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Un mundo enganchado al tabaco

Un mundo enganchado al tabaco

Un mundo enganchado al tabaco

BILL era un hombre bueno, inteligente, robusto y amante de su familia. Aunque fumaba desde tierna edad, detestaba el vicio. Tanto, que hasta cuando tenía el cigarrillo en la boca instaba a sus hijos a no imitarle, pues era una insensatez. En ocasiones estrujaba la cajetilla con sus fuertes manos y la lanzaba al otro extremo de la habitación, al tiempo que aseguraba que ya no iba a fumar más. Pero no tardaba en recaer: primero a escondidas, y luego a las claras.

Bill falleció de cáncer hace quince años, tras meses de sufrimientos indecibles. Si no hubiese sido fumador, ahora posiblemente estaría vivo; su esposa aún tendría marido, y sus hijos, padre.

Por trágica que haya sido la pérdida para sus familiares, no es un caso raro. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades vinculadas al tabaco matan todos los años a cuatro millones de personas; o sea, 1 cada 8 segundos. El tabaquismo es la principal causa prevenible de muerte en el mundo, y, de mantenerse las tendencias actuales, dentro de veinte años será la principal causa de defunción y discapacidad en todo el globo, y acabará con más vidas que el sida, la tuberculosis, la mortalidad materna, los accidentes de tráfico, el suicidio y el homicidio juntos.

Pese a que los cigarrillos son letales, se consumen por doquier. De acuerdo con la OMS, la colectividad internacional de fumadores consta como mínimo de 1.100 millones de miembros, lo que viene a representar 1 de cada 3 adultos del planeta.

Según los cálculos de algunos analistas, las tabacaleras están pagando cientos de millones de dólares a consecuencia de las demandas presentadas contra ellas. Pero esta cifra es una insignificancia en comparación con los miles de millones de dólares que ganan. Tan solo en Estados Unidos, se producen cada día 1.500 millones de cigarrillos. A escala mundial, las compañías y los monopolios estatales venden más de cinco billones de cigarrillos cada año.

¿Por qué persisten tantos ciudadanos en un hábito mortífero? Si el lector consume tabaco, ¿qué puede hacer para dejarlo? Veamos las respuestas en los artículos siguientes.