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Se nos conoce por nuestra conducta

Se nos conoce por nuestra conducta

Capítulo 13

Se nos conoce por nuestra conducta

VIVIMOS en una era en la que grandes sectores de la humanidad han descartado las normas morales que habían sido respetadas por mucho tiempo. La mayoría de las religiones de la cristiandad han hecho lo mismo, ya sea en nombre de la tolerancia o arguyendo que los tiempos han cambiado y que ya no tienen vigencia los tabúes de generaciones pasadas. En cuanto al resultado de esto, Samuel Miller, un deán del Colegio Teológico de la Universidad de Harvard, dijo: ‘Lo que pasa es que la Iglesia ya no lleva la delantera. Ha aceptado y absorbido la cultura de nuestro tiempo’. El efecto de esto en la vida de los que buscaban guía en esas iglesias ha sido devastador.

En cambio, con referencia a los testigos de Jehová L’Eglise de Montréal (La Iglesia de Montreal), boletín semanal de la archidiócesis de Montreal (Canadá), dijo: “Tienen extraordinarios valores morales”. Muchos maestros, patronos y funcionarios gubernamentales concuerdan en esto. ¿Qué da cuenta de esta reputación?

Ser testigo de Jehová implica mucho más que sencillamente adoptar cierto conjunto de creencias doctrinales y testificar a otros acerca de ellas. El cristianismo primitivo era conocido como el “Camino”, y los testigos de Jehová reconocen que hoy la religión verdadera debe ser un modo de vivir. (Hech. 9:2.) Sin embargo, como sucedió con respecto a otras cuestiones, a los Testigos modernos les tomó algún tiempo llegar a tener una comprensión equilibrada de lo que esto implica.

“Carácter o pacto, ¿cuál?”

Aunque comenzaron con consejo bíblico bien fundado sobre la necesidad de imitar a Cristo, el énfasis que pusieron algunos de los primeros Estudiantes de la Biblia en lo que llamaban “desarrollo del carácter” tendió a minimizar ciertos aspectos del cristianismo verdadero. Parece que algunos opinaban que el ser de disposición gentil —presentar siempre la apariencia de ser amables y buenos, hablar con dulzura, evitar todo despliegue de ira, leer las Escrituras diariamente— les garantizaría la entrada al cielo. Pero perdían de vista el hecho de que Cristo había comisionado a sus discípulos para efectuar una obra.

Este problema se trató con seriedad en el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?” de la revista The Watch Tower del 1 de mayo de 1926. * El artículo mostraba que el intento de los Estudiantes de la Biblia por alcanzar un “carácter perfecto” mientras estaban en la carne hacía que algunos se desanimaran y se dieran por vencidos, pero a la misma vez llevaba a otros a una actitud santurrona que resultaba en que perdieran de vista el mérito del sacrificio de Cristo. Después de recalcar la importancia de tener fe en la sangre derramada de Cristo, el artículo destacó que era fundamental ‘hacer cosas’ en el servicio divino como prueba de que se seguía un camino que agradaba a Dios. (2 Ped. 1:5-10.) En aquel tiempo, cuando gran parte de la cristiandad aún pretendía apegarse a las normas morales de la Biblia, lo que intensificó el contraste entre los testigos de Jehová y la cristiandad fue el énfasis que estos dieron a la importancia de actuar. El contraste se notó aún más a medida que todo el que decía ser cristiano tuvo que enfrentarse con cuestiones de moralidad que iban haciéndose comunes.

‘Absténganse de la fornicación’

La norma cristiana relacionada con la moralidad sexual se expuso con claridad hace mucho tiempo en la Biblia. “Esto es la voluntad de Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación [...]. Porque Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia, sino con relación a santificación. Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios.” (1 Tes. 4:3-8.) “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4.) “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, [...] ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, [...] heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10.)

Ya para noviembre de 1879 la Watch Tower había señalado esta norma a los cristianos verdaderos. Sin embargo, no se trató con frecuencia ni extensamente como si fuera un problema grave entre los primeros Estudiantes de la Biblia. No obstante, a medida que la actitud del mundo se hacía más permisiva, hubo que dar más atención a este requisito, especialmente para el tiempo de la II Guerra Mundial. Esto se hizo necesario debido a que algunos testigos de Jehová estaban empezando a creer que, con tal de ocuparse en dar testimonio, cualquier tipo de laxitud en cuestiones relacionadas con la moralidad sexual era solo asunto personal. Es cierto que en agosto de 1935 La Torre del Vigía había dicho con claridad que el participar en el ministerio del campo no autorizaba la conducta inmoral. Pero no todos tomaron a pecho lo que se dijo. De modo que en el número de septiembre de 1941 La Atalaya analizó de nuevo el asunto con bastante detenimiento en el artículo “El día de Noé”. Este señaló que el libertinaje sexual de los días de Noé fue una de las razones que llevaron a Dios a destruir al mundo de entonces, y mostró que lo que Dios hizo en aquella ocasión fijó un patrón para lo que haría en nuestro tiempo. Con franqueza advirtió que un siervo íntegro de Dios no podía dedicar parte de su día a hacer la voluntad del Señor y luego, el resto del tiempo, entregarse a “las obras de la carne”. (Gál. 5:17-21.) A este siguió, en La Atalaya de octubre de 1942, otro artículo que condenaba la conducta que no armonizara con las normas morales que la Biblia da a personas solteras y casadas. Nadie debería pensar que su participación en la predicación pública del mensaje del Reino como testigo de Jehová le daba permiso para llevar un estilo de vida relajado. (1 Cor. 9:27.) Con el tiempo se tomarían medidas aún más estrictas para proteger la limpieza moral de la organización.

Algunos de los que entonces expresaban el deseo de ser testigos de Jehová se habían criado en lugares donde se permitía el matrimonio de prueba, se toleraban las relaciones sexuales entre personas comprometidas, o se veía como algo normal una relación consensual entre gente que no estaba casada legalmente. Algunos matrimonios procuraban abstenerse de las relaciones íntimas. Otras personas, aunque no se habían divorciado, habían dado un paso imprudente al separarse de sus cónyuges. Con el fin de proveer la dirección necesaria, durante los años cincuenta La Atalaya trató todas estas situaciones, analizó las responsabilidades maritales, enfatizó la prohibición bíblica de la fornicación y, para evitar malentendidos, explicó en qué consistía. * (Hech. 15:19, 20; 1 Cor. 6:18.)

