Ir al contenido

Ir al índice

Jehová se hace un nombre hermoso

Jehová se hace un nombre hermoso

Capítulo 24

Jehová se hace un nombre hermoso

Isaías 63:1-14

1, 2. a) ¿Por qué se interesan los cristianos en el venidero “día de Jehová”? b) ¿Qué importantísima cuestión está implicada en la llegada del día de Jehová?

LOS cristianos llevan casi dos mil años “esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová” (2 Pedro 3:12; Tito 2:13). Es normal que suspiren por la llegada de ese día, pues entonces comenzarán a borrarse los estragos que les ha causado la imperfección (Romanos 8:22). También supondrá el fin de las presiones que soportan durante estos “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1).

2 No obstante, aunque el día de Jehová aliviará a los justos, significará destrucción para “los que no conocen a Dios y [...] no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús” (2 Tesalonicenses 1:7, 8). Esta profecía da en qué pensar. ¿Destruirá Dios a los malvados simplemente para librar a su pueblo de las penalidades? El capítulo 63 de Isaías muestra que está implicada otra cuestión mucho más importante, a saber, la santificación del nombre divino.

La marcha del guerrero victorioso

3, 4. a) ¿Cuál es el contexto de la profecía del capítulo 63 de Isaías? b) ¿A quién ve Isaías marchando hacia Jerusalén, y con quién lo identifican algunos comentaristas?

3 En el capítulo 62 de Isaías leímos acerca de la liberación de los judíos del cautiverio babilónico y el retorno a su tierra. La pregunta lógica que surge ahora es: ¿deberá temer el resto judío repatriado que las naciones enemigas vuelvan a devastar el país? La visión de Isaías contribuye mucho a disipar cualquier temor. La profecía empieza así: “¿Quién es este que viene de Edom, el que viene con prendas de vestir de colores relumbrantes desde Bozrá, este que es honorable en su ropa, que marcha en la abundancia de su poder?” (Isaías 63:1a).

4 Isaías contempla a un enérgico guerrero que marcha triunfante hacia Jerusalén. Ostenta el rango más elevado, como indica su espléndida vestimenta. Viene de Bozrá, la ciudad más importante de Edom, lo que da a entender que ha obtenido una gran victoria sobre dicha nación enemiga. ¿Quién será este personaje? Algunos comentaristas opinan que es Jesucristo, y otros, el cabecilla judío Judas Macabeo. Sin embargo, el propio guerrero se identifica cuando responde a la pregunta anterior de este modo: “Yo, Aquel que habla en justicia, Aquel que abunda en poder para salvar” (Isaías 63:1b).

5. ¿Quién es el guerrero que ve Isaías, y por qué contesta usted así?

5 Todo indica que este vencedor es Jehová Dios. De él se dice en otros pasajes que tiene “abundancia de energía dinámica” y “habl[a] lo que es justo” (Isaías 40:26; 45:19, 23). Además, su magnífico ropaje nos recuerda las palabras del salmista: “Oh Jehová Dios mío, te has mostrado muy grande. Con dignidad y esplendor te has vestido” (Salmo 104:1). Aunque Jehová es el Dios del amor, la Biblia muestra que cuando es preciso, asume el papel de guerrero (Isaías 34:2; 1 Juan 4:16).

6. ¿Por qué ha estado luchando Jehová en Edom?

6 Ahora bien, ¿por qué ha estado luchando Jehová en Edom? Los edomitas son enemigos antiguos del pueblo del pacto divino, pues han perpetuado la animosidad que comenzó con su antepasado, Esaú (Génesis 25:24-34; Números 20:14-21). La profundidad de su odio hacia Judá se hizo patente de modo especial cuando alentaron a los soldados babilonios que estaban desolando Jerusalén (Salmo 137:7). Jehová considera tal inquina como una ofensa contra su persona. No es de extrañar que decidiera blandir la espada de su venganza contra Edom (Isaías 34:5-15; Jeremías 49:7-22).

7. a) ¿Cómo se cumplió la profecía contra Edom en un principio? b) ¿Qué simboliza Edom?

