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Ayudemos a “los residentes forasteros” a servir felices a Jehová

Ayudemos a “los residentes forasteros” a servir felices a Jehová

“Jehová está guardando a los residentes forasteros” (SALMO 146:9).

CANCIONES: 84, 73

1, 2. a) ¿Qué dificultades han enfrentado algunos de nuestros hermanos? b) ¿Qué preguntas responderemos?

UN HERMANO llamado Lije cuenta que cuando estalló la guerra civil en Burundi, su familia y él estaban en una asamblea. Veían que la gente corría y disparaba. Sus padres, sus 10 hermanos y hermanas, y él escaparon con muy pocas cosas. Lije dice: “Parte de mi familia consiguió llegar hasta un campo de refugiados de Malaui, a 1.600 kilómetros (1.000 millas). Los demás acabamos en lugares diferentes”.

2 Por todo el mundo, hay más de 65 millones de refugiados. Estos han tenido que dejar su casa por culpa de la guerra o porque son perseguidos. Según los registros, nunca antes ha habido tantos refugiados * (vea la nota). Miles de estos refugiados son testigos de Jehová. Muchos de ellos han perdido a seres queridos y casi todo lo que tenían. ¿Qué otras dificultades han tenido que enfrentar? ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hermanos a servirle felices a Jehová a pesar de sufrir dificultades como estas? (Salmo 100:2). ¿Y cuál es la mejor manera de predicarles a los refugiados que todavía no conocen a Jehová?

LA VIDA DE LOS REFUGIADOS

3. ¿Qué hizo que Jesús y sus discípulos llegaran a ser refugiados?

3 Jesús y sus padres tuvieron que refugiarse en Egipto después de que el ángel de Jehová le avisara a José que el rey Herodes quería matar a Jesús. Así que se quedaron allí hasta que Herodes murió (Mateo 2:13, 14, 19-21). Muchos años después, los discípulos de Jesús “fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria” por culpa de la persecución (Hechos 8:1). Jesús sabía que muchos de sus seguidores tendrían que dejar su casa. Él dijo: “Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra” (Mateo 10:23). Nunca es fácil tener que huir.

4, 5. a) ¿Cuáles son algunos de los peligros que enfrentan los refugiados cuando huyen? b) ¿Qué peligros hay en los campos de refugiados?

4 La gente que tiene que huir enfrenta muchos peligros en el camino o en los campos de refugiados. Un hermano menor de Lije llamado Gad cuenta: “Yo tenía 12 años. Caminamos durante semanas y vimos cientos de cadáveres. Tenía los pies tan hinchados que le dije a mi familia que continuara sin mí. Pero papá no estaba dispuesto a dejarme en manos de los rebeldes, así que me ayudó. A veces, lo único que comíamos era los mangos que encontrábamos por el camino. Orar y confiar en Jehová nos ayudó a sobrevivir cada día” (Filipenses 4:12, 13).

5 La mayor parte de la familia de Lije pasó muchos años en campos de refugiados de las Naciones Unidas. Pero allí también había peligros. Lije, que ahora es superintendente de circuito, recuerda: “Casi nadie tenía trabajo, así que se dedicaban a contar chismes, beber, apostar y robar, y eran inmorales”. Para protegerse de las malas influencias, los Testigos tenían que mantenerse ocupados en la congregación (Hebreos 6:11, 12; 10:24, 25). Como querían proteger su amistad con Jehová, aprovechaban bien el tiempo. Así que muchos se hicieron precursores. Se animaban pensando en que un día dejarían el campo de refugiados, tal como los israelitas dejaron de andar por el desierto. Esto los ayudó a mantener una actitud positiva (2 Corintios 4:18).

DEMOSTREMOS AMOR A LOS REFUGIADOS

6, 7. a) ¿A qué nos impulsa “el amor de Dios”? b) Mencione un ejemplo de lo que han hecho algunos hermanos.

