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Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

Capítulo 22

Parte 5: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

En 1975 se tomaron decisiones importantes respecto al modo como se supervisaría la obra de los testigos de Jehová desde la central mundial. Los Testigos no sabían entonces qué campos se abrirían y recibirían un testimonio extenso antes del fin del presente sistema mundial ni cuánto más iban a predicar en países donde llevaban muchos años haciéndolo libremente. Pero querían aprovechar al máximo toda oportunidad. En las páginas 502 a 520 se relatan algunos acontecimientos interesantes de esa época.

EN SUDAMÉRICA se han producido importantes cambios. No hace tantos años que chusmas de católicos atacaban a los testigos de Jehová en Ecuador, que los sacerdotes católicos eran prácticamente los reyes de muchos pueblos mexicanos y que en Argentina y Brasil estaban proscritos los testigos de Jehová. Pero las circunstancias han cambiado significativamente. Muchos de aquellos a quienes se enseñó a temer o a odiar a los Testigos son ahora testigos de Jehová. Otros les escuchan con gusto cuando los visitan para darles a conocer el mensaje bíblico de paz. Los testigos de Jehová son muy conocidos y respetados.

La concurrencia elevada a sus asambleas de distrito y la conducta cristiana de los asistentes han captado la atención de la gente. En dos de tales asambleas, celebradas simultáneamente en São Paulo y Río de Janeiro (Brasil) en 1985, hubo una asistencia máxima de 249.351 personas. Más tarde se celebraron otras veintitrés asambleas para el beneficio de las personas interesadas del resto de Brasil, lo que hizo que la concurrencia total ascendiera a 389.387. Los resultados de la labor de enseñanza de la Palabra de Dios que efectuaban los testigos de Jehová en Brasil se vieron claramente cuando 4.825 personas simbolizaron su dedicación a Jehová por inmersión en agua en aquella serie de asambleas. Tan solo cinco años después, en 1990, fue necesario celebrar asambleas de distrito en 110 lugares diferentes de todo Brasil para acomodar a las 548.517 personas que asistieron. Esta vez hubo 13.448 bautizados. Centenares de miles de personas solas y familias de todo el país estaban aceptando gustosamente la enseñanza de la Palabra de Dios que les impartían los testigos de Jehová.

¿Y qué había sucedido en Argentina? Tras décadas de restricciones gubernamentales, los testigos de Jehová argentinos pudieron volver a reunirse libremente en asambleas de distrito en 1985. ¡Cuánto disfrutaron los 97.167 presentes en aquella primera serie de asambleas! Bajo el titular “El de los Testigos, un Reino que crece” la revista argentina de noticias Ahora se maravillaba del orden que mantuvieron los asistentes a la asamblea de Buenos Aires, la ausencia de prejuicios raciales y sociales, y la paz y el amor que reinaban entre ellos. A continuación, concluía: “Compartamos o no sus ideas y credos, toda esa multitud merece el mayor respeto”. Muchos argentinos, no obstante, fueron más allá. Empezaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y fueron a las reuniones de los Salones del Reino para observar cómo ponen en práctica los principios bíblicos los Testigos. Luego estos observadores tomaron su propia decisión. Durante los siete años siguientes, decenas de miles se dedicaron a Jehová, con lo que la cantidad de Testigos argentinos aumentó en un 71%.

La respuesta a las buenas nuevas del Reino de Dios fue todavía más extraordinaria en México. Años atrás los testigos de Jehová mexicanos habían recibido ataques frecuentes de chusmas instigadas por los curas. Pero el hecho de que los Testigos no tomaran represalias impresionó mucho a las personas sinceras. (Rom. 12:17-19.) Estas también notaron que los Testigos basaban todas sus creencias en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios, en lugar de basarlas en tradiciones humanas. (Mat. 15:7-9; 2 Tim. 3:16, 17.) Vieron que la fe de los Testigos realmente los sostenía frente a la adversidad. Un número creciente de familias aceptó con gusto la oferta de los testigos de Jehová de estudiar la Biblia gratuitamente con ellos en sus casas. De hecho, durante 1992 el 12% de la cantidad mundial de tales estudios bíblicos se condujo en México, y un número considerable de estos se condujeron con familias grandes. El resultado fue que la cifra de testigos de Jehová en México —no solo los que asistían a sus reuniones sino los que proclamaban públicamente el Reino de Dios— aumentó de 80.481 en 1975 a 354.023 en 1992.

En Europa también tuvieron lugar sucesos extraordinarios que contribuyeron a la difusión del mensaje del Reino.

Acontecimientos sorprendentes en Polonia

Aunque la obra de los testigos de Jehová había estado proscrita en Polonia de 1939 a 1945 (durante el período de la dominación nazi y la dominación soviética) y de nuevo a partir de julio de 1950 (bajo el control soviético), los testigos de Jehová polacos no habían dejado de predicar. A pesar de que en 1939 solo ascendían a 1.039, en 1950 hubo 18.116 proclamadores del Reino, quienes siguieron evangelizando con celo, pero cautelosamente. (Mat. 10:16.) Las asambleas, sin embargo, se habían celebrado de forma secreta en el campo, en graneros y en bosques. Pero a partir de 1982 el gobierno polaco les permitió celebrar asambleas pequeñas de un día en instalaciones alquiladas.

En 1985, se pusieron a disposición de los testigos de Jehová los mayores estadios de Polonia para que celebraran cuatro asambleas grandes durante el mes de agosto. Un asambleísta que llegó de Austria en avión, se sorprendió cuando oyó por los altavoces dar la bienvenida a los testigos de Jehová que acudían a su asamblea. Un Testigo polaco de edad avanzada que estaba presente para recibir al visitante no pudo contenerse y se echó a llorar de alegría por el cambio en la actitud gubernamental que aquello indicaba. La asistencia a las asambleas fue de 94.134 personas, entre las que se hallaban grupos de dieciséis países. ¿Estaba el público en general al tanto de lo que ocurría? ¡Claro que sí! Durante las asambleas y al término de ellas, el público leyó reportajes en los principales periódicos, vio por televisión a las multitudes reunidas en las asambleas y escuchó secciones del programa por la radio nacional. A muchos les gustó lo que vieron y oyeron.

El 12 de mayo de 1989, mientras se hacían preparativos para celebrar asambleas aún mayores en Polonia, el gobierno reconoció oficialmente a los testigos de Jehová como asociación religiosa. Tres meses después se celebraron tres asambleas internacionales —en Chorzów, Poznań y Varsovia— con una asistencia total de 166.518 personas. Contrario a lo que se esperaba, miles de Testigos de lo que entonces eran la Unión Soviética (U.R.S.S.) y Checoslovaquia consiguieron el permiso requerido para viajar y estuvieron presentes. ¿Estaba produciendo fruto la obra de los testigos de Jehová de hacer discípulos en aquellas tierras donde el Estado llevaba décadas abogando firmemente por el ateísmo? La respuesta fue obvia cuando 6.093 personas, entre ellas muchos jóvenes, se bautizaron por inmersión en agua en aquellas asambleas.

El público vio claramente que los Testigos eran diferentes, en un sentido muy sano. En la prensa se leyeron afirmaciones como la siguiente: “Los que adoran a Jehová Dios, como ellos mismos dicen, aprecian mucho sus asambleas, que son una auténtica manifestación de su unidad. [...] En lo que se refiere a orden, apacibilidad y limpieza, los asambleístas son ejemplares” (Życie Warszawy). Hubo polacos que, en lugar de limitarse a observar a los asambleístas, decidieron estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. El resultado de que se les enseñara la Palabra de Dios fue que el número de testigos de Jehová creció en Polonia de 72.887 en 1985 a 107.876 en 1992; y durante ese último año dedicaron más de 16.800.000 horas a hablar a otras personas sobre la maravillosa esperanza que ofrecen las Escrituras.

No obstante, Polonia no era el único país donde estaban teniendo lugar cambios excitantes.

Se abren más puertas en Europa oriental

Hungría reconoció legalmente a los testigos de Jehová en 1989. En 1990, solo cuatro meses después del comienzo de la demolición del muro de Berlín, la entonces República Democrática Alemana (RDA) levantó la proscripción que había decretado cuarenta años atrás contra los Testigos. Al mes siguiente, el nuevo gobierno rumano reconoció oficialmente a la Asociación Cristiana de los Testigos de Jehová de Rumania. En 1991 el Ministerio de Justicia de Moscú declaró que la Carta Constitucional de la “organización religiosa de los testigos de Jehová en la U.R.S.S.” estaba oficialmente inscrita. Aquel mismo año se declaró legal la obra de los testigos de Jehová en Bulgaria. Y durante 1992 los testigos de Jehová de Albania también fueron reconocidos legalmente.

¿Cómo utilizaron los testigos de Jehová su libertad recién obtenida? Un periodista preguntó a Helmut Martin, coordinador de la obra de los testigos de Jehová en la R.D.A.: “¿Van a meterse en política?”. Eso era, al fin y al cabo, lo que muchos clérigos de la cristiandad estaban haciendo. “No —respondió el hermano Martin—. Jesús dio a sus discípulos una comisión relacionada con las Escrituras, y entendemos que esa es nuestra labor principal.” (Mat. 24:14; 28:19, 20.)

Los testigos de Jehová no estaban comenzando entonces a asumir tal responsabilidad en aquella parte del mundo. Aunque durante muchos años se habían visto obligados a llevar a cabo su actividad en circunstancias muy difíciles, en la mayoría de estos países había congregaciones (que se reunían en grupos pequeños) y se había predicado. Pero ahora se les presentaba una nueva posibilidad. Podían celebrar reuniones e invitar libremente al público a asistir a ellas. Podían predicar abiertamente de casa en casa sin temor de ser encarcelados. Había mucho trabajo por hacer en estos países cuya población total superaba los 390.000.000. Los testigos de Jehová actuaron con rapidez, pues tenían muy en cuenta que vivimos en los últimos días del presente sistema de cosas mundial.

Aun antes de que se concediera el reconocimiento legal, algunos miembros del Cuerpo Gobernante habían visitado varios países para ver qué podían hacer para ayudar a sus hermanos cristianos. Cuando se levantaron las proscripciones, viajaron a más lugares de aquella región para ayudar a organizar la obra. En el transcurso de unos cuantos años conocieron personalmente y hablaron con Testigos de Polonia, Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Rusia, Ucrania, Estonia y Bielorrusia.

Se prepararon asambleas para fortalecer a los Testigos de estos países y para dar gran publicidad al mensaje del Reino de Dios. Menos de cinco meses después de levantarse la proscripción en la entonces R.D.A., se celebró una de tales asambleas en el Estadio Olympia de Berlín. Testigos de otros 64 países respondieron con gusto a la invitación de asistir. Consideraban un privilegio disfrutar de la ocasión con hermanos cristianos que se habían mantenido leales a Jehová por décadas frente a una intensa persecución.

Tanto en 1990 como en 1991 se celebraron más asambleas por toda Europa oriental. Tras la celebración de cuatro asambleas regionales en Hungría en 1990, se hicieron planes para tener una reunión internacional en el Népstadion de Budapest en 1991. A esta asistieron 40.601 personas de 35 países. En 1990, por primera vez en más de cuarenta años, los testigos de Jehová pudieron tener asambleas públicas en Rumania. En ese año celebraron una serie de asambleas menores por toda la nación y posteriormente dos asambleas más grandes. En 1991 hubo otras ocho grandes asambleas, con una concurrencia de 34.808 personas. En 1990 se celebraron asambleas en cada una de las repúblicas que componían entonces Yugoslavia. Al año siguiente, aunque se cernía sobre el país la guerra civil, 14.684 testigos de Jehová disfrutaron de una asamblea internacional en Zagreb, la capital de Croacia. La policía se quedó pasmada al ver a croatas, montenegrinos, servios, eslovenos y otros reunidos en paz escuchando el programa.

También en la anterior Checoslovaquia se organizaron asambleas rápidamente. A la asamblea nacional celebrada en Praga en 1990 asistieron 23.876 personas. Los administradores del estadio quedaron tan contentos con lo que vieron que ofrecieron a los Testigos las instalaciones más grandes del país para su próxima asamblea. En aquella histórica ocasión, en 1991, el Estadio Strahov de Praga se llenó con 74.587 asambleístas entusiastas. Los representantes checos y eslovacos recibieron con alegría y un efusivo aplauso el anuncio de la presentación de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras completa en sus propios idiomas, para uso tanto en el ministerio público como en el estudio personal y de congregación.