7 Por consiguiente, la visión de Isaías infunde mucho ánimo a los judíos que regresan a Jerusalén, pues les garantiza que disfrutarán de seguridad en su nuevo hogar. En tiempos del profeta Malaquías, Dios ya había hecho que las “montañas [de Edom] fueran un yermo desolado, y su herencia para los chacales del desierto” (Malaquías 1:3). ¿Debe entenderse, entonces, que todos los pormenores de la profecía de Isaías ya se habían cumplido en tiempos de Malaquías? No, pues a pesar de su estado ruinoso, Edom se resolvió a reconstruir sus lugares devastados, y el profeta siguió llamándolo “el territorio de la iniquidad” y “la gente a quien Jehová ha denunciado hasta tiempo indefinido” * (Malaquías 1:4, 5). Sin embargo, en sentido simbólico, Edom no solo abarca a los descendientes de Esaú, sino a todas las naciones hostiles a los adoradores de Jehová. Y las que más se han destacado en este aspecto han sido las de la cristiandad. ¿Qué le sucederá al Edom moderno?

El lagar

8, 9. a) ¿Qué ha hecho el guerrero que ve Isaías? b) ¿Cuándo y cómo se pisa el lagar simbólico?

8 Isaías pregunta al guerrero que vuelve de la batalla: “¿Por qué está roja tu ropa, y tus prendas de vestir están como las de uno que está pisando en el lagar?”. Jehová responde: “La artesa para vino he pisado yo solo, mientras no estuvo conmigo ningún hombre de los pueblos. Y seguí pisándolos en mi cólera, y seguí hollándolos en mi furia. Y su sangre que salía a chorros siguió salpicando mis prendas de vestir, y toda mi ropa la he contaminado” (Isaías 63:2, 3).

9 En el baño de sangre descrito de forma tan gráfica en este pasaje, hasta las elegantes vestiduras divinas se manchan, como la ropa del que pisa la uva. El lagar es un símbolo adecuado de la difícil situación en la que se encuentran los enemigos de Jehová Dios cuando él se dispone a destruirlos. ¿En qué momento pisará este lagar? Las profecías de Joel y del apóstol Juan hablan asimismo de un lagar simbólico, en el cual se huella la uva cuando Jehová aplasta a sus enemigos en Armagedón (Joel 3:13; Revelación [Apocalipsis] 14:18-20; 16:16). El lagar profético de Isaías también alude a este acontecimiento.

10. ¿Por qué dice Jehová que ha pisado el lagar él solo?

10 No obstante, ¿por qué dice Jehová que ha pisado este lagar él solo, sin que lo acompañara hombre alguno de los pueblos? ¿Acaso no dirige esa tarea Jesucristo como representante suyo? (Revelación 19:11-16). Sí, pero Jehová se refiere en este versículo a seres humanos, no a espíritus; de este modo indica que ningún hombre es capaz de librar a la Tierra de los seguidores de Satanás (Isaías 59:15, 16). Al Dios todopoderoso corresponde la labor de pisotearlos con cólera hasta destruirlos por completo.

11. a) ¿Por qué trae Jehová un “día de venganza”? b) ¿Quiénes son los “recomprados” de la antigüedad y de nuestros días?

11 Jehová pasa a explicar por qué realiza esta tarea personalmente: “El día de venganza está en mi corazón, y el mismísimo año de mis recomprados ha venido” (Isaías 63:4). * Dios es el único que tiene el derecho de vengar el daño infligido a su pueblo (Deuteronomio 32:35). En la antigüedad, los “recomprados” fueron los judíos que habían sufrido a manos de los babilonios (Isaías 35:10; 43:1; 48:20). En nuestros días son los miembros del resto ungido (Revelación 12:17). Estos, al igual que aquellos judíos, han sido recomprados del cautiverio religioso y, junto con sus compañeros de las “otras ovejas”, han sufrido persecución y oposición (Juan 10:16). Así pues, la profecía de Isaías asegura a los cristianos de la actualidad que Dios intervendrá a favor de ellos en el momento que Él ha designado.

