viva ‘a la sombra’ de su esposo. (Compare con Proverbios 31:13-22, 24, 27.) Da evidencia de esto la descripción que se hace de las cristianas que llenaban los requisitos para ser puestas en una lista especial en el primer siglo E.C. Leemos: “Sea puesta en la lista la viuda que haya cumplido no menos de sesenta años, mujer de un solo esposo, de quien se dé testimonio por sus excelentes obras: si crió hijos, si hospedó a extraños, si lavó los pies de los santos, si socorrió a los atribulados, si siguió con diligencia toda buena obra.” (1 Timoteo 5:9, 10) Note que el registro de obras excelentes de ella se extendía en el pasado hasta abarcar el tiempo en que ella era “mujer de un solo esposo.” De modo que no queremos confundir un “espíritu tranquilo y apacible” con lo que realmente pudiera ser solo falta de iniciativa y de ánimo industrioso.

LOS BENEFICIOS DE MOSTRAR UN ESPÍRITU COMO EL DE CRISTO

48. ¿Cómo puede la esposa cristiana llegar a ser más semejante al Hijo de Dios?

48 Puesto que Cristo es ‘un dechado para que lo sigan todos sus discípulos,’ la esposa cristiana querrá aplicarse para llegar a ser más semejante a él cuando se enfrente a circunstancias desfavorables. (1 Pedro 2:21) Esto requiere que sea honrada consigo misma al evaluar sus palabras y acciones. Entonces, al acompañar su consideración del ejemplo de Jesucristo con oración y continuar pidiendo a Jehová Dios la ayuda de Su espíritu para llegar a ser mejor esposa, logrará tener la “mente de Cristo” a mayor grado. (1 Corintios 2:16) Su progreso se hará manifiesto a todos. Esto se debe a que, mientras más pensamos en las excelentes cualidades y los actos dignos de alabanza de alguien a quien amamos, más deseamos ser como esa persona.

49-51. (a) ¿Por qué siempre es prudente el que la esposa aplique los principios bíblicos? (b) ¿Qué excelentes beneficios pueden resultar de una adherencia fiel a las Escrituras? (c) ¿Qué “causa de terror” no debe temer la cristiana, y por qué?

49 Aun cuando el esposo sea desconsiderado, irrazonable o eluda su responsabilidad, la esposa puede confiar de pleno en que el aplicar los principios de la Biblia dará los mejores resultados posibles en medio de las circunstancias. Poco logra la esposa que convierte en una gran cuestión de disputa cada decisión errónea que su esposo ha tomado, haciendo así caso omiso del consejo bíblico de que sea sumisa. Los seres humanos tienden a defenderse cuando se equivocan. Por eso, si cada vez que el esposo no usa buen juicio la esposa da al suceso exagerada importancia, puede que ella reciba una reacción contraria a la que desea. Puede que él se resuelva más firmemente a pasar por alto lo que su esposa le dice a fin de probarle que no necesita los consejos de ella. Por otra parte, si ella, en respuesta a los errores de él, refleja que comprende el hecho de que nosotros los humanos pecaminosos no podemos evitar por completo cometer errores de juicio, es posible que él esté mucho más dispuesto a dar consideración a las ideas de ella la próxima vez. A él no le será tan difícil evitar que su orgullo llegue a estar demasiado íntimamente envuelto en el asunto.

50 Al alentar a su esposo de manera bondadosa y gentil, puede que la esposa cristiana logre que él considere seriamente la manera en que ella se comporta y que él empiece a hacer cambios en su vida. Aunque pudiera ser que el progreso fuera lento, la esposa consigue un galardón inmediato. ¿Cuál es? Evita la tremenda tensión emocional, la amargura y el desagrado que resultarían de una confrontación directa con su esposo.—Proverbios 14:29, 30.

