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Nacer otra vez

Nacer otra vez

Definición: El nacer otra vez envuelve el bautizarse uno en agua (‘nacer del agua’) y ser engendrado mediante el espíritu de Dios (‘nacer del espíritu’), llegando a ser así hijo de Dios con la perspectiva de participar en el Reino de Dios (Juan 3:3-5). Jesús tuvo esta experiencia, y la tienen también los 144.000 que son herederos con él del Reino celestial.

¿Por qué es necesario que ciertos cristianos ‘nazcan otra vez’?

El propósito de Dios es asociar con Jesucristo en el Reino celestial a una cantidad limitada de humanos fieles

Luc. 12:32: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.”

Rev. 14:1-3: “Vi, y, ¡miren! el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil [...] que han sido comprados de la tierra.” (Véanse las páginas 76, 77, en la sección titulada “Cielo”.)

Los humanos no pueden ir al cielo en cuerpos de carne y sangre

1 Cor. 15:50: “Esto digo, hermanos, que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni tampoco la corrupción hereda la incorrupción.”

Juan 3:6: “Lo que ha nacido de la carne, carne es, y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es.”

Solo los que han ‘nacido otra vez’, y de esta manera llegan a ser hijos de Dios, pueden participar en el Reino celestial

Juan 1:12, 13: “A cuantos sí lo recibieron [a Jesucristo], a ellos les dio autoridad de venir a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre; y ellos nacieron, no de sangre, ni de voluntad carnal, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (La expresión “a cuantos sí lo recibieron” no se refiere a todos los humanos que han puesto fe en Cristo. Nótese a quiénes se hace referencia, como lo indica el versículo 11 [“a su propia casa”, los judíos]. Se ha extendido el mismo privilegio a otras personas de la humanidad, pero solo a un “rebaño pequeño”.)

Rom. 8:16, 17: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.”

1 Ped. 1:3, 4: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque según su gran misericordia nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes.”

¿Qué harán en el cielo?

Rev. 20:6: “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”

1 Cor. 6:2: “¿[...] no saben ustedes que los santos juzgarán al mundo?”

¿Puede salvarse una persona que no haya ‘nacido otra vez’?

Rev. 7:9, 10, 17: “Después de estas cosas [después que el apóstol Juan oyó la cantidad de los que ‘nacerían otra vez’, los que compondrían el Israel espiritual y estarían con Cristo en el cielo; compárese con Romanos 2:28, 29 y Gálatas 3:26-29] vi, y, ¡miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’. [...] ‘El Cordero [Jesucristo], que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida.’”

Después de enumerar a muchas personas de fe que vivieron en la época precristiana, Hebreos 11:39, 40 dice: “Todos éstos, aunque se dio testimonio de ellos por su fe, no obtuvieron el cumplimiento de la promesa, puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran hechos perfectos aparte de nosotros”. (¿A quiénes se hace referencia aquí cuando se dice “nosotros”? Hebreos 3:1 muestra que es a los “participantes del llamamiento celestial”. Por eso, las personas de fe que vivieron en la época precristiana tenían que haber tenido una esperanza de vida perfecta en un lugar que no fuera el cielo.)

Sal. 37:29: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”

Rev. 21:3, 4: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”

¿Es posible que una persona tenga el espíritu de Dios y aun así no haya ‘nacido otra vez’?

Respecto a Juan el bautizante, el ángel de Jehová dijo: “Será lleno de espíritu santo aun desde la matriz de su madre” (Luc. 1:15). Y Jesús dijo posteriormente: “Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos mayor es que él [¿Por qué? Porque Juan no estará en los cielos y, por eso, no era necesario que ‘naciera otra vez’]. Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora [cuando Jesucristo hizo esta declaración] el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres”. (Mat. 11:11, 12.)

El espíritu de Jehová se hizo “operativo” sobre David y “habló” por medio de él (1 Sam. 16:13; 2 Sam. 23:2), pero en ninguna parte dice la Biblia que él hubiera ‘nacido otra vez’, pues, como dice Hechos 2:34: “David no ascendió a los cielos”.

¿Qué identifica a las personas que tienen el espíritu de Dios hoy día?

Véanse las páginas 137, 138, en la sección amplia titulada “Espíritu”.

Si alguien dice...

‘Yo he nacido otra vez’

Usted pudiera contestar: ‘Eso significa que algún día espera estar con Cristo en el cielo, ¿no es cierto?... ¿Se ha preguntado alguna vez qué harán en el cielo los que vayan allí?’. Entonces pudiera añadir: 1) ‘Serán reyes y sacerdotes que gobernarán con Cristo (Rev. 20:6; 5:9, 10). Jesús dijo que serían solo un “rebaño pequeño” (Luc. 12:32)’. 2) ‘Si son reyes, también debe haber súbditos sobre los cuales gobiernen. ¿Quiénes serán estos?... He aquí unos puntos que hallé muy interesantes cuando me los dieron a conocer (Sal. 37:11, 29; Pro. 2:21, 22)’.

‘¿Ha nacido usted otra vez?

Usted pudiera contestar: ‘He notado que “nacer otra vez” no siempre significa lo mismo para todo el mundo. ¿Podría decirme que significa para usted?’.

O contestar: ‘Usted quiere saber si he aceptado a Jesús como mi Salvador y si he recibido el espíritu santo, ¿no es verdad? Puedo asegurarle que la respuesta es: Sí; de lo contrario no estaría hablándole acerca de Jesús’. Entonces pudiera añadir: 1) ‘Pero cuando pienso en el asunto de tener el espíritu santo, considero que, lamentablemente, muchas personas que afirman ser cristianas no dan muestra de tener ese espíritu (Gál. 5:22, 23)’. 2) ‘¿Disfrutaría usted de vivir en la Tierra si todo el mundo reflejara esas cualidades de la piedad? (Sal. 37:10, 11)’.

Otra posibilidad: ‘Si lo que su pregunta significa es: “¿He aceptado a Cristo como mi Salvador?”, la respuesta es: Sí. Todos los testigos de Jehová lo han aceptado. Pero, para nosotros, el nacer otra vez envuelve mucho más que eso’. Entonces pudiera añadir: 1) ‘Cuando Jesús habló respecto a nacer otra vez dijo que eso era necesario para entrar en el Reino de Dios, o sea, ser parte del Reino de Dios, su gobierno celestial (Juan 3:5)’. 2) ‘La Biblia muestra también que muchas personas que hacen la voluntad de Dios vivirán aquí en la Tierra, como súbditos felices de ese Reino (Mat. 6:10; Sal. 37:29)’.

Otra sugerencia: Los que pertenecen a la clase celestial podrían contestar: ‘Sí, he nacido otra vez. Pero la Biblia nos advierte a todos que no estemos demasiado confiados de nuestra posición. Tenemos que seguir examinándonos para estar seguros de que estamos realmente haciendo lo que Dios y Cristo requieren de nosotros (1 Cor. 10:12)’. Entonces pudiera añadir: ‘¿Qué responsabilidad impuso Jesús sobre sus discípulos verdaderos? (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 9:16)’.