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CAPÍTULO ONCE

¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?

¿Deseamos como Jehová que la gente se salve?

 1, 2. a) ¿Qué nos enseña la reacción de Jonás cuando Jehová decidió no destruir a Nínive? b) ¿Por qué deberíamos analizar la misericordia de Dios y la importancia que él da a la vida de las personas?

 JEHOVÁ se sentía feliz, pero Jonás estaba deprimido. Mientras que Dios había tomado la misericordiosa decisión de perdonar la vida a miles de personas —que habían sido enemigas de su pueblo—, el profeta habría preferido verlas muertas.

A veces, ni siquiera los siervos de Jehová captan todo el alcance de la misericordia divina

2 La reacción de Jonás nos enseña que a los seres humanos a veces nos cuesta comprender hasta dónde llega la paciencia divina. También se nos hace difícil demostrar que, al igual que Jehová, deseamos que la gente se salve. A Jonás “le desagradó sumamente” que Jehová perdonara a los ninivitas, por lo que “llegó a estar enardecido de cólera”. ¿Por qué se sintió así? ¿Sería porque estaba más preocupado por sus propios sentimientos que por la misericordia y por la supervivencia de tantas personas? Tal vez pensara que si los ninivitas se libraban del castigo, él quedaría en ridículo (Jonás 4:1, 10, 11). ¿Qué podemos decir del momento actual? Dado que está tan cerca el día de Jehová, preguntémonos: “¿Cómo podría yo apreciar mejor el perdón de Dios? ¿Cómo podría ayudar a los pecadores arrepentidos a beneficiarse a mayor grado del tierno amor de Jehová? Sí, ¿cómo demostraré que comparto el deseo de Dios de que la gente se salve?”.

SU JUSTICIA Y SU MISERICORDIA SALVAN VIDAS

 3. Explique si se contradicen la justicia de Dios y su misericordia.

3 Es la opinión de algunos que los doce libros proféticos no hacen otra cosa que indicar, página tras página, que Dios se encoleriza, juzga y castiga. Quizás se pregunten: “¿Y dónde queda la misericordia de Jehová? ¿Es que a él no le preocupa salvar a la gente?”. Pero lo cierto es que su justicia no contradice su misericordia. Más bien, ambas cualidades cooperan para salvar vidas. La justicia y la misericordia son dos facetas de la personalidad divina, la cual demuestra un equilibrio perfecto (Salmo 103:6; 112:4; 116:5). Al reparar los daños ocasionados por los malvados, Dios muestra misericordia a quienes aman el bien. De este modo pone de manifiesto su justicia sin igual. Por otro lado, Jehová, el Dios de justicia absoluta, actúa con misericordia al tener en cuenta las limitaciones de los seres humanos imperfectos. En resumen, podríamos decir que Dios aplica el castigo siempre que es preciso y muestra misericordia siempre que es posible. En los mensajes de los profetas encontramos muchas frases que atestiguan este perfecto equilibrio y que indican además cuánto desea Dios que la gente se salve. Examinemos este hecho, al tiempo que vemos lecciones aplicables a la vida actual.

 4. ¿Qué indicaciones ha dado Dios de que quiere que la gente se salve?

4 El profeta Joel transmitió un mensaje de condena; pero al mismo tiempo confirmó que Dios “es benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa” (Joel 2:13). Unos cien años más tarde, en el siglo VIII antes de nuestra era, Miqueas destacó cuánto necesitamos el perdón de Jehová. Primero exclamó: “¿Quién es un Dios como tú[?]”. Y luego dijo lo siguiente de Jehová: “Ciertamente no tendrá asida su cólera para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa. Volverá a mostrarnos misericordia” (Miqueas 7:18, 19). Como vimos en el relato de Jonás sobre los ninivitas, cuando alguien provoca la cólera de Dios, él está dispuesto a replantearse el castigo; siempre, eso sí, que esa persona se arrepienta y lo demuestre con obras.

 5. ¿Qué aspectos de la misericordia de Dios y su interés por salvar vidas le parecen más conmovedores? (Véase también el recuadro “ Sirvieron de buena gana”.)