51 Puede que el fiel apego de la esposa a las Escrituras en conducta y habla no siempre dé por resultado que su esposo no creyente se convierta en cristiano. Pero ella todavía tiene la satisfacción de saber que su proceder ‘agrada mucho a Dios.’ La manera loable en que cumple con las responsabilidades que tiene como esposa y madre constituye parte de su registro de obras excelentes que es como un tesoro depositado en el cielo. Ese tesoro rendirá dividendos ricos en la forma de bendiciones divinas. (Mateo 6:20) Puesto que ella reconoce la importancia de mantener una buena reputación ante Dios, debe ‘seguir haciendo el bien’ y no temer “ninguna causa de terror”... ningún maltrato, amenaza u oposición que pudieran venirle por el hecho de que sea discípula de Jesucristo. En vez de sucumbir al temor y perder su relación con Jehová y su Hijo, ella puede considerar que está sufriendo por causa de Cristo. Así demuestra que es hija de la sumisa Sara, una piadosa mujer de fe.

“DE ACUERDO CON CONOCIMIENTO”

52. ¿Qué hay de significativo en el hecho de que Pedro use la palabra griega que significa “así mismo” o “de igual manera” al aconsejar a los esposos cristianos?

52 Tal como la esposa tiene ciertos deberes por la relación que la enlaza a su esposo, así también el esposo tiene deberes por la relación que lo enlaza a su esposa. El apóstol Pedro recordó esto a los esposos y usó la palabra griega para “así mismo” o “de igual manera” para conectar la amonestación que dio a los esposos con el consejo que había dado a las esposas, al decir ahora:

“Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas.”—1 Pedro 3:7.

53. ¿Qué debe gobernar la manera en que el esposo mora con su esposa?

53 Es digno de notarse que el apóstol inspirado, él mismo un hombre casado, primero llama atención al hecho de que la manera en que el esposo mora o vive con su esposa debe ser gobernada por “conocimiento.” (Marcos 1:30; 1 Corintios 9:5) Ciertamente el esposo desearía conocer bien a su esposa... los sentimientos, fuerzas, limitaciones, gustos y aversiones de ella. Pero, y esto es de mayor importancia aún, también debería llegar a conocer lo que son las responsabilidades de él como esposo cristiano. Al realmente conocer a su esposa y también conocer el papel que Dios le ha asignado a él, el esposo puede ‘continuar morando con su esposa de acuerdo con conocimiento.’

54. ¿Qué se requiere para ejercer la jefatura?

54 Las Escrituras muestran que el esposo es cabeza de su esposa. Pero no es un cabeza absoluto, pues él tiene que someterse a la jefatura de Jesucristo al manejar los asuntos de la familia. “La cabeza de todo varón es el Cristo,” nos dice la Biblia. (1 Corintios 11:3) “Esposos,” escribió el apóstol Pablo, “continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25) Se ve, pues, que el modo en que el Hijo de Dios trata a la congregación cristiana debe servir de modelo a los esposos a medida que desempeñen sus obligaciones de familia. Ciertamente no hay nada tiránico ni cruel en cuanto a la manera en que Jesucristo ejerce la jefatura sobre la congregación. Hasta entregó su vida por ella. Por lo tanto, la jefatura del esposo no le da derecho a dominar a su esposa y ponerla en una posición baja, degradada. Más bien, le impone la responsabilidad de estar presto a sacrificarse en su amor, de estar dispuesto a dar prioridad al bienestar e intereses de su esposa más bien que a los deseos y preferencias personales de él.

55. Puesto que Jesucristo es el ejemplo, ¿qué deben hacer los esposos cristianos?

55 Puesto que Jesucristo es el ejemplo perfecto para los esposos, éstos hacen bien en familiarizarse con lo que él hizo al tratar con sus discípulos. Algo de más importancia aún: los esposos deben tratar de amoldarse al modelo del Hijo de Dios al desempeñar sus responsabilidades de familia. Considere solo unas cuantas cosas de las muchas que Jesucristo hizo al atender a sus discípulos mientras estuvo en la Tierra.

