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Siguen manteniéndose alerta

Siguen manteniéndose alerta

Capítulo 33

Siguen manteniéndose alerta

“PUESTO que Jesús dijo claramente que ningún hombre podía conocer ‘aquel día’ ni ‘la hora’ en que el Padre ha de ordenar a su Hijo ‘que venga’ contra el inicuo sistema de cosas de Satanás, quizás algunos pregunten: ‘¿Por qué es tan urgente que vivamos a la expectativa del fin?’. Es urgente porque casi al mismo tiempo Jesús agregó: ‘Sigan mirando, manténganse despiertos [...] manténganse alerta’ (Marcos 13:32-35)”. (La Atalaya, 1 de diciembre de 1984.)

Por décadas los testigos de Jehová se han mantenido alerta. ¿Pendientes de qué? Pendientes del regreso de Jesús con el poder del Reino para ejecutar sentencia contra el inicuo sistema de cosas de Satanás y extender por toda la Tierra los beneficios de su gobernación real. (Mat. 6:9, 10; 24:30; Luc. 21:28; 2 Tes. 1:7-10.) Aquellos que se mantienen alerta saben que la “señal” de la presencia de Jesús se ha hecho evidente desde 1914 y que en aquel año el sistema de cosas actual entró en sus últimos días. (Mat. 24:3–25:46.)

Pero Jesús no ha llegado aún como Ejecutor de la justicia y Libertador. Por eso, ¿cómo ven los testigos de Jehová su situación actual?

‘Plenamente seguros’ de su entendimiento

Como congregación mundial tienen “la plena seguridad de su entendimiento”. (Col. 2:2.) No se trata de que comprendan todo detalle de los propósitos de Jehová. Siguen investigando las Escrituras con mente receptiva y siguen aprendiendo. Pero lo que aprenden no cambia su punto de vista básico respecto a las verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Están ‘plenamente seguros’ de estas verdades que son como cimientos; las han reconocido y aceptado ya por muchas décadas. Sin embargo, lo que aprenden les ayuda a entender cada vez mejor cómo encajan ciertos textos en el modelo general de la verdad bíblica y cómo pueden aplicar más de lleno el consejo de la Palabra de Dios a su propia vida.

Los testigos de Jehová también tienen “plena seguridad” respecto a las promesas de Dios. Tienen confianza absoluta en que ninguna de sus promesas fallará ni en el detalle más pequeño, y en que todas se cumplirán a su tiempo señalado. El cumplimiento de la profecía bíblica que han visto y experimentado les garantiza que el mundo actual se halla en su “tiempo del fin” y que pronto se realizará la promesa de Dios de que habrá un nuevo mundo justo. (Dan. 12:4, 9; Rev. 21:1-5.)

Entonces, ¿qué deberían estar haciendo? “Sigan mirando, manténganse despiertos, —les mandó Jesús— porque no saben cuándo es el tiempo señalado. Por lo tanto, manténganse alerta [...] para que, cuando [el Amo] llegue de súbito, no los halle durmiendo. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta.” (Mar. 13:33, 35-37.) Los testigos de Jehová están muy al tanto de que es preciso que se mantengan alerta.

El anhelo excesivo que a veces han mostrado con relación al cumplimiento de ciertas profecías no cambia la prueba que se ha acumulado desde la I Guerra Mundial de que nos hallamos en la conclusión del sistema de cosas. Ciertamente es mucho mejor tener el deseo —aunque este sea excesivo— de ver realizada la voluntad de Dios, que estar dormido en sentido espiritual en lo que respecta al cumplimiento de sus propósitos. (Compárese con Lucas 19:11; Hechos 1:6; 1 Tesalonicenses 5:1, 2, 6.)

¿Qué implica mantenerse alerta?

¿Cómo mantenerse alerta?

Los cristianos que se mantienen alerta no son personas que sencillamente se cruzan de brazos y esperan. Todo lo contrario. Tienen que mantenerse en una buena condición espiritual de manera que, cuando Jesús venga como Ejecutor, resulte ser para ellos un Libertador. (Luc. 21:28.) “Presten atención a sí mismos —advirtió Jesús— para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. [...] Manténganse despiertos.” (Luc. 21:34-36.) De modo que los cristianos que se mantienen alerta primero tienen que ‘prestar atención a sí mismos’ y ejercer cuidado para vivir cada día como debe hacerlo el cristiano. Tienen que mantenerse bien despiertos en cuanto a sus responsabilidades cristianas y evitar la conducta no cristiana que caracteriza a un mundo que “yace en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19; Rom. 13:11-14.) Cuando Cristo llegue, tienen que estar listos.