Este asunto recibió atención especial en lugares donde los que empezaban a asociarse con la organización de Jehová no tomaban en serio las normas morales de la Biblia. Así, cuando N. H. Knorr, tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó Costa Rica en 1945, dijo en un discurso sobre la moralidad cristiana: “Voy a darles un consejo a todos los que están aquí esta noche y viven con una mujer sin haber legalizado su matrimonio. Vayan a la Iglesia Católica e inscríbanse en ella, porque allí pueden seguir con esa práctica. Pero esta es la organización de Dios, y aquí eso no se permite”.

A partir de los años sesenta, cuando los homosexuales comenzaron a manifestar abiertamente sus prácticas, muchas iglesias decidieron aceptarlos en su seno después de debatir el asunto. En la actualidad, ciertas iglesias ordenan incluso clérigos que son homosexuales. Las publicaciones de los testigos de Jehová también trataron estas cuestiones con el fin de ayudar a la gente sincera que tenía preguntas al respecto. Pero los Testigos nunca tuvieron dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad. ¿Por qué no? Porque para ellos los requisitos bíblicos no son simples opiniones de hombres de otra época. (1 Tes. 2:13.) Con gusto dan lecciones bíblicas a homosexuales para que aprendan los requisitos de Jehová; y esas personas pueden asistir a las reuniones de los Testigos para escuchar; sin embargo, nadie que siga practicando la homosexualidad puede ser testigo de Jehová. (1 Cor. 6:9-11; Judas 7.)

En los últimos años se ha hecho común en el mundo el que jóvenes no casados se entreguen a la satisfacción de sus deseos sexuales. El mundo ejerció presión sobre los jóvenes de familias de los testigos de Jehová para inducirles a seguir ese proceder, y algunos de ellos comenzaron a adoptarlo. ¿Qué hizo la organización al respecto? En La Atalaya y ¡Despertad! se publicaron artículos para ayudar a los padres y a sus hijos a tener el punto de vista bíblico. En las asambleas se presentaron dramas de la vida real con el fin de ayudar a todos a darse cuenta de lo que sucede cuando se rechazan las normas morales de la Biblia y de los beneficios que resultan al obedecer los mandamientos de Dios. Uno de los primeros dramas, presentado en 1969, fue “Espinas y trampas hay en el camino del independiente”. Se prepararon libros especiales que ayudaban a la juventud a apreciar la sabiduría del consejo bíblico. Entre estos estuvieron Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera (publicado en 1976) y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas (publicado en 1989). Los ancianos locales dieron consejo espiritual a individuos y familias. También se protegió a las congregaciones de los testigos de Jehová expulsando de ellas a los pecadores que no se arrepentían.

El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los testigos de Jehová adopten una actitud permisiva. Antes bien, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha recalcado aún más lo imprescindible de evitar no solo los actos sexuales ilícitos, sino también las influencias y situaciones que socavan los valores morales. Durante las tres últimas décadas ha provisto instrucción para fortalecer contra “faltas secretas” como la masturbación, y ha advertido del peligro de la pornografía, las telenovelas y la música que degrada. Así, aunque en el mundo la moralidad ha ido en decadencia, entre los testigos de Jehová ha subido.

Normas piadosas que rigen la vida familiar

El que los testigos de Jehová se hayan adherido con firmeza a las normas bíblicas sobre la moralidad sexual les ha traído muchos beneficios en su vida familiar. Pero ser testigo de Jehová no garantiza la ausencia de problemas domésticos. No obstante, están convencidos de que la Palabra de Dios da el mejor consejo para resolver tales problemas. Disponen de muchas ayudas provistas por la organización para aplicar dicho consejo; y cuando lo aplican, el resultado es realmente provechoso.

En 1904 el sexto tomo de Estudios de las Escrituras suministró un análisis extenso de las responsabilidades de los casados y las obligaciones de los padres. Desde entonces se han publicado cientos de artículos y se han presentado numerosos discursos en las congregaciones de los testigos de Jehová con el fin de ayudar a cada miembro de la familia a apreciar el papel que Dios le ha dado. Esta educación sobre cómo disfrutar de una vida hogareña saludable no es solo para los recién casados, sino que es un programa continuo dirigido a toda la congregación. (Efe. 5:22–6:4; Col. 3:18-21.)

¿Se permitiría la poligamia?

Aunque las costumbres matrimoniales y la vida familiar difieren de un país a otro, los testigos de Jehová reconocen que las normas bíblicas son aplicables en todas partes. Cuando los Testigos comenzaron su obra en África en este siglo XX, enseñaron, como lo hacen en todo otro lugar, que el matrimonio cristiano solo permite tener un cónyuge. (Mat. 19:4, 5; 1 Cor. 7:2; 1 Tim. 3:2.) Sin embargo, centenares de personas reconocieron lo que la Biblia dice sobre la idolatría y con gusto aceptaron lo que los testigos de Jehová enseñaban sobre el Reino de Dios, pero se bautizaron sin haber abandonado la poligamia. Para corregir aquella situación, La Atalaya del 1 de junio de 1947 recalcó que, sin importar cuáles fueran las costumbres locales, el cristianismo no permite la poligamia. En una carta a las congregaciones se notificó a toda persona que afirmara ser testigo de Jehová, pero que a la vez fuera polígama, que tenía seis meses para solucionar su situación marital y conformarla a las normas bíblicas. Esto fue apoyado, además, por un discurso que presentó el hermano Knorr durante su visita a África aquel mismo año.

En Nigeria muchas personas no Testigos predijeron que la organización de los testigos de Jehová se quedaría sin miembros si se abolía la poligamia entre ellos. Y es cierto que no toda persona polígama que se había bautizado como Testigo había hecho los cambios necesarios para 1947. Por ejemplo, Asuquo Akpabio, un superintendente viajante, cuenta que un Testigo en cuya casa se alojaba en Ifiayong lo despertó a medianoche y le exigió que cambiara lo que se había anunciado sobre el requisito de la monogamia. Él se negó a hacerlo, y su anfitrión le echó de la casa a pesar de que era de noche y llovía.

