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Cómo hacer frente a la desesperación

Cómo hacer frente a la desesperación

El punto de vista bíblico

Cómo hacer frente a la desesperación

LA DESESPERACIÓN es común a todos los seres humanos, al menos hasta cierto grado. Sin embargo, para algunos el abatimiento puede ser tan grave que prefieren morir a vivir.

La Biblia muestra que incluso los siervos fieles de Dios no están exentos de las complicaciones y las presiones que conducen a la desesperación. Tomemos por ejemplo a Elías y Job, quienes gozaron de una buena relación con Dios. Tras huir de la malvada reina Jezabel por temor a perder la vida, Elías “se puso a pedir [a Jehová] que muriera su alma” (1 Reyes 19:1-4). Job, otro varón justo, sufrió una serie de tragedias, entre ellas una repugnante enfermedad y el fallecimiento de sus diez hijos (Job 1:13-19; 2:7,8). A causa de la desesperación dijo: “Preferiría la muerte a estos tormentos” (Job 7:15, Nácar-Colunga, 1947). Es obvio que estos fieles hombres de Dios estaban muy angustiados.

En el caso de algunas personas de la actualidad, la desesperación pudiera ser el resultado de los efectos dolorosos del envejecimiento, la muerte del cónyuge o dificultades económicas graves. A otras, la incesante tensión emocional, las secuelas persistentes de una experiencia traumática o los problemas familiares las hacen sentir como si estuvieran luchando por mantenerse a flote en medio del mar, y cada ola les hiciera más difícil llegar a la costa. Un señor dijo: “A uno lo embarga un sentimiento de inutilidad y le parece que nadie lo va a extrañar cuando ya no exista. En ocasiones la soledad se vuelve insoportable”.

Hay casos en que las circunstancias mejoran, y eso alivia la intensa presión. Pero ¿qué hacer si nuestras circunstancias no cambian? ¿Cómo puede ayudarnos la Biblia a hacer frente a la desesperación?

La Biblia puede ayudar

Jehová tuvo la capacidad y el poder de sostener a Elías y a Job en medio de las dificultades (1 Reyes 19:10-12; Job 42:1-6). ¡Cuánto nos consuela ser conscientes de ese hecho! La Biblia señala: “Dios es para nosotros refugio y fuerza, una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias” (Salmo 46:1; 55:22). Aunque pudiera parecer que la desesperación nos agobia, Jehová promete que nos mantendrá firmemente asidos con su diestra de justicia (Isaías 41:10). ¿Cómo podemos valernos de esta ayuda?

La Biblia explica que, a través de la oración, “la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará [nuestros] corazones y [nuestras] facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7). La angustia quizás nos impida ver la salida a nuestro problema. Pero si ‘perseveramos en la oración’, Jehová puede guardarnos el corazón y la mente e infundirnos la fortaleza que requerimos para aguantar (Romanos 12:12; Isaías 40:28-31; 2 Corintios 1:3, 4; Filipenses 4:13).

Nos resultará provechoso ser específicos en las oraciones. Aunque se nos haga difícil expresar lo que sentimos, debemos hablar francamente con Jehová de ello y de lo que consideramos la raíz del problema. Hay que pedirle la fortaleza necesaria para sostenernos todos los días. Jehová nos garantiza que “ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará” (Salmo 145:19).

Además de orar, tenemos que evitar aislarnos (Proverbios 18:1). Algunos han recibido fortaleza cuando se han entregado a ayudar al prójimo (Proverbios 19:17; Lucas 6:38). Tomemos el caso de Maria, * que no solo luchaba con el cáncer, sino que sufrió la pérdida de ocho miembros de su familia en tan solo un año. Tuvo que obligarse a levantarse de la cama y continuar con su vida. Salía casi todos los días a dar instrucción bíblica y asistía regularmente a las reuniones cristianas. Cuando regresaba a casa, la desesperación volvía a agobiarla. Sin embargo, al concentrarse en cómo ayudar a los demás, Maria logra aguantar.

Pero ¿qué podemos hacer si nos resulta difícil orar o nos parece imposible salir del aislamiento? En ese caso, debemos pedir ayuda. La Biblia nos anima a acudir a “los ancianos de la congregación” (Santiago 5:13-16). Un señor que sufre de depresión crónica grave dijo: “En ocasiones, el hablar con alguien en quien uno confía ayuda a tranquilizar la mente y calmar el espíritu, y los pensamientos racionales prevalecen” (Proverbios 17:17). Por supuesto, cuando el desaliento prolongado e intenso indica que hay un problema médico, quizás sea necesario también recibir ayuda profesional apropiada * (Mateo 9:12).

Aunque no existen soluciones fáciles, no debemos subestimar la capacidad de Dios de ayudarnos a hacer frente a las dificultades (2 Corintios 4:8). Perseverar en la oración, no aislarse y buscar la ayuda adecuada contribuirán a que recuperemos la estabilidad. La Biblia promete que Dios acabará por completo con las verdaderas causas de la desesperación grave. Los cristianos están resueltos a confiar en él mientras esperan el día en que “las cosas anteriores no serán recordadas” (Isaías 65:17; Revelación [Apocalipsis] 21:4).

[Notas]

^ párr. 11 No es su verdadero nombre.

^ párr. 12 ¡Despertad! no recomienda ningún tratamiento en particular. Los cristianos deben asegurarse de que la terapia que elijan no esté en pugna con los principios bíblicos. Si se desea más información, véase La Atalaya del 15 de octubre de 1988, págs. 25-29.