56, 57. (a) ¿Cómo mostró el Hijo de Dios interés genuino en el bienestar espiritual de sus discípulos? (b) En vista del ejemplo de Jesús, ¿qué pudiera preguntarse el esposo?

56 El Hijo de Dios se interesaba sinceramente en el bienestar espiritual de sus seguidores. Aun cuando desplegaban lentitud en cuanto a comprender asuntos importantes, no se impacientaba con ellos. Tomaba el tiempo necesario para aclararles las cosas, y se aseguraba de que realmente entendieran lo que les enseñaba. (Mateo 16:6-12; Juan 16:16-30) Cuando siguieron teniendo el problema de no ver con comprensión la relación que debería existir entre unos y otros, Jesús repitió los puntos sobre la necesidad de servir humildemente a otros. (Marcos 9:33-37; 10:42-44; Lucas 22:24-27) Durante la última noche que estuvo con los apóstoles reforzó su enseñanza sobre la humildad lavando los pies de ellos, y así les dio el ejemplo. (Juan 13:5-15) Jesús también tenía en cuenta las limitaciones de sus discípulos y no les daba más información de la que podían comprender en cada ocasión.—Juan 16:4, 12.

57 El esposo cristiano pudiera, por lo tanto, preguntarse: ‘¿Cuánto me preocupo por el bienestar espiritual de mi esposa e hijos? ¿Me cercioro de que realmente comprenden los principios bíblicos? Cuando noto actitudes y acciones incorrectas, ¿explico claramente por qué son incorrectas y por qué deben hacerse cambios? ¿Tomo en cuenta sus limitaciones y ejerzo cuidado para no exigir demasiado?’

58. ¿Cómo pudiera el esposo imitar el ejemplo de Jesús al considerar las necesidades físicas de su familia?

58 El Hijo de Dios también se mantuvo alerta para notar lo que sus discípulos necesitaban desde el punto de vista físico. Cuando los apóstoles volvieron a Jesús tras una gira de predicación y le informaron lo que habían hecho, él dijo: “Vengan, ustedes mismos, privadamente a un lugar solitario y descansen un poco.” (Marcos 6:31) De igual manera, es proceder con sabiduría el que el esposo se encargue de que su esposa e hijos tengan tiempo para disfrutar de esparcimiento y refrescarse de la acostumbrada rutina de la vida.

59, 60. (a) ¿Cómo ha mostrado Jesucristo confianza en sus discípulos? (b) ¿Cómo puede esto ayudar al esposo al ejercer su jefatura?

59 Al ejercer su jefatura, Jesucristo no restringe a los miembros de la congregación con una lista de reglamentos complicados. Les dio los mandatos y pautas que realmente eran importantes como base para que pudieran tomar decisiones correctas al enfrentarse a los problemas de la vida. Su amor abnegado, junto con su firme creencia y confianza en los discípulos, los “obliga,” en realidad, a responder con un amor semejante y a hacer todo lo posible por complacerle.—2 Corintios 5:14, 15; compare con 1 Timoteo 1:12; 1 Juan 5:2, 3.

60 De igual manera, el que el esposo muestre que confía en su esposa puede contribuir mucho a la conservación de un matrimonio feliz. La esposa a quien se concede poca libertad para usar iniciativa en el desempeño de sus responsabilidades, no tarda mucho en perder el gozo de su trabajo. Se siente reprimida en el uso de su conocimiento, talentos y habilidades, lo cual resulta en frustración. Por otra parte, cuando su esposo confía ciertos asuntos importantes al buen juicio de ella, la esposa se regocija al manejar las cosas de una manera que deleite a su esposo.

“ASIGNÁNDOLES HONRA COMO A UN VASO MÁS DÉBIL”

61-63. (a) ¿Qué dicen las Escrituras acerca del modo en que el esposo debe tratar con su esposa? (b) ¿Qué cosas evitaría el esposo si realmente le asignara a su esposa un lugar honorable? (c) Cuando se trata de los asuntos importantes de la familia, ¿qué debe estar dispuesto a hacer el esposo? (d) ¿Por qué no basta con tomar en consideración solo la palabra que se ha hablado al tomar las decisiones finales?

