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CAPÍTULO 13

Los mensajeros del Reino acuden a los tribunales

Los mensajeros del Reino acuden a los tribunales

IDEA CENTRAL DEL CAPÍTULO

Como predijo Jesús, la predicación afronta oposición por parte de las autoridades

1, 2. a) ¿Qué hicieron los líderes religiosos para detener la predicación, pero cómo reaccionaron los apóstoles? b) ¿Por qué se negaron los apóstoles a dejar de predicar?

 SE ACABA de celebrar el Pentecostés del año 33, y la congregación de Jerusalén solo tiene unas semanas de vida. Satanás considera que este es su momento. Antes de que la congregación cobre fuerzas, quiere borrarla del mapa. Manipula rápidamente los asuntos para que los líderes religiosos prohíban la predicación. Pero los valerosos apóstoles continúan su obra, y muchos hombres y mujeres se hacen “creyentes en el Señor” (Hech. 4:18, 33; 5:14).

Los apóstoles de Jesús se regocijaron “porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre de él”

2 Encolerizados, los enemigos lanzan un nuevo ataque: encarcelan a los apóstoles. Pero esa noche el ángel de Jehová abre las puertas de la prisión, y al amanecer los apóstoles ya están otra vez predicando. Los oficiales vuelven a detenerlos y los llevan ante las autoridades, quienes los acusan de violar la orden de no predicar. “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”, responden con valentía los apóstoles. La ira de las autoridades llega tan lejos, que quieren eliminarlos. Pero en ese momento crítico, Gamaliel, un respetado maestro de la Ley, les advierte que tengan cuidado y les aconseja: “No se metan con estos hombres, sino déjenlos”. Por increíble que parezca, aquellos líderes le hacen caso y liberan a los apóstoles. ¿Y qué hacen estos hombres fieles? Valerosamente, siguen “sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús” (Hech. 5:17-21, 27-42; Prov. 21:1, 30).

3, 4. a) ¿Qué método ha usado Satanás desde hace mucho tiempo para atacar al pueblo de Dios? b) ¿De qué hablaremos en este capítulo y en los dos siguientes?

3 El juicio del año 33 fue el primer caso de oposición oficial a la congregación cristiana, pero no sería el último (Hech. 4:5-8; 16:20; 17:6, 7). Hoy Satanás sigue manipulando a nuestros enemigos para que se prohíba oficialmente la predicación. Con ese fin han presentado una serie de acusaciones contra el pueblo de Dios. Una de ellas es que alteramos el orden público, es decir, que somos alborotadores. Otra, que somos sediciosos, y una más, que somos vendedores ambulantes. Pero cuando se ha considerado oportuno, hemos acudido a los tribunales para demostrar la falsedad de tales acusaciones. ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Qué repercusión tienen en usted las decisiones tomadas por los tribunales décadas atrás? Examinemos unos cuantos ejemplos para ver cómo han contribuido a “defender y establecer legalmente las buenas nuevas” (Filip. 1:7).

4 En este capítulo hablaremos de cómo hemos defendido nuestro derecho a gozar de libertad para predicar. En los dos siguientes veremos algunas batallas legales que emprendimos en nuestra lucha por mantenernos separados del mundo y regirnos por las normas del Reino.

¿Alborotadores, o defensores leales del Reino de Dios?

5. A finales de la década de 1930, ¿por qué se arrestaba a los mensajeros del Reino, y qué decidieron los hermanos encargados de la organización?

5 A finales de la década de 1930, a lo largo y ancho de Estados Unidos, tanto las autoridades municipales como las estatales intentaron obligar a los testigos de Jehová a que obtuvieran algún tipo de licencia o permiso legal antes de dejarlos participar en su ministerio. Pero los hermanos no solicitaron nada, pues una licencia se puede revocar. Además, estaban convencidos de que ningún gobierno tiene potestad para anular el mandato que Jesús dio a los cristianos de predicar el mensaje del Reino (Mar. 13:10). En consecuencia, cientos de proclamadores del Reino fueron detenidos. Los hermanos encargados de la organización decidieron entonces acudir a los tribunales. La intención era demostrar que el Estado había impuesto restricciones inconstitucionales al derecho de los Testigos al libre ejercicio de su religión. Entonces, en 1938, sucedió algo que llevó a un juicio histórico. ¿Qué fue eso?

