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Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

Capítulo 22

Parte 1: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

Este capítulo, dividido en cinco partes, explica cómo se ha extendido por toda la Tierra la obra de los testigos de Jehová. La Parte 1, que comprende el período que va desde los años setenta del siglo XIX hasta 1914, se presenta en las páginas 404 a 422. La sociedad humana no se ha recuperado de los efectos catastróficos de la I Guerra Mundial, que empezó en 1914. Los Estudiantes de la Biblia habían indicado tiempo atrás que en ese año terminarían los Tiempos de los Gentiles.

ANTES de ascender al cielo, Jesucristo dio a sus apóstoles la siguiente comisión: “Serán testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra”. (Hech. 1:8.) También había predicho que ‘las buenas nuevas del reino se predicarían en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones’. (Mat. 24:14.) Esa obra no se llevó a término en el siglo primero. Gran parte se ha efectuado en tiempos modernos, y el relato de lo que se ha logrado desde los años setenta del siglo XIX hasta la actualidad resulta apasionante.

Aunque Charles Taze Russell alcanzó extensa fama por sus ampliamente divulgados discursos bíblicos, su objetivo no era solo hablar ante grandes auditorios; se interesaba en la gente, en las personas mismas. Por tanto, poco después de empezar a publicar la revista Watch Tower en 1879, realizó extensas giras en las que visitaba a pequeños grupos de lectores de la revista para hablar de las Escrituras con ellos.

C. T. Russell animó a los que creían en las maravillosas promesas de la Palabra de Dios a compartirlas con otros. Aquellos a quienes les había conmovido profundamente lo que estaban aprendiendo lo hicieron con gran celo. A fin de ayudarles en su trabajo, se les suministró información impresa. A principios de 1881 se imprimieron varios tratados. Parte del contenido de estos tratados se combinó con otra información para preparar una publicación más extensa: Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), de la que se imprimieron 1.200.000 ejemplares para su distribución. Sin embargo, ¿cómo podría el pequeño grupo de Estudiantes de la Biblia (probablemente cien entonces) repartir tantos ejemplares?

Distribución frente a las iglesias

Entregaron algunos ejemplares a familiares y amigos. Hubo varios periódicos que accedieron a enviar un ejemplar a cada uno de sus suscriptores. (Se dio especial atención a los periódicos de edición semanal y mensual para que Food for Thinking Christians llegara a muchas personas que vivían en las zonas rurales.) No obstante, la mayoría de ejemplares se distribuyeron en varios domingos consecutivos frente a las iglesias de Estados Unidos y Gran Bretaña. Como no había suficientes Estudiantes de la Biblia para efectuar el trabajo, se contrató a otras personas para que les ayudaran.

El hermano Russell envió a Gran Bretaña a dos colaboradores suyos, J. C. Sunderlin y J. J. Bender, para que supervisaran la distribución de 300.000 ejemplares en la isla. El hermano Sunderlin se dirigió a Londres, mientras que el hermano Bender fue hacia el norte, hasta Escocia, y desde allí fue avanzando hacia el sur. Concentraron sus esfuerzos principalmente en las grandes ciudades. Mediante anuncios en los periódicos se comunicaron con hombres competentes a quienes contrataron para que consiguieran suficientes ayudantes para la distribución de los ejemplares. Tan solo en Londres se obtuvo así la ayuda de casi quinientos distribuidores. La obra se efectuó con rapidez en dos domingos consecutivos.

Aquel mismo año se invitó a algunos Estudiantes de la Biblia que podían dedicar la mitad de su tiempo o más a la obra del Señor a que sirvieran de repartidores, distribuyendo publicaciones para el estudio de la Biblia. Los repartidores, predecesores de los precursores de la actualidad, contribuyeron notablemente a la difusión de las buenas nuevas.

Durante la década siguiente el hermano Russell preparó varios tratados cuyo objetivo era facilitar la divulgación de algunas verdades bíblicas destacadas que los Estudiantes de la Biblia habían aprendido. También escribió varios tomos de la obra Millennial Dawn (La Aurora del Milenio; conocidos más tarde como Estudios de las Escrituras). Posteriormente inició una serie de viajes de evangelización a otros países.

Los viajes de Russell al extranjero

En 1891 visitó Canadá, donde habían sido tantas las personas que habían mostrado interés desde 1880, que para entonces se pudo celebrar una asamblea en Toronto, a la que asistieron 700 personas. También viajó a Europa en 1891 para tantear las posibilidades de difundir la verdad en ese continente. Visitó Irlanda, Escocia, Inglaterra, numerosos países del continente europeo, Rusia (la región conocida hoy como Moldova) y el Oriente Medio.

¿A qué conclusiones llegó al finalizar su viaje? “No vimos ninguna buena perspectiva ni disposición para la verdad en Rusia, [...] nada que nos hiciera concebir esperanzas de alguna cosecha en Italia, Turquía, Austria o Alemania —escribió—. Pero Noruega, Suecia, Dinamarca, Suiza, y sobre todo Inglaterra, Irlanda y Escocia, son campos listos para la cosecha. Parece como si estos campos estuvieran clamando: ‘¡Vengan a ayudarnos!’.” Era una época en la que la Iglesia Católica todavía prohibía la lectura de la Biblia, muchos protestantes estaban dejando sus iglesias, y gran cantidad de personas desilusionadas por las iglesias rechazaban la Biblia por completo.

Con el fin de ayudar a los que tenían hambre espiritual, después del viaje que hizo el hermano Russell en 1891, se trabajó con empeño en la traducción de las publicaciones a los idiomas europeos. Además, se dispuso que se imprimiera y almacenara información bíblica en Londres para facilitar su obtención y uso en Gran Bretaña. El campo británico demostró estar listo para la siega. En 1900 ya había nueve congregaciones y un total de 138 Estudiantes de la Biblia, entre ellos varios repartidores celosos. En otra visita del hermano Russell a Gran Bretaña en 1903, presentó el discurso “Millennial Hopes and Prospects” (Esperanzas y perspectivas del Milenio) ante un auditorio de mil personas en Glasgow, ochocientas en Londres y de quinientas a seiscientas en otras ciudades.

