Cultive fe en el Creador
1-3. ¿Por qué necesitamos conocer al Creador?
AL OBSERVAR la fascinante creación y reflexionar en la vida, algunas personas llegan a la conclusión de que debe existir un Creador, si bien esa creencia por sí sola no les trae mayores beneficios. Muchas incluso afirman que creen en la existencia de Dios. Por ejemplo, los chinos, influidos por el confucianismo, el taoísmo y el budismo, creen desde hace generaciones en una especie de Cielo o Divina Providencia que los premia o castiga según sus actos. No obstante, sostienen que ningún ser humano puede comprender totalmente su naturaleza. A su vez, los agnósticos occidentales defienden una idea similar: admiten la posibilidad de que Dios exista, pero opinan que no hay forma de conocerlo. Sin duda, ninguna de estas ideas nos ayuda a cultivar auténtica fe en el Creador.
2 No basta con aceptar que Dios existe: hay que cultivar fe y confianza en él. La Biblia señala: “Sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente” (Hebreos 11:6). Creer que Dios recompensa a quienes sinceramente lo buscan implica comprender que no es un ser distante o indiferente; al contrario, él ama y recompensa a quienes se esfuerzan por conocerlo.
3 Un antiguo proverbio chino reza: De entre cien virtudes, la devoción a los padres es la principal. En efecto, Efesios 6:1-3; Colosenses 3:20). Del mismo modo, nosotros tenemos que conocer y honrar a nuestro Creador cultivando fe en él y haciendo su voluntad (Eclesiastés 12:13). Para ello, es preciso hallar la respuesta a estas importantes preguntas: ¿Cómo se llama Dios? ¿Por qué nos creó? ¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Qué nos espera en el futuro? ¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo? Ni la lógica ni la opinión personal pueden respondernos. Pero el Creador sí puede. De hecho, nos ha proporcionado la guía que necesitamos a través de su Palabra, la Biblia (2 Timoteo 3:16, 17).
los niños deben conocer y honrar a sus progenitores (4. a) ¿Quién es Dios? b) ¿Cuál es el propósito de Dios para los seres humanos y para la Tierra?
4 La Biblia nos revela muchas cosas sobre Dios: nos dice que su nombre es Jehová y también nos habla de su propósito, sus puntos de vista, sus sentimientos y su relación con los seres humanos. Gracias a ello, podemos llegar a conocerlo bien. Por poner un caso, ¿con qué objetivo hemos sido creados? Hallamos una clara explicación en el primer libro de la Biblia, Génesis: “Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla’” (Génesis 1:27, 28). Como vemos, Dios hizo que los dos primeros humanos, Adán y Eva, vivieran felices y en paz en un jardín conocido como el Edén. Sus condiciones de vida eran perfectas, disfrutaban de un trabajo gratificante y con el tiempo tendrían hijos perfectos. Nunca envejecerían ni morirían. Además, junto a toda su descendencia dominarían la Tierra y la convertirían en un paraíso donde vivirían eternamente con la bendición de Dios. Eso es, en resumen, lo que Dios se propuso para los seres humanos y para la Tierra (Isaías 45:18). ¿No le parece que Jehová es un Dios muy amoroso y generoso? ¿Verdad que es un placer adorar y tener fe en un Dios tan bueno y compasivo? (Salmo 36:9; 103:13; Revelación 4:11.)
5-7. a) ¿Cómo se desviaron los seres humanos del propósito original de Dios? b) ¿Qué hizo Dios para ayudar a toda la humanidad?
5 La Biblia indica lo que sucedió después: Adán y Eva desobedecieron un mandato directo de Dios. ¡Qué desagradecidos! Como resultado, perdieron el derecho a vivir para siempre en el Paraíso (Génesis 3:1-19). Y, según leemos en la Biblia, todos sus descendientes sufrieron las consecuencias de su rebeldía: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). En efecto, el sufrimiento y los problemas de este mundo son consecuencia del pecado y la imperfección heredada. Con todo, Dios es compasivo y se ha propuesto liberar a la humanidad del pecado y la muerte por medio del sacrificio de su Hijo, Jesucristo (Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10). Veamos cómo.