6, 7. ¿Qué le pasó a la familia Cantwell?

6 La mañana del martes 26 de abril de 1938, una familia de precursores especiales, Newton Cantwell, de 60 años, su esposa, Esther, y sus hijos Henry, Russell y Jesse, salieron para predicar todo el día en la ciudad de New Haven (Connecticut). En realidad, estaban preparados para pasar más de un día fuera. ¿Por qué? Ya en varias ocasiones los habían arrestado, así que sabían que podía ocurrir de nuevo. Con todo, su deseo de predicar el mensaje del Reino no decayó. Llegaron a New Haven en dos autos. Newton, el padre, llevaba el de la familia cargado con publicaciones bíblicas y gramófonos portátiles, mientras que Henry, de 22 años, conducía uno con equipo de sonido. Tal como esperaban, en cuestión de horas apareció la policía y los obligó a parar.

7 Primero arrestaron a Russell, de 18 años; luego, a Newton y Esther. Jesse, que tenía 16 años, vio desde lejos cómo la policía se llevaba a sus padres y a su hermano. Puesto que Henry estaba predicando en otra parte de la ciudad, el joven Jesse se quedó solo. A pesar de ello, tomó su gramófono y siguió predicando. Dos hombres católicos le permitieron reproducir el discurso del hermano Rutherford titulado “Enemigos”, pero al escucharlo, se enojaron tanto que quisieron golpear a Jesse. Sin perder la calma, este se marchó; al poco rato lo detuvo un agente, y también terminó bajo custodia. La policía no presentó cargos contra la hermana Cantwell, pero sí contra su esposo y sus hijos. No obstante, el mismo día pudieron salir bajo fianza.

8. ¿Por qué condenó el tribunal a Jesse Cantwell bajo el cargo de alborotador?

8 Unos meses después, en septiembre de 1938, los Cantwell comparecieron ante el tribunal de primera instancia de New Haven. A Newton, Russell y Jesse se les declaró culpables de pedir donaciones sin licencia. Además, y pese a las apelaciones presentadas ante el Tribunal Supremo de Connecticut, a Jesse se le condenó por incitar a la alteración del orden público, es decir, por ser un alborotador. ¿Por qué razón? Debido a que los dos hombres católicos que oyeron la grabación dijeron ante el Tribunal que se habían sentido provocados porque aquel discurso ofendía su religión. Los hermanos encargados decidieron recurrir al Tribunal Supremo de Estados Unidos, la máxima autoridad jurídica del país.

9, 10. a) ¿Qué fallo emitió el Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso de la familia Cantwell? b) ¿Cómo nos sigue beneficiando aquella decisión?

9 A partir del 29 de marzo de 1940, el presidente del Supremo, Charles Evans Hughes, y los otros ocho magistrados que lo formaban, escucharon los argumentos presentados por el hermano Hayden Covington, abogado de los testigos de Jehová. a Cuando el fiscal del estado de Connecticut presentó sus argumentos tratando de demostrar que los Testigos eran alborotadores, uno de los jueces le preguntó: “¿No es cierto que el mensaje que proclamó Cristo Jesús fue impopular en su día?”. A esto, el fiscal respondió: “En efecto, y si recuerdo bien, la Biblia también dice lo que le ocurrió a Jesús por proclamar ese mensaje”. ¡Qué palabras tan reveladoras! Sin darse cuenta, el fiscal había relacionado a los Testigos con Jesús, y al Estado con sus verdugos. El 20 de mayo de 1940, el Tribunal falló unánimemente a favor de los Testigos.