No obstante, pasaron diecisiete años antes de que se formara la primera congregación de Estudiantes de la Biblia en Italia, en Pinerolo, lo cual confirmó lo que el hermano Russell había percibido en su viaje. ¿Cómo fueron las cosas en Turquía? Hacia finales de los años ochenta del siglo XIX Basil Stephanoff había predicado en Macedonia, que entonces formaba parte de la Turquía europea. Aunque parecía que se había mostrado cierto interés, algunas personas que afirmaban ser hermanos dieron informes falsos, y a consecuencia de estos el hermano Stephanoff fue encarcelado. Finalmente, en 1909, una carta de un griego de Esmirna (hoy Izmir [Turquía]) informó que en esa ciudad había un grupo de personas estudiando con interés las publicaciones de la Watch Tower. En cuanto a Austria, el propio hermano Russell regresó en 1911 para discursar en Viena, pero una chusma interrumpió la reunión. La respuesta fue lenta también en Alemania. Los escandinavos, en cambio, demostraron tener más consciencia de su necesidad espiritual.

Los escandinavos difunden el mensaje entre ellos

En Estados Unidos vivía una gran cantidad de suecos. En 1883 se editó un ejemplar de muestra de la revista Watch Tower traducida al sueco para distribuirlo entre ellos. Al poco tiempo algunos suecos enviaron por correo la información a sus amigos y parientes de Suecia. En noruego no se había publicado nada todavía. No obstante, en 1892, un año después del viaje del hermano Russell a Europa, Knud Pederson Hammer, un noruego que había conocido la verdad en Estados Unidos, regresó a su país para dar testimonio personalmente a sus familiares.

En cuanto se empezó a publicar información en danés y noruego, en 1894, Sophus Winter, un americano de ascendencia danesa de 25 años, fue enviado a Dinamarca con un suministro de publicaciones para distribuirlas. Para la primavera siguiente ya había colocado 500 ejemplares de Millennial Dawn. Poco después empezaron a ayudarle en la obra unas cuantas personas que leían las publicaciones. Lamentablemente, más adelante perdió el aprecio por el gran privilegio que tenía; no obstante, hubo otros que siguieron haciendo resplandecer la luz.

Sin embargo, antes de abandonar el servicio Winter fue repartidor en Suecia por algún tiempo. Poco después, August Lundborg, un joven capitán del Ejército de Salvación, vio dos tomos de Millennial Dawn en casa de un amigo en la isla de Sturkö. Los tomó prestados y los leyó ávidamente. Como consecuencia, se dio de baja de su iglesia y empezó a compartir con otros lo que había aprendido. A otro joven, llamado P. J. Johansson, se le abrieron los ojos cuando leyó un tratado que había encontrado en un banco de un parque.

Cuando el grupo sueco empezó a crecer, algunos pasaron a Noruega para distribuir publicaciones bíblicas. Anteriormente, ya habían entrado en Noruega por correo algunas publicaciones procedentes de familiares que se hallaban en Estados Unidos. Así fue como Rasmus Blindheim inició su servicio a Jehová. Uno de los noruegos que conoció la verdad en aquellos primeros años fue Theodor Simonsen, predicador de la Misión Libre. Theodor empezó a refutar la doctrina del infierno en sus discursos en la Misión Libre. Su auditorio se ponía de pie emocionado ante tan magnífica información; pero cuando se supo que esta procedía de los libros “Millennial Dawn”, le echaron de la iglesia. No obstante, él continuó hablando de las cosas buenas que había aprendido. Otro joven que recibió algunas publicaciones fue Andreas Øiseth. En cuanto se convenció de que había hallado la verdad, dejó la granja de la familia y emprendió la obra de repartidor. Trabajó sistemáticamente el territorio hacia el norte y después hacia el sur por la zona de los fiordos, sin pasar por alto ninguna comunidad. En invierno llevaba sus suministros —alimento, ropa y publicaciones— en un trineo impulsado con el pie, y siempre había personas hospitalarias que le ofrecían un lugar donde dormir. En un período de ocho años predicó las buenas nuevas por casi todo el país.

La esposa de August Lundborg, Ebba, se trasladó de Suecia a Finlandia en 1906 para trabajar de repartidora. Por aquel entonces hubo también varios hombres que regresaron de Estados Unidos con publicaciones de la Watch Tower y empezaron a compartir con otros lo que estaban aprendiendo. Al cabo de unos cuantos años Emil Österman, que buscaba algo mejor que lo que ofrecían las iglesias, adquirió el libro El Plan Divino de las Edades. Él y su amigo Kaarlo Harteva, que también buscaba algo mejor, lo leyeron. Harteva reconoció el valor del libro y lo tradujo al finlandés. Con el respaldo económico de Österman lo publicó y los dos empezaron a distribuirlo. Hablaron en lugares públicos, hicieron visitas de casa en casa y dieron discursos en auditorios grandes atestados de gente, todo ello con un verdadero espíritu evangelizador. En Helsinki, después de desenmascarar las doctrinas falsas de la cristiandad ante un grupo de concurrentes, el hermano Harteva los desafió a utilizar la Biblia para probar la doctrina de la inmortalidad del alma. Todo el mundo miró a los clérigos presentes. Ninguno habló; nadie pudo rebatir las palabras claras de Ezequiel 18:4. Algunos de los asistentes confesaron más tarde que, después de lo que habían oído, se les había hecho difícil dormir aquella noche.

