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Declaran las buenas nuevas sin aflojar el paso (1942 - 1975)

Declaran las buenas nuevas sin aflojar el paso (1942 - 1975)

Capítulo 8

Declaran las buenas nuevas sin aflojar el paso (1942 - 1975)

‘A TODOS LOS QUE AMAN LA TEOCRACIA:

El 8 de enero de 1942 nuestro amado hermano J. F. Rutherford terminó fielmente su carrera terrestre [...]. Para él era un gozo y un consuelo ver y saber que ningún testigo del Señor sigue a hombre alguno como su Guía, sino al Rey Cristo Jesús, y que todos seguirán adelante en la obra en completa unidad de acción.’ —Carta que anunciaba la muerte del hermano Rutherford. *

LA NOTICIA de la muerte del hermano Rutherford sacudió momentáneamente a los testigos de Jehová de todo el mundo. Muchos sabían que él había estado enfermo, pero no esperaban que muriera tan pronto. Les entristeció su muerte, pero estaban decididos a ‘seguir adelante en la obra’ de proclamar el Reino de Dios. No consideraban a J. F. Rutherford como su caudillo. Charles E. Wagner, quien había trabajado en la oficina con el hermano Rutherford, indicó: “Por todas partes los hermanos habían llegado a la firme convicción de que la obra de Jehová no dependía de ningún hombre”. No obstante, era necesario que alguien cumpliera con las responsabilidades que el hermano Rutherford había atendido como presidente de la Sociedad Watch Tower.

‘Nos quedaremos cerca del Señor’

El deseo sincero del hermano Rutherford era que los testigos de Jehová declararan las buenas nuevas sin aflojar el paso. Por eso, a mediados del mes de diciembre de 1941, varias semanas antes de su muerte, reunió a cuatro directores de las dos principales corporaciones legales que los testigos de Jehová utilizaban y sugirió que, tan pronto como fuera posible después de su muerte, todos los miembros de ambas juntas de directores se reunieran en una sesión conjunta para elegir un presidente y un vicepresidente.

En la tarde del 13 de enero de 1942, solo cinco días después de la muerte de Rutherford, todos los miembros de las juntas de las dos corporaciones se reunieron en el Betel de Brooklyn. Unos días antes, el vicepresidente de la Sociedad, Nathan H. Knorr, de 36 años de edad, había sugerido que buscaran encarecidamente la sabiduría divina mediante la oración y la meditación. Los miembros de las juntas reconocían que aunque el hermano que fuera elegido presidente administraría los asuntos legales de la Sociedad Watch Tower, también sería uno de los principales superintendentes de la organización. ¿Quién llenaba los requisitos espirituales necesarios para asumir la seria responsabilidad de atender la obra de Jehová? Se abrió la sesión conjunta con oración, y después de un examen cuidadoso se eligió por unanimidad al hermano Knorr como presidente de ambas corporaciones, y al hermano Hayden C. Covington, de 30 años de edad, abogado de la Sociedad, como vicepresidente. *

Aquel mismo día, W. E. Van Amburgh, secretario y tesorero de la Sociedad, anunció a la familia de Betel el resultado de la elección. R. E. Abrahamson, quien estuvo presente en aquella ocasión, recordó que Van Amburgh dijo: ‘Recuerdo cuando C. T. Russell murió y fue reemplazado por J. F. Rutherford. El Señor siguió dirigiendo la obra y haciéndola prosperar. Ahora espero que esta siga adelante con Nathan H. Knorr como presidente, porque esta es la obra del Señor, y no del hombre’.

¿Cuál fue la reacción de los miembros de la familia del Betel de Brooklyn ante los resultados de la votación? Una carta conmovedora que enviaron el 14 de enero de 1942, el día después de la elección, responde: “Su cambio [el de Rutherford] no hará que aminoremos el paso en el cumplimiento de la tarea que nos ha asignado el Señor. Estamos decididos a quedarnos cerca del Señor y unos de otros, llevando con firmeza la batalla a la puerta, peleando hombro a hombro. [...] Nuestra asociación íntima con el hermano Knorr por unos veinte años [...] nos capacita para apreciar la dirección del Señor en la selección del hermano Knorr como presidente y por ella ver el cuidado amoroso que ejerce el Señor sobre Su pueblo”. Pronto se empezaron a recibir en la oficina central cartas y telegramas de apoyo procedentes de todo el mundo.

No tenían incertidumbre en cuanto a qué hacer. Se preparó un artículo especial para The Watchtower del 1 de febrero de 1942 (en español apareció en La Atalaya de junio de 1942), el mismo número que anunciaba la muerte del hermano J. F. Rutherford. Decía: “El recogimiento final por el Señor está en progreso. Que nada ni por un instante interrumpa el avance progresivo de su pueblo [...] en su servicio. [...] Ahora el retener firmemente nuestra integridad [al] Dios Todopoderoso es la cosa de TODA IMPORTANCIA”. Se instó a los testigos de Jehová a seguir declarando celosamente las buenas nuevas.

Pero el ‘retener firmemente su integridad’ a principios de los años cuarenta era un verdadero desafío. El mundo todavía estaba en guerra. Las restricciones impuestas en muchos lugares de la Tierra debido al conflicto dificultaban la predicación de los testigos de Jehová. Los arrestos y la acción de chusmas contra los Testigos no disminuían. Hayden Covington, como abogado de la Sociedad, dirigió la lucha jurídica, a veces desde su oficina en la central de Brooklyn y en otras ocasiones desde trenes mientras viajaba para atender casos judiciales. Trabajando con abogados locales, como Victor Schmidt, Grover Powell y Victor Blackwell, el hermano Covington se esforzó mucho por hacer valer los derechos constitucionales de los testigos de Jehová de predicar de casa en casa y distribuir literatura bíblica sin impedimentos por parte de los funcionarios locales. *

Se da la señal deseguir adelante

A pesar del racionamiento de comestibles y gasolina a causa de la guerra, a principios de marzo de 1942 se anunciaron los preparativos para la Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo, que se celebraría del 18 al 20 de septiembre. Para facilitar el viaje se escogieron 52 ciudades como sedes de asamblea en Estados Unidos, muchas de las cuales se conectaron por línea telefónica con Cleveland (Ohio), que era la ciudad clave. Para aquel mismo tiempo los testigos de Jehová se reunieron en otras 33 ciudades por todo el mundo. ¿Qué propósito tenía esta asamblea?