Hayden Covington (delante, en el centro), Glen How (izquierda) y otros hermanos saliendo de un tribunal después de una victoria legal

10 ¿Qué trascendencia tuvo la decisión del Tribunal? Amplió la protección del derecho que toda persona tiene al libre ejercicio de la religión, para que ninguna autoridad federal, estatal o municipal pudiera limitar la libertad de culto amparada por la ley. Además, el Tribunal no halló, en la conducta de Jesse, “ninguna amenaza al orden y la paz públicos”. Por consiguiente, la decisión estableció claramente que los testigos de Jehová no alteran el orden público. Fue una victoria legal decisiva para los siervos de Dios. ¿Nos sigue beneficiando? En palabras de un abogado que es Testigo: “El derecho a practicar nuestra religión con libertad, sin miedo a restricciones injustas, nos permite hoy día llevar un mensaje de esperanza a la gente de las comunidades donde vivimos”.

¿Sediciosos, o mensajeros de la verdad?

El tratado que se distribuyó en Canadá

11. ¿Qué campaña emprendieron los hermanos de Canadá, y por qué?

11 Durante la década de 1940, los testigos de Jehová de Canadá sufrieron cruel oposición. Por eso, con la intención de hacer público el desprecio del Estado al derecho a la libertad de culto, en 1946 nuestros hermanos canadienses emprendieron una campaña en la que durante dieciséis días distribuyeron el tratado Quebec’s Burning Hate for God and Christ and Freedom Is the Shame of All Canada (El odio ardiente de Quebec a Dios, Cristo y la libertad es la vergüenza de todo Canadá). Este tratado de cuatro páginas exponía en detalle los disturbios instigados por el clero, la brutalidad policial y la violencia de turbas contra los testigos de Jehová de la provincia de Quebec. “Las detenciones ilegales de testigos de Jehová continúan —decía el tratado—. Hay unas 800 causas judiciales pendientes contra los Testigos en el Gran Montreal.”

12. a) ¿Cómo reaccionaron los opositores a la campaña con el tratado? b) ¿De qué acusaron a los hermanos? (Vea también la nota.)

12 El primer ministro de Quebec, Maurice Duplessis, en complicidad con el cardenal católico Villeneuve, reaccionó al tratado declarando una “guerra sin cuartel” contra los Testigos. Rápidamente, la cantidad de causas judiciales se duplicó: de 800 a 1.600. “La policía nos arrestó tantas veces que perdimos la cuenta”, recuerda una precursora. A los Testigos que sorprendían repartiendo el tratado los acusaban del cargo de “libelo sedicioso”, es decir, de esparcir calumnias que incitaban a la rebelión. b

13. ¿Quiénes fueron los primeros Testigos juzgados por sedición, y qué decisión tomó el tribunal?

13 En 1947, el hermano Aimé Boucher y sus hijas Gisèle, de 18 años, y Lucille, de 11, fueron los primeros Testigos juzgados por sedición. Cerca de su casa habían estado repartiendo los tratados, pero resultaba difícil imaginárselos como alborotadores descontrolados. El padre era un hombre sencillo y apacible que atendía su pequeña granja, en las colinas al sur de la ciudad de Quebec, y que de vez en cuando viajaba a la ciudad en un pequeño carruaje. Sin embargo, la familia había soportado algunos de los mismísimos abusos que mencionaba el tratado. El juez de primera instancia, que odiaba a los Testigos, se negó a admitir las pruebas que demostraban la inocencia de los Boucher, pero sí aceptó la afirmación del fiscal de que el tratado incitaba al odio y de que los Boucher deberían ser declarados culpables. La opinión del juez, en otras palabras, se reducía a esto: decir la verdad constituye un delito. Aimé y Gisèle fueron condenados por sedición, e incluso la pequeña Lucille pasó dos días en la cárcel. Los hermanos apelaron al Tribunal Supremo de Canadá, la máxima autoridad jurídica del país, que aceptó el caso.

14. ¿Cómo reaccionaron los hermanos de Quebec durante los años de persecución?