También durante 1991, y por primera vez en la historia, los testigos de Jehová pudieron celebrar asambleas abiertamente en lugares que entonces formaban parte de la Unión Soviética. Hubo una asamblea en Tallin (Estonia), seguida de otra en Siberia. Se celebraron otras cuatro en ciudades importantes de Ucrania, y otra en Kazajstán. El total de asistentes ascendió a 74.252, y, como fruto reciente de la obra de hacer discípulos de los testigos de Jehová en estas zonas, se bautizaron 7.820 personas por inmersión en agua. Estos no tomaron este paso llevados por la emoción de estar en la asamblea. Los que iban a bautizarse habían recibido una cuidadosa preparación de meses, y en algunos casos, de años.

¿De dónde habían salido tantas personas? Era obvio que la obra de los testigos de Jehová no estaba simplemente en sus inicios en aquella parte de la Tierra. Ya en 1887 se habían enviado por correo publicaciones de la Watch Tower a una persona interesada de Rusia. El primer presidente de la Sociedad Watch Tower había visitado Kishinev (hoy en Moldova) en 1891. Algunos Estudiantes de la Biblia habían ido a Rusia a predicar durante los años veinte; pero había habido una fuerte resistencia oficial, y los pocos grupos que se interesaron en el mensaje bíblico eran pequeños. No obstante, la situación cambió durante la II Guerra Mundial y después de esta. Se efectuó un reajuste de las fronteras nacionales, y grandes segmentos de la población fueron trasladados. Como consecuencia, más de un millar de Testigos de habla ucraniana que vivían en lo que había sido el este de Polonia de repente se encontraron dentro de la Unión Soviética. Otros Testigos que vivían en Rumania y Checoslovaquia vieron cómo sus territorios pasaban a formar parte de la Unión Soviética. Además, los rusos que habían llegado a ser testigos de Jehová en los campos de concentración alemanes regresaron a su tierra, y llevaron consigo las buenas nuevas del Reino de Dios. Para 1946 había 4.797 Testigos activos en la Unión Soviética. A muchos de ellos los trasladó el gobierno de un lugar a otro en el transcurso de los años. Algunos fueron recluidos en campamentos para prisioneros. Dondequiera que fueron, predicaron, y crecieron en número. Incluso antes de conseguir reconocimiento oficial, ya había grupos activos desde Lviv, en el oeste, a Vladivostok, en la costa oriental de la Unión Soviética, frente a Japón.

Ahora muchos están dispuestos a escuchar

Cuando los Testigos celebraron asambleas en 1991 en lo que entonces era la Unión Soviética, el público tuvo la oportunidad de conocerlos más de cerca. ¿Cuál fue la reacción general? En Lviv (Ucrania), un oficial de policía dijo a un asambleísta: “Ustedes sobresalen porque enseñan a otros lo que es bueno, hablan acerca de Dios y no son violentos. Nos hemos preguntado por qué les perseguíamos antes, y hemos llegado a la conclusión de que no les habíamos escuchado y no sabíamos nada de ustedes”. Pero muchos estaban empezando a escuchar, y los testigos de Jehová querían ayudarlos.

Para llevar a cabo eficazmente su obra en estos países, los Testigos necesitaban publicaciones bíblicas. Se hizo un gran esfuerzo por suministrarlas con rapidez. En Selters/Taunus (Alemania), los testigos de Jehová casi doblaron el tamaño de su imprenta. Unas dos semanas después de levantarse la proscripción en la anterior Alemania oriental, se enviaron 21 toneladas de publicaciones a esta zona desde la imprenta de Selters, aunque la ampliación no había concluido aún. Desde que se levantaron las proscripciones en los países de Europa oriental hasta 1992, estos diferentes países recibieron casi 9.100 toneladas de publicaciones en catorce idiomas principales desde Alemania, 633 toneladas desde Italia y otra cantidad desde Finlandia.

Por haber estado aislados en la mayoría de los casos durante muchos años, los Testigos de algunos países también necesitaban ayuda en cuestión de superintendencia de las congregaciones y administración de la organización. Para satisfacer esta apremiante necesidad, se estableció contacto con ancianos experimentados —de Alemania, Estados Unidos, Canadá y otras partes— que, de ser posible, hablaran el idioma del país. ¿Estarían dispuestos a trasladarse a uno de estos países de Europa oriental para suministrar lo que se necesitaba? La respuesta fue realmente grata. En algunos casos se estimó conveniente también enviar a ancianos que habían recibido preparación en la Escuela de Galaad o en la Escuela de Entrenamiento Ministerial.

En 1992 tuvo lugar una sobresaliente asamblea internacional en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia. Unos 17.000 asambleístas procedían de 27 países diferentes aparte de Rusia. Se dio mucha publicidad a la asamblea. Entre los presentes se encontraban personas que nunca antes habían escuchado a los testigos de Jehová. Se alcanzó un máximo de 46.214 asistentes. Había representantes de toda Rusia, algunos de lugares tan lejanos como la isla de Sajalín, situada al este del país, cerca de Japón. Acudieron grupos grandes de Ucrania, Moldova y otros países que anteriormente pertenecían a la U.R.S.S. Todos ellos llevaron buenas noticias. Según los informes, las congregaciones de ciudades tales como Kiev, Moscú y San Petersburgo tenían un promedio de asistencia a las reuniones que suponía el doble o más del número de Testigos. Muchos de los que querían estudiar la Biblia con los testigos de Jehová estaban en listas de espera. Seiscientos asambleístas habían venido de Letonia, y un número aún mayor de Estonia. De una congregación de San Petersburgo, más de cien pensaban bautizarse en la asamblea. Muchos de los que manifiestan interés son jóvenes o personas cultas. Verdaderamente, en este vasto territorio que el mundo ha considerado por tiempo un baluarte del ateísmo, se está efectuando una gran siega espiritual.

