El ñandutí: fascinante “telaraña” paraguaya
El ñandutí: fascinante “telaraña” paraguaya
De nuestro corresponsal en Paraguay
ASUNCIÓN (PARAGUAY). Mientras descargan nuestras maletas del avión tenemos unos minutos para echar una mirada alrededor. De repente mi esposa me llama para mostrarme un artículo exhibido en la pared. “¿Verdad que es precioso?”, exclama mientras señala a un hermoso mantel de encaje de intrincado diseño. Quiere saber inmediatamente cómo se ha elaborado.
El origen de este tejido es árabe. El libro Paraguay, Informaciones generales y turísticas dice: “Este encaje pasó a Canarias, España, y entre los siglos XVII y XVIII fue traído al Paraguay, donde el llamado Encaje Sol de Tenerife toma el nombre de Encaje del Paraguay o Ñanduti”. (Ñandutí es una palabra guaraní que significa “telaraña”.) En Paraguay, este delicado encaje refleja el toque personal del artesano, y adopta las características de la naturaleza vegetal y animal de la región. Aunque no es un invento de los paraguayos, estos lo perfeccionaron añadiéndole nuevas puntadas. Su elaboración se ha convertido en el medio de vida de muchos de ellos.
¿Cómo se realiza este complejo encaje que recuerda una telaraña? Para contestar esta pregunta, el guía nos llevó a Itaguá, pequeña localidad situada a 30 kilómetros al este de Asunción. Nos dijo que gran parte del ñandutí de Paraguay se produce en la zona. Y ciertamente hay muchos artículos tejidos en las tiendas de la calle principal.
Una tendera nos recibió amablemente y nos mostró algunas piezas hermosas. Explicó: “El encaje artesanal se clasifica según cómo se haya confeccionado. El ñandutí es una labor de aguja. La mayoría de las encajeras paraguayas se aprenden de memoria los diseños, mientras que otras utilizan patrones. Todas emplean un lienzo de algodón y un bastidor de madera para hacer el encaje con aguja e hilo. Aprenden la técnica de sus madres a edad temprana y luego se la enseñan a sus hijas”.
Mientras que a una araña constructora de telas le toma solo dos o tres horas elaborar su tela, “tejer un mantel para una mesa de ocho personas utilizando hilo grueso consume entre dos y tres meses, y de seis a ocho meses si se emplea hilo fino —dice nuestra anfitriona—. Cuanto más fino sea el hilo, más hermoso será el producto”.
Mientras sostiene un pañito de encaje blanco, explica: “Para hacer la flor de guayabo que aparece en el centro, hay que ir contando los hilos mientras se va elaborando. Es el diseño más difícil y toma dos semanas si se emplea hilo fino. Originalmente, las encajeras solo utilizaban este hilo, y todos los encajes eran muy caros; por eso, muchas empezaron a emplear hilo grueso, pues los artículos se hacían más rápido y resultaban menos costosos”.
Nuestra anfitriona tenía expuestos manteles individuales y de mesa, pañitos de adorno, posavasos y otros artículos domésticos multicolores y blancos. Cuando le preguntamos por la ropa, nos mostró enseguida un vestido típico que pertenece a su hija y del que sin duda está muy orgullosa. Era un hermoso vestido largo con los colores del arco iris. En otras tiendas encontramos primorosas postales que contienen encaje fino. Con razón se considera el ñandutí la artesanía más popular de Paraguay.
[Ilustración a toda plana de la página 18]