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El gladiolo: extraordinaria flor de delicada belleza

El gladiolo: extraordinaria flor de delicada belleza

El gladiolo: extraordinaria flor de delicada belleza

Las flores cautivan casi a todas las personas, y un ejemplo sobresaliente de su delicada belleza es el gladiolo. Es tan popular que varios países lo cultivan para comercializarlo, entre ellos Israel y los Países Bajos. También en Estados Unidos existen viveros que exportan su producto a los amantes de las flores por todo el mundo.

Se han producido más de dos mil variedades de esta especie, que se viste de tantos colores, tonos y diseños como alcanza la imaginación. ¿Cómo logran los floricultores tanta variedad de una misma planta?

De dónde salen las nuevas variedades

El floricultor quita el polen de los estambres (órgano masculino) de una flor con un utensilio —como un cepillo de pelo de camello— y lo transfiere al estigma (órgano femenino) de otra planta, preferentemente una de las flores inferiores de la planta receptora. Entonces ata los pétalos para mantenerla cerrada y evitar que algún polinizador natural —abejas o dípteros— altere el resultado. Si lo que se quiere es un color o una apariencia en particular, se hace el cruce con una variedad que tenga las características deseadas.

Por supuesto, no se ha producido una nueva especie, sino solo una nueva variedad, o híbrido, ya que esa capacidad de diversificarse ha acompañado siempre al gladiolo, encerrada en su complicado código genético. Mediante esta hibridación selectiva se cultivan gladiolos que van de un blanco deslumbrante a un rojo intenso, carmesí. También los tenemos con manchas, puntos y bandas, e incluso con doble floración o un tenue perfume.

Delicada belleza

Mire con cuidado estas flores, y fíjese en sus características particulares. ¡Qué bonita es la que se conoce como Pulchritude! Cuando sus pétalos se abren, se aprecian las orillas suaves y rizadas de un azul lavanda que se oscurece en la punta. La base de los pétalos está salpicada de tonos rosa oscuro y violeta que parecen salir del interior de cada florecilla.

Por su parte, Orchid Lace parece tan frágil que cualquier roce pudiera estropearla. Las flores descansan contra la espiga, y largos estambres emergen del matizado centro de la flor. Otras variedades tienen nombres evocadores: Glittering Star (Estrella resplandeciente), Dream’s End (Ensueño), Red Alert (Alerta roja), Peerless (Incomparable) y Silver Moon (Luna plateada).

Su cultivo

Además del cultivo por semilla, el floricultor puede arrancar los bulbos grandes al pie del tallo y los bulbitos secundarios que crecen sobre ellos.

La mayoría de las variedades híbridas provienen de especies africanas, por lo que se puede decir que “tienen sus raíces” en el trópico. Son muy sensibles a los cambios de clima, y aunque en algunos lugares quizás no sobrevivan a los fríos inviernos, puede que crezcan muy bien durante los cálidos meses del verano.

En climas fríos, se desentierran los bulbos al final de la temporada de cultivo y se limpian con mucho cuidado. Al nuevo bulbo que se ha formado se le quita el bulbo viejo y seco para que se le haga más fácil echar raíces. También se arrancan los más pequeños, de unos cinco milímetros de diámetro, que crecen apiñados alrededor de cada bulbo. Durante la temporada de frío se guardan tanto los grandes como los más chicos en un lugar seco y frío, por encima del punto de congelación.

Cuando se siembran, echan unas hojas delgadas. Al terminar el período de vegetación, los bulbos estarán maduros y, en la siguiente plantación, se convertirán en plantas adultas de hermosas flores.

La plantación puede iniciarse en la primavera si el clima es templado; en los climas más cálidos el factor tiempo no es tan importante. Pero en un caso u otro, lo ideal es que el suelo sea ligeramente ácido y esté húmedo a la hora de enterrar los bulbos pequeños y grandes, colocándolos donde reciban la brillante luz del sol, pues no crecen bien a la sombra.

Los bulbitos pueden esparcirse en un surco de ocho centímetros de profundidad y luego cubrirse con tierra. Los grandes, por otra parte, se entierran a una profundidad de 13 centímetros. Para evitar que se aglomeren en el jardín de la casa, los bulbos medianos se colocan a unos ocho centímetros de separación uno del otro, y los mayores, entre 10 y 13 centímetros. Si limpia y planta los bulbos de gladiolo con esmero, en unos cuantos meses recibirá su recompensa: una indescriptible exhibición de delicada belleza y color.

[Ilustración de la página 16]

Orchid Lace

[Ilustración de las páginas 16 y 17]

Coral Dream

Monet

Dream’s End

Sunsport

[Ilustración de la página 17]

Pulchritude