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¿Qué puede dar más sentido a su vida?

¿Qué puede dar más sentido a su vida?

Capítulo 1

¿Qué puede dar más sentido a su vida?

¿HA SOÑADO alguna vez con una vida mejor, ya sea en su lugar de residencia o en algún paraíso tropical? En un momento u otro, casi todos lo hemos hecho.

En 1891, el pintor francés Paul Gauguin fue a la Polinesia Francesa en pos de esa clase de vida. Pero pronto le alcanzó la realidad. Su disoluto pasado se tradujo en enfermedades y sufrimientos, tanto para él mismo como para quienes le rodearon. Poco antes de morir pintó lo que se ha llamado el “último documento de su vehemencia artística”. El libro Paul Gauguin 1848-1903—The Primitive Sophisticate dice: “El espectro de la actividad humana representado en el lienzo engloba todo el ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte [...]. El pintor se propuso interpretar aquí la vida como un gran misterio”.

Gauguin tituló el cuadro “¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?”. *

Estas preguntas pueden resultarnos familiares. Muchas personas reflexivas se las plantean. Un redactor del periódico The Wall Street Journal escribió con relación al progreso científico y tecnológico del hombre: “Cuando pensamos en el hombre mismo, sus dilemas, su lugar en el universo, poco hemos adelantado desde el comienzo de los tiempos. Aún nos formulamos las mismas preguntas: quiénes somos, por qué somos y adónde vamos”.

Algunas personas se dedican al cuidado de la familia, el trabajo, los viajes u otros intereses personales pensando que la vida no tiene más sentido que este. Albert Einstein dijo en una ocasión: “Quien cree que su vida carece de sentido, no solo es desgraciado, sino casi incapaz de sobrevivir”. Por esta razón, algunos intentan dar sentido a la vida dedicándose a las artes, a la investigación científica o a labores humanitarias para paliar el sufrimiento ajeno. ¿Conoce a alguien así?

Es comprensible que el hombre se plantee ciertas preguntas básicas sobre el sentido de la vida. Cuántos padres al ver morir a un hijo de paludismo o cualquier otra enfermedad, se preguntan: ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Tiene algún significado? Interrogantes como estas inquietan a muchos hombres y mujeres jóvenes que observan la pobreza, la enfermedad y la injusticia. La barbarie de la guerra hace que muchas personas se cuestionen que la vida tenga algún sentido.

Aun si usted no ha pasado por estos sufrimientos, puede que concuerde con lo que dijo el profesor Freeman Dyson: “No soy el único que se plantea las mismas preguntas que Job. ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué es tan injusto el mundo? ¿Cuál es el sentido del dolor y la tragedia?”. Posiblemente usted también quiera conocer las respuestas.

Hallar contestaciones convincentes a estas preguntas sin duda podría influir en nuestra vida. Un catedrático que soportó los horrores del campo de concentración de Auschwitz observó: “No hay nada en el mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como el hecho de saber que la vida tiene sentido”. Incluso relacionó la salud mental del individuo con la búsqueda de ese sentido.

En el transcurso de los siglos el hombre ha buscado la respuesta en la religión. Cuando Siddharta Gautama (Buda) vio a un enfermo, un anciano y un muerto quiso encontrar una explicación o significado de aquello en la religión, pero sin la necesidad de creer en un Dios personal. Otros han recurrido a las iglesias.

Y ¿qué puede decirse de la gente de hoy día? Muchos se concentran en la ciencia, y descartan a la religión y a “Dios” como irrelevantes. “Cuanto más progresa la ciencia —comenta la obra Religion and Atheism, menos lugar parece haber para Dios. Dios se ha convertido en un Desterrado.”

¿Por qué se prescinde del Creador?

La tendencia actual de descartar a la religión o a Dios tiene sus raíces en las filosofías de hombres que preconizaron la razón pura. Charles Darwin pensaba que la “selección natural” explicaba el mundo viviente mejor que la existencia de un Creador. Sigmund Freud enseñaba que Dios era una ilusión, y el concepto de “Dios está muerto” se extiende desde el tiempo de Friedrich Nietzsche hasta nuestros días. Las filosofías orientales son parecidas. Los maestros del budismo sostienen que no necesitamos conocer a Dios. El profesor Tetsuo Yamaori dijo que en el sintoísmo “los dioses no son más que hombres”.

El escepticismo en cuanto a la existencia del Creador está muy extendido, pero ¿está justificado? Es posible que conozca casos de “hechos científicos” que se aceptaban como tales en el pasado, pero que con el tiempo se demostró que eran totalmente erróneos. Creencias como que la Tierra es plana y que todo el universo gira alrededor de nuestro globo terráqueo se mantuvieron por siglos, pero hoy sabemos que no es así.

¿Qué puede decirse de las ideas científicas más modernas? Por ejemplo, en el siglo XVIII el filósofo David Hume no aceptaba la existencia de un Creador, pero tampoco podía explicar la compleja estructura biológica de la Tierra. La teoría de Darwin intentó esclarecer cómo se desarrollaron las diferentes formas de vida, pero no explicó cómo empezó esta ni qué sentido tiene.

En consecuencia, muchos científicos y profanos en la materia creen que falta algo. Las teorías científicas intentan explicar el cómo, pero las preguntas claves se centran en el porqué. Incluso se ven afectados quienes se han criado en sociedades que aceptan la figura de un Creador. Una joven europea estudiante de Historia dijo: “Para mí, Dios está muerto. Si existiera, el mundo no estaría como está: gente inocente que muere de hambre; especies animales que se extinguen [...]. La idea de un Creador no tiene sentido”. Dadas las condiciones en la Tierra, muchos no pueden entender por qué, si existe un Creador, no mejora la situación.

No obstante, debemos admitir que la razón por la que muchas personas rechazan la existencia de un Creador es que no quieren creer. “Aunque Dios me dijera personalmente que tengo que cambiar mi vida —dijo un industrial europeo a un empleado— no lo haría. Quiero vivir la vida a mi manera.” Está claro que hay quienes piensan que admitir la autoridad de un Creador coartaría su derecho a la libertad y la elección de estilo de vida. Es posible que digan: “Solo creo lo que veo, y no puedo ver a un Creador que sea invisible”.

Independientemente de por qué ‘prescinden del Creador’ algunas personas, las preguntas en cuanto a la vida y su sentido siguen en pie. Al día siguiente de pisar el hombre la Luna, se preguntó al teólogo Karl Barth sobre este triunfo de la técnica. Respondió: “No resuelve ninguno de los problemas que me desvelan por la noche”. Hoy el hombre surca el espacio y vuela por el ciberespacio. Sin embargo, las personas reflexivas se dan cuenta de que necesitan tener un propósito, algo que dé sentido a la vida.

Invitamos a toda persona de actitud abierta a analizar este tema. El libro Belief in God and Intellectual Honesty (Creencia en Dios y honradez intelectual) dice que la “honradez intelectual” se caracteriza por la “disposición para verificar lo que uno cree que es cierto” y “prestar la suficiente atención a las pruebas que se aportan”.

En el tema que nos ocupa, las “pruebas que se aportan” pueden ayudarnos a determinar si hay un Creador que dio origen a la vida y al universo. Y si existe un Creador, ¿cómo es? ¿Tiene una personalidad que incida de algún modo en nuestra vida? El examen de este tema puede ayudarnos a ver cómo dar mayor sentido a la vida para que esta sea más gratificante.

[Nota]

^ párr. 5 D’où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous?

[Ilustración a toda plana de la página 4]

[Ilustración de la página 6]

El cuadro de Gauguin plantea preguntas sobre el sentido de la vida