61 Al morar con su esposa de acuerdo con el conocimiento que él tiene de ella como persona y con el conocimiento de las responsabilidades bíblicas que él tiene para con ella, el esposo también le asignaría “honra como a un vaso más débil, el femenino.” Ella es el “vaso más débil” debido a que la estructura corporal de la mujer le impone a ésta más limitaciones físicas que las que por lo general tienen los hombres. Pero en la familia ella debe ocupar una posición de honra o dignidad. Las siguientes palabras del apóstol Pablo ilustran la manera en que el esposo puede asignar honra a su esposa: “De esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa a sí mismo se ama, porque nadie jamás odió a su propia carne; antes bien la alimenta y la acaricia, como también el Cristo a la congregación.”—Efesios 5:28, 29.

62 Por lo general, los esposos no menosprecian sus propios logros, no se representan como incompetentes, no someten su cuerpo a tratamiento cruel, y no pasan por alto la necesidad que tienen de descanso y refrigerio. No quieren la reputación de ser holgazanes, sino que desean una posición de dignidad ante otros. Si el esposo realmente es cristiano, no va a burlarse de las debilidades que tenga su esposa, no la va a menospreciar ni va a crear en ella el sentimiento de que está en condición baja y degradada. Le otorgará a su esposa la misma clase de dignidad y consideración que quiere para sí, de modo que hará que ella sienta que hace falta, que se le aprecia y se le necesita.

63 Para que la esposa tenga una posición honorable en el hogar, el esposo tiene que estar dispuesto a considerar con ella los asuntos de la familia con calma y de manera razonable, y dejar que ella exprese sus pensamientos e ideas. La esposa debe tener libertad para expresarse francamente y sentirse segura de que lo que ella diga al considerar asuntos serios no será desechado como cosa de poca importancia, sino que recibirá la debida consideración de su esposo. (Compare con Jueces 13:21-23; 1 Samuel 25:23-34; Proverbios 1:5, 6, 8, 9.) Además, el esposo tiene que estar alerta para notar más que solo la palabra que se ha hablado. El tono de voz, las expresiones faciales y la falta de entusiasmo o de espontaneidad pueden revelar los sentimientos más profundos. (Compare con Proverbios 15:13.) El esposo que ha llegado a conocer a su esposa no va a pasar por alto cosas como éstas y proceder ciegamente a hacer algo que pudiera ser motivo de irritación innecesaria.

64. ¿Cuándo no cedería el esposo a su esposa, y por qué es beneficioso que no lo haga?

64 Por supuesto, como cabeza de la familia el esposo no cedería a los deseos de su esposa cuando estuviera completamente seguro de que el hacerlo perjudicaría los intereses de la familia en conjunto. (Compare con Números 30:6-8.) El esposo reconoce que tiene la obligación bíblica de apoyar lo que él honradamente cree que es correcto, prescindiendo de si afronta un despliegue de agitación emocional de parte de la esposa debido a ello. El que el esposo cumpliera con los deseos de su esposa en una acción contraria al proceder que él juzga mejor significaría deshonrar a Dios, que le ha confiado al hombre el puesto de cabeza de la familia. Y si después de eso los asuntos resultaran en penalidades para la familia, esto pudiera amargarlo para con su esposa. Por otra parte, el que él permanezca firme a favor de lo que definitivamente cree que es el proceder correcto beneficia a la familia. Si ha orado al tomar su decisión y ésta está en armonía con los principios bíblicos, bien puede ser que su esposa vea la sabiduría de la decisión que él haya tomado y se regocije de que su esposo haya permanecido firme. Esto debe intensificar el respeto que ella le tiene y contribuir a la felicidad de ella y de toda la familia.

UNA RAZÓN ESPIRITUAL

65. ¿Qué razón espiritual hay para que el esposo cristiano viva con su esposa creyente “de acuerdo con conocimiento”?