En sus palabras de introducción en la sesión de apertura, el hermano Covington, presidente del programa, declaró: ‘No nos hemos reunido para meditar sobre el pasado o sobre lo que algunos han hecho’. Entonces anunció el discurso clave, “La única luz”, basado en los capítulos 59 y 60 de Isaías, que estuvo a cargo del hermano Franz. Al referirse al mandato profético de Jehová que escribió Isaías, el orador declaró con vigor: “Aquí tenemos, pues, la señal de ‘¡Adelante!’ dada por la Suprema Autoridad a efecto de proseguir en su [obra] de testificar sin importar lo que suceda antes que el Armagedón venga”. (Isa. 6:1-12.) No era tiempo de aflojar el paso y descansar.

En el siguiente discurso del programa N. H. Knorr declaró: “Hay más trabajo que hacer; ¡mucho trabajo!”. Para ayudar a sus oyentes a responder a la señal de ‘seguir adelante’, el hermano Knorr anunció una edición de la Versión Autorizada de la Biblia (en inglés), impresa en las propias prensas de la Sociedad, con una concordancia que había sido preparada especialmente para que los testigos de Jehová la usaran en el ministerio del campo. Aquella publicación reflejaba el gran interés del hermano Knorr en la impresión y distribución de la Biblia. De hecho, después de ser elegido presidente de la Sociedad a principios de aquel año, actuó con rapidez para conseguir los derechos de impresión de esa traducción y coordinar la preparación de la concordancia y otras de sus características. En unos meses esa edición especial de la Versión Autorizada estuvo lista para ser presentada en la asamblea.

El último día de la asamblea el hermano Knorr pronunció el discurso “Paz... ¿será duradera?”. En él presentó prueba clara, basada en Revelación 17:8, de que la II Guerra Mundial, que entonces estaba en su apogeo, no conduciría al Armagedón, como algunos pensaban, sino que terminaría y entonces vendría un período de paz. Aún había trabajo que hacer respecto a proclamar el Reino de Dios. A los que estaban presentes en la asamblea se les dijo que para dar la atención debida al crecimiento que se esperaba en la organización, a partir del mes siguiente la Sociedad enviaría “siervos para los hermanos” a trabajar con las congregaciones. Estas serían visitadas cada seis meses.

“Aquella Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo unió sólidamente a la organización de Jehová para su obra futura”, dice Marie Gibbard, quien asistió con sus padres en Dallas (Texas). Y había mucho trabajo que hacer. Los testigos de Jehová quedaron a la expectativa del período de paz que vendría. Estaban decididos a seguir adelante a pesar de la oposición y la persecución, declarando sin cesar las buenas nuevas.

Una era de más educación

Hasta entonces los Testigos habían empleado la tarjeta de testimonio y el gramófono para predicar de casa en casa; pero, ¿podría cada testigo de Jehová mejorar sus aptitudes docentes y explicar la razón de su esperanza a partir de las Escrituras? El tercer presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, pensaba que eso se podía lograr. C. James Woodworth, cuyo padre fue por años el director de las revistas The Golden Age y Consolation, declaró: “Mientras que en el tiempo del hermano Rutherford se recalcó que ‘La religión es un lazo y un fraude’, [entonces] dio comienzo la era de la expansión mundial, y la educación —bíblica y de organización— empezó a una escala hasta entonces desconocida por el pueblo de Jehová”.

La era de educación comenzó casi inmediatamente. El 9 de febrero de 1942, aproximadamente un mes después de haber sido elegido presidente de la Sociedad N. H. Knorr, se hizo un anuncio de gran trascendencia en el Betel de Brooklyn. Se habían hecho preparativos para conducir en Betel un Curso Avanzado en el Ministerio Teocrático, que consistía en estudios que destacaban la investigación bíblica y la oratoria pública.

Para el año siguiente se habían sentado las bases para un curso similar que se conduciría en las congregaciones locales de los testigos de Jehová. En la Asamblea “Llamada a la Acción”, que se celebró a través de Estados Unidos el 17 y 18 de abril de 1943, se presentó en inglés el folleto Curso en el Ministerio Teocrático. Se instó a cada congregación a instituir la nueva escuela, y la Sociedad nombró instructores que dirigieran el curso de estudios y ofrecieran consejo edificante sobre los discursos que presentaran los estudiantes varones matriculados. Tan pronto como fue posible el curso se tradujo y empezó a funcionar en otros países.

Como resultado, oradores capacitados que habían sido preparados en esta escuela del ministerio comenzaron a participar en una campaña mundial de proclamar el mensaje del Reino mediante discursos públicos. Muchos pudieron después dar buen uso a su preparación al servir de oradores en asambleas y al atender responsabilidades de peso en la organización.

Entre los que se beneficiaron estuvo Angelo C. Manera, hijo, quien fue superintendente viajante por unos cuarenta años. Fue uno de los primeros de su congregación que se matricularon en la escuela, e indicó: “Todos los que hemos asistido a las reuniones y hemos salido al servicio del campo durante muchos años sin el beneficio de esta provisión la hemos llegado a ver como un gran paso adelante en nuestro progreso personal y en el de la organización”.

Con relación a la preparación que recibió en la escuela inaugurada en el Betel de Brooklyn en 1942, George Gangas, que entonces era traductor al griego, dijo más tarde: ‘Recuerdo la vez que presenté mi primer discurso de seis minutos. No tenía confianza en mí mismo, y por eso lo escribí. Pero, cuando me levanté para darlo, el temor al auditorio se apoderó de mí y tartamudeé y hablé entre dientes, y olvidé lo que quería decir. Entonces recurrí a leer lo que llevaba escrito. Pero me temblaban tanto las manos que veía las líneas saltando hacia arriba y hacia abajo’. Sin embargo, no se dio por vencido. Con el tiempo llegó a dar discursos en grandes asambleas e incluso es miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.

Una escuela fundada en la fe

El 24 de septiembre de 1942 se dio otro paso adelante durante este tiempo de intensificación educativa. En una reunión conjunta de las juntas de directores de las dos corporaciones legales el hermano Knorr sugirió que la Sociedad estableciera otra escuela, y que para esto se empleara un edificio que se había construido en la Hacienda del Reino, en South Lansing (Nueva York), a 410 kilómetros al noroeste de la ciudad de Nueva York. El propósito de la escuela era preparar misioneros para que sirvieran en países extranjeros donde se necesitaban urgentemente proclamadores del Reino. Aquella sugerencia fue aprobada por unanimidad.