6 Con el fin de ayudar a la humanidad entera, Dios decidió crear un Reino —un tipo de gobierno— en el cielo, y nombró Rey a su Hijo, Jesucristo (Mateo 6:10). Por medio de ese Reino, Dios acabará con todos los problemas de la Tierra y cumplirá su propósito de convertir el planeta en un paraíso para todos los seres humanos (Daniel 2:44; Revelación 21:3, 4). ¿Le parece que la idea de convertir la Tierra en un paraíso y vivir felices para siempre con salud perfecta bajo el Reino de Dios es solo un bonito sueño? Nada más lejos de la realidad, pues Jehová Dios lo ha garantizado personalmente: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isaías 55:11). ¿No deberíamos estar agradecidos por el amor tan grande que nos ha mostrado? Por todo el mundo, millones de personas de toda raza y cultura demuestran su agradecimiento al esforzarse por servir a Dios y establecer una buena relación con él.
7 Ahora bien, ¿cómo podemos cultivar verdadera fe en Dios? Quienes no profesan ninguna religión piensan que la fe no es más que una ayuda psicológica que aporta a los creyentes ánimo y fortaleza. ¿Qué opina usted? ¿Sabe lo que realmente es la fe?
Cómo cultivar verdadera fe
8-13. a) ¿Qué es la fe? b) ¿Qué pasos debemos dar para cultivar verdadera fe en Dios? ¿Por qué?
8 La Biblia define la fe como “la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen” (Hebreos 11:1). Como puede verse, la auténtica fe se basa en hechos y en conocimiento exacto; de otro modo, no sería más que una creencia ciega, una superstición. Por lo tanto, para cultivar fe en Dios es necesario dar tres pasos: 1) estudiar la Biblia con regularidad, 2) reflexionar en sus enseñanzas y sus advertencias, y 3) poner en práctica día a día lo que aprendemos.
9 Como dijimos, para tener fe se necesita conocimiento exacto. Así pues, para cultivar fe en Dios, debemos estudiar su Palabra, la Biblia. A este respecto, podemos aprender mucho de algunos ciudadanos de Berea, una ciudad del siglo primero. Aunque se habían criado en las tradiciones religiosas judías y griegas, tenían una mentalidad abierta. Por eso, cuando el apóstol Pablo les transmitió su mensaje, lo escucharon con atención. La Biblia dice que “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente”. Finalmente, muchos “se hicieron creyentes” (Hechos 17:11, 12). ¿Qué nos enseña esto? Que para conocer con exactitud a Dios y su Palabra, tenemos que abrir la mente y estar dispuestos a examinar y a poner en práctica las enseñanzas bíblicas (Juan 17:3; 2 Timoteo 3:15-17).
10 Por supuesto, es verdad que tenemos que trabajar para vivir. Pero también es cierto que nunca seremos realmente felices si solo nos dedicamos a satisfacer nuestras necesidades físicas y materiales. Jesús dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Poner nuestra apretada agenda por encima de nuestra espiritualidad sería tan insensato como empezar a construir una casa por el tejado. Hay que establecer bien las prioridades y asegurarse de dedicar tiempo con regularidad a estudiar la Biblia. Fíjese en esta advertencia de la Palabra de Dios: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos” (Efesios 5:15, 16). Una buena forma de seguir este consejo es diseñar un horario realista que nos permita equilibrar nuestras actividades. Y no olvidemos que Dios nunca abandona a quienes lo buscan con sinceridad (Mateo 7:7).
meditar en el valor de lo que uno lee es incluso más importante que leerlo muchas veces. ¿Por qué? Porque es la única forma que tenemos de digerir la información, por decirlo así. De ese modo logramos que las semillas de la verdad echen raíces en nuestro corazón. Al meditar, debemos comparar lo que aprendemos en la Biblia con nuestro punto de vista, razonar de forma lógica y objetiva, y corregir nuestra opinión cuando sea necesario. También tenemos que asegurarnos de que los prejuicios u otras ideas arraigadas no nos impidan identificar las creencias verdaderas. Cuando actuamos de este modo, logramos ver a Dios como un ser real y sentimos el deseo de establecer una relación estrecha con él.