Campos blancos para la siega

Estos cambios de actitud respecto a la libertad religiosa hicieron que otros países también levantaran las restricciones que habían impuesto a los testigos de Jehová o les concedieran el reconocimiento legal que por mucho tiempo se les había negado. Muchos de estos lugares estaban listos para que se efectuara una abundante siega espiritual en ellos. Se hallaban en las condiciones descritas por Jesús a sus discípulos con las siguientes palabras: “Alcen los ojos y miren los campos, que están blancos para la siega”. (Juan 4:35.) Examine tan solo unos cuantos lugares de África en los que existía esta situación.

En 1969 se había declarado ilegal en Zambia el ministerio de casa en casa de los testigos de Jehová. Los Testigos zambianos, por tanto, dedicaban más tiempo a conducir estudios bíblicos con los interesados en sus casas. Otros empezaron también a buscar a los Testigos para que les instruyeran. Poco a poco fueron disminuyendo las restricciones gubernamentales, y la asistencia a las reuniones aumentó. En 1992 asistieron 365.828 personas a la Cena del Señor en Zambia, uno de cada veintitrés habitantes.

En Zaire, situado al norte de Zambia, había también miles de personas que querían aprender lo que enseñan los testigos de Jehová sobre el vivir cristiano y el propósito de Dios para la humanidad. Cuando en 1990 las circunstancias permitieron a los Testigos volver a abrir sus Salones del Reino, en algunas zonas asistieron hasta 500 personas a las reuniones. Al cabo de dos años, los 67.917 Testigos que había en Zaire conducían 141.859 estudios bíblicos en los hogares de la gente.

Una cantidad increíble de países estaban concediendo libertad. En 1990 el gobierno de Benín dio la oportunidad de regresar al país a los misioneros de la Watch Tower que habían sido expulsados catorce años antes, y la puerta quedó abierta para más misioneros. Aquel mismo año el ministro de Justicia de la República de Cabo Verde firmó un decreto por el que se aprobaban los estatutos de la corporación nacional Asociación de los Testigos de Jehová, concediéndoles así reconocimiento legal. Posteriormente, en 1991, se levantó la proscripción que se había impuesto a los testigos de Jehová en Mozambique (donde gobernantes anteriores los habían perseguido intensamente), en Ghana (donde habían sufrido restricciones oficiales) y en Etiopía (donde hacía treinta y cuatro años que ni se podía predicar abiertamente ni se podían celebrar asambleas). Antes de finalizar el año, Níger y el Congo también los habían reconocido legalmente. Y a principios de 1992 se levantó la proscripción o se concedió reconocimiento legal a los testigos de Jehová en Chad, Kenia, Ruanda, Togo y Angola.

Todos estos campos estaban listos para la siega espiritual. En Angola, por ejemplo, los Testigos aumentaron rápidamente en un 31%; además, los casi 19.000 proclamadores del Reino del país estaban conduciendo casi 53.000 estudios bíblicos en las casas. Con objeto de dar la ayuda administrativa necesaria para este amplio programa de educación bíblica tanto en Angola como en Mozambique (donde hay muchos que hablan portugués), se invitó a ancianos cualificados de Portugal y Brasil a mudarse a África para continuar allí su ministerio. Varios misioneros de habla portuguesa fueron asignados al territorio recién abierto de Guinea-Bissau. Y se invitó a Testigos capacitados de Francia y otros países a ayudar a realizar la urgente obra de predicar y hacer discípulos en Benín, Chad y Togo, donde una buena parte de la población habla francés.

Entre los lugares que han producido cosechas particularmente abundantes de alabadores de Jehová figuran países y zonas que antes eran baluartes católicos. Además de Latinoamérica, este es el caso de Francia (que informó 119.674 Testigos evangelizadores en 1992), España (donde hubo 92.282), las Filipinas (con 114.335), Irlanda (donde los Testigos aumentan a un ritmo anual de un 8 a un 10%) y Portugal.

La revista noticiera Opção dijo respecto a una asamblea de los Testigos celebrada en Lisboa (Portugal) en 1978, y que contó con 37.567 asistentes: “Para cualquiera que haya estado en Fátima durante el tiempo de las peregrinaciones, esto en realidad es muy diferente. [...] Aquí [en la asamblea de los testigos de Jehová] desaparece el misticismo, y lo que hay es la celebración de una reunión en la cual creyentes que están en armonía consideran sus problemas, su fe y su punto de vista espiritual. La conducta de unos para con otros da la marca distintiva de una relación afectuosa”. En la década siguiente la cantidad de Testigos aumentó en Portugal casi un 70%.

¿Y qué se puede decir de Italia? En este país, algunos seminarios católicos se han visto obligados a cerrar sus puertas debido a una grave escasez de aspirantes al sacerdocio. Un gran número de iglesias se han quedado sin cura párroco. En muchos casos, los edificios de las iglesias se han convertido en tiendas u oficinas. Así y todo, la Iglesia ha luchado mucho por detener a los testigos de Jehová. En los pasados años ha presionado a las autoridades para que expulsen a los misioneros de los Testigos y ha pedido que la policía suspenda sus reuniones. Durante la década de los ochenta, los párrocos de algunas zonas hicieron que se pegaran rótulos en todas las puertas (incluidas las de algunos que resultaron ser testigos de Jehová), en los que se leía: “No llamar. Somos católicos”. En los periódicos aparecieron los siguientes titulares: “Grito de alarma de la Iglesia en contra de los testigos de Jehová” y “‘Guerra santa’ contra los testigos de Jehová”.

Cuando el clero judío del siglo primero intentó silenciar a los apóstoles, Gamaliel, maestro de la Ley, dio el siguiente consejo sensato: “Si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada; pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos”. (Hech. 5:38, 39.) ¿Cuál fue el resultado de que el clero católico del siglo XX intentara silenciar a los testigos de Jehová? La obra de los 120 Testigos que había en Italia en 1946 no se fue abajo. Al contrario: en 1992 hubo 194.013 Testigos activos en 2.462 congregaciones por todo el país. Estos han inundado Italia de su enseñanza de la Palabra de Dios. Desde 1946 han dedicado más de 550 millones de horas a hablar del Reino de Dios a los italianos. Durante las conversaciones que han tenido con ellos, los Testigos les han dejado millones de Biblias y más de 400 millones de libros, folletos y revistas que hablan de las Escrituras. Quieren asegurarse de que la población italiana reciba la oportunidad de declararse de parte de Jehová antes del Armagedón. Efectúan esta labor teniendo en cuenta lo que el apóstol Pablo escribió en 2 Corintios 10:4, 5, a saber: “Las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de Dios”.