5 Aunque no vivimos en tiempos de los doce profetas, ¿verdad que nos emocionan las pruebas que dio Jehová de que es misericordioso y se interesa por salvar vidas? Al conmovernos de ese modo, nos sentimos más apegados a Dios y nos preocupamos más por ayudar al prójimo a obtener la vida. Pese a que la mayoría de los hombres y mujeres de hoy van por mal camino, Dios nos asegura que “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Ese deseo de Jehová se refleja en las cariñosas palabras que Oseas pronunció al recibir de vuelta a su esposa adúltera. De igual modo, Jehová se dirigió a su pueblo y le habló “a su corazón”. No estaba obligado a perdonarlo; lo hizo por voluntad propia, de su “propio albedrío” (Oseas 1:2; 2:13, 14; 3:1-5; 14:4). ¿Sabe usted por qué son tan importantes la actitud y los actos de perdón de Dios? Porque hay vidas en juego. Otra prueba de que él es misericordioso y quiere salvar a la gente es la existencia de la congregación cristiana, la cual realiza una obra en la que usted está implicado.

AYUDEMOS A LA GENTE A OBTENER LA VIDA

 6. ¿Qué hecho fundamental revela que Dios desea que la gente se salve?

6 ¿Por qué participamos en el ministerio público? Una de las principales razones es para dar a conocer al único Dios verdadero. Pues bien, hay que destacar un hecho fundamental: antes de castigar, Jehová siempre da advertencias claras. Así muestra su misericordia y su interés en que las personas no sean destruidas, sino que obtengan la vida. Los doce profetas avisaron a los pecadores de que Dios los invitaba a corregirse y librarse de su justa cólera. Y hoy los cristianos realizamos una obra similar. Tenemos el honor de proclamar la advertencia de que se acerca el día de la venganza divina. Al hacerlo, procuramos no asumir actitudes vengativas, como desear que quienes rechazan el mensaje “reciban su merecido”. Recordamos que, en gran medida, predicamos para que algunos entren en el camino a la vida (Joel 3:9-12; Sofonías 2:3; Mateo 7:13, 14).

 7. a) ¿Por qué es tan necesario dar testimonio? b) ¿Cómo nos ayuda a soportar la apatía pensar en la actitud de Jehová?

7 Cada vez que damos testimonio de la verdad bíblica —sea en las puertas, en la escuela, en el trabajo o en cualquier otro lugar—, ofrecemos ayuda a alguien que necesita con urgencia la misericordia y el perdón de Dios (Oseas 11:3, 4). Es cierto que encontraremos indiferencia y apatía. Pero al no dejar que esas actitudes nos desanimen, imitamos a nuestro misericordioso Dios, quien mediante Zacarías rogó a su pueblo descarriado: “Vuélvanse, por favor, de sus malos caminos y de sus malos tratos” (Zacarías 1:4). Ninguno de nosotros sabemos cuántas personas más responderán cuando les hablemos de la misericordia de Dios y les indiquemos el camino de la vida. Nuevamente, no debemos olvidar que predicamos porque Jehová quiere que la gente se salve, y porque nosotros también lo queremos.

 8. ¿Cómo nos anima recordar que casi siempre hay alguien que responde a la misericordia de Dios?

8 Seguramente nos animará recordar este hecho: casi siempre hay alguien que responde a los mensajes de Dios. Por ejemplo, Oseas pudo hablar de personas que comprendían que “los caminos de Jehová son rectos”, y luego añadió: “Los justos son los que andarán en ellos” (Oseas 14:9). En el transcurso de los siglos, muchas personas han aceptado la siguiente invitación de Dios: “Vuelvan a mí con todo su corazón” (Joel 2:12). Aunque estas palabras de Jehová van dirigidas al pueblo que lo había conocido, demuestran que él se interesa por quienes están empezando a conocerlo. En efecto, Dios no ha perdido la confianza en la capacidad del hombre de sentir pesar por sus malas acciones, arrepentirse y comenzar a hacer lo correcto. Los seres humanos que actúan así entran en el camino que los llevará a sobrevivir (1 Timoteo 4:16).

 9. Tal como indica el caso de los ninivitas, ¿qué es necesario para sobrevivir?

9 El hecho de que Jehová perdonara a los ninivitas nos enseña otra lección. Leemos que tomaron en serio el anuncio de su inminente castigo y “empezaron a poner fe en Dios” (Jonás 3:5). En efecto, para sobrevivir fue necesario demostrar fe, y no solo temer el castigo. Pues bien, Jehová anhela que las personas se arrepientan y demuestren fe. Por ello, nos permite ser predicadores para ayudarlas a tomar una decisión. ¿Con qué resultados? En el caso de los ninivitas, la Biblia dice que “el Dios verdadero llegó a ver las obras de ellos, que se habían vuelto de su mal camino; y por eso el Dios verdadero sintió pesar en cuanto a la calamidad de que había hablado que les causaría; y no la causó” (Jonás 3:10). Puesto que es imposible engañar a Jehová con palabras o gestos fingidos, el remordimiento de los ninivitas y las obras con que lo evidenciaron tuvieron que ser auténticos. Él vio que habían cambiado de verdad y que su arrepentimiento y su fe eran sinceros.

