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Alfa y Omega

Alfa y Omega

Primera y última letras del alfabeto griego. En el libro de Revelación se usan tres veces como un título. Sin embargo, el que dicho título aparezca como parte de la traducción de Revelación 1:11, como ocurre en la Versión Valera y en otras traducciones, no tiene el apoyo de algunos de los manuscritos griegos más antiguos, como el Alejandrino, el Sinaítico y el Códice Ephraemi Rescriptus. Por esta razón, esta expresión se omite en muchas traducciones modernas.

Aunque muchos comentaristas aplican este título tanto a Dios como a Cristo, un examen más cuidadoso demuestra que es privativo del Dios Supremo. El primer versículo de Revelación indica que originalmente Dios dio la revelación y la transmitió mediante Jesucristo, por lo que unas veces el que habla (por medio de un representante angelical) es Dios mismo y otras es Cristo Jesús. (Rev 22:8.) De este modo, Revelación 1:8 dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios [BJ; “Jehová Dios”, NM], ‘Aquel que es, que era y que va a venir’, el Todopoderoso”. Aunque el versículo anterior habla de Cristo Jesús, está claro que en el versículo 8 el título se aplica al Dios “Todopoderoso”. Con relación a esto, la obra Barnes’ Notes on the New Testament (1974) dice: “No se puede tener absoluta seguridad de que aquí el escritor quisiera referirse específicamente al Señor Jesús [...]. No es una incongruencia suponer también que aquí el escritor quisiera referirse a Dios como tal”.

Este título aparece otra vez en Revelación 21:6, y en el versículo siguiente se identifica a la persona que habla, al decir: “Cualquiera que venza heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo”. Dado que Jesús se refirió a los que son herederos con él en su Reino como “hermanos”, no como “hijos”, el que habla tiene que ser el Padre Celestial de Jesús, Jehová Dios. (Mt 25:40; compárese con Heb 2:10-12.)

La última vez que aparece este título es en Revelación 22:13, donde se dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin”. En este capítulo de Revelación se registran las palabras de diversas personas: los versículos 8 y 9 muestran que el ángel le habló a Juan, es obvio que el versículo 16 aplica a Jesús, la primera parte del versículo 17 se atribuye al “espíritu y la novia” y está claro que el que habla en la parte final del versículo 20 es Juan mismo. Por lo tanto, “el Alfa y la Omega” de los versículos 12-15 puede ser identificado apropiadamente como el mismo que lleva ese título las otras dos veces: Jehová Dios. La expresión del versículo 12: “¡Mira! Vengo pronto [...], para dar a cada uno según sea su obra”, no obliga a aplicar los versículos 13-15 a Jesús, dado que Dios también dice de sí mismo que “está saliendo” para ejecutar juicio. (Compárese con Isa 26:21.) Malaquías 3:1-6 habla de una venida conjunta de Jehová y de su “mensajero del pacto” para juzgar.

El título “el Alfa y la Omega” transmite la misma idea que las expresiones “el primero y el último” y “el principio y el fin” cuando se emplean con referencia a Jehová. Antes de Él no hubo ningún Dios Todopoderoso y no habrá ninguno después de Él. Él hará que la cuestión sobre la autoridad divina tenga un fin triunfante, y será vindicado para siempre como el único Dios Todopoderoso. (Compárese con Isa 44:6.)