INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Ciudad de Jerusalén (David y Salomón)
LA JERUSALÉN de la antigüedad fue el lugar que Jehová eligió para que estuviese su nombre. (2Cr 6:6.) Además de ser el centro de la adoración pura, también era la sede del gobierno de Israel. Se decía de los reyes que gobernaban en Jerusalén que se sentaban “sobre el trono de Jehová”. (1Cr 29:23.)
El rey David arrebató la fortaleza del monte Sión a los jebuseos y la convirtió en su capital. Salomón extendió los límites de la ciudad, y durante su reinado alcanzó su máximo esplendor. En el monte Moria y sus laderas construyó un templo magnífico y un conjunto impresionante de edificios oficiales. Jerusalén era una ciudad vinculada estrechamente al nombre de Jehová.
Esto nos ayuda a entender por qué a Jerusalén se le da tanta importancia en la profecía bíblica. Es un símbolo adecuado de la parte celestial de la organización de Jehová y de su Reino mesiánico en manos de Jesucristo.