10. ¿En qué situaciones brindó Jehová la salvación a distintos grupos de personas?

10 Pero no creamos que los ninivitas fueron los únicos en beneficiarse del interés de Jehová por salvar vidas. En el año 607 antes de nuestra era, cuando ya habían terminado su ministerio Abdías, Nahúm y Habacuc, Jerusalén fue destruida. No obstante, Jehová conservó vivos al obediente Jeremías y a un grupo de fieles compañeros suyos (Jeremías 39:16-18). Asimismo, los profetas de Dios predijeron que un resto arrepentido regresaría de Babilonia a restaurar la adoración pura (Miqueas 7:8-10; Sofonías 3:10-20). Pues bien, estas profecías han tenido un gran cumplimiento en tiempos modernos. Tras la I Guerra Mundial, Jehová se encargó de que los cristianos ungidos —muchos de los cuales habían descuidado la adoración verdadera— volvieran a participar con celo en el ministerio y recuperaran su favor, lo que les permitiría obtener la vida. Hoy, igualmente, hay personas de “muchas naciones” que se están “uni[endo] a Jehová” (Zacarías 2:11). Él les brinda la oportunidad de sobrevivir al fin de este sistema de cosas en el futuro cercano. Por eso, los cristianos no participamos en el ministerio público tan solo por obedecer a Dios ni tampoco por cumplir las profecías (Mateo 24:14; 28:19, 20). Lo hacemos, sobre todo, para que la gente conozca a Jehová, demuestre fe y obtenga la vida.

QUIENES VUELVAN A JEHOVÁ SE SALVARÁN

11, 12. ¿Cómo pueden beneficiarse de la misericordia de Dios las personas que han dejado de adorarlo?

11 Jehová se preocupa por las personas recién interesadas en la verdad y quiere que se salven. Al mismo tiempo, no olvida a quienes le han servido por años. Por eso, nosotros también debemos preocuparnos por ellos y tratar de ayudarlos a continuar en el camino de la vida. ¿De qué formas prácticas demostramos ese interés?

12 Tal vez conozcamos a alguien que en su día aprendió la verdad sobre Jehová, demostró fe en él y se hizo adorador activo, pero que hoy ya no le sirve. Los mensajes que transmitió Jehová mediante los doce profetas revelan algo: él estaba dispuesto a tener misericordia de aquellos que habían formado parte de su pueblo pero no perseveraron en la adoración verdadera. En la actualidad sucede igual tanto con quienes se han ido alejando como con quienes han caído en el pecado y deben arrepentirse (Hebreos 2:1; 3:12). Aunque no sean felices lejos de Jehová, tal vez les cueste regresar. Pues bien, él los invita a hacerlo, como muestran las siguientes palabras de uno de los profetas: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Vuelvan a mí [...], y yo volveré a ustedes’” (Zacarías 1:3). De igual modo, es muy alentadora esta exhortación de Oseas: “Vuelve, sí, oh Israel, a Jehová tu Dios, porque has tropezado en tu error. Tomen con ustedes palabras y vuelvan a Jehová. Díganle todos: ‘Dígnate perdonar el error; y acepta lo que es bueno [...]’”. En efecto, hasta los que han cometido graves pecados pueden recibir el perdón de Dios y recuperarse espiritualmente si retornan a él arrepentidos de corazón (Oseas 6:1; 14:1, 2; Salmo 103:8-10). Las puertas estaban abiertas en tiempos de los profetas, y lo siguen estando en la actualidad.

¿Cómo podríamos ayudar a volver a Jehová a algunos cristianos que han perdido el celo?

13. ¿Qué razones hay para mostrar misericordia a quienes Dios ha perdonado?

13 Ahora bien, ¿cómo debe influir lo anterior en los cristianos que nos hemos mantenido en el camino a la vida? Sí, ¿cómo demostraremos que compartimos el criterio de Jehová sobre la gente? Pues bien, él espera que seamos misericordiosos tanto con los recién llegados a la congregación como con quienes hayan dejado de servirle. Mediante Oseas, nos indica qué espera de nosotros: “En bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio”. Jesucristo se basó en estas palabras y expresó así la idea: “Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’” (Oseas 6:6; Mateo 9:13). Para mantener viva nuestra amistad con Dios, es esencial que demostremos tal misericordia. Observemos la relación que establece el apóstol Pablo entre ser perdonadores e imitar a Jehová: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes. Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor” (Efesios 4:32–5:2). ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Estamos imitando a Dios en este particular?