De humilde jardinero a evangelizador en Europa

A todo esto, un suizo de nombre Adolf Weber, animado por un amigo anabaptista de edad avanzada, dejó su país y se marchó a Estados Unidos en busca de un entendimiento más completo de las Escrituras. Una vez allí, y en respuesta a un anuncio, empezó a trabajar de jardinero para el hermano Russell. Con la ayuda de El Plan Divino de las Edades (disponible entonces en alemán) y de las reuniones conducidas por el hermano Russell, Adolf adquirió el conocimiento bíblico que buscaba y se bautizó en 1890. Los ‘ojos de su corazón se iluminaron’ y comprendió claramente la gran oportunidad que se le presentaba. (Efe. 1:18.) Predicó celosamente por algún tiempo en Estados Unidos y luego regresó a su tierra natal para iniciar allí la obra “en la viña del Señor”. Así pues, a mediados de los años noventa del siglo XIX estaba de regreso en Suiza compartiendo las verdades bíblicas con los que tenían corazones receptivos.

Adolf se ganaba el sustento trabajando de jardinero y guardabosques, pero su interés principal era la evangelización. Daba testimonio a sus compañeros de trabajo, así como a la gente de las ciudades y pueblos suizos cercanos. Sabía varios idiomas, entre ellos el francés, así que empezó a traducir las publicaciones de la Sociedad a esta lengua. Cuando llegaba el invierno cargaba su mochila de publicaciones bíblicas y se iba caminando a Francia, y a veces viajaba en dirección noroeste hasta Bélgica o en dirección sur hasta Italia.

A fin de llegar a las personas con las que no podía comunicarse personalmente, anunciaba las publicaciones para el estudio de la Biblia en periódicos y revistas. Elie Thérond, que vivía en el centro de Francia, respondió a uno de aquellos anuncios, se dio cuenta de que se trataba de la verdad y enseguida empezó a difundir el mensaje. En Bélgica, Jean-Baptiste Tilmant, padre, vio también un anuncio en 1901 y obtuvo dos tomos de Millennial Dawn. ¡Cómo se emocionó al ver la verdad bíblica presentada con tanta claridad! ¡Tenía que decírselo a sus amigos! Al año siguiente se reunía periódicamente en su casa un grupo para estudiar juntos. En breve la actividad de aquel pequeño grupo dio fruto, incluso en el norte de Francia. El hermano Weber se mantuvo en comunicación con ellos, visitando los diferentes grupos que iban surgiendo, fortaleciéndolos espiritualmente y dándoles instrucciones con relación a predicar las buenas nuevas.

Las buenas nuevas llegan a Alemania

Poco después de haber empezado a aparecer publicaciones en alemán, a mediados de los años ochenta del siglo XIX, algunos germanoamericanos que las valoraban comenzaron a enviarlas a sus parientes de Alemania. Una enfermera de un hospital de Hamburgo repartió unos ejemplares de Millennial Dawn en el hospital. En 1896 Adolf Weber, por su parte, puso anuncios en periódicos de edición alemana y envió tratados a Alemania desde Suiza. Al año siguiente se abrió un almacén de literatura en Alemania para facilitar la distribución de la edición alemana de la revista Watch Tower, pero los resultados se hicieron esperar. No obstante, en 1902 Margarethe Demut, que había aprendido la verdad en Suiza, se trasladó a Tailfingen, al este de la Selva Negra, y con su celosa predicación ayudó a formar uno de los primeros grupos de Estudiantes de la Biblia en Alemania. Samuel Lauper, de Suiza, se trasladó al Bergisches Land, al nordeste de Colonia, para difundir las buenas nuevas por esa región. En 1904 se celebraban reuniones en Wermelskirchen. Entre los presentes se hallaba un hombre de 80 años, Gottlieb Paas, que había estado buscando la verdad. En su lecho de muerte, poco después de empezar a celebrarse esas reuniones, Paas dijo, sosteniendo en alto una revista Watch Tower: “Esto es la verdad; no la dejen”.

La cantidad de personas interesadas en estas verdades bíblicas fue aumentando poco a poco. Aunque resultaba caro, se llegó a un acuerdo con varios periódicos del país para que en sus ediciones incluyeran ejemplares de muestra gratuitos de la revista Watch Tower. Según un informe publicado en 1905, para ese año se habían distribuido más de un millón y medio de estas muestras. Esto fue todo un logro para un grupo tan pequeño.

No todos los Estudiantes de la Biblia se conformaban con predicar en la vecindad. En una fecha tan temprana como 1907, el hermano Erler, de Alemania, hizo varios viajes a Bohemia, región que entonces formaba parte de Austria-Hungría (más tarde de Checoslovaquia). Distribuyó publicaciones que anunciaban el Armagedón y explicaban las bendiciones que después recibiría la humanidad. Para 1912 otro Estudiante de la Biblia había repartido información bíblica en la zona de Memel, perteneciente hoy a Lituania. Muchas personas acogieron con entusiasmo el mensaje en aquella ciudad, y enseguida se formaron varios grupos bastante grandes de Estudiantes de la Biblia. Pero cuando supieron que los verdaderos cristianos también deben ser testigos, el número de asistentes fue menguando. No obstante, hubo unos cuantos que demostraron ser imitadores genuinos de Cristo, “el testigo fiel y verdadero”. (Rev. 3:14.)

Mientras se hallaba en Suiza, hacia 1907, Nikolaus von Tornow, barón alemán que tenía grandes propiedades en Rusia, recibió un tratado de la Sociedad Watch Tower. Dos años después apareció en la congregación de Berlín (Alemania) ataviado con sus mejores galas y acompañado de su sirviente personal. Tardó algún tiempo en comprender por qué Dios había confiado verdades tan valiosas a gente tan modesta, pero el texto de 1 Corintios 1:26-29 le ayudó a este respecto: “Ustedes contemplan su llamamiento por él, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos de nacimiento noble [...], a fin de que ninguna carne se jacte a vista de Dios”. Convencido de que había hallado la verdad, Von Tornow vendió las propiedades que tenía en Rusia y dedicó su vida y sus recursos a promover los intereses de la adoración pura.

