Ir al contenido

Ir al índice

Una comida para ayudarnos a recordar

Una comida para ayudarnos a recordar

Capítulo 41

Una comida para ayudarnos a recordar

SUPONGAMOS que alguien te diera un regalo magnífico, maravilloso. ¿Cómo te haría sentir eso?⁠—​¿Dirías solo “Gracias,” y entonces te olvidarías por completo del que te lo dio, o querrías recordar lo que esa persona hizo?⁠—

Jehová nos ha dado un muy maravilloso regalo. Envió a su propio Hijo a la Tierra para que muriera por nosotros. Debido a esto podemos llegar a estar libres de la enfermedad y la muerte. ¡Qué cosa más amorosa por parte de ellos! De seguro no queremos olvidar lo que Dios y su Hijo han hecho por nosotros, ¿verdad?⁠—

¿Sabes que el Hijo de Dios nos dio una manera especial de recordar lo que él hizo?⁠—​¿Te gustaría saber lo que fue?⁠—

Pues mira, imagínate que estás en la habitación de arriba de una casa en Jerusalén. Es de noche. Veamos quién está en la habitación. El Gran Maestro está allí. También están sus apóstoles. Están recostados en divanes alrededor de una mesa. En la mesa hay cordero asado, panes planos y vino tinto. Esta no es una comida corriente. Es especial. ¿Sabes por qué?⁠—

Esta comida es para recordarles algo muy importante que pasó cientos de años antes. Fue la noche en que Jehová libró a su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto.

Jehová dijo a su pueblo: ‘Maten un cordero para cada familia y pongan la sangre de éste en los postes de la puerta de sus casas.’ Entonces dijo: ‘Entren en sus casas y cómanse el cordero.’

Ellos hicieron eso. Y aquella misma noche el ángel de Dios pasó por la tierra de Egipto. En la mayoría de las casas el ángel mató al hijo primer-nacido. Pero cuando el ángel veía sangre en los postes de la puerta, pasaba de largo por aquella casa, o la saltaba. En aquellas casas no morían niños. Si tú hubieras estado allí, ¿en cuál de las dos clases de casas quisieras haber estado?⁠—

El rey de Egipto se asustó mucho por lo que hizo el ángel de Jehová. Les dijo a los israelitas: ‘Están libres. ¡Salgan de Egipto!’ Por eso, ellos cargaron sus camellos y burros y se fueron.

Pero Jehová no quería que su pueblo olvidara cómo los había puesto en libertad. Así que dijo: ‘Una vez al año deben comer una comida como la que comieron esta noche. Y deben contar a sus hijos lo que pasó esta noche en Egipto.’

Ellos llamaron a esta comida especial la Pascua, que da la idea de pasar de largo o saltar algo. ¿Sabes por qué?⁠—​Porque aquella noche el ángel de Dios había ‘saltado’ sus casas marcadas con sangre, pasando de largo por ellas. ¿Recuerdas?

Jesús y sus apóstoles están pensando en esto cuando comen la comida de la Pascua. Después Jesús hace algo muy importante. Nota qué es.

Él levanta uno de los panes que quedan. Después de orar en cuanto al pan, lo parte. Lo pasa a sus discípulos y dice: “Tomen, coman.” Entonces dice: ‘Este pan representa mi cuerpo que yo daré cuando muera por ustedes.’

Después Jesús levanta una copa de vino tinto. Después de otra oración de dar gracias, la pasa a todos. Dice: “Beban de ella, todos ustedes.” Y les dice: ‘Este vino representa mi sangre. Pronto voy a derramar mi sangre para libertarlos de sus pecados. Sigan haciendo esto para recordarme.’​—⁠Mateo 26:26-28; 1 Corintios 11:23-26.

¿Notaste que Jesús dijo que debían seguir haciendo esto para recordarlo?⁠—​Ya no tendrían más la comida de la Pascua. En vez de eso, una vez cada año tendrían esta comida especial para recordar la muerte de Jesús. Se le llama la cena del Señor. Hoy también la llamamos el Memorial. ¿Por qué?⁠—​Porque trae a nuestra memoria lo que Jesús y su Padre han hecho por nosotros.

¿Qué te parece si vas conmigo al Memorial la próxima vez que se celebre?⁠—​Si lo haces, verás que a los que están allí se les pasa pan plano y vino tinto. ¿En qué te harán pensar éstos?⁠—

El pan debería hacernos pensar en el cuerpo de Jesús. Él estuvo dispuesto a entregar aquel cuerpo para que pudiéramos tener vida eterna. ¿Y qué hay del vino tinto?⁠—​Eso debería recordarnos la sangre de Jesús que fue derramada cuando los hombres lo clavaron a un madero para que muriera.

La sangre de Jesús es mucho más preciosa que la sangre del cordero de la pascua en Egipto. ¿Sabes por qué?⁠—​La sangre de Jesús puede traernos perdón de pecados.

¿Sabes lo que significará el que todos nuestros pecados nos sean quitados?⁠—​Entonces nunca volveremos a hacer nada malo. ¡Y nunca más enfermaremos, envejeceremos ni moriremos! Debemos pensar en eso en el Memorial.

¿Deben todas las personas comer del pan y beber del vino en el Memorial?⁠—​No, Jesús les dijo a los que lo hacen: ‘Ustedes tendrán parte en mi reino y se sentarán en tronos conmigo.’ Eso quería decir que irían al cielo para ser reyes con Jesús. Solo los que van a hacer eso deben participar del pan y el vino.

Pero aunque no comamos del pan ni bebamos del vino, debemos asistir al Memorial. ¿Sabes por qué?⁠—​Porque Jesús dio su vida por nosotros también. Cuando vamos al Memorial mostramos que no hemos olvidado eso. Recordamos el maravilloso regalo que Dios nos ha dado mediante Jesús.

(Otros textos que se pueden leer y que muestran la importancia de asistir al Memorial son Lucas 22:19, 20, 28-30; 1 Corintios 11:27.)