Albert D. Schroeder, que tenía entonces 31 años de edad, fue designado secretario general, y presidió el comité encargado de organizar la nueva escuela. Dice: “¡Cómo nos conmovió esta extraordinaria nueva asignación!”. Los instructores se pusieron a trabajar inmediatamente; solo tenían cuatro meses para preparar los cursos y las conferencias, además de organizar una biblioteca. “El curso de educación cristiana adelantada duraría 20 semanas, y el libro de texto principal era la Biblia”, explica el hermano Schroeder, quien ahora es miembro del Cuerpo Gobernante.

El lunes 1 de febrero de 1943, en un frío día de invierno, comenzó la primera clase con 100 estudiantes en el norte del estado de Nueva York. Esta era una escuela que realmente tenía como fundamento la fe. En medio de la II Guerra Mundial había muy pocos lugares en el mundo adonde enviar misioneros. Sin embargo, con absoluta confianza en que habría un período de paz durante el cual se les podría utilizar, siguió la preparación misional.

Reorganización después de la guerra

En mayo de 1945 cesaron las hostilidades en Europa. Cuatro meses después, en septiembre, acabó la lucha en el Pacífico. Había terminado la II Guerra Mundial. El 24 de octubre de 1945, poco más de tres años después que el presidente de la Sociedad presentó el discurso “Paz... ¿será duradera?”, entró en vigor la Carta Constitucional de la Organización de las Naciones Unidas.

De Europa habían estado llegando poco a poco informes de la actividad de los testigos de Jehová. Hasta un grado que asombró a los hermanos de todo el mundo, la obra de proclamar el Reino había continuado firmemente en los países europeos a pesar de la guerra. La Atalaya del 15 de octubre de 1945 informó: ‘En 1940, en Francia había 400 publicadores; ahora hay 1.100 que proclaman el Reino. [...] En 1940 había 800 publicadores en Holanda. Cuatrocientos de ellos fueron enviados a campos de concentración en Alemania. Los restantes siguieron anunciando el Reino. ¿Con qué resultados? Ahora hay 2.000 publicadores del Reino en ese país’. La puerta abierta de la libertad presentó entonces mayores oportunidades para declarar las buenas nuevas, no solo en Europa, sino en todo el mundo. Pero primero era necesaria una gran labor de reconstrucción y reorganización.

Deseosos de conocer las necesidades de los testigos de Jehová en los países asolados por la guerra, el presidente de la Sociedad y su secretario, Milton G. Henschel, efectuaron una gira por Gran Bretaña, Francia, Suiza, Bélgica, los Países Bajos y Escandinavia en noviembre de 1945 a fin de estimular a los hermanos e inspeccionar las sucursales de la Sociedad. * Su objetivo era reorganizar la obra para el período de la posguerra. Se hicieron preparativos para enviar literatura, alimento y ropa a los hermanos necesitados. Se abrieron de nuevo las sucursales.

El hermano Knorr reconocía que se necesitaba una buena organización en las sucursales para mantenerse al paso con el progreso en la obra de predicar. Empleó a fondo sus aptitudes naturales de organizador para aumentar la cantidad de sucursales de la Sociedad por todo el mundo. En 1942, cuando fue elegido presidente, había veinticinco sucursales. A pesar de las proscripciones y las dificultades causadas por la II Guerra Mundial, para 1946 había sucursales en 57 países. En los siguientes treinta años, hasta 1976, el número de ellas ascendió a 97.

Capacitados para ser maestros

Los viajes internacionales que el presidente de la Sociedad realizó poco después de la guerra le ayudaron a determinar que los testigos de Jehová tenían que estar mejor capacitados para ser maestros de la Palabra de Dios. Era necesario que se impartiera más instrucción bíblica y se proveyeran instrumentos útiles para el ministerio del campo. Al principio del período de la posguerra se dio atención a aquellas necesidades.

En la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres, celebrada en Cleveland (Ohio) del 4 al 11 de agosto de 1946, el hermano Knorr presentó el discurso “Equipado para toda buena obra”. Despertó el interés del entero auditorio con preguntas como: “¿No sería una ayuda extraordinaria el tener información sobre cada uno de los sesenta y seis libros de la Biblia? ¿No resultaría útil para el entendimiento de las Escrituras el que supiéramos quién escribió cada libro de la Biblia, cuándo y dónde?”. Todos estaban a la expectativa cuando declaró: ‘Hermanos, ¡tienen toda esa información y mucha más en el nuevo libro titulado “Equipado para toda buena obra”!’. Al anuncio siguió una salva de aplausos. La nueva publicación se utilizaría en las congregaciones como libro de texto para la escuela del ministerio.

Los testigos de Jehová no solo fueron equipados con una publicación que aumentaba su conocimiento de las Escrituras; además recibieron ayudas excelentes que podían utilizar en el servicio del campo. La asamblea de 1946 se recordará siempre porque fue allí donde se presentó el primer número de Awake! (¡Despertad!). Esta nueva revista reemplazó a la revista Consolation. También se presentó en inglés el libro “Sea Dios veraz”. * Henry A. Cantwell, quien más tarde fue superintendente viajante, explica: “Por algún tiempo habíamos necesitado un libro que pudiéramos emplear con eficacia para conducir estudios bíblicos con la gente que mostraba interés, un libro que abarcara las doctrinas y verdades básicas de la Biblia. Ahora, con la presentación del libro ‘Sea Dios veraz’, teníamos precisamente lo que necesitábamos”.

Equipados con estas valiosas ayudas docentes, los testigos de Jehová esperaban que continuara la rápida expansión. Al hablar a la asamblea sobre “Los problemas de la reconstrucción y la expansión”, el hermano Knorr explicó que durante los años de la guerra mundial no se habían detenido los esfuerzos por testificar. De 1939 a 1946 aumentó en más de 110.000 la cantidad de proclamadores del Reino. La Sociedad tenía planes de agrandar la fábrica y el Hogar Betel de Brooklyn con el fin de satisfacer la creciente demanda mundial de literatura bíblica.

El esperado período de paz había llegado. La era de expansión mundial y educación bíblica adelantaba a buen paso. Los testigos de Jehová regresaron de la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres mejor equipados para ser maestros de las buenas nuevas.