No obstante, el amor a Jehová ha dado a otros la fortaleza necesaria para obedecer sus mandamientos. He aquí unos ejemplos. En Zaire, un hombre que había sido católico y polígamo despidió a dos de sus esposas para ser testigo de Jehová, un proceder que realmente sometió a prueba su fe, ya que tuvo que despedir a su esposa más amada, quien no era la ‘esposa de su juventud’. (Pro. 5:18.) En Dahomey (ahora Benín), un hombre que había sido metodista y que aún tenía cinco esposas tuvo que superar muchos obstáculos legales con el fin de conseguir los divorcios necesarios para poder bautizarse. No obstante, siguió atendiendo las necesidades materiales de sus ex esposas e hijos, tal como han hecho otros que también despidieron a sus esposas secundarias. Warigbani Whittington, una nigeriana, era la segunda de las dos esposas de su marido. Cuando decidió que agradar a Jehová, el Dios verdadero, era lo más importante para ella, se enfrentó con la ira de su esposo y luego con la de su propia familia. Su esposo le permitió marcharse junto con sus dos hijos, pero no le dio ayuda material, ni siquiera para el transporte. Sin embargo, ella dijo: ‘Ninguno de los beneficios materiales que he dejado puede compararse con agradar a Jehová’.

¿Qué hay del divorcio?

En los países occidentales la poligamia no es una práctica común, pero son corrientes otras actitudes que están en desacuerdo con las Escrituras. Una de estas es la opinión de que es mejor divorciarse que tener un matrimonio desdichado. En los últimos años algunos testigos de Jehová empezaron a imitar ese espíritu, y solicitaron el divorcio por motivos como la “incompatibilidad”. ¿Qué han hecho los Testigos ante esta situación? Para enseñar cómo ve Jehová el divorcio, se lleva a cabo con regularidad una intensa campaña educativa, y así se beneficia a Testigos que llevan mucho tiempo y a los centenares de miles que entran en la organización cada año.

¿A qué pautas bíblicas ha dirigido la atención La Atalaya? Entre otras, a la siguiente: en el relato bíblico sobre el primer matrimonio humano se enfatizó que el esposo y la esposa llegan a ser uno; dice: ‘El hombre tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne’. (Gén. 2:24.) Más tarde, en Israel, la Ley prohibió el adulterio, y estipuló la muerte como castigo para los adúlteros. (Deu. 22:22-24.) Jesús explicó que ‘debido a la dureza del corazón’ de los israelitas se les permitió el divorcio por otras razones además del adulterio. (Mat. 19:7, 8.) ¿Cómo veía Jehová la práctica de librarse alguien de su cónyuge con el fin de casarse con otra persona? Malaquías 2:16 dice: “Él ha odiado un divorciarse”. No obstante, permitió que los divorciados permanecieran en la congregación de Israel. Allí, si aceptaban la disciplina que Jehová daba a su pueblo, pudiera ser que con el tiempo su corazón de piedra fuera reemplazado por un corazón más blando, uno que pudiera expresar verdadero amor a Sus caminos. (Compárese con Ezequiel 11:19, 20.)

Con frecuencia La Atalaya ha señalado que cuando Jesús habló del divorcio que se permitía en el antiguo Israel mostró que sus seguidores tendrían que atenerse a una norma más elevada. Dijo que si alguien se divorciaba de su esposa por una causa que no fuera fornicación (por·néi·a, “relaciones sexuales ilícitas”) y se casaba con otra, cometería adulterio; e incluso si no se casaba de nuevo, expondría a su esposa al adulterio. (Mat. 5:32; 19:9.) Así, La Atalaya ha señalado que para los cristianos el divorcio es un asunto mucho más serio de lo que fue en Israel. Aunque las Escrituras no indican que todos los que se divorcien deban ser expulsados de la congregación, los testigos de Jehová expulsan de sus congregaciones a los que cometen adulterio y no se arrepienten. (1 Cor. 6:9, 10.)

En los últimos años la posición del mundo con relación al matrimonio y la vida familiar ha experimentado cambios revolucionarios. A pesar de esto, los testigos de Jehová han seguido adhiriéndose a las normas que ha dado Dios, el Autor del matrimonio, tal como se expresan en la Biblia. Valiéndose de esas pautas, han hecho lo posible por ayudar a las personas sinceras a superar las circunstancias difíciles que muchas de ellas afrontan.

Como resultado, se han producido cambios sorprendentes en la vida de muchas personas a las que los testigos de Jehová dan instrucción bíblica. Muchos miles de hombres que anteriormente golpeaban a sus esposas, no cumplían con sus responsabilidades, que atendían las necesidades materiales pero no las emocionales ni las espirituales, se han convertido en esposos y padres amorosos que se ocupan bien de su hogar. Algunas mujeres muy independientes, que desatendían a sus hijos y no cuidaban de sí mismas ni de su hogar, ahora son esposas que respetan la jefatura y se comportan de modo que se ganan el amor profundo de sus esposos e hijos. Un buen número de jóvenes que mostraban gran falta de respeto a sus padres, se rebelaban contra la sociedad en general y arruinaban con sus hechos su propia vida, para angustia de sus padres, han llegado a tener un propósito piadoso en la vida, y esto les ha ayudado a transformar su personalidad.

Por supuesto, un factor importante para el éxito dentro del círculo de la familia es que sus miembros sean honrados unos con otros. La honradez también es importante en otras relaciones.

¿Hasta qué grado debemos mostrar honradez?

