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Infierno

Infierno

Palabra que emplean la traducción católica Torres Amat, la Versión Valera de 1909 y otras para traducir el término hebreo scheʼóhl y el griego hái·dēs. Torres Amat no es consecuente en la traducción de scheʼóhl, pues lo traduce (a veces con añadidos en bastardillas) “infierno(s)” 42 veces; “sepulcro” 17 veces; “muerte” 2 veces, y “sepultura”, “mortuorias”, “profundo”, “a punto de morir” y “abismo” 1 vez cada una. En la Versión Valera de 1909, scheʼóhl se traduce “infierno” 11 veces, “sepulcro” 30 veces, “sepultura” 13 veces, “abismo” 3 veces, “profundo” 4 veces, “huesa” 2 veces, “fosa” 2 veces y “hoyo” 1 vez. Esta misma versión siempre traduce hái·dēs por “infierno(s)”, traducción que siguen las versiones Torres Amat, Scío de San Miguel y Nácar-Colunga, salvo en Hechos 2:27, 31.

No obstante, otras versiones actuales son más uniformes en la traducción. Por ejemplo, la Versión Valera (revisión de 1960) translitera la palabra original como “seol” 65 veces y emplea “profundo” 1 vez, mientras que utiliza “Hades” siempre que aparece en las Escrituras Griegas. Otro tanto ocurre con la palabra griega Gué·en·na que, aunque algunos la vierten por “infierno” (8 veces en la Versión Valera de 1909), se suele transliterar en la mayoría de las traducciones españolas.

Con respecto al uso de “infierno” para traducir estas palabras originales del hebreo y del griego, el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 2, pág. 187) dice: “HADĒS [...]. Corresponde con ‘Sheol’ en el AT [Antiguo Testamento]. En la RV [Revisión de 1909 de la Versión Valera] del AT y del NT, ha sido desafortunadamente traducido ‘infierno’”.

La Collier’s Encyclopedia (1986, vol. 12, pág. 28) dice con respecto al “infierno”: “Primero representa al Seol hebreo del Antiguo Testamento y al Hades griego de la Septuaginta y del Nuevo Testamento. Puesto que el Seol de los tiempos veterotestamentarios se refería simplemente a la morada de los muertos sin indicar distinciones morales, la palabra ‘infierno’, según se entiende hoy día, no es una traducción idónea”.

Es precisamente su acepción moderna lo que hace que el término “infierno” sea una traducción tan poco ‘idónea’ de las palabras bíblicas originales. La Nueva Enciclopedia Larousse (1981, vol. 5, pág. 5201) dice bajo “Infierno”: “Originariamente, la voz designaba lo que queda situado ‘más abajo’ o ‘inferior’ al espectador”. Así pues, la palabra “infierno” originalmente no comunicó ninguna idea de calor o tormento, sino simplemente la de un lugar “más abajo” o “inferior”, de modo que su significado era muy similar al del scheʼóhl hebreo. Es interesante que incluso en la actualidad esta palabra significa, según la misma enciclopedia, “lugar subterráneo en que sienta la rueda y artificio con que se mueve la máquina de la tahona”.

El significado que se le da hoy a la palabra “infierno” es el mismo que tiene en la Divina Comedia de Dante y el Paraíso Perdido de Milton, que es completamente ajeno a la definición original de la palabra. Sin embargo, la idea de un “infierno” de tormento ardiente se remonta a mucho antes de Dante o Milton. La Grolier Universal Encyclopedia (1971, vol. 9, pág. 205) dice bajo “Infierno”: “Los hindúes y los budistas ven el infierno como un lugar de purificación espiritual y restauración final. La tradición islámica lo considera un lugar de castigo eterno”. La idea de sufrir después de la muerte también se halla entre las enseñanzas religiosas paganas de los pueblos antiguos de Babilonia y Egipto. Las creencias babilonias y asirias hablaban de un “mundo de ultratumba [...] plagado de horrores, [...] presidido por dioses y demonios de gran fuerza y fiereza”. Los antiguos escritos religiosos de los egipcios, si bien no decían que hubiese lugar donde se padeciese eternamente en el fuego, hablaban de la existencia de un “mundo inferior” en el que había “calderas” para arrojar a los réprobos. (The Religion of Babylonia and Assyria, de Morris Jastrow, Jr., 1898, pág. 581; El Libro de los Muertos, edición de Juan B. Bergua, Madrid, 1964, págs. 82-85.)

El dogma del “infierno” ha sido una enseñanza fundamental de la cristiandad durante muchos siglos, por lo que no extraña en lo más mínimo el comentario publicado en The Encyclopedia Americana (1956, vol. 14, pág. 81): “Ha causado mucha confusión y desconcierto el que los primeros traductores de la Biblia tradujesen sistemáticamente el Seol hebreo y el Hades y el Gehena griegos por la palabra infierno. La simple transliteración de esas palabras en ediciones revisadas de la Biblia no ha bastado para paliar de modo importante esta confusión y malentendido”. Sin embargo, tal transliteración y el que las palabras originales se traduzcan de manera consecuente permite que el estudiante de la Biblia haga una comparación exacta de los textos en los que aparecen estas palabras originales, y llegue a una comprensión objetiva y correcta de su verdadero significado. (Véanse GEHENA; HADES; SEOL; SEPULCRO; TÁRTARO.)