La proclamación del Reino recibe impulso

Con miras a la expansión mundial, el 6 de febrero de 1947 el presidente de la Sociedad y su secretario, Milton G. Henschel, emprendieron una gira mundial de servicio en la que recorrieron 76.916 kilómetros. En su viaje visitaron islas del Pacífico, Nueva Zelanda, Australia, el sudeste de Asia, la India, el Oriente Medio, la zona del Mediterráneo, Europa central y oriental, Escandinavia, Inglaterra y Terranova. Esta era la primera vez desde 1933 que representantes de la oficina central de la Sociedad en Brooklyn habían podido visitar a sus hermanos de Alemania. Los testigos de Jehová de todo el mundo pudieron seguir el viaje de los dos representantes a medida que se publicaban informes del mismo en La Atalaya. *

“Era la primera oportunidad que teníamos de conocer a los hermanos de Asia y de otros lugares, y de enterarnos de sus necesidades —explica el hermano Henschel, quien ahora es miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová—. Pensábamos enviar misioneros, de modo que teníamos que saber en qué condiciones vivirían y lo que iban a necesitar.” Después de aquella gira, un flujo continuo de misioneros preparados en Galaad llegó a países extranjeros para llevar la delantera en la obra de proclamar el Reino. Los resultados fueron impresionantes. En los siguientes cinco años (1947-1952) el número de predicadores del Reino aumentó por todo el mundo a más del doble, de 207.552 a 456.265.

El aumento de la teocracia

El 25 de junio de 1950 los ejércitos de la República Popular Democrática de Corea invadieron la República de Corea que está al sur. Con el tiempo, soldados de otros dieciséis países participaron en el conflicto. Pero mientras la guerra enfrentaba a las principales naciones del mundo, los testigos de Jehová se preparaban para una asamblea internacional que iba a demostrar no solo la unidad mundial de que disfrutaban, sino también que Jehová los estaba bendiciendo con aumento. (Isa. 60:22.)

La Asamblea Aumento de la Teocracia se celebraría del 30 de julio al 6 de agosto de 1950. Sería con mucho, la mayor asamblea que los testigos de Jehová habrían celebrado hasta entonces en un solo lugar. Unos 10.000 representantes extranjeros de Europa, África, Asia, Latinoamérica y las islas del Pacífico —67 diferentes países en total— llegaron al Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York. La concurrencia máxima para el discurso público sobrepasó las 123.000 personas —en comparación con la asistencia máxima de unas 80.000 a la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres celebrada solo cuatro años antes—, y fue en sí misma una prueba sobresaliente de aumento.

Un factor importante para el aumento de los testigos de Jehová ha sido la impresión y distribución de la Palabra de Dios. Un suceso que hizo historia a este respecto tuvo lugar el 2 de agosto de 1950, cuando el hermano Knorr anunció que se acababa de publicar en inglés moderno la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas. Algo que emocionó a los asambleístas fue saber que esta traducción volvió a poner el nombre de Jehová en el lugar que le correspondía en el texto principal, unas 237 veces, desde Mateo hasta Revelación. Al concluir su discurso el orador hizo este emocionante llamamiento: “Tomen esta traducción. Léanla toda. Estúdienla, pues les ayudará a mejorar su comprensión de la Palabra de Dios. Distribúyanla a otras personas”. Durante la década siguiente se publicarían otras porciones, de modo que con el tiempo los testigos de Jehová tendrían una traducción de toda la Biblia exacta y fácil de leer, que podrían ofrecer con entusiasmo a otras personas.

Se invitó a los presentes a que antes de partir visitaran los nuevos edificios de Betel, ubicados en el 124 de la calle Columbia Heights, y las instalaciones de la imprenta, en el 117 de la calle Adams, que habían sido objeto de una extensa ampliación. Construidas con el apoyo financiero de los Testigos de todo el mundo, estas nuevas instalaciones completaban el inmenso programa de expansión que se había anunciado y aprobado con entusiasmo en la asamblea de Cleveland en 1946. Poco se imaginaban los testigos de Jehová cuánta expansión habría aún, no solo en Brooklyn, sino en todo el mundo. Se necesitarían más y mayores imprentas para satisfacer las necesidades de los publicadores del Reino cuyo número aumentaba constantemente.

Se intensifica la preparación para el ministerio de casa en casa

En la Asamblea “Sociedad del Nuevo Mundo”, celebrada en la ciudad de Nueva York del 19 al 26 de julio de 1953, se proveyeron nuevas publicaciones para los testigos de Jehová mismos y para que las emplearan especialmente al proclamar el Reino de casa en casa. Por ejemplo, los 125.040 presentes el lunes 20 de julio recibieron con un ensordecedor aplauso la presentación del libro “Asegúrense de todas las cosas”. Este libro de tamaño de bolsillo tenía 416 páginas y era muy útil para el servicio del campo, pues contenía más de 4.500 textos bíblicos presentados bajo 70 temas principales. Los testigos de Jehová tenían ahora a su disposición respuestas bíblicas para las preguntas que la gente les presentaba mientras predicaban de casa en casa.

El miércoles por la mañana, durante el discurso “El principal trabajo de todos los siervos”, el hermano Knorr anunció lo que sería un paso más en la educación continua de los testigos de Jehová, es decir, un extenso programa de preparación para predicar de casa en casa que se pondría en vigor en todas las congregaciones. Se pidió a los publicadores de experiencia que ayudaran a los menos experimentados a ser proclamadores más eficientes y regulares del Reino. Este programa de gran alcance empezó el 1 de septiembre de 1953. Jesse L. Cantwell, un superintendente viajante que participó en aquella labor, hizo notar lo siguiente: “Este programa en realidad hizo más eficientes a los publicadores”.

En los meses que siguieron a julio de 1953 se celebraron asambleas en los cinco continentes, que fueron una extensión de la que se celebró aquel mes, con versiones del mismo programa adaptadas a las necesidades locales. De esa manera, se inició el programa intensificado de instrucción para el ministerio de casa en casa en las congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo. Ese año se alcanzó un máximo de 519.982 proclamadores del Reino.

Se satisfacen las necesidades de la expansión mundial

A mediados de los años cincuenta se dieron otros pasos para atender el rápido crecimiento de la organización. Por más de una década N. H. Knorr había viajado por todo el mundo e inspeccionado el funcionamiento de las sucursales. Aquellos viajes ayudaron mucho a proveer la supervisión adecuada de la obra en cada país y a fortalecer la unidad mundial de los testigos de Jehová. El hermano Knorr amaba profundamente a los misioneros y a los hermanos que servían en las sucursales de todo el mundo. Dondequiera que iba sacaba tiempo para hablar con ellos sobre sus problemas y sus necesidades y para animarlos en su ministerio. Pero en 1955 había 77 sucursales de la Sociedad Watch Tower y 1.814 misioneros educados en Galaad que servían en 100 diferentes países. Al percibir que aquello era más de lo que él podía atender por sí mismo, el hermano Knorr se encargó de que otros participaran también en esta importante obra de visitar las sucursales y los hogares misionales.

