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El saludo a la bandera, los himnos y las votaciones

El saludo a la bandera, los himnos y las votaciones

El saludo a la bandera, los himnos y las votaciones

Probablemente uno de los aspectos más delicados de la interacción de nuestros hijos con las escuelas envuelva las observancias patrióticas. Comprendemos que esto quizá toque sentimientos fuertemente arraigados, y apreciamos mucho a los maestros que se encargan de las diversas situaciones con sensibilidad y comprensión. Pudiera ser útil, a este respecto, una explicación de por qué los testigos de Jehová no participan en observancias patrióticas.

Los datos históricos suministran prueba de que los primeros cristianos no se envolvieron en asuntos políticos. Como dijo Jesús acerca de ellos: “No son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:16). Más bien, todos eran leales a un gobierno celestial, el Reino de Dios. Los educadores neoyorquinos Eugene A. Colligan y Maxwell F. Littwin dijeron lo siguiente acerca de ellos en el libro From the Old World to the New (Del viejo mundo al nuevo): “Preferían servir al Reino de Dios antes que a cualquier reino terrestre”.

A este respecto, los cristianos primitivos siguieron cuidadosamente el ejemplo que dio Jesucristo, y hoy día los testigos de Jehová tratan de vivir en armonía con esa norma (Juan 6:15; 18:36). Note los comentarios que dan ciertos libros de texto en cuanto a la posición de neutralidad que adoptaron para con los asuntos políticos los primeros seguidores de Cristo:

“Los que gobernaban el mundo pagano entendían muy poco el cristianismo primitivo, y lo consideraban con poco favor. [...] Los cristianos rehusaban participar en ciertos deberes de los ciudadanos romanos. [...] No ocupaban puestos políticos.” (On the Road to Civilization, A World History [Camino a la civilización, una historia mundial], 1937, por Albert K. Heckel y James G. Sigman; páginas 237 y 238.)

“El gobierno romano llamaba enemigos del estado a los cristianos. Ellos se negaban a servir en el ejército romano. Rehusaban saludar la estatua del emperador, lo que, en la sociedad romana, significaba lo mismo que hoy significa para los ciudadanos la bandera de la nación. Eran leales solamente a su religión.” (Man—His World and Cultures [El hombre... su mundo y sus culturas], 1974, por Edith McCall, Evalyn Rapparlie y Jack Spatafora, páginas 67 y 68.)

Como usted probablemente comprenda, el seguir un proceder similar de neutralidad hoy día afecta la participación de nuestros jóvenes en algunos ejercicios y actividades escolares. Respecto a estos asuntos, ¿qué posición han adoptado por toda la Tierra los testigos de Jehová por consideración a su conciencia?

El saludo a la bandera

Aunque no saludamos la bandera de ninguna nación, esto ciertamente no se hace como señal de falta de respeto. respetamos la bandera del país donde vivimos, sea cual sea éste, y mostramos este respeto por nuestra obediencia a las leyes del país. Nunca participamos en actividad antigubernamental de clase alguna. De hecho, creemos que los gobiernos humanos de la actualidad constituyen un “arreglo de Dios” que él ha permitido que exista temporeramente. Por eso consideramos que estamos bajo mandato divino de pagar impuestos y dar tributo y honor a tales “autoridades superiores”. (Romanos 13:1-7.)

‘Pero entonces —quizá pregunte usted— ¿por qué no honran ustedes la bandera mediante saludarla?’ Esto se debe a que vemos el saludo a la bandera como un acto de adoración. Aunque no nos esforzamos por hacer que otros dejen de saludar la bandera, por conciencia nosotros no podemos dar lo que vemos como adoración a ninguna otra persona o cosa sino a nuestro Dios, Jehová (Mateo 4:10). Por supuesto, son muchas las personas que no consideran sagrada la bandera o que no creen que el saludarla sea un acto de adoración. Sin embargo, tome en cuenta lo que ciertas autoridades seglares dicen acerca de esto:

“La bandera, como la cruz, es sagrada. [...] Las reglas y reglamentos que tienen que ver con la actitud humana para con los estandartes nacionales emplean palabras vigorosas y expresivas, como: ‘Servicio a la bandera’, [...] ‘Reverencia a la bandera’, ‘Devoción a la bandera’”. (The Encyclopedia Americana, 1942, tomo 11, página 316.)