¿Quiénes se han mantenido realmente despiertos, en una buena condición espiritual? La historia presentada en los capítulos anteriores de esta publicación señala a los testigos de Jehová. Es evidente que estos toman muy en serio las responsabilidades que implica ser cristiano. Por ejemplo, en tiempos de guerra han estado dispuestos a sufrir encarcelamiento y muerte por mantenerse alerta en cuanto a la obligación de no ser parte del mundo y mostrarse amor abnegado unos a otros. (Juan 13:34, 35; 17:14, 16.) Las personas que los observan en sus Salones del Reino, en sus grandes asambleas o hasta en su empleo seglar quedan impresionadas por su ‘conducta excelente’. (1 Ped. 2:12.) En este mundo que ha “llegado a estar más allá de todo sentido moral”, se han ganado la reputación de llevar vidas honradas y moralmente limpias. (Efe. 4:19-24; 5:3-5.)

Sin embargo, mantenerse alerta implica más que sencillamente ‘prestar cada uno atención a sí mismo’. El trabajo de un vigía o atalaya es anunciar a otros lo que ve. En este tiempo del fin, los cristianos observadores que ven con claridad la señal de la presencia de Cristo tienen que proclamar a otros las “buenas nuevas del reino” y advertirles de que dentro de poco Cristo vendrá y ejecutará la sentencia contra este sistema de cosas inicuo. (Mat. 24:14, 30, 44.) De esta manera ayudan a otros a ponerse en camino a “su liberación”. (Luc. 21:28.)

¿Quiénes han demostrado estar alerta dando la advertencia? En todo el mundo se conoce a los testigos de Jehová por su celo al proclamar el nombre de Dios y su Reino. No reservan la predicación para una clase clerical selecta. Se dan cuenta de que es una responsabilidad de todos los creyentes. La consideran parte fundamental de su adoración. (Rom. 10:9, 10; 1 Cor. 9:16.) ¿Qué resultados ha tenido esto?

Actualmente componen una congregación creciente de millones de miembros, activos en más de doscientas veinte naciones de toda la Tierra. (Isa. 60:22; compárese con Hechos 2:47; 6:7; 16:5.) Algunos de los gobiernos más poderosos de la historia humana han proscrito su obra, hasta se les ha perseguido y enviado a prisión. ¡Pero los testigos de Jehová han seguido proclamando el Reino de Dios! Su determinación es como la de los apóstoles, que, al ordenárseles que cesaran de predicar, dijeron: “En cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”. “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” (Hech. 4:18-20; 5:27-29.)

‘Manténganse en expectación de ella’

Hoy la situación de los testigos de Jehová es similar a la de los cristianos de Judea en el siglo primero. Jesús les había dado una señal que les permitiría saber cuándo huir de Jerusalén para no ser destruidos con ella. Dijo: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, [...] echen a huir”. (Luc. 21:20-23.) Poco más de treinta años después, en 66 E.C., Jerusalén fue rodeada por los ejércitos de Roma. Cuando de súbito las fuerzas romanas se retiraron sin motivo aparente, los cristianos de Judea siguieron las instrucciones de Jesús y huyeron —no solo de Jerusalén, sino de toda la zona de Judea— a una ciudad de Perea llamada Pela.

Allí esperaron seguros. Llegó y pasó el año 67 E.C. También los años 68 y 69. Sin embargo, Jerusalén seguía libre. ¿Deberían regresar? Después de todo, Jesús no les había dicho cuánto tiempo tenían que esperar. Pero si algunos regresaron fue para su perjuicio, pues en 70 E.C. los ejércitos romanos volvieron en cantidades tan grandes que su impacto fue como el de una inundación que no se puede detener, y esta vez no se retiraron. Más bien, destruyeron la ciudad y mataron a más de un millón de personas. ¡Qué contentos tienen que haberse sentido los cristianos de Judea en Pela por haberse mantenido a la espera del tiempo designado por Jehová para ejecutar su sentencia!

Lo mismo sucede con los que se mantienen alerta hoy. Se dan cuenta de que, mientras más nos adentramos en el tiempo del fin, más difícil será mantenerse en expectación de la venida de Jesús. Pero no han perdido la fe en estas palabras de él: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. (Mat. 24:34.) La expresión “estas cosas” se refiere a los diferentes rasgos de la “señal” compuesta. Esta señal se ha visto con claridad desde 1914 y culminará en la “gran tribulación”. (Mat. 24:21.) La “generación” que vivía en 1914 está desapareciendo rápidamente. El fin no puede estar lejos.

Mientras tanto, los testigos de Jehová están completamente resueltos a mantenerse alerta, con plena fe en que Dios cumplirá todas sus promesas a su tiempo debido. Toman a pecho las palabras de Jehová al profeta Habacuc. Respecto a que Jehová aparentemente estuviera tolerando la maldad en el reino de Judá durante la última parte del siglo VII a.E.C., Él le dijo al profeta: “Escribe la visión [respecto al fin de las condiciones opresivas], y ponla claramente sobre tablas, para que el que lea de ella en voz alta lo haga con afluencia. Porque la visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si [pareciera que] tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde”. (Hab. 1:2, 3; 2:2, 3.) De manera similar, los testigos de Jehová confían en Su rectitud y justicia, y esto les ayuda a mantener su equilibrio y a esperar el “tiempo señalado” de Jehová.