La Tierra fue dividida en diez zonas, cada una de las cuales abarcaba algunas sucursales de la Sociedad. Se nombró para que fueran siervos de zona (conocidos ahora como superintendentes de zona) a hermanos capacitados de las oficinas de Brooklyn y a superintendentes de sucursal experimentados, a los que el hermano Knorr preparó para efectuar esta labor. El 1 de enero de 1956 el primer siervo de zona inauguró este nuevo servicio de visitar las sucursales. En 1992, más de treinta hermanos, entre ellos miembros del Cuerpo Gobernante, servían de superintendentes de zona.

Educación en la voluntad divina

En el verano de 1958 se perfilaba la amenaza de guerra en el Oriente Medio. A pesar de la tensión en las relaciones internacionales, los testigos de Jehová hicieron planes para reunirse en una asamblea internacional que los educaría aún más con relación a la voluntad divina. Aquella asamblea también resultaría ser la mayor que se había celebrado en una sola ciudad.

Un máximo de 253.922 representantes de 123 países acudieron al Estadio Yanqui y al Polo Grounds de la ciudad de Nueva York para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina”, que se celebró del 27 de julio al 3 de agosto. El periódico Daily News de Nueva York del 26 de julio de 1958 decía: “A raudales los testigos de Jehová llenan los estadios. [...] Ocho trenes especiales, 500 autobuses alquilados y 18.000 automóviles, además de dos barcos y 65 aviones fletados, se han empleado para traer a los miembros”.

Los misioneros preparados en la Escuela de Galaad habían informado a la oficina central de la Sociedad lo difícil que se les hacía enseñar la verdad bíblica a los que no estaban familiarizados con las creencias y las doctrinas de las iglesias de la cristiandad. ¡Si solo pudieran tener una publicación que presentara las verdaderas enseñanzas de la Biblia y que a su vez fuera fácil de leer y entender! Para deleite de los 145.488 presentes el jueves 31 de julio por la tarde, el hermano Knorr anunció el nuevo libro De paraíso perdido a paraíso recobrado.

El hermano Knorr instó a todos a usar el nuevo libro en el ministerio del campo. También sugirió a los padres que lo usaran al enseñar a sus hijos la verdad bíblica. Muchos padres tomaron a pecho aquella sugerencia. Grace A. Estep, una maestra de escuela que se crió en un pueblecito cerca de Pittsburgh (Pensilvania), señaló que ‘una generación entera de niños había crecido hojeando el libro Paraíso, llevándolo consigo a las reuniones, compartiéndolo con sus amiguitos y relatando, incluso mucho antes de haber aprendido a leer, series enteras de historias bíblicas con solo ver las ilustraciones’.

También se proveyó alimento sólido para estudiantes adelantados de la Palabra de Dios. Al concluir su emocionante discurso “Cúmplase tu voluntad”, el hermano Knorr entusiasmó al auditorio cuando presentó el nuevo libro titulado “Hágase tu voluntad en la Tierra”. Esta nueva publicación, que contenía un estudio detallado del libro de Daniel, mostró a sus lectores cómo se ha efectuado y se efectúa actualmente la voluntad divina. El orador declaró: “¡Disfrutarán muchísimo de este libro!”. El ensordecedor aplauso de los 175.441 presentes sirvió para expresar el regocijo que sentían por recibir aquel nuevo instrumento que les permitiría apreciar mejor la voluntad de Dios.

En sus comentarios de conclusión el hermano Knorr anunció otros programas especiales de educación que beneficiarían a la organización mundial. “La obra educativa no está en decadencia —declaró Knorr—; más bien, adelanta.” Mencionó los planes que había para adiestrar en Brooklyn a los superintendentes de todas las sucursales de la Sociedad mediante un curso de diez meses. Además, en muchos países alrededor del mundo habría cursos de un mes para capacitar mejor a los superintendentes viajantes y a los que supervisaban las congregaciones. ¿Qué propósito tenía toda esta educación? “Queremos alcanzar niveles más altos de comprensión —explicó— para entender mejor los pensamientos de Jehová, tal como él los ha expresado en su Palabra.”

Inmediatamente comenzó la preparación de los cursos de estudio para estos programas educativos. Siete meses más tarde, el 9 de marzo de 1959, empezó la primera clase de una nueva escuela, la Escuela del Ministerio del Reino, en South Lansing (Nueva York), donde había comenzado la Escuela de Galaad. De allí pronto se extendió a todo el mundo, pues la nueva escuela se utilizó para preparar a los superintendentes de las congregaciones.

Fortalecidos para ‘estar firmes en la fe’

Durante los años sesenta una marejada de cambios religiosos y sociales azotó a la sociedad humana. Algunos clérigos calificaron de míticas o anticuadas ciertas porciones de la Biblia. Se popularizó la ideología de que “Dios está muerto”. La humanidad se hundió más y más en el cenagal de la inmoralidad sexual. Mediante La Atalaya, otras publicaciones y programas de asambleas, se fortaleció al pueblo de Jehová para que ‘estuviera firme en la fe’ durante aquella turbulenta década. (1 Cor. 16:13.)

En una serie de asambleas celebradas alrededor del mundo en 1963, el discurso “El libro de ‘buenas nuevas eternas’ es provechoso” defendió a la Biblia del ataque furioso de los críticos. “Los críticos de la Biblia no tienen que señalar que este libro fue escrito por hombres —explicó el orador—. La Biblia misma nos informa de esto con toda honradez. Pero lo que hace que este libro difiera de todo otro libro escrito por hombres es que la Santa Biblia es ‘inspirada de Dios’.” (2 Tim. 3:16, 17.) Aquel animador discurso llevó a la presentación del libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. En la nueva publicación había un análisis de cada libro de la Biblia, que incluía datos sobre quién lo escribió, cuándo y dónde, y daba prueba de su autenticidad. Continuaba con un resumen del libro bíblico, al que seguía una sección titulada “Por qué es provechoso”, que mostraba por qué ese libro bíblico en particular le era muy valioso al lector. Casi treinta años después de haberse presentado esta publicación, todavía se emplea como libro de texto en la Escuela del Ministerio Teocrático y ha sido un instrumento muy valioso en el programa de educación continua de los testigos de Jehová. *

La revolución sexual de los años sesenta afectó también a los testigos de Jehová. De hecho, durante aquellos años varios miles de ellos —una parte pequeña de la cantidad total— tuvieron que ser expulsados, en la mayoría de los casos, por inmoralidad sexual. Por eso, con buena razón el pueblo de Jehová recibió consejo directo en una serie de asambleas de distrito celebradas en 1964. Lyle Reusch, superintendente viajante natural de Saskatchewan (Canadá), recuerda el discurso “Manteniendo pura y casta la organización de siervos públicos”. Reusch dijo: “En un discurso sencillo y con un lenguaje franco y preciso se explicó con claridad todo lo relativo a las cuestiones morales”.