Cuando los Herkendell, joven pareja alemana, se casaron en 1911, ella le pidió a su padre como dote dinero para una luna de miel fuera de lo común. El matrimonio tenía pensado hacer un extenso viaje que duraría meses. Pasarían la luna de miel recorriendo Rusia para predicar a las personas de habla alemana. Como muestran todos estos ejemplos, de diferentes formas gente de toda condición dio a conocer a otros lo que había aprendido sobre el propósito amoroso de Dios.

Crecimiento en el campo británico

En 1881, tras una intensa distribución de publicaciones bíblicas en Gran Bretaña, algunas personas que asistían a los servicios religiosos entendieron que debían poner en práctica lo que habían aprendido. Tom Hart, de Islington (Londres), fue una de las personas a quienes impresionó el consejo de la revista Watch Tower de salirse de las iglesias babilónicas de la cristiandad y seguir la enseñanza bíblica, en armonía con Revelación 18:4: “Sálganse de ella, pueblo mío”. Hart dejó su iglesia en 1884, y varias personas le imitaron.

Muchos de los que se reunían en los grupos de estudio llegaron a ser evangelizadores eficaces. Algunos ofrecían publicaciones bíblicas en los parques londinenses y en otros lugares donde la gente iba a pasear. Otros predicaban principalmente en los negocios. No obstante, el método más frecuente era el de hacer visitas de casa en casa.

Una suscriptora de la revista Watch Tower llamada Sarah Ferrie escribió al hermano Russell diciendo que ella y unos cuantos amigos suyos de Glasgow se ofrecían para distribuir tratados. ¡Cuál sería su sorpresa al ver aparecer ante su puerta un camión cargado con 30.000 impresos que debían repartirse gratuitamente! Enseguida pusieron manos a la obra. Minnie Greenlees y sus tres niños trabajaron mucho para distribuir información bíblica por zonas rurales de Escocia en su cochecito tirado por un poni. Más adelante, Alfred Greenlees y Alexander MacGillivray viajaron por casi toda Escocia en bicicleta repartiendo tratados. En vez de pagar a otros para que distribuyeran las publicaciones, trabajadores voluntarios dedicados lo hacían.

Su corazón los incitó a acción

Jesús dijo en una de sus parábolas que la gente que ‘oyera la palabra de Dios con un corazón excelente y bueno’ llevaría fruto. El aprecio sincero por las provisiones amorosas de Dios los impelería a llevar las buenas nuevas del Reino de Dios a otras personas. (Luc. 8:8, 11, 15.) Sin importar cuáles fueran sus circunstancias, encontrarían la manera de hacerlo.

Así ocurrió en el caso de un viajero argentino a quien un marinero italiano le había dado una parte del tratado Food for Thinking Christians. Desde un puerto peruano, el viajero escribió pidiendo más información. Su interés aumentó y en 1885 volvió a escribir desde Argentina al editor de la Watch Tower para pedir más publicaciones. Aquel mismo año, un miembro de la marina británica se llevó un número de la Watch Tower a Singapur, adonde lo habían enviado con su unidad de artilleros. Le encantó lo que aprendió en la revista y lo utilizó para dar a conocer el punto de vista bíblico sobre los temas de actualidad en aquel entonces. En 1910, un barco en el que viajaban dos cristianas arribó al puerto de Colombo (Ceilán, hoy Sri Lanka). Las hermanas aprovecharon la oportunidad para predicar al señor Van Twest, encargado de contratar las tripulaciones en el puerto. Le hablaron con entusiasmo de las cosas buenas que habían aprendido en el libro El Plan Divino de las Edades. El resultado fue que Van Twest llegó a ser Estudiante de la Biblia y así dio comienzo la predicación de las buenas nuevas en Sri Lanka.

Los que no podían viajar buscaban también maneras de transmitir las alentadoras verdades bíblicas a gente de otros países. Una carta de agradecimiento publicada en la Watch Tower en 1905 muestra que un estadounidense había enviado un libro El Plan Divino de las Edades a un hombre de Santo Tomás, isla de las Indias Occidentales entonces bajo dominio danés. Cuando leyó el libro, este hombre se arrodilló y le expresó a Dios su deseo sincero de hacer su voluntad. En 1911, una brasileña llamada Bellona Ferguson se refirió a su propio caso como “un testimonio viviente y positivo de que nadie está demasiado lejos para que le lleguen” las aguas de la verdad. Al parecer recibía las publicaciones de la Sociedad por correo desde 1899. Algún tiempo antes de la I Guerra Mundial, un alemán que había emigrado a Paraguay encontró un tratado de la Sociedad en el buzón. Pidió más información y enseguida rompió sus conexiones con las iglesias de la cristiandad. Como no había nadie más en el país para bautizarlos, él y su cuñado decidieron bautizarse el uno al otro. En verdad se estaba dando testimonio en partes distantes de la Tierra, y el testimonio estaba produciendo fruto.

También hubo Estudiantes de la Biblia que se sintieron impelidos a viajar al lugar del que ellos o sus padres procedían, para hablar a amigos y parientes sobre el maravilloso propósito de Jehová y de cómo les podía beneficiar a ellos. El hermano Oleszynski, por ejemplo, regresó en 1895 a Polonia con las buenas nuevas acerca de la “redención, la restitución y la vocación celestial”, aunque, lamentablemente, con el tiempo abandonó la obra. En 1898 un ex profesor húngaro partió de Canadá con el objetivo de difundir el urgente mensaje de la Biblia en su país de origen. En 1905 un hombre que había aceptado las enseñanzas de los Estudiantes de la Biblia en Estados Unidos regresó a Grecia para dar testimonio. Y en 1913 un joven llevó semillas de la verdad bíblica desde Nueva York hasta la ciudad natal de su familia, Ramallah, cercana a Jerusalén.

