PREGUNTA 8
¿Qué debo saber sobre el acoso sexual?
¿TÚ QUÉ HARÍAS?
El agresor de Annette la tiró al suelo antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba pasando. “Me resistí todo lo que pude —dice Annette—. Intenté gritar, pero no me salía la voz. Lo empujé, le di patadas, lo golpeé y lo arañé... hasta que me hirió con un cuchillo. A partir de ese momento, me bloqueé y no pude defenderme más”.
¿Cómo reaccionarías ante una situación como esa?
PÁRATE A PENSAR
Aunque tengas cuidado —por ejemplo, cuando salgas de noche—, pueden pasarte cosas malas. La Biblia dice que, a veces, los más rápidos no ganan la carrera y que los más sabios no siempre tienen éxito, “porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Eclesiastés 9:11).
En el caso de Annette, su agresor era un desconocido. En otros casos, son personas cercanas o incluso algún familiar. Noelia solo tenía 10 años cuando un joven del barrio abusó de ella. “Estaba tan asustada y avergonzada —cuenta Noelia— que al principio no se lo dije a nadie”.
TÚ NO TIENES LA CULPA
Annette todavía tiene sentimientos de culpa por lo que sucedió. Ella explica: “Una y otra vez revivo lo que pasó esa noche y pienso que podría haberme defendido mejor. Es verdad que me quedé paralizada después de la puñalada, pero aun así sigo creyendo que tendría que haber hecho algo más”.
Noelia también lucha contra los sentimientos de culpa. “No tendría que haberme confiado tanto —cuenta—. Mis padres solo nos dejaban jugar afuera si mi hermana y yo estábamos juntas, pero no les hice caso. Así que creo que se lo puse fácil a mi vecino. Mi familia sufrió mucho, y me siento culpable por el daño que les hice. Eso es lo que más me duele”.
Si te sientes igual que Annette y Noelia, no olvides que una violación siempre se comete en contra de la voluntad de la víctima. Algunos le quitan importancia a este tipo de agresión diciendo que la víctima se lo buscó. Pero nadie merece pasar por una situación tan horrible. Si tú has sido víctima de una violación, puedes tener la seguridad de que no fue culpa tuya.
Decirlo es fácil, pero creerlo no tanto. Algunas víctimas no cuentan lo que les pasó y se enfrentan solas a sentimientos de culpa y a otros pensamientos negativos. Pero ¿a quién beneficia el silencio? ¿A ti o al agresor? ¿No crees que es mejor buscar ayuda?
CUENTA LO QUE PASÓ
La Biblia explica que, en un momento de mucho sufrimiento, un hombre justo llamado Job dijo: “¡Hablaré, sí, en la amargura de mi alma!” (Job 10:1). Quizá te venga bien hacer lo mismo. Desahogarte con alguien de confianza puede ayudarte a aceptar lo que pasó y a sentirte mejor.
Annette hizo eso, y funcionó. Ella dice: “Hablé con una buena amiga y me animó a que se lo contara a un par de ancianos de la congregación. Me alegro de haberlo hecho. Se sentaron conmigo varias veces y me dijeron exactamente lo que necesitaba oír: que yo no había tenido la culpa de nada”.
Noelia les contó a sus padres lo que ocurrió. “Me dieron todo su apoyo —dice ella—. Además, me animaron a hablar del tema, y eso me ayudó a no sentirme tan enojada y tan triste por dentro”.
También la consoló mucho orar. Ella explica: “Hablar con Dios me ayudó, sobre todo cuando sentía que no podía hablar del tema con nadie más. Cuando oro, puedo decirle a Dios todo lo que siento, y eso me da mucha paz”.
Tú también verás que existe un “tiempo de sanar” (Eclesiastés 3:3). Cuida tu salud física y emocional, y descansa lo necesario. Pero más importante aún: busca a Jehová, el Dios de todo consuelo (2 Corintios 1:3, 4).
¿TIENES EDAD PARA SALIR CON ALGUIEN?
Si tu novio te presiona para hacer algo inmoral, dile con firmeza: “¡No hagas eso!” o “¡Quítame las manos de encima!”. No te calles por miedo a perderlo. Si rompe contigo, es que no valía la pena. Tú mereces algo mejor: alguien que te respete a ti y respete tus normas morales.
¿SERÁ ACOSO SEXUAL?
“Cuando tenía unos 13 o 14 años, los chicos de la escuela tiraban de mi sostén [brasier] por detrás y me decían cosas sucias como: ‘Ya verás qué bien te lo vas a pasar cuando lo hagas conmigo’” (Coretta).
¿Dirías que estos chicos estaban...
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... bromeando?
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... coqueteando con ella?
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... acosándola sexualmente?
“En el autobús, un muchacho empezó a decirme cosas feas y a tocarme. Le di un manotazo y le dije que se apartara. Me miró como si estuviera loca” (Candice).
¿Dirías que este chico estaba...
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... bromeando?
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... coqueteando con ella?
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... acosándola sexualmente?
“Un chico se pasó todo el año diciéndome que le gustaba y que quería salir conmigo. Yo siempre le decía que no. A veces, me acariciaba el brazo. Le decía que parara, pero él seguía. Un día, mientras me estaba atando el zapato, me dio una palmada en el trasero” (Bethany).
¿Dirías que este chico estaba...
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... bromeando?
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... coqueteando con ella?
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... acosándola sexualmente?
La opción correcta en los tres casos es la C.
¿Cuál es la diferencia entre el acoso sexual y el coqueteo o las bromas?
El acoso sexual hace sentir incómoda a la persona que lo sufre. El problema continúa aun cuando la víctima le dice al acosador que la deje en paz.
El acoso es algo muy serio: podría terminar en abuso sexual.
^ párr. 4 Aunque la información se dirige principalmente a las chicas, los consejos también son aplicables a los chicos.