65 Hay razón apremiante para que el esposo cristiano viva “de acuerdo con conocimiento” con su esposa creyente y le conceda honra. No es solo debido al beneficio que proviene de que haya más paz en la familia. El apóstol Pedro les mostró a sus compañeros de creencia una razón aún más importante. Explicó que los esposos son ‘herederos con sus esposas del favor inmerecido de la vida.’ Jesucristo, a causa de su muerte en sacrificio, hizo disponible tanto a hombres como a mujeres la oportunidad de ser librados de la condenación del pecado y la muerte, con la vida eterna en mira. Por lo tanto, la esposa puede tener ante Dios y Cristo una posición tan aprobada como la de su esposo. Así que el esposo tiene razón seria para ejercer cuidado y no tratar a su esposa como si fuera una persona inferior que a los ojos de Dios tiene menos valor que él.

66. ¿Por qué resulta en grave daño espiritual el que los asuntos maritales no se manejen bíblicamente?

66 El no manejar los asuntos maritales de acuerdo con el ejemplo de Jesucristo con su congregación tiene un efecto dañino en el estado espiritual tanto del esposo como de la esposa. Sí, ‘pudiera haber trastornos con relación a las oraciones.’ Es difícil acudir a Dios en oración si en el hogar los cónyuges están prestos a reñir, a sentirse ofendidos, a abrigar rencores y obrar con aspereza y falta de razón. Debido a que la persona se sentiría condenada en el corazón, no podría, al orar, expresarse con toda franqueza. (1 Juan 3:21) Además, Jehová Dios ha declarado lo que se requiere para que él oiga las oraciones. Rehúsa escuchar peticiones de ayuda cuando se las hacen personas faltas de misericordia, que no quieren perdonar las ofensas de otros. (Mateo 18:21-35) Los que se esfuerzan por armonizar su vida con los mandamientos de él son los únicos a quienes él oye con favor. (1 Juan 3:22) Ni los esposos ni las esposas que en su matrimonio dejan de imitar el ejemplo de Jesucristo con su congregación pueden esperar recibir ayuda divina al tratar con sus problemas. Por otra parte, el obedecer fielmente la amonestación bíblica les garantiza la aprobación y bendición divinas. De seguro ésta es una recompensa excelente que proviene de someterse a la jefatura del Hijo de Dios.

LA SUMISIÓN EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA

67. Según Mateo 23:8-11, ¿qué actitud debe existir dentro de la congregación cristiana?

67 También dentro de la congregación cristiana existe una verdadera necesidad de reconocer la jefatura de Cristo. El reconocerla afecta la actitud y conducta de los miembros individuales unos para con otros. Según las palabras de Jesús mismo, su congregación habría de ser una hermandad. Dijo a sus discípulos: “Ustedes, no sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco sean llamados ‘caudillos,’ porque su Caudillo es uno, el Cristo. Pero el mayor entre ustedes tiene que ser su ministro [griego: siervo].”—Mateo 23:8-11.

68, 69. (a) Dado que la congregación es una hermandad, ¿qué modo licencioso de obrar no debe adoptarse? (b) ¿Qué era preciso que Timoteo tuviera presente al tratar con los miembros de la congregación?

68 Nadie, por lo tanto, debe hacerla de príncipe en la congregación. Pero los que sirven de ancianos y maestros en la congregación deben imitar al Amo, Cristo, y trabajar humildemente como esclavos para sus hermanos. Sin embargo, puesto que la congregación es una hermandad compuesta tanto de jóvenes como de ancianos, de hombres como de mujeres, los miembros individuales de la congregación no tienen libertad para obrar de modo licencioso que viole el sentido natural del decoro. El apóstol Pablo aconsejó a Timoteo: “No critiques severamente a un hombre de más edad. Por lo contrario, ínstale como a padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.”—1 Timoteo 5:1, 2.