Los testigos de Jehová reconocen que tienen que ser honrados en todo lo que hacen. Como base para su punto de vista, señalan a textos como los siguientes: Jehová mismo es “el Dios de la verdad”. (Sal. 31:5.) Por otra parte, como dijo Jesús, el Diablo es “el padre de la mentira”. (Juan 8:44.) Se comprende, pues, que entre las cosas que Jehová odia esté “una lengua falsa”. (Pro. 6:16, 17.) Su Palabra nos dice: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno”. (Efe. 4:25.) Y los cristianos no solo deben hablar la verdad, sino que, como el apóstol Pablo, tienen que ‘comportarse honradamente en todas las cosas’. (Heb. 13:18.) No hay aspecto alguno de la vida en que los testigos de Jehová puedan aplicar con validez otro conjunto de valores.

Cuando Jesús visitó el hogar del recaudador de impuestos Zaqueo, este hombre reconoció que sus tratos comerciales habían sido impropios, y dio pasos para compensar por sus actos de extorsión. (Luc. 19:8.) En los últimos años, personas que han comenzado a asociarse con los testigos de Jehová han dado pasos similares para limpiar su conciencia ante Dios. Por ejemplo, en España un ladrón empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Al poco tiempo sintió remordimiento de conciencia y devolvió lo robado a su patrón y a sus vecinos, y después llevó otros artículos robados a la policía. Tuvo que pagar una multa y cumplir una condena breve, pero ahora tiene la conciencia limpia. En Inglaterra, un ladrón de diamantes, después de estudiar la Biblia por solo dos meses con un testigo de Jehová, se entregó a la policía, que quedó atónita; lo habían estado buscando por seis meses. Durante los dos años y medio que estuvo en la prisión estudió con diligencia la Biblia y aprendió a compartir las verdades bíblicas con otros. Puesto en libertad, se presentó para bautizarse como testigo de Jehová. (Efe. 4:28.)

Los testigos de Jehová son muy conocidos por su honradez. Sus patronos han aprendido que los Testigos no solo no les roban, sino que tampoco mienten ni falsifican los registros, aunque sus jefes se lo exijan, sin importar que les amenacen con la pérdida de su empleo. Para ellos una buena relación con Dios es mucho más importante que la aprobación de cualquier humano. Se dan cuenta de que, sin importar dónde se encuentren o lo que estén haciendo, “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Heb. 4:13; Pro. 15:3.)

En Italia, el periódico La Stampa dijo acerca de los testigos de Jehová: “Practican lo que predican [...]. Sus ideales morales de amar al prójimo, negarse a tomar el poder, practicar la no violencia y caracterizarse por la honradez personal (cosas que para la mayoría de los cristianos son ‘reglas del domingo’ que solo sirven para predicarse desde el púlpito) son parte de su vida ‘cotidiana’”. Y en Estados Unidos, Louis Cassels, redactor de temas religiosos para United Press International, en Washington (D.C.), escribió: “Los Testigos se adhieren a sus creencias con gran fidelidad, aun cuando el hacerlo les [resulte] muy costoso”.

Por qué el juego por dinero no ha sido un problema para ellos

En el pasado se veía como persona honrada a la que era trabajadora. La sociedad en general no miraba con buenos ojos el que se apostara una suma de dinero en algún juego o suceso. Pero a medida que un espíritu de egoísmo y ambición invadió el siglo XX, el juego por dinero —legal e ilegal— se generalizó. No solo lo promueve el hampa, sino también las iglesias y los gobiernos como medio de recaudar fondos. ¿Qué han hecho los testigos de Jehová ante este cambio de actitud de la sociedad? Han aplicado los principios bíblicos.

Como se ha indicado en sus publicaciones, en la Biblia no hay un mandato específico que diga: No puedes jugar por dinero. Sin embargo, el fruto del juego es invariablemente malo, y así lo han denunciado por medio siglo La Atalaya y ¡Despertad! Además, estas revistas han mostrado que cualquier forma de juego por dinero implica actitudes que la Biblia condena. Por ejemplo, el amor al dinero: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales” (1 Tim. 6:10); el egoísmo: “Tampoco debes, egoístamente, desear [...] cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Deu. 5:21; compárese con 1 Corintios 10:24); la avidez: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea [...] persona dominada por la avidez” (1 Cor. 5:11). Además, la Biblia amonesta contra recurrir a la “Buena Suerte” como si fuera una fuerza sobrenatural capaz de conceder favores. (Isa. 65:11.) Los testigos de Jehová toman a pecho estas advertencias bíblicas y evitan a toda costa el juego por dinero. Además, desde 1976 han hecho todo lo posible para que no se cuente entre sus miembros nadie que claramente forme parte del personal de establecimientos relacionados con el juego.

El juego por dinero nunca ha sido un verdadero problema para los testigos de Jehová. Saben que, en vez de fomentar en ellos el espíritu de obtener ganancia a costa de otros, la Biblia les insta a trabajar con las manos, a atender fielmente lo que se confía a su cuidado, a ser generosos y a compartir lo que tienen con los que se encuentran en necesidad. (Efe. 4:28; Luc. 16:10; Rom. 12:13; 1 Tim. 6:18.) ¿Perciben esto fácilmente otras personas que tratan con ellos? Sí, en particular cuando hay negocios implicados. No es raro que dueños de empresas seglares procuren tener como empleados a testigos de Jehová, porque saben que son concienzudos y dignos de confianza. Se dan cuenta de que la religión de los Testigos es lo que los hace ser la clase de personas que son.

¿Qué hay del tabaco y del consumo de drogas?

La Biblia no menciona el tabaco ni las drogas de las que se abusa hoy. Pero provee pautas que han ayudado a los testigos de Jehová a determinar qué proceder agrada a Dios. Por ejemplo, ya para el año 1895, cuando la Watch Tower comentó sobre el uso del tabaco, dirigió la atención a 2 Corintios 7:1, que dice: “Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.

Por muchos años, bastó aparentemente con aquel consejo. Pero se necesitó una nueva amonestación cuando la publicidad de las compañías tabacaleras presentó de un modo atractivo el uso del tabaco y también se fue extendiendo el uso indebido de drogas “ilegales”. Se llamó la atención a otros principios bíblicos: respeto a Jehová, el Dador de la vida (Hech. 17:24, 25); amor al prójimo (Sant. 2:8), y el hecho de que, si alguien no ama a su prójimo, no puede en realidad amar a Dios (1 Juan 4:20); se mencionó, además, la obediencia a los gobernantes seglares (Tito 3:1). Se señaló que la palabra griega far·ma·kí·a, que significa básicamente “droguería”, fue empleada por los escritores bíblicos para referirse a la “práctica de espiritismo” debido al uso de drogas en esas prácticas. (Gál. 5:20.)