Los testigos de Jehová no dirigen su atención solo a los anteriores baluartes católicos. Saben que Jesucristo dijo: “En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas”. (Mar. 13:10.) Y esa es la obra que hacen los Testigos. En 1992, 12.168 Testigos hablaron a la gente de la India sobre el Reino de Dios. En la República de Corea predicaron otros 71.428. En Japón, donde el número crece de mes en mes, hubo 171.438. Los Testigos también siguieron esforzándose por llegar a países donde todavía no se había predicado, o se había predicado poco.

A finales de la década de los setenta pudieron llevar el mensaje del Reino por primera vez a los habitantes de las islas Marquesas y la isla de Kosrae, situadas en el océano Pacífico. También llegaron a Bután, que colinda con el sur de China, y a las islas Comores, cercanas a la costa oriental africana. Durante los años ochenta llegaron por primera vez informes de la predicación de los testigos de Jehová en las islas Wallis y Futuna, así como en las islas de Nauru y de Rota, todas en el suroeste del Pacífico. Algunas de estas islas son relativamente pequeñas; pero tienen habitantes, y sus vidas son preciosas. Los testigos de Jehová tienen muy en cuenta la profecía de Jesús de que antes de que llegara el fin el mensaje del Reino se predicaría “en toda la tierra habitada”. (Mat. 24:14.)

Se llega a la gente donde y cuando es posible

Aunque los testigos de Jehová siguen comunicándose con la gente principalmente mediante la predicación de casa en casa, se dan cuenta de que ni siquiera con este método sistemático llegan a todas las personas. Con un sentido de urgencia, siguen buscando a la gente dondequiera que puedan hallarla. (Compárese con Juan 4:5-42; Hechos 16:13, 14.)

Cada vez que atraca un barco en los muelles de los puertos alemanes u holandeses, aunque sea por poco tiempo, los testigos de Jehová procuran visitarlos. Predican primero al capitán y luego a la tripulación. Los hermanos llevan publicaciones bíblicas en muchos idiomas para los hombres. En los mercados de Chad (África central), se ven con frecuencia grupos de quince a veinte personas alrededor de un testigo de Jehová que les habla de la esperanza del Reino de Dios. Los Testigos de Auckland (Nueva Zelanda) se turnan para hablar a los vendedores y a los miles de compradores que acuden los sábados por la mañana a los mercados de baratijas y objetos usados. En Guayaquil (Ecuador), los Testigos ofrecen un folleto conveniente o La Atalaya y ¡Despertad! a las personas que pasan por los terminales de autobús, muchas de ellas procedentes de puntos distantes del país. Los trabajadores nocturnos de los mercados de comestibles que están abiertos las veinticuatro horas en la ciudad de Nueva York reciben visitas de los Testigos en su trabajo, pues a ellos también se les ha de dar la oportunidad de escuchar las buenas nuevas.

Cuando viajan en avión, tren, autobús o ferrocarril subterráneo, muchos testigos de Jehová comunican las preciosas verdades bíblicas a otros pasajeros. Durante el descanso para el almuerzo en el trabajo o en la escuela, y también cuando vienen vendedores a sus puertas, se valen de la ocasión para dar testimonio. Saben que muchas de estas personas quizás no estén en su casa cuando los Testigos hacen sus visitas regulares.

Aunque predican a otros, no se olvidan tampoco de su familia inmediata ni de otros parientes. Ahora bien, cuando la Testigo argentina María Caamano trató de explicar a sus familiares lo emocionada que estaba por lo que había aprendido de la Biblia, estos, o se burlaron de ella, o se mostraron indiferentes. En lugar de darse por vencida, la hermana hizo un viaje de 1.900 kilómetros para predicar a otros familiares suyos, y algunos respondieron. Poco a poco, otros también escucharon. Hoy en día, más de ochenta adultos y más de cuarenta niños de su familia han abrazado las verdades bíblicas y las están transmitiendo a otros.

Con el fin de ayudar a sus parientes, Michael Regan regresó a su ciudad natal, Boyle, situada en el condado irlandés de Roscommon. Les predicó a todos. A su sobrina le impresionó la jovialidad y el modo de vida sano de los hijos de Michael. Su esposo y ella aceptaron un estudio bíblico enseguida. Cuando se bautizaron, el padre de ella le prohibió ir a la casa de la familia. No obstante, su postura se ablandó gradualmente y al final aceptó algunas publicaciones con la intención de desenmascarar las “falsedades” de los Testigos. Pero no tardó en darse cuenta de que lo que estaba leyendo era la verdad, y con el tiempo se bautizó. En la actualidad se asocian con la congregación más de veinte miembros de la familia, la mayoría de los cuales ya se han bautizado.

¿Y los presos? ¿Podrían beneficiarse ellos del mensaje del Reino de Dios? Los testigos de Jehová no los pasan por alto. En una penitenciaría norteamericana en la que había reclusos que estudiaban la Biblia con los testigos de Jehová y además asistían a las reuniones periódicas que estos celebraban en la prisión, se obtuvieron tan buenos resultados que la administración del establecimiento permitió que se celebraran asambleas en su recinto. A estas asistían no solo los prisioneros, sino también miles de Testigos de afuera. En otros países se está haciendo todo lo posible por predicar a hombres y mujeres que están en prisión.

Los testigos de Jehová no creen que el estudio de la Biblia vaya a reformar a todos los presidiarios. Pero saben por experiencia que se puede ayudar a algunos, así que quieren darles la oportunidad de abrazar la esperanza del Reino de Dios.

Intentos continuos por llegar a los corazones

Los testigos de Jehová visitan a la gente una y otra vez. Tal como los primeros discípulos de Jesús, ‘van continuamente’ a las personas de sus territorios asignados para tratar de despertar su interés en el Reino de Dios. (Mat. 10:6, 7.) En algunos lugares solo pueden visitar a todos los amos de casa de su sector una vez al año; en otras partes los visitan varias veces al año. En el área metropolitana de Lisboa (Portugal), donde hay una proporción de un Testigo por cada 160 habitantes, los Testigos visitan a la gente casi todas las semanas. En Venezuela hay ciudades cuyo territorio se cubre con regularidad más de una vez por semana.

