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“Tus pecados te son perdonados”

“Tus pecados te son perdonados”

Capítulo 21

“Tus pecados te son perdonados”

¿NO ES verdad que te sientes bien cuando haces lo que es correcto?⁠—​Tú sabes que eso agrada a tu padre y a tu madre, y a Jehová Dios también. Pero sin importar lo mucho que tratemos de hacer lo bueno, a veces hacemos lo que es malo, ¿no es verdad?⁠—​Cuando hacemos lo que Dios dice que es malo, eso es pecado.

El Gran Maestro, Jesucristo, mostró que el pecado nos hace algo malo a todos. Mostró esto cuando hizo uno de sus actos maravillosos o milagros.

Esta vez Jesús estaba hospedado en un pueblo cerca del mar de Galilea. Muchísima gente vino a verlo allí. Tanta gente vino que ya no había más espacio para que otros entraran en la casa. Nadie más podía siquiera acercarse a la puerta.

Pero seguía viniendo la gente. Un grupo de personas trajo a un hombre que estaba muy enfermo. Estaba paralizado. Se necesitaban cuatro hombres para llevarlo en una camita o camilla, porque él no podía caminar.

¿Sabes por qué querían llevar a este enfermo a Jesús?⁠—​Creían que Jesús podía sanarlo.

Pero, habiendo tanta gente en la casa, ¿cómo podían llevar a este paralítico a Jesús?⁠—​Aquellos hombres hallaron una manera de hacerlo. Subieron al techo. Era un techo plano. Hicieron una abertura grande en él. ¡Entonces bajaron al enfermo en su camilla por aquella misma abertura y abajo a la habitación! ¡Qué fe tenían!

Toda la gente que estaba en la casa se sorprendió al ver lo que estaba pasando. El paralizado en su camilla fue bajado directamente a la habitación. ¿Se enojó Jesús por lo que aquellos hombres habían hecho?⁠—​¡De ninguna manera! Se alegró de ver la fe de ellos. Le dijo al paralizado: “Tus pecados te son perdonados.”

Alguna de la gente no pensó que era correcto que Jesús dijera aquello. No creían que él pudiera perdonar pecados. Por eso, para mostrar que él de veras podía, Jesús le dijo al hombre: “Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.”

¡Cuando Jesús dijo eso, el hombre quedó sano! Ya no estaba paralizado. Ahora no necesitaba que otras personas lo cargaran de un lado a otro. Pudo levantarse sin ayuda y caminar y también cargar su camilla.

La gente que vio esto quedó muy sorprendida. Jamás en toda su vida habían visto una cosa tan maravillosa como aquélla.​—⁠Marcos 2:1-12.

¿Qué aprendemos de este milagro?⁠—​Aprendemos que Jesús tenía poder para perdonar pecados y devolver la salud a los enfermos. Pero también aprendemos otra cosa. Aprendemos que la gente enferma debido al pecado.

¿Has estado tú enfermo alguna vez?⁠—​Puesto que todos podemos enfermar, ¿quiere decir esto que todos somos pecadores?⁠—​Sí, la Biblia dice que todos nacemos en pecado.

¿Sabes lo que quiere decir nacer en pecado?⁠—​Quiere decir que todos nacemos imperfectos. Todos hacemos cosas malas a veces aunque no queramos hacerlas. Hemos llegado a ser así porque el primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, no obedecieron a Dios. Pecaron cuando violaron la ley de Dios. Y todos conseguimos pecado de Adán.

¿Sabes cómo conseguimos nuestro pecado de él?⁠—​Déjame tratar de explicártelo de manera que puedas entenderlo. Quizás tú hayas hecho tortitas de barro en una cacerolita. ¿Qué les sucede a las tortitas de barro si hundes una parte de la cacerolita? ¿Sabes?⁠—​Esa misma marca va a aparecer en todas las tortitas de barro que hagas en esa cacerolita, ¿verdad?⁠—

Adán era como esa cacerola, y nosotros somos como las tortas de barro. Él se hizo imperfecto cuando violó la ley de Dios. Fue como si algo le hubiera sido hundido, como si hubiera recibido una mala marca. Por eso, cuando tuviera hijos, ¿cómo serían ellos?⁠—​Todos sus hijos recibirían esta misma marca de imperfección.

La mayoría de los hijos no nacen con alguna imperfección grande que se pueda ver. No les faltan brazos, ni tienen un hoyo en un lado. Pero su imperfección es lo bastante grande como para que se pongan enfermos y, al fin, mueran.

Claro, algunas personas enferman más que otras. ¿A qué se debe esto? ¿Es porque nacen con más pecado?⁠—​No. Pero puede ser porque no tengan suficiente alimento para comer. O quizás comen demasiados bizcochos y dulces. También puede ser que se queden despiertos hasta demasiado tarde en la noche y no duerman lo suficiente. O quizás no se pongan la ropa que necesitan antes de salir bajo la lluvia o el frío.

¿Habrá alguna vez un tiempo en que no enfermemos? ¿Nos libraremos alguna vez del pecado?⁠—​Bueno, ¿qué hizo Jesús para aquel hombre paralizado?⁠—​Le perdonó sus pecados, y lo sanó. De esta manera Jesús mostró lo que va a hacer para todos los que hacen grandes esfuerzos por hacer lo que es correcto.

Si mostramos que no nos gusta el pecado, que de veras odiamos lo que es malo, él nos sanará. Él quitará el pecado que ahora tenemos. Hará esto para nosotros pronto por medio del reino de Dios.

El pecado no va a ser quitado de repente. Esto se hará a través de un período de tiempo. Entonces, cuando nuestro pecado finalmente se haya ido, nunca nos pondremos enfermos de nuevo. Todos tendremos salud perfecta. ¡Qué bendición será ésa!

(Para otros puntos útiles acerca de cómo el pecado afecta a todo el mundo y lo que podemos hacer en cuanto a ello, lean Romanos 3:23; 5:12; 6:12-14, 23 y 1 Juan 2:1.)