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¿Por qué me ha hecho daño mi amigo?

¿Por qué me ha hecho daño mi amigo?

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué me ha hecho daño mi amigo?

“Tenía varias amigas [...]. Pero después que entablaron amistad con otra chica, cada vez que me acercaba a ellas, todas se callaban. [...] Empezaron a excluirme de cuanto hacían. Fue muy doloroso para mí.”—Karen. *

PUEDE ocurrir entre los mejores amigos. Un día son inseparables y al siguiente ni siquiera se hablan. “Se supone que un amigo es alguien en quien puedes confiar, alguien a quien puedes acudir en cualquier momento”, dice una joven de 17 años llamada Nora. Sin embargo, a veces tu mejor amigo puede empezar a comportarse como tu peor enemigo.

La amistad bajo ataque

¿Qué echa a perder una buena amistad? En el caso de Sandra, todo empezó cuando le prestó a su amiga Megan una de sus blusas preferidas. “Cuando me la devolvió —cuenta Sandra—, estaba sucia y tenía un pequeño desgarrón en la manga. Pero ni siquiera lo mencionó, como si no fuera a darme cuenta.” ¿Cómo se sintió ella debido a la falta de consideración de Megan? “Me puse furiosa. Pensé que no respetaba mis cosas [...] ni le importaban mis sentimientos.”

También puede causar daño el que un amigo íntimo diga o haga algo que te humille. Esto fue lo que le ocurrió a Cindy cuando les dijo a sus compañeros que todavía no había leído el libro del que tenía que hacer una reseña y, de pronto, su amiga Kate empezó a regañarla. Cindy recuerda: “Me avergonzó delante de nuestros amigos, por lo que me enfadé mucho con ella. Desde aquel momento, todo cambió entre nosotras”.

A veces se produce el distanciamiento cuando un amigo empieza a pasar tiempo con nuevos compañeros. “Una buena amiga mía entró en un grupito —relata Bonnie, de 13 años—, y empezó a dejarme de lado.” Pudieras descubrir asimismo que alguno de tus amigos lo es únicamente por interés. “Bobby y yo éramos muy buenos amigos —dice un joven de 13 años llamado Joe—. Creía que le agradaba mi compañía, pero me enteré de que solo le caía bien porque mi padre trabajaba en publicidad y nos conseguía buenos asientos en los partidos y los conciertos.” ¿Cómo se siente Joe ahora? Él afirma: “Nunca más volveré a confiar en Bobby”.

Pudiera ser que un amigo revelara a otros información que tú consideraras confidencial. Allison, por ejemplo, habló con su amiga Sara de un problema personal que tenía un compañero de trabajo. Al día siguiente de habérselo contado, Sara sacó a relucir el asunto justo delante del compañero en cuestión. “¡Jamás me hubiera imaginado que fuera tan indiscreta! —dice Allison—. Estaba furiosa.” Rachel, de 16 años, tuvo una experiencia similar cuando una amiga íntima suya divulgó algo que ambas habían hablado en privado. “Me sentí abochornada y traicionada —relata Rachel—. Me pregunté: ‘¿Cómo puedo volver a confiar en ella?’.”

La amistad puede ser una fuente de ánimo, sobre todo si está basada en el afecto, la confianza y el respeto mutuos. Aun así, hasta las mejores relaciones pasan por momentos de tensión. La Biblia indica con franqueza: “Existen compañeros dispuestos a hacerse pedazos [unos a otros]” (Proverbios 18:24). Independientemente de cuál sea la causa, el sentir que un amigo te ha traicionado puede ser una experiencia desoladora. ¿Por qué hacen daño los amigos?

¿Por qué fallan los amigos?

Todas las relaciones humanas, sean entre jóvenes o adultos, pasan por dificultades. Al fin y al cabo, como escribió el discípulo cristiano Santiago: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto, capaz de refrenar también su cuerpo entero” (Santiago 3:2; 1 Juan 1:8). Dado que todos cometemos errores, es de esperar que, tarde o temprano, un amigo haga o diga algo hiriente. Quizás recuerdes alguna ocasión en que fuiste tú quien le hizo daño a él (Eclesiastés 7:22). “Somos imperfectos, así que nos vamos a irritar mutuamente de vez en cuando”, dice Lisa, de 20 años.

Además de la imperfección, puede haber otros factores implicados. Recuerda, tus intereses, al igual que los de tus amigos, cambian según vas creciendo y desarrollándote. Por ello, dos personas que en determinado momento tuvieron mucho en común pueden irse distanciando poco a poco. Una adolescente se lamentó en estos términos con relación a su mejor amiga: “No nos llamamos muy a menudo, y cuando por fin hablamos, ya no estamos de acuerdo en casi nada”.

