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Secta

Secta

El significado de la palabra griega (hái·re·sis, de la que se deriva la española “herejía”) que se traduce “secta” es “elección” (Le 22:18, LXX) o “lo elegido”, de donde pasa a significar el grupo de hombres que se separa de otros y sigue sus propios dogmas, es decir, una “escuela filosófica”, “secta religiosa”, “partido” o “facción”. (Diccionario Griego-Español, dirigido por Francisco Rodríguez Adrados, Madrid, CSIC, 1980, vol. 1, voz hái·re·sis.) Este término se aplica a los partidarios de las dos ramas prominentes del judaísmo: los fariseos y los saduceos. (Hch 5:17; 15:5; 26:5.) Los no cristianos también llamaron al cristianismo una “secta” o “la secta de los nazarenos”, posiblemente considerándolo una facción del judaísmo. (Hch 24:5, 14; 28:22.)

El fundador del cristianismo, Jesucristo, oró para que prevaleciera la unidad entre sus seguidores (Jn 17:21), y los apóstoles estaban sumamente interesados en preservar la unidad de la congregación cristiana. (1Co 1:10; Jud 17-19.) La falta de unidad en las creencias podría originar disputas airadas, disensión y hasta enemistad. (Compárese con Hch 23:7-10.) De manera que tenían que evitarse las sectas, una de las obras de la carne. (Gál 5:19-21.) Se advirtió a los cristianos que no promovieran sectas ni fueran descarriados por falsos maestros. (Hch 20:28; 2Ti 2:17, 18; 2Pe 2:1.) El apóstol Pablo dijo en su carta a Tito que si un hombre continuaba promoviendo una secta después de haberle amonestado dos veces, tenía que ser rechazado, lo que significaba que se le expulsaba de la congregación. (Tit 3:10.) Los que se negaran a implicarse en crear divisiones dentro de la congregación o en apoyar a una facción en particular se distinguirían por su proceder fiel y mostrarían tener la aprobación de Dios. Al parecer, esto es a lo que Pablo se refería cuando dijo a los corintios: “También tiene que haber sectas entre ustedes, para que las personas aprobadas también se hagan manifiestas entre ustedes”. (1Co 11:19.)