INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Tiro
EN LA HISTORIA de Tiro hallamos un ejemplo sobresaliente del cumplimiento de la profecía bíblica. Primero cayó la ciudad continental y más tarde le tocó el turno a la insular. Ambos sucesos ya se habían predicho.
En la época de David y Salomón las relaciones entre Tiro e Israel eran buenas (1Cr 14:1; 1Re 9:10, 11), pero los tirios adoraban a Melqart y Astarté. Tiro se dedicaba al comercio, y su prosperidad la volvió orgullosa y desafiante para con Jehová. Por eso, los profetas de Jehová predijeron su ruina.
Nabucodonosor II sitió la ciudad. Desde una óptica estrictamente militar, era inútil mantener el asedio durante muchos años, pero Nabucodonosor persistió hasta que Tiro cayó trece años después, y así cumplió la profecía bíblica que decía que él sería el conquistador. (Eze 26:7-12.)
Más tarde Zacarías predijo de nuevo la destrucción de Tiro, aunque en este caso se trataba de la ciudad insular. Alejandro Magno utilizó las ruinas de la ciudad continental para hacer un terraplén y llegar hasta ella, y además levantó enormes torres de asedio. Por eso, a pesar de que la altura de las murallas de Tiro era de 46 m., la profecía se cumplió. (Zac 9:3, 4; Eze 26:4, 12.)