En español la información del discurso se publicó en La Atalaya del 15 de mayo de 1965. Entre otras cosas, dijo: “Muchachas, no se hagan ustedes una toalla sucia para uso público, disponible para las manos sucias de cualquier tratante con rameras, cualquier ‘perro’ simbólico”. (Compárese con Revelación 22:15.)

Aquel consejo franco tenía el fin de ayudar a los testigos de Jehová como pueblo a mantenerse en una condición moral limpia, listos para seguir proclamando el mensaje del Reino. (Compárese con Romanos 2:21-23.)

“Díganos, ¿qué significa esto de 1975?”

Por mucho tiempo los Testigos habían compartido la creencia de que al cumplirse seis mil años de historia humana comenzaría el Reinado Milenario de Cristo. Pero ¿cuándo terminarían los seis mil años de existencia humana? El libro Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, presentado en una serie de asambleas de distrito celebradas en 1966, señalaba al año 1975. En aquella asamblea, mientras los hermanos examinaban su contenido, el nuevo libro provocó muchos comentarios en cuanto a 1975.

En la asamblea que se celebró en Baltimore (Maryland), F. W. Franz presentó el discurso de conclusión. Comenzó diciendo: “Precisamente antes de subir a la plataforma un joven vino a verme y dijo: ‘Díganos, ¿qué significa esto de 1975?’”. El hermano Franz entonces se refirió a las muchas preguntas que habían surgido en cuanto a si la información del nuevo libro significaba que para 1975 habría terminado el Armagedón y Satanás habría sido atado. En esencia dijo: ‘Pudiera ser. Pero eso no es lo que decimos. Para Dios todo es posible. Pero eso no es lo que decimos. Y que ninguno de ustedes diga algo específico sobre lo que va a suceder de aquí a 1975. Pero el punto importante, estimados hermanos, es este: El tiempo es corto. El tiempo se está acabando, y no hay duda de ello’.

En los años que siguieron a 1966 muchos testigos de Jehová obraron en armonía con el espíritu de aquel consejo. Sin embargo, se publicaron otras declaraciones sobre esta cuestión, y algunas fueron probablemente más categóricas de lo recomendable. Se reconoció este hecho en La Atalaya del 15 de septiembre de 1980 (página 17). Pero también se advirtió a los testigos de Jehová que se concentraran principalmente en hacer la voluntad de Jehová y no se preocuparan mucho por las fechas ni estuvieran a la expectativa de una salvación inminente. *

Una ayuda para acelerar la obra

A fines de los años sesenta, los testigos de Jehová declaraban las buenas nuevas con un sentido de expectación y de urgencia. Durante 1968 la cantidad de publicadores del Reino había aumentado a 1.221.504 en 203 países. Sin embargo, no era raro que algunas personas estudiaran la Biblia por años sin empezar a poner en práctica lo que aprendían. ¿Habría algún medio de acelerar la obra de hacer discípulos?

La respuesta llegó en 1968 cuando se presentó una nueva ayuda para el estudio de la Biblia, La verdad que lleva a vida eterna. Este libro de 192 páginas y de tamaño de bolsillo se preparó teniendo en cuenta a las personas recién interesadas en la verdad. Contenía veintidós atrayentes capítulos que trataban asuntos como “Lo sabio de examinar uno su religión”, “Por qué envejecemos y morimos”, “¿Dónde están los muertos?”, “¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad hasta nuestro día?”, “Cómo identificar la religión verdadera” y “Edificando una vida de familia feliz”. El libro La verdad se preparó con el fin de animar al estudiante de la Biblia a razonar sobre la información que se analizaba y a aplicarla en su propia vida.

Este nuevo libro se emplearía en un programa de estudio de la Biblia que duraría seis meses. El Ministerio del Reino (para Estados Unidos) de noviembre de 1968 explicó cómo funcionaría el nuevo programa de estudio: “Sería bueno tratar de estudiar un capítulo entero del libro ‘La verdad’ cada semana, aunque esto quizás no sea posible con todo amo de casa ni con todos los capítulos del libro. [...] Si al fin de seis meses de estudio intenso y de esfuerzos concienzudos por conseguir que vayan a las reuniones todavía no se asocian con la congregación, entonces puede que sea mejor usar su tiempo para estudiar con alguna otra persona que realmente quiera aprender la verdad y progresar. ¡Tenga como meta el presentar las buenas nuevas en los estudios de la Biblia de tal modo que las personas interesadas actúen dentro de seis meses!”.

¡Y la gente actuó! En poco tiempo el programa de estudiar la Biblia en seis meses resultó ser un éxito rotundo. En los siguientes tres años de servicio, desde el 1 de septiembre de 1968 hasta el 31 de agosto de 1971, se bautizaron 434.906 personas, más del doble de las que se habían bautizado durante los tres años de servicio anteriores. Puesto que llegaron en un tiempo de expectación y de urgencia para los testigos de Jehová, el libro La verdad y la campaña de estudiar la Biblia en seis meses ayudaron muchísimo a acelerar la obra de hacer discípulos. (Mat. 28:19, 20.)

“Tiene que surtir efecto; procede de Jehová”

Por muchos años las congregaciones de los testigos de Jehová estuvieron organizadas de modo que un hombre capacitado espiritualmente recibía de la Sociedad el nombramiento de siervo de congregación, o “superintendente”, y le ayudaban otros “siervos” nombrados. * (1 Tim. 3:1-10, 12, 13.) Estos hombres habían de servir al rebaño, no gobernarlo. (1 Ped. 5:1-4.) Pero ¿podrían las congregaciones conformarse más de lleno a la estructura de las congregaciones cristianas del siglo primero?