11 El siguiente paso para cultivar verdadera fe en Dios es reflexionar en lo que aprendemos. De hecho,12 El tercer paso para cultivar verdadera fe es poner en práctica lo que Dios nos enseña. No hay que olvidar que la fe solo está viva cuando va acompañada de acciones (Santiago 2:17, 26). Para entender lo que esto significa, supongamos que usted desea aprender a conducir bien un auto. ¿Le bastaría sencillamente con leer un manual de instrucciones o confiar en su propia habilidad natural? Por supuesto que no. Lo que necesita es estudiar el manual y permitir que alguien lo ayude paso a paso a poner en práctica lo que este enseña. Después de varias clases desarrollará confianza en sí mismo y podrá llegar a ser un buen conductor. Pues bien, la fe en Dios se cultiva de una forma parecida. Además de estudiar y meditar, es necesario poner en práctica lo antes posible lo que nos enseña la Biblia. Por ejemplo, ahora que sabe que Dios es un espíritu invisible, ¿comprende que no está bien adorarlo por medio de ídolos o imágenes? Y ahora que ha aprendido que Jehová es nuestro amoroso Padre celestial, ¿no desea orarle para expresarle lo que siente por él?
13 Cuando nos nace el deseo de actuar según lo que aprendemos, le demostramos a Dios que creemos en él y en su Palabra, la Biblia; como resultado, nuestra fe se hace cada vez más fuerte. Sin embargo, solo cuando finalmente lo pongamos en práctica lograremos convencernos de lo mucho que Salmo 34:8). Obedecer los principios bíblicos es indispensable para cultivar fe en Dios y hallar paz y felicidad duraderas.
nos benefician las enseñanzas bíblicas. La Biblia nos aconseja: “Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él” (Un factor determinante
14-17. a) ¿Qué obstáculos pueden hacer difícil que una persona acepte la verdad sobre Dios? b) ¿Qué actitud debemos cultivar?
14 Hasta ahora hemos analizado claras pruebas de que existe un Creador, de que la Biblia es su Palabra y de que él desea que tengamos una relación con él. No obstante, hay un factor que determinará si nos beneficiaremos de todo ello. ¿Cuál es? Nuestro propio corazón.
15 La verdad de la Palabra de Dios solo produce fe en las personas de buen corazón. Si alguien no quiere creer, no lo hará, aunque se presenten pruebas aplastantes delante de él. Con toda razón se dice que para cultivar auténtica fe en Dios tenemos que ser honrados y humildes, tener verdadera hambre espiritual. El corazón de los líderes religiosos del tiempo de Jesús se volvió tan duro por su egoísmo y su hipocresía que nunca ejercieron fe en Jesús. Sin embargo, hubo muchas personas humildes que sí prestaron atención a las enseñanzas de Cristo. Hoy día ocurre lo mismo (Lucas 21:37, 38; Juan 8:43-47).
16 Tener la actitud correcta es de vital importancia. Si nos preocupamos demasiado por nuestros antecedentes raciales, culturales o religiosos, nos resultará muy difícil obtener conocimiento exacto de la Biblia. Es como en la vida diaria: si tenemos una mente abierta y humilde, si nos gusta aprender cosas nuevas, ¿qué nos sucede? Que adquirimos nuevas habilidades y enriquecemos nuestra vida. Así pues, ¿por qué no hacer lo mismo con la religión? ¿Por qué no estudiar con humildad la Palabra de Dios y poner en práctica sus saludables enseñanzas?
17 Hoy día existe una gran multitud que está haciendo eso mismo. Se trata de un grupo compuesto de personas de diferentes razas, idiomas y culturas. Se enfrentan a los mismos problemas que el resto de la gente, pero saben cuál es el mejor camino para ser felices y vivir en paz: conocer al Creador y cultivar fe en él. Estas personas conforman la organización que Dios tiene actualmente en la Tierra. ¿Le gustaría saber quiénes son?