En 1946 la revista Consolación denunció el frecuente engaño de los testimonios pagados que se utilizaban en los anuncios de cigarrillos. A medida que los datos científicos se hicieron disponibles, ¡Despertad!, la sucesora de Consolación, también publicó pruebas de que el uso del tabaco causa cáncer, enfermedades cardíacas, daños al feto en la mujer encinta y perjuicio a los que, aunque no fuman, se ven obligados a respirar aire lleno de humo, así como pruebas de que la nicotina causa adicción. Se ha indicado el efecto embriagante de la marihuana y se ha probado que su uso puede causar daño al cerebro. También se han analizado en repetidas ocasiones, para beneficio de los lectores de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, los peligros de otras drogas adictivas.

Mucho antes de que las agencias gubernamentales se pusieran de acuerdo en cuanto a lo que se debía advertir al público sobre el perjuicio del uso del tabaco, La Torre del Vigía de agosto de 1935 aclaró que nadie que usara tabaco podía pertenecer al personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract o ser representante nombrado de ella. Cuando todos los siervos de las congregaciones de los testigos de Jehová fueron nombrados por la Sociedad (procedimiento instituido en 1938), La Atalaya de octubre de 1942 (en inglés, 1 de julio), explicó que la prohibición del uso del tabaco era aplicable también a todos estos siervos nombrados. En algunos lugares pasaron años antes de que se cumpliera a cabalidad con este requisito. Sin embargo, la mayoría de los testigos de Jehová respondió de manera favorable al consejo bíblico y al buen ejemplo de los que llevaban la delantera entre ellos.

Otro paso en la aplicación consecuente del consejo bíblico fue que, a partir de 1973 ya no se permitiría que se bautizara nadie que siguiera fumando. En los meses siguientes se ayudó a los que participaban activamente en la producción o promoción de ventas de tabaco a darse cuenta de que no podían seguir haciendo esto y a la vez ser aceptados como testigos de Jehová. El consejo de la Palabra de Dios se debe aplicar siempre en todo aspecto de la vida. Tal aplicación de los principios bíblicos al uso del tabaco, la marihuana y las drogas potentes ha protegido a los Testigos. Valiéndose de las Escrituras también han podido ayudar a millares de personas cuyas vidas estaban siendo arruinadas por el consumo de drogas.

¿Son diferentes las bebidas alcohólicas?

Las publicaciones de la Sociedad Watch Tower no han adoptado el punto de vista de que el consumo de bebidas alcohólicas sea lo mismo que el consumo de drogas. ¿Por qué no? Estas publicaciones explican que el Creador sabe cómo estamos hechos, y su Palabra permite el consumo moderado de bebidas alcohólicas. (Sal. 104:15; 1 Tim. 5:23.) Pero la Biblia también dice que no se debe ‘beber en exceso’, y condena enérgicamente la borrachera. (Pro. 23:20, 21, 29, 30; 1 Cor. 6:9, 10; Efe. 5:18.)

Puesto que el consumo inmoderado de bebidas embriagantes arruinaba la vida de muchas personas, el mismo Charles Taze Russell favorecía la abstinencia total. Sin embargo, reconocía que Jesús había bebido vino. En el siglo XIX y a comienzos del XX hubo mucha presión pública para que se prohibiera por ley el consumo de bebidas alcohólicas en Estados Unidos. La Watch Tower expresó abiertamente sus simpatías por los que trataban de combatir los daños causados por el consumo de licor, pero no se unió a la campaña de estos para hacer que se aprobaran leyes que lo prohibieran. No obstante, la revista indicó con claridad el perjuicio de beber en exceso, y a menudo dijo que sería mejor evitar por completo el vino y el licor. A los que les parecía que podían beber con moderación se les instaba a considerar Romanos 14:21, que dice: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece”.

Sin embargo, en 1930, cuando el director de la Liga Anti Bares estadounidense llegó hasta el punto de asegurar públicamente que su organización tenía “origen divino”, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, se valió de la oportunidad para transmitir por radio discursos que mostraban que aquellas afirmaciones equivalían a difamar a Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios no prohíbe todo uso del vino; porque la prohibición no estaba poniendo fin a la borrachera, que Dios sí condena; y porque las leyes de la prohibición habían causado más bien una reacción contraria, con el resultado de producción y distribución ilegal de bebidas y corrupción en el gobierno.

Los testigos de Jehová ven el uso de bebidas alcohólicas o la abstención de ellas como un asunto de decisión personal. Pero se adhieren al requisito bíblico de que los superintendentes deben ser ‘moderados en los hábitos’. Esta expresión se traduce del griego ne·fá·li·on, que literalmente significa ‘sobrio, templado; que se abstiene de vino, por completo o, por lo menos, lo usa con moderación’. Los siervos ministeriales también tienen que ser hombres “no dados a mucho vino”. (1 Tim. 3:2, 3, 8.) Como se ve, los que beben en exceso no llenan los requisitos para tener privilegios especiales de servicio. El buen ejemplo que dan los que llevan la delantera entre los testigos de Jehová les da franqueza de expresión a la hora de ayudar a personas que tal vez tiendan a apoyarse en la bebida para enfrentarse con las presiones, o que quizás hasta tengan que abstenerse por completo para permanecer sobrias. ¿Qué resultado ha tenido esto?

He aquí un ejemplo, tomado de un artículo de un periódico del sur de la región central de África: “Según informes generales, los lugares donde hay más concentración de testigos de Jehová entre los africanos tienen ahora menos disturbios que las zonas comunes. Ciertamente han estado activos contra los agitadores, la hechicería, la borrachera y la violencia de toda clase” (The Northern News [Zambia]).