“El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ingeniado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera, ‘inclinar en saludo’ la bandera, ‘bajar’ la bandera, e ‘izar’ la bandera. Los hombres se quitan el sombrero cuando la bandera pasa; y en alabanza de la bandera los poetas escriben odas y los niños cantan himnos.” (What Americans Believe and How They Worship [Lo que creen los estadounidenses, y cómo adoran], 1952, por J. Paul Williams, páginas 359 y 360.)

Usted quizá piense que esos puntos de vista que se acaban de señalar son extremos. Sin embargo, es interesante el hecho de que en los días coloniales de los Estados Unidos los puritanos objetaron a la bandera británica porque llevaba la cruz roja de “San” Jorge. Según The Encyclopædia Britannica (1910-1911), ellos hicieron esto, “no por deslealtad a la madre patria, sino por objeción de conciencia a lo que para ellos era un símbolo idolátrico”.

Uno de los Diez Mandamientos prohíbe hacer un objeto de adoración que tenga “forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo” (Éxodo 20:4, 5). Como cristianos, nosotros también nos consideramos obligados a obedecer el mandato bíblico de ‘guardarnos de los ídolos’. (1 Juan 5:21.)

Apreciamos el que los maestros manifiesten comprensión en cuanto a nuestras creencias y ayuden a nuestros hijos a obrar en conformidad con ellas. Otras personas han expresado comprensión de la postura que hemos adoptado en el sentido de que el saludo a la bandera está relacionado con adoración, como lo muestran los siguientes comentarios:

“Los cristianos rehusaban [...] ofrecer sacrificio al genio del emperador [romano],... algo aproximadamente equivalente, hoy día, a negarse a saludar la bandera o repetir el juramento de lealtad”. (Those about to Die [Los que van a morir], 1958, Daniel P. Mannix, página 135.)

“La suposición clave es que saludar a una bandera constituye un acto de devoción religiosa. [...] Este punto de vista, aunque extraño, no está enteramente sin apoyo bíblico. [...] Si el saludar es un acto religioso, entonces la ley de Dios lo prohíbe sin importar lo digno de respeto que sea el objeto. En otras palabras, el negarse a saludar no necesariamente implica falta de respeto a la bandera ni al país.” (Render Unto Caesar, The Flag-Salute Controversy [Den a César, la controversia del saludo a la bandera], 1962, David R. Manwaring, profesor auxiliar de ciencias políticas, Colegios Hobart y William Smith, página 32.)

Quisiéramos dar énfasis al hecho de que no tenemos la intención de manifestar falta de respeto a ningún gobierno ni a sus gobernantes cuando rehusamos saludar la bandera. Se trata simplemente del hecho de que no nos inclinamos en un acto de adoración, ni saludamos, a una imagen que represente al Estado, como aquella que Nabucodonosor levantó en la llanura de Dura, o como las banderas modernas de las naciones (Daniel 3:1-30). Algo significativo a este respecto fue lo que, en una histórica revocación de un fallo que había dado anteriormente, declaró el Tribunal Supremo de los Estados Unidos:

“Nos parece que la acción de las autoridades locales al obligar el saludo a la bandera y el juramento de lealtad va más allá de las limitaciones constitucionales sobre su poder e invade la esfera del intelecto y del espíritu, que la Primera Enmienda a nuestra Constitución tiene el propósito de proteger de todo control oficial”. (West Virginia State Board of Education v. Barnette, 1943.)

Por eso, mientras otras personas saludan y juran lealtad, nuestros hijos están de pie en calma durante la ceremonia del saludo a la bandera. Pero si, por alguna razón, la ceremonia de la bandera se conduce de tal modo que el simplemente ponerse de pie manifiesta que uno está participando en la ceremonia, nuestros jóvenes permanecen sentados. Además, nuestros jóvenes no marchan en paradas patrióticas, pues eso manifestaría que estarían apoyando lo que fuera honrado por la parada. Permanecemos neutrales.