12, 13. a) ¿Por qué puede decirse que Jehová no tiene “ayudador”? b) ¿Cómo le suministra salvación a Jehová su brazo, y en qué sentido lo sostiene su furia?

12 Jehová prosigue: “Seguí mirando, pero no había ayudador; y empecé a mostrarme pasmado, pero no había nadie que ofreciera sostén. De modo que mi brazo me suministró salvación, y mi furia me sostuvo. Y seguí pisando duro a los pueblos en mi cólera, y procedí a emborracharlos con mi furia y a hacer bajar hasta la tierra su sangre que salía a chorros” (Isaías 63:5, 6).

13 No existe “ayudador” humano que pueda atribuirse el mérito por el gran día de venganza de Jehová. Tampoco necesita Dios que lo sustente ningún hombre a fin de llevar a cabo su voluntad. * Con su brazo omnipotente le basta (Salmo 44:3; 98:1; Jeremías 27:5). Además, su furia lo sostiene. ¿En qué sentido? Tal indignación no es una emoción incontrolada, sino justa. Como Jehová se basa siempre en principios justos, su furia lo sostiene, lo motiva, cuando hace “bajar hasta la tierra” la ‘sangre de sus enemigos que sale a chorros’, lo que indica que los humilla y derrota (Salmo 75:8; Isaías 25:10; 26:5).

Expresiones de la bondad amorosa de Dios

14. ¿Qué oportunos recordatorios hace ahora Isaías?

14 En épocas anteriores, los judíos perdieron enseguida el aprecio por lo que Jehová había hecho por ellos, de modo que Isaías les recuerda muy oportunamente por qué actuó Dios así. Les dice: “Las bondades amorosas de Jehová mencionaré, las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que nos ha hecho Jehová, hasta el abundante bien a la casa de Israel que les ha hecho conforme a sus misericordias y conforme a la abundancia de sus bondades amorosas. Y él pasó a decir: ‘De seguro ellos son mi pueblo, hijos que no resultarán falsos’. De modo que para ellos se hizo Salvador. Durante el tiempo de toda la angustia de ellos le fue angustioso a él. Y su propio mensajero personal los salvó. En su amor y en su compasión él mismo los recompró, y procedió a alzarlos y llevarlos todos los días de mucho tiempo atrás” (Isaías 63:7-9).

15. ¿Cómo y por qué mostró Jehová bondad amorosa a la descendencia de Abrahán en Egipto?

15 ¡Qué ejemplo tan extraordinario de bondad amorosa, o amor leal, nos da Jehová! (Salmo 36:7; 62:12.) Por el amor que le tenía a Abrahán, entabló una relación con él (Miqueas 7:20). Además, le prometió que mediante su descendencia se bendecirían todas las naciones de la Tierra (Génesis 22:17, 18). Jehová cumplió su promesa, mostrando así gran bondad a la casa de Israel. Entre sus actos leales destacó el de liberar a la descendencia de Abrahán de la esclavitud en Egipto (Éxodo 14:30).

16. a) ¿Con qué actitud hizo Jehová su pacto con Israel? b) ¿Qué cualidad caracterizó la relación de Dios con su pueblo?

16 Después del éxodo, Jehová llevó a Israel al monte Sinaí y le hizo esta promesa: “Si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial [...]. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19:5, 6). ¿Era esa oferta un engaño? No, pues Isaías revela que Jehová se dijo: “De seguro ellos son mi pueblo, hijos que no resultarán falsos”. Un biblista señala: “La expresión ‘de seguro’ no indica un decreto de Su soberanía o Su presciencia, sino la esperanza y confianza que emanan de Su amor”. En efecto, Jehová hizo su pacto de buena fe, con el deseo sincero de que los judíos lo cumplieran. A pesar de las claras deficiencias que manifestaron, tuvo confianza en ellos. Sin duda es maravilloso adorar a un Dios que confía de tal manera en sus siervos. Cuando los ancianos de la actualidad demuestran una confianza similar en la bondad intrínseca del pueblo de Dios, fortalecen mucho a quienes tienen encomendados (2 Tesalonicenses 3:4; Hebreos 6:9, 10).

