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¿Cómo puedo evitar los peligros de Internet?

¿Cómo puedo evitar los peligros de Internet?

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo puedo evitar los peligros de Internet?

IMAGÍNATE que estás en la biblioteca más grande del planeta. A tu alrededor hay todo tipo de libros, periódicos, catálogos, fotografías y grabaciones sobre prácticamente cualquier tema. Toda la información más reciente, así como gran parte de la literatura de siglos pasados, se halla a tu disposición.

Pues bien, Internet pone este enorme caudal de datos a tu alcance. Permite que quien se encuentra sentado frente a una computadora intercambie información con otros terminales y usuarios de cualquier punto del globo. * Mediante la Red se vende y se compra, se realizan transacciones bancarias, se conversa, se escuchan las últimas grabaciones musicales... y todo en la intimidad del hogar.

No sorprende, pues, que algunos entendidos predigan que para finales de este año habrá más de trescientos veinte millones de internautas. En muchas partes del mundo se está popularizando el empleo de la Red. Las escuelas y las bibliotecas fomentan con vehemencia su uso y facilitan a millones de jóvenes el acceso a ella. En Estados Unidos, casi el sesenta y cinco por ciento de los jóvenes entre las edades de 12 y 19 años ya han utilizado los servicios en línea o se han suscrito a ellos.

Bien utilizada, la Red suministra información práctica sobre el clima, viajes y otros asuntos. A través de ella puedes comprar artículos tan diversos como libros y piezas de automóviles. Muchos estudiantes se valen de este medio para realizar los trabajos escolares.

Pese a su utilidad, la Red es comparable a una biblioteca sin bibliotecarios u otros observadores. Uno puede navegar por ella con la sensación de estar solo. Este, precisamente, es uno de los mayores peligros. ¿Por qué? Porque el contenido de un sinnúmero de sitios de la Red es moralmente corrupto y espiritualmente destructivo. Así pues, Internet puede someter a tentación a los jóvenes cristianos. Los seres humanos somos por naturaleza curiosos, y Satanás el Diablo ha explotado esta tendencia desde tiempos antiguos. Él se aprovechó de la curiosidad de Eva y la ‘sedujo por medio de su astucia’ (2 Corintios 11:3).

De igual modo, al joven cristiano puede seducirle la información perniciosa si no está resuelto a proteger su espiritualidad. Un artículo de la revista Better Homes and Gardens explicó: “Internet es un nuevo y bullicioso campo en el que pioneros ingeniosos ofrecen la última información; pero los pederastas, estafadores, fanáticos y demás indeseables también deambulan por el ciberespacio”.

Un muchacho llamado Javier * dice: “Algunos sitios de la Red son escandalosos y aparecen sin previo aviso. [...] Intentan entramparte. Quieren atraerte para sacarte el dinero”. Un joven cristiano de nombre John reconoce: “Una vez que empiezas a mirar información impropia, es difícil parar. Te envicias”. Algunos jóvenes cristianos han frecuentado sitios nocivos de Internet y se han metido en problemas serios. Hay quien incluso ha perjudicado su relación con Jehová. ¿Cómo puedes evitar que te suceda esto?

‘Ver lo que es inútil’

A veces, la propia dirección electrónica de un sitio indica claramente que el contenido de este es censurable. * Proverbios 22:3 da la advertencia: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”.

No obstante, es más frecuente que uno se tope con un sitio censurable por pura casualidad. La página de inicio tal vez contenga imágenes escabrosas cuidadosamente pensadas para inducir a explorar el sitio y a regresar a él vez tras vez. *

Kevin explica lo que le sucedió a un amigo suyo: “Le sobraba tiempo y sentía curiosidad. Enseguida adquirió la costumbre de ver pornografía”. Felizmente, este joven cristiano acudió a un anciano y recibió ayuda.

¿Has decidido qué harás si tropiezas con un sitio de esta clase? Está claro lo que debe hacer el cristiano: salir de él inmediatamente e incluso cerrar el navegador. Imita al salmista, quien pidió a Dios: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil” (Salmo 119:37; compara con Job 31:1). Ten esto presente: el hecho de que ningún ser humano te esté vigilando no significa que nadie vea lo que haces. La Biblia nos recuerda que todas las cosas están “abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).

Hablar con tus padres u otros cristianos maduros puede fortalecer tu determinación de no volver a visitar sitios perjudiciales. Pregúntate: Si cayeras en arenas movedizas, ¿esperarías a estar hundido hasta el cuello para pedir ayuda?

