Ir al contenido

Ir al índice

CAPÍTULO UNO

Los mensajes de Jehová: ayer y hoy

Los mensajes de Jehová: ayer y hoy

 1, 2. ¿Qué tesoros ha buscado la gente, y qué nos ayudará a vivir más satisfechos?

 A LO largo de los siglos, mucha gente ha soñado con descubrir tesoros ocultos, como lo muestran numerosas historias de exploradores, arqueólogos y otros personajes. Ahora bien, aunque usted, lector, no ande a la caza de un tesoro, imagínese por un momento que lo encuentra. Sería extraordinario, sobre todo si le permitiera disfrutar de una vida más plena y feliz.

2 Es cierto que la mayoría de las personas no salen a realizar excavaciones para encontrar fortunas enterradas. Pero buscando la felicidad tratan de hallar otro tipo de tesoros, como la estabilidad económica, la buena salud y el éxito en el matrimonio. Claro, estos tesoros no aparecen indicados en ningún mapa y son difíciles de conseguir. Por esta razón, somos muchos los que agradecemos recibir consejos que nos ayuden a alcanzar nuestras metas y vivir más satisfechos.

 3, 4. ¿Dónde encontramos consejos prácticos para vivir mejor?

3 Tenemos a nuestra disposición recomendaciones que ya han demostrado claramente su eficacia, pues han hecho muy feliz a la gente. Son insuperables, como han comprobado muchas personas, y se encuentran en las Santas Escrituras. Con referencia a la Biblia, cabe destacar lo que dijo el famoso escritor inglés Charles Dickens: “Es el libro más extraordinario que ha visto y verá el mundo, pues enseña las mejores lecciones que puede aprovechar el ser humano”.

4 Este comentario no nos sorprende a quienes creemos que Dios ha inspirado la Biblia. Seguramente, usted acepta la siguiente afirmación de 2 Timoteo 3:16: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”. Dicho de otro modo, la Biblia contiene información muy útil que nos enseña a afrontar los problemas del mundo actual. De hecho, los que se guían por ella consiguen llevar una vida más plena y feliz.

 5-7. ¿En qué libros de la Biblia podemos encontrar consejos útiles?

5 Ahora bien, ¿en qué parte de la Biblia buscaría usted tales consejos? Algunos acudirían al Sermón del Monte, donde Jesús dio sabias recomendaciones sobre varios aspectos del diario vivir. Otros recurrirían a las cartas del apóstol Pablo. Y siempre encontraríamos buenas pautas en Salmos y Proverbios, que tanta sabiduría reflejan. Dependiendo de nuestras circunstancias y problemas, nos resultarían más útiles unos libros que otros. Pero todos ellos son prácticos, hasta los de carácter más histórico, como los que van de Josué a Ester, cuyos relatos contienen importantes lecciones para ser felices sirviendo a Dios (1 Corintios 10:11). Así es, todos los libros bíblicos pueden orientar nuestros pasos para que nos vaya bien en la vida. Recordemos esta verdad: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4; Josué 1:8; 1 Crónicas 28:8, 9).

6 No obstante, hay una sección de la Biblia que para muchos es casi un territorio virgen lleno de tesoros por descubrir. Se trata del grupo de doce libros conocidos generalmente como los “profetas menores”. En la mayoría de las traducciones aparecen después de Ezequiel y Daniel —que son más extensos— y antes del Evangelio de Mateo, y también suelen ir en este orden: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Como ya hemos visto, la Biblia está inspirada por Dios y es muy provechosa, pues nos enseña el mejor modo de vivir. Pero ¿de verdad es así en el caso de estos libros?

7 ¡Claro que sí! De hecho, los “profetas menores” contienen tesoros muy útiles, tesoros que nos enseñan a vivir sabiamente en estos tiempos. Para entender mejor por qué algunas personas subestiman estos libros, fijémonos nuevamente en el nombre que reciben en muchos idiomas: “profetas menores”. ¿Pudiera influir esta manera de llamarlos en lo que opina la gente acerca de ellos? Aunque sea solo un poco, ¿habrá influido también en la opinión que tiene usted?

¿SON DE MENOR IMPORTANCIA LOS “PROFETAS MENORES”?

 8. a) ¿Qué importantes instrumentos ha usado Dios para guiarnos? b) ¿Qué nombre suelen recibir los doce libros en cuestión, y qué indica esa expresión?

8 El apóstol Pablo inició así su carta a los Hebreos: “Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas, al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo” (Hebreos 1:1, 2). Dado que estos profetas humanos fueron instrumentos que Dios usó para transmitir Sus mensajes, no podemos considerar de “menor” importancia a ninguno de ellos ni a sus libros. Sin embargo, dejándose llevar por el nombre “profetas menores”, hay quienes subestiman sus escritos o les conceden menor autoridad que a otros libros bíblicos. Pero lo cierto es que la expresión “profetas menores” —empleada en numerosos idiomas para esos doce libros— solo indica que, en comparación con otros escritos, son más breves. a

 9. ¿Qué ejemplos muestran que el valor de un libro bíblico no depende de su tamaño?