Se abre el campo en el Caribe

Mientras en Estados Unidos, Canadá y Europa aumentaba el número de evangelizadores, la verdad bíblica también se estaba arraigando en Panamá, Costa Rica, la Guayana Holandesa (hoy Surinam) y la Guayana Inglesa (hoy Guyana). Joseph Brathwaite recibió ayuda para entender el propósito de Dios en la Guayana Inglesa y se marchó a Barbados en 1905 para dedicarse por completo a enseñar a la gente de esa isla. Louis Facey y H. P. Clarke, que escucharon las buenas nuevas en Costa Rica cuando estuvieron trabajando allí, regresaron a Jamaica en 1897 para compartir su nueva fe con su gente. Los jamaiquinos que abrazaron la verdad trabajaron con celo. Tan solo en 1906 distribuyeron aproximadamente 1.200.000 tratados y otras publicaciones. Otro emigrante, que conoció la verdad cuando trabajaba en Panamá, llevó el mensaje de esperanza de la Biblia a la isla de Granada cuando regresó a ella.

La revolución mexicana de 1910-1911 fue otro factor que permitió llevar el mensaje del Reino de Dios a las personas hambrientas de la verdad. Muchos mexicanos huyeron al norte, a Estados Unidos. Allí, algunos conocieron a los Estudiantes de la Biblia, aprendieron el propósito de Jehová de traer paz duradera a la humanidad y enviaron publicaciones a México. De todas formas, el mensaje ya había llegado al país. En 1893, se publicó una carta en la revista Watch Tower en la que F. de P. Stephenson, de México, explicaba que había leído algunas publicaciones de la Sociedad Watch Tower y quería más para darlas a sus amigos de México y de Europa.

Con el fin de iniciar la predicación de la verdad bíblica y programar reuniones regulares de estudio en más tierras caribeñas, el hermano Russell envió a E. J. Coward a Panamá en 1911, y luego a las islas. El hermano Coward era un orador convincente y vivaz que con frecuencia congregaba a centenares de personas para rebatir las doctrinas del infierno y la inmortalidad del alma y para hablarles del glorioso futuro de la Tierra. Viajaba de ciudad en ciudad y de isla en isla —Santa Lucía, Dominica, San Cristóbal, Barbados, Granada y Trinidad— predicando a cuantas personas podía. También presentó discursos en la Guayana Inglesa. En Panamá conoció a W. R. Brown, celoso joven jamaiquino que más adelante le acompañó en su visita a varias islas del Caribe. El hermano Brown ayudó a abrir otros campos posteriormente.

En 1913, el propio hermano Russell discursó en Panamá, Cuba y Jamaica. En Kingston (Jamaica), se llenaron dos auditorios para escuchar una conferencia pública que presentó, y unas dos mil personas no pudieron entrar por falta de espacio. La prensa resaltó que el orador no había hablado de dinero ni se habían hecho colectas.

La luz de la verdad llega a África

A África llegó también la luz de la verdad por aquellas fechas. En 1884 llegó de Liberia una carta de un lector de la Biblia que había adquirido un ejemplar de Food for Thinking Christians y quería más para ofrecérselos a otros. Al cabo de unos cuantos años se supo que un clérigo liberiano había colgado los hábitos para poder enseñar las verdades bíblicas que estaba aprendiendo de la revista Watch Tower, y que un grupo de Estudiantes de la Biblia estaba celebrando reuniones con regularidad en el país.

Un ministro de la Iglesia Reformada Holandesa a quien enviaron de Holanda a Sudáfrica en 1902 se llevó algunas obras de C. T. Russell a su nuevo destino. Aunque él no les sacó mucho provecho, Frans Ebersohn y Stoffel Fourie, que las vieron en su biblioteca, sí lo hicieron. Unos pocos años más tarde dos celosas Estudiantes de la Biblia emigraron de Escocia a Durban (Sudáfrica), lo que reforzó el grupo de personas que mostraban interés en aquella zona.

Entre los que adquirieron publicaciones escritas por el hermano Russell y luego utilizaron parte de ellas para enseñar a otros estuvieron algunos, triste es decirlo, como Joseph Booth y Elliott Kamwana, que intercalaron sus propias ideas con el propósito de fomentar cambios en el orden social. Como resultado de esto, algunos observadores de Sudáfrica y Nyasalandia (después Malaui) llegaron a conclusiones erróneas sobre la identidad de los verdaderos Estudiantes de la Biblia. Sin embargo, muchos escucharon y respondieron con aprecio al mensaje que proclamaba el Reino de Dios como la solución a los problemas de la humanidad.

No obstante, habría que esperar algún tiempo para que se predicara extensamente en el continente africano.

Hacia el Oriente y las islas del Pacífico

Poco después de empezar a distribuirse las publicaciones bíblicas de C. T. Russell en Gran Bretaña, llegaron también al Oriente. En 1883, la misionera presbiteriana C. B. Downing, que vivía en Chefu o Yantai (China), recibió un ejemplar de la Watch Tower. Le pareció muy interesante lo que decía la revista respecto a la restitución y se la dejó a otros misioneros, entre ellos Horace Randle, que tenía conexiones con la Junta Misional de la Iglesia Bautista. El interés de este creció cuando, algún tiempo después, leyó un anuncio de Millennial Dawn en el diario londinense Times. La señorita Downing le envió un ejemplar, y su propia madre le envió otro desde Inglaterra. Al principio la lectura del libro le produjo una conmoción. Sin embargo, en cuanto se convenció de que la Trinidad no se enseña en la Biblia, abandonó la Iglesia Bautista y empezó a compartir con otros misioneros lo que había aprendido. En 1900 informó que había enviado 2.324 cartas y unos 5.000 tratados a misioneros que se hallaban en China, Japón, Corea y Siam (Tailandia). En aquel tiempo en el Oriente se estaba dando testimonio principalmente a los misioneros de la cristiandad.