14, 15. ¿Qué circunstancias podrían poner a prueba nuestra actitud ante el perdón de Jehová?

14 ¿Y si un hermano peca gravemente, no se arrepiente y hay que expulsarlo? Así sucedía en el siglo primero: el cristiano que se volvía pecador y no se arrepentía tenía que ser echado de la congregación. Si esa situación se daba estando aún vivos los apóstoles de Jesús, no es de extrañar que hoy ocurra de vez en cuando. En tales casos, los hermanos leales siguen la norma bíblica de no tener ningún trato con el expulsado. Esta demostración de lealtad a Jehová tal vez lo ayude a darse cuenta de la gravedad de su conducta y lo mueva a arrepentirse. La Biblia habla de un hombre de Corinto que fue expulsado, pero que luego cambió y fue readmitido en la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Corintios 2:5-8). Cuando esto pasa en la actualidad, ¿cómo nos sentimos, y cómo mostramos interés en que se salve quien ha regresado?

15 El pecador arrepentido tal vez sienta vergüenza y desconsuelo. Quizás necesite que le confirmen que Dios y sus hermanos lo quieren y desean que se salve. Notemos con cuánta ternura tranquilizó Dios en la antigüedad a cada miembro de su pueblo que estuvo dispuesto a arrepentirse: “Me comprometo contigo y te seré fiel, y [me] conocerás de verdad” (Oseas 2:20, La Palabra de Dios para Todos). Nosotros hacemos bien en imitar estos sentimientos de Jehová, el Dios que, según indicó Zacarías, nos promete: “Les mostraré misericordia” (Zacarías 10:6).

16. ¿Cómo debemos reaccionar si alguien es readmitido en la congregación?

16 Dios desea que la gente se salve. Por eso se alegra cuando se arrepiente un pecador o cuando recupera el celo un siervo suyo que ha caído en la inactividad (Lucas 5:32). a En el caso del corintio que ya hemos mencionado, Pablo exhortó a la congregación a perdonarlo, animarlo y expresarle su cariño más sincero: “Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre, de modo que [...] deben perdonarlo bondadosamente y consolarlo, para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste. Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él” (2 Corintios 2:6-8). Recordemos que, como indicó Oseas, Jehová dijo lo siguiente acerca de los pecadores arrepentidos: “Sanaré la infidelidad de ellos. Los amaré de mi propio albedrío” (Oseas 14:4). ¿Imitaremos nosotros a Jehová y nos sentiremos felices de contribuir a que los enfermos espirituales se sanen y retomen el camino a la vida eterna?

17, 18. ¿Qué ayuda amorosa podemos dar a quienes regresan a Jehová, así como a los familiares de los expulsados?

17 Jehová deja muy claro que respeta la dignidad de quienes regresan a él y que estos pueden contar con todo su amor. En este sentido es igual que Oseas, que aceptó de buena gana a su esposa, la cual le había sido infiel. Además, Jehová explica el trato que dio a sus siervos: “Llegué a ser para ellos como los que alzan un yugo de sus quijadas, y con dulzura llevé alimento a cada uno” (Oseas 11:4). ¿Verdad que es alentador notar con cuánto cariño atrae Jehová a quienes vuelven a él? Pues bien, nosotros podemos imitarlo no siendo rígidos ni fríos con la persona que manifieste tristeza piadosa y arrepentimiento de corazón. Y cuando sea readmitida en la congregación, no le mostraremos rencor por sus errores del pasado, sino que le brindaremos palabras de consuelo siempre que lo necesite (1 Tesalonicenses 5:14).

18 ¿Se nos ocurren más maneras de imitar a Jehová cuando alguien tiene que ser expulsado de la congregación? Por ejemplo, ¿sería posible ayudar a los familiares del expulsado —como el cónyuge o los hijos— para que sigan fieles a la verdad? Quizás ahora se les haga más difícil asistir a las reuniones y salir al ministerio. ¿Les daremos el apoyo especial que requieran? Otra forma de tratarlos con ternura y compasión es entablando con ellos conversaciones animadoras, con “palabras buenas, palabras consoladoras” (Zacarías 1:13). Tenemos muchas oportunidades para hacerlo: antes y después de las reuniones, en el ministerio y en otras ocasiones. No olvidemos que son nuestros queridos compañeros en la congregación, por lo que no deberían sentirse ni excluidos ni aislados. A veces, los hijos de la persona expulsada son los únicos de la familia que luchan por servir a Jehová. Sin duda queremos ayudarlos a salvarse. ¿Cómo demostramos ese deseo?