Las conversaciones a través de la Red

Los programas de charla permiten que los usuarios de Internet de todo el mundo se comuniquen entre sí instantáneamente. Los negociantes los utilizan para celebrar conferencias en línea y para suministrar servicio al cliente. En ciertos canales de charla se puede compartir información sobre asuntos técnicos, como la reparación de automóviles o la programación informática. Algunos de estos programas hacen posible que los amigos y los familiares se comuniquen privadamente sin incurrir en los gastos de las llamadas telefónicas de larga distancia. Así pues, el uso de este servicio a veces está justificado; pero ¿encierra algún peligro?

Hay que tener mucho cuidado con los canales públicos de charla, ya que pueden presentar diversos riesgos. La escritora Leah Rozen señaló: “Los adolescentes con habilidad técnica pasan horas comunicándose a través de la Red con desconocidos de todo el país, e incluso de todo el mundo. Por desgracia, algunos de tales desconocidos resultan ser pervertidos sexuales que tratan de concertar citas con niños”. Un artículo de la revista Mecánica Popular dijo que “hay que ser extremadamente cuidadosos” al usar los canales públicos de charla. Dar tu nombre y dirección a un extraño puede desembocar en graves problemas. ¿Por qué correr el riesgo?

Un peligro más sutil es el de tener compañerismo impropio con desconocidos que no respetan los principios bíblicos. * Los investigadores dicen que gran parte de las conversaciones de los adolescentes mediante los programas de charla se centran en cuestiones sexuales. En estos casos resulta pertinente el consejo de la Biblia en 1 Corintios 15:33: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”. Las malas compañías vía Internet son peligrosas. ¿Debe un joven piadoso exponerse temerariamente a tales riesgos?

Medidas preventivas

En vista de los peligros que encierra Internet, debe usarse con cautela. Algunas familias, por ejemplo, colocan la computadora en un lugar transitado de la casa, como la sala de estar. También pudieran establecer la norma de que solo se utilice cuando haya otra persona en la casa. Si tus padres imponen tales restricciones, respétalas (Proverbios 1:8). Las reglas claras son una prueba de su amor.

Si tienes que recurrir a Internet para hacer las tareas escolares, ¿por qué no limitas el tiempo que estarás conectado? Prueba a decidir de antemano cuánto vas a dedicarle y utiliza un despertador para que te avise cuando se haya agotado el tiempo. Tom sugiere: “Planea por anticipado, decide qué vas a buscar exactamente y limítate a esos objetivos, sin importar lo interesantes que parezcan otras cosas”.

También conviene demostrar cautela al utilizar el correo electrónico. Los jóvenes cristianos tienen cuidado de que no los absorba demasiado la lectura de una gran cantidad de mensajes electrónicos, sobre todo si la información que presentan es a buen grado frívola o inexacta. El uso incontrolado de este medio puede consumir tiempo valioso que necesitas para las tareas escolares y las actividades espirituales.

El rey Salomón dijo: “El hacer muchos libros no tiene fin, y el aplicarse mucho a ellos es fatigoso a la carne” (Eclesiastés 12:12). Sus palabras pueden aplicarse perfectamente a Internet. No te enfrasques tanto en la búsqueda de datos que descuides el estudio personal de la Biblia y la participación en el ministerio cristiano (Mateo 24:14; Juan 17:3; Efesios 5:15, 16). Recuerda también que, aunque la comunicación por medio de la computadora a veces es conveniente, no hay nada como hablar cara a cara con los hermanos cristianos. Por consiguiente, si de verdad necesitas utilizar Internet, propónte firmemente hacerlo con prudencia. Evita los sitios peligrosos y no permanezcas conectado demasiado tiempo. “Salvaguarda tu corazón” y nunca te conviertas en esclavo de Internet (Proverbios 4:23).

[Notas]

^ párr. 4 Consulta la serie de artículos “¿Le conviene utilizar Internet?”, del número del 22 de julio de 1997 de ¡Despertad!

^ párr. 9 Se han cambiado algunos nombres.

^ párr. 11 La dirección electrónica es la serie de caracteres que da acceso a un sitio. Algunas direcciones contienen palabras que identifican el objetivo del sitio.

^ párr. 12 La página de inicio es como un escaparate electrónico que muestra lo que ofrece el sitio, quién lo creó, etc.

^ párr. 19 También existe ese peligro en los canales públicos de charla que crean algunos cristianos con la buena intención de hablar de asuntos espirituales. En ocasiones se han unido a la conversación personas deshonestas y apóstatas que insidiosamente han intentado convencer a otros para que acepten sus ideas antibíblicas.

[Comentario de la página 20]

“Algunos sitios de la Red son escandalosos y aparecen sin previo aviso”

[Ilustración de la página 21]

Algunas familias colocan la computadora en un lugar transitado de la casa