14 Mientras tanto, y a pesar de ataques incesantes y violentos, nuestros valientes hermanos de Quebec siguieron proclamando el mensaje del Reino, a menudo con resultados sorprendentes. Durante los cuatro años que siguieron a la distribución del tratado en 1946, la cantidad de Testigos en Quebec aumentó de 300 a 1.000. c

15, 16. a) ¿Qué fallo emitió el Tribunal Supremo de Canadá en el caso de la familia Boucher? b) ¿Qué supuso esta victoria para nuestros hermanos y el resto de la población?

15 En junio de 1950, los nueve jueces que formaban el Tribunal Supremo de Canadá vieron el caso de Aimé Boucher. Seis meses más tarde, el 18 de diciembre de 1950, emitieron su fallo a nuestro favor. ¿Por qué? El hermano Glen How, abogado de los Testigos, explicó que el Tribunal concordó con el argumento de la defensa: la sedición implica incitar a la violencia o a la rebelión contra el gobierno. Pero el tratado en cuestión “no contenía ninguno de tales elementos, por lo que constituía un instrumento lícito de libertad de expresión”. Luego añadió: “Pude ver con mis propios ojos cómo Jehová concedió la victoria”. d

16 La decisión del Tribunal Supremo supuso, en efecto, una rotunda victoria para el Reino de Dios, pues los otros 122 juicios por sedición pendientes contra los Testigos de Quebec quedaron sin fundamento. Además, significó que los ciudadanos de Canadá y del resto de los países de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) ahora tendrían verdadera libertad para expresar sus inquietudes sobre la actuación del gobierno. Lo que es más, acabó con los ataques que la Iglesia y el gobierno de Quebec cometían contra las libertades de los testigos de Jehová. e

¿Vendedores ambulantes, o fervorosos proclamadores del Reino de Dios?

17. ¿Cómo tratan algunos gobiernos de controlar nuestra predicación?

17 Tal como los primeros cristianos, los siervos de Jehová de hoy “no somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios” (lea 2 Corintios 2:17). Aun así, algunos gobiernos tratan de controlar nuestra obra mediante leyes comerciales. Veamos dos causas judiciales en las que se trató la cuestión de si los testigos de Jehová somos vendedores ambulantes o ministros religiosos.

18, 19. ¿Qué medida tomaron las autoridades de Dinamarca con el objeto de frenar la predicación?

18 Dinamarca. El 1 de octubre de 1932 entró en vigor una ley que prohibía la venta ambulante sin licencia de publicaciones impresas. Claro está, nuestros hermanos no solicitaron ninguna licencia. Al día siguiente, cinco publicadores estuvieron predicando en Roskilde, a unos 30 kilómetros (20 millas) al oeste de la capital, Copenhague. Al final del día faltaba uno de ellos: August Lehmann. Lo habían arrestado por vender sin licencia.

19 El 19 de diciembre de 1932, August Lehmann compareció ante un tribunal. Declaró que había visitado a la gente para ofrecerles publicaciones bíblicas, pero negó ser un vendedor ambulante. El tribunal de primera instancia estuvo de acuerdo con él y declaró: “El acusado [...] es capaz de ganarse la vida y no ha percibido ningún beneficio económico ni tenía intención alguna de percibirlo; más bien, sus actividades le han causado pérdidas”. El tribunal falló a favor de los Testigos y dictaminó que las actividades del hermano Lehmann no podían “calificarse de comerciales”. Pero los adversarios del pueblo de Dios estaban resueltos a frenar la predicación en todo el país (Sal. 94:20). El fiscal general apeló hasta llegar al Tribunal Supremo de la nación. ¿Cómo reaccionaron los hermanos?

20. ¿Qué decisión tomó el Tribunal Supremo de Dinamarca, y cuál fue la reacción de nuestros hermanos?