“A UN HUÉRFANO DE PADRE SE MUESTRA MISERICORDIA”

19. ¿Qué ayuda espiritual brindó Sofonías a un huérfano?

19 El ministerio de Sofonías (mediados del siglo VII antes de nuestra era) es toda una lección de lo que implica ayudar al prójimo. Este profeta tal vez fuera primo lejano del rey Josías y, por tanto, miembro de la casa real de Judá. Cuando Josías tenía solo ocho años, se vio obligado a subir al trono, ya que habían asesinado a su padre. La situación que le esperaba no era nada fácil: el país estaba hundido en la idolatría y en otras prácticas detestables (Sofonías 3:1-7). Joven y huérfano, Josías necesitaba buenos consejos para dirigir aquella nación rebelde. Como vimos en capítulos anteriores de este libro, Jehová le dio sabias instrucciones a través de Sofonías y otros profetas. Cabe destacar que aunque Jehová denunció mediante este último a “los príncipes” de Judá, al rey no lo censuró (Sofonías 1:8; 3:3). Este hecho tal vez indique que el joven Josías ya había manifestado su inclinación hacia la adoración pura. La exhortación del profeta sin duda lo fortaleció en su decisión de eliminar de Judá la religión impura.

20. ¿Cómo puede beneficiarse el joven “huérfano” de la ayuda de un “tutor” espiritual de la congregación?

20 El interés de Sofonías por aquel joven rey ilustra cuánto se preocupa Jehová por los jóvenes vulnerables y necesitados, como los hijos de los expulsados. Oseas señaló que “a un huérfano de padre [Dios le] muestra misericordia” (Oseas 14:3). ¿Conoce usted a algún “huérfano” (o “huérfana”) que necesite ayuda espiritual o de orden práctico? Tal vez sean huérfanos espirituales, como los jóvenes que viven con solo uno de sus padres o los que sirven a Jehová sin el respaldo de su familia. Muy a menudo, su apego a la congregación y su crecimiento en la verdad se verán influidos por la presencia o ausencia de algún “tutor” espiritual. Más de un “huérfano” de este tipo es ahora un adulto espiritual porque se benefició en su día del interés amoroso de algunos cristianos maduros de la congregación (Salmo 82:3).

¿Podríamos ser amorosos “tutores” espirituales de un joven “huérfano”?

21. ¿Qué apoyo pueden dar los cristianos maduros a los jóvenes?

21 Por ejemplo, para las madres sin cónyuge representa una gran ayuda que los cristianos maduros se interesen por sus hijos (Santiago 1:27). Claro, siempre han de hacerlo con el debido respeto a su autoridad materna y con decoro. Tanto los superintendentes como otros cristianos se encuentran en condiciones de dar apoyo espiritual a los miembros de las familias que lo precisen. Quizás usted mismo o su cónyuge, o incluso toda su familia, puedan dedicarle tiempo a algún huérfano o huérfana. ¿Le sería posible dar atención a un joven que se sienta solo? Puede que él necesite un oyente comprensivo, un confidente, y usted pudiera cumplir esa función mientras lo acompaña en el ministerio público. Como vivimos muy ocupados, darle esa ayuda constante durante cierto tiempo puede “poner a prueba lo genuino de su amor” (2 Corintios 8:8). En efecto, con tales esfuerzos, usted evidenciará que se preocupa por la salvación de los demás.

22. ¿Cómo nos sentimos al meditar en el interés que Dios tiene en que la gente alcance la vida?

22 ¡Cuánto nos reconforta meditar en el interés que Dios muestra por los seres humanos y en su deseo de que alcancen la vida eterna! Él no se complace en expresar su desagrado a quienes deciden ser pecadores irreformables e indignos de vivir para siempre; más bien, prefiere brindar su cariño, así como la vida, a las personas justas que lo aman. Mientras aguardamos con ansias el día de Jehová, imitemos a Dios ayudando al prójimo a recorrer el camino a la vida.

a Hay tres animadoras parábolas que muestran cuánto se preocupa Dios por sus siervos que se han apartado de la congregación: las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo (Lucas 15:2-32).