Otra diferencia notable entre la conducta de los testigos de Jehová y la del mundo tiene que ver con:

El respeto a la vida

Este respeto se basa en reconocer que la vida es un don de Dios. (Sal. 36:9; Hech. 17:24, 25.) Incluye reconocer que hasta la vida de la criatura no nacida es preciosa a Sus ojos. (Éxo. 21:22-25; Sal. 139:1, 16.) Toma en consideración que “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios”. (Rom. 14:12.)

De acuerdo con estos principios bíblicos, los testigos de Jehová han evitado siempre el aborto. A fin de dar consejo sano a sus lectores, la revista ¡Despertad! les ha ayudado a reconocer que la castidad es un requisito divino; ha analizado con todo detalle las maravillas del proceso de la procreación así como los factores psicológicos y fisiológicos relacionados con el parto. Después de la II Guerra Mundial, y a medida que el aborto se hizo más común, La Atalaya mostró claramente que esta práctica va en contra de la Palabra de Dios. Hablando con franqueza, el número del 15 de agosto de 1970 (15 de diciembre de 1969, en inglés) dijo: “El aborto efectuado simplemente para librarse de un hijo [no deseado] es igual a quitar voluntariamente una vida humana”.

Por qué rechazamos las transfusiones de sangre

El respeto de los testigos de Jehová a la vida ha afectado también su actitud respecto a las transfusiones de sangre. Cuando estas se convirtieron en un problema al que tenían que hacer frente, La Atalaya del 15 de noviembre (en inglés, 1 de julio) de 1945 explicó con detalles el punto de vista cristiano referente a la santidad de la sangre. * Mostró que tanto la sangre de animales como la de humanos estaban bajo la prohibición divina que se impuso a Noé y sus descendientes. (Gén. 9:3-6.) Señaló que en el siglo primero ese requisito recibió énfasis de nuevo mediante el mandato que se dio a los cristianos de ‘abstenerse de sangre’. (Hech. 15:28, 29.) Aquel mismo artículo mostró con claridad, a partir de las Escrituras, que el único uso de la sangre aprobado por Dios se relacionaba con los sacrificios, y puesto que los sacrificios de animales que se ofrecían bajo la Ley mosaica prefiguraron el sacrificio de Cristo, el que los cristianos hicieran caso omiso del requisito de ‘abstenerse de sangre’ sería una manifestación de flagrante falta de respeto al sacrificio de rescate de Jesucristo. (Lev. 17:11, 12; Heb. 9:11-14, 22.) En consecuencia con este entendimiento, a partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito divino, aceptara transfusiones de sangre y manifestara una actitud impenitente.

Al principio, en las publicaciones de la Watch Tower no se analizaron los efectos secundarios de las transfusiones de sangre. Luego, cuando aquella información se hizo disponible, también se publicó; no como la razón por la que los testigos de Jehová rechazaban las transfusiones, sino con el propósito de fortalecer su entendimiento de la prohibición que Dios mismo había impuesto al uso de la sangre. (Isa. 48:17.) Con ese fin, en 1961 se publicó el folleto La sangre, la medicina y la ley de Dios, que presentaba información muy bien documentada. En 1977 se imprimió otro folleto titulado Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre. Este enfatizaba de nuevo que la postura que adoptan los testigos de Jehová se debe a motivos religiosos, se basa en lo que la Biblia dice, y no depende de factores como el riesgo médico. En 1990 se presentó información actualizada sobre el mismo asunto en el folleto ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? Valiéndose de estas publicaciones, los testigos de Jehová han procurado conseguir la cooperación de los médicos y ayudarles a entender la posición que han adoptado. Sin embargo, durante muchos años la profesión médica ha tenido una gran confianza en las transfusiones de sangre.

Aunque los testigos de Jehová dijeron a los médicos que no ponían objeción al uso de otros tratamientos por motivos religiosos, no era fácil rechazar las transfusiones de sangre. A menudo se ejerció mucha presión sobre los Testigos y sus familias para que permitieran lo que entonces se tenía como una práctica médica común. En Puerto Rico, en noviembre de 1976, Ana Paz de Rosario, de 45 años de edad, concordó en operarse y tomar los medicamentos necesarios, pero solicitó que no se empleara sangre debido a sus creencias religiosas. No obstante, llevando consigo una orden judicial, cinco policías y tres enfermeras entraron después de la medianoche en su habitación del hospital, la ataron a la cama y, contra sus deseos y los de su esposo e hijos, le administraron por la fuerza una transfusión de sangre. Entró en estado de choque y murió. Este no fue un caso aislado, y no solo ha sido en Puerto Rico donde han ocurrido atropellos como este.

En 1975, en Dinamarca, la policía persiguió a unos padres Testigos porque no permitieron que le administraran a su pequeño hijo una transfusión de sangre, sino que buscaron otro tipo de tratamiento. En 1982, en Italia, un matrimonio que por amor a su hija había intentado conseguir en cuatro diferentes países ayuda médica para tratar la enfermedad incurable que esta padecía, fueron sentenciados a catorce años de cárcel acusados de asesinato, después de morir la niña mientras se le administraba una transfusión ordenada por un tribunal.

Con frecuencia la publicidad dada por la prensa a los intentos de forzar transfusiones de sangre en hijos de testigos de Jehová ha provocado gran hostilidad en el público. En algunos casos, los jueces han ordenado transfusiones en niños sin tener siquiera una audiencia previa en la que estén presentes los padres para expresarse al respecto. Sin embargo, en Canadá, en más de cuarenta casos en los que se administraron transfusiones, los médicos devolvieron a los padres sus hijos muertos.

No todos los médicos ni jueces concuerdan con estos métodos arbitrarios. Algunos comenzaron a manifestar una actitud más cooperadora. Ciertos médicos administraron con gran pericia tratamiento sin sangre. Al hacerlo, han adquirido mucha experiencia en toda clase de cirugía sin el uso de sangre. Poco a poco ha quedado demostrado que se puede efectuar con éxito todo tipo de cirugía, tanto en personas adultas como en niños, sin necesidad de transfusiones de sangre. *

Para evitar confrontaciones innecesarias en situaciones de emergencia, a principios de los años sesenta los testigos de Jehová empezaron a hacer visitas especiales a sus médicos para comentarles su posición y suministrarles publicaciones adecuadas. Luego pidieron que en su archivo médico se guardara una declaración escrita que indicara que no se les debían hacer transfusiones de sangre. En los años setenta adoptaron la práctica de llevar consigo una tarjeta para informar al personal médico que no se les debería administrar sangre bajo ninguna circunstancia. Después de consultar con médicos y abogados, se hicieron ajustes en la tarjeta para convertirla en un documento legal.

Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová se establecieron Comités de Enlace con los Hospitales con el propósito de apoyar a los testigos de Jehová en su determinación de no recibir transfusiones de sangre, aclarar cualquier malentendido por parte de los médicos y de los hospitales y establecer un espíritu más cooperativo entre las instituciones médicas y los pacientes que son Testigos. Comenzando con unos cuantos comités en 1979, la cantidad de ellos ha ido aumentando a más de ochocientos en más de setenta países. Se han escogido ancianos especialmente para recibir instrucción y proveer servicios de ese tipo en América del Norte, el lejano Oriente y los principales países de Oceanía, Europa y América Latina. Además de explicar la posición de los testigos de Jehová, estos ancianos informan al personal de los hospitales acerca de otros tratamientos que se pueden emplear en lugar de usar transfusiones de sangre. En situaciones de emergencia ayudan a establecer consultas entre el primer médico que trata al paciente y cirujanos que han atendido casos similares de Testigos sin haber usado sangre. En caso de necesidad, estos comités visitan no solo al personal de los hospitales, sino también a los jueces implicados en casos en que los hospitales han solicitado una orden judicial para una transfusión.

Cuando no han conseguido por ningún medio que se respeten sus creencias religiosas en cuanto a la santidad de la sangre, los testigos de Jehová han llevado a veces a médicos y hospitales al tribunal. Por lo general solo han procurado obtener una prohibición o un interdicto. Sin embargo, en los últimos años incluso han entablado demandas por daños y perjuicios contra médicos y hospitales que han obrado arbitrariamente. En 1990, el Tribunal de Apelaciones de Ontario (Canadá) apoyó una de esas demandas debido a que el médico no hizo caso de la tarjeta que la paciente llevaba en su cartera con la indicación clara de que ella, como Testigo, no aceptaba transfusiones bajo ninguna circunstancia. En Estados Unidos, desde 1985, por lo menos diez de esas demandas se han entablado en diferentes partes del país, y con frecuencia los demandados han decidido solucionarlas fuera del tribunal con el pago de una suma estipulada, antes que enfrentarse con la posibilidad de que un jurado dictaminara pagos mayores como indemnización. Los testigos de Jehová están completamente resueltos a obedecer la prohibición divina sobre el uso de la sangre. Preferirían no tomar acción judicial contra los médicos, pero lo harán cuando sea necesario para evitar que se les obligue a aceptar un tratamiento que les resulta moralmente repugnante.

El público está comprendiendo con más claridad los peligros inherentes a las transfusiones de sangre. Esto se debe, en parte, al temor al sida. Sin embargo, lo que motiva a los Testigos es un deseo sincero de agradar a Dios. En 1987 el diario médico francés Le Quotidien du Médecin dijo: “Quizás los testigos de Jehová tengan razón al rehusar productos sanguíneos, pues es cierto que una cantidad importante de agentes patógenos pueden transmitirse mediante las transfusiones de sangre”.

La posición adoptada por los testigos de Jehová no se basa en que tengan un conocimiento médico superior. Sencillamente confían en que el camino de Jehová es el correcto y en que ‘él no retendrá nada que sea bueno’ de sus siervos fieles. (Sal. 19:7, 11; 84:11.) Aunque un Testigo muera debido a la pérdida de sangre —y en ocasiones esto ha ocurrido—, tienen plena confianza en que Dios no olvida a sus siervos fieles y les devolverá la vida mediante la resurrección. (Hech. 24:15.)

Cuando alguien opta por pasar por alto las normas bíblicas

Millones de personas han estudiado la Biblia con los testigos de Jehová, pero no todas han llegado a ser Testigos. Cuando algunos aprenden las elevadas normas que tienen que seguir, deciden que esa no es la clase de vida que desean. Todo el que se bautiza recibe primero instrucción detallada de las enseñanzas básicas de la Biblia y luego —especialmente desde 1967— los ancianos de la congregación repasan con la persona esas enseñanzas. Se hace todo lo posible por asegurarse de que los que se bauticen entiendan con claridad no solo asuntos doctrinales, sino también lo que la conducta cristiana implica. No obstante, ¿qué hay si después algunos dejan que el amor al mundo los lleve a cometer un mal grave?

Ya en 1904, en el libro The New Creation (La nueva creación), se señaló la necesidad de tomar medidas apropiadas para evitar que la congregación se desmoralizara. Se analizó lo que entendían entonces los Estudiantes de la Biblia respecto al procedimiento que se había de seguir al tratar con los que cometían males, según se indicaba en Mateo 18:15-17. En armonía con esto hubo, en muy contadas ocasiones, ‘tribunales de la iglesia’ en los que ante toda la congregación se presentaba la prueba de los males cometidos en casos graves. Años más tarde, La Atalaya del 1 de octubre (en inglés, 15 de mayo) de 1944 volvió a examinar este asunto a la luz de toda la Biblia y mostró que cuestiones de esa índole que afectan a la congregación deben ser atendidas por hermanos responsables encargados de la superintendencia de la congregación. (1 Cor. 5:1-13; compárese con Deuteronomio 21:18-21.) A esto siguieron, en La Atalaya del 15 de julio (en inglés, 1 de marzo) de 1952, artículos que enfatizaban no solo el procedimiento adecuado, sino lo necesario que era tomar medidas para mantener limpia la organización. Desde entonces se ha tratado varias veces este asunto. Pero los objetivos han sido siempre los mismos: 1) mantener limpia la organización y 2) hacer que el malhechor vea que tiene que arrepentirse sinceramente, con su recuperación en mira.