17. a) ¿Qué prueba dio Jehová de su amor por los israelitas? b) ¿De qué podemos estar seguros hoy en día?

17 Sin embargo, como dijo el salmista, los israelitas “olvidaron a Dios su Salvador, el Hacedor de cosas grandes en Egipto” (Salmo 106:21). Su desobediencia y obstinación les acarrearon serias dificultades en multitud de ocasiones (Deuteronomio 9:6). ¿Dejó de mostrarles Jehová bondad amorosa? Al contrario: Isaías dice que “durante el tiempo de toda la angustia de ellos le fue angustioso a él”. ¡Cuánta empatía! Como a todo padre amoroso, a Dios le dolía ver los padecimientos de sus hijos, aunque ellos mismos se los hubiesen causado por su propia insensatez. Tal como estaba predicho y en prueba de su amor, envió a su “mensajero personal” —probablemente Jesús en su existencia prehumana— para que los condujera a la Tierra Prometida (Éxodo 23:20). De ese modo, Jehová ‘alzó’ a la nación y la ‘llevó’, “justamente como un hombre lleva a su hijo” (Deuteronomio 1:31; Salmo 106:10). Hoy en día también podemos estar seguros de que Jehová conoce nuestros sufrimientos y de que se compadece de nosotros cuando nos encontramos en situaciones angustiosas. Con plena confianza podemos ‘echar sobre él toda nuestra inquietud, porque él se interesa por nosotros’ (1 Pedro 5:7).

Dios se convierte en enemigo

18. ¿Por qué se convierte Jehová en enemigo de su pueblo?

18 No obstante, jamás debemos abusar de la bondad amorosa de Dios. Isaías afirma a continuación: “Ellos mismos se rebelaron e hicieron que su espíritu santo se sintiera herido. Ahora él fue cambiado en enemigo de ellos; él mismo guerreó contra ellos” (Isaías 63:10). Jehová advirtió que, aunque es misericordioso y benévolo, “de ninguna manera dará exención de castigo” (Éxodo 34:6, 7). Como los israelitas se han vuelto unos rebeldes incorregibles, van a recibir su merecido. “No olvides cómo has provocado a Jehová tu Dios en el desierto —les recordó Moisés—. Desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta la llegada de ustedes a este lugar, han resultado rebeldes en su comportamiento para con Jehová.” (Deuteronomio 9:7.) Han herido o contristado el espíritu de Dios al oponerse a los buenos efectos que produce (Efesios 4:30). Han obligado a Jehová a convertirse en su enemigo (Levítico 26:17; Deuteronomio 28:63).

19, 20. ¿De qué se acuerdan los judíos, y por qué?

19 En medio de sus tribulaciones, algunos judíos se sienten impulsados a reflexionar en el pasado. Dice Isaías: “Uno empezó a acordarse de los días de mucho tiempo atrás, de Moisés su siervo: ‘¿Dónde está Aquel que los hizo subir del mar con los pastores de su rebaño? ¿Dónde está Aquel que puso dentro de él Su propio espíritu santo? ¿Aquel que hizo que Su hermoso brazo fuera a la diestra de Moisés; Aquel que partió las aguas de delante de ellos para hacer para sí mismo un nombre de duración indefinida; Aquel que los hizo andar a través de las aguas agitadas de modo que, cual caballo en el desierto, no tropezaron? Tal como cuando baja una bestia misma a la llanura-valle, el mismísimo espíritu de Jehová procedió a hacerlos descansar’” (Isaías 63:11-14a). *

20 Ahora que están sufriendo los resultados de la desobediencia, los judíos anhelan los días en que Jehová era su Libertador, y no su enemigo. Se acuerdan de cómo sus “pastores”, Moisés y Aarón, los condujeron a través del mar Rojo (Salmo 77:20; Isaías 51:10). Les viene a la memoria la ocasión en la que, en vez de herir el espíritu de Dios, permitieron que este los guiara por medio de Moisés y otros ancianos nombrados por dicho espíritu (Números 11:16, 17). También recuerdan que Jehová usó “Su hermoso brazo” en favor de ellos mediante Moisés, y finalmente los sacó del desierto grande e inspirador de temor y los llevó a una tierra que manaba leche y miel, un lugar de descanso (Deuteronomio 1:19; Josué 5:6; 22:4). Pero ahora sufren porque han perdido su buena relación con Dios.

