TEMA DE PORTADA
Cómo mejorar sus hábitos
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CUANDO suena el despertador, Austin se levanta medio dormido y, sin pensarlo, se pone la ropa de hacer deporte que dejó lista antes de acostarse. Entonces, sale a correr un rato, como ha estado haciendo tres veces por semana durante el último año.
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Laurie acaba de discutir con su esposo. Frustrada y molesta, se va directamente a la cocina, saca un paquete de chocolates y se los come todos, como hace cada vez que se enoja.
¿Qué tienen en común Austin y Laurie? Sea que se den cuenta o no, a los dos los mueve una fuerza poderosa: la fuerza de la costumbre.
¿Y usted? ¿Hay algún hábito que le gustaría incorporar en su vida? Tal vez quiera dormir más, hacer ejercicio o estar más en contacto con sus seres queridos.
Por otra parte, quizás lo que desea es dejar una mala costumbre o vicio, como fumar, comer comida chatarra o pasar demasiado tiempo en Internet.
Sin duda, abandonar una mala costumbre no es fácil. De hecho, se dice que los malos hábitos son como una cama calentita en un día frío: entrar no cuesta nada; lo que cuesta es salir.
Por eso, ¿cómo conseguimos que la fuerza de la costumbre esté a nuestro favor y no en nuestra contra? Veamos tres sugerencias basadas en principios de la Biblia.