Durante aquel mismo período se estaban sembrando también las semillas de la verdad en Australia y Nueva Zelanda. Posiblemente en 1884, o poco después, llegó a Australia la primera “semilla” por medio de un hombre a quien un Estudiante de la Biblia le había predicado en un parque de Inglaterra. Algunos amigos y parientes de ultramar enviaron más “semillas” por correo.

A los pocos años de haberse formado la Commonwealth de Australia en 1901, ya había cientos de suscriptores de la Watch Tower allí. Los que consideraban que era un privilegio llevar la verdad a otros enviaron miles de tratados a aquellos cuyos nombres aparecían en el censo electoral. También distribuyeron tratados por las calles y lanzaron paquetes de tratados desde las ventanas del tren a los trabajadores y a los labradores solitarios que vivían en zonas remotas a lo largo de las líneas del ferrocarril. Se avisaba a la gente que los Tiempos de los Gentiles terminarían en 1914. Arthur Williams, padre, de Australia Occidental, hablaba sobre el particular con todos los clientes de su tienda e invitaba a los interesados a ir a su casa para profundizar en el tema.

No se sabe quién llevó la verdad bíblica por primera vez a Nueva Zelanda. Sin embargo, para 1898 Andrew Anderson, residente en aquel país, había leído lo suficiente de las publicaciones de la Watch Tower como para sentirse impulsado a difundir la verdad en calidad de repartidor. En 1904 se unieron a él otros repartidores que llegaron de Estados Unidos, y también empezó a recibir apoyo de la sucursal que la Sociedad abrió en Australia aquel mismo año. La esposa del señor Thomas Barry, de Christchurch, aceptó seis tomos de Estudios de las Escrituras que le ofreció uno de los repartidores. Su hijo Bill los leyó en 1909 durante un viaje de seis semanas en barco a Inglaterra, y se dio cuenta de que lo que decían era la verdad. Andando el tiempo, el hijo de Bill, Lloyd, llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.

Uno de los predicadores celosos de aquellos primeros días fue Ed Nelson, quien, aunque no se caracterizaba por tener mucho tacto, se dedicó por completo durante cincuenta años a difundir el mensaje del Reino desde el extremo norte de Nueva Zelanda hasta el extremo sur. Unos cuantos años después se unió a él Frank Grove, quien compensó su vista deficiente ejercitando la memoria y también fue precursor por más de cincuenta años hasta su muerte.

Gira mundial para fomentar la predicación de las buenas nuevas

Entre 1911 y 1912 se dio otro paso importante para ayudar a la gente del Oriente. La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia (IBSA) envió al Oriente un comité de siete hombres, encabezado por C. T. Russell, para que tanteara el terreno. Adondequiera que fueron hablaron del propósito de Dios de bendecir a la humanidad mediante el Reino Mesiánico. Algunas veces tuvieron poco público, pero en las Filipinas y en la India hablaron ante miles de personas. No apoyaron la campaña de recaudación de fondos para la conversión del mundo que la cristiandad llevaba a cabo en aquel tiempo. Aclararon que los misioneros de la cristiandad dedicaban sus recursos principalmente a fomentar la educación seglar. Sin embargo, el hermano Russell estaba convencido de que lo que la gente necesitaba era “el Evangelio de la amorosa provisión divina del Reino venidero del Mesías”. Los Estudiantes de la Biblia no pretendían convertir al mundo, pues por su estudio de las Escrituras entendían que lo que se había de hacer entonces era dar un testimonio con el objetivo de recoger “un grupo de elegidos de todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas para formar parte de la clase de la Novia [de Cristo], para sentarse con Él en Su trono durante los mil años y cooperar en la labor de elevar a la raza humana”. * (Rev. 5:9, 10; 14:1-5.)

Después de su paso por Japón, China, Filipinas y otros lugares, los miembros del comité recorrieron 6.400 kilómetros más por la India. Ya en 1887 se habían recibido cartas en las que personas que residían en la India alababan las publicaciones de la Sociedad. Además, un joven que había conocido al hermano Russell y había aprendido la verdad mientras estudiaba en Estados Unidos estuvo predicando a la población de habla tamil desde 1905. Este joven ayudó a formar unos cuarenta grupos de estudio de la Biblia en el sur de la India. No obstante, aunque había predicado a otros, él mismo fue desaprobado por abandonar las normas cristianas. (Compárese con 1 Corintios 9:26, 27.)

Por aquel entonces A. J. Joseph, de Travancore (Kerala), recibió uno de los tomos de Estudios de las Escrituras en respuesta a una pregunta que le había hecho por carta a un conocido adventista. El libro contestó satisfactoriamente y con base bíblica sus preguntas sobre la Trinidad. En breve, él y otros parientes suyos empezaron a predicar sus nuevas creencias en los arrozales y cocotales del sur de la India. Después de la visita del hermano Russell en 1912, el hermano Joseph emprendió el servicio de tiempo completo. Viajó en trenes, carretas de bueyes, barcazas y a pie distribuyendo publicaciones bíblicas. Cuando daba discursos públicos, el clero y sus seguidores solían interrumpirle. En una ocasión en que estaba discursando en Kundara, un sacerdote “cristiano” incitó a sus seguidores a interrumpir la reunión y a tirar estiércol al hermano Joseph. Atraído por el escándalo, un hindú influyente fue a ver qué ocurría y le preguntó al sacerdote: ‘¿Es esto lo que Cristo enseñó a sus seguidores a hacer, o se están comportando ustedes, más bien, como los fariseos del tiempo de Jesús?’. El sacerdote cesó de acosarlo.