F. W. Franz, quien se bautizó en 1913, expresó bien el sentir de los testigos de Jehová. En 1991, como presidente de la Sociedad Watch Tower, dijo:

“Nuestra esperanza es segura, y se cumplirá por completo en el caso de todos y cada uno de los 144.000 miembros del rebaño pequeño a un grado que sobrepasará hasta lo que nos hemos imaginado. Los del resto que estábamos vivos para el año 1914 —cuando todos esperábamos ir al cielo— no hemos perdido nuestro sentido del valor de esa esperanza. En vez de eso, estamos tan convencidos de ella como siempre lo hemos estado, y la apreciamos más aún mientras más tiempo tenemos que esperarla. Es algo que vale la pena esperar, aunque requiriera un millón de años. Tengo nuestra esperanza en más alta estima que nunca antes, y jamás quiero perder el aprecio que le tengo. La esperanza del rebaño pequeño también asegura que la expectación de la gran muchedumbre de las otras ovejas se cumplirá, sin posibilidad alguna de que falle, más allá de lo más prometedor que nos imaginemos. Por eso seguimos firmes hasta este mismo momento, y nos mantendremos firmes hasta que Dios de hecho haya demostrado que es fiel a sus ‘preciosas y grandiosísimas promesas’.” (2 Ped. 1:4; Núm. 23:19; Rom. 5:5.)

Se acerca rápidamente el tiempo en que la presencia de Cristo con poder real se hará claramente manifiesta a toda la humanidad. Entonces, los que estén vigilantes ‘recibirán el cumplimiento de la promesa’. (Heb. 10:36.) Sí, se satisfarán sus esperanzas hasta un grado ‘que no se pueden imaginar’. ¡Qué felices y agradecidos estarán de haber sido los únicos que en los últimos días del inicuo sistema de cosas siguieron manteniéndose vigilantes y que proclamaron con celo el Reino de Dios!

[Comentario en la página 713]

Completamente seguros de que el mundo actual se halla en su “tiempo del fin”

[Comentario en la página 714]

Ejercen cuidado para vivir cada día como debe hacerlo el cristiano

[Comentario en la página 715]

¿Quiénes han demostrado estar alerta dando la advertencia?

[Comentario en la página 716]

“Tengo nuestra esperanza en más alta estima que nunca antes, y jamás quiero perder el aprecio que le tengo.”—F. W. Franz

[Recuadro/Fotografía en la página 717]

Informes de la testificación mundial

Año Países

1920 ....... 46

1925 ....... 83

1930 ....... 87

1935 ...... 115

1940 ...... 112

1945 ...... 107

1950 ...... 147

1955 ...... 164

1960 ...... 187

1965 ...... 201

1970 ...... 208

1975 ...... 212

1980 ...... 217

1985 ...... 222

1992 ...... 229

Total de países

La cifra de países se basa en la división política del mundo de principios del último decenio del siglo XX, y no en las divisiones políticas que había, por ejemplo, cuando antiguos grandes imperios gobernaban territorios que ahora forman varias naciones independientes.

Año Congs.

1940 ...... 5.130

1945 ...... 7.218

1950 ..... 13.238

1955 ..... 16.044

1960 ..... 21.008

1965 ..... 24.158

1970 ..... 26.524

1975 ..... 38.256

1980 ..... 43.181

1985 ..... 49.716

1992 ..... 69.558

Total de congregaciones

Antes de 1938 no se acostumbraba llevar la cuenta de la cantidad total de congregaciones en el mundo.

Año Pubs.

1935 ...... 56.153

1940 ...... 96.418

1945 ..... 156.299

1950 ..... 373.430

1955 ..... 642.929

1960 ..... 916.332

1965 ... 1.109.806

1970 ... 1.483.430

1975 ... 2.179.256

1980 ... 2.272.278

1985 ... 3.024.131

1992 ... 4.472.787

Total de publicadores del Reino

El método seguido para determinar el número de publicadores experimentó varios cambios durante los años veinte y principios de los treinta. Las congregaciones enviaban sus informes a la Sociedad semanalmente, y no una vez al mes. (Fue en octubre de 1932 cuando se empezaron a entregar informes mensuales.) Para que a alguien se le considerara trabajador asociado con una clase (publicador de congregación), tenía que dedicar al servicio del campo por lo menos tres horas a la semana (o doce al mes), según el “Bulletin” (Boletín) del 1 de enero de 1929. Se esperaba que los publicadores de territorios aislados dedicaran por lo menos dos horas semanales a testificar.