20 En la semana de la audiencia ante el Tribunal Supremo, todos los Testigos de Dinamarca intensificaron su predicación. El martes 3 de octubre de 1933, el Supremo anunció su decisión: estaba de acuerdo con el tribunal inferior en que August Lehmann no había quebrantado las leyes. De modo que los Testigos podían continuar predicando libremente. Para manifestar su gratitud a Jehová por esta victoria legal, aumentaron aún más su actividad. A partir de aquella decisión del Tribunal, nuestros hermanos de Dinamarca han podido realizar su ministerio público sin intromisión del gobierno.

Valerosos Testigos de Dinamarca en la década de 1930

21, 22. ¿Cuál fue el fallo del Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso del hermano Murdock?

21 Estados Unidos. El domingo 25 de febrero de 1940, el precursor Robert Murdock, hijo, y otros siete Testigos fueron detenidos mientras predicaban en la ciudad de Jeannette, cerca de Pittsburgh, en el estado de Pensilvania. Se les declaró culpables de no haber pagado una licencia para distribuir publicaciones. Se apeló ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, y este aceptó el caso.

22 El Tribunal Supremo emitió su decisión el 3 de mayo de 1943, favorable a los Testigos. En ella objetó al requisito de obtener una licencia, pues esto obligaba “a pagar por un derecho protegido por la Constitución Federal”. Además, anuló la ley municipal porque constituía “una limitación a la libertad de prensa y una restricción al libre ejercicio de la religión”. Al comunicar la opinión mayoritaria del Tribunal, el magistrado William Orville Douglas declaró que la actividad de los testigos de Jehová “es algo más que predicar; es algo más que distribuir publicaciones religiosas. Es una combinación de ambas cosas”. Y añadió: “Esta forma de actividad religiosa merece [...] la misma elevada consideración que se otorga al culto en las iglesias y a la predicación desde el púlpito”.

23. ¿Por qué son importantes para nosotros las victorias legales obtenidas en 1943?

23 Esta decisión del Tribunal Supremo constituyó una enorme victoria legal para el pueblo de Dios. Confirmó lo que realmente somos: ministros cristianos, no vendedores. En ese memorable día de 1943, los testigos de Jehová ganaron en el Supremo 12 de los 13 juicios, incluido el caso Murdock. Estos fallos jurídicos han servido de poderoso precedente en algunos juicios más recientes, cuando nuestros enemigos han cuestionado de nuevo nuestro derecho a predicar el mensaje del Reino públicamente y de casa en casa.

“Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”

24. ¿Cómo reaccionamos cuando un gobierno prohíbe nuestra labor de predicar?

24 Los siervos de Jehová agradecemos profundamente que los gobiernos nos concedan el derecho legal de predicar con libertad el mensaje del Reino. Sin embargo, cuando se prohíbe nuestra obra, sencillamente adaptamos nuestros métodos y seguimos adelante de la mejor manera posible. Igual que los apóstoles, “tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:29; Mat. 28:19, 20). Al mismo tiempo, recurrimos a los tribunales para que se levante la prohibición a nuestras actividades. He aquí dos ejemplos.

25, 26. ¿Qué sucesos en Nicaragua llevaron a un litigio ante la Corte Suprema de Justicia de la nación, y con qué resultado?

25 Nicaragua. El 19 de noviembre de 1952, Donovan Munsterman, misionero y siervo de sucursal, acudió al Departamento de Inmigración en la capital, Managua. Se le había ordenado presentarse ante el capitán Arnoldo García, jefe del Departamento. El capitán le comunicó a Donovan que los testigos de Jehová tenían “prohibido continuar predicando sus doctrinas y promoviendo sus actividades religiosas” en toda Nicaragua. Al preguntársele la razón, el capitán dijo que los Testigos no tenían permiso del ministro de Gobierno y Religiones para efectuar su labor y, además, que se les había acusado de comunistas. ¿Quién hacía las acusaciones? El clero católico.