En el siglo primero hubo algunos que abandonaron la fe para llevar una vida disoluta. Las doctrinas apóstatas apartaron a otros. (1 Juan 2:19.) En este siglo XX sigue ocurriendo lo mismo entre los testigos de Jehová. Es triste el que en los últimos años haya sido necesario expulsar anualmente a decenas de miles de malhechores impenitentes. Entre estos han estado ancianos prominentes. A todos se les aplican los mismos requisitos bíblicos. (Sant. 3:17.) Los testigos de Jehová están al tanto de que es vital mantener limpia la organización en sentido moral para seguir teniendo la aprobación de Jehová.

Vestidos de la nueva personalidad

Jesús instó a la gente a ser limpia, no solo por fuera, sino también por dentro. (Luc. 11:38-41.) Mostró que las cosas que decimos y hacemos son un reflejo de lo que tenemos en el corazón. (Mat. 15:18, 19.) Como explicó el apóstol Pablo, si realmente hemos sido enseñados por Cristo, se nos ‘hace nuevos en la fuerza que impulsa nuestra mente’ y nos ‘vestimos de la nueva personalidad, creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad’. (Efe. 4:17-24.) Aquellos a quienes Cristo enseña procuran adquirir “la misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús” con el fin de pensar y actuar como lo hizo él. (Rom. 15:5.) La conducta individual de los testigos de Jehová refleja hasta qué grado lo han logrado.

No afirman que su conducta sea perfecta. Pero procuran sinceramente imitar a Cristo mientras se conforman a las elevadas normas de conducta de la Biblia. No niegan que haya otros que se esfuerzan individualmente por seguir normas morales elevadas en la vida. Pero en el caso de los testigos de Jehová, se les conoce fácilmente por su conducta, que se conforma a las normas bíblicas, no solo a nivel individual, sino como organización internacional. Los mueve el consejo inspirado de 1 Pedro 2:12: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones, para que, [...] como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios”.

[Notas a pie de página]

^ párr. 8 Se trató de nuevo este asunto de manera abreviada en The Watchtower del 15 de octubre de 1941, en el artículo “Carácter o integridad, ¿cuál?”.

^ párr. 12 La Atalaya del 1 de septiembre de 1951 definió fornicación como “tener relaciones sexuales voluntariamente una persona soltera con una persona del sexo opuesto”. El número del 1 de mayo de 1952 añadió que, bíblicamente, el término pudiera aplicarse también a la inmoralidad sexual de una persona casada.

^ párr. 57 Ya se habían impreso estudios sobre la santidad de la sangre en The Watch Tower del 15 de diciembre de 1927 y en La Atalaya del 15 de abril de 1945 (en inglés, 1 de diciembre de 1944), los cuales mencionaban específicamente las transfusiones de sangre.

^ párr. 62 Contemporary Surgery, marzo de 1990, págs. 45-49; The American Surgeon, junio de 1987, págs. 350-356; Miami Medicine, enero de 1981, pág. 25; New York State Journal of Medicine, 15 de octubre de 1972, págs. 2524-2527; The Journal of the American Medical Association, 27 de noviembre de 1981, págs. 2471, 2472; Cardiovascular News, febrero de 1984, pág. 5; Circulation, septiembre de 1984.

[Comentario en la página 172]

“Tienen extraordinarios valores morales”

[Comentario en la página 174]

¿Hubo alguna vez dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad?

[Comentario en la página 175]

El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los Testigos sean más permisivos

[Comentario en la página 176]

Algunos trataron de ser Testigos sin haber abandonado la poligamia

[Comentario en la página 177]

Un intenso programa para enseñar cómo ve Jehová el divorcio

[Comentario en la página 178]

Cambios sorprendentes en la vida de las personas

[Comentario en la página 181]

¡Tabaco, no!

[Comentario en la página 182]

Bebidas alcohólicas: si se toman, con moderación

[Comentario en la página 183]

Firmemente resueltos a no aceptar sangre

[Comentario en la página 187]

La expulsión protege la limpieza moral de la organización

[Recuadro en la página 173]

‘Desarrollo del carácter’: el resultado no siempre fue bueno

Informe de Dinamarca: ‘Muchos, especialmente hermanos de edad avanzada, en su afán por ponerse la personalidad cristiana se esforzaron por evitar cuanto tuviera la más mínima apariencia mundana, para hacerse más merecedores del Reino celestial. A menudo se consideraba inapropiado sonreír en las reuniones, y muchos hermanos de edad avanzada solo vestían de negro, con zapatos negros y corbata negra. Con frecuencia estaban contentos con llevar vidas apacibles en el Señor. Pensaban que bastaba con tener reuniones y dejar que los repartidores efectuaran la predicación’.

[Recuadro en la página 179]

Lo que otros perciben en los Testigos

◆ “Münchner Merkur”, un periódico alemán, informó lo siguiente sobre los testigos de Jehová: “Son las personas más honradas y más puntuales en el pago de los impuestos en la República Federal. Su obediencia a las leyes se puede ver en la manera como conducen sus vehículos así como en las estadísticas [sobre] la delincuencia. [...] Obedecen a las personas [que tienen] autoridad (los padres, los maestros, el gobierno). [...] Su apoyo es la Biblia, el fundamento de todas sus acciones”.

◆ El alcalde de Lens (Francia), dijo a los Testigos después de haber usado el estadio local para una de sus asambleas: “Lo que me agrada de ustedes es que cumplen con lo que prometen y con sus acuerdos; además, son limpios, disciplinados y organizados. Me agrada su sociedad. Detesto el desorden, y no me gusta la gente que va por ahí ensuciando y rompiéndolo todo”.

◆ El libro “Voices From the Holocaust” contiene una reseña biográfica de una polaca sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Ravensbrück que escribió: “Vi a personas que se hicieron [muy buenas] y a otras que se envilecieron totalmente. El grupo más agradable era el de los testigos de Jehová. Felicito a estas personas. [...] Hicieron cosas maravillosas para otros. Ayudaban a los enfermos, compartían su pan con otros y ofrecían consuelo espiritual a los que estaban a su alrededor. Los alemanes los odiaban y los respetaban a la vez. Les asignaban el peor trabajo, pero ellos lo aceptaban con la cabeza erguida”.