Por supuesto, una cosa es distanciarse y otra muy diferente es herir los sentimientos de alguien. ¿Por qué hacen daño a sus amigos algunas personas? Con frecuencia, los causantes son los celos. Por ejemplo, un amigo tuyo podría estar celoso de ti debido a tus habilidades y logros (compara con Génesis 37:4; 1 Samuel 18:7-9). Como dice la Biblia, “los celos son podredumbre a los huesos” (Proverbios 14:30). Además, estos alimentan la envidia y la rivalidad. Pero dejando la causa a un lado, ¿qué puedes hacer si un amigo te hace daño?

Cómo afrontarlo

“Primero —dice Rachel—, observo a la persona y trato de averiguar si lo hizo a propósito.” Si crees que lo que te han dicho o hecho es ofensivo, no te dejes llevar por los sentimientos. Más bien, ten paciencia y piensa con calma en el asunto (Proverbios 14:29). ¿Mejorará la situación el que actúes apresuradamente? Tras meditarlo bien, quizás optes por seguir el consejo del Salmo 4:4, que dice: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen”. Y después, tal vez prefieras dejar que ‘el amor cubra una multitud de pecados’ (1 Pedro 4:8).

Pero ¿qué hacer si no puedes pasar por alto la ofensa? En tal caso, quizás sea mejor abordar al ofensor. “Reúnete a solas con él para hablar de lo ocurrido —aconseja un muchacho de 13 años llamado Frank—. Si no lo haces, le guardarás rencor.” Susan, de 16 años, piensa de forma similar. “Lo mejor que puedes hacer —afirma—, es decirles que confiabas en ellos pero que te han defraudado.” Jacqueline prefiere asimismo tratar el asunto cara a cara. “Intento hablar abiertamente sobre lo sucedido. Por lo general, la persona implicada es franca y puedo zanjar el problema casi en el momento.”

Por supuesto, no deberías hablar con tu amigo estando airado. La Biblia dice: “Un hombre enfurecido suscita contienda, pero el que es tardo para la cólera apacigua la riña” (Proverbios 15:18). Así que espera a estar tranquilo antes de intentar resolver la situación. “Al principio estás furioso —admite Lisa—. Tienes que tomarte tiempo para calmarte. Aguardas a que se te pase un poco el enfado y entonces puedes sentarte con la persona y hablar de ello con tranquilidad.”

La palabra clave es “tranquilidad”. Recuerda que el objetivo no es agredir a tu amigo verbalmente, sino más bien solucionar el problema de forma amigable y, si es posible, conservar su amistad (Salmo 34:14). Así pues, háblale desde el corazón. “Puedes decirle: ‘Somos amigos, pero necesito saber qué ha pasado’ —sugiere Lisa—. Necesitas saber el porqué de su actuación. Una vez que lo sabes, no suele ser tan difícil superarlo.”

Sin duda sería incorrecto que tomaras represalias esparciendo rumores sobre la persona en cuestión o intentando que los demás se pusieran de tu lado. El apóstol cristiano Pablo escribió a los romanos: “No devuelvan mal por mal a nadie” (Romanos 12:17). Sin importar cuánto te haya dolido, desquitarte solo empeorará la situación. “La venganza no conduce a nada —dice Nora—, solo impedirá que vuelvan a ser amigos.” Ella añade que el que te esfuerces al máximo por conservar la relación “te hará sentir mejor persona”.

Pero ¿qué sucede si tu amigo no responde a los intentos de reconciliación? En tal caso, recuerda que no todos los amigos lo son en igual grado. “No todas tus amistades van a ser íntimas —dice Judith McCleese, consejera familiar—. Comprende que puedes tener distintos tipos de relaciones.” Al menos, te quedará el consuelo de saber que has hecho lo que has podido por restablecer la paz. El apóstol Pablo escribió: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18).

Vas a tener roces hasta con tus mejores amigos. Si puedes capear el temporal sin que los problemas repercutan negativamente en la opinión que tienes de los demás ni en tu autoestima, significa que estás madurando. Aunque algunos compañeros estén “dispuestos a hacerse pedazos”, la Biblia también nos asegura que “existe un amigo más apegado que un hermano” (Proverbios 18:24).

[Nota]

^ párr. 3 Se han cambiado algunos nombres.

[Ilustraciones de la página 15]

Puedes conservar la amistad hablando sobre lo ocurrido