Hermanos de Nicaragua durante la proscripción

26 El hermano Munsterman apeló de inmediato al Ministerio de Gobierno y Religiones, así como al presidente Anastasio Somoza García, pero sin éxito. De modo que los hermanos cambiaron de método: cerraron el Salón del Reino, se reunieron en grupos pequeños y dejaron de predicar en las calles. Sin embargo, siguieron proclamando el mensaje del Reino. Además, presentaron un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, en el que solicitaron anular la prohibición. Los periódicos dieron amplia publicidad a la proscripción y al contenido del recurso de amparo, y la Corte Suprema aceptó ver el caso. ¿Con qué resultado? El 19 de junio de 1953, la Corte Suprema hizo pública su decisión unánime a favor de los Testigos. Resolvió que la proscripción violaba las garantías constitucionales de libertad de expresión, de conciencia y de difundir las creencias. También ordenó restaurar las relaciones entre el gobierno de Nicaragua y los Testigos.

27. ¿Por qué le sorprendió al pueblo nicaragüense la decisión de la Corte Suprema, y cómo consideraron esta victoria los hermanos?

27 El pueblo nicaragüense quedó sorprendido de que la Corte Suprema se pusiera del lado de los Testigos. Hasta entonces, la influencia del clero había sido tan poderosa que la Corte había evitado cualquier conflicto con él. Además, la influencia de los funcionarios del gobierno era tan grande que la Corte rara vez iba en contra de sus decisiones. Nuestros hermanos estaban seguros de que esta victoria se debía a la protección de su Rey y a que habían seguido predicando (Hech. 1:8).

28, 29. A mediados de la década de 1980, ¿cómo cambió la situación en Zaire?

28 Zaire. A mediados de la década de 1980 había unos 35.000 Testigos en Zaire, actualmente República Democrática del Congo. Para mantenerse al paso con el constante aumento en las actividades del Reino, la sucursal estaba construyendo nuevos edificios. En diciembre de 1985 se celebró una asamblea internacional en el estadio de la capital, Kinsasa, que se llenó con 32.000 asistentes, muchos de los cuales procedían de diversas partes del mundo. Pero entonces empezó a cambiar la situación de los siervos de Jehová. ¿Qué ocurrió?

29 El hermano Marcel Filteau —un misionero de Quebec (Canadá) que había sufrido la persecución del régimen de Duplessis— servía en Zaire en aquel entonces y relata lo que sucedió: “El 12 de marzo de 1986, los hermanos responsables de nuestra obra recibieron una carta que declaraba ilegal la asociación de los testigos de Jehová de Zaire”. La proscripción estaba firmada por el presidente del país, Mobutu Sese Seko.

30. ¿Qué seria decisión tenía ante sí el Comité de Sucursal, y qué hizo?

30 Al día siguiente, la radio nacional anunció: “Jamás volveremos a oír de los testigos de Jehová en [Zaire]”. De inmediato comenzó la persecución. Se destruyeron los Salones del Reino y a los hermanos les robaron, los arrestaron, encarcelaron y golpearon. Hasta niños Testigos fueron a prisión. El 12 de octubre de 1988, el gobierno se apropió de los bienes de la organización, y una unidad militar, la Guardia Civil, ocupó la propiedad de la sucursal. Los hermanos que dirigían la obra apelaron ante el presidente Mobutu, pero no recibieron respuesta. Al llegar a este punto, el Comité de Sucursal tuvo que tomar una seria decisión: apelar ante el Tribunal Supremo, o esperar. Timothy Holmes, misionero que en ese tiempo servía de coordinador del Comité de Sucursal, recuerda: “Le pedimos a Jehová sabiduría y dirección”. Tras orar y analizar el asunto, los hermanos del comité concluyeron que no era el mejor momento para emprender una acción legal, y prefirieron concentrarse en cuidar de los hermanos y buscar maneras de seguir predicando.

“Durante este litigio vimos que Jehová puede cambiar una situación”

31, 32. ¿Qué extraordinaria sentencia dictó el Tribunal Supremo de Zaire, y qué efecto tuvo en los hermanos?

