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¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres?

¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres?

CAPÍTULO 25

¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres?

“Cuando vives con tu padre y tu madre, puedes tener tu propio cuarto y estrenar ropa más a menudo. Pero yo, que vivo únicamente con mi madre, debo compartir la habitación y casi nunca tengo la ropa que me gusta. Ella dice que el dinero no le alcanza. Tengo tanto que hacer en casa mientras ella está en el trabajo, que me siento como una criada, y no como una niña normal.” (Shalonda, de 13 años)

SIN duda, lo ideal es vivir con un padre y una madre que te quieran. Por lo general, juntos se les hace más fácil educar, cuidar y apoyar a sus hijos. “Más valen dos que uno —dice la Biblia—, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.” (Eclesiastés 4:9, Nueva Versión Internacional.)

Lo triste es que esta clase de familias están en peligro de extinción. Por ejemplo, un estudio realizado en Estados Unidos reveló que antes de cumplir los 18 años, más de la mitad de los niños habrán vivido algún tiempo sin uno de sus padres.

Por común que sea esta situación, algunos adolescentes todavía se avergüenzan de crecer en un hogar monoparental (familia que solo cuenta con uno de los padres). Otros se sienten abrumados por las presiones y los problemas. Si vives con solo uno de tus padres, ¿a qué presiones te enfrentas? Escribe en la siguiente línea el problema que te parezca más difícil de afrontar.

․․․․․

Con todo, no pienses que vas a terminar siendo un amargado porque te falte el cariño y la protección de uno de tus padres. En realidad, mucho dependerá de cómo veas las cosas. Proverbios 15:15 dice que “todos los días del afligido son malos; pero el que es bueno [o alegre] de corazón tiene un banquete constantemente”. Esto nos enseña que la actitud influye mucho más en el estado de ánimo de uno que las circunstancias. Veamos qué puedes hacer para no perder la alegría.

Combate los sentimientos negativos

Para empezar, no te dejes hundir por los comentarios negativos de algunas personas. Por poner un caso, hay profesores que dicen cosas crueles a los alumnos que viven sin uno de sus padres. Llegan a afirmar que algunos de estos jóvenes presentan problemas de conducta porque no tienen una familia “normal”. Pero piensa: ¿de veras te conocen a ti o a tu familia, o solo repiten lo que han oído sobre los hogares monoparentales?

Llama la atención que en muchos pasajes bíblicos aparezca la expresión “huérfano de padre” y que nunca se utilice de forma despectiva. Al contrario, en casi todos estos casos, Jehová demuestra un interés especial por los jóvenes a quienes les falta uno de sus padres. *

Por otro lado, también puede haber personas bienintencionadas que tengan mucho cuidado con lo que te dicen por miedo a ofenderte o incomodarte. Quizá ni siquiera se atrevan a pronunciar las palabras padre, matrimonio, divorcio o muerte para que no te sientas mal. Si te molesta que se porten así contigo, dales a entender con discreción que no tienen por qué preocuparse. Tony, un chico de 14 años que nunca conoció a su verdadero padre, dice que algunos se muerden la lengua cuando están a punto de usar ciertas palabras. ¿Qué hace él? Sigue conversando con ellos utilizando a propósito esas mismas palabras. “Quiero que sepan que no me da vergüenza mi situación”, explica.

Olvídate de lo que pudo haber sido

Desde luego, si tus padres se han divorciado o uno de ellos ha fallecido, es normal que sientas tristeza y un gran vacío. No obstante, con el tiempo tendrás que aceptar que las cosas han cambiado. La Biblia aconseja: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que estos?’” (Eclesiastés 7:10). Pongamos por caso a Sara. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 10 años. Ahora que tiene 13, recomienda: “No te tortures pensando en lo que pudiste haber tenido. Tampoco creas que tienes problemas solo porque uno de tus padres no está contigo. Ni supongas que los hijos que sí viven con los dos lo tienen todo”. ¡Qué consejo tan bueno! A fin de cuentas, hasta las familias “ideales” tienen sus momentos malos.

Para comprender mejor cómo funciona una familia, la podríamos comparar a un bote de remos. Lo mejor sería contar con un equipo completo de remeros. Pues bien, cuando falta uno de los padres, es como si faltara uno de los remeros, así que el resto del equipo tiene que esforzarse más. ¿Significa esto que la familia va a fracasar? Claro que no. Si todos hacen su parte y cooperan, lograrán seguir adelante y llegar a su destino.

¿Estás poniendo de tu parte?

A continuación te ofrecemos tres sugerencias prácticas para que cooperes con tu familia.