6 “El amor de Dios” nos impulsa a mostrarles amor a nuestros hermanos, sobre todo cuando pasan por dificultades (lea 1 Juan 3:17, 18). Por ejemplo, en el siglo primero hubo un tiempo de hambre, y esto afectó a los cristianos de Judea. Así que otros hermanos les enviaron ayuda (Hechos 11:28, 29). Los apóstoles Pablo y Pedro también animaron a los cristianos a ser hospitalarios (Romanos 12:13; 1 Pedro 4:9). Si nosotros recibimos con amor a los hermanos que nos visitan, con más razón debemos recibir con amor a los hermanos que están en peligro o que son perseguidos por su fe * (vea la nota) (lea Proverbios 3:27).

7 Hace poco, miles de testigos de Jehová del este de Ucrania tuvieron que dejar su hogar debido a la guerra y la persecución. Por desgracia, algunos de ellos fueron asesinados. Pero la mayoría de los hermanos pudieron alojarse en los hogares de Testigos de otras partes de Ucrania y de Rusia. Los hermanos de estos dos países permanecieron neutrales, y así demostraron que “no son parte del mundo”. Además, siguieron predicando con entusiasmo “las buenas nuevas de la palabra” (Juan 15:19; Hechos 8:4).

AYUDEMOS A LOS REFUGIADOS A FORTALECER SU FE

8, 9. a) ¿Qué dificultades podrían enfrentar los refugiados que llegan a un nuevo país? b) ¿Por qué necesitan que los ayudemos con paciencia?

8 Algunos refugiados se ven obligados a vivir en otra parte de su propio país. Pero muchos otros tienen que irse a un país que no conocen. Es posible que las autoridades les den alimentos, ropa y vivienda. Aun así, los refugiados enfrentan dificultades. Por ejemplo, tal vez deban acostumbrarse a comer alimentos muy distintos. Algunos son de lugares cálidos y no saben cómo abrigarse cuando hace frío. Otros quizás deban aprender a utilizar aparatos eléctricos modernos.

9 Algunos gobiernos tienen programas para ayudar a los refugiados a adaptarse al nuevo país. Pero a menudo se espera que en pocos meses los refugiados atiendan sus propias necesidades. Esto puede ser muy difícil para ellos, porque deben aprender muchas cosas al mismo tiempo. Por ejemplo, deben aprender un nuevo idioma y nuevas costumbres. También deben aprender nuevas leyes relacionadas con el pago de impuestos y facturas, la asistencia de los hijos a la escuela y hasta la manera de disciplinarlos. Si nuestros hermanos tienen dificultades como estas, ¿podemos ayudarlos con paciencia y respeto? (Filipenses 2:3, 4).

10. ¿Cómo podemos fortalecer la fe de los refugiados que llegan a nuestro país? (Vea la foto del principio del artículo).

10 A veces, las autoridades dificultan que nuestros hermanos refugiados se comuniquen con la congregación del lugar. Algunas organizaciones del gobierno amenazan con dejar de ayudarlos. Quizás digan que si no aceptan un empleo que les impide ir a las reuniones, ya no podrán seguir en el país. Algunos hermanos aceptan estos empleos porque sienten temor y piensan que no tienen otra salida. Por eso es importante que nos pongamos en contacto con nuestros hermanos tan pronto como sea posible. Ellos necesitan ver que nos preocupamos por ellos. Nuestro interés y la ayuda práctica que les demos pueden fortalecer su fe (Proverbios 12:25; 17:17).

DEMOS AYUDA PRÁCTICA

11. a) Al principio, ¿qué necesitan los refugiados? b) ¿Cómo pueden demostrar agradecimiento los refugiados?

11 Quizás al principio debamos dar a los hermanos comida, ropa y otras cosas básicas * (vea la nota). Un pequeño gesto como darle una corbata a un hermano puede significar mucho. Claro, los hermanos refugiados no deben ser exigentes. Deben mostrar que agradecen la ayuda. Así, los hermanos los ayudarán con gusto. Pero es importante que con el tiempo los refugiados traten de atender sus necesidades. Si lo hacen, conservarán su amor propio y mantendrán una buena relación con los demás hermanos (2 Tesalonicenses 3:7-10). Aun así, los refugiados necesitan que los ayudemos.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hermanos refugiados? (Vea los párrafos 11 a 13).