La intención de los testigos de Jehová al visitar repetidas veces a la gente no es obligarla a aceptar el mensaje bíblico. Lo único que pretenden es darle la oportunidad de tomar una decisión sensata. Hoy algunas personas quizás digan que no están interesadas; pero cambios drásticos en su vida o en las condiciones mundiales las pueden hacer más receptivas en otra ocasión. Por prejuicios o simplemente por estar muy ocupados, muchos nunca han escuchado en realidad lo que enseñan los Testigos. Pero puede que presten atención si reciben visitas amistosas con frecuencia. A la gente normalmente le impresiona la honradez e integridad moral de los Testigos que viven en su vecindario o que trabajan con ellos. El resultado de esto es que, con el tiempo, algunos se han interesado lo suficiente como para averiguar de qué trata su mensaje. Tal fue el caso de una venezolana que, después de aceptar con gusto información impresa y un estudio bíblico gratuito en su casa, dijo: “Nunca antes me había explicado nadie estas cosas”.

Los Testigos tratan de llegar con bondad al corazón de aquellos con quienes hablan. En Guadalupe, donde en 1992 hubo un Testigo por cada 57 habitantes, los amos de casa suelen decir: “No me interesa”. Eric Dodote respondía a esta objeción: “Le entiendo, y me pongo en su lugar”. Entonces añadía: “Pero, dígame, ¿le gustaría vivir en mejores condiciones que las actuales?”. Después de escuchar la respuesta del amo de casa, le mostraba en la Biblia que Dios hará que existan tales condiciones en Su nuevo mundo.

Se cubre el territorio más minuciosamente

En los últimos años, en algunos países se ha hecho cada vez más difícil encontrar a la gente en su hogar. Con frecuencia ambos cónyuges trabajan fuera de casa, y durante los fines de semana puede que también salgan para distraerse. En muchos países los testigos de Jehová hacen frente a esta situación dedicando más tiempo a predicar de casa en casa al anochecer. Algunos Testigos de Gran Bretaña vuelven entre las seis y las ocho de la tarde a las casas donde no encontraron a nadie antes, y otros incluso hacen tales visitas antes de las ocho de la mañana para tratar de hablar con la gente antes de que se vaya al trabajo.

Hasta cuando las personas están en casa, puede ser muy difícil hablar con ellas sin invitación previa, debido a las estrictas medidas de seguridad adoptadas donde hay mucha delincuencia. Pero en Brasil, cuando algunas de estas personas con las que cuesta contactar van a caminar por la mañana temprano al paseo construido con tablas en la playa de Copacabana, es posible que se dirija a ellos un celoso Testigo que también ha madrugado para hablar con otros sobre cómo el Reino de Dios va a resolver los problemas de la humanidad. En París (Francia), cuando la gente regresa a sus apartamentos al anochecer, a veces se encuentran cerca de la entrada del edificio a una afable pareja de Testigos que está esperando para conversar con los vecinos que estén dispuestos a dedicar unos minutos a oír hablar sobre cómo Dios va a lograr que haya verdadera seguridad. En Honolulú, la ciudad de Nueva York y muchos otros lugares, también se está tratando de establecer comunicación por teléfono con los residentes de los edificios de alta seguridad.

Aun si consiguen hablar con alguien en cada casa, los Testigos no dan por concluida su labor. Su deseo es llegar a cuantos sea posible en cada casa. A veces se logra este objetivo volviendo a horas diferentes o en días diferentes. En Puerto Rico, un ama de casa le dijo a una Testigo que no estaba interesada, y esta le preguntó entonces si había alguien más en la casa con quien pudiera hablar. A esto siguió una conversación con el hombre de la casa, que llevaba catorce años enfermo sin apenas levantarse de la cama. Este se emocionó cuando supo de la esperanza que da la Palabra de Dios. Recuperado su interés en la vida, en breve pudo levantarse de la cama, empezar a asistir a las reuniones del Salón del Reino y dar a conocer a otros su nueva esperanza.

Se da más testimonio al acercarse el fin

Ha habido otro factor que ha contribuido considerablemente a que se intensifique la predicación en los últimos años, a saber, el aumento en la cantidad de Testigos que sirven de precursores. Debido a su intenso deseo de dedicar la mayor cantidad posible de tiempo a servir a Dios, y a su interés altruista en su semejante, se organizan para pasar 60, 90, 140 o más horas al mes en el ministerio del campo. Tal como el apóstol Pablo cuando predicó en Corinto (Grecia), los que emprenden el servicio de precursor llegan a ‘estar intensamente ocupados con la palabra’ y tratan de predicar a cuantas personas les es posible acerca del Reino Mesiánico. (Hech. 18:5.)

En 1975 hubo 130.225 precursores en todo el mundo. Para 1992 la cantidad había ascendido a un promedio mensual de 605.610 (incluidos los precursores regulares, auxiliares y especiales). Esto quiere decir que, durante este período en que la cifra mundial de Testigos aumentó en un 105%, los que participaban en el ministerio de tiempo completo aumentaron en un 365%. En consecuencia, la cantidad de tiempo dedicado a la predicación aumentó de unos 382 millones a más de mil millones de horas al año.

‘El pequeño ha llegado a ser mil’

Jesucristo dio a sus discípulos la comisión de ser testigos de él hasta la parte más distante de la Tierra. (Hech. 1:8.) Mediante el profeta Isaías, Jehová había predicho: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isa. 60:22.) Los registros muestran claramente que los testigos de Jehová están haciendo la obra predicha por Jesús, y han experimentado el aumento que Dios mismo prometió.

Al fin de la II Guerra Mundial la mayoría de los Testigos se hallaban en Norteamérica y Europa; había algunos en África; y otros, integrados en grupos más pequeños, estaban esparcidos por todo el planeta. De ninguna manera habían llevado el mensaje del Reino a todo país, ni habían llegado a todo rincón de los países donde predicaban. Pero esa situación ha cambiado con una rapidez increíble.

