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Habla injuriosa

Habla injuriosa

La palabra griega original bla·sfē·mí·a y el verbo bla·sfē·mé·ō se usan con referencia a lenguaje denigrante, calumniador e injurioso. Como se indica en el artículo BLASFEMIA, la palabra griega bla·sfē·mí·a tiene un significado más amplio que la palabra española “blasfemia”. En español el término se aplica preferentemente a expresiones injuriosas contra Dios o contra cosas sagradas. (Mt 12:31.) A este respecto, cuando la Versión Cantera-Iglesias hace un comentario sobre la palabra bla·sfē·mí·a en Efesios 4:31, menciona que aplica a “todo lenguaje abusivo contra Dios y sus cosas [...]; o bien, simplemente, ‘mal lenguaje’, ‘maledicencia’”.

Por ello, aunque algunas traducciones (CI, Scío, Val y otras) utilizan los términos “blasfemia” y “blasfemar” en pasajes como el de Hechos 18:6, Colosenses 3:8, 1 Timoteo 6:1 y Tito 2:5, otras, con el fin de aclarar el sentido, emplean en esos mismos casos expresiones como “calumnia”, “insulto”, “palabra injuriosa”, “maledicencia”, “habla injuriosa”, “hablar mal”, “hablar perjudicialmente”, “hablar injuriosamente”, “maldecir” “denigrar” y similares. (Véanse BI, NBE, NM, NVI y otras.)

Cuando Jesús fue fijado al madero, los que pasaban lo injuriaban, diciendo: “¡Bah! Tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, sálvate bajando del madero de tormento”. Uno de los dos malhechores que había a su lado se expresó en términos semejantes. (Mr 15:29, 30; Mt 27:39, 40; Lu 23:39.) Pablo y sus compañeros cristianos también fueron objeto de injurias por parte de quienes cuestionaban su propósito, mensaje y conciencia cristiana (Hch 18:6; Ro 3:8; 14:16; 1Co 10:30; 1Pe 4:4); sin embargo, no se esperaba que ellos ‘hablasen perjudicialmente de nadie’, como tampoco daba pie su conducta a que nadie hablara injuriosamente de su labor o mensaje. (Ef 4:31; Col 3:8; 1Ti 6:1; Tit 2:5; 3:2; compárese con 2Pe 2:2.) Ni siquiera los ángeles “presentan contra ellos acusación en términos injuriosos, lo cual no hacen por respeto a Jehová”. (2Pe 2:11.) No obstante, sí cabe esperar tal habla de quienes practican conducta relajada, son orgullosos y están mentalmente enfermos sobre cuestiones y debates, y de los que desatienden con falta de respeto los nombramientos de Dios. (1Ti 6:4; 2Pe 2:10-12; Jud 8-10.)

El término correspondiente en las Escrituras Hebreas es ga·dháf. Aunque originalmente debió referirse a daño físico violento, se usa en sentido figurado con el significado de “hablar injuriosamente”, es decir, hacer daño con palabras. (Nú 15:30; 2Re 19:6; Eze 20:27.) La palabra hebrea na·qáv, cuyo significado primario es “horadar; traspasar” (2Re 12:9; 18:21), tiene el sentido de blasfemar en el relato del hijo de una mujer israelita que había ‘injuriado’ el nombre de Jehová. (Le 24:11, 16.) Este es un caso de habla áspera o grosera dirigida contra Jehová o contra su pueblo. Un estudio del contexto aclara la naturaleza del “habla injuriosa”. (Véanse EXECRAR; INJURIA; INVOCACIÓN DE MAL.)