12, 13. a) ¿Qué ayuda práctica podemos darles a los refugiados? b) Cuente lo que hicieron unos hermanos.

12 No hay que tener mucho dinero para ayudar a los refugiados. Lo que ellos más necesitan es nuestro tiempo y amor cristiano. Por ejemplo, podemos mostrarles cómo usar el transporte público o cómo comprar alimentos saludables a buen precio. O podemos mostrarles cómo conseguir herramientas que les ayuden a ganarse el sustento, como una máquina de coser o herramientas para jardinería. Más importante todavía, podemos ayudarlos a sentirse parte de su nueva congregación. Si es posible, podemos ofrecernos a llevarlos a las reuniones. Además, podemos enseñarles cuál es la mejor manera de predicarles a las personas del lugar y predicar con ellos.

13 Veamos el caso de cuatro jóvenes refugiados. Cuando llegaron a una congregación, varios ancianos les dieron ayuda práctica. Les enseñaron a conducir, a escribir cartas en la computadora y a hacer una solicitud de empleo. También les enseñaron a organizar bien su tiempo para poner en primer lugar el servicio a Jehová (Gálatas 6:10). Poco después, los cuatro se hicieron precursores. Gracias a que se esforzaron por alcanzar metas espirituales y a que recibieron ayuda de los ancianos, progresaron en la congregación y se mantuvieron apartados del mundo.

14. a) ¿Qué tentación deben resistir los refugiados? b) Mencione el ejemplo de alguien que mostró fe.

14 Como todos los cristianos, los refugiados Testigos deben aguantar la presión y resistir la tentación de darle más importancia a lo material que a su amistad con Dios * (vea la nota). Lije y sus hermanos recuerdan una valiosa lección de fe que su padre les enseñó mientras huían. Dicen que fue tirando las cosas que no eran esenciales, hasta que les mostró la bolsa vacía y dijo con una sonrisa: “¿Lo ven? No necesitamos ninguna de esas cosas” (lea 1 Timoteo 6:8).

ATENDAMOS LAS NECESIDADES MÁS IMPORTANTES DE LOS REFUGIADOS

15, 16. a) ¿Cómo podemos fortalecer la fe de nuestros hermanos? b) ¿Cómo podemos darles ayuda emocional?

15 Los refugiados necesitan algo más que comida y ropa. Necesitan ayuda emocional y espiritual (Mateo 4:4). Los ancianos pueden ayudarlos consiguiéndoles publicaciones en su idioma y poniéndolos en contacto con hermanos que hablen ese idioma. Esto es muy importante porque muchos refugiados han tenido que dejar atrás todo lo que conocían. Extrañan a su familia, su comunidad y su congregación. Necesitan que sus hermanos les hagan sentir el cariño y la compasión que Jehová les tiene. Si no lo sienten, quizás busquen la ayuda de otras personas que son de su país, pero que no le sirven a Jehová (1 Corintios 15:33). Cuando los hacemos sentir parte de la congregación, ayudamos a Jehová a proteger a “los residentes forasteros” (Salmo 146:9).

16 Jesús y sus padres no pudieron volver a su país mientras gobernaron los que los perseguían. Por razones parecidas, quizás algunos refugiados hoy día no puedan volver a su lugar de origen. Pero puede que otros ni siquiera deseen volver. Lije dice que muchos padres vieron en su país cómo se violaba o asesinaba a algunos parientes. Por eso no quieren regresar con sus hijos. Si queremos ayudar a nuestros hermanos, tenemos que seguir el consejo bíblico de compartir sentimientos como compañeros, tener cariño fraternal, ser tiernos y compasivos, y de mente humilde (1 Pedro 3:8). La persecución ha hecho que a algunos refugiados les cueste relacionarse con otras personas. Quizás les dé vergüenza hablar de las cosas que han sufrido, sobre todo delante de sus hijos. Preguntémonos: “¿Cómo me gustaría que me trataran si hubiera sufrido algo parecido?” (Mateo 7:12).