Antes de que el comité de la IBSA finalizara su gira mundial de cuatro meses, el hermano Russell decidió que R. R. Hollister sería el representante de la Sociedad en el Oriente y se encargaría de la difusión del mensaje de la amorosa provisión divina del Reino Mesiánico en esa parte del planeta. Se prepararon tratados especiales en diez idiomas, y distribuidores nativos repartieron millones de estos por la India, China, Japón y Corea. Luego se tradujeron algunos libros a cuatro de estos idiomas para que los que se interesaban en el mensaje pudieran disponer de más alimento espiritual. Se había abierto un campo inmenso, y quedaba mucho por hacer. No obstante, los resultados obtenidos hasta aquel momento eran sorprendentes.

Se dio un testimonio impresionante

Antes de que se iniciaran los horrores de la I Guerra Mundial, se había dado un buen testimonio por toda la Tierra. El hermano Russell había hablado en cientos de ciudades de Estados Unidos y Canadá, había viajado varias veces a Europa y había pronunciado conferencias en Panamá, Jamaica y Cuba, así como en las principales ciudades del Oriente. Decenas de miles de personas habían escuchado sus conmovedores discursos bíblicos y le habían visto responder con las Escrituras a las preguntas que tanto amigos como enemigos le hacían en público. Toda esta actividad había suscitado mucho interés, por lo que miles de periódicos estadounidenses, europeos, sudafricanos y australianos publicaban con regularidad los sermones del hermano Russell. Los Estudiantes de la Biblia habían distribuido millones de libros y centenares de millones de tratados y otros impresos en 35 idiomas.

Pese a lo destacado de su papel, el hermano Russell no era el único que predicaba. Por todo el globo terráqueo otros servían en unión como testigos de Jehová y de su Hijo, Jesucristo. No todos eran oradores públicos. Era gente de toda condición que se valía de cualquier medio a su alcance para difundir las buenas nuevas.

En enero de 1914, a menos de un año del fin de los Tiempos de los Gentiles, se dio otro testimonio intenso con el “Foto-Drama de la Creación”, que destacaba de una forma completamente nueva el propósito de Dios para la Tierra. El “Foto-Drama de la Creación” era una presentación de hermosas diapositivas pintadas a mano y películas con sonido sincronizado. La prensa estadounidense informó que cientos de miles de personas asistían a la proyección en ese país cada semana. Un año después de su estreno, la concurrencia total en Estados Unidos y Canadá había ascendido a casi ocho millones de personas. En Londres (Inglaterra), multitudes llenaron a rebosar la Opera House y el Royal Albert Hall durante la proyección del “Foto-Drama”, que constaba de cuatro partes de dos horas de duración cada una. En solo medio año, más de 1.226.000 personas vieron la presentación en 98 ciudades de las islas británicas. En Alemania y Suiza las salas que la proyectaron se llenaron a rebosar. En Escandinavia y en el sur del Pacífico hubo también un numeroso público presente.

¡Qué testimonio tan amplio, intenso y extraordinario se dio durante las primeras décadas de la historia moderna de los testigos de Jehová! No obstante, la obra no había hecho más que comenzar.

A principios de los años ochenta del siglo XIX solo difundían la verdad bíblica unos cuantos cientos de personas. En 1914, según los registros, participaron en la obra alrededor de 5.100. Quizás hubo otros que distribuyeron tratados de vez en cuando. Los obreros eran relativamente pocos.

Para finales de 1914 este pequeño grupo de evangelizadores había proclamado de diferentes formas el Reino de Dios en 68 países, y su obra de predicar y enseñar la Palabra de Dios estaba afianzada prácticamente en treinta de estos países.

Antes del fin de los Tiempos de los Gentiles se habían distribuido millones de libros y cientos de millones de tratados. Además, para 1913 unos dos mil periódicos publicaban con regularidad sermones de C. T. Russell, y en el año 1914 más de nueve millones de personas de tres continentes vieron el “Foto-Drama de la Creación”.

Se había dado un testimonio asombroso, sin duda. Sin embargo, aquello era solo el comienzo.

[Nota a pie de página]

^ párr. 59 En The Watch Tower del 15 de abril de 1912 aparece un informe completo de esta gira mundial.

[Mapa/Fotografía en la página 405]

C. T. Russell presentó discursos bíblicos en más de trescientas ciudades (en las zonas punteadas) de Norteamérica y el Caribe, en muchas de ellas diez o quince veces

[Mapa]

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[Mapa en la página 407]

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Giras evangelizadoras de Russell por Europa, generalmente vía Inglaterra

1891

1903

1908

1909

1910 (dos veces)

1911 (dos veces)

1912 (dos veces)

1913

1914

[Mapa/Fotografía en la página 408]

En cuanto se convenció de que había encontrado la verdad, Andreas Øiseth empezó a distribuir con celo publicaciones bíblicas por casi toda Noruega

[Mapa]

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NORUEGA

Círculo polar ártico

[Mapa/Fotografía en la página 409]

Adolf Weber, un humilde jardinero, difundió las buenas nuevas desde Suiza a otros países europeo

[Mapa]

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BÉLGICA

ALEMANIA

SUIZA

ITALIA

FRANCIA

[Mapa/Fotografía en la página 413]

Bellona Ferguson, de Brasil: ‘Nadie está demasiado lejos para que le llegue la verdad’

[Mapa]

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BRASIL

[Mapas en la página 415]

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ALASKA

CANADÁ

GROENLANDIA

SAN PEDRO Y MIQUELÓN

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

BERMUDAS

BAHAMAS

ISLAS TURCAS Y CAICOS

CUBA

MÉXICO

BELICE

JAMAICA

HAITÍ

REPÚBLICA DOMINICANA

PUERTO RICO

ISLAS CAIMANES

GUATEMALA

EL SALVADOR

HONDURAS

NICARAGUA

COSTA RICA

PANAMÁ

VENEZUELA

GUYANA

SURINAM

GUAYANA FRANCESA

COLOMBIA

ECUADOR

PERÚ

BRASIL

BOLIVIA

PARAGUAY

CHILE

ARGENTINA

URUGUAY

MALVINAS

ISLAS VÍRGENES (E.U.A.)