Año Precs.

1920 ......... 480

1925 ....... 1.435

1930 ....... 2.897

1935 ....... 4.655

1940 ....... 5.251

1945 ....... 6.721

1950 ...... 14.093

1955 ...... 17.011

1960 ...... 30.584

1965 ...... 47.853

1970 ...... 88.871

1975 ..... 130.225

1980 ..... 137.861

1985 ..... 322.821

1992 ..... 605.610

Precursores

Estas cifras incluyen a los precursores regulares, auxiliares y especiales, los misioneros y los superintendentes de circuito y de distrito. En otro tiempo se conocía a los precursores por el nombre de repartidores, y a los precursores auxiliares por el de repartidores auxiliares. Para la mayoría de los años las cifras representan promedios mensuales.

Año Est. bí.

1945 ....... 104.814

1950 ....... 234.952

1955 ....... 337.456

1960 ....... 646.108

1965 ....... 770.595

1970 ..... 1.146.378

1975 ..... 1.411.256

1980 ..... 1.371.584

1985 ..... 2.379.146

1992 ..... 4.278.127

Estudios bíblicos en los hogares

Durante los años treinta se condujeron estudios con personas, pero a menudo se recalcaba la importancia de enseñar a las personas a estudiar por sí mismas y a organizar los estudios por grupos a los que pudieran unirse los que estuvieran interesados. Más tarde, cuando alguien mostraba verdadero interés, se estudiaba con él hasta que se bautizaba. Después de eso se animaba a continuar el estudio hasta que la persona hubiera recibido la ayuda necesaria para ser un cristiano maduro.

Años Horas

1930-35 ....... 42.205.307

1936-40 ....... 63.026.188

1941-45 ...... 149.043.097

1946-50 ...... 240.385.017

1951-55 ...... 370.550.156

1956-60 ...... 555.859.540

1961-65 ...... 760.049.417

1966-70 .... 1.070.677.035

1971-75 .... 1.637.744.774

1976-80 .... 1.646.356.541

1981-85 .... 2.276.287.442

1986-92 .... 5.912.814.412

Total de horas

Hasta finales de los años veinte no se informó el tiempo en la predicación de una manera generalizada. El método de computar las horas experimentó varios cambios: a principios de los años treinta solo se contaba el tiempo dedicado a la testificación de casa en casa, no el que se usaba en hacer revisitas. Aunque el informe que aparece arriba es verdaderamente impresionante, en realidad solo da una idea aproximada de la enorme cantidad de tiempo que los testigos de Jehová han dedicado a proclamar el Reino de Dios.

Años Publics. dist.

1920-25 ....... 38.757.639

1926-30 ....... 64.878.399

1931-35 ...... 144.073.004

1936-40 ...... 164.788.909

1941-45 ...... 178.265.670

1946-50 ...... 160.027.404

1951-55 ...... 237.151.701

1956-60 ...... 493.202.895

1961-65 ...... 681.903.850

1966-70 ...... 935.106.627

1971-75 .... 1.407.578.681

1976-80 .... 1.380.850.717

1981-85 .... 1.504.980.839

1986-92 .... 2.715.998.934

Publicaciones distribuidas

Con pocas excepciones, las cifras correspondientes a los años anteriores a 1940 no incluyen las revistas colocadas, aunque se distribuyeron millones de ejemplares. A partir de 1940 las cifras incluyen libros, folletos y revistas, pero no los centenares de millones de tratados que también se han usado para despertar el interés en el mensaje del Reino. El total de 10.107.565.269 publicaciones distribuidas de 1920 a 1992 en más de doscientos noventa idiomas es una prueba de un extraordinario testimonio mundial.

Año Asist. Particip.

1935 ...... 63.146 ..... 52.465

1940 ...... 96.989 ..... 27.711

1945 ..... 186.247 ..... 22.328

1950 ..... 511.203 ..... 22.723

1955 ..... 878.303 ..... 16.815

1960 ... 1.519.821 ..... 13.911

1965 ... 1.933.089 ..... 11.550

1970 ... 3.226.168 ..... 10.526

1975 ... 4.925.643 ..... 10.550

1980 ... 5.726.656 ...... 9.564

1985 ... 7.792.109 ...... 9.051

1992 .. 11.431.171 ...... 8.683

Concurrencia a la Conmemoración y número de participantes

Por lo general, las cifras de asistentes a la Conmemoración antes de 1932 están incompletas. A veces solo se contaba en los totales publicados a grupos de quince, veinte, treinta o más concurrentes. Es interesante notar que, en la mayoría de los años de los que tenemos datos, al menos algunos de los presentes no participaron de los emblemas. Para 1933 la diferencia se calculaba en unos tres mil.