9 Un libro bíblico no va a tener menor importancia o valor para el lector por el hecho de ser breve. Así, aunque la narración de Rut ocupa muchas menos páginas que los escritos precedentes y los posteriores, ¿verdad que es conmovedora? Este corto relato destaca cuánto debemos amar la adoración verdadera, subraya el gran valor que Dios concede a las mujeres y aporta detalles fundamentales sobre los antepasados de Jesús (Rut 4:17-22). Veamos otro caso. La carta de Judas, que está hacia el final de la Biblia, es tan corta que en algunas versiones ocupa menos de una página. Aun así, ofrece información y consejos valiosísimos. Por ejemplo, indica qué hizo Jehová con los ángeles malos, previene contra los hombres corruptos que se infiltran en la congregación y exhorta a luchar tenazmente por la fe. En definitiva, podemos estar seguros de que los libros de los “profetas menores” no tienen menor importancia y valor para nosotros porque sean breves.

¿EN QUÉ SENTIDO SON PROFÉTICOS?

10, 11. a) ¿Qué es para muchas personas un profeta? b) En el contexto bíblico, ¿quiénes eran los profetas, y qué hacían?

10 Hay otro aspecto que debe tenerse en cuenta: ¿qué sentido tienen los términos profeta y profético? Tal vez los relacionemos con la predicción del futuro. Para muchas personas, el profeta es el hombre que anuncia el porvenir, a menudo con palabras misteriosas que se prestan a muchas interpretaciones. Dicha idea influye en la opinión que algunos tienen acerca de estos doce libros.

11 Cuando leemos estos libros, vemos enseguida que, efectivamente, sus escritores hicieron gran número de predicciones, muchas de ellas sobre la venida del gran día de Jehová. Y este hecho coincide con el sentido básico de la palabra profeta: alguien con quien Dios mantenía una relación muy estrecha y a quien utilizaba para revelar lo que iba a suceder. Comenzando por Enoc, la Biblia menciona numerosos profetas que predijeron el futuro (1 Samuel 3:1, 11-14; 1 Reyes 17:1; Jeremías 23:18; Hechos 3:18; Judas 14, 15).

12. ¿Qué ejemplos hay de que la función de los profetas abarcaba más que predecir el futuro?

12 Sin embargo, hay que tener presente que la función de estos profetas abarcaba más que proclamar lo que Jehová anunciaba para el futuro. En muchas ocasiones, servían de portavoces suyos y daban a conocer Su voluntad. Ese fue el caso de Abrahán, Isaac y Jacob. Aunque nosotros no los asociemos con las predicciones, Salmo 105:9-15 se refiere a ellos como profetas. A veces, Dios utilizó a estos patriarcas para revelar sucesos venideros, como cuando Jacob bendijo a sus hijos. Pero los tres fueron también profetas en otro sentido: todos ellos comunicaron a sus familias qué papel tendrían en el propósito de Jehová, de acuerdo con lo que él les había revelado (Génesis 20:7; 49:1-28). Veamos otra indicación del amplio significado que tiene en la Biblia el término profeta. Las Escrituras dicen que Aarón era el profeta de Moisés, ya que él sirvió de “boca”, o vocero, de su hermano (Éxodo 4:16; 7:1, 2; Lucas 1:17, 76).

13, 14. a) Muestre con ejemplos que los profetas no se limitaban a predecir el futuro. b) ¿Por qué conviene recordar que los profetas no solo nos dejaron predicciones?

13 Pensemos también en los profetas Samuel y Natán (2 Samuel 12:25; Hechos 3:24; 13:20). Aunque Jehová los utilizó para anunciar el futuro, su misión profética abarcó más. Por ejemplo, Samuel animó a los israelitas a abandonar la idolatría y regresar a la adoración pura. Además, proclamó la condena divina contra el rey Saúl, dejando clara esta lección: Jehová valora más la obediencia que los sacrificios materiales. Así pues, una de las funciones que realizó Samuel como profeta fue explicar cómo quería Dios que viviera la gente (1 Samuel 7:3, 4; 15:22). Natán, por su parte, predijo que Dios afianzaría el reino de Salomón y que este edificaría el templo (2 Samuel 7:2, 11-16). Pero también actuó como profeta cuando puso al descubierto el pecado que había cometido David con Bat-seba y contra Urías. ¿Quién podría olvidar la forma en que reveló el adulterio de David? Sí, ¿quién no recuerda la parábola que usó acerca del rico que despojó a un pobre de su amada corderita, la única que poseía? Además, Natán ayudó a organizar la adoración verdadera en el santuario de Dios (2 Samuel 12:1-7; 2 Crónicas 29:25).

14 En resumen, no debemos pensar que estos libros, como son proféticos, se limitaron a predecir el futuro. Conviene recordar que contienen expresiones divinas sobre muchos otros asuntos. Así aprenderemos, por ejemplo, cómo quería Dios que se comportara su pueblo en aquel entonces y cómo quiere que se comporte hoy. De modo que podemos afirmar con seguridad que todos los libros de la Biblia, incluidos estos doce, resultan muy prácticos, pues nos enseñan el mejor modo de vida. En efecto, los doce libros inspirados nos ofrecen consejos valiosos para “vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual” (Tito 2:12).

