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Criaturas voladoras de las profundidades

Criaturas voladoras de las profundidades

Criaturas voladoras de las profundidades

PLANEAN con elegancia en las aguas costeras así como en mar abierto en torno a las islas. Se hallan en los fondos marinos, tanto fríos como templados, y hasta en algunos lagos y ríos. ¿De qué hablamos? De las rayas, criaturas de las profundidades que dan la impresión de volar.

Pero no es necesario ser buzo o pescador para disfrutar del hermoso vuelo de una raya, ni siquiera tiene uno que meterse al agua. Bart, que es biólogo marino, dice que con frecuencia la gente que va a la playa se lleva la agradable sorpresa de ver a estos animales “alados” cuando saltan fuera del agua.

Las rayas se dividen en cientos de especies que difieren en tamaño, desde unos pocos centímetros hasta varios metros. Se les nota el parecido con su pariente, el tiburón. A diferencia de la mayoría de los peces, las rayas fertilizan sus huevos dentro del cuerpo de la hembra. Ciertas especies los expulsan una vez fecundados, mientras que en otras, los huevos eclosionan en el interior de la madre, que da a luz crías vivas: réplicas en miniatura de sus progenitores.

Entre las variedades más conocidas de estas criaturas de esqueleto cartilaginoso están las rayas venenosas, que disponen a ambos costados de una aleta que va desde la cabeza hasta la base de la cola, lo que les da forma romboidal, circular o de cometa con cola. Su cuerpo aplanado ofrece muy poca resistencia al agua. El movimiento ondulatorio de sus aletas las impulsa por los mares, dando la impresión de que vuelan sin el más mínimo esfuerzo. Cuando no están nadando, yacen ocultas en el lecho arenoso del mar.

Las rayas venenosas tienen los ojos en la parte superior de la cabeza, y la boca en la inferior. Pueden arremeter contra las almejas, ya que poseen dientes duros y una fuerte mandíbula. Puesto que los mariscos son su comida predilecta, su presencia en los criaderos de ostras resulta desagradable. Las rayas mismas son comestibles y a veces se utilizan en algunas recetas de cocina en lugar de los moluscos.

El nombre de “raya venenosa” se le ha dado por su larga cola dotada de aguijones por la parte superior, con la que es capaz de infligir una dolorosa picadura con veneno si la pisan, si no se la maneja con cuidado o si se ve amenazada por algún enemigo. Es frecuente que el aguijón se quiebre en lo profundo de la herida, por lo que resulta difícil sacarlo y tal vez cause una grave infección si la lesión no recibe el tratamiento adecuado. En el caso de que le pique una raya, lave la zona con abundante agua, incluso del mar si es necesario. En cuanto le sea posible, sumerja la herida en agua tan caliente como pueda soportar, pues esta destruye el veneno y alivia el dolor; acuda al médico sin demora.

A pesar del temor que pudieran infundir las rayas venenosas por su cola provista de espinas aserradas, en general no son agresivas, y normalmente la usan solo si se ven amenazadas. Bart, de quien hablamos al principio del artículo, descubrió que son bastante pacíficas cuando él y su esposa nadaban cerca de ellas en las islas Caimanes, en un lugar donde se sabía que se podía dar de comer a rayas inofensivas. Él relata: “Estábamos de rodillas en el fondo del mar, a unos cinco metros de profundidad. En cuanto nos pusimos a ofrecerles alimento, las rayas venenosas nos rodearon. Creo que había unos treinta o cuarenta especímenes de todos los tamaños cercando a nuestro grupo. Empezaron a nadar suavemente en busca de comida desde nuestras rodillas hacia arriba, por delante y por detrás de nosotros y por encima de nuestra cabeza; hasta nos daban golpecitos para que les diéramos siquiera un trozo de comida. Fue increíble ver lo dóciles que son estas criaturas. Incluso nos dejaban acariciarles la panza cuando pasaban sobre nosotros”. Bart dice que estas rayas se han amansado tanto que no se ha informado de ningún ataque en todos los años que la gente ha nadado entre ellas.

Los que no somos buzos experimentados podemos disfrutar de las rayas en aguas menos profundas, o en los acuarios que existen alrededor del mundo. Muchos de ellos tienen estanques con rayas venenosas donde se permite acariciarlas. Por precaución, a estas se les han quitado los aguijones. Ron Hardy, propietario del Gulf World, de Panama City (Florida, E.U.A.), relata: “Uno de los mejores ejemplos del éxito de las exhibiciones con animales vivos es nuestro estanque de rayas venenosas. Se nota que la gente les tiene miedo, hasta fobia. Pero hay que ver cómo cambian de opinión al escuchar nuestra narración y enterarse de la verdad sobre ellas. Después que las tocan, empiezan a admirar su elegancia y belleza. De hecho, hay quienes se pierden el siguiente espectáculo, el de los delfines, con tal de seguir en contacto con ellas”.

Esperamos que su recelo haya disminuido ahora que ha aprendido algunos detalles sobre las rayas. No obstante, recuerde que muchas veces están escondidas en el fondo arenoso de las aguas templadas poco profundas. Por lo tanto, cuando camine por esos lugares, arrastre los pies en lugar de levantarlos, de modo que advierta a las rayas de su presencia; así no las pisará y evitará el picotazo de esta hermosa criatura voladora de las profundidades.

[Ilustración de la página 16]

Raya venenosa

[Ilustración de la página 16]

Se nota que la gente les tiene miedo a las rayas venenosas, pero su actitud cambia cuando se enteran de la verdad sobre ellas

[Ilustración de la página 17]

Mantarraya

[Reconocimiento]

© Francois Gohier/ Photo Researchers