ISLAS VÍRGENES (BRIT.)

ANGUILA

SAN MARTÍN

SABA

SAN EUSTAQUIO

SAN CRISTÓBAL

NIEVES

ANTIGUA

MONTSERRAT

GUADALUPE

DOMINICA

MARTINICA

SANTA LUCÍA

SAN VICENTE

BARBADOS

GRANADA

TRINIDAD

ARUBA

BONAIRE

CURAZAO

OCÉANO ATLÁNTICO

MAR CARIBE

OCÉANO PACÍFICO

[Mapa en las páginas 416 y 417]

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GROENLANDIA

SUECIA

ISLANDIA

NORUEGA

ISLAS FEROE

FINLANDIA

RUSIA

ESTONIA

LETONIA

LITUANIA

BIELORRUSIA

UCRANIA

MOLDOVA

GEORGIA

ARMENIA

AZERBAIYÁN

TURKMENISTÁN

UZBEKISTÁN

KAZAJSTÁN

TAYIKISTÁN

KIRGUIZISTÁN

POLONIA

ALEMANIA

PAÍSES BAJOS

DINAMARCA

GRAN BRETAÑA

IRLANDA

BÉLGICA

LUXEMBURGO

LIECHTENSTEIN

SUIZA

ANDORRA

CHECOSLOVAQUIA

AUSTRIA

HUNGRÍA

RUMANIA

YUGOSLAVIA

ESLOVENIA

CROACIA

BOSNIA-HERZEGOVINA

BULGARIA

ALBANIA

ITALIA

SAN MARINO

GIBRALTAR

ESPAÑA

PORTUGAL

AZORES

MADERA

MARRUECOS

SAHARA OCCIDENTAL

SENEGAL

CABO VERDE

ARGELIA

LIBIA

EGIPTO

LÍBANO

ISRAEL

CHIPRE

SIRIA

TURQUÍA

IRAK

IRÁN

ISLAS BAHREIN

KUWAIT

JORDANIA

ARABIA SAUDÍ

QATAR

EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

OMÁN

YEMEN

YIBUTI

SOMALIA

ETIOPÍA

SUDÁN

CHAD

NÍGER

MALÍ

MAURITANIA

GAMBIA

GUINEA-BISSAU

SIERRA LEONA

LIBERIA

CÔTE D’IVOIRE

GHANA

TOGO

BENÍN

GUINEA ECUATORIAL

SANTA ELENA

GUINEA

BURKINA FASO

NIGERIA

REPÚBLICA CENTROAFRICANA

CAMERÚN

SANTO TOMÉ

CONGO

GABÓN

ZAIRE

ANGOLA

ZAMBIA

NAMIBIA

BOTSUANA

SUDÁFRICA

LESOTO

SUAZILANDIA

MOZAMBIQUE

MADAGASCAR

REUNIÓN

MAURICIO

RODRÍGUEZ

ZIMBABUE

MAYOTTE

COMORES

SEYCHELLES

MALAUI

TANZANIA

BURUNDI

RUANDA

UGANDA

FRANCIA

PAQUISTÁN

AFGANISTÁN

NEPAL

BUTÁN

MYANMAR

BANGLADESH

INDIA

SRI LANKA

GRECIA

MALTA

TÚNEZ

KENIA

OCÉANO ATLÁNTICO

OCÉANO ÍNDICO

ALASKA

MONGOLIA

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA POPULAR DE COREA

JAPÓN

REPÚBLICA DE COREA

CHINA

MACAO

TAIWAN

HONG KONG

LAOS

TAILANDIA

VIETNAM

CAMBOYA

FILIPINAS

BRUNEI

MALAYSIA

SINGAPUR

INDONESIA

SAIPÁN

ROTA

GUAM

YAP

BELAU

CHUUK

POHNPEI

KOSRAE

ISLAS MARSHALL

NAURU

PAPUA NUEVA GUINEA

AUSTRALIA

NUEVA ZELANDA

ISLA NORFOLK

NUEVA CALEDONIA

ISLAS WALLIS Y FUTUNA

VANUATU

TUVALU

FIJI

KIRIBATI

TOKELAU

HAWAI

ISLAS MARQUESAS

SAMOA OCCIDENTAL

SAMOA ESTADOUNIDENSE

NIUE

TONGA

ISLAS COOK

TAHITÍ

ISLAS SALOMÓN

OCÉANO PACÍFICO

OCÉANO ÍNDICO

[Mapa/Fotografía en la página 421]

A. J. Joseph, de la India, con su hija Gracie, que sirvió de misionera después de recibir preparación en Galaad

[Map]

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INDIA

[Fotografía en la página 411]

Hermann Herkendell y su esposa hicieron un viaje de luna de miel de muchos meses de duración para predicar a las personas de habla alemana de Rusia

[Fotografías en la página 412]

Los repartidores de Inglaterra y Escocia procuraron dar testimonio a todo el mundo; hasta sus niños ayudaron a distribuir tratados

[Fotografía en la página 414]

E. J. Coward difundió con celo la verdad bíblica por el Caribe

[Fotografía en la página 418]

Tanto Frank Grove (izquierda) como Ed Nelson (ambos aquí con sus esposas) se dedicaron de lleno a difundir el mensaje del Reino por Nueva Zelanda durante más de cincuenta años

[Fotografías en la página 420]

C. T. Russell y seis colaboradores hicieron un viaje alrededor del mundo entre 1911 y 1912 para fomentar la predicación de las buenas nuevas