69 Al tiempo que el apóstol escribió estas palabras, Timoteo probablemente había pasado de los 30 años de edad. Aunque servía de anciano nombrado, se le amonestaba que tuviera presente que todavía era comparativamente joven. Si tuviera que corregir a un hombre de más edad, Timoteo no habría de ser severo con él, sino que debería suplicarle y desplegar ante él el comportamiento respetuoso que desplegaría un hijo delante de su padre. (Compare el modo respetuoso en que los hijos de Jacob le suplicaron a éste, según se registra en Génesis 43:2-10.) También a las mujeres de más edad se les habría de mostrar la consideración y bondad que se le deben a una madre. Ni siquiera con los hombres jóvenes podía Timoteo tomarse libertades, sino que debía tratar con ellos como lo haría con hermanos carnales amados. Debido a la fuerte atracción que los hombres sienten para con las personas del sexo opuesto, era muy apropiado que se le advirtiera a Timoteo que tratara a las mujeres jóvenes como si fueran sus propias hermanas carnales “con toda castidad.” Esto quiso decir que, al asociarse con las jóvenes cristianas, habría de permanecer casto, puro o limpio en sus pensamientos, palabras y acciones.

70. (a) ¿Por qué se necesita un espíritu de sumisión a fin de mantener la debida conducta en la congregación? (b) ¿Qué puede ayudar a uno a mantener un espíritu sumiso?

70 En nuestra relación con otros miembros de la congregación, necesitamos un espíritu de humildad a fin de mantenernos en nuestro lugar y no violar el sentido natural de la decencia y el decoro. Con razón, pues, el apóstol Pedro amonestó: “Ustedes, hombres de menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad.” (1 Pedro 5:5) Los hombres jóvenes deben esforzarse por cooperar con los hombres de más edad, especialmente con los ancianos nombrados de la congregación. Ciertamente le sería impropio a un joven hablar con los hombres de más edad o actuar para con ellos de una manera que vería como inconcebible si estuviera tratando con su propio padre carnal. Pero, ¿qué puede hacer un joven para mantener un espíritu de sumisión? Quizás le sea provechoso pensar en las cualidades loables de los hermanos de más edad y en su registro de servicio fiel. Esto puede ayudar a intensificar el amor y aprecio que les tiene.—Compare con Hebreos 13:7, 17.

71. ¿Qué quiere decir el que ‘nos ciñamos con humildad de mente’?

71 Por supuesto, Pedro hizo más que animar sólo a los jóvenes a ser sumisos a los hombres de más edad. Continuó así: “Todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros.” En la lengua original la expresión “cíñanse con humildad de mente” encierra la idea de atarse esa humildad de mente a uno mismo con nudos. Esa “humildad de mente” habría de ser como un delantal o una prenda con la que se ciñe un esclavo. Por eso, el espíritu que Pedro animaba a tener es un espíritu de querer servir y beneficiar a otros. ¡Qué excelente es el que tratemos a toda persona de la congregación con respeto y deferencia y le otorguemos la dignidad que merece! Este proceder resulta en la bendición y favor de Jehová, pues Pedro añade: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.”—1 Pedro 5:5.

72. ¿Qué recompensas trae el mostrar la debida sujeción?

72 En verdad, el que mostremos la clase de sumisión que armoniza con las Santas Escrituras paga una recompensa rica. Jamás empeora una situación mala, sino que nos da una conciencia buena ante Dios y los hombres. El que el cristiano o la cristiana se sujete a las autoridades gubernamentales, a los patronos, a los supervisores o a un esposo no creyente puede suministrar un testimonio excelente respecto al valor del cristianismo verdadero y puede ayudar a otros a llegar a ser discípulos del Hijo de Dios, con la vida eterna en mira. En nuestro propio caso, podemos estar seguros de que Jehová Dios nos recompensará abundantemente por haber procedido de la manera que es grata a su vista. Sí, la sujeción apropiada a las autoridades constituye una parte vital de nuestro disfrute del mejor modo de vivir ahora.

[Preguntas del estudio]