En 1971, en una serie de asambleas celebradas por todo el mundo, se presentó el discurso “La organización teocrática en medio de las democracias y el comunismo”. El 2 de julio, F. W. Franz presentó el discurso en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York. En el discurso indicó que cuando en las congregaciones del siglo primero había suficientes hombres capacitados, estas tenían más de un superintendente. (Fili. 1:1.) “El grupo de superintendentes de congregación —declaró— componía un cuerpo o ‘grupo de hombres de mayor edad’ [...] Los miembros de tal ‘grupo [o asamblea] de hombres de mayor edad’ eran todos iguales, [tenían] la misma posición oficial, y ninguno de ellos era el más importante, el más prominente, el más poderoso miembro de la congregación.” (1 Tim. 4:14.) Aquel discurso verdaderamente conmovió a toda la asamblea. ¿Qué efecto tendría aquella información en las congregaciones de los testigos de Jehová en todo el mundo?

La respuesta se recibió dos días después, durante el discurso de conclusión presentado por N. H. Knorr. A partir del 1 de octubre de 1972 entrarían en vigor por todo el mundo modificaciones en la supervisión de las congregaciones. Ya no habría un solo siervo de congregación, o superintendente. Pero en los meses anteriores al 1 de octubre de 1972, hombres responsables y maduros de cada congregación recomendarían los nombres de los que formarían el cuerpo de ancianos (y los de aquellos que servirían de siervos ministeriales) para que la Sociedad los nombrara. Se nombraría presidente a un anciano, * pero todos los ancianos tendrían igual autoridad y compartirían la responsabilidad de tomar las decisiones. “Estos ajustes de organización —explicó el hermano Knorr— ayudarán a poner [el funcionamiento] de las congregaciones en más estrecha conformidad con la Palabra de Dios, y con seguridad eso resultará en mayores bendiciones de Jehová.”

¿Cómo recibieron los asambleístas esta información sobre los cambios en la organización? Un superintendente viajante dijo: “Tiene que surtir efecto; procede de Jehová”. Otro Testigo que tenía muchos años de experiencia añadió: “Será un estímulo para que todos los hombres maduros asuman responsabilidad”. Sí, todo hombre capacitado podía esforzarse ahora y ser nombrado para el “puesto de superintendente”. (1 Tim. 3:1.) De esa manera un mayor número de hermanos podría adquirir experiencia valiosa en cuanto a atender responsabilidades de congregación. Aunque ninguno se dio cuenta de ello al principio, se necesitaría a todos estos hombres para pastorear a la gran cantidad de nuevos que entrarían en los años futuros.

La información que se presentó en la asamblea también ayudó a aclarar algunas cuestiones y a efectuar cambios que afectaban al Cuerpo Gobernante. El 6 de septiembre de 1971 se decidió que la presidencia del Cuerpo Gobernante rotaría entre sus miembros, siguiendo el orden alfabético. Varias semanas después, el 1 de octubre de 1971, F. W. Franz fue nombrado presidente del Cuerpo Gobernante por un año.

El año siguiente, en septiembre de 1972, tuvo lugar el primer cambio de responsabilidades en las congregaciones, y para el 1 de octubre ya se había completado la rotación en la mayoría de estas. En los siguientes tres años los testigos de Jehová experimentaron un crecimiento asombroso, pues más de 750.000 personas se bautizaron durante aquel espacio de tiempo. Pero ahora se acercaba el otoño de 1975. Si no se realizaban todas las expectativas relacionadas con 1975, ¿cómo afectaría esto su celo por la predicación que se efectuaba por todo el mundo así como su unidad mundial?

Además, por décadas Nathan H. Knorr, un hombre de personalidad dinámica y sobresaliente aptitud como organizador, había desempeñado un papel clave en el adelanto de la educación dentro de la organización y en hacer que la Biblia llegara a manos de la gente y se le ayudara a comprenderla. ¿Qué efecto tendría en estos objetivos el que a partir de entonces hubiera una supervisión más estrecha por parte del Cuerpo Gobernante?

[Notas a pie de página]

^ párr. 4 La Atalaya del 1 de marzo de 1942, página 48; Consolation, 4 de febrero de 1942, página 17.

^ párr. 8 En septiembre de 1945 el hermano Covington amablemente renunció a su puesto de vicepresidente de la Watch Tower Bible and Tract Society (of Pennsylvania); explicó que deseaba acatar lo que entonces se entendía como la voluntad de Jehová con relación a todos los miembros de la junta directiva y los directores principales: que fueran cristianos ungidos por espíritu, mientras que él afirmaba pertenecer a las “otras ovejas”. El 1 de octubre Lyman A. Swingle fue elegido miembro de la junta de directores, y el 5 de octubre Frederick W. Franz fue escogido para ser vicepresidente. (Véase el 1946 Yearbook of Jehovah’s Witnesses (Anuario para 1946), páginas 221-224; The Watchtower del 1 de noviembre de 1945, páginas 335, 336.)

^ párr. 12 Véase el capítulo 30: “Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas”.

^ párr. 33 En 1946 se publicaron informes detallados sobre este viaje en La Atalaya (véanse las páginas 140-143, 156-159, 171-174, 283-286, 331-335, 347-349, 363-367).

^ párr. 38 En pocos años esta ayuda para el estudio de la Biblia llegó a conocerse en todo el mundo. Fue revisada el 1 de abril de 1952, y más de 19.000.000 de ejemplares de ella se imprimieron en 54 idiomas.

^ párr. 42 Véanse los informes en La Atalaya de 1947, páginas 283-288, 315-320, 348-352, 379-382; La Atalaya de 1948, páginas 28-31, 44-48, 75-80, 107-111, 123-125, 190-192, 220-223, 235-239, 251-255; La Atalaya de 1949, páginas 27-29, 45-48, 60.

^ párr. 66 El libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” fue actualizado en 1990.

^ párr. 73 Por ejemplo, en La Atalaya se publicaron los siguientes artículos: “Usando sabiamente el tiempo que queda” (15 de septiembre de 1968); “Sirva con la eternidad en mira” (1 de noviembre de 1974); “Por qué no se nos ha dicho ‘aquel día y hora’” y “¿Cómo le afecta el no saber el ‘día y hora’?” (15 de septiembre de 1975). Anteriormente, en 1963, el libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” había dicho: “No es bueno usar la cronología bíblica para teorizar sobre fechas que todavía se hallan en el futuro en la corriente del tiempo.—Mat. 24:36”.

^ párr. 80 Véase el capítulo 15: “Desarrollo estructural de la organización”.

^ párr. 82 El orador también explicó que a partir del 1 de octubre de 1972 habría una rotación anual en la presidencia dentro del cuerpo de ancianos de la congregación. Este procedimiento se modificó en 1983, cuando se pidió que cada cuerpo de ancianos recomendara un superintendente presidente que, después de ser nombrado por la Sociedad, serviría de presidente del cuerpo de ancianos indefinidamente.