Examine el caso de Norteamérica, que se extiende desde Canadá, al norte, hasta Panamá, con ocho países entre ambos, además del estado de Alaska. Para 1945 había 81.410 Testigos en esta extensa zona. Cuatro países informaban menos de veinte Testigos cada uno, y en un país no existía ningún tipo de predicación organizada. Desde entonces se ha dado un testimonio intenso e ininterrumpido en todos estos países. En 1992 hubo 1.440.165 testigos de Jehová en esta parte de la Tierra. En casi todos estos países cada Testigo tiene, como promedio, tan solo unos cuantos centenares de personas a quienes predicar. Un porcentaje alto de la población recibe visitas de los Testigos con intervalos de pocos meses; a muchos se los visita semanalmente. Se están conduciendo con regularidad más de 1.240.000 estudios bíblicos en los hogares, para beneficio de personas solas o de grupos que muestran interés.

¿Y qué se puede decir de Europa? Esta parte del planeta se extiende, de norte a sur, desde Escandinavia hasta el Mediterráneo. Con la excepción de la mayor parte de lo que solía conocerse como la Unión Soviética, en Europa ya se había dado un testimonio extenso antes de la II Guerra Mundial. Nuevas generaciones han crecido desde entonces, y a ellos también se les está mostrando con las Escrituras que el Reino de Dios pronto reemplazará a todos los gobiernos humanos. (Dan. 2:44.) De los pocos miles de Testigos que predicaron bajo severas restricciones durante la guerra, el número de proclamadores del Reino en los 47 países cuyos informes se publicaron en 1992 había aumentado en ese año a 1.176.259, cantidad que incluye a los que viven en lugares que antes formaban parte de las repúblicas soviéticas europeas y asiáticas. En cinco países —Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Polonia— había más de 100.000 celosos Testigos. ¿Y qué hacían todos esos Testigos? Su informe de 1992 muestra que durante aquel año dedicaron más de 230.000.000 de horas a predicar públicamente, hacer visitas de casa en casa y conducir estudios bíblicos en los hogares. Estos Testigos no se olvidaron de evangelizar ni siquiera en la pequeña república de San Marino, los principados de Andorra y Liechtenstein, ni Gibraltar. Verdaderamente se estaba dando el testimonio predicho.

África también está recibiendo un testimonio extenso. Los registros muestran que hasta 1945 las buenas nuevas habían llegado a veintiocho países del continente, pero en realidad se había predicado muy poco en la mayoría de ellos. Desde entonces, no obstante, se ha logrado mucho. En 1992, 545.044 celosos Testigos predicaron las buenas nuevas en 45 países del continente africano. En la celebración de la Cena del Señor de aquel año hubo 1.834.863 presentes. De modo que, además del tremendo aumento que ya se ha producido, hay un extraordinario potencial de mayor expansión.

El informe de Sudamérica no es menos sobresaliente. Aunque el mensaje bíblico ya había llegado a doce de los trece países sudamericanos antes de la II Guerra Mundial, en aquel entonces solo había un total de veintinueve congregaciones en estos países, y en algunos de ellos no se había organizado todavía la predicación. La mayor parte de la obra de predicar el Reino estaba por hacer. Los Testigos sudamericanos han trabajado con vigor desde entonces. Los que han sido refrescados por el agua de la vida invitan gustosamente a otros a ‘venir y tomar gratis el agua de la vida’. (Rev. 22:17.) En 1992, en Sudamérica hubo 683.782 siervos de Jehová, en 10.399 congregaciones, que participaron con gozo en esta obra. Algunos trabajaron en zonas donde no se había dado un testimonio cabal. Otros hicieron repetidas visitas en lugares donde ya se había dado testimonio, para animar a las personas a ‘gustar y ver que Jehová es bueno’. (Sal. 34:8.) Condujeron con regularidad 905.132 estudios bíblicos en las casas para ayudar a las personas interesadas a adoptar los caminos de Jehová como su modo de vivir.

Fíjese también en Asia y las muchas islas y archipiélagos que hay en todo el orbe. ¿Qué se ha conseguido en esos lugares? Hasta finales de la II Guerra Mundial, en muchos de ellos apenas se había proclamado el Reino. Pero Jesucristo predijo que estas buenas nuevas del Reino se predicarían “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”. (Mat. 24:14.) En armonía con la profecía, durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial la predicación de las buenas nuevas, que hasta entonces había llegado a 76 de estos países, islas y archipiélagos, se extendió a otros 40, y se intensificó en los lugares donde ya se había predicado. En 1992, 627.537 Testigos celosos se regocijaron dando a conocer “los actos poderosos de [Jehová] y la gloria del esplendor de su gobernación real” en todo este inmenso territorio. (Sal. 145:11, 12.) Su ministerio no fue fácil. En algunos lugares tuvieron que viajar durante horas en barco o avión para llegar a islas remotas de su territorio. No obstante, durante 1992 dedicaron más de 200.000.000 de horas a evangelizar, y condujeron regularmente 685.211 estudios bíblicos en las casas.

La promesa de que ‘el pequeño llegaría a ser mil’ sin duda alguna se ha cumplido, y con creces. En más de cincuenta países en los que no había ni siquiera un ‘pequeño’ —donde no había ningún testigo de Jehová en 1919 y donde no se había predicado en absoluto— en la actualidad hay más de mil alabadores de Jehová. En algunos países de estos, hay ahora decenas de miles, e incluso más de cien mil testigos de Jehová que proclaman celosamente el Reino de Dios. Los testigos de Jehová se han convertido en “una nación poderosa” que forman una congregación mundial unida más numerosa que la población de por lo menos ochenta naciones independientes del planeta.

¿Cuánto testimonio se dará en los “otros países”?

Lo mencionado hasta ahora incluye a los “otros países”, cuya cantidad en 1992 aún ascendía a veinticuatro. Estos son los países donde los testigos de Jehová estuvieron bajo severas restricciones gubernamentales y de los que no se publican informes detallados. En algunos de estos países se ha dado mucho testimonio. En otros, en cambio, el número de Testigos es bastante reducido. Todavía hay quien no ha escuchado el mensaje del Reino. Sin embargo, los testigos de Jehová confían en que se dará el testimonio necesario. ¿Por qué?