Himnos nacionales y estudiantiles

En realidad, un himno nacional suele ser un poema de exaltación o una oración con música. The Encyclopedia Americana (1956) dice: “El amor a la patria y el orgullo por el país de uno son lo principal en la mayoría de los himnos nacionales, y, en muchos de ellos, el sentimiento religioso se mezcla con el sentimiento patriótico”. De hecho, las canciones patrióticas expresan las mismas ideas fundamentales que están incorporadas en el juramento de lealtad a la bandera. Y puesto que no hay base bíblica para el orgullo nacionalista que tanto ha dividido a nuestro mundo, nosotros no participamos en entonar canciones que ensalcen a naciones terrestres. (Hechos 17:26; Juan 17:15, 16.)

Cuando se tocan himnos nacionales, por lo general todo lo que tiene que hacer uno para mostrar que concuerda con lo que la canción expresa es ponerse de pie. En tales casos, los jóvenes Testigos permanecen sentados. Sin embargo, si nuestros jóvenes ya están de pie cuando se toca el himno nacional, no tendrían que adoptar la acción especial de sentarse; no es como si específicamente se hubieran puesto de pie por causa del himno. Por otra parte, si se espera que un grupo se ponga de pie y cante, entonces nuestros jóvenes quizá se levanten y queden de pie por respeto. Pero mostrarían que no concuerdan con lo que expresa la canción al abstenerse de cantar.

¿Están los himnos estudiantiles en la misma categoría que los himnos nacionales? Sí; las personas de la escuela los consideran de la misma manera como consideran las naciones sus himnos nacionales. Con frecuencia se los canta con fervor religioso y con gritos de gozo. Nuestros jóvenes no concuerdan con lo que esas canciones expresan.

Puestos y posiciones electivos

En muchas escuelas se elige por votación a los estudiantes para un puesto o posición, como el de presidente de la clase. En algunas escuelas se efectúan campañas políticas en miniatura, con botones y cartelones de campaña en los cuales se da publicidad a los candidatos. El propósito de esto es familiarizar a los jóvenes con la maquinaria de la política. Sin embargo, los jóvenes Testigos no se mezclan en la política escolar, ni aceptando un puesto electivo ni votando para que otros ocupen un puesto. Por eso, con prudencia rehúsan toda presentación de su candidatura o elección para ocupar un puesto. De este modo siguen el ejemplo de Jesús, quien se apartó de la gente cuando ésta quiso hacerlo rey. (Juan 6:15.)

Sin embargo, consideramos que es diferente el que el maestro nombre o asigne a uno para hacer algo. Por eso, si a jóvenes Testigos se les asigna el dar dirección en el tráfico o participar en otra actividad de tal índole, reciben estímulo para que cooperen hasta el grado que sea posible.

Por supuesto, nuestros jóvenes se dan cuenta de que no toda votación es política. A veces el maestro pide que los estudiantes den sus opiniones. Quizá no haya violación de principios bíblicos en expresar lo que uno prefiere en cuanto a ciertas actividades o expresar lo que uno piensa de un discurso o de una composición. Cuando las personas expresan opiniones en cuanto a la calidad de algo mediante levantar la mano, esto no es lo mismo que elegir a otra persona políticamente a un puesto.

[Comentario en la página 12]

“Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16.)

[Comentario en la página 13]

Para los testigos de Jehová, el saludo a la bandera es un acto de adoración

[Comentario en la página 14]

“Los cristianos rehusaban [...] ofrecer sacrificio al genio del emperador [romano],... algo aproximadamente equivalente, hoy día, a negarse a saludar la bandera”

[Ilustración en la página 15]

Tal como jóvenes hebreos fieles rehusaron adorar una imagen del Estado, así los testigos de Jehová no saludan la bandera

[Ilustración en la página 16]

Jóvenes Testigos no se mezclan en la política escolar