[Comentario en la página 92]

Se predica a pesar de los arrestos y la acción de chusmas

[Comentario en la página 94]

‘Expansión mundial y educación a una escala hasta entonces desconocida’

[Comentario en la página 103]

Se defiende a la Biblia del ataque furioso de los críticos

[Comentario en la página 104]

‘El punto importante, estimados hermanos, es este: El tiempo es corto’

[Comentario en la página 106]

“Un estímulo para que todos los hombres maduros asuman responsabilidad”

[Recuadro en la página 91]

Datos biográficos de N. H. Knorr

Nathan Homer Knorr nació en Bethlehem (Pensilvania, E.U.A.), el 23 de abril de 1905. A la edad de 16 años comenzó a asociarse con la congregación de Estudiantes de la Biblia de Allentown. En 1922 asistió a la asamblea de Cedar Point (Ohio), donde tomó la decisión de abandonar la Iglesia Reformada. El año siguiente, el 4 de julio de 1923, después que Frederick W. Franz, miembro del Betel de Brooklyn, presentó un discurso de bautismo, el joven Nathan, que entonces tenía 18 años, estuvo entre los que se bautizaron en el río Little Lehigh, en la zona este de Pensilvania. El 6 de septiembre de 1923 el hermano Knorr fue aceptado como miembro de la familia del Betel de Brooklyn.

Trabajó diligentemente en el Departamento de Envíos, y en poco tiempo se pudieron percibir sus aptitudes naturales para organizar. Cuando murió el administrador de la fábrica, Robert J. Martin, el 23 de septiembre de 1932, el hermano Knorr fue asignado a desempeñar la labor de aquel. El 11 de enero de 1934 fue elegido para estar entre los directores de la Peoples Pulpit Association (ahora Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.), y el año siguiente fue hecho vicepresidente. El 10 de junio de 1940 fue elegido vicepresidente de la Watch Tower Bible and Tract Society (corporación de Pensilvania). Se le eligió presidente de ambas sociedades y de la corporación británica, International Bible Students Association (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia), en enero de 1942.

En los años siguientes, uno de los colaboradores más allegados al hermano Knorr, y uno de sus consejeros más confiables, fue Frederick W. Franz, un hombre mayor que él y cuyos conocimientos de lenguas unidos a sus antecedentes de erudito bíblico ya habían sido muy útiles a la organización.

[Recuadro en la página 93]

Una estimuladora vista del porvenir

Los concurrentes a la Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo en Cleveland (Ohio), en septiembre de 1942, se regocijaron cuando el secretario y tesorero de la Sociedad, W. E. Van Amburgh, un hermano ya entrado en años, habló al auditorio. Mencionó que la primera asamblea a la que había asistido fue la de Chicago en 1900, y dijo que era “grande”, hubo unas 250 personas presentes. Después de mencionar otras asambleas “grandes” que tuvieron lugar a lo largo de los años, concluyó con esta estimuladora vista del porvenir: “Esta asamblea * nos parece grande ahora, pero así como esta es grande al compararla con las otras a las que he asistido, estoy seguro de que de la misma manera esta asamblea será muy pequeña al compararla con las que tendremos en el futuro cercano, cuando el Señor empiece a juntar a su pueblo desde todos los rincones de la Tierra”.

[Nota a pie de página]

^ párr. 115 La asistencia máxima en Cleveland fue de 26.000 personas, con una concurrencia combinada de 129.699 personas en las 52 asambleas que se celebraron en ciudades de todo Estados Unidos.

[Mapas/Fotografía en la página 96]

Giras de servicio de N. H. Knorr, 1945-1956

1945-1946: América Central, América del Sur, América del Norte, Europa, el Caribe

1947-1948: América del Norte, islas del Pacífico, el Oriente, el Oriente Medio, Europa, África

1949-1950: América del Norte, América Central, América del Sur, el Caribe

1951-1952: América del Norte, islas del Pacífico, el Oriente, Europa, el Oriente Medio, África

1953-1954: América del Sur, el Caribe, América del Norte, América Central

1955-1956: Europa, islas del Pacífico, el Oriente, América del Norte, el Oriente Medio, África del Norte

[Mapas]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

[Recuadro en la página 105]

“Hoy [he empezado] a reflexionar de nuevo”

Los testigos de Jehová utilizaron ampliamente el libro “La verdad que lleva a vida eterna”, presentado en 1968, para estudiar la Biblia con personas que se interesaban en la verdad. Esta provisión oportuna ayudó a centenares de miles de personas pensadoras a obtener conocimiento exacto de las Escrituras. En 1973 se recibió una carta de agradecimiento de una lectora estadounidense que decía: “Una señora muy amable me visitó hoy y me dio un libro titulado ‘La verdad que lleva a vida eterna’. Acabo de leerlo por completo. Es la primera vez en mi vida que he leído 190 páginas de alguna obra en un solo día. El 29 de junio de 1967 dejé de creer en Dios. Hoy [he empezado] a reflexionar de nuevo”.

[Fotografía en la página 95]

La Escuela de Galaad en South Lansing (Nueva York)

[Fotografía en la página 97]

El hermano Knorr realizó muchos viajes alrededor del mundo. Aquí se le ve durante su visita a Cuba

[Fotografías en la página 98]

El hermano Knorr pensaba que todo Testigo debía saber predicar de casa en casa

Inglaterra

Líbano

[Fotografía en la página 99]

Como presidente de la Sociedad, el hermano Knorr trabajó en estrecha colaboración con el hermano Franz por más de treinta y cinco años

[Fotografía en la página 100]

Junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, a mediados de los años cincuenta. (De izquierda a derecha) Lyman A. Swingle, Thomas J. Sullivan, Grant Suiter, Hugo H. Riemer, Nathan H. Knorr, Frederick W. Franz, Milton G. Henschel

[Fotografías en la página 102]

En 1958, representantes de 123 países se reunieron en el Estadio Yanqui para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina”

[Fotografías en la página 107]

Publicaciones para preparar a los testigos de Jehová en el ministerio

[Fotografías en la página 107]

Algunas de las publicaciones que se usarían en el ministerio del campo

[Fotografías en la página 107]

Libros que proveyeron alimento sólido para fortalecer espiritualmente al pueblo de Jehová

[Fotografías en la página 107]

Ayudas para la investigación y el estudio