Porque las Escrituras muestran que el propio Jesucristo está supervisando la obra desde su trono celestial. (Mat. 25:31-33.) Bajo su dirección, un ‘ángel que vuela en medio del cielo’ está encargado de declarar buenas nuevas eternas y de instar “a toda nación y tribu y lengua y pueblo” a ‘temer a Dios y darle gloria’. (Rev. 14:6, 7.) No existe poder en el cielo ni en la Tierra que pueda impedir que Jehová atraiga a sí a los que están “correctamente dispuestos para vida eterna”. (Hech. 13:48; Juan 6:44.)

Ningún lugar de la Tierra está tan aislado como para que el mensaje del Reino no pueda llegar a él. Se reciben visitas de familiares; llegan noticias por teléfono y por correo, y hombres de negocio, trabajadores, estudiantes y turistas se comunican con gente de otras naciones. Hoy, como en el pasado, se sigue dando a conocer por estos medios la trascendental noticia de que Jehová ha entronizado a su Rey celestial y le ha dado autoridad sobre las naciones. Los ángeles se encargan de que se llegue a los que tienen hambre y sed de verdad y justicia.

Si es la voluntad del Señor que el mensaje del Reino se predique de forma más directa en las zonas donde los gobiernos lo han impedido hasta ahora, Dios puede producir un cambio de condiciones que obligue a esos gobiernos a cambiar de política. (Pro. 21:1.) Y dondequiera que se les abran nuevas puertas, los testigos de Jehová con mucho gusto se encargarán de que las personas de esas tierras reciban toda la ayuda posible para conocer el propósito amoroso de Jehová. Están resueltos a seguir sirviendo sin interrupción hasta que Jehová mediante Jesucristo diga que la obra ha concluido.

En 1992 los testigos de Jehová predicaron en 229 países. Para ese año las buenas nuevas del Reino de Dios habían llegado de diferentes modos a 235 países. En diez de estos se predicó por primera vez después de 1975.

¿Qué intensidad tuvo el testimonio que se dio? Pues bien, durante los treinta años que siguieron a la II Guerra Mundial los testigos de Jehová dedicaron 4.635.265.939 horas a predicar y enseñar las verdades referentes al nombre y el Reino de Jehová. Sin embargo, durante los siguientes quince años (justo la mitad de tiempo), con más Testigos y una mayor proporción de ellos en el servicio de tiempo completo, se dedicaron 7.858.677.940 horas a predicar públicamente y de casa en casa, así como a conducir estudios bíblicos en las casas. Y la intensidad de la obra continuó aumentando, pues en el año de servicio de 1990-1991 se informaron otros 951.870.021 horas, y más de mil millones al año siguiente.

La cantidad de publicaciones bíblicas distribuidas por los Testigos para dar publicidad al Reino, así como la diversidad de idiomas en los que las editan, no tiene paralelo en ninguna otra actividad humana. Los registros son incompletos; pero los informes que se tienen muestran que entre los años 1920 y 1992 se dejaron en manos de gente interesada 10.107.565.269 libros, folletos y revistas, así como miles de millones de tratados, en 294 idiomas.

Al escribirse estas palabras, aún no ha concluido la obra de predicar por todo el mundo. Pero la labor que se ha realizado y las circunstancias en las que se ha hecho dan prueba inequívoca de la acción del espíritu de Dios.

[Comentario en la página 502]

Las asambleas grandes y la conducta cristiana de los asistentes captaron la atención de la gente

[Comentario en la página 505]

“En lo que se refiere a orden, apacibilidad y limpieza, los asambleístas son ejemplares”

[Comentario en la página 507]

Se celebraron asambleas históricas en lugares donde los Testigos habían estado proscritos por décadas

[Comentario en la página 508]

Se enviaron miles de toneladas de publicaciones bíblicas a países de Europa oriental

[Comentario en la página 509]

Algunos ancianos capacitados se ofrecieron para mudarse a países donde había necesidad especial de ayuda

[Comentario en la página 516]

Su deseo es hablar con cuantas personas sea posible en cada casa

[Comentario en la página 518]

Aumento tremendo y potencial de mayor expansión

[Gráficos/Fotografías en la página 513]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Aumento de los proclamadores del Reino en el Oriente

India

10.000

5.000

1950 1960 1970 1980 1992

República de Corea

60.000

30.000

1950 1960 1970 1980 1992

Japón

150.000

100.000

50.000

1950 1960 1970 1980 1992

[Fotografía en la página 503]

En 1985, en Brasil se utilizaron simultáneamente el estadio del Morumbi, en São Paulo (abajo), y el estadio del Maracanã, en Río de Janeiro, para acomodar a las multitudes que acudieron a la asamblea de los testigos de Jehová

[Fotografías en la página 504]

Algunos de los que iban a bautizarse en Chorzów (Polonia) en 1989

[Fotografías en la página 506]

Asambleas históricas de 1991

Praga (Checoslovaquia)

Tallin (Estonia) (derecha)

Zagreb (Croacia) (derecha)

Budapest (Hungría) (arriba)

Baia Mare (Rumania) (derecha)

Usolje-Sibirskoje (Rusia) (abajo)

Alma-Ata (Kazajstán) (arriba)

Kiev (Ucrania) (izquierda)

[Fotografías en la página 511]

Asamblea internacional de los testigos de Jehová en San Petersburgo (Rusia) en 1992

Agradable espíritu internacional

De Rusia

De Moldova

De Ucrania

Muchos de los presentes eran jóvenes

M. G. Henschel (izquierda) habla del programa con Stepan Kozhemba (centro), mediante un intérprete

Asambleístas extranjeros llevaron Biblias en ruso para los Testigos de toda Rusia

[Fotografías en la página 512]

En los años ochenta la Iglesia Católica declaró la guerra a los Testigos, según estos recortes de periódicos italianos

[Fotografía en la página 514]

Cada vez que atraca un barco en Rotterdam (Países Bajos), se presentan los Testigos para hablar a la tripulación sobre el Reino de Dios

[Fotografía en la página 515]

Aun donde el territorio se cubre con frecuencia, como en Guadalupe, los Testigos siguen esforzándose por llegar al corazón de sus vecinos con las buenas nuevas