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Ofir

Ofir

 

1. Descendiente de Sem por medio de Arpaksad, Selah, Éber y Joqtán, de quien fue el undécimo de sus trece hijos. (Gé 10:22-29; 1Cr 1:17-23.) Probablemente nació unos doscientos años antes que Abrahán, que descendió de Péleg, su tío paterno. (Gé 10:25; 11:18-26.) Al igual que sus hermanos, Ofir parece haber encabezado una de las tribus semitas que figuran en la relación de descendientes de Noé “según sus familias, según sus lenguas, en sus tierras, según sus naciones”. (Gé 10:31, 32.) Véanse los posibles emplazamientos de la tierra de Ofir en la que con el tiempo se asentó esta tribu en el núm. 2.

2. Lugar renombrado como fuente de mucho oro de la mejor calidad. En tiempos de Job (c. 1600 a. E.C.) ya se relacionaba el “mineral precioso en el polvo” y el “oro puro” con el “oro de Ofir”. (Job 22:24; 28:15, 16.) El Salmo 45:9 describe a la regia consorte ataviada con oro precioso de Ofir, y en Isaías 13:11, 12 —en la declaración contra Babilonia— se utiliza la relativa rareza del oro de Ofir para simbolizar la escasez de hombres tiránicos que habría en Babilonia después de su caída.

David donó 3.000 talentos de oro de Ofir, valorado en 1.156.050.000 dólares (E.U.A.), para la construcción del templo. (1Cr 29:1, 2, 4.) Más tarde, la flota comercial de Salomón, hijo de David, transportaba desde Ofir 420 talentos de oro. (1Re 9:26-28.) Por otra parte, el relato paralelo de 2 Crónicas 8:18 da la cifra de 450 talentos. Algunos eruditos opinan que esta discrepancia apareció cuando comenzaron a usarse las letras del alfabeto en lugar de cifras, y que quizás algún copista haya confundido la letra nun (נ), que representaba el número 50, por la letra kaf (כ), que significaba 20, o viceversa. Sin embargo, existen claros indicios de que los números no se representaban por letras en las Escrituras Hebreas, sino que se escribía la palabra correspondiente a cada uno. Una explicación más probable, por lo tanto, es que ambas cifras sean correctas y que la cantidad bruta que se llevaba fuese de 450 talentos, de los que 420 componían la ganancia neta.

Como confirmación de estos relatos bíblicos en cuanto a la importación de oro de Ofir, en 1946 se desenterró un fragmento de cerámica al NE. de Tel Aviv-Yafo con la inscripción: “Oro de Ofir a bet horón, 30 siclos”. (Journal of Near Eastern Studies, 1951, vol. 10, págs. 265, 266.)

Además de producir una enorme cantidad de oro, de la tierra de Ofir también procedían los árboles algum y las piedras preciosas que importaba Salomón. (1Re 10:11; 2Cr 9:10.) Sin embargo, la expedición que el rey Jehosafat envió a aquella tierra un siglo después fracasó, pues sus “naves de Tarsis” naufragaron en Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 22:48; véase TARSIS núm. 4.)

Ubicación. En la actualidad no se puede determinar con certeza la ubicación exacta de Ofir. De los varios lugares propuestos, hay tres con más visos de realidad: India, Arabia y el NE. de África, todos accesibles a una flota que efectuase sus operaciones desde Ezión-guéber, en el extremo septentrional del brazo oriental del mar Rojo. Con relación a la India, hay que decir que todos los artículos que transportaban las naves de Salomón e Hiram podían haberse obtenido allí. También pueden citarse a Josefo, Jerónimo y la Septuaginta en apoyo de la teoría de que Ofir se hallaba en la India. Por otra parte, los partidarios de emplazar Ofir en la región del NE. de África próxima a Somalia, en el punto más meridional del mar Rojo, señalan que se podrían haber obtenido todos los artículos importados de un lugar mucho más cercano que la India.

No obstante, la opinión generalizada es que Ofir era una región del SO. de Arabia, en las inmediaciones del moderno Yemen. Este punto de vista se basa en la premisa de que los descendientes de Ofir, el hijo de Joqtán, se establecieron en la península arábiga junto con otras tribus hermanas, como los descendientes de Seba y Havilá. (Gé 10:28, 29.) El relato de la visita de la reina de Seba (probablemente de la parte S. de Arabia) se encuentra entre las dos referencias al comercio de Salomón con Ofir. (1Re 9:26–10:11.)