CUANDO PREDICAMOS A LOS REFUGIADOS QUE NO SON TESTIGOS

17. ¿Cómo ayuda nuestra predicación a los refugiados?

17 Hoy día, muchos refugiados vienen de países donde los Testigos no pueden predicar con libertad. Gracias a la predicación de Testigos entusiastas, miles de refugiados están escuchando por primera vez “la palabra del reino” (Mateo 13:19, 23). Muchos refugiados que se sienten cargados hallan consuelo y alivio en nuestras reuniones. Enseguida reconocen: “Dios verdaderamente está entre ustedes” (Mateo 11:28-30; 1 Corintios 14:25).

18, 19. Si somos prudentes, ¿qué haremos cuando les prediquemos a los refugiados?

18 Debemos ser cautelosos y prudentes cuando les predicamos a los refugiados (Proverbios 22:3; Mateo 10:16). Cuando hablemos con ellos, debemos escucharlos con paciencia. Pero no hablemos de política. Sigamos las instrucciones de la sucursal y de las autoridades locales para no correr riesgos ni poner en peligro a nadie. Como los refugiados son de distintas religiones y culturas, necesitamos saber cómo piensan y sienten, y respetarlos. Por ejemplo, las personas de algunos países tienen opiniones muy definidas sobre cómo deben vestirse las mujeres. Así que cuando les prediquemos a estas personas, debemos vestirnos de una manera que no las ofenda.

19 Los cristianos queremos ayudar a las personas que sufren, sean Testigos o no. Cuando las ayudamos, seguimos el buen ejemplo del samaritano del que Jesús habló (Lucas 10:33-37). La mejor forma de ayudar a la gente es llevándole el mensaje del Reino. Un anciano que ha ayudado a muchos refugiados dijo que es importante decirles enseguida que somos testigos de Jehová. Deberíamos decirles que estamos allí sobre todo para hablarles de la maravillosa esperanza que da la Biblia, y no para darles ayuda material.

DEMOSTRAR AMOR DA BUENOS RESULTADOS

20, 21. a) ¿Cuál es el resultado de mostrar amor sincero a los refugiados? b) ¿Qué aprenderemos en el siguiente artículo?

20 Mostrar amor sincero a “los residentes forasteros” da buenos resultados. Una hermana cuenta que su familia huyó de Eritrea por culpa de la persecución. Cuatro de sus hijos tuvieron que viajar durante ocho días a través del desierto. Después de un agotador viaje, por fin llegaron a Sudán. Ella dice: “Los hermanos los trataron como si fueran de la familia, les dieron comida, ropa, un techo y ayuda para el transporte. ¿Quién más recibiría a unos extraños en su hogar simplemente porque adoran al mismo Dios? Solo los testigos de Jehová” (lea Juan 13:35).

21 ¿Y qué podemos decir de los hijos de las familias refugiadas o que han emigrado? En el siguiente artículo, aprenderemos cómo podemos ayudar a estas familias a servir felices a Jehová.

^ párr. 2 En este artículo, usaremos la palabra refugiados para referirnos a las personas que han tenido que dejar su casa por culpa de la guerra, la persecución o los desastres naturales. Quizás huyan a otro lugar dentro de su país o a otro país. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dice que 1 de cada 113 personas en el mundo se ve obligada a dejar su casa.

^ párr. 6 Vea el artículo “No olvidemos mostrar bondad a los extranjeros”, de La Atalaya de octubre de 2016, páginas 8 a 12.

^ párr. 11 Tan pronto como llega un refugiado a un lugar, los ancianos deben seguir las instrucciones del libro Organizados para hacer la voluntad de Jehová, capítulo 8, párrafo 30. Para comunicarse con la congregación del lugar de origen del refugiado, los ancianos pueden escribir a la sucursal del país donde están mediante el sitio jw.org. Mientras tanto, pueden preguntarle con prudencia al refugiado sobre su congregación y la predicación. Así podrán saber cómo está su amistad con Jehová.

^ párr. 14 Vea los artículos “Nadie puede servir a dos amos” y “¡Ánimo! Jehová lo ayudará”, de La Atalaya del 15 de abril de 2014, páginas 17 a 26.