CÓMO PODEMOS BENEFICIARNOS

15, 16. a) ¿Qué símbolos encontramos en los “profetas menores”? b) ¿Qué otras representaciones proféticas contienen estos libros?

15 Cuando leemos la Palabra inspirada de Dios, obtenemos muchos beneficios. Todos los libros que la componen tienen un valor único. Algunos de ellos son históricos; otros, poéticos, y otros —entre ellos los que escribieron los doce profetas— son de marcado carácter simbólico. Por ejemplo, Jesús se refirió a sucesos narrados en el libro de Jonás cuando dijo: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, mas no se le dará ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta. Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren!, algo más que Jonás está aquí” (Mateo 12:39-41).

16 Obviamente, Jesús consideraba que el libro de Jonás no era solo historia. No lo veía como un simple relato que narraba la manera como trató Dios a Jonás, la labor que realizó este profeta en la ciudad de Nínive y la reacción que hubo allí cuando proclamó la advertencia divina. Jesús comprendía que Jonás había desempeñado un papel simbólico. En efecto, había prefigurado a Cristo en lo que se refiere a su muerte y a su resurrección al tercer día. Además, hubo un marcado contraste entre la respuesta de los ninivitas y la de la mayoría de los judíos que fueron testigos de la predicación y las obras de Jesús (Mateo 16:4). Por otro lado, en estos doce libros también descubrimos representaciones proféticas de cómo ha tratado Jehová a su pueblo en tiempos modernos. Estudiar estas correspondencias resulta muy interesante y provechoso. b

17. ¿En qué información de los doce libros se centra esta obra?

17 Ahora bien, la obra que usted tiene en sus manos no pretende explicar el significado simbólico del libro de Jonás ni de los otros once libros, ni tampoco analizarlos versículo por versículo. Más bien, se centra en la información que podemos aplicar en nuestra vida diaria. Hágase las siguientes preguntas: “¿Qué consejos prácticos me da Jehová en estos doce libros? ¿Cómo me ayudan estos escritos a ‘vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este sistema de cosas actual’? ¿Qué me enseñan sobre la conducta cristiana, la moralidad, la vida familiar y las actitudes dominantes en estos días críticos, ahora que ‘viene el día de Jehová, porque está cerca’?” (Tito 2:12; Joel 2:1; 2 Timoteo 3:1). En este libro hallará respuestas satisfactorias y, probablemente, versículos que nunca había utilizado para ayudar a otras personas y que le parecerán auténticos tesoros. Así aumentará su caudal de valiosos pasajes bíblicos (Lucas 24:45).

18. ¿Qué características tiene este libro, y cómo se beneficiará usted de ellas?

18 Los capítulos de este libro están agrupados en cuatro secciones. Cada vez que inicie una sección, trate de hacerse una idea general de su contenido. En cada uno de los siguientes trece capítulos encontrará dos recuadros que le ayudarán a grabar en la memoria lo que aprenda. Las preguntas que contienen le permitirán repasar lo que ha leído y meditar en su valor y aplicación. El primer recuadro aparece hacia la mitad del capítulo. Cuando llegue a él, analice las preguntas que plantea. De ese modo, la información echará raíces en su corazón (Mateo 13:8, 9, 23; 15:10; Lucas 2:19; 8:15). Con el segundo recuadro podrá reflexionar en lo que ha leído en la segunda mitad del capítulo y grabarlo en su mente. Así pues, dedique algún tiempo a esos recuadros. Le mostrarán los beneficios prácticos de lo que está estudiando.

19. ¿Qué datos de los doce libros conviene analizar en primer lugar?

19 A fin de preparar el terreno para lo que sigue, conviene que nos preguntemos cuánto sabemos sobre cada uno de estos doce libros. ¿A quiénes utilizó Dios para transmitir dichos mensajes, y qué clase de hombres fueron? ¿En qué períodos vivieron estos profetas, y qué situaciones afrontaron? (La línea cronológica de las páginas 20 y 21 le resultará muy útil; hará bien en consultarla con frecuencia cuando estudie los siguientes capítulos.) ¿Qué mensaje o aplicación ofrecieron para su época, y cómo le ayudarán a usted estos datos a ver la información en su contexto? En el siguiente capítulo encontraremos las respuestas a las preguntas clave que acabamos de mencionar.

a “[El nombre] procede, al parecer, de la designación latina empleada en la Vulgata (Prophetae Minores). El adjetivo menores no indica que los doce profetas tengan menor importancia que Isaías, Jeremías o Ezequiel, sino más bien que sus libros tienen una extensión mucho menor.” (Encyclopaedia Judaica, vol. 12, pág. 49.)

b Véase, por ejemplo, el análisis de Ageo y Zacarías que ofrece el libro El Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!, editado por los testigos de Jehová y en la actualidad agotado.