31 Pasaron varios años, disminuyó la presión sobre los Testigos y aumentó el respeto por los derechos humanos en el país. Ahora el Comité de Sucursal consideró que había llegado el momento de apelar la proscripción ante el Tribunal Supremo de Justicia de Zaire. Por sorprendente que parezca, el Tribunal admitió el caso. Entonces, el 8 de enero de 1993, casi siete años después de imponerse la proscripción por decreto presidencial, el Tribunal declaró ilícita la actuación del gobierno contra los Testigos, por lo que se anuló la proscripción. ¡Piense en lo que aquello significaba! Poniendo su propia vida en riesgo, los jueces habían anulado una decisión presidencial. El hermano Holmes relata: “Durante este litigio vimos que Jehová puede cambiar una situación” (Dan. 2:21). La victoria fortaleció la fe de nuestros hermanos, pues para ellos el Rey, Jesús, había indicado a su pueblo cuándo y cómo actuar.

Los Testigos de la República Democrática del Congo se alegran de tener libertad para adorar a Jehová

32 Una vez eliminada la proscripción, la sucursal pudo tramitar la entrada de misioneros, construir nuevas instalaciones e importar publicaciones bíblicas. f ¡Qué alegría es para los siervos de Dios de todo el mundo ver cómo Jehová protege nuestro bienestar espiritual! (Is. 52:10.)

“Jehová es mi ayudante”

33. ¿Qué nos enseña este breve repaso de algunas batallas legales?

33 Nuestro repaso de algunas batallas legales demuestra que Jesús ha sido fiel a su promesa: “Les daré boca y sabiduría, que todos sus opositores juntos no podrán resistir ni disputar” (lea Lucas 21:12-15). Es obvio que, en ocasiones, Jehová ha levantado a algún Gamaliel moderno para proteger a su pueblo, o ha motivado a jueces y abogados valerosos para que defiendan la justicia. Jehová ha inutilizado las armas de nuestros enemigos (lea Isaías 54:17). La oposición no puede detener la obra de Dios.

34. ¿Por qué son tan notables nuestras victorias legales, y qué demuestran? (Vea también el recuadro “ Los tribunales supremos favorecen la predicación del Reino”.)

34 ¿Por qué son tan notables nuestras victorias legales? Piense en esto: los testigos de Jehová no destacamos ni somos influyentes. No votamos, no apoyamos campañas políticas ni tratamos de obtener favores de los políticos. Además, a los hermanos que han sido llevados ante altos tribunales por lo general se les ve como “iletrados y del vulgo” (Hech. 4:13). Así que, desde el punto de vista humano, los tribunales tendrían pocas razones para ayudarnos yendo en contra de nuestros poderosos enemigos religiosos o políticos. A pesar de todo, se han pronunciado a nuestro favor repetidas veces. De modo que nuestras victorias legales demuestran que andamos “bajo la mirada de Dios, en compañía con Cristo” (2 Cor. 2:17). Por esta razón, como el apóstol Pablo, afirmamos: “Jehová es mi ayudante; no tendré miedo” (Heb. 13:6).

a El caso Cantwell contra el estado de Connecticut fue el primero de 43 en los que el hermano Hayden Covington defendió a los Testigos ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos. El hermano Covington falleció en 1978. Su esposa, Dorothy, sirvió fielmente a Jehová hasta su muerte en 2015, a la edad de 92 años.

b La acusación se basaba en una ley de 1606, que permitía condenar a una persona si se consideraba que lo que había dicho incitaba al odio, aun si lo dicho fuera cierto.

c En 1950 servían en Quebec 164 ministros de tiempo completo, entre ellos 63 graduados de Galaad que habían aceptado con gusto su asignación pese a la violenta oposición que les esperaba.

d El hermano Glen How fue un valiente abogado que, de 1943 a 2003, defendió hábilmente a los testigos de Jehová de Canadá y otros países en cientos de litigios.

e Encontrará más detalles sobre este caso en el artículo “La batalla no es de ustedes, sino de Dios”, de la revista ¡Despertad! del 22 de abril de 2000, páginas 18 a 24.

f La Guardia Civil con el tiempo desocupó la propiedad de la sucursal; aun así, se construyó una nueva en otro lugar.