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El singular reloj de Praga

El singular reloj de Praga

El singular reloj de Praga

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN LA REPÚBLICA CHECA

En la calle, los vendedores compiten por la atención de los turistas que pasan por ella. La plaza se llena de risas, conversaciones en múltiples idiomas y música atronadora. Pero, un momento. ¿Por qué se queda de repente todo el mundo callado? ¡Ah!, es casi la hora exacta, y todas las miradas se clavan en dos ventanas azules de la torre del Ayuntamiento. De pronto, las dos ventanas se abren y aparecen las figuras que representan a los apóstoles de Cristo; Pedro encabeza la procesión, llevando consigo una gran llave. Los doce parecen examinar a la multitud allá abajo cuando les llega el turno, de dos en dos, de asomarse por las ventanas.

ESTAMOS presenciando el espectáculo del reloj astronómico del antiguo Ayuntamiento de Praga (República Checa). Cada hora, al dar la hora exacta, este sorprendente mecanismo cobra vida de las ocho de la mañana a las ocho de la noche. Pero además del desfile mecánico de los apóstoles, en el exterior del reloj se hallan otras figuras en movimiento que personifican las cosas que más temían los habitantes de Praga. Por un lado vemos al Avaro, símbolo de la codicia, sopesando una bolsa en la mano. Junto a él está la Vanidad: un hombre que se admira en el espejo. Ambos asienten con la cabeza en señal de autoaprobación. Del otro lado del reloj hallamos al esqueleto —la Muerte— tocando la campana con una de sus huesudas manos y dando la vuelta a un reloj de arena con la otra, al tiempo que abre y cierra sus dentudas mandíbulas y llama con la cabeza al Turco —la invasión personificada— que está junto a él. El Turco niega con la cabeza, indicando que rehúsa irse con él.

Se cuenta que un gorrión voló al interior de la boca del esqueleto justo cuando se cerraba por última vez en la actuación. El desafortunado pajarito estuvo aprisionado una hora entera, hasta que el esqueleto abrió la boca de nuevo. Si en esta era computarizada la gente queda fascinada por esta maravilla completamente mecánica, ¿puede imaginarse la impresión que causó en las personas de hace cientos de años?

Una mirada más de cerca al reloj

Por supuesto, los turistas se concentran en los personajes móviles, los cuales se fueron añadiendo en los siglos posteriores a la primera instalación del reloj. Pero el elemento más viejo e ingenioso es la esfera, o carátula, astronómica. ¿Qué puede indicarnos? En primer lugar, la hora. El anillo externo de color negro tiene números góticos dorados que dividen el día en veinticuatro horas, según el antiguo sistema checo, a partir del amanecer. El anillo gira de forma que la hora vigésimo cuarta siempre coincida con la puesta del Sol, sin importar la época del año. Los números romanos que quedan cerca del borde interior del anillo externo dividen el día en dos períodos de doce horas, con el mediodía en la parte superior y la medianoche en la inferior. Los dedos de una manecilla dorada marcan la hora.

La esfera astronómica también tiene otros componentes: un gran disco dorado en movimiento indica el recorrido del Sol, y un pequeño globo marca las fases de la Luna. La rotación aparente de los cielos estrellados alrededor de la Tierra se representa mediante un anillo excéntrico más pequeño con los signos de las constelaciones. En el medio de la carátula se encuentra la Tierra con sus meridianos, paralelos y polos, y Praga en el centro. Otros tres círculos en la esfera del reloj sirven para representar el ecuador y los trópicos de Cáncer y de Capricornio. De este modo se aprecian las posiciones relativas de la Tierra, la Luna, el Sol y las estrellas en el transcurso de todo el año. Ahora bien, debajo de la esfera astronómica encontramos el disco del calendario, en el que pinturas de escenas campestres describen cada mes del año. El disco del calendario indica la fecha a medida que avanza cada medianoche una de las 365 divisiones, con la excepción de una noche cuando el año es bisiesto.

Una mirada al interior del mecanismo del reloj revela un conjunto desorbitante de ruedas, grandes y pequeñas. El cuidado del complicado dispositivo está a cargo de un técnico mecánico, quien lo revisa a cabalidad todas las semanas.

La historia del reloj astronómico

Existen muchas leyendas ligadas al reloj astronómico de Praga. Una de ellas cuenta que cierto maestro de nombre Hanuš fue el constructor, y que tan extraordinaria fue su obra que los funcionarios de la ciudad temieron que construyera relojes parecidos en cualquier otro sitio, lo que le robaría su fama a Praga. Para impedirlo, contrataron a unos hombres, que atacaron al maestro y lo dejaron ciego. La leyenda concluye cuando Hanuš, agonizante, llega hasta los engranajes del reloj y lo destruye.

Felizmente, solo es un cuento exagerado, si bien es cierto que Hanuš fue una persona de la vida real, un relojero de Praga, de 1475 a 1497. Por muchos años los expertos creyeron que él había sido el creador del reloj astronómico, pero una investigación reciente reveló que Mikuláš de Kadaň lo construyó para el año 1410; Hanuš lo reconstruyó en 1490. Desde el siglo XVI, su mecanismo se ha reparado y reconstruido varias veces. No obstante, la mayoría de los componentes actuales se han conservado desde la reconstrucción de 1865.

Al final de la segunda guerra mundial, el ejército nazi prendió fuego al antiguo Ayuntamiento cuando se retiraba de Praga, por lo que el reloj quedó muy dañado. Después de la guerra se analizaron dos de las principales propuestas para su restauración: devolverle la apariencia original o ponerle nuevas esferas y figuras con un simbolismo absolutamente diferente. En Praga, el pensamiento ateo estaba ganando terreno, y las representaciones de los apóstoles no eran del agrado de las autoridades comunistas. No obstante, antes de que se llegara a alterar el diseño del reloj, tres maestros relojeros demostraron que era posible su reparación, por lo que recuperó el aspecto que tenía antes de la guerra. Por eso hoy en día todavía vemos un avaro, un esqueleto, un turco y a los apóstoles, en lugar de, digamos, un carpintero, un albañil, un sastre y una lavandera.

Por fin, el gallo canta

Aunque son doce apóstoles los que desfilan en la procesión del reloj astronómico, algunos detalles en realidad no son bíblicos. Judas Iscariote y Santiago el hijo de Alfeo han sido reemplazados por Pablo y Bernabé, pero a estos últimos la Biblia no los cuenta entre los doce (Hechos 1:12-26). Además, cada apóstol tiene una aureola alrededor de la cabeza, símbolo pagano que no usaban los primeros cristianos.

Después que la última figura apostólica hace su aparición, un gallo de color dorado canta encima de las ventanas. Suena la hora, estas se cierran, y la multitud empieza a dispersarse. ¿Le gustaría ver todo de nuevo? Bien, pues tendremos que esperar una hora. Mientras tanto, podemos estudiar la carátula de este reloj, que durante casi seiscientos años ha atraído visitantes al antiguo Ayuntamiento de Praga.

[Ilustración de la página 17]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

LA ESFERA ASTRONÓMICA

Hora actual: 12.57 de la tarde

Puesta del Sol: 5.21 de la tarde

[Ilustración de la página 18]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

EL DISCO DEL CALENDARIO

La fecha señala el 1 de enero

[Ilustración de la página 16]

La Vanidad y el Avaro

[Ilustración de la página 17]

La Muerte y el Turco