Aprende a economizar. El dinero es una gran preocupación en casi todas las familias monoparentales. ¿Cómo puedes colaborar? Tony, citado antes, comenta: “Los muchachos de mi escuela exigen a sus padres ropa y calzado deportivo de marca, y no quieren ir a clase si no les dan lo que piden. Aunque yo no tengo lo más caro, siempre llevo la ropa limpia y cuido lo que tengo. Mi madre hace todo lo que puede, y no quiero complicarle más la vida”. Poniendo un poco de tu parte, podrás imitar al apóstol Pablo, que dijo: “He aprendido a adaptarme a cualquier situación. [...] Conozco el secreto de estar feliz en todos los momentos y circunstancias” (Filipenses 4:11, 12, La Palabra de Dios para Todos).

También puedes economizar al no desperdiciar lo que tienes (Juan 6:12). Un joven llamado Rodney explica: “Trato de tener cuidado en casa para no romper ni perder las cosas, y es que cuesta dinero arreglarlas o reemplazarlas. Apago las luces y los aparatos eléctricos que no se estén utilizando. Así ayudo a gastar menos electricidad”.

Ofrece tu ayuda. Muchos padres que crían solos a sus hijos no son muy estrictos con ellos ni les piden que hagan tareas domésticas. Creen que haciéndoles la vida más fácil compensarán la ausencia de su cónyuge. Tal vez piensen así: “No quiero exigirles más, después de todo lo que han pasado...”.

Si eso es lo que ocurre en tu casa, quizá te veas tentado a aprovecharte de los sentimientos de culpa de tu padre o tu madre. Pero así solo conseguirás hacer más pesadas sus cargas. ¿Por qué mejor no te ofreces a ayudarle? Fíjate en lo que hace Tony. “Mi madre trabaja en un hospital y debe usar uniforme —explica—, así que yo se lo plancho.” ¿Y ese no es trabajo de mujeres? Tony responde: “Algunos dicen eso, pero yo lo hago para ayudarla”.

Demuestra que estás agradecido. Además de darle tu ayuda, puedes animar mucho a tu padre o a tu madre siendo agradecido. Una mujer escribió: “Hay noches que llego a casa deprimida o de mal humor, después de un día difícil de trabajo. Es justo entonces cuando encuentro la mesa lista y a mi hija cocinando”. Y agregó: “Luego viene mi hijo y me da un fuerte abrazo”. ¿Cómo se siente después de eso? “Mi estado de ánimo cambia por completo.”

De los tres puntos anteriores, ¿en cuál crees que debes esforzarte más? ․․․․․

Criarte con uno solo de tus padres te da la oportunidad de cultivar cualidades como la generosidad, la compasión y el sentido de responsabilidad. Y eso no es todo. Jesús aseguró: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). En tu caso, “dar” implica ayudar a tu familia. Y si lo haces, serás muy feliz.

Por supuesto, de vez en cuando te entrarán ganas de tener contigo a tu padre y a tu madre. Con todo, aprenderás a salir adelante. Eso fue lo que descubrió una chica llamada Nía. “Cuando papá murió —recuerda—, alguien me dijo que ‘cada uno es el arquitecto de su propia vida’. Aquellas palabras me impactaron y me hicieron pensar en que no tengo que ser una víctima de mi situación.” Tú también puedes ver las cosas así. Grábate esto: tu felicidad no depende de tus circunstancias, sino de tu actitud y de la manera como manejes la situación.

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 4 DEL PRIMER VOLUMEN

[Nota]

TEXTO BÍBLICO CLAVE

“Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.” (Filipenses 2:4, Versión Popular)

UNA SUGERENCIA

Si crees que tu padre o tu madre te pide más de lo que puedes hacer, sugiérele respetuosamente lo siguiente:

Que ponga en un sitio visible una lista de las tareas domésticas de cada miembro de la familia.

Que, cuando sea necesario, vuelva a repartir dichas tareas de acuerdo con la capacidad de cada uno.

¿SABÍAS ESTO?

Tener que encargarte de ciertas tareas en el hogar puede ayudarte a madurar más rápido que los jóvenes que viven con ambos padres y tienen menos obligaciones.

¡MANOS A LA OBRA!

Voy a combatir mis sentimientos negativos de la siguiente manera: ․․․․․

Si noto que algunas personas tienen mucho cuidado con lo que van a decirme para que no me sienta mal, haré esto: ․․․․․

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

¿Por qué algunas personas tienen prejuicios contra los jóvenes que crecen sin uno de sus padres?

Si tu padre o tu madre no te pide que ayudes en las tareas de la casa, ¿a qué podría deberse?

¿De qué maneras podrías agradecerle a tu padre o a tu madre todo lo que hace por ti?

[Comentario de la página 211]

“Desde el divorcio de mis padres, mamá y yo conversamos más; ahora estamos más unidas.” (Melanie)

[Ilustración de las páginas 210 y 211]

Una familia sin uno de los padres es como un bote de remos sin uno de los remeros. Todos tendrán que esforzarse más, pero si cooperan, llegarán a su destino