‘Un nombre hermoso para sí’

21. a) ¿De qué gran privilegio podría haber disfrutado Israel en relación con el nombre de Dios? b) ¿Cuál fue la razón principal por la que Dios liberó a los descendientes de Abrahán cautivos en Egipto?

21 Con todo, la pérdida de los bienes de los israelitas resulta insignificante en comparación con la del privilegio que han despreciado: contribuir a la glorificación del nombre de Dios. Moisés prometió a los israelitas: “Jehová te establecerá como pueblo santo para sí, tal como te juró, porque continúas guardando los mandamientos de Jehová tu Dios, y has andado en sus caminos. Y todos los pueblos de la tierra tendrán que ver que el nombre de Jehová ha sido llamado sobre ti, y de veras tendrán miedo de ti” (Deuteronomio 28:9, 10). Cuando Jehová actuó en defensa de los descendientes de Abrahán cautivos en Egipto y los liberó, no lo hizo tan solo para que tuvieran una vida más agradable. Había una motivación mucho más importante: Su nombre. Efectivamente, se encargó de que su nombre fuera “declarado en toda la tierra” (Éxodo 9:15, 16). Y cuando mostró misericordia a Israel tras su rebelión en el desierto, no lo hizo por pura emoción. Él mismo dijo: “Me puse a actuar por causa de mi propio nombre para que no fuera profanado delante de los ojos de las naciones” (Ezequiel 20:8-10).

22. a) ¿Con qué fin volverá a luchar Jehová a favor de su pueblo en el futuro? b) ¿De qué manera influye el amor al nombre de Dios en nuestro proceder?

22 Isaías concluye de manera impactante esta profecía con las palabras: “Así condujiste a tu pueblo para hacer para ti mismo un nombre hermoso” (Isaías 63:14b). Ahí se ve claramente la finalidad de la vigorosa lucha de Jehová a favor de su pueblo: hacerse un nombre hermoso. De modo que la profecía de Isaías constituye un recordatorio poderoso de que llevar el nombre de Jehová es tanto un formidable privilegio como una gran responsabilidad. Los cristianos verdaderos de la actualidad aman Su sagrado nombre más que su propia vida (Isaías 56:6; Hebreos 6:10). Por tanto, están resueltos a no hacer nada que le cause oprobio en modo alguno. Responden al amor leal de Dios manteniéndose leales a él. Y como aman el hermoso nombre de Jehová, anhelan que llegue el día en que él huelle a Sus enemigos en el lagar de su cólera, pero no solo por los beneficios que ellos recibirán, sino porque así se glorificará el nombre del Dios al que aman (Mateo 6:9).

[Notas]

^ párr. 7 Los Herodes del siglo E.C. eran edomitas.

^ párr. 11 Las expresiones “día de venganza” y “año de mis recomprados” posiblemente aludan a un mismo período. Obsérvese el paralelo que se establece en Isaías 34:8 con expresiones parecidas.

^ párr. 13 Jehová se queda pasmado de que nadie le ofrezca apoyo. Pudiera sorprender, en efecto, que casi dos mil años después de la muerte de Jesús, los poderosos de la humanidad sigan oponiéndose a la voluntad divina (Salmo 2:2-12; Isaías 59:16).

^ párr. 19 La primera oración de este pasaje también pudiera traducirse “Él empezó a acordarse” (Isaías 63:11, nota). Pero esto no significa necesariamente que Jehová sea el sujeto de la acción. Las palabras que siguen no expresan los sentimientos de él, sino los de su pueblo. De ahí que la versión Nácar-Colunga (1972) traduzca así el versículo: “Entonces su pueblo se acordó de los días antiguos”.

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 359]

Jehová depositó grandes esperanzas en su pueblo