Carta del Cuerpo Gobernante
Estimado proclamador del Reino de Dios:
RETROCEDAMOS por un momento en el tiempo. Es la mañana del viernes 2 de octubre de 1914. Imagínese que usted es miembro de la familia Betel de Brooklyn (Nueva York) y que está sentado a la mesa del desayuno en su lugar de siempre, esperando a que llegue el hermano Charles Russell. De pronto se abre la puerta del comedor y aparece el hermano Russell. Fiel a su costumbre, se detiene por un momento y saluda alegremente a los presentes diciendo: “Buenos días a todos”. A continuación, y antes de sentarse en su lugar habitual en la cabecera de la mesa, da un par de palmadas y hace un emocionante anuncio: “Los tiempos de los gentiles han terminado; el día de sus reyes ha pasado”. Usted siente una enorme alegría, ¡lleva tanto tiempo esperando este momento! Entusiasmado, se une al resto de la familia Betel en un intenso y prolongado aplauso.
Ya han pasado muchas décadas desde que el hermano Russell hizo ese emocionante anuncio. ¿Qué ha logrado el Reino de Dios en todo este tiempo? ¡Muchísimo! Jehová se ha valido del Reino para ir purificando y capacitando a sus siervos, que apenas eran unos miles en 1914 y que ahora ya son casi ocho millones. ¿En qué aspectos lo ha beneficiado a usted personalmente esta capacitación?
Con frecuencia oímos decir a nuestros hermanos: “El carro celestial de Jehová está avanzando muy rápido”, y tienen razón. Pero lo cierto es que, desde 1914, el carro celestial —que simboliza la parte invisible de la organización de Jehová— ha estado avanzando a una velocidad extraordinaria, como verá al leer detenidamente este libro. Los proclamadores del Reino se han valido de muchos métodos innovadores para predicar las buenas nuevas por todo el mundo, entre ellos, artículos en periódicos, marchas con pancartas, presentaciones audiovisuales, tarjetas de testimonio, gramófonos, la radio e incluso Internet.
Gracias a la bendición de Jehová, ahora podemos imprimir nuestras atractivas publicaciones en más de 670 idiomas y ofrecerlas sin costo al público. Voluntarios abnegados colaboran en la construcción de Salones del Reino, Salones de Asambleas y sucursales, tanto en países prósperos como en países con recursos limitados. Además, cuando ocurre un desastre, nuestros amorosos hermanos acuden sin demora en auxilio de los damnificados, con lo que demuestran que de verdad han “nacido para cuando hay angustia” (Prov. 17:17).
A veces, el clero y otros opositores conspiran para hacernos “injusticias en nombre de la ley”. Pero fortalece mucho nuestra fe ver que, vez tras vez, sus planes fracasan y resultan en “el adelantamiento de las buenas nuevas” (Sal. 94:20, Versión Israelita Nazarena; Filip. 1:12).
Es un honor colaborar con ustedes, queridos hermanos, “domésticos” igual que nosotros, y tengan la seguridad de que los amamos mucho. Le suplicamos a Jehová que la lectura de este libro los ayude a valorar más que nunca su herencia espiritual (Mat. 24:45).
Cuenten siempre